Los Invasores nº10

Título: Visitas inesperadas
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Sergio Calvet
Publicado en: Julio 2005

Tras la batalla en la ciudad celeste, los Invasores se toman un descanso, mientras uno de sus miembros se marcha y reciben una visita inesperada.
El primer grupo que lucho por la libertad durante la segunda guerra mundial. Un grupo que inspiró a generaciones de héroes. Ahora los héroes han decidido volver a primera línea.
Stan Lee y Action Tales presentan a:
Creado por Roy Thomas, Sal Buscema y Frank Robbins


- Todo a punto, señor.

El soldado de I.M.A.(1) manipuló los paneles de control y en la pantalla salieron planos en tres dimensiones de la ciudad. Los cientos de hombres se movían arriba y abajo del complejo, como hormigas en un hormiguero. Sabían que cualquier error estaría sancionado con la muerte. El complejo sub-terraneo se encontraba bajo las montañas rocosas. A cubierto de miradas curiosas y de cualquier sistema de detección.

O eso es lo que pensaban. Caminando por uno de los túneles del complejo se encontraba un soldado que miraba a un lado y a otro. Activo los códigos y una puerta se abrió lentamente. Dos soldados se acercaron a él y le examinaron.

- ¿Qué haces aquí? En estos momentos el amo necesita a todos en sus puestos, esta no es tu sección.

- No, no es mi sección.

El soldado saltó ágilmente por encima de ambos y les golpeó noqueándolos. Se aseguro de que la puerta estaba de nuevo sellada y se quitó la máscara y el traje de soldado, revelando un traje con los colores de la Union Jack.

- Aquí Joey, estoy en la cámara de control de seguridad. Desactivando los protocolos y los sistemas defensivos.

En otro lugar del complejo, una deforme y grotesca figura observaba con sus malignos ojos como sus lacayos lo preparaban todo. Su cabeza era enorme, así como su intelecto y su poder mental. Era el sueño loco que podrían haber tenido en décadas pasadas sobre el hombre del futuro. Un enorme cerebro perverso y maligno que respondía al nombre de Modok.

De pronto, uno de los muros del complejo empezó a bajar de temperatura rápidamente, hasta alcanzar un punto en el que se volvió tan frágil como el cristal. Este estalló en mil pedazos bajo el poderoso puño de Thundra, dejando ver al resto de sus compañeros.

Jack Frost, el Capitán América, Druida, Phestos y la Antorcha Humana.

Lejos de parecer sorprendido, el monstruoso Modok sonrió divertido.

- Estúpidos ¿os creéis capaz de detenerme? Es a Modok a quien os enfrentáis. Y el pensamiento de Modok es muerte.


Todos los invasores notaron como las garras mentales de Modok penetraron su mente y empezaron a gritar de dolor. Phestos manipuló rápidamente un control de su martillo y emitió una señal que hizo que el control mental de Modok desapareciese.

- ¿Qué has hecho?

- Un inhibidor psíquico preparado expresamente para ti. Los juegos mentales son cosas de niños para los eternos.

- Desplegaos para enfrentaros a los soldados. Anthony, Modok es tuyo.

Druida se bajo la capucha y miró fijamente a su oponente. Las miradas de los dos se cruzaron desafiantes.

Dos de las mentes más poderosas de la tierra estaban frente a frente. Una lucha de voluntades que no era fácil para ninguno de los dos, a pesar del efecto del inhibidor psíquico, el poder de Modok era enorme.

Los dos estaban inmóviles, sin parpadear. El que tuviese un momento de distracción perdería este duelo de titanes.

Las armas de los soldados de I.M.A. dispararon a discreción contra el grupo de héroes.

El escudo rojo blanco y azul voló dejando un surco de enemigos caídos a su paso.

Jack Frost los retenía en una prisión de hielo, mientras Thundra se los sacudía como a insectos. Phestos los reducía, no eran apenas merecedores del poder de un eterno. La Antorcha volaba sobre ellos lanzando ráfagas ígneas y fundiéndoles las armas. El verdadero duelo se librara en silencio. Modok y Druida, ambos estaban inmóviles, sin parpadear. El que tuviese un momento de distracción perdería este duelo de titanes.

Un técnico de I.M.A. activó una especie de esfera metálica que empezó a lanzar rayos energéticos, uno de ellos alcanzo de pleno a la amazona conocida como Thundra.

-¡Machos traidores! Solo vosotros atacaríais por la espalda a un enemigo.

Thundra lanzó su cadena intentando atrapar el drone atacante. Este lo esquivó y lanzó más descargas, que esta evito por centímetros. El Capitán América se abalanzó sobre el drone y empezó a golpearlo con su indestructible escudo una y otra vez hasta que este dejo de funcionar y estalló. El héroe abanderado cayo y fue a parar a los brazos de Thundra.

- No te preocupes, Capitán, estas en buenas manos.

- No lo dudo, Thundra.- Dijo con una sonrisa en su rostro.

Thundra dejo a su compañero de equipo en el suelo mientras pensaba que el veterano líder del grupo era una persona de lo más interesante. Un líder nato, un psicólogo capaz de comprender a los hombres bajo sus ordenes, un estratega sin igual. En otro tiempo y otro lugar habría sido rey, de eso tenia ninguna duda.

Dos soldados apuntaban con un arma pesada al androide ígneo cuando una figura golpeó a ambos que cayeron inconscientes.

- Cuida tu retaguardia, Jim.- Dijo Union Jack.

Este le miró con desprecio y siguió luchando con los soldados, si por él fuese, los calcinaría a todos, pero eso revelaría a sus compañeros que no es quien decía ser.

Tanto Druida como Modok seguían inmóviles frente a frente, hasta que el monstruoso líder de I.M.A. se derrumbó. Druida se subió de nuevo la capucha y se volvió a sus compañeros, que ya habían acabado con todos los soldados de I.M.A.


- Parece que no era la mente más poderosa.- Comentó Druida.

Los poderes de Druida no paraban de incrementarse, día a día. Es algo que empezaba a inquietar al Capitán América.

- Bueno, Joey, tu plan de infiltrarte entre las tropas de Modok ha dado resultado.- Dijo Jack Frost.

- Si, hemos atrapado a ese monstruo antes de que experimentase mentalmente con los habitantes de Weiland.- Dijo el Capitán.

Union Jack asintió en silencio. Su mente estaba a kilómetros de allí, en Inglaterra.


Hotchkins llevaba muchos años al servicio de la familia Falsworth. Como su padre antes que él. La tragedia había visitado con frecuencia la vieja y ancestral mansión Falsworth en los últimos tiempos. Sin embargo, Hotchkins no se acostumbraría nunca. No sabia que es lo que le había ocurrido a Lady Jacqueline en su estancia en estados unidos, pero desde que regreso no era la misma. Abrió la puerta de la habitación llevando una bandeja de plata con comida que él mismo había preparado para ella.
- Lady Jacqueline, le he traído la comida. Tiene que comer algo...
- Déjalo encima de la mesita.
Su voz era débil y algo ausente, como si no estuviese realmente aquí.
Hotchkins dejo la bandeja en la mesita y cerro la puerta tras de si. Esperaba que mejorara pronto su señora.
Jacqueline se revolvió entre las suaves sabanas. En su mente resonaban los gritos del barón sangre, sus caricias, sus mordiscos, su violencia. Noche tras noche no dejaba de ver las torturas tanto psíquicas como mentales que le había infringido el vampiro. La depravación sufrida le torturaba una y otra vez. En cuanto cerraba los ojos veía el rostro cruel del vampiro sobre ella.... (2)

Gimió y empezó a llorar intensamente sobre la almohada.


El DK 01 aterriza en la hidrobase con una sencilla maniobra. En la pista se encuentran esperando Valerie Cooper, Walter y Diane Newell, así como como Lykena, la inteligencia artificial compañera del eterno Phestos. Del planeador bajan todos los miembros del equipo, con el Capitán América a la cabeza.

- El regreso de los héroes.

- ¿A despertado ya, Aarkus, Val?- comenta el Capitán.

-Sí. Al parecer en su raza es normal hibernar unos días tras un gran esfuerzo(3). Ahora se encuentra con Laura. (4)

- Curioso aliado este Aarkus.

- Y lo dice un gigante helado de Asgard tamaño mini.- Bromea Union Jack.

- Aunque mis orígenes pueden ser esos, no me considero miembro de su raza, más bien una extraña mutación surgida de ellos.

- Gigante helado o no, me alegro de que estés con nosotros, amigo.- Le comenta el Capi dándole una palmada en la helada espalda a Jack Frost.

- Estábamos preparando una suculenta cena en grupo.- Dice Diane.

- ¿Más marisco? Estoy empezando a echar de menos las hamburguesas... No, mi encanta el marisco, pero Steve y yo pensábamos regresar al apartamento, que lo tenemos algo abandonado últimamente.

- Me temo que yo tampoco me quedo a cenar. Como ya os comente, tengo que regresar a Olimpia, mis hermanos eternos me reclaman.

- Pensaba que te quedarías un tiempo más con nosotros, Phestos. A pesar de nuestras diferencias(5), tu utilidad en el equipo esta fuera de toda duda.

- Tenías toda la razón en lo que me dijiste, Capitán. A pesar de ser un mortal, demuestras ser muy sabio. Estoy seguro de que algún día regresare, nadie podría tener mejores compañeros de armas que vosotros.

- Os echaremos de menos.- Dice Lykena con tristeza.

- No borres esa bonita sonrisa de tu rostro, guapa.

- Eres un encanto, Joey.

Todos se despidieron del eterno y de su compañera holográfica. Observaron despegar a la Dédalo rumbo hacía la ciudad de los eternos. Mientras la nave se alejaba, el eterno no pudo evitar una mirada hacía atrás. Echaría mucho de menos el compartir su destino con estos mortales.

- Hoy hemos perdido un aliado y un amigo.- Comentó Thundra

- Sin duda.- Dice Druida.- Me temo que yo también me ausentare de la cena. Tengo que meditar con los espíritus elementales.

- Parece que la cena estará poco frecuentada.- Dice Valerie.

-Thundra cenara con vosotros, amigos.

- Serás bien recibida ¿Dónde están Frost y Jim?

El capitán América se percató de que Union Jack también se había marchado.

Jim Hammond no pudo contener una carcajada al observar el ahora desierto laboratorio de Phestos. El tener a un miembro de su raza inferior a su lado era algo que estaba empezando a ser demasiado intolerable. A pesar de ser un eterno, en teoría una raza superior, su color le delataba como un inferior a la raza aria.

- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?

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Era Jack Frost. Ese cubito humano no le hacía demasiado gracia a Jim. Le ponía nervioso.

- Recordaba los buenos momentos vividos con Phestos.

- ¿Cenaras con los que se quedan aquí? Yo no me alimento, pero estaré presente. Así puedo conocer mejor a los miembros del grupo que no conozco demasiado. Por que tu y yo ya nos conocemos bastante bien ¿verdad, Jim?

- Por supuesto, Frost, por supuesto...

Joey caminaba por la orilla de la playa, sumido en sus pensamientos. Se sentía culpable por no haber podido evitar que el Barón Sangre hiciese daño a Jackie. Todos, incluido Druida, habían caído bajo el hechizo del vampiro. Eso no le servia de consuelo, ni el que todos los miembros del grupo hubiesen sufrido terribles torturas a manos de Sangre.

Jackie había quedado dañada, más psicológicamente que físicamente. Menudo héroe resultaba ser si ni si quiera podía salvar a la mujer que amaba.

Por si fuese poco, estaba el asunto del pendragón. Al ver a Jackie tirada en el suelo, la ira invadió todo su ser y sintió de nuevo el poder fluyendo por sus venas, durante unos momentos el poder del pendragón le envolvió como antaño y le dio fuezas para acabar con el vampiro. Quizás le quedase una brizna del poder que le infundiera el caballero verde o puede que no lo supiese nunca. (6)

- Joey.

- Steve. Ahora iba a buscarte para ir a la ciudad.

- Piensas en Jackie ¿verdad?

Joey se quedó mirando fijamente a Steve Rogers y después se rió.

- ¿Tanto se me nota? ¿soy tan transparente?

- Desde el primer día me di cuenta de cómo la mirabas, como te cambiaba el rostro cuando estabas a su lado. La manera en que la intentabas proteger. Se lo que sientes por ella, Joey.

- Madre mía. ¿Ella lo sabe?

- Creo que no. Lo interpreta como un cariño familiar. Tu eras el mejor amigo de su hijo, y eres como de la familia.

- Le fallé, Steve. Tenia que haber matado antes a Sangre. Impedir que...

- ¿Acaso crees que no me culpe yo también? Éramos amigos y compañeros mucho antes de que nacieses. Yo os lidero, cualquier cosa que le ocurra a un miembro de ese grupo me afecta, sois mi responsabilidad. Así que no cargues las culpas sobre tus hombros. Nadie pudo hacer nada. Y si alguien tuviese alguna culpa seria mía.

Joey se quedó sin palabras.

- Jackie es fuerte, se recuperara. Lo mejor es distraernos ¿Qué tal una sesión de películas?

- De acuerdo, pero elijo yo. Que la ultima vez me tragué una sesión de películas de gansters los 30 y 40 y me apetece algo más moderno.

- Claro, amigo, tu mandas.


Jim Hammond despertó al sentir el contacto del viento en el rostro. Lo primero que vio al abrir los ojos, fue un insecto gigante que volaba a escasa distancia suya. Se dio cuenta de que el mismo estaba encima de uno. Eran hormigas voladoras. Y a su lado estaba una mujer vestida con n traje que reconoció de inmediato, el del hombre hormiga.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?

- Vaya, guapo, por fin estas despierto.

-¡¿Janet? ¿eres tu?

- ¿Me conoces? ¿En tu mundo también hay una increíble Mujer Hormiga?

- No, allí eres la increíble y maravillosa Avispa.


- Avispa, que curioso... Te he rescatado de las garras de los soldados nazis, guapo y ahora te llevo al cuartel general del escuadrón de los vencedores. Allí estarás a salvo.

- Mi doble nazi me derroto, ahora lo recuerdo... ¿y donde esta él ahora?

- Richards piensa que esta en tu mundo ahora, haciéndose pasar por ti.

- ¿Reed Richards?

- Nataniel Richards. Es nuestro líder. Relájate, guapo, llegaremos muy pronto.

El androide no dejaba de pensar en que tenia que volver a casa y ayudar a sus compañeros. Prefería no pensar siquiera en lo que podría estaría haciendo su versión nazi mientras ocupaba su puesto en los invasores.


Tras la cena y la sesión de películas, Joey había caído rendido ante los brazos de morpheo. Caminaba por la playa, agarrado de la mano de Jackie. Ella le sonreía, y sus ojos brillaban al mirarle, su cabello rubio y largo se mecía con el viento. Ambos se fundieron en un caluroso abrazo, se acariciaron con ternura, se besaron apasionadamente.

- Steve...

-¿Steve?


Joey abrió los ojos, estaba en su habitación, en su cama. Y había alguien a su lado, besándole y pasándole las manos por encima. De un salto salió de la cama y encendió la luz. En la cama, envuelta con las sabanas había una hermosa mujer, con una melena de color rosa.

- Tu no eres Steve ¿Quién eres?

- ¿Qué quien soy? ¿Quién diablos eres tu?

- Bueno, no eres Steve, pero no estas nada mal.

Joey se ruborizo al ser plenamente consciente de su desnudez. Con rapidez se puso un albornoz. La puerta se abrió. Steve Rogers había escuchado las voces y entró rápidamente en la habitación de Joey, temeroso de que algún enemigo hubiese interrumpido el sueño de su amigo.

- Hola, Steve.

- ¡Rachel! ¿Qué haces tu aquí?

- Pensaba darte una sorpresa, pero por lo visto me confundí de habitación... ¿Quién es tu amigo?

- Es Joey Chapman, alías Union Jack. Joey, te presento a Rachel Leighton también conocida como Iguana (7)

Iguana se incorporó, tapándose con la sabana y recogiendo su traje negro y rosa.
- Encantada, Joey. No besas nada mal.- Dijo guiñándole un ojo.

Iguana y Steve salieron de la habitación. Joey se quedo pensativo. Vaya con la antigua compañera de Steve-pensó.

- ¿ No estarás enfadado? O celoso...

- Más bien, sorprendido. Llevo mucho tiempo sin saber de ti y de repente vuelves a mi vida.

- He estado ocupada, y tu también. Un día te vi en un informativo, con tus compañeros Invasores y sentí que debía verte de nuevo. En todo este tiempo yo nunca te he olvidado.

Ella le puso una mano en la mejilla. Steve intento decirle algo, pero ella le silenció con un beso. Steve dudo, pero finalmente respondió a el beso. Ambos se dejaron llevar, como tanto tiempo atrás, como si el tiempo no hubiese pasado para ellos y siguieran en el dulce momento de amor que los unió.

Varias horas después, Iguana se despertó. Steve dormía placidamente a su lado. Se levantó en silencio, tratando de no despertarlo. Se puso una camisa de Steve encima.

Caminó con sigilo por el apartamento. Con una agilidad felina trepó hasta la claraboya, la abrió y salió al tejado. Miró a un lado y a otro, para asegurarse que no había nadie observándole. Se quitó uno de los pendientes con forma de diamante. Pulso un botón apenas perceptible y dijo:

- Primera fase del plan completada, señor.

- Excelente. Mantenme al tanto y avísame cuando empieces la fase dos.

La voz al otro lado del comunicador era fría y con cierto tono de despreció.

- Sí, señor.


Dimensión de Polemachus.

En el trono enjoyado se sentaba un hombre poderoso, la persona más poderosa de esta dimensión. Sin embargo, estaba triste, con la mirada perdida. De un golpe tiro la bandeja de manjares que le traían las sirvientas.

- ¡Visir!

- Mi señor, ¡ya la he encontrado!

La expresión del rostro del rey cambio. Se incorporó y se acercó al anciano.

- Bien, ¡es hora de que Arkón vaya en busca de su esposa! ¡es hora de que me reúna nuevamente con Thundra!

Próximo número: La ira de Arkón!

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Referencias:
1 .- I.M.A., acrónimo de Ideas mecánicas avanzadas.
2 .- Como se pudo ver en el número anterior.
3 .- Cuando oculto la ciudad de las criaturas extradimensionales en Invasores nº7
4 .- Laura es la chica a la que Aarkus salvó de un atracador y con la que esta desde el Invasores annual nº1.
5 .- Por la sustitución de Phestos por un androide en Invasores 7-8
6 .- El poder que tenía cuando pertenecía a los Caballeros de Pendragón.
7 .- Antigua compañera y amante en la etapa de Gruenwald con el Capi.

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