| Título: Cuando los Dioses Caen (II): ¡Hasta los dioses pueden morir! Autor: Miguel Ángel Naharro Portada: David Nones Publicado en: Enero 2006
Prosigue la batalla contra Desak. Thor, Hércules y Leir pueden vivir sus últimos momentos ¡por que hasta los Dioses pueden morir!
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“Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.”
Stan Lee y Action Tales presentan:
Creado por Stan Lee & Jack Kirby
Resumen de lo publicado: Viendo a su marido abrumado por los asuntos de estado, Brighid le dice a su marido que se marché unos días y se olvide de todo. Thor decide irse a Midgard junto a Leir, y allí junto a Jake Olson y Hércules se va de juerga. La fiesta es interrumpida por la llegada de Desak el destructor de panteones que viene dispuesto a exterminar a todos los dioses terrestres.
Desak amontonaba los cadáveres de sus enemigos derrotados. Un monumento a su victoria y a la de
todos los mortales libres de el yugo de sus falsos dioses. Ya nunca más tendrían que postrarse ante los deseos caprichosos de los que hacían sufrir a los débiles. Acabaría con todos los que necesitaban de la adoración y el sacrificio de los inocentes. Nada le detendría en su empeño por acabar con todos los dioses del universo.
El destructor de panteones recordaba como habían acabado sus últimos rivales y sabia que los enemigos que tenía enfrente solo eran el preludio a la gran masacre que llevaría acabo con los distintos panteones terrestres.
El alienígena descargó un tremendo y poderoso golpe sobre el cuerpo de Leir, este se derrumbó en el suelo lleno de cascotes.
- ¡Sangre de Odín! ¡Te enfrentas a mi furia eterna, Desak!
Thor se concentro y de su martillo encantado salieron oleadas de poder asgardiano que sepultaron el titán alienígena. Desak se elevó en el aire y de un rápido golpe de su espada le hizo una herida en el pecho del asgardiano, que empezó a sangrar.
El ver vertida su sangre hizo que la ira se asomase en su rostro.
-¡¡ Yo soy Thor... Y no seré derrotado!!
Mjolnir descargó un poderoso golpe que hizo volar al alienígena. De inmediato se dio cuenta el dios del trueno de que impactaría contra la multitud. Con un gesto hizo desaparecer a todas las personas que se encontraban en la trayectoria del destructor de panteones. Los sorprendidos espectadores reaparecieron en un lugar seguro a varias calles de allí.
Desak impactó contra un autobús, que afortunadamente, estaba vacío en ese momento. El guerrero se incorporó y agarrando con fuerza, levantó sin apenas esfuerzo el vehículo y se utilizándolo como arma golpeó al asgardiano. El autobús se hizo pedazos al chocar con el cuerpo de Thor. Este quedó aturdido por un instante, cuando Desak se iba a lanzar de nuevo al combate con el señor de Asgard, el alienígena se percató de una sombra que caía sobre él.
Algo caía a mucha velocidad desde el cielo. Chocó contra el guerrero alienígena con tal fuerza que una nube de polvo y escombros oculto la escena durante varios minutos. Cuando se aclaró todo se veía un enorme agujero en el asfalto y en el centro un aturdido Desak y encima de él, Hércules.
- ¡No te libraras tan fácilmente del hijo de Zeus, villano!
Una lluvia de golpes impactaban una y otra vez contra el rostro de Desak.
- ¡No podrás resistir la demoledora furia de mis puños! ¡un vil bellaco como tu nunca podrá vencer contra valientes guerreros como nosotros!
De los ojos del alienígena salieron dos destellos de energía que golpearon el rostro del olímpico.
- ¡Estoy ciego! ¡has dejado ciego a Hércules!
Desak lo apartó de un potente movimiento de su poderoso brazo.
Leir se levantó algo mareado y observó al destructor de panteones alzándose.
- ¡Por Danu! ¿es que nunca acabaremos contigo?
- Estoy del lado del bien y de la verdad, mío es el poder de hacéroslo pagar.
- ¡Jactancioso! ¡una vil víbora como tu nunca podrá estar del lado del bien!

Thor sabia que tenían que trasladar el combate a un lugar donde los frágiles mortales no corriesen ningún peligro. Era un milagro que nadie hubiese sido herido en el transcurso de la batalla. Esta era una lucha de dioses, y los mortales no se verían dañados por ella mientras él pudiese evitarlo.
Empezó a hacer girar su fiel martillo, lentamente, para ir aumentando de velocidad, y mientras iba girando, fue brillando cada vez más, creando un vértice de energía que fue engulléndolo todo a su paso.
Antes de que se diesen cuenta, Desak y Leir que estaban enzarzados en un combate fraticida, Hércules que estaba arrodillado, con las manos en los ojos y Thor fueron envueltos por la energía desatada por Mjolnir desaparecieron. Dejando a las personas que habían estado observando todo lo acontecido, con cara de sorpresa al ver como habían desaparecido como si nunca hubiesen existido.
En la ancestral caverna de Horenain, bajo la superficie de Asgard, se encontraba un numeroso grupo de poderosos seres. Una reunión que no se había visto en eras, enormes seres que parecían forjados en la misma roca, otros tenían la piel de un color dorado, al fondo, un reducido de seres que asemejaban carbón al rojo vivo, con llamas envolviendo sus pétreos cuerpos.
Todos temían a Ulik, el campeón de los trolls y su mayor guerrero. Raro era ver a trolls de las diversas razas unidos, ya que muchas veces eran rivales y en muchas ocasiones solían luchar entre ellos ¿Qué es lo que tramaba Geirrodur? Ulik dio un paso adelante y rugió con fiereza:- ¿Para que nos has traído aquí, Geirrodur rey de los trolls?
Hubo algunas protestas al escuchar el nombre del autonombrado rey de los trolls.
Geirrodur miró fijamente a todos los trolls reunidos en la gran caverna.
- Hermanos trolls, trolls de piedra, trolls comunes, trolls de fuego, aquí estamos reunidos los principales miembros de las grandes tribus de nuestra raza. Nuestro momento ha llegado, mientras en Asgard los dioses están distraídos, debemos alzarnos y doblegar de una vez por todas a nuestros odiados enemigos. No por separado, si no, por primera vez en mucho tiempo, unidos.
La sorpresa fue la reacción más generalizada entre las tribus. Más de uno torció el gesto, la cooperación entre trolls no era algo muy común. Y menos entre las distintas tribus.
- Nos volverán a derrotar, como tantas otras veces.- Gritó Grundor el grande, rey de una de las tribus del oeste.
- Si estamos unidos no, si estamos separados, desperdigados por el sub-suelo, nos derrotaran, pero eso no ocurrirá, os lo aseguro.
Ulik empezó a reírse a grandes carcajadas.
- ¿Y por que crees que ahora será distinto?
- Por que ahora contáis con mi apoyo.
Todos se volvieron a la dirección de donde venia la voz. De las sombras, surgió una figura siniestra y retorcida, envuelta en una capa y a pesar de su actual aspecto físico, Ulik reconoció enseguida la mirada de..
- ¡Loki!
- ¿Cómo te atreves a interrumpir una reunión sagrada de nuestra raza?- Dijo un enorme trolls de roca que empuñaba una enorme maza a dos manos. Hizo un gestó amenazante con ella.
- Soy Loki, y me atrevo a todo.
Chasqueó los dedos y de la garganta del troll surgió un alarido desgarrador y su pétreo cuerpo se desmoronó hasta quedar solo un montón de cenizas humeantes.
Todos podían notar el inmenso poder que desprendía el dios del engaño.
- El buen, Geirrodur sabe lo que dice. Tras la muerte de mi padre, el todopoderoso Odín, mi inepto hermanastro esta sentado en el trono de Asgard, ahora es el momento de asestar un fuerte golpe para destruir a nuestros enemigos.
- ¿Y como estas tan seguro de que esta vez prevaleceremos?- Dijo Ulik.
- Se acerca un nuevo orden. Si sois inteligentes, estaréis a mi lado cuando eso ocurra. Esta vez ganaremos, esta vez ¡los derrotaremos y beberemos en honor de nuestra victoria en los cráneos de nuestros enemigos!
A pesar de las dudas, al escuchar la proclama sobre la muerte de sus odiados enemigos, todos empezaron a gritar y a golpear sus armas contra el suelo.
Ulik observaba pensativo, sin dejarse llevar por la euforia del resto de las tribus trolls. Y pensando en donde les llevaría todo esto.
Un lugar lejano, silencioso y aparentemente deshabitado. Montañas, mares y vegetación lo cubren. Planetas y estrellas de todo tipo son visibles en su despejado cielo. Y en medio de ninguna parte, aparecen de la nada cuatro figuras.
- ¿Qué truco es este?- Dice Desak
- Ningún truco, Desak, en nuestro combate podríamos dañar a los mortales, así que nos he trasladado a un lugar en el que podamos proseguir nuestra lucha sin dañar a nadie. - Comenta Thor.
El alienígena frunció el ceño.
- Un gesto muy noble... Lo que no excluirá tu castigo y el de tus compañeros dioses.
- No cejes en tu destino, Desak, míralos bien....
El espíritu del medallón le señalo con la mano a los tres dioses. A los ojos del guerrero de un lejano mundo, estaban manchados de sangre.
- Sus manos están manchadas de la sangre de miles y miles de inocentes que han muerto por su causa. ¿no escuchas sus lamentos clamando venganza? ¿No responderás a ellos?
- ¡¡Sí!!
La mastodontica figura se lanzó enrabietado contra ellos.
Thor alzó su brazo en alto, empuñando su místico martillo de uru.
- En Midgard tenía que contener mi poder, en esta dimensión remota, ya no es necesario. Aunque crees que tu causa es justa, siegas vidas sin contemplación, haces de juez, jurado y verdugo, ¡y eso es algo con lo que terminaré ya!
La figura del dios del trueno y señor de Asgard brilló como un millar de soles. Rayos y truenos lo envolvían, se formó un temporal de lluvia y poderosos vientos huracanados como jamás se habían visto en este plano de existencia.
- Cuanto poder... – Alcanzo a decir Leir mientras agarraba al león del Olimpo para protegerse ambos de la furia de los elementos desatada por el hijo de Odín.
El frío, la fuerza del viento, la lluvia. Nada parecía capaz de sobrevivir a semejante demostración de poder divino. Las figuras de Desak y Thor desaparecieron en el ojo de la tormenta.
Las cumbres de las montañas se desmoronaban, los árboles eran arrancados del suelo, los ríos se desbordaban, olas gigantescas azotaban la superficie de los mares. El retumbar de los truenos lo ensordecía todo.
Tras la tormenta, llega la calma. Después de calmarse la tormenta, se podía ver al señor de Asgard inclinado. Thor había quedado exhausto, el reunir semejante poder le había agotado momentáneamente.
Tras unas rocas, el celta Leir asomó la cabeza.
Tras la tormenta, llega la calma. Después de calmarse la tormenta, se podía ver al señor de Asgard inclinado. Thor había quedado exhausto, el reunir semejante poder le había agotado momentáneamente.
Tras unas rocas, el celta Leir asomó la cabeza.
- ¿Estas mejor, olímpico?
- El príncipe del poder esta ya recuperado de los viles trucos de ese villano.- Dijo Hércules mientras se frotaba los ojos.
- ¡ Por mi tartán! ¡No puede ser!
Las palabras de Leir, hicieron que Thor levantase la mirada. No daba crédito a lo que estaba viendo. El destructor de panteones se alzaba desafiante. Toda la furia del dios del trueno aparentemente no había hecho mella en él.
- Muy impresionante, señor de Asgard, pero insuficiente. No acallaras así los gritos de los que sufren. Solo vivo para acabar con la existencia de los de tu calaña ¡Y ya es hora de terminar contigo! Desak cruzó su espada y su hacha, ambas armas brillaron y una explosión de energía golpeó a Thor.
Esto hizo que una parte de una de las montañas se derrumbase sobre él, debido a la fuerza de la explosión.
Esto hizo que una parte de una de las montañas se derrumbase sobre él, debido a la fuerza de la explosión.
- ¡Thor! ¡Por mis ancestros! ¡el dios del trueno es ahora parte de mi familia! ¡por lo tanto la venganza será mía!
El enfurecido dios celta descargó su poderoso puño contra el suelo, creando una onda de choque que hizo volar por los aires a Desak.
El olímpico Hércules se abalanzó sobre su enemigo y le golpeó con dureza en el rostro.
- ¡Si has matado al valiente hijo de Odín, caerás ante la justa irá de Hércules!
Desak le agarró del cuello y lo levanto como si fuese un muñeco.
- No te preocupes, diosecillo, pronto te reunirás con tu amigo.
Hércules no podía liberarse de la fuerte y tenaz presa que le estaba estrangulando.
Un fuerte ruido, como un trueno, hizo volverse a Desak, solo para ver como el montón de escombros que habían sepultado al dios del trueno estallaban en mil pedazos.
- ¡¡Suéltale, Desak!.! Hasta ahora he contenido mi mano por que pensaba que solo eras una victima, una persona equivocada. Ya no lo haré más. ¡Soy Thor! ¡Hijo de Odín, señor de Asgard, campeón de los oprimidos y los indefensos! ¡Mientras me quede un aliento de vida nadie más morirá en tus manos!
Mjolnir giraba en las manos de su dueño, generando una energía equivalente a un millar de soles en su estructura de mágico metal uru. El martillo, una de las armas más poderosas del universo conocido salió de las manos de Thor en dirección al destructor.
Desak soltó a Hércules e intentó protegerse del inminente impacto. El golpe fue atronador y mayor aún fue la energía liberada por Mjolnir. Tras despejarse el humo, pudieron ver un enorme cráter, y en el fondo de él, un malherido Desak, intentaba incorporarse. Su cuerpo estaba surcado de innumerables heridas y en su gesto no dejaba dudas del dolor que soportaba.
Su fiel martillo regreso a su mano. Hércules y Leir se pusieron al lado del señor de Asgard.
- ¡Acabemos de una vez con él! ¡Todos juntos pongamos fin a su villanía!- Gritó Hércules.
Desak tocaba la joya del medallón que llevaba en el cuello.
- Espíritu de la joya ¿me has abandonado?
El fuego ya estaba apagado hacía ya mucho. Todos dormían ya en el pequeño campamento.
El voluminoso Volstagg se removía sueños, quizás reviviendo antiguas hazañas de juventud, cuando era considerado uno de los más temibles guerreros de Asgard y los bardos componían canciones en su honor. Pero esos agradables recuerdos fueron interrumpidos cuando algo le despertó
- Que demonios...
Una mano la tapó la boca. Era Hogun el torvo que le hizo un gesto de que guardase silencio.
Fandral estaba a su lado, ambos tenían las armas cerca, como dispuestos para el combate.
Los tres notaban una extraña presencia que les estaba observando en el limite del claro. No conseguían distinguir como era, solo veían algo parecido a una sombra esquiva.
- ¿Cuánto lleva ahí?- Preguntó Volstagg en voz muy baja.
- Al menos veinte minutos. Nos hemos hecho los dormidos, intentando averiguar que es.- Comentó Fandral.
- ¿Dónde esta, Tiwaz?
- Cuando nos despertamos ya no se encontraba aquí... Dijo Hogun.
- ¿Puede ser él la criatura? ¿Qué fuese un brujo esperando que nos durmiésemos para hechizarnos?
La criatura se movió, se dieron cuenta al escuchar las ramas moverse. Fandral y Volstagg desenvainaron sus espadas y Hogun echo mano de su maza de combate. De pronto se escuchó un lamento de dolor ensordecedor que hizo que se llevaran las manos a los oídos. Vieron movimiento entre árboles y después un profundo y intranquilizador silencio.
- Ya no debéis preocuparos de nada, amigos míos.
- ¡ Tiwaz!- Gritó Fandral.
- ¿Qué demonios era ese engendro del infierno?- Dijo Volstagg señalando a Tiwaz.
Los ojos de los tres guerreros se posaron en la espada del corpulento anciano. Estaba llena de un liquido parecido a un espeso barro de color negro, que humeaba y desprendía un hedor putrefacto..
- Era solo un espía. Me venía siguiendo desde mi hogar, a las afueras de Asgard. Es uno de los motivos que me empujaron a regresar a Asgard, pues en el horizonte se avecinan negras tormentas que nos pueden anegar a todos si no lo impedimos.
Fandral, Volstagg y Hogun se miraron entre ellos.
- Estuvimos hablando entre nosotros, sobre quien podrías ser realmente, tu rostro nos era conocido de algún modo. Nos recuerdas a alguien que solía usar multitud de disfraces para vigilar a sus súbditos.- Dijo Fandral.
- ¿Eres tu, mi señor? ¿tenemos el honor de contemplar de nuevo al todopoderoso Odín?- Dijo Volstagg.
El anciano empezó a reírse a carcajadas.
- No, amigos míos, no soy el señor Odín que ha regresado. Ojala él estuviese con nosotros, su fuerza y su valentía nos hubiese venido bien en los tiempos que se avecinan.
- ¿Y que es lo que se avecina?
- El caos, el caos más absoluto que devorará todo a su paso, sin ninguna distinción.
- ¡Alto!
- ¿Qué ocurre, Thor?- Preguntó Leir.
- No es honorable acabar con el enemigo cuando esta indefenso. Y a pesar de que quiere nuestro mal, Desak no es más que una victima del destino.
- ¿Qué? ¿Te has vuelto loco, asgardiano?
- No, Hércules, sabes que en el fondo, Desak deja que la ira y el dolor nublen su juicio y no le dejan ver que asesinando a dioses por el mero hecho de serlo, se esta convirtiendo en lo que más odia.
- Tus palabras tienen algo de verdad, pero si no terminamos con él, la sombra de su amenaza nos perseguirá el resto de la eternidad.- Dijo Leir.
No ajeno a la conversación, Desak trataba de aferrarse con todas sus fuerzas para no perder la consciencia. Les escuchaba, discutiendo si perdonarle la vida o no. Necios, si él estuviese en su lugar, no dudaría en acabar con su existencia, sin dudarlo un instante. La duda le llegaba cuando pensaba en sus actuales enemigos, no dejaban de decir que ellos no buscaban la adoración ni el oprimir a los inocentes y el que no le hubiesen matado ya, demostraba que no eran tan implacables y crueles como había pensado en un principio ¡No! tenía que apartar esos pensamientos. Eran dioses y todos los dioses eran sus enemigos irreconciliables. Con los dedos acarició la joya del amuleto que le había convertido en el azote de los dioses del cosmos. ¿Dónde estaba? ¿dónde estaba su señora? ¿habría decepcionado al espíritu de la joya? ¿le ofendería al acabar derrotado por sus enemigos?
De repente, sintió una mano que le ayudaba a levantarse. No daba crédito a sus ojos, era el mismísimo señor de Asgard quien le ayudaba.
- ¿Qué es lo que haces? ¿acaso crees que así te perdonaré la vida?
- Dime, Desak, ¿notas como te empiezan a volver las fuerzas?
- Dices la verdad, las heridas se están curando y siento como estoy recobrando el vigor y las fuerzas ¿acaso estas loco, diosecillo? Con este gesto no aplacaras mi ira, mi mano no se detendrá, solo ganaras una muerte rápida.
- Mira a tu alrededor, destructor. ¿Reconoces algo?
- Si es una trampa... ¡Por la joya!
El paisaje había cambiado a su alrededor. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que sus ojos observaban un lugar como este, aún así, lo reconoció de inmediato.
- ¡Skarta! ¡estamos en mi mundo natal!
- En efecto, destructor, te he traído de vuelta a tu mundo.
- ¿Por qué? Aquí solo dejé dolor y muerte...
- Acompáñame, te prometo que no es ninguna trampa, tienes la palabra de Thor.
Desak se quedó un momento pensativo y después asintió.
- Te concedo una tregua temporal, asgardiano.
Ambos volaron por el cielo del mundo alienígena, a media galaxia de distancia de la Tierra.
Sobrevolaron varias poblaciones. Desak pudo comprobar como su gente había prosperado desde que él acabo con las vida de los dioses de este mundo. Las ciudades eran altas y resplandecientes, la gente sonreía y cantaba, los campos daban alimento para todos. Eran felices. Viendo todo esto, recordaba su pasada vida con nostalgia. Durante todo este tiempo apenas recordaba como era ser un simple campesino, preocupado por sacar a su familia adelante.
- ¿No añoráis vuestra vida como mortal, Desak?
- En cierto modo si... Pero ese era otro hombre, un hombre feliz, que vivía para el cariño y afecto de su esposa e hija, hasta que los dioses me las arrebataron, ese día, él murió y nació el destructor de panteones. Date prisa en enseñarme lo que quieres, mi paciencia no es eterna.
Ambos aterrizaron y comenzaron a caminar por los mercados de una ciudad.
Alguien tropezó con el poderoso cuerpo de Desak.
- Mis disculpas, ciudad...
Desak se quedó helado. La persona con la que había tropezado era una muchacha. Su rostro estaba grabado a fuego en su corazón.
- ¡ Loatia!
- ¡Padre! ¡has vuelto!
La muchacha se abrazó a Desak, y este le devolvió al abrazo.
- Como es posible, tal milagro no es...
- Las sorpresas no cejan, destructor ¡mira!
Entre los mercaderes y sus clientes, Desak se fijó en una mujer. Ambos se reconocieron al instante.
- ¡Esposa mía! ¡estas viva!
El guerrero se abrazó a sus recuperadas mujer e hija y las lagrimas afloraron en sus ojos.
- Si es alguna triquiñuela, sufrirás como no ha sufrido nadie en este universo...
- ¿No sientes la alegría que llenan sus corazones? ¿no sientes el calor de sus cuerpos al abrazarte? Son ellas, son tu familia.
- ¿Por qué? Me teníais a vuestra merced, podáis haberme matado y sin embargo, me has traído de vuelta a lo único que he amado en este mundo.
- Para demostrarte que no soy el villano que pensabas. Hay muchos dioses crueles y viles que no merecen portar el manto de la divinidad, pero muchos otros son justos, honorables y de buen corazón. En el fondo, tu causa era justa, pero no todos aquellos en los que descargabas tu ira eran merecedores de ella.
- Mi misión, no puedo apartarme de ella...
- Ahora ellas están aquí, no puedes ignorarlas. Traje sus almas desde el mundo de los muertos y recree cuerpos idénticos a los que tenían en vida. Son tu familia, te necesitan, Desak Sterixian.
¿Vas a seguir la senda del dolor, de la muerte y la sangre? ¿O volverás a disfrutar de la compañía de tu mujer e hija?
Durante un instante, hizo amago de coger sus armas. Miró a su mujer, y después a su hija. Y tomo una decisión.
Y con un gritó al cielo, se arrancó el medallón con la joya y la arrojó al suelo. Inmediatamente Desak se transformo y revertió a su forma original. Aplastó con la suela de su bota la joya y esta se rompió en mil pedazos.
Thor le puso una mano en el hombro al mortal que una vez fue el destructor de panteones.
- Te prometo que no dejaré que ningún mortal vuelva a sufrir bajo el poder de los dioses, tienes la palabra de Thor que si alguien indigno de ser un dios, hace daño a los inocentes, se enfrentará a la ira del hijo de Odín.
- Gracias por todo, Thor, jamás podré olvidar como has recuperado a ese hombre que lo había perdido todo y al que solo le quedaba la venganza. Nunca podré pagártelo.
- Ver la felicidad en tu rostro y en el de tu familia es pago suficiente, Desak. Espero que la suerte te acompañe el resto de tus días.
Desak observó como el dios del trueno y señor de Asgard desaparecía en un vértice creado por su martillo. Sonrió. Por primera vez en mucho tiempo era realmente feliz, le dio un beso a su mujer y pensó que no había nada mejor en el universo que un hombre con el cariño de su familia.
- ¿Estas bien, dios del trueno?
Thor abrió sus ojos y negó con la cabeza. Observó el cuerpo de Desak y la sonrisa en su rostro.
- No, no lo estoy, desearía poder realmente devolverle a su familia a este hombre(1)
- ¿Acaso era mejor matarle?- Dijo Leir.
- Quizás si, le he dado lo que más deseaba, pero solo es una ilusión. A lo mejor era preferible que hubiese muerto y reunirle al fin con sus parientes.
- Para él si que es real, Thor. Aunque yo quería su muerte, igual me equivocaba y el tener clemencia con este pobre diablo a sido lo correcto.
- ¿Estas seguro de que ya no es una amenaza?- Dijo Hércules.
- No. En su mente esta muy lejos de aquí, permanecerá en este trance mientras sea feliz, y es probable que para el resto de sus días.
Alzó la mano y una barrera de energía rodeo a Desak.
- Esto servirá para protegerle y para evitar que se liberé alguna vez. Es hora de partir, la batalla ha concluido.
- ¡Sí! ¡Es hora de volver al mundo mortal a seguir disfrutando de sus placeres!
- ¿Es que no te cansas nunca de beber y de la juerga, olímpico?
- La diversión de Hércules es legendaria. Aunque tengo ganas de enfrentarme a alguien que sea un reto para el poder del hijo de Zeus y que sea rival en un pulso.
- Leir te demostrara de que pasta están hechos los celtas, león del Olimpo.
- ¡Acepto!
- Dime, Thor ¿hacemos bien en dejarle aquí? ¿y si alguien lo descubre?
- No creo que eso ocurra, esta es una dimensión desierta, sin habitantes.
- Eso me consuela.
Las tres figuras desaparecieron, sin percatarse de unos ojos curiosos que les habían estado observando todo este tiempo...
Larry llevaba mucho tiempo haciéndose a la mar y nunca había visto al mar tan revuelto como esa noche. Entró empapado y con unas ganas tremendas de saborear un café bien calentito.
- ¿Eddie? ¿Dónde estas, viejo lobo de mar?
Seguro que se ha echado a dormir- pensó Larry- Abrió la puerta de la pequeña pero acogedora cocina que tenían en el barco y no dio crédito a lo que estaba viendo.
El cadáver de Eddie yacía en el suelo de la cocina, sobre un charco de sangre, el rostro del anciano era de puro terror.
- Dios, Eddie.
Escuchó un gorgoteo detrás suyos y notó como unos dientes afilados penetraban sus carne.
Intentó luchar por su vida, pero era mucho más fuerte que él. Medio desangrado y semi inconsciente lo arrastró por la cubierta y se lo llevó debajo de las aguas.
Continuará...
Continuará...
Próximo Número: ¿Qué se oculta en las profundidades? Averígualo de la mano del señor de Asgard
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
Referencias:
1 .- Evidentemente, todo lo que ha ocurrido desde que Desak esta pensativo escuchando a los tres dioses discutiendo solo ha ocurrido en la mente del alienígena.
1 .- Evidentemente, todo lo que ha ocurrido desde que Desak esta pensativo escuchando a los tres dioses discutiendo solo ha ocurrido en la mente del alienígena.
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