Showcase nº 04: Owlman

Titulo: La madriguera del conejo (I)
Autor: T-Reilly
Portada: Juan Andrés Campos
Publicado en: Marzo 2007

¿Alguna vez te imaginas como sería tu vida si todo fuese un poco diferente? Descubre una Gotham más desquiciada que de costumbre y protegida por el Caballero Más Oscuro de todos...
En el Universo de Anti-Materia existía la denominada "Tierra-3", un versión muy distinta del mundo que conocemos... En ella el Sindicato del Crimen de América era el mayor grupo de villanos conocido y nadie podía detenerlos, porque el Mal siempre gana. Ésta es la historia de uno de sus miembros...
Creado por Gardner Fox y Mike Sekowsky
PRÓLOGO.

Atalaya de la Liga de la Justicia.

##Accediendo a informe.

Asunto: Revisión

Código de acceso: BATMAN.##

Hace unas semanas la Liga de la Justicia estableció contacto con una entidad llamado Alexander “Lex” Luthor, que se auto proclama único héroe de un Universo de Anti-Materia, del que provenía.

Aceptando la petición de ayuda de Luthor, la Liga de la Justicia viajó hasta dicho universo para enfrentarse al Sindicato del Crimen, una copia maligna de nuestra Liga, compuesta por: Ultraman, Superwoman, Owlman, Power Ring y Johnny Quick.

Tras intentar establecer orden en el caos que imperaba en dicho mundo, la Liga comprendió que aquel universo se regía por diferente pautas establecidas, así como que el bien nunca podría triunfar.

Habiendo asumido su fracaso, la Liga de la Justicia asume su papel y regresa a nuestro universo, haciendo regresar al Sindicato del Crimen, a su mundo, justo a tiempo para detener la amenaza que representaba Brainiac.

##Iniciando Subcarpeta: Owlman.##

El Sindicato del Crimen de Amerika, estaba compuesta por contrapartidas malvadas de miembros actuales de la JLA, tales como; Superman, Wonder Woman, Batman, Green Lantern o Flash.

Owlman, la contrapartida de Batman, en el Universo de Anti-Materia, era el jefe del crimen organizado en Gotham City. Contando con el apoyo del jefe de policía James Gordon, Owlman controlaba toda la mafia de la ciudad.

La cruzada personal de Owlman era contra su padre, el comisario Tom Wayne, a quien culpaba de la muerte de su madre Martha Wayne y de su hermano Bruce Wayne.

Con la ayuda de Batman, el comisario Wayne encarceló a todos los políticos y altos cargos corruptos, estableciendo a su vez un orden policial en la ciudad de Gotham. Aunque Owlman fue derrotado momentáneamente, en su terreno, Batman descubrió que no existen héroes en el Universo de Anti-Materia, así como que tras cualquier acto de heroicidad se oculta una idea malévola. [1]

##Código de validación: *****

Informe cerrado.##



-¡Llego tarde!, ¡Llego tarde!, insistía el conejo blanco, sin dejar de mirar su reloj de bolsillo.

Un relámpago detiene por un instante la narración de la mujer.

-No os asustéis niños, solo son relámpagos. –Explica, dulcemente la mujer a sus hijos.

-Yo no tengo miedo mama, es Bruce, que es un miedica. –Se mofa uno de los niños de su hermano.

-Eso no es cierto mama, es que Thomas me ha asustado.

Los dos niños discuten entre sí, mientras permanecen sentados sobre la cama de sus padres, donde su madre les lee el cuento.

-Niños por favor, no os peleéis. –Intenta la madre que los dos gemelos se calmen.

Silencio.

Una exhalación.

El tiempo se detiene ante los ojos de Thomas.

La puerta se abre de un golpe, dejando paso a su padre, que asustado, recoge entre sus brazos al pequeño Bruce. Algo le pasa a su hermano. Su madre también está asustada, está llorando. El libro cae de sus manos, precipitándose en una caída sin fin hasta el suelo. Thomas sigue confuso sin saber que ocurre. Se queda solo, solo con las sombras de la habitación.

-¡BRUCE! –Se despierta gritando.

Todas las noches se repite el mismo sueño. Hace años que se los arrebataron, pero aún sueña con su hermano Bruce y su madre.

-¿Estás bien Thomas? –Pregunta una dulce voz.

Thomas Wayne mira con recelo la escultural figura de la mujer que descansa, junto a él, en su cama, pero antes de que pueda contestarle, una extraña luz se cuela por la ventana, iluminando los oscuros cielos de aquella noche, se trata de la Owlseñal.

Thomas se levanta rápidamente, caminando desnudo hacia el gran armario que se abre a escasos metros de los pies de la cama.

-Thomas, ¿Estás bien?. –Se asusta la joven, incorporándose.

-Nada que te interese. –Responde fríamente el hombre, sin prestar atención a la joven.

-¿Pero a donde vas?. –Vuelve a preguntar.

Una mirada asesina se clava en la joven. El hombre camina hacia la joven, y agarrándola del pelo tira de ella hasta la puerta de la habitación y tras abrir la puerta la arroja fuera.

-¡¿Qué haces?!, ¡Maldito cabrón!. –Grita la mujer mientras cae al pasillo, fuera de la suite.

Thomas Wayne, busca en uno de los bolsillos de los pantalones, que ahora viste y tras encontrar unos billetes los arroja a la cara de la chica, que se cubre con una sabana, allí en el suelo del pasillo.

-Cómprate algo bonito y olvida mi nombre maldita fulana. –Explica con un tono seco, mientras cierra la puerta de la habitación.

-¡Maldito cerdo!, ¡Hijo de puta!. –Grita la joven golpeando la puerta de la habitación.

Un botones del Hotel acude al lugar de la escena, alarmado por los insultos que la joven lanza contra la puerta de la habitación, donde hace unos minutos descansaba, junto a Thomas Wayne.

-Señorita por favor... ¿Qué esta ocurriendo aquí?. –Pide explicaciones el joven botones, del hotel.

-Soy Laura Dent, hija del alcalde Harvey Dent, Thomas Wayne se ha atrevido a tratarme como una fulana cualquiera... –Increpa la mujer.

El joven llama temeroso a la puerta, con su puño.

-¿Señor Wayne?. –Pregunta una... dos y tres veces sin éxito.

El botones decide abrir la puerta, pero nadie habita ya la estancia, más que las sombras.

Los pies de Owlman se posan sobre el suelo, allí, en al azotea del ayuntamiento de Gotham City, recogiendo el Owlrang, que le llevo hasta allí, surcando los tejados de la ciudad.

-¿Jefe Gordon?. –Pregunta el villano, buscando con la mirada. –Pensé que estaba aún en Arkham.

-Y así es. –Resuena una voz tras la Owlseñal. –Gordon, se quedará en Arkaham, por muchos años.

-¿Quién está ahí?. –Pregunta Owlman, cubriendo sus ojos intentando escudriñar la figura oculta por la luz de la gran señal.

La gran Owlseñal se apaga mostrando al hombre que la encendió; El comisario Tom Wayne.

-¿Qué quieres viejo?, ¿Tienes ganas de que acabar con tu vida?. –Añade el villano desenfundado una de sus cuchillas asesinas.

-Los Swat están apostados por todas las azoteas vecinas, si te aproximas demasiado, mañana tendré tu cabeza sobre mi escritorio. –Explica el Comisario Wayne.

-Es un farol. –Se mofa Owlman.

-Pruébame.

Por un segundo todo es silencio.

Un gesto. Owlman adelanta su pie derecho unos escasos centímetros y un disparo estalla a pocos metros dibujando una herida en su hombro, del que se duele agachado en el suelo de gravilla.

-Si me quisieras muerto ya lo estaría. –Conjetura el villano. -¿Qué quieres de mí?.

-Hace unas semanas encontramos los primeros cuerpos mutilados de un asesino en serie, despelleja vivas a sus víctimas... todas niñas entre los diez y los quince años. –Explica el comisario.

-Buen tipo, me gusta. –Satiriza el villano.

-Creímos que era uno de tus hombres, un ajuste de cuenta de las bandas. –El comisario extrae una carpeta de bajo su gabardina y la lanza a los pies de Owlman. –Hasta que esta mañana recibí el análisis de sangre del asesino, encontrada sobre una de las víctimas.

-¿Crees que soy como ese maldito Batman?. –Increpa el villano. -¿A que juegas viejo?.

-En esa carpeta están todos los datos sobre el asesino. –Añade Tom Wayne.

Owlman, continúa arrodillado en el suelo, limpiando la sangre de su hombro, así que recoge la carpeta, a escasos centímetros de él, abriéndola con la mano que le queda.

-¿Qué broma es esta?. –Se exalta el villano.

-Te doy un día de ventaja, si le encuentras es tuyo, pero si le encuentro yo, lo sentaré en la silla eléctrica. –exclama el comisario, mientras se gira para marcharse.

-Te mataré viejo, sabes que lo haré. –Amenaza Owlman, pero el comisario ya no puede oírle.

Comienza a llover.

-... Así que el tiempo continuará nublado, con fuertes precipitaciones sobre Gotham City... –El televisor se apaga.

El hombre deambula entre las sombras de aquel antiguo caserón, su abrigo empapado gotea sobre el suelo, dejando un rastro de agua por toda la estancia.

-¿Cómo está mi pequeña Alicia?. –Dice delicadamente, mientras se despoja de su, también, empapado sombrero de copa.

-¡Maldito loco!, ¡Yo no me llamo Alicia, sino Silvia!. –Grita mientras lloriquea una pequeña de unos 14 años atada a una silla, bajo un intenso foco.

-Sombrerero Loco, Alicia. No lo olvides. –Añade el hombre mientas se gira mostrando un gigantesco cuchillo de carnicero.

Los aterradores gritos de dolor no son oídos por nadie, o nadie quiere oírlos, en las aterradoras calles de Gotham City.

Arkham Asylum.

Los lóbregos pasillos conducen a tres personas, a través de voces, lamentos, de un infierno en este mundo. Dos guardias de seguridad guían a un tercer hombre, un visitante.

-No se deje atemorizar por estos pobres diablos, no pueden hacerle nada, mientras estén en sus celdas. –Expone con arrogancia comedida, uno de los guardias.

-No se preocupe agente Taylor, no soy yo quien ha de temerles. –Añade sobriamente el hombre. –Si no ellos, los que han de temerme.

Los dos guardias de seguridad se miran con recelo entre sí, escondiendo una comedida burla.

-Bien aquí estamos, hemos llegado. –Explica uno de los agentes, indicando con la mano, el camino que ha de seguir.

-Gracias agente Smith. –Responde correctamente el hombre.

-¡He!, ¡Gordon!, tienes visita. –Añade rudamente el agente Taylor, golpeando con su porra la reja que cierra la celda del prisionero, para seguidamente marcharse riendo.

El extraño visitante acerca una silla, que descansa en el pasillo, para sentarse próximo a la celda. Retira su gabardina para cruzar las piernas libremente, se acomoda en la silla y mesa su barba, mientras observa a su anfitrión, a través de la reja, puerta de la celda.

-Es un honor conocerle en persona, Jefe Gordon.

El prisionero, que se mantiene en la oscuridad, se levanta de la litera que ocupaba y sin dar la cara a su invitado, se dirige hacia el urinario que existe allí mismo, en el interior de la celda, comenzando a hacer sus necesidades, manteniéndose de espaldas.

-Me alegro de que la Liga de las Sombras haya decidido ayudarme, señor Ras Al Ghul.

-No se confunda Jefe Gordon. –Aclara Ras Al Ghul, cruzando las manos en su regazo. –La Liga de las sombras saldría beneficiada de que usted volviese a tener el poder de la policía de Gotham.

-Ya, la liga solo actúa en beneficio propio. –Responde Gordon, subiéndose la cremallera del pantalón y volviéndose hasta su invitado.

Gordon se aproxima lo más que puede a la reja, que le impide salir, y deja caer sus manos contra ella, apoyándose.

-Solo existe un pequeño problema. –Expresa irónicamente. –El control de la ciudad también recae sobre otro individuo.

-No se preocupe, si se refiere al llamado Owlman, de lo por eliminado. –Se levanta Ras Al Ghul, abrochándose de nuevo su gabardina, de color marrón. –No nos interesa que un sujeto enmascarado y ridículo lleve el control de una de nuestras ciudades.

-Le matarán, ¿Verdad?. –Pregunta alegremente, el obeso Gordon, con ansia.

-Digamos que todo esta dispuesto para que no sea un estorbo. –Dice aquel extraño visitante, emprendiendo el camino de vuelta.

Las estruendosas carcajada de James Gordon acompañan la marcha del misterioso líder de la Liga de las sombras, guiándole entre la penumbra de aquellos solitarios pasillos.

 Relámpagos.

-Alicia empezaba a cansarse de estar sentada, toda la tarde, con su hermana, junto al río... –Narra entusiasmada la Martha Wayne.

-¿Y que pasó, mama?. –Apremia el pequeño Bruce.

-Cállate y deja a mama contar el cuento, miedica. –Añade su hermano Thomas.

-Thomas eres el mayor debes de dar ejemplo a Bruce. –Recrimina dulcemente su madre.

-Lo siento mama. –Se disculpa el joven. –Perdona Bruce. –Y ambos hermanos se abrazan, para seguir oyendo el cuento.

-Cuando de repente un conejo blanco paso corriendo... –Prosigue dulcemente su madre.

“Beep”, “Beep”. El detector de calor indica una presencia tras la puerta. Son más de la una de la noche pero Owlman no es la única visita que recibe la consulta del Dr. Thomas a estas altos horas.

La puerta de la consulta se abre como empujada por una suave brisa, con un leve chirrido que anuncia la llegada de Owlman. El villano cruza el umbral de la puerta, dejando tras de sí, surcos de agua que dibuja su capa en el suelo.

La extraña figura intenta huir por una ventana que se abre, cuando una Owlcuchilla se clava en la pared junto a la ventana.

-No pienses que he fallado, solo era de advertencia. –Aclara el villano.

-De acuerdo, no... no... me moveré. –Responde tembloroso el hombre

La puerta de la consulta se cierra privando al temeroso hombre de la poca luz que llenaba la estancia. A sus pies la luz de los relámpagos recorta su figura en el suelo.

-Es extraño que un médico entre a hurtadillas e intente salir sin ser visto de su propia consulta. –Resuena una voz que proviene de oscuridad.

-Yo... verá... –Tartamudea temeroso el hombre.

-Verdad Dr. Thomas. –Dos ojos rojos se iluminan en la oscuridad.

La figura de Owlman cae sobre el doctor.

-¡Oh Dios!, Eliot te has orinado encima. –Se burla, riéndose, el villano. –¿Es que no te alegras de ver a un amigo de la infancia, Eliot?. –Pregunta lanzando al temeroso doctor por encima de una mesa, hasta el otro extremo de la consulta.

-No me mates por favor. –Suplica el médico, encogido, ocultándose bajo la mesa, hasta la que gatea para ocultarse.

El Doctor Eliot Thomas, oye los pasos de Owlman, caminando a su alrededor, cuando las palabras comienzan a emerger de la oscuridad en la que se mueve, este.

-¿Recuerdas nuestra infancia, Eliot?. –Resuena la pregunta en voz baja, casi susurrando el villano. -¿Recuerdas a Bruce, Eliot?, ¿Recuerdas a mi madre, Eliot?.

Owlman cae desde la oscuridad, nuevamente sobre el doctor, agarrándole por las solapas y levantándole del suelo.

-Hace unas horas mi viejo me entrego un informe del forense, era sobre el análisis de una muestra de sangre de un asesino de niñas, ¡¿Imaginas de quien se trataba, Eliot?!. –Grita el villano, enfurecido.

-¿Qué, que... quieres de mí?. –Pregunta temblando, el doctor.

El villano estampa la cabeza del médico contra la pared, haciéndole sangrar por la nariz y la boca. Seguidamente lo agarra del cuello con una sola mano, mientras con la otra extrae de su cinturón una Owlcuchilla.

-Tu padre era el médico de mi familia, él firmó el acta de fallecimiento de ambos. –Explica el iracundo enmascarado. -¿Por qué mintió tu padre, Eliot?.

-Yo, yo... no, no sé por... –Responde lloriqueando el médico.

La Owlcuchilla dibuja un arco en el aire y con destello comienza a rasgar la piel facial de Eliot Thomas, unos leves crujidos, de tejidos rotos, se oyen bajo los ensordecedores gritos de dolor, cuando una frase toma forma entre ellos...

-Tom... Tom, sabía que Bruce estaba enfermo. –Grita el doctor, entre alaridos de dolor.

De nuevo Eliot es lanzado hasta otro extremo de la sala, esta vez para caer sobre una silla, junto al escritorio.

Su captor le libera por unos segundos, para que el médico cubra sus heridas con las manos ensangrentadas.

-Continúa. –Ordena el torturador, apoyándose con los nudillos sobre la mesa, expectante de lo que su amigo de la infancia le cuente.

-Tu padre, Tom Wayne, sabía que Bruce estaba enfermo, padecía una enfermedad congénita, que heredó de tu madre... ambos se morían. –El doctor toma aire mientras cubre su rostro con unas gasas que recoge de su mesa. –Mi padre ofreció un trato al tuyo, sacrificar el pequeño para obtener una cura para Martha, tu padre acepto, sin dudarlo.

Owlman se levanta, del escritorio sobre el que se apoyaba, ocultándose su figura bajo la capa, que porta sobre sus hombros, mientras dubitativo oye la historia que narra Eliot.

-Todo el plan se urdió de la siguiente manera... –Eliot cambia unas gasas ensangrentadas por otras, para seguidamente proseguir. -... Tu padre sabría que Martha no consentiría aquello, así que tramó todo, para que pareciese un robo, aquel día en el cine.

-¡Maldito viejo!. –Comenta para sí mismo, Owlman, mientras comienza a deambular entre las sombras, sin rumbo fijo.

-Pero el plan salió mal, al tipo que contrataron se le fue la mano y tu madre murió, Gordon perdió el interés por el chico y se lo entrego a mi padre. –El médico intenta transmitir esperanza. –Tratamos a tu hermano y logramos curarle, pero durante todos estos años su mente se ha resentido del tratamiento, obsesionando de con ese cuento... ¿Cuál era?. –Expresa dubitativo.

-Alicia en el País de las Maravillas, mama nos lo leía cada noche.

-Mira Thomas, yo solo continué la labor de mi padre. –El doctor se pone en pie, tratando de hacer entrar en razón al enmascarado. –Lo que ha ocurrido es que huyó, ya no pudimos controlarle.

-Mientes. –El villano se vuelve hacia su víctima. –Bruce esta perturbado, no pudo planear fugarse... –Toma un respiro, mientras se aproxima al médico. –Mi teoría es que le dejasteis huir por que era ya un estorbo, por eso entras en tu propia consulta a hurtadillas, para proporcionarle medicamentos.

Las Owlcuchillas vuelven a asomar en la mano del enmascarado.

-Espera por...

La frase no conoce fin.

El filo de una katana japonesa atraviesa el torso de Eliot Thomas, que cae muerto sobre el escritorio. La hoja de la espada es retirada del cuerpo de este, por una figura, que se mantenía tras él, en las sombras.

La figura comienza a caminar, rodeando el escritorio, contoneándose como una serpiente de cascabel apunto de atacar, con sus sinuosas curvas dibujadas por la luz de los relámpagos, que se filtraba bajo la persiana de la una ventana.

-Curare. –Indica la dulce voz de una mujer, oculta bajo un velo de gasa fina.

El filo de la katana de Curare cae sobre Owlman, haciendo que este se aparte, hacia atrás, momento que la chica aprovecha para lanzar una patada, la cual el villano también esquiva, llevándole hasta el inevitable encontronazo contra el puño de su oponente.

Su cabeza es colocada sobre una camilla, aguardando que el filo de su verdugo le decapite, pero la espera será algo mas larga, ya que el villano esquiva, de nuevo, el arma, pero volviendo a caer bajo un, nuevo, segundo golpe. Una patada que lo lanza a través del cristal de una ventana, haciéndole caer a una azotea, contigua.

Casi inconsciente ve como la figura femenina de Curare, se posa sobre él, tras un salto que le lleva a atravesar la ventana, hasta el exterior.

-Hum... es una pena que haya de matarte, eres una carne que no me importaría probar. –Se mofa la mujer rozando, dulcemente los labios de Owlman con los suyos.

Siente el agua de la lluvia caer sobre su rostro. Abre los ojos... la chica se ha ido.

-Alfred... necesito transporte... estoy en la consulta médica de la calle 30, creo que tengo una costilla rota y una herida de bala en el hombro que me esta matando... y date prisa. –Apremia Owlman a su sirviente, a través de un comunicador que extrae de su cinturón.

Los minutos pasan y los ojos se cierran, las sombras caen.

“-Alicia comenzó a caer, por lo que parecía un pozo muy, pero que muy profundo...”

Los niños juegan en el parque, se pasan unos a otros la pelota, mientras sus alegres risas, resuenan en los oídos de sus despreocupadas madres.

La pelota cae de los brazos de una preciosa niña, rodando hasta la arboleda. La valiente Tracy emprende su aventura en busca del balón perdido. Rama tras rama, son apartadas, facilitando el paso hasta que encuentra su ansiado tesoro.

-Hola, toma tu balón, Tracy. –Resuena una alegre voz, y tras los árboles.

La niña agarra la pelota que le es ofrecida, levantando la vista con curiosidad.

-¿Cómo sabes mi nombre?. –Pregunta dulcemente, Tracy.

-Soy el Sombrerero, Alicia me lo dijo.

-¿Alicia?, ¿Qué Alicia?.

-¿No conoces a Alicia y su país de maravilla?.

Una sonrisa se dibuja en el rostro de la pequeña Tracy, cuando agarra de la mano a su nuevo amigo, sin saber que la conduce a un tenebroso lugar del que nunca regresará.



Sus ojos se abren de nuevo.

-Vaya, por fin despierta. –Resuena una voz junto a su cama.

-¿Alfred?. –Pregunta Thomas Wayne mientras su vista se aclara.

-Si señor, aquí estoy. –Tranquiliza en anciano criado, ayudando a que su amo se incorpore.

-¿Cuánto he dormido, Alfred?.

-Pues unas doce horas, señor. –Responde el sirviente.

-¡Maldita sea!, el viejo va a ir a por Bruce. –Responde Thomas saltando de su cama.

-Señor permítame recordarle que la señorita Lois Lane, ha llamado varias veces estos días y...

Las palabras de Alfred no son oídas por su señor que corre por las escaleras sin prestar atención a nada.

-Maldito gilipollas. –Farfulla en voz baja el criado.



Concluirá en el próximo número!!

Nota del Editor:Bienvenidos a SHOWCASE, serie compuesta por números autoconclusivos o como mucho, arcos argumentales de dos números dedicados a diferentes personajes del Universo DC y ambientadas en cualquier época. Esta serie no pertenece a un único autor y esta abierta a todo aquel que quiera participar. ¿Alguna vez has pensado que te gustaría colaborar en Action Tales pero no tienes el tiempo suficiente para encargarte de una serie? ¿Tienes alguna historia en mente con algún personaje del Universo DC que te gustaría escribir? Este es tu sitio.

SHOWCASE te permitirá jugar con personajes “cogidos” por otros autores y que tienen serie propia en Action Tales. Tan sólo tienes que seguir unas sencillas reglas:
1. HISTORIAS QUE NO REQUIERAN CONTINUIDAD.: Historias icónicas, que el lector no tenga que leerse nada de antemano para entenderla. Tu historia debe de respetar la continuidad del universo DC y de Action Tales. Esto no es un “What if?” o un “Otros Mundos”, las historias deben de estar integradas en el Universo DC y deben de poder leerse por separado.
2. DIFERENTES PERSONAJES EN DIFERENTES EPOCAS: Pues eso, se puede escribir historias ambientadas en cualquier época del universo DC sobre cualquier personaje o grupo (héroes, secundarios o villanos). Puedes escribir historias ambientadas en la actualidad o en la época en la que Supermán no estaba casado, Barry Allen era Flash, Batman lideraba a los Outsiders, la Liga de la Justicia tenía su base en un satélite… Tú imaginación pone el límite. Sólo recuerda, las historias deben de ser icónicas, sin continuidad por lo que recomendaría encarecidamente que no estuvieran ligadas a “eventos” concretos.
3. NÚMEROS AUTOCONCLUSIVOS: Para favorecer la variedad de la serie, las historias deberán de ser autoconclusivas o como mucho, arcos arguméntales de DOS números. Si tu historia requiere más espacio, lo mejor es que le dediques una miniserie fuera de esta serie.


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