| Título: La Corona de la Soberanía (IV) Autor: Guillermo Moreno Portada: Ernesto Treviño Publicado en: Septiembre 2016
Con Aquaman perdido en Skartaris y Mera luchando contra los auritas en las fronteras del reino ¿quién queda para defender Atlantis cuando una nueva amenaza aparece a sus puertas? Tempest lo hará aunque los propios atlanteanos no lo quieran!!!
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El
mar es mi madre y mi padre. Asi que no importa dónde vaya en él pues
estoy en mi hogar. Soy el rey de los siete mares. Esa es mi herencia.
Esa es mi responsabilidad. Yo soy
Creado por Mort Weisinger y Paul Norris
Resumen de lo publicado: Con su gobernantes Aquaman, de viaje en Skartaris en busca de la mítica Corona de la Soberanía, y Mera, enfrentándose a los auritas en las fronteras del reino, la ciudad de Atlantis ha quedado bajo la protección de Vulko. Pero pronto él se encontrará superado por las circunstancias cuando un nuevo enemigo aparece a sus puertas. Solo la oportuna llegada del joven Tempest arroja un halito de esperanza a tan comprometida situación....
La cueva se cubrió de una luz amarilla mientras la figura colocaba sus manos sobre la esfera de obsidiana. Se fue haciendo más intensa, mientras él se carcajeaba. La sintió tibia y suave al tacto, totalmente distinto a lo que esperaba. Luego sintió como se hacía gelatinosa y su mano se hundía en ella. Los vínculos de su ser comenzaron a unirse a los de la esfera, con violencia, podía paladear el miedo de aquella entidad.
Cruel es el destino, para hombres y dioses, así que la abrumadora alegría dio paso al miedo. El brillo amarillo fue menguando, volviéndose pálido, para pasar lentamente a un verde, uno intenso y esmeralda. Algo no iba bien, ahora quien sentía miedo era él. Gritó y trató de zafarse de la esfera, pero no tuvo éxito, esta lo atraía hacia su centro, aun peor…. Comenzó volverse solida.
— ¿Qué ocurre?— preguntó en voz alta. No obtuvo respuesta alguna, salvo que el brillo esmeralda menguó hasta que se desvaneció y un tono entre naranja y rojo inundó la cueva. Su cabeza comenzó a arder, tanto como nunca había sentido en los eones que tenia de vida. Luego la escuchó, una voz gutural, profunda y cruel. Una que se carcajeaba con odio, avaricia, que se mofaba de él.
—PENSASTE QUE ERA FÁCIL— resonó aquella voz por todos los átomos que conformaban su ser.
La esfera comenzó a succionarlo hacia su centro. Opuso toda la resistencia que pudo, usó todo su poder; estuvo tentado a invocar a sus aliados, a su hermano y rey, pero no se atrevió, no pudo. Aquella esfera succionaba con fuerza y se volvía cada vez más solida. Aquel era un ente uniforme, sin fisuras y antiguo, que tenía tiempo preparándose para esto.
—ABANDONA TODA ESPERANZA— dijo y Poseidón, hijo de Cronos, Hermano de Zeus, el amontonador de nubes, obedeció sin más.
Skartaris
Aquaman salió de aquella habitación a toda la velocidad que le permitía su cuerpo, al estar extenuado por la batalla y cargar al desmayado Orm. Pero aquel no era su único problema. Algo ocurrió cuando el guardián cayó, pues la torre comenzó a temblar. A medida que Orin bajaba con rapidez, la estructura se tambaleaba y los muros se agrietaban. Temiendo que toda la estructura le cayese encima, pensando lo peor, el Rey de la Atlántida avanzó a un ritmo vertiginoso.
Recordó, por alguna extraña razón, aquella película a la cual Orm había hecho referencia en la sala del trono, y se sintió como el protagonista de la misma, especialmente cuando se percato que, en efecto, la estructura se estaba desmoronando(1). Levantó una plegaria a los Dioses, evocó un pensamiento para sus padres putativos y biológicos, pensó en Mera, en sus hijos vivos y fallecidos, y apresuró, aun más, el paso.
La gravedad jugó a su favor; realmente era más fácil bajar una escalera, aun llevando un saco de hermano resentido. Comenzó a ver la luz al final y aquella alberca por la cual habían entrado, cuando de repente algo ocurrió. Orin se preciaba de ser un excelente telépata, no estaba a nivel de aquellos que era capaces de entrar en las mentes humanas, a aquellos capaces de crear ilusiones, pero lo cierto es que entrar en la mente, poca o mucha, de una animal y doblegar su voluntad no era fácil; tampoco había sido fácil manejar aquella mano mecánica que tuvo alguna vez, pero se había conducido con soltura. Se preciaba de tener buenas defensas mentales, pero nunca tuvo que recibir un mensaje psíquico-mágico cuando estaba desprevenido. Las imágenes lo abrumaron. Había voces, visiones, estaba Machiste y Travis, también una bruja, poco agraciada, y una advertencia: un viejo, un ente extraño se dirige a la torre. Un asesino va a por ti.
Aquello llegó a tiempo, pero no fue tan sutil, así que el dolor lo azotó como una buena bofetada. Dio un traspié y la gravedad lo ayudo a terminar el recorrido, con saco de hermano resentido y todo.
Poseidonis. Reino de Atlantis
—Así que la nobleza de Atlantis se negó a ayudarlo, maestro Vulko.
—En efecto, Tempest.
—Ya veo.
— ¿Cómo están Dolphin y Cerdian?
—Muy bien— Garth sonrió— en un sitio seguro. Ella cada vez más bella, y el creciendo sano y fuerte. Ahora, ¿la Reina y Aquaman están en misiones diferentes(2)?
—En efecto, y el Rey con su hermano Orm(3).
— ¿Orm? ¿Los dejaste ir juntos?
—No había opción alguna. El joven Orm tenía las respuestas a todos nuestros problemas
— ¡Maldición! Seguro los causo él.
—Lo dudo, joven Garth.
—Bueno, espero que Aquaman llegué con bien, y ya hablaremos de ello. Ahora ponme al tanto de los nobles veleidosos.
Reunir a los milicianos fue sencillo, la sola presencia de Garth y su prestigio sirvió como elemento de cohesión. Una vez transformado en un solo grupo, realizaron un rápido barrido de la zona, consiguiendo apenas resistencia. En poco tiempo, Vulko se dio por complacido y avanzaron a la Ciudad.
El consejero y el joven no se esperaban lo que les recibió. La ciudad estaba en caos y un ejército de nobles acampaba a las afueras, estaban prestos y armados, pero sobre todo, se negaba a reconocer la autoridad del regente.
—Los nobles se han sublevado— masculló Vulko sorprendido.
—Todo esto concuerda con su negativa de acompañarte.
—Mira, ese es el sacerdote que despotricaba de Su Majestad.
—Bien, caso resuelto.
— ¿Qué harás?
—Parlamentar y, cuando refuten mis argumentos, usare la diplomacia del puntapié
Skartaris
Le dolía el orgullo y, a pesar de lo denso y resistente que era, también el trasero. Aquaman se puso de pie, revisó que la bolsa con la corona estuviese allí y luego le echó un vistazo a su hermano. Orm volvía lentamente en sí y el rey se preparaba para dar una respuesta mordaz cuando de repente del agua surgió una extraña figura. Parecía un anciano, de aspecto siniestro y repugnante, envuelto en una gran manta negra, una que se movía como si estuviese viva.
—Mi señor estará complacido, cuando les lleve sus cabezas y los tesoros que traéis con vosotros.
—Por todos los diablos. Me duelen hasta los dientes.
—Dímelo a mí.
— ¿Quién es el anciano?
—Ni idea, una especie de brujo del mar.
—Mi nombre es Nereo— gritó hecho una furia mientras se elevaba y parecía ocupar todo el espacio. Los muros crujieron y Aquaman recordó el derrumbe.
—No tengo tiempo para estos juegos. Orm toma, lánzate al agua, huye.-dijo arrojándole su bolsa.
— ¿Quién murió y te hizo rey?
— ¿En serio?
—Te odio.
—Calla y vete.
Magullado y ofendido, pero consciente de que sería de poca ayuda, el Amo de Océano obedeció, sin rechistar, a su hermano. Recordó que había una mujer y un reino esperándolo en la tierra. Nereo reaccionó ante el acto de escapismo de Orm con rapidez, lanzando un gigantesco tentáculo contra el villano, pero este fue más rápido. Aquaman, por su parte, aprovechó la distracción y, con la velocidad del rayo, saltó hacia su rival. Giró en el aire con gracia y le conectó una fuerte patada en el rostro al anciano. El impacto fue tal que las murallas, ya adoloridas y agrietadas, se quejaron con vehemencia.
Nereo se estampó en el muro y Aquaman fue repelido y realizando una voltereta de nuevo, una que avergonzaría a los mejores clavadistas del mundo, cortó las aguas con delicadeza y precisión. Ya en su elemento, el Señor de los Siete Mares se sintió a gusto y comenzó a nadar con premura. Elevó de nuevo una plegaria a los dioses, mientras veía y escuchaba como los trozos de torre entraban en el agua.
No tuvo tiempo de ubicar a Orm cuando Nereo apareció a su lado transformado en algo mitad hombre-mitad pulpo. Con rapidez lo atrapó con varios tentáculos. Orin se resistió, pero el anciano tenía una presa de acero. Aquaman hizo un acopio de fuerza y trató de empujarlo hacia el fondo, pero el demonio se resistía. Cuando pensaba que no tendría otra salida, observó un destello dorado.
La descarga de energía del tridente de Orm calentó las aguas, dotándolas de un olor y sabor nauseabundo; era como viscoso, como cuando los hombres de la superficie contaminan las aguas con petróleo y otras males. Arthur sintió nauseas, y casi se desmaya pero, para su suerte tuvo suficiente entereza. Quien no demostró lo mismo fue Nereo que lo soltó.
— ¿Estás bien?
—Te dije que te fueras
—Alguien tenía que salvarte
—Lo tenía bajo control
—Si Luisa— replicó Orm— ¿Así es que se llama esa periodista(4)? Como sea, no podía dejar a mi acompañante(5)…
— ¿Perdón?
—Tranquilo, Aquaman…. Estas hablando con el Amo.
La frase de Orm quedo en el aire cuando un furioso Nereo, ahora transformado en una especie de ballena con muchas crestas y cuernos, lo embistió.
—Este cambiaformas será difícil de derrotar. —dijo Aquaman
Poseidonis. Reino de Atlantis
Como lo había predicho, los nobles se negaron a escuchar sus argumentos y, con tristeza, Tempest tuvo que pelear; aunque la suerte le sonrió porque los hombres de la nobleza se negaron a levantarse contra los milicianos y Garth. La solución sorprendió al regente: se enfrentarían a un juicio por combate.
A pesar de que, al principio, le escandalizó, a Vulko le pareció luego una buena idea. Garth, ahora conocido en la superficie como Tempest, había sido un héroe a tiempo completo, además del aprendiz y protegido de Aquaman. Pocos, dejando de lado a los miembros de la guardia real y al mismo rey, podrían hacerle frente como iguales al chico. Así que cuando vio al campeón de los rebeldes, armados con una espada y armadura, no se preocupó.
—No será un duelo a muerte— dijo el líder de los nobles secundado por el sacerdote.
—Pero quien pierda será severamente sancionado— replicó Garth
—Estamos de acuerdo.
—Vera que nuestro es el derecho, pues nuestro señor nos asiste. El pueblo de Atlantis no ha olvidado la maldición que pesa sobre el chico de áureos cabellos, y el de los ojos lila(6).
Vulko gruño al unisonó con Garth cuando le recordaron las supercherías de los viejos tiempos.
—Sea—dijo Tempest mientras se preparaba
Skartaris
Aquaman sintió aquellas mentes frías, hambrientas y reptilianas, esperando una leve provocación. La primera vez que vino a Skartaris no había dudado en usarlos. Aquel era un universo suspendido en el tiempo, donde el sol no se movía, y donde los dinosauros y los grandes reptiles, extintos en la tierra, aun hacían de las suyas por aquí(7). Rápidamente lanzó su voluntad hacia ellos; apenas le costó doblegarlos, pues los animales, hambrientos y territoriales, ya estaban sintiendo la urgencia de intervenir. Lo único que tuvo que indicarles, es quien era la verdadera presa.
Orm, más violento y con menos tacto que Aquaman, estaba luchando con Nereo. Éste la tenia difícil, pues el Amo del Océano era cada vez más salvaje y dañino, obligándole a cambiar de formas una y otra vez. Cuando era un pulpo, no golpeaba los tentáculos, los arrancaba de cuajos; cuando asumía la forma de una orca o un tiburón, las aletas pasaban a mejor vida… La única ventaja para el es que podía asumir muchas formas y que estaba lejos de agotarse.
—Muérete— gritaba Orm mientras arrancaba otro brazo al ser— ¿Por qué no te mueres de una vez?
Nereo comenzó a reír con fuerza, cosa que exasperaba aun más al hermanastro de Aquaman.
—Pierde toda es…
No terminó la frase pues dos gigantescas figuras de cuello largo y afilados diente lo tomaron por dos partes diferente de su cuerpo y, para su sorpresa y la del Amo del Océano, cada una jaló para sus extremos.
Sangre y vísceras, saltaron por todos lados… todo se volvió rojo.
—No debo molestar a Orin, no más de lo debido— masculló Orm.
Poseidonis. Reino de Atlantis.
Garth dejó que el campeón de la nobleza lo atacara primero. Quería medirlo, ver de lo que era capaz. Esquivó uno que otro golpe de espada y revés. Se percató que sus armas eran mágicas, especialmente cuando lo atacó con una descarga de energía proveniente de sus ojos y el escudo del campeón resistió.
“Esto se pone interesante” pensó mientras media a su oponente. Atacó de la misma forma una y otra vez, hasta que se aburrió. Concentró su voluntad y poderes en las aguas de alrededor, y comidiéndose un poco, lanzó sendos chorros de agua caliente contra su enemigo. Esta vez el escudo no resistió y el campeón, abrumado por el calor, se desvaneció.
— ¡No! ¡Maldito! Veis, es un brujo. Ha usado una artimaña.
—Ha ganado en buena ley— replicó Vulko.
—No aceptéis ese resultado, mi señor
—Vuestro Dios ha hablado, sacerdote— el regente señalo a los nobles y el ejercito— Rendíos y desbandaos
—Me niego— gritó el sacerdote de nuevo, mientras su voz se volvía gutural y su masa aumentaba. La otrora suave y nívea piel estalló para darle paso a una piel escamosa y verde.
— ¿Qué demonios? — gritaron los soldados y nobles, mientras el suelo temblaba.
—Es la hora de mi señor, es la hora del juicio.
El otrora sacerdote, ahora una especie de hibrido entre atlante y aurati arremetió contra Vulko. Tempest lo detuvo embistiéndolo. Lo empujó a gran velocidad (a una que solo Aquaman, Mera y él podía alcanzar) llevándolo a un sitio cómodo para luchar. Una vez allí le propino una serie de potentes puñetazos, los cuales el ente replicó. En pocos momentos, atlante y aberración estaban envueltos en una danza de golpes y rasguños con la sangre carmesí nublando todo.
Minutos después, todo se calmó…. Un destello purpura inundó los alrededores y un magullado Garth abandonó la nube escarlata.
—Un presente mi señor— arrojó la cabeza cercenada del sacerdote a los pies del noble— espero que os guste mi regalo, espero el vuestro.
—Yo solo era una víctima…
— ¡Claro todos lo éramos! ¿Y bien?
—La ciudad es vuestra, mi Señor Garth— la nobleza y sus ejércitos, se postraron ante Tempest
Skartaris
Le dolía todo el cuerpo, estaba agotado y hambriento. Por eso, cuando Machiste le dio aquella pieza de carne de lagarto asada, no dudó ni un segundo en devorarla. Se percató de que Orm pasaba por lo mismo, pues no se quejó. El silencio lo abrumó todo durante un buen rato. Los cuatro hombres alrededor de la hoguera se dedicaron a dar cuenta de las provisiones.
Al cabo de un rato, Travis no dudó en romper el cielo.
—Dime Arthur ¿Cómo está la Tierra? La última vez que nos vimos, recuerdo que te dije que cuando estuve allá unos pandilleros me confundieron con ese tal Oliver(8). ¿Cómo esta él?
—Bien, metido en problemas, de faldas y con el crimen.
—Ya veo, no me esperaba nada diferente.
— ¿Qué hay de los deportes?
—Los Cubs no han ganado la serie mundial. Los Rogues de Gotham apalearon a los Meteoros de Metropolis, y los Ángeles de Coast City tuvieron una jornada dura con los Stags de Star City— replicó el Amo del Océano.
— ¿Cómo sabes eso?— preguntó estupefacto Aquaman.
—La cultura general no hace daño— respondió mientras Travis y él se reían a carcajadas.
La oscuridad cedió lentamente, como si fuera un ente vivo, como si estuviese tomando forma. Al cabo de un rato, se condesó y tomó una forma inusual, al menos para alguien de la superficie. Aquella criatura que salió de la cueva era una especie de ser cruce de un pez gigantesco y rechoncho con un pulpo.
La luz y los sonidos le molestaron. Lleva durmiendo eones, no estaba acostumbrado a un cuerpo físico, y la entidad que había absorbido no cooperaba. Se detuvo, le transfirió todo el dolor que pudo, y esa se doblego. La alegría lo invadió y sus escamas brillaron rosas, azules y luego se volvieron de un intenso tono naranja.
Al cabo de un rato, que para él pareció una eternidad, sintió el agua que lo rodeaba, y a través de ella extendió su mente, buscó a sus hijos…. Los encontró, pobres, huecos, tristes y abusado por los demás que habitaban el mundo marino.
“Mi pobres auratis” pensó y sus escamas se volvieron purpura, para luego pasar a un rojo, uno tan fuerte que hizo hervir el agua alrededor. ”¡Es hora de la venganza!” transmitió mientras extendió su mente y dones a través del mar. “Es hora de que se vuelvan los depredadores que siempre han sido; pues su padre ha despertado de un largo sueño para reclamar lo que es suyo. “
Ante estas palabras, todo el océano se convulsionó.
Continuará…
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Referencias:
1 .- Hace referencia a Raiders of the Lost Ark (o Indiana Jones y el Arca Perdida) y su famosa escena del protagonista corriendo delante de una gigantesca esfera de piedra.
2 .- Mera se encuentra enfrentando una invasión por parte de los Auratis (otro pueblo que mora en la profundidad de los mares) tal y como hemos visto en capítulos anteriores.
3 .- Vale, el Amo del Océano es técnicamente su hermanastro, pero le perdonaremos a Vulko esta pequeña imprecisión ;)
4 .- ¿Una referencia Luisa (Lois) Lane?
5 .- "Sidekick" nunca tuvo una traducción lo suficientemente correcta ^__^
6 .- Tanto los cabellos dorados de Aquaman como el peculiar color de ojos de Garth son síntomas de una poderosa maldición dentro del folklore atlante. A pesar de eso, ambos personajes han terminado demostrándose como excelsos campeones para su pueblo.
7 .- Os remitimos a nuestro artículo sobre Warlord y su mundo para que comprendáis qué es Skartaris.
8 .- Ver Green Arrow vol.2 #27-28. Warlord fue creado por Mike Grell y es indudable el “extremo” parecido entre el guerrero de Skartaris y el Arquero Esmeralda, que ha sido objeto en muchas ocasiones de “bromás muy fáciles”
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