Iron Man nº05

Título: Bajo cero (V)
Autor: Francesc Mari
Portada: Juan A. Campos
Publicado en: Septiembre 2016

Nueva York ha recibido un nuevo ataque. Una misteriosa explosión ha hecho temblar los cimientos de media ciudad, mientras una nube blanca de polvo helado cubre un misterioso edificio del que surgirá una criatura que solo Iron Man podrá detener.
Un elegante millonario, playboy, extraordinario inventor y un poderoso industrial, es Tony Stark... Pero cuando se viste su metálica armadura, se convierte en la más poderosa máquina luchadora del mundo
Creado por Stan Lee, Larry Lieber, Don Heck y Jack Kirby


— ¿No cree que ha trabajado suficiente? —preguntó J.A.R.V.I.S.

— ¿Eh? ¿Qué? —preguntó Tony con voz pastosa levantando la cabeza de la mesa en la que la tenía recostada.

Señor, después del esfuerzo que ha realizado hoy, ¿no sería mejor dejar el trabajo para mañana?

—No, no —respondió Tony mirando a su alrededor, todavía sorprendido, con la cara surcada por las falsas cicatrices producidas por dormir sobre la superficie grabada de la mesa—. Debo terminar estos antes de que…

El sonido de una potente explosión interrumpió lo que el soñoliento Stark iba a decir. Lo que fuera que había explotado había hecho temblar el edificio completo, al igual que todos los que tenía alrededor. Inmediatamente después, centenares de alarmas saltaron pitando en el silencio de la noche teniendo, como acompañamiento, decenas de perros ladrando y otros tantos niños berreando.

—Antes de algo así —concluyó Tony habiéndose despertado por completo, aun sintiendo como un pitido traspasaba sus tímpanos.

La cara de J.A.R.V.I.S. lo miró con cinismo, pero enseguida cambió la expresión por lo más parecido al miedo que podía sentir el asistente electrónico.

Señor, se detectan picos de bajas temperaturas en Brooklyn.

—Vamos, no me jodas —protestó Tony levantando lo brazos—. Pero si lo hemos encerrado esta mañana. Las cárceles de S.H.I.E.L.D. son una mierda…

Siento contradecirle, pero, si bien los patrones de temperaturas son similares a los producidos por Ventisca, son cuatro o cinco veces más extremos —explico J.A.R.V.I.S. —. Es como si…

—Como si Ventisca se hubiera hecho un hombre —dijo Tony con sarcasmo interrumpiendo a su mayordomo.

La cara digital de J.A.R.V.I.S. sonrió levemente, como si hubiera comprendido la broma de Tony. A pesar de que había sido idea suya, faltaba mucho para acostumbrarse para que una cara digitalizada de Pierce Brosnan interactuara con él. Hasta cierto punto, resultaba siniestro.

—Bueno, será cuestión de ir a ver qué sucede, ¿no? —preguntó Tony sin la intención de recibir respuesta, a la vez que se levantaba pesadamente de la silla que le había servido de cama.—Prepara la Mark VI…

Siento decirle, señor, que la armadura no está operativa. Creo que debería ser consciente de ello —contestó J.A.R.V.I.S. interrumpiendo la habitual orden de Stark.

—Entonces, ¿cuál crees que es la más apropiada para esta ocasión? —preguntó el multimillonario con condescendencia.

La Mark XXIII —contestó el mayordomo con firmeza.

— ¿La XXIII?

También apodada como la «Picahielos» —explicó J.A.R.V.I.S. cargando en el ordenador más cercano la ficha y el estado de la mencionada armadura.

— ¿Qué? Yo preocupado por arreglar el sistema de temperaturas y resulta que tenía una armadura perfecta —protestó Tony.

Tras un segundo observando la pantalla del ordenador, Tony apretó la confirmación y miró hacia el resto del «hangar». Se oyó un suave zumbido metálico y contempló como las plataformas en las que había las armaduras se desplazaban para que la «Picahielos» se pusiera en primera fila.

— ¿Por qué no me has dicho esta mañana la existencia de esta armadura? —preguntó ofendido Tony acercándose al lugar donde descansaba la Mark XXIII.

Esta mañana desconocíamos a que nos enfrentábamos, además usted ha sido muy claro en utilizar la Mark VI —respondió J.A.R.V.I.S. —. Además, he presupuesto que usted conocería al detalle todas las unidades que hay en el «hangar». Bien que las trata como sus hijos.

—No seas tan malo, J.A.R.V.I.S. —dijo Tony con una sonrisa antes de introducirse en el interior de la «Picahielos».

La Mark XXIII era uno de los pocos modelos que no era de color rojo y dorado, siendo de color azul y plata. La figura era más estilizada, pero, a diferencia de las otras, tenía los brazos reforzados para que se pudiera utilizar los dos grandes picos que se desplegaban desde sus antebrazos, destinados a romper el hielo. Además, estos complementos, contaban con un doble apoyo para hacer su trabajo. Por un lado había un circuito que calentaba el metal para que pudiera fundir el hielo, y, por el otro, una unidad de láseres extremadamente potentes, estaban dispuestos para realizar cortes más profundos y precisos. Y, como no podía ser de otro modo, toda la armadura estaba configurada y protegida para soportar muy bajas temperaturas, hasta umbrales no concebidos en la Tierra.



Cuando la armadura terminó de encajar alrededor de su cuerpo, Tony dio unos pasos moviendo los brazos en círculos como si comprobara que la armadura era de su talla.

—J.A.R.V.I.S. abre…

El «Óculo de los Dioses» —dijo el mayordomo interrumpiéndolo—. Inmediatamente, señor

Antes de que la salida del «hangar» estuviera del todo abierta, Iron Man activó los repulsores de sus botas y salió disparado por la abertura a la vez que soltaba un grito parecido al de los jinetes de rodeos


La luminosa noche neoyorquina, que se había despertado por una misteriosa y contundente explosión, vio como una estela azulada y plateada cruzaba sus cielos dejando un rastro tras ella que la seguía hasta Brooklyn.

La explosión ha tenido lugar en ese edificio —dijo la pequeña cara de J.A.R.V.I.S. en la pantalla interna de la armadura, al mismo tiempo que señalaba un punto del horizonte.

A medida que Iron Man fue acercándose, el vengador dorado pudo ver como, de uno de los edificios más altos de la zona —uno de aquellos viejos edificios abandonados pero que antaño habían sido un hervidero de actividad—, salía una nube blanca de polvo helado que rodeaba el edificio de origen y todos los que tenía alrededor.

—Averigua que había en ese edificio —ordenó Tony mientras daba un rodeo por el aire para lograr tener una visión de conjunto del lugar—. ¡Ah! Y esta vez no me bloquees la visión.

J.A.R.V.I.S. no dijo nada, la pequeña cara dentro del casco de Iron Man quedó sin vida, como si la inteligencia artificial la hubiera abandonado para sumergirse en la red.

El edificio está completamente abandonado, salvo por unas instalaciones en la décima planta —explicó retornándole la vida a la diminuta cara.

Al oírlo, Iron Man estabilizó su vuelo y se quedó volando a cierta altura observando detalladamente la fachada del edificio, origen de la nube de polvo helado.

—Sí, por lo que veo, es en la décima planta de dónde procede la explosión. ¿De qué se tratan esas instalaciones? —preguntó Tony.

CAS: Criogenia Aplicada Shapanka —respondió inmediatamente su asistente.

— ¿De qué me suena ese nombre? ¿Shapanka? —se preguntó el multimillonario.

Gregor Shapanka, hace unos años presentó un proyecto de criogenia a Industrias Stark —explicó J.A.R.V.I.S.

— ¿Y no le apoyamos?

No. Usted mismo se reunió con él y se mostró poco interesado en su idea —contestó J.A.R.V.I.S. como si se lo reprochara.

— ¿Qué pasa? Eran otros tiempos —protestó Tony—. Sin ir más lejos, tú no existías…

La más que posible discusión con J.A.R.V.I.S. quedó interrumpida cuando un fuerte gruñido animal salió del edificio.

— ¿Hulk? —se preguntó Tony al oírlo

Pero lo que vieron sus ojos le confirmaron que no era el gigante escarlata el que había hecho explotar aquel edificio. Entre la nube de polvo, asomándose desde la ventana, había una criatura de características parecidas a Hulk. Sin embargo, no era tan grande, sino que más bien parecía un versión reducida. Además, su piel era de un blanco nuclear y estaba surcada por un centenar de líneas azules. Hasta cierto parecía que aquello, en algún momento, había sido humano, pero ahora, con ese color y carente cabello de cualquier tipo, su humanidad parecía algo de un pasado muy lejano.

Señor, me sabe mal comunicarle que, según los análisis fisionómicos, esa extraña criatura es el mismo Grego Shapanka.

—Pero, ¿qué se ha hecho? —Exclamó Tony—. No es que recuerda su cara, pero si se hubiera presentado con ese aspecto, sin duda, no lo habría olvidado.

Entonces la criatura fijamente hacia donde él se encontraba.

— ¡Mierda! Me ha visto —dijo Tony soltando un gallo.

Señor, usted es un héroe y no debería…

— ¡No! ¡No, no, no, no, no! —exclamó Tony interrumpiendo a J.A.R.V.I.S. al ver lo que le venía encima.

La criatura realizó un potente salto que lo hizo volar desde la fachada desintegrada del edificio y se acercaba a Iron Man, dispuesto a llevárselo por delante. Tony no tuvo tiempo de reaccionar, que el supuesto Gregor Shapanka lo placó con dureza, agarrándolo con dos musculosos brazos, y haciéndolo volar directamente contra el arcén de una amplia avenida que había dos calles más allá del edificio que había estallado.

Lentamente, como si los músculos no pudieran levantar el peso de su propio cuerpo modificado, Shapanka se apartó de encima de Iron Man. Cuando estuvo de pie, el monstruo blanco observó desde arriba al vengador dorado que yacía todavía aturdido por el golpe.

—Ya no eres tan poderoso, Tony Stark —dijo Shapanka.

Su voz pronunció aquellas palabras pasando de graves y agudos, como si aquella parte del cuerpo de estuviera del todo controlada o se hubiera visto afectada por el proceso de transformación.

— ¡Levanta! —exclamó la criatura gruñendo a la vez que lanzaba a Iron Man contra una de las farolas de calle de una patada.


Tras el impacto contra el suelo y la patada del mini-Hulk blanco, las alarmas de la armadura habían saltado alertando de los posibles errores del sistema. Iron Man se levantó y se encaró con la criatura que lo observaba desde el otro lado de la calle.

— ¿Se puede que buscas con esto? ¿Qué pretendes? ¿Qué buscas? —preguntó Tony levantando la máscara de su casco, dejando a la vista un moratón en la mejilla y unas gotas de sangre que descendían del labio inferior sobre la barbilla mal afeitada.

— ¡Venganza! —Gritó Shapanka con aquel extraño y variable tono de voz—. Busco acabar con los que me han impedido realizar la investigación de mi vida y me han rechazado a lo largo de toda mi vida por motivos tan estúpidos como la comercialidad de mi producto… Tú serás el primero en caer, después vendrán otros más poderosos, como Hammer y…

—Perdona —lo interrumpió Tony levantando el dedo índice para llamarle la atención—. ¿Me estás diciendo que Hammer es más importante que yo?

La criatura frunció el ceño sorprendido por la pregunta, no entendía que le preguntara por aquello habiendo dicho cosas peores. Antes de que Tony pudiera decir nada más en su defensa y en detrimento de Hammer, Shapanka dio dos largos pasos y lo cogió por la cintura con sus enormes manos, aplastando su armadura.

— ¡Silencio! No eres más que un hombre enlatado —le espetó Shapanka entre diabólicas y enloquecidas carcajadas mientras apretujaba la armadura de Iron Man, para después lanzarlo de nuevo, pero esta vez contra la pared de un edificio.

Dolorido, Iron Man volvió a levantarse y, con la cara más amoratada, sonrió.

— ¡Tú, «CubitoMan 2»! Que me quieras matar te lo puedo perdonar. Además no eres el único, pero compararme con Hammer… ¡Ah, no! Eso no te lo permito —dijo Tony en tono provocador.

Señor, yo no lo provocaría, parece violento e inestable —le recomendó J.A.R.V.I.S. al oído.

—Solo estoy jugando, no te preocupes.

Pero J.A.R.V.I.S. si que tenía porqué preocuparse, cuando Shapanka atacó de nuevo a Tony, lanzándole un potente puñetazo a la espalda, haciendo que soltara un sonoro alarido a la vez que se arrodillaba quebrado por el dolor.

—Ahora en serio —prosiguió Iron Man mientras hacia muecas de dolor—, ¿quién es mejor? ¿Hammer o yo?

Shapanka bizqueó encolerizándose aún más.

— ¡Hammer! —le gritó a pocos centímetros de su cara antes apartarse enfurecido, esperando el momento oportuno para darle el golpe de gracia al pretencioso multimillonario.

—Uy, eso ha sido la gota que ha colmado el vaso —soltó Tony falsamente ofendido, sabía de sobras que él era mejor que Hammer.

—Señor, que pretende hacer ahora… —empezó a decir el mayordomo al ver que Stark tramaba algo.

—J.A.R.V.I.S., dale al play —le ordenó con sequedad.

Señor, ¿está seguro? ¿Pero si apenas queda energía? ¿Cree que es conveniente atacar de ese modo?—La inteligencia artificial acaba de ver lo que Tony tenía en mente

—J.A.R.V.I.S., por favor, te he dicho que le des al play —insistió Iron Man bajando la máscara ocultando su rostro.

El mayordomo no quiso dudar más y, sin decir nada, activó la reproducción de la canción que Iron Man utilizaba cuando pretendía patearle el culo a alguien, por mucho que este fuera un gigantón blanco con venas rellenas de hielo.

—¡IT’S CRIMINAL! THERE OUGHT TO BE A LAW. ¡CRIMINAL! THERE OUGHT TO BE A WHOLE LOT MORE. YOU GET NOTHIN’ FOR NOTHIN’. TELL ME WHO CAN YOU TRUST. WE GOT WHAT YOU WANT, AND YOU GOT THE LUST. ¡IF YOU WANT BLOOD, YOU GOT IT! ¡IF YOU WANT BLOOD, YOU GOT IT! —fue lo que se escuchó amplificado por los altavoces externos de la armadura

Mientras las notas de la canción de AC/DC sonaban a todo trapo despertando a los pocos que pudieran quedar despiertos, Iron Man activó los repulsores de sus botas, pero con los de las manos se mantuvo estático mirando con odio, a través de las dos ranuras de su casco, al monstruo blanco que tenía enfrente, mientras la potencia se acumulaba en sus botas.

—¡IF YOU WANT BLOOD, YOU GOT IT! ¡IF YOU WANT BLOOD, YOU GOT IT! BLOOD ON THE STREET. BLOOD ON THE ROCKS. BLOOD IN THE GUTTER, EVERY LAST DROP. YOU WANT BLOOD… ¡YOU GOT IT!

Y, como siguiendo el trepidante ritmo de la música, desactivó los repulsores de las manos y salió disparado hacia delante, directamente contra el pecho de Shapanka. A medida que se acercaba a su objetivo, Iron Man estiró los brazos hacia delante, expandiendo los picos acoplados a su armadura, calentándolos al máximo, y encendiendo los láseres cortantes.

Una sonrisa apareció en la cara de Tony cuando vio que ganaba velocidad al ritmo de las notas de If You Want Blood (You Got It) de AC/DC.

—Señor, ¿qué pretende hacer? —pregunto J.A.R.V.I.S. con una sorprendente y exagerada cara de preocupación.

Sin responder, Tony hizo que la armadura girara sobre su eje convirtiéndose en un taladro humano que se dirigía inexorablemente contra Shapanka. Antes de que este pudiera reaccionar, el torbellino azul le cruzó el pecho y salió por su espalda a toda velocidad, llevándose por delante entrañas, carne blanca, una sospechosa sangre de color azul.

Al cruzar, Iron Man aterrizó de forma contundente al otro lado y, sin mirar atrás, pudo oír como el gigante blanco caía de rodillas pesadamente en el suelo, para después desplomarse sin vida bocabajo en mitad del arcén. La vida de Gregor Shapanka como supervillano, había terminado antes de empezar.

El enorme cuerpo agujereado del villano quedó ahí tumbado, en medio de la calle. En seguida, fue rodeado por una masa de curioso que querían saber que había sucedido, mientras las sirenas de los servicios de seguridad de la ciudad empezaban a oírse en la lejanía.

Mientras abandonaba el lugar caminado lentamente sin mirar atrás, cubierto por una fina capa de sangre azul y extremadamente fría, la lista de reproducción de Tony había saltado a la siguiente canción, y en sus altavoces se reproducían las notas de Let’s Spend the Night Together de los Rolling Stones:

—Let’s spend the night together. Don’t hang me up and don’t let me down. ¡Don’t let me down! We could have fun just foolin’ around, around and around. ¡Oh my, my! Let’s spend the night together. Now I need you more tan ever…

Mientras se alejaba, la voz de Mick Jagger se fue perdiendo entre los sonidos habituales de la noche neoyorquina.

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