Los Titanes nº 5

Título: Esqueletos en el armario

Escritor: Raúl Peribáñez

Portada: JCM

Fecha de publicación: Septiembre de 2007


Alguien ataca a los Titanes... Tiene una gran S en el pecho, viste de azul y rojo, lleva una capa roja... ¿Adivinas quién puede ser? Pues piénsatelo dos veces, porque seguramente te equivocarás.


Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y  madurar. Son algo más que sólo ayudantes. Son la proxima generación de los mayores héroes del mundo. Son


- Entonces, ¿te vas ya?

La familia Garrick vivía en una pequeña casita a las afueras de Keystone City. Jay y Joan siempre quisieron formar una gran familia. Adoptaron a un niño, pero éste murió al poco tiempo de neumonía. Eso les hizo replantearse si realmente querían seguir adelante. Jay siempre dudó si sería un buen padre, y en su interior pensaba que aquella pérdida no era más que un aviso. Nunca se rindió como Flash, pero aquello le destrozó como persona. Un buen día llegó un chico del futuro, Bart. No sería su hijo biológico, ni tan siquiera sería de su sangre, pero le cogieron tanto cariño que si algún día lo perdían lo sentirían en el alma.

- Mañana comienzan las clases en la Torre. Wonder Girl me recomendó que fuese un día antes para dejar mis cosas en la habitación.

Bart Allen era el nieto de Barry Allen, el Flash que murió durante una crisis cósmica. Como su abuelo, Bart podía moverse a gran velocidad. A diferencia de aquel, su carácter era irresponsable, algo que no quiso ni disimular cuando tomó su nombre superheroico: Impulso.

- Espero que te portes bien allí, Bart. Ya sabes que la Liga puso mucho empeño en que los chicos de Young Justice entrarais en los Titanes. Quieren que recibáis la mejor educación. He estado hablando con Victor Stone sobre el plan de educación que llevaréis.

- ¿Quién es Victor Stone?

- Es Cyborg.

- Ah, vale, no lo conocía por su auténtico nombre. ¿No es un poco ridículo que tenga un nombre código? O sea, la mitad de su cara es metálica. No creo que pueda ocultar su “identidad secreta” de ninguna manera…

- Ejem… No tendréis que ir a ningún colegio. Varios profesores irán a la Torre y allí impartirán las asignaturas. Nos encargaremos de que vuestras notas tengan validez oficial, así que tómatelo tan en serio como cuando estabas en Alabama…

- ¿Tan… en serio? –dijo Bart sonriendo.

- Mejor olvida eso. Tómatelo en serio.

- No puedo creerme que nuestro pequeño se vaya a independizar –dijo ahora Joan mientras abrazaba al chico-. Incluso con tus poderes New York está lejos, pero espero que vengas de vez en cuando a verme. Al tío Jay lo tienes en la Sociedad de la Justicia, también en New York, por si te hace falta cualquier cosa.

- Podrías mudarte a la mansión de la Sociedad, tía.

- Ya sabes que vivo más a gusto aquí. Es una ciudad más tranquila, sin tanto ajetreo. Tú ven a verme, ¿vale, cariño?

Bart se puso a sus espaldas una enorme mochila con todo lo que iba a llevar. Era el momento de marcharse.

- Ten cuidado en la carretera –dijo Joan-. Y si haces adelantamientos asegúrate de que no te viene nadie de frente.

- Vaaaale, tía Joan. Venga, ¡nos vemos!

El joven salió corriendo dejando a su paso una estela blanquiroja.

- ¿Cómo crees que le irá con los Titanes? –preguntó la mujer.

- Wally, Max Mercury y yo lo entrenamos desde que llegó del futuro, pero aún tiene que aprender a trabajar en equipo. Le vendrá bien estar con ellos.

- ¡Oh! ¡Olvidé darle el traje que confeccionamos para él!

- ¿El de Kid Flash? Déjalo. Ese chico nunca estaría a la sombra de Wally. Eso no va con él.


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En la ciudad de York York el día se había estropeado con la aparición de un enorme robot que destrozaba todo lo que encontraba a su paso. Con sus más de dos metros de altura y la amplitud de su cuerpo, su aspecto era amenazante. Allí aparecieron varios de los actuales miembros de los Titanes. Arsenal, Superboy, Cyborg y Starfire entraron al trapo.

- ¡Dejádmelo a mí! –gritó Cyborg mientras comenzaba a golpear a su enemigo.

- ¡Cyborg, tenemos que trabajar juntos! –dijo Starfire

- ¡Encargaos vosotros de los heridos!

Cyborg se agarró al robot por las manos. Desde el día en que murió Donna Troy aún no había afrontado un nuevo combate. Temía que su cuerpo mecánico no respondiese al esfuerzo de una lucha como ésta. Pero para su bien pudo ampliar la potencia de su fuerza: ofreció tal presión que terminó por romper los brazos del robot.

- Esto se acabó -dijo mientras el robot caía en tierra-…

Superboy empleó su telequinesis táctil para rescatar a las personas que habían quedado atrapadas entre la destrucción. La fuerza de Starfire y sus rayos energéticos también ayudaron a ello.

- ¿De dónde cojones salió ese cacharro? –preguntó Arsenal cuando ya habían arreglado la situación.

- No lo sé, tío, pero pensaba que trabajabais como un grupo, y a las primeras de cambio…

- Y lo hacemos, Superboy –le respondió Cyborg-, pero éste era mío. Sugiero que nos llevemos al robot a la Torre para que pueda investigarlo. No podemos hacer mucho más aquí.

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Mientras tanto Garfield Logan (Changeling) y Bette Kane (Flamebird) descansaban en la sala de estar de la Torre de los Titanes.

- Estoy harto de ver realitis –comentó Garfield-. Antes la televisión era una auténtica basura, pero al menos tenía estilo.

- ¿Estilo? Gar, tú echas en falta es aquel programa de súper modelos.

- Bueno, ellas tenían estilo, ¿no? Por cierto, ¿por dónde paran los chicos?

- Acaban de derrotar un robot –respondió Wonder Girl al entrar en la sala-. Lo he visto por televisión. Si llego a saberlo habría ido con ellos al centro.

- Bueno, si nos hubiesen necesitado nos habrían avisado. ¿Ya te has instalado en tu habitación? –preguntó Garfield.

- Qué va, no he podido. He estado hablando con mi madre durante dos horas.

- Jeje. ¿Así que la señora Sandsmark está preocupada por su hija?

- De hecho está aún más preocupada desde que le dije que tú eras miembro del grupo. Tienes muy mala fama por aquellas revistas del corazón…

- ¡Ey! ¡Soy de fiar! –bromeó mientras se transformaba en una serpiente- Ays, mi pasado como estrella del cine me persigue. ¡Qué le voy a hacer!

En una habitación contigua el tubo de teleportación se puso en marcha y en cuestión de segundos apareció en su interior Impulso.

- ¡Bart! ¡Ya has llegado! –dijo Wonder Girl mientras se lanzaba a abrazarlo- ¡Cómo me alegro de verte!

- Agh, si, pero no sé si lo haré a menudo si tengo que ser descompuesto molecularmente…

- ¿Ves, Gar? Ya no soy la única que se queja –sonrió Bette-. Venga, deja que te ayudemos a subir las maletas a tu cuarto.

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Arsenal y los otros tres titanes volvían a la Torre en su nave, el T-Jet, cuando el robot que transportaban se activó de repente.

- 0101010101 –dijo repetidamente.

- Euh, chicos, el robotito está en marcha –comentó Superboy-… ¿Por qué dice números?

- Es el código binario. No te preocupes. Está bien cogido, no podrá liberarse –respondió Cyborg.

- Ya, claro, pero yo estoy a su lado. Como lo haga voy a ser el primero en recibir…

- I-r-o-n, I-r-o-n, I-r-o-n, I-r-o-n…

- ¿Qué demonios dice ahora? –preguntó Arsenal- ¿Iron?

- No le deis importancia; lo investigaré con calma en cuanto lleguemos a la Torre.

Antes de que pudiese hablar, el T-Jet comenzó a temblar con fuerza hasta que fue lanzado con fuerza hacia el Río Este, que rodeaba la Isla de los Titanes.

- ¡Estamos siendo atacados! ¡El radar detecta a alguien ahí fuera!

La nave se descontroló y cayó de manera errática en el río dejando un rastro de fuego.

- ¡Tenemos que salir de aquí!

Superboy se puso en contacto con una de las paredes del T-Jet y empleó su telequinesis táctil para romperla. La presión exterior hacia fuerza contra él, pero finalmente consiguió romperla para tener una salida por la que escapar.

Los cuatro salieron sanos y salvos del interior del agua. Una vez comprobó que sus compañeros se encontraban bien, Starfire se alzó volando buscando al responsable de aquello. Vio a lo lejos una figura humana que comenzó a volar en dirección a ella. En cuestión de segundos aquel llegó hasta la titán, impactando en un duro golpe que la devolvió al agua.

- ¡Ese tipo ha pegado a Starfire!

Superboy voló hacia al agresor de su compañera. Desde su posición no podía verle la cara, pero se dio cuenta de cómo era su ropaje: un traje ajustado azul, una capa de color roja… Y una S dorada en la propia capa.

- Esto tiene que ser una broma… No me digas que eres Superman…

El agresor se giró hacia Superboy, quedando tan sorprendido como el titán.

- Esa S que llevas…

- Dios, no eres Superman… ¡Eres más joven! ¡Eres como yo!

- ¿Cómo… tu?

- No lo entiendes… Yo me llamo Superboy. ¿Pero por qué nos atacas? No te hemos hecho nada.

- Yo… Me siento mareado…

El agresor comenzó a perder la consciencia hasta que perdió el control sobre el vuelo y fue cayendo hacia el río.

- ¡No! –Superboy voló rápidamente para recogerle- No tengo ni idea de quién eres, amigo, pero si eres un clon como yo, ¡tenemos mucho de qué hablar!

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De nuevo en la Torre, Wonder Girl fue en dirección a su habitación. Por el camino se percató de que Rose Wilson salía de lo que parecía una entrada oculta en una pared. La observó en silencio hasta que se marchó. En ese momento se acercó a comprobar si existía realmente esa entrada o sólo había sido fruto de su imaginación… Pero ahora Wonder Girl era la observada por Rose, quien sonreía con malicia.

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Cyborg, Arsenal, Superboy y Starfire entraron en la Torre llevando el cuerpo del robot y el de aquel segundo Superboy.

- ¡Ey, Superboy! –se alegró Impulso al ver a su amigo.

- Oléis un poco mal, ¿no, chicos? –bromeó Bette Kane- Lo del robot lo sabíamos, ¿pero quién es el tipo de la S?

- Nos atacó cuando volvíamos. Se parece a mí, ¿eh?

- Tranquilo, Superboy. Tenemos buena relación con la gente de STAR Labs. Les pediremos que le examinen por si hubiese relación contigo.

- ¿Relación? Leches, miradle, ¡es como yo! Y yo soy un clon de Superman, ¿recordáis? Sólo espero que esto no sea el principio de una “Saga del clon”.

- Tranquilo, eso sólo pasa en los tebeos –sonrió Garfield-. ¿Y qué hay del robot?

- Otro misterio que resolver, supongo –respondió Cyborg.

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- //¿Entonces estás bien?//

- Tranquila, mamá, no tienes de qué preocuparte –respondió Wonder Girl a su madre a través del teléfono.

- //¿Y qué tal con ese Garfield Logan? //

- Mamá, no comiences, por favor. Gar es un tipo muy normal. Te sorprenderías si lo conocieras personalmente. ¿Recuerdas lo que pasó en Los Angeles? Creo que perdió a un familiar. Intenta superarlo bromeando continuamente.

- //Vale, vale, es sólo que me preocupo por ti. Lo comprenderás el día que seas madre.//

- ¿Madre? Pero si aún no me he acostumbrado a ser hija –sonrió-. Bueno, mamá, mañana tengo clase, así que…

Cassandra apagó la luz de su habitación y se acostó en la cama. Comenzó a recordar los días en que aún era un patito feo, cuando aún no era Wonder Girl. Su vida era la propia de cualquier muchacha de 14 años. Wonder Woman lo cambió todo. Consiguió poderes increíbles, como volar y una fuerza sobrehumana. Después vino Young Justice: mucha diversión, aventuras y amigos. Pero el día que murió Donna todo volvió a cambiar. Cassandra la adoraba. Si aceptó unirse a los Titanes fue sólo por seguir sus pasos, por respeto hacia ella.

Pasaron varias horas y Cassandra seguía despierta. No había forma de dormirse. Salió para ir al cuarto de baño cuando vio una tenue luz al fondo del pasillo. Se acercó hasta allí. Era el mismo lugar en el que había visto esa misma tarde a Rose Wilson. Una parte de la pared estaba abierta a modo de puerta. Cassandra la atravesó y comenzó a avanzar por un extenso pasillo que no parecía terminar nunca. Al fin llegó a lo que era un amplio laboratorio, plagado de todo tipo de cachivaches tecnológicos. Sobre lo que parecía una mesa de operaciones estaba el robot con el que los Titanes se habían enfrentado horas atrás. “Esto tiene que ser el laboratorio de Cyborg” pensó. “Pero por todo este papeleo parece que Victor lo conocía muy bien… Por Gea, ¿por qué nos ha mentido diciendo que no sabía de dónde venía?”

Segundos después, Cassandra giró la vista hacia un tubo de contención. En su interior parecía haber el cuerpo de una mujer, una de piel azul, cuyas heridas dejaban entrever los cables y circuitos de su interior. Era un robot. Era concretamente el robot que provocó la muerte de Donna Troy. Cassandra se sintió muy molesta…

Continuará…



Raúl G. Peribáñez

Julio-Agosto de 2007

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