Marvel Spotlight nº01: Hijos de la Medianoche

Título: ¿Quién quiere vivir para siempre?
Autor: The Stranger
Portada: Miguel Ángel Delicado
Publicado en: Noviembre 2005

Algunos de los más aterradores héroes del Universo Marvel se reúnen de nuevo para luchar contra una amenaza que sólo ellos pueden derrotar. 
En la oscuridad acechan aterradores y horribles monstruos. Muchos de ellos buscarán devorarte. Otros, muy pocos, lucharán por salvarte la vida.


La noche cae sobre Nueva Orleáns como una manta vieja ocultando la ciudad bajo una densa oscuridad interrumpida puntualmente por las viejas farolas y los carteles luminosos de los locales nocturnos que han forjado la leyenda de esta ciudad.

Una sombra se desliza con rapidez por los callejones buscando, inmune a las distracciones que ofrece por doquier la activa vida nocturna de la metrópolis, se precipita sobre su objetivo como un halcón sobre su presa. La puerta trasera de un local nocturno salta de sus goznes ante su furiosa embestida manteniéndose vertical durante unos breves instantes y se desploma.

Dos guardias de seguridad armados con automáticas se lanzan contra el intruso disparando al bulto. Éste se propulsa de un salto hacia delante y mientras se eleva por encima de ellos desenvaina una brillante espada con la que decapita a uno de los guardias antes de tocar el suelo. El otro muere un momento más tarde ensartado por la espada. Los dos cadáveres arden espontáneamente dejando dos montones de cenizas como único recuerdo de su existencia. Con la espada de vuelta en su funda cruza el sombrío habitáculo que hace de cuarto trasero y entra en la sala principal del local.

El lugar está lleno de gente sin llegar a resultar molesto. Hay una larga barra americana donde se sirven bebidas caras continuamente, un escenario en el que actúa un grupo de jazz y una docena de mesas repartidas estratégicamente. La luz es difusa, dejando a los clientes en una penumbra permanente. “No les gusta la luz” Piensa el intruso, que irrumpe en la estancia con aire decidido y tras echar un mirada a su alrededor se dirige a una mesa esquivando con soltura a un camarero novato que le mira con indisimulado nerviosismo. En un local como éste la visitas inesperadas son mañas para el negocio.

La mesa está ocupada por un matrimonio entrado en años, que escucha con una atención exagerada anécdotas supuestamente graciosas de abogados a un joven apuesto con pinta de yuppie de los ochenta que les encantaría que fuera su hijo, y no sólo un competente empleado. Distraídos por el yuppie no notan cómo el misterioso visitante se coloca detrás de ellos y saca de su cazadora negra un sobre cubierto de delicadas filigranas.

En la barra, sin embargo la llegada del intruso no ha pasado desapercibida y un guardia de seguridad se encamina con rapidez a la puerta trasera con el walkie talkie en la mano y un sudor frío recorriéndole la frente, ha reconocido al visitante y sabe que su presencia acarreará problemas, sobre todo si viene acompañado.

Sin perder de vista al guardia lanza con suavidad el sobre encima de la mesa de tal forma que aterriza sobre le mantel con suavidad, al lado de un caro cenicero de mármol.

- ¿Interrumpo?- dice con un sonrisa velada en su boca. La pareja de reír en el acto y el abogado queda petrificado.

- ¿Qué haces aquí?- Alcanza a decir el yuppie que empieza a notar cómo se acelera el pulso.

- Verás,-dice el recién llegado tomando una copa de champán de la mesa.- me gustan los locales selectos y me han hablado muy bien de este. Además, no todos los días te ofrecen la vida eterna.

Los rostros de la pareja se descomponen mostrando una mueca de terror. El señor señala con gesto vacilante a su fiel empleado y balbucea:

- Nos dijiste que esto era algo secreto.

- Y lo es, si me disculpan un instante aclararé el tema con este señor.

- ¿Saben que su abogado es un chupasangre? Siempre he pensado que los abogados te exprimen hasta el último centavo, pero este tipo lo hace a conciencia.

- Si lo que quiere saber es si conocemos su condición de vampiro, la respuesta es afirmativa. Y no nos asusta, de hecho pronto nosotros lo seremos también, ¿verdad, querido?

- Sin duda, adiós a la vejez y al inútil de nuestro hijo.

- No deberían juzgar tan mal a su hijo, es más listo de lo que creen, cuando vio la carta dedujo que pensaban dejarle sin herencia e hizo que me llegara la información, verán, soy un experto en vampiros.

- ¿Qué quieres, Blade?-dice un voz detrás de él. Se gira y ve a una docena de guardias apuntándole y en el centro el jefe de seguridad, un antiguo agente de la CIA.

- Buena pregunta, sé que estáis llevando una campaña entre la gente más influyente de la ciudad para ampliar vuestra gran familia feliz, y eso no me gusta. El abogado, intentando recuperar el control de la situación se planta delante de Blade mirándole a los ojos directamente.

- Sigues sin entenderlo, somos el futuro. Con nosotros la vejez y las enfermedades serán cosa del pasado.

- Bueno, es tu punto de vista. El mío es que vosotros sois el fétido resto de un pasado decadente y yo voy a mandaros al infierno,

- ¿Cómo? Te tenemos, Blade.-Mientras dice esto los camareros sacan a los clientes todo lo discretamente que pueden.

- ¿Eso crees?- Dicho esto saca un pequeño dispositivo de un bolsillo y con parsimonia, como si estuviera saboreando el momento lo acerca a su boca y dice: Adelante.

Una explosión sacude el edificio y una llamarada entra en el local desde la puerta trasera. El ruido de varias motos resuena como una tormenta. El primero en entrar es un esqueleto llameante enfundado en cuero negro. Lleva una larga cadena de metal que agita con singular ferocidad. Detrás de él le sigue otro motorista, este humano con una escopeta recortada. Éste último se para y dice: Bonito tugurio.

En una fracción de segundo Blade noquea de un puñetazo al abogado y sale corriendo de la sala ante la mirada furiosa del antiguo agente de la CIA.

- ¿A qué esperáis? Matadlos.- Brama mientras descarga un cargador contra el fugitivo Blade. Las balas fallan por poco y el cazador de vampiros sale del local.

Dentro la pelea estalla, John Blaze, el segundo motorista dispara a quemarropa contra la docena de guardias y vuelca una mesa para usarla de parapeto. Derriba a tres y el resto descarga su fuego contra la mesa y el Motorista Fantasma, que funde las balas con su fuego infernal. Impertérrito los mira y pisa con suavidad el acelerador manteniendo el freno de mano. John Blaze sonríe ante la actuación de su compañero. “Así, haz que se fijen en ti.” Los guardias se separan en dos grupos, unos encaran al Motorista Fantasma y el resto intenta rodear a Blaze, que reacciona al instante disparando su escopeta y lanzando una granada al guardia más cercano. Éste, incapaz de reaccionar estalla en una gran llamarada.

La moto del portador del fuego infernal ruge como un bestia del averno. Suelta el freno de mano y se abalanza sobre sus adversarios blandiendo la cadena. Atraviesa la barrera que forman golpeando a varios.

Fuera Blade despierta al abogado, que mira desesperado a ambos lados buscando una escapatoria.

- Habla.

- Me matarán.

- ¿Qué planean tus jefes? Es algo más gordo que convertir a unos ricachones viejos en vampiros, Y si no respondes te mataré yo.- Para reforzar la amenaza Blade desenfunda la espada y la acerca a su cuello.

- Hablaré.

Muy lejos, en el edificio Tempo, Morbius estudia un informe de un hospital cercano. Gracias a su nueva posición como trabajador de Oracle Inc. Dispone de un despacho y un puesto de investigador bien remunerado. El informe habla de sucesos extraños, la desaparición de personas jóvenes con pocos recursos en toda el área metropolitana de Nueva York, aunque los encargados del hospital sospechan que la situación afecte también a la periferia, y quizás a todo el país.

Los informes detallan como algunos de los desaparecidos fueron encontrados muertos, les habían extraído la sangre y los órganos vitales. Sólo una persona seguía viva, pero su estado era penoso y apenas conseguía recordar nada. Desgraciadamente era la única pista, así que tendría que empezar por ella. Con los informes bajo el brazo el Doctor Morbius sale de su despacho y baja a la calle. Un coche patrulla de la policía le espera para llevarle al centro psiquiátrico donde la tienen internada. La Doctora Kafka le envía saludos.

El viaje es corto. Los policías le conducen a la habitación donde se encuentra la única superviviente. Es una mujer joven, de unos veintipocos años, su rostro está desencajado en una expresión de terror, la mirada es huidiza y sus ojos parecen dos pequeños puntos agazapados en las cuencas, como si se estuvieran escondiendo. El pelo y su cara están sucios. Sus manos tienen heridas visibles, igual que su rostro. Su cuerpo tiembla de forma intermitente, como si sintiera frío pero sólo a intervalos.

Michael Morbius procura acercarse despacio sin hacer movimientos bruscos que alteren más todavía su ya de por sí frágil estado de ánimo. Se sienta en una silla de plástico delante de ella y la mira.

- Ahora estás a salvo, puedes confiar en mí. Si no te sientes segura aquí puedo llevarte a otra parte.

- ¿Qqqquién ereeeessss?

- Soy el Doctor Michael Morbius, he venido a ayudarte,

- Los han matado.

- ¿A quiénes?

- Ellos dijeron...nos prometieron.... pero... querían comernos... inmortales... dijeron....

- ¿Quiénes?

Cierra los ojos con fuerza y abre la boca pronunciando con esmero cada sílaba como si estuviera ante un profesor de la Universidad.

- Falsworth y asociados,

El nombre despierta toda una cadena de asociaciones en la mente de Morbius, Falsworth y asociados es la firma de abogados más importante del estado, entre sus clientes se cuentan los miembros de la clase alta, novelistas, actores, políticos, magistrados...Sus negocios también incluyen cenas benéficas que usan para ayudar a sus clientes. Ahora las palabras aparentemente inconexas de la joven cobran sentido. Alguien de la firma debió prometerles una invitación a una de esas fiestas, en las que podrían codearse con la élite de la ciudad, deseosa de conocer carne fresca, lo que no podían imaginarse era que fuera en el sentido literal de la palabra.

El problema es que sólo era una conjetura, Morbius necesita pruebas más sólidas para imputar a la firma de abogados, desgraciadamente las pruebas escasean. Los cadáveres fueron manipulados de tal forma que es imposible sacar nada incriminatorio de ellos. Lo primero es llevarla a un sitio seguro. La joven vuelve a hablar con dificultad mientras señala con una mano la puerta.

- Elloooos....

Morbius reacciona como un resorte arrojándose sobre ella. La puerta salta de sus goznes. El guardia de seguridad se desploma muerto en el interior de la habitación. Dos vampiros entran acompañados de un demonio con cabeza de león.

- Danos a la chica o muere.

Morbius se levanta interponiéndose entre ella y los recién llegados.

- No sabe nada.

- ¿Me tomas por estúpido? Puede consigas engañar a unos simples vampiros, pero no a mí, por eso he venido, esa joven nos pertenece. Lo haría por el método legal, pero mis amigos no muertos están muy enfadados con ella y un juicio sería muy largo. Sabe demasiadas cosas, aunque su mente no sea capaz de entenderlas tú sí sabrías sacarle partido a esos datos, y no pienso darte la oportunidad de usarlos. Repito mi oferta anterior.

Morbius mira hacia la chica, están encerrados en una habitación de un hospital psiquiátrico, la ventana, ventanuco más bien tiene rejas y la puerta está bloqueada. Definitivamente la situación no puede ser peor.

- Ven a por mí, demonio.

El demonio salta hacia Morbius y golpea con sus dos garras. Éste lo esquiva y contraataca clavando sus uñas en el cuello del demonio. Éste gruñe y se revuelve pero el hijo de la medianoche se separa. Los dos vampiros agarran a la chica. Ella no grita, sólo mira desconcertada a la puerta. Dos estacas de madera surcan la distancia que los separa de la misma clavándose en el pecho de los vampiros, que se desintegran en una nube de polvo.

Un figura humana ocupa la abertura de la puerta. Entra despacio con un aire teatral. Su piel es del color del ébano. Una débil sonrisa deja entrever unos dientes blancos.

- Hola Morbius, me dijeron que estabas por el barrio y decidí pasar a saludarte.

- Gracias por la visita, Blade, saca a la chica, yo me ocupo de la cabeza de león.

- ¿Blade? Interesante, mis amos también te quieren muerto, este día va a ser más productivo de lo que pensaba.

- Pues ven a por mí, tengo una lápida para ti.

El demonio corre hacia Blade que salta por encima de él apoyándose en sus hombros dejando la puerta libre para que Morbius salga con la joven. En el portal de la puerta Michael mira hacia dentro.

- ¿Necesitas ayuda?

- Ponla a salvo, busca al Motorista y a Blaze. Nos separamos para encontrarte.

El demonio intenta atrapar a Blade, pero éste le elude con fintas precisas y le asesta varios tajos con la espada. Morbius y su acompañante corren por los pasillos del centro psiquiátrico sin rumbo fijo hasta que oyen el ruido de una moto. Ante ellos surge el Motorista Fantasma, Frena en seco justo delante de ellos.

- ¿Habéis visto a Blade?

- Sí, está peleando con un demonio.

- Llevadme con él.

- ¿Has encontrado algo?

- Unos vampiros, os estaban buscando. ¿Tú eres Selma Williams? Tenemos que hablar contigo.

-¿Cómo os habéis enterado de esto?

- Descubrimos a una firma de abogados que convierte a sus clientes en vampiros. El hijo de uno de ellos no quería que sus padres se volvieran inmortales y le dejaran sin su millonaria herencia, así que contactó con nosotros. El abogado nos habló de unas fiestas para sus clientes ya transformados en los que se sacrificaban jóvenes. Descubrimos que una persona había sobrevivido y que tú habías sido llamado para atenderla. ¿Y tú?

- Estaba investigando desapariciones, algunos fueron encontrados muertos con signos de haber sido atacados por vampiros. Bueno, ¿y Blaze?

- Recibió una llamada de Hannibal King relacionada con nuestra investigación. Nos encontraremos luego con él.

Mientras hablan recorren el camino opuesto volviendo a la habitación donde les sale al paso Blade con una cabeza de león. En la ropa tiene varios rasgones ostensibles hechos por su difunto adversario.

- ¿Creéis que me pagaran por esto?

- Puedes venderla por E-Bay.

Los tres hijos de la medianoche miran con sorpresa a una súbitamente lúcida Selma Williams.

- Creo que me siento mejor.

El bar es un tugurio de mala muerte con una iluminación deficiente. Los clientes no parecen darle mucha importancia y consumen con tranquilidad sus bebidas en un extraño silencio. En un reservado John Blaze mira con curiosidad al barman, un gordo grasiento que disimula que limpia una jarra descolorida mientras sigue con la mirada a una de las dos camareras, una aspirante a estrella. Hannibal King sonríe y saca un grueso sobre de su chaqueta.

- John, ¿te gustaría vivir para siempre?

- Si es como un vampiro no.

- Una pena. Parece que no todo el mundo es de tu opinión. El abogado con el que os encontrasteis sólo es un apéndice de una gran red que ofrece todo tipo de servicios a gente con suficiente dinero para pagarlos, la conversión en vampiro es sólo el principio.

- ¿Qué más sabes?

- Sé que habéis encontrado a la única superviviente de una de sus fiestas, ella sabe más de lo que cree, no sólo les chupan la sangre, hacen más cosas con ellos, los controlan mentalmente, juegan con ellos. Ocupan sus cuerpos y hacen lo que quieren, cualquier cosa, mientras la víctima observa sin poder hacer nada.

- ¿Tienes información útil o sólo vas a regodearte en lo que hacen esos cabrones?

- En este sobre tengo las direcciones de los principales locales, pero hay un problema, estos lugares no son tan accesibles como ese bar que asaltasteis, vuestra acción ha hecho que cambien su modus operandi. Para entrar en ellos tendréis que para varios controles y necesitáis una invitación, algo que no se puede falsificar, y lo siento muchachos pero ninguno de vosotros es millonario.

- Te equivocas en eso Hannibal, la persona que no dio el aviso era el hijo de la pareja, un millonario deseoso de heredar algún día.

- ¿Y qué os dice que aceptará participar en vuestro juego?

- Me lo dice mi instinto.

- Pues reunámonos con el resto, quiero ver qué hacéis.

- ¿Te unes a nosotros, entonces?

- No eches las campanas al vuelo, pero puede que los hijos de la medianoche vuelvan a actuar juntos.- Al levantarse Blaze se fija en como Hannibal King se toca en el cuello algo que parece un implante de metal fundido.


El lugar es un ático de Nueva York, amplio y con una vista panorámica de la gran manzana. Morbius observa con curiosidad el edificio Tempo, a pesar del tiempo que lleva trabajando en él, le sigue chocando su aspecto ampuloso. El resto de los hijos de la medianoche están charlando o descansando. Hannibal King mira distraído un libro antiguo, mientras Blade y Blaze juegan una partida de póker ante la mirada críptica del Motorista Fantasma.

Las puertas se abren y entra su anfitrión, un joven millonario, Robert K. Westinghouse, con una carta en la mano.

- Les doy la bienvenida a mi humilde morada, debo decirles que su trabajo ha sido impecable, acabo de recibir una invitación de ese misterioso culto que quería alistar a mis progenitores. Me ofrecen la vida eterna, como por otra parte ya se podían imaginar.

- Tengo una duda, ¿cómo supo que sus padres habían recibido una invitación?

- Cuando uno se cría con alguien, sabe interpretar las señales, y bueno, me enviaron suficientes indirectas, que daban a entender que me dejarían sin herencia. Verán, soy su único heredero, y me dijeron que para recibirla ellos tendrían que morir y que no pensaban hacerlo en mucho tiempo.

- Eso no quiere decir nada, nadie quiere morir.

- Debo reconocer que me picó la curiosidad y les empecé a espiar, así me enteré de que estaban en contacto con el abogado que conocieron el otro día, una persona encantadora, y de ahí a descubrir lo que se traían entre manos fue sencillo.

- Yo no me fío de usted, ¿cómo sabemos que usted no pretende lo mismo?

- Hannibal, déjale explicarse.

- ¿Me gustaría ser inmortal? Sin duda, pero no a ese precio. El doctor Morbius y antes Blade me han explicado detalladamente los inconvenientes de ser vampiro, y francamente no me atrae.

- ¿Puede llevar acompañantes?

- Sí, sin embargo deberán ser más discretos, vamos a una fiesta en un templo pagano en Las Vegas, está en un antiguo casino.

- Puede estar tranquilo.

El viaje es rápido, todos guardan silencio y se preparan para el combate. Paradójicamente el más relajado es su “cliente” que consulta en el ordenador portátil el valor de sus acciones.

Morbius lee con avidez los informes obtenidos por Hannibal King, la red de contactos de los vampiros es muy extensa, abarca a todos los sectores sociales: famosos, políticos, actores...Lo que más le inquieta sin embrago es la facilidad con la que han conseguido la información. Aunque Hannibal King es un vampiro debían saber que es un colaborador del Doctor Extraño, de hecho Morbius tiene la inquietante sensación de que ellos quieren que conozcan su poder.

A la entrada del templo les reciben media docena de guardias armados, tras cachearlos y pasarlos por varios detectores entran en el lugar. Una antorchas marcan el camino hacia una altar rodeado de columnas, situado en el centro de la planta baja del edificio. Guiados por unos sacerdotes recorren el sendero mirando a su alrededor. El Motorista Fantasma, que lleva la cabeza cubierta tiene las llamas al mínimo, casi extinguidas, mira con inquietud a las sombras que los rodean. Suena una música suave y el aire tiene un olor a incienso.

En el altar les espera otro sacerdote vestido con ropas más elaboradas.

- Señor Robert K. Westinghouse, sus padres les envían saludos. Me alegra que haya traído a sus amigos, así podrá empezar la ceremonia, como ya saben para adquirir la vida eterna debemos alimentarnos. Sin embargo en el altar no hay ofrendas, ¿saben por qué?

A un gesto del sumo sacerdote los sacerdotes forman un círculo alrededor de los hijos de la medianoche. Por toda la estancia se encienden luces potentes que bañan toda la sala mostrando a una multitud observándoles desde balcones situados en el primer piso.

- Porque ustedes son la ofrenda, no nos engañó señor Westinghouse, no podía, sus padres están con nosotros. Ha traído a unos autoproclamados superhéroes a matarnos y va a pagarlo. Nuestro alcance es mucho mayor que el de estos pobres locos disfrazados. Si cree que le pueden proteger está muy equivocado, lástima que ya no puede remediarlo. Y antes de dejarles con su fatídico destino desvelaré mi última carta, señor Hannibal king, muestre sus verdaderos colores.

Ante la mirada incrédula de sus compañeros King se separa de ellos y se acerca al sumo sacerdote:

- He hecho cómo habíamos convenido, aquí los tienes. Ha sido muy fácil, son unos crédulos. Vieron la zanahoria y no tuve que hacer más, vinieron hacia aquí, creen que sois muy poderosos. No saben que vuestros planes están en fase de desarrollo, y que esa lista es como la lista de propósitos de año nuevo, algo que sólo se cumple en sueños.-Cada vez se acerca más.-No sois más poderosos que cualquier otra secta del montón, en le fondo todos prometéis lo mismo, arreglarnos la vida, y a cambio lo queréis todo. Jugasteis conmigo, me hicisteis chuparle la sangre a gente inocente, bueno, a lo mejor no tan inocente.- Ahora está al lado.-No me gusta que me usen.-De repente se desvanece en una nube de humo y reaparece un instante después con una espada, sacada del altar.- Saluda a tu jefe de mi parte.- la espada penetra en el cuerpo del sumo sacerdote por el vientre saliendo por la espalda. Se derrumba farfullando algo acerca de control mental.

Hannibal King sonríe y se arranca el implante de metal:

- ¿Te refieres a esto? No compre cosas de segunda mano.

El público disgustado con el suceso sale en estampida por los vomiteros. Los sacerdotes se lanzan contra los hijos de la medianoche, que se despojan de sus disfraces.

Blade desenfunda dos espadas con las que decapita la enemigo más cercano, da un salto hacia delante y ensarta a dos que se abalanzaban sobre él. Un cadena pasa por al lado de su cabeza y golpea a un tercero. Blade sonría al Motorista y se tira al suelo entre varios sacerdotes. Gira las espadas casi a ras de suelo cortando tobillos. Os preguntaréis cómo ocultaron las armas, un hechizo de hipnosis, a veces lo más sencillo es lo más eficaz.

Detrás de ellos Morbius y John Blaze protegen a su cliente asestando golpes y disparos por igual a los sacerdotes. Por las puertas entran más y más acólitos de la orden, mientras sus clientes siguen a los guardias más ansiosos que asustados, tras superar la primera impresión. En la primera planta sólo queda una figura embozada que observa la pelea con un aparente distanciamiento. A una señal suya uno de los guardias se le acerca:

- Levadlos al templo de Chiv’rah y sellad las puertas, yo saldré por el pasadizo, pero antes quiero darles una lección.

- Así haremos, los señores Westinghouse han pedido que le deje una marca permanente a su hijo, algo que no olvide nunca.

- Diles que está hecho.

Abajo los cadáveres se amontonan en el suelo mientras Blaze y Morbius llevan al mencionado hijo a la salida. Un demonio con cabeza de león surge de la oscuridad y bloque el camino señalizado por las antorchas. Blade sonríe al verlo y hace una señal a King para ir a por él. Una voz profunda resuena en toda la estancia.

- Habéis derrotado a una pequeña parte de nuestro culto y pagaréis por ello, en especial el que os trajo aquí y el traidor.

Sendos rayos surgen de sus manos e impactan en las caras del joven millonario y Hannibal King, la figura desaparece y el demonio también hace mutis por el foro.

Sin pararse a preguntarse por lo que acaba de suceder reemprenden su camino hasta topar con la puerta cerrada. Paran y ven el resultado del ataque, la cara de su cliente está quemada por completo, habiendo reducido sus rasgos a una masa indefinida, sus manos intentan reconocer su propio rostro pero no alcanzan a tocar nada mínimamente reconocible. Morbius agarra sus manos separándolas de la cara:

- Debemos llevarlo junto al Doctor Extraño, él sabrá que hacer.

- Lo que hemos viste aquí requiere venganza, Hannibal, ¿qué te ha hecho a ti?

- Nada tan dramático, sólo una marca.- Una cicatriz en forma de cruz cristiana adorna su mejilla derecha.

- Debemos salir de aquí ya, si se han largado cerrando las puertas debe ser porque no piensan volver.

El Motorista mira a John Blaze y las llamas que brotan de sus ojos parecen brillar con más intensidad por unos instantes:

- Apartaos de la puerta.

La moto del motorista, una auténtica mole de metal, atraviesa la puerta dejando un sendero de fuego tras ella. Salen por el agujero y suben a sus r4espectivos vehículos alejándose todo lo deprisa que pueden del antiguo casino. Una explosión revienta el edificio cubriendo de cascotes toda la desértica manzana.

Hannibal King mira a Blaze y dice:

- Al final parece que los hijos de la medianoche vuelven a trabajar juntos.

- Sí, tenemos una amenaza en ese culto.

Morbius interviene en la conversación:

- ¿Os habéis fijado en que los sacerdotes no eran vampiros?

- ¿Qué crees que puede ser?

- No lo sé, quizás eran aspirantes a vampiros, habrá que investigarlo.

Blaze sonríe y comienza a tararear Who wants to live forever? de Queen.

FIN


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MARVEL SPOTLIGHT te permitirá jugar con personajes “cogidos” por otros autores y que tienen serie propia en Action Tales. Tan sólo tienes que seguir unas sencillas reglas:
1. HISTORIAS QUE NO REQUIERAN CONTINUIDAD.: Historias icónicas, que el lector no tenga que leerse nada de antemano para entenderla. Tu historia debe de respetar la continuidad del universo Marvel y de Action Tales. Esto no es un “What if?”, las historias deben de estar integradas en el Universo Marvel y deben de poder leerse por separado.
2. DIFERENTES PERSONAJES EN DIFERENTES EPOCAS: Pues eso, se puede escribir historias ambientadas en cualquier época del universo Marvel sobre cualquier personaje o grupo (héroes, secundarios o villanos). Puedes escribir historias ambientadas en la actualidad o en la época en la que Capitán América luchaba en la II Guerra Mundial, Lobezno trabajaba para el gobierno canadiense, los Vengadores Costa Oeste aún continuaban en activo o Hulka era miembro de los 4 Fantásticos… Tú imaginación pone el límite. Sólo recuerda, las historias deben de ser icónicas, sin continuidad por lo que recomendaría encarecidamente que no estuvieran ligadas a “eventos” concretos.
3. NÚMEROS AUTOCONCLUSIVOS: Para favorecer la variedad de la serie, las historias deberán de ser autoconclusivas o como mucho, arcos arguméntales de DOS números. Si tu historia requiere más espacio, lo mejor es que le dediques una miniserie fuera de esta serie.

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