Hulk nº12

Título: Hulk el Conquistador (III): La Hora del Dragón 
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Jaime M. Rodríguez
Publicado en: Febrero de 2008

¡Final de Hulk el Conquistador! ¡Drax el destructor contra Hulk!
 ¡El ejercito rebelde invadiendo el palacio real de K'ai!¡enfrentamiento final contra Sha´kall! Invitados especiales: ¡Los Micronautas!
Atrapado en el corazón de una explosión nuclear, víctima de los rayos gamma, el Doctor Banner sufre una mutación que lo transforma en los momentos de tensión, miedo o ira, en la criatura más poderosa que jamás piso la Tierra...  Stan Lee y Action Tales presentan

Creado por
Stan Lee & Jack Kirby

Resumen de lo publicado:   Hulk, Jezabel y Bicho llegan al valle de los suplicantes, donde se encuentran las fuerzas rebeldes del general Dekar. Allí se enteran que Jezabel es la prima de Jarella, y ese era el motivo del rechazo de la muchacha a Hulk, ya que le culpa de la muerte de Jarella. Sha’kall descubre la localización del ejército y envía a sus caballeros de hierro y a  Warhos para atacarlos. Hulk se viste con una armadura de guerrero fabricada por Gorshman, el mago que lo trajo a este mundo subatómico y antiguo amigo de Jarella y de Hulk. Hulk, Jezabel y Bicho rechazan a los warthos, y Hulk se enfrentan a los caballeros de Hierro. Tras derrotarlos, uno de ellos se lanza sobre Jezabel y desaparece con ella. Hulk clama venganza y decide ir al palacio real a por Sha’kall.Los compañeros de Bicho, los Micronautas hacen acto de presencia buscando a su compañero.

La fortaleza real se erguía imponente y amenazadora sobre una colina, como si quisiese vigilar con celo todo lo que le rodeaba. Las historias de los lugareños contaban que quien había osado cruzar sus muros nunca regresaba. Aparte de los soldados reales, sólo las caravanas de suministros podían cruzar la gran puerta de hierro. Traían todo tipo de mercancías para disfrute de Sha’kall, alimentos, joyas, lujosas sedas, esclavos traídos desde cualquier punto de K’ai para servir a la acomodada corte o para acabar bajo el cuchillo de sacrificio de alguno de los sacerdotes.

La caravana de mercaderes se detuvo tras cruzar las enormes y sólidas puertas de basalto negro para pasar la inspección rutinaria antes de dejar descargar el contenido de los carros en las despensas reales.

- Venga, cuidado con esas cajas, grandullón.- Dijo un mercader regordete de largos y afilados bigotes negros.

Quien llevaba las cajas, un alto y fuerte hombre de cabeza afeitada se limito a gruñir a modo de queja. Otro hombre, de aspecto huesudo y enfermizo llevaba unas tinajas de vino con dificultad.

- Un momento.- Dijo uno de los guardias.- ¿Qué es lo que traéis para nuestro rey?

- Oh, vino de la provincia de Seraka, miel y postres de las montañas de Kerai y pieles de rata Jodaf, entre otras muchas ofrendas para nuestro señor.- Dijo el mercader con una sonrisa complaciente.

-¡Tú!- Dijo el guardia señalando al joven enclenque que llevaba las tinajas de vino.

- ¿Yo?

Si, tu, tráeme una de esas tinajas, tengo que probarlas para saber que el vino no esta envenenado. No queremos que le pase nada a nuestro señor ¿verdad?

El guardia abrió una de las tinajas y comenzó a beber de ella, vertiendo el vino en su gaznate.

- Mmm Delicioso. Este me lo quedo yo. Venga, haraganes, daos prisa, nuestro señor querrá celebrar su victoria con este refrescante vino.

El mercader asintió y metió prisa a sus empleados, que se adentraron en el interior del palacio. Cargaron con la preciosa mercancía hasta los almacenes, y tras depositarlo cuidadosamente, se marcharon por donde vinieron, acompañados en todo momento por guardias que no les quitaban el ojo de encima.

- ¿Estas seguro que no se darán cuenta, Gorshman?- Preguntó Hulk.

El anciano mago asintió con esfuerzo. Su rostro mostraba una gran tensión, y las gotas de sudor le resbalaban por la frente, denotando el gran esfuerzo que estaba haciendo.

- Los avatares mágicos se desvanecerán en cuanto se hayan alejado del palacio. Nadie sospechara que nos hemos infiltrado con la apariencia de unos humildes mercaderes.

- Me alegro de volver a ser yo mismo… Tik- Comentó Bicho.

- Me gustabas más con tu apariencia ilusoria, así no tenía que ver tu auténtico rostro todo el rato.- Observó Hulk.

- Tenemos que movernos deprisa. No podré mantener nuestra presencia escondida de  Sha’kall eternamente. Las fuerzas de Dekar nos esperan tras las colinas, esperando nuestra señal para atacar.

- A ver si lo he entendido bien, tenemos que desactivar una cosa llamada el ojo de no se qué, que es lo que hará que se esfume la barrera mágica que rodea el palacio e impide que ningún ejercito ponga sus pies aquí dentro.

El anciano asintió de nuevo.

- La joya de Taran’knar.

- Bien, yo iré delante.- Dijo Hulk con decisión.

 Gorshman perdió el equilibrio y sólo una de las grandes manos del piel verde impidió que se derrumbase en el suelo.

- ¿Seguro que estas bien?

- D-debo sobreponerme, e-es necesario. -  Yo os guiaré hasta la joya.

Protegidos por uno de los encantamientos del anciano mago, se movieron por las entrañas del edificio, sin que nadie reparase en ellos. Para cualquiera que se cruzase en su camino solo eran unos inocentes criados llevando unas bandejas de alimentos.

Finalmente llegaron al lugar donde se dirigían. Una sala, donde aparentemente no había ninguna vigilancia. Una gran puerta de mármol, franqueada por dos estatuas de piedra que representaban a algún tipo de bestia sin nombre.

- Hemos llegado.- Anunció Gorshman.


Hulk miró a un lado y a otro y frunció el ceño.

- Demasiado fácil.

-Tienes que ser menos negativo, amigo…Tik! No todo en la vida tiene que ser difícil y complicado, créeme…Tik

- Te he dicho mil veces que no soy tu amigo.- Dijo enfurecido Hulk.

- Claro, claro…Tik!

Hulk resopló y se volvió hacía el mago que les acompañaba.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, te lo agradezco, pero esto solo puede hacerlo alguien versado en las artes místicas. No temas, no te defraudaré.

Mientras Gorshman y Hulk conversaban, Bicho se subió encima de una de las estatuas con la intención de hacer de vigía por si venia alguien más que pudiese interrumpirlos.

El insectívoro estaba sumido en sus pensamientos, pensando aún en el largo beso que le dio la mujer a la que salvó durante el ataque de los Warthos. ¿Habría la posibilidad de que volviesen a verse? Quizás cuando todo esto terminase podrían…

Algo le apartó de sus pensamientos, de repente todo comenzó a temblar, o eso pensaba. En un instante se dio cuenta de que era la estatua donde estaba la que se movía. Había cobrado vida y estaba intentando apresarle con sus zarpas de piedra.

- ¿Pero que has hecho esta vez? ¿Es que no te puedes estar quietecito ni un momento? – Dijo Hulk volviéndose hacía donde estaba su compañero que empezó a dar saltos acrobáticos y cabriolas en el aire para que no le alcanzase uno de los guardianes de la puerta.

- ¡No he tocado nada! ¡Palabra de insectívoro…Tik!

Una de las estatuas atrapó entre dos garras al alienígena.

- He, tu, ¡sólo yo puedo ponerle las manos encima!- Exclamó Hulk soltando un tremendo puñetazo contra el guardián.

Debido al impacto, la bestia soltó a Bicho, que cayó dando tumbos y rebotando contra el suelo.

- ¡Sabia que me tenias aprecio! ¡Somos amigos! ¡Hermanos! ¡Colegas…Tik

- No te emociones, mosquito, te he salvado para que tengamos idénticas parejas de baile, tu te ocupas de ese y yo de este.- Apuntó el gigante de jade forcejeando con la estatua de piedra, cuyos afilados dientes amenazaban con clavarse en su torso.

- Era demasiado bonito para ser verdad…Tik- Dijo Bicho apuntando su lanza cohete contra el otro guardián.

El anciano mago se quedó mirándolos durante breves instantes, para después con un gesto de su bastón de madera, las puertas se abrieron solas y dejaron pasar al mago.

Estar dentro de la sala era como estar en el interior de un diamante o de una joya preciosa. Cada rincón de la misma estaba cubierto por cristales de diferentes colores, formando un intrincado laberinto que servía para ocultar algo en su interior.

Cerró los ojos y dejó que su bastón encantado lo guiase por el laberinto.

La cola del guardián se había enroscado en el cuello de Hulk y presionaba sobre su garganta, ahogándole. Con un gemido gutural, el goliath esmeralda desmenuzó con sus propias manos la cola de la criatura, para a continuación clavar sus dedos a ambos lados de la estatua de piedra y con un movimiento de sus músculos de acero, partir en dos mitades a la estatua, que se desmoronó en un montón de piedras inertes y muertas.

El anciano mago llegó al centro del laberinto y a lo que se custodiaba. Gorshman leyó en antiguos pergaminos sobre cosas semejantes, pero nunca sus ojos contemplaron algo igual. Una masa organiza, semejante a un corazón, latía lentamente, enviando energía a la barrera mágica que rodeaba el palacio real. Intentó tocarlo, y sintió los hechizos protectores que le rodeaban. Cerró los ojos y amplió al máximo sus sentidos místicos hasta que dio con la solución, pero el precio…

El precio era alto para lograr su objetivo, sin otra opción, tomó con rapidez la decisión.

Sus arrugadas y ancianas manos trazaron símbolos arcanos que comenzaron a romper los hechizos uno otras otro. Gorshman sintió pinchazos en su cuerpo y en su psique, debilitándolo rápidamente, pero debía persistir, triunfar. Con un grito triunfante destrozó los hechizos de protección y hundió su mano en la joya de Taran’knar. Un resplandor cegador le hizo cerrar los ojos, y cuando la joya se desintegro en miles de minúsculos fragmentos, el laberinto de cristal de la sala de desmoronó, hasta convertirse en mero polvo de cristal.

El anciano se desplomó. Bicho consiguió saltar lo suficientemente rápido para evitar que se cayese.

- ¿Estas bien, Gorshman?

- M-me muero. He usado casi toda la fuerza vital que me quedaba para destruir la joya. Ahora el destino del pueblo de Jarella, a la que tanto amaste esta en tus manos.

Tras decir esto, el cuerpo del anciano mago desapareció, dejando en su lugar sólo un montón de ceniza humeante.

- ¡Es horrible!...Tik!- Exclamó Bicho.

Hulk se sintió mal. Gorshman era uno de los amigos de confianza de Jarella y junto con sus dos compañeros magos le ayudaron en todo cuanto estaba en su mano siempre que pudieron.

- No te preocupes, viejo amigo, Sha’kall será historia.

- ¿Estas bien, amigo?..Tik- Dijo Bicho poniéndolo una mano encima.

- ¡Te he dicho que no me llames amigo!- Exclamó Hulk, irritado con la perdida del mago y no con el micronauta.

En un solitario pasillo del palacio se pudo escuchar un zumbido, y después un resplandor de luz que hizo aparecer a tres figuras.

- Nadie a la vista.- Dijo el comandante Rann.- El teletransportador que nos instalo Bio-tron-B ha funcionado a la perfección.

- ¡Drax no lo cree así! Drax estar mareado y ver lucecitas de colores en los ojos.- Dijo Drax llevándose una mano a la cabeza.

El comandante Arturus Rann miró su sensor que le indicaba la bio-señal de su compañero en el interior de este lugar, hizo un gesto para que avanzasen. A su lado la princesa Mary no dejaba de mirar a un lado y a otro, inquieta. La última vez que visitaron este mundo, tuvieron que enfrentarse a un Drax manipulado por una falsa hermana de Jarella, que combatieron junto al terrestre Capitán Marvel. Finalmente demostraron que todo era un engaño y ella sólo quería a Drax a su lado para emular a la reina Jarella [1] . Después de aquello Drax se marchó con ellos y desde entonces no se había separado de su lado. Podía sentir en el severo rostro de su gigantesco compañero que no le agradaba en absoluto volver a pisar ese lugar. Tenían que ir con mucho cuidado, cualquier cosa podría hacer que se descontrolase y estallase su ira. Les había llevado un tiempo poder localizar en que planeta se estrelló la nave donde viajaba Bicho, no cabía duda de que el no esperaban que fuese precisamente en K’ai donde se hallase su compañero y amigo.

- En aquí, Bicho se encuentra dentro.- Dijo el comandante Rann señalando a dos enormes puertas de piedra abiertas de par en par.

- Parece como si un terremoto lo hubiese arrasado todo.- Observó la princesa Mary al mirar los restos de las estatuas de piedra desperdigados por la cámara.

- Drax estar cansado de dar vueltas como pasmarotes, Drax quiere irse de aquí. Encontrar a Bicho e irnos.- Inquirió Drax apretando los dientes.

La princesa Mary se acercó y le puso la mano encima de su enorme brazo.

- Calma, Drax, recuerda que somos tus amigos, confía en nosotros.- Dijo con voz tierna Mary.

Los tres micronautas decidieron explorar tras las grandes puertas de piedra, entusiasmados con la idea de reencontrarse con Bicho. Lo que no esperaban era encontrarse con este panorama. En el centro de un mar de polvo azulado, casi cristalino, se hallaba su compañero micronauta y frente él, en actitud amenazante, con un puño levantado, una auténtica masa de músculos de acero y pura furia que conocían con el nombre de…

-¡Hulk!- Exclamó el comandante Rann.

El héroe esmeralda se giró en cuanto escuchó su nombre. Sin embargo, antes de que el comandante


Rann o la princesa Mary pudiesen decir palabra alguna, Drax se impulsó con sus poderosas piernas, lanzándose con todas sus fuerzas e impactando contra Hulk.

- Bicho es amigo de Drax ¡y nadie amenaza a amigos de Drax!

Debido al ataque de Drax, Bicho había caído hacía uno de los lados, dándose un golpe en la cabeza y quedando momentáneamente sin sentido.

Hulk paró uno de los puños de Drax, devolviéndole el golpe y haciendo que el titán chocase con uno de los muros, que se derrumbó sobre el, sepultándolo en parte.

- Tengo una sensación de deja vu.- Dijo Hulk volviéndose hacía donde estaban los otros dos Micronautas.

- Lo siento, no queríamos atacarte.- Se disculpo Rann.

Drax reanudo su ataque, descargando sus puños contra la espalda del gigante de jade.

Hulk se revolvió, ya sin contenerse lo más mínimo y dejándose llevar por el combate.

- ¡Drax detente! – Gritó el comandante Rann.

- Ya conoces a Drax, cuando se enfurece no hay quien lo pare.- Observó la princesa Mary.

El micronauta suspiró.

- Es exactamente lo que te iba a decir de Hulk, ¡que la fuente enigma nos pille confesados!


- ¡Drax! ¡Hulk! ¡Deteneos!

Los ruegos de la princesa Mary no eran escuchados por los dos titanes, que enzarzados en un desenfrenado y violento frenesí, no escuchaban ni veían nada más que al contrario.

-  ¡Drax aplastará tu fea cara verde!- Exclamó Drax enfurecido.

- ¿A quien llamas feo? Y por si no lo recuerdas, ¡es Hulk quien aplasta!

Hulk pasó su brazo por el cuello de Drax, inmovilizándolo y presionando en su garganta hasta empezar a ahogarlo.

- ¿Te rindes, Drax?

-¡Drax nunca se rinde! – Exclamó el destructor, agarrando a Hulk de la cabeza y haciéndole dar una voltereta, derribándolo con un gran estruendo que hizo temblar todo el suelo. Hulk se levantó dispuesto a reanudar el combate, cuando un rayo de energía impacto a ambos al mismo tiempo. Los dos se volvieron para descubrir a un recuperado Bicho que les apuntaba con su humeante Lanza-cohete.


- Debería sentirme halagado de que os peleaseis por mi…Tik!

Drax puso cara de confusión.

- ¿Bicho esta bien?

- Hulk no intentaba hacerme daño, grandullón, él y yo somos grandes amigos…Tik!

- ¿Lo somos?- Dijo Hulk lanzándole una mirada reprobadora al insectívoro.

- ¿Entonces ya no tenemos que pelearnos?- Preguntó Drax.

- ¡Claro que no, pedazo de bobo!- Gritó Hulk.

La Princesa Mary le dio un sincero abrazo a Bicho.

- Nos tenías preocupados, viejo amigo.

- He estado ocupado…Tik!.- Dijo Bicho.- Intentamos derrocar a un tirano y salvar al pueblo de K’ai..Tik!

- ¿Derrocar a un tirano?- Preguntó Arturus Rann.- ¿Y la situación es desesperada y en inferioridad numérica?

El comandante Rann y la Princesa Mary se intercambiaron una mirada.

- ¡Nos apuntamos!

- Estupendo, esto empeora por momentos. En estos momentos Sha’kall estará esperándome, y no hay que decepcionarle. Si queréis ayudar, uniros al ejercito rebelde de Dekar, estarán apunto de iniciar el ataque.

- ¿Estas seguro de que no necesitaras nuestra ayuda?...Tik!

- Sólo me estorbaríais.- Contestó Hulk.


Los Micronautas asintieron, y el comandante Rann, la Princesa Mary, Drax y Bicho se encaminaron hacía la salida.

- Suerte…Tik!- Dijo Bicho levantando una mano.

El fallecido Gorshman le dijo que Sha’kall se encontraba en la cima de la Torre donde estaban. Tomó impulso y se lanzó hacía arriba con todas sus fuerzas, atravesando como si fueran de papel las diferentes plantas hasta llegar a la última de ellas.


Hulk se quedó paralizado ante el horror que tenía ante sus ojos.

Hombres y mujeres jóvenes, incluso niños  colgaban cabeza abajo del techo de la estancia. Tenían cortes en diversas partes de su cuerpo del que manaba sangre en abundancia que caía hacía unos recipientes apostados para recolectarla. Sumidos en un sopor, se movían y gemían lastimosamente, sin darse cuenta de que la vida se les escapaba lentamente, gota a gota de su sangre, de su esencia vital que les era arrancada.

- Y me llaman a mi monstruo…- Dijo Hulk frunciendo el ceño.

Una espesa y fantasmal niebla se fue formando delante suyo, tras disiparse, vio aparecer a diez figuras envueltas en oscuras túnicas y cuyos rostros estaban ocultos bajo las sombras de sus capuchas. Uno de ellos llevaba a Jezabel en brazos, parecía como dormida en el algún ensueño mágico. Retiró la túnica, dejando ver un rostro parcialmente cubierto de pústulas que le daban un aspecto enfermizo y engañosamente débil.


- ¿Acaso crees que tu patética rebelión podrá arrebatarme mi trono?

El rostro de Hulk se deformó por la rabia.

- No me interesa tu trono, si no salvar a esta gente. – Su mirada se detuvo en Jezabel.- ¡Suéltala ahora mismo o te arrepentirás!

- ¿Salvarles? ¿salvarla? Si no puedes ni salvarte a ti mismo.- Dijo Sha’kall sonriendo.

Sus nueve compañeros se despojaron de sus largas túnicas, dejando ver que en absoluto se asemejaban siquiera a seres humanos. Tenían un largo cuerpo sin piernas, como un gusano, con cuatro brazos acabados en pinzas, sus bocas insectoides emitieron un largo y prolongado zumbido y de su interior brotaron cientos, tal vez miles de pequeños insectos hasta formar una auténtica nube.

La nube se lanzó a por el gigante de jade, haciendo que desapareciese sumergido en su interior.

El rey-hechicero Sha´kall dejó suavemente a Jezabel sobre la mesa de madera que parecía brotar del suelo y cuyo gran y retorcido árbol que crecía en su centro y llegaba hasta el alto techo del lugar pareció inclinarse para vigilar a la joven.

Las tropas del general Dekar habían tomado por sorpresa al ejercito del palacio real, tan acostumbrados a estar protegidos por la magia de su gobernante, que no esperaban un ataque de esa magnitud.

Los jinetes que montaban bestias zim´kach atacaban a los soldados que defendían las altas almenas del palacio, mientras los soldados rebeldes que conseguían entrar en el interior de la fortaleza intentaban sembrar todo el caos posible entre las tropas reales.

- Drax ¿Por qué no les echas una mano y abres una brecha en el muro?...Tik!- Dijo Bicho disparando su lanza-cohete contra un grupo de guerreros.

- ¡Sí! Drax ¡les ayudará!

El behemot se elevó en el aire para caer con toda su inmensa mole contra una de las murallas, el impacto hizo temblar toda la estructura y abrió un gran boquete.

Tras quitarse los escombros de encima, Drax se quedó mirando a los guerreros que entraban y a los que corrían para detenerlos y se rascó la cabeza.

- Mmm Drax tiene una gran duda ¿Quiénes son los malos? A Drax le parecen todos iguales.- Dijo el gigantón.

-¡Drax! ¡Ataca a los de armaduras de hierro! ¡Esos son los enemigos!- Gritó Bicho.

Drax asintió y cargó contra las tropas reales, golpeando cuanto guerrero se ponía en su camino, enseguida cundió el pánico y el temor entre los defensores del rey-hechicero.


El comandante Arturus Rann se elevaba por encima de la batalla con las alas-cohete de su traje y disparaba con su pistola de plasma. Cuando decidieron venir en busca de su compañero Bicho, no esperaban meterse de lleno en una guerra civil en el planeta ni mucho menos encontrarse con el terrestre llamado Hulk. Aún así, Arturus luchaba con ahínco, por lo que sabia, el gobernante de este mundo era un tirano y un loco, y él sabia mucho de intentar derrocar a un tirano.

La princesa Mary también conocida como Marioneta se movía como pez en el agua, las luchas y los combates eran algo habitual en la vida que había tenido que vivir desde muy joven. Dio un par de volteretas en el aire y cayó sobre dos guerreros.

- Peleas bien, extranjera, no se por que nos ayudáis, pero gracias.

- Son amigos míos, general Dekar…Tik!- Dijo Bicho aterrizando al lado de ellos.- Le presentó a la princesa Mary, el hombre volador es el comandante Arturus Rann y el grandote verde y estupido es Drax. Nos hacemos llamar los Micronautas.

Dekar sonrió. Aún en este mundo habían escuchado historias sobre las aventuras de los legendarios Micronautas.

- ¿Y Hulk? – Preguntó Dekar asestando un golpe mortal con su espada a un enemigo que trataba de batirle.

- Ha ido a por Sha´kall ¡Tik!

- Jarella le proteja.- Dijo el general rebelde.

Los millares de voraces insectos mordían y desgarraban la piel esmeralda de Hulk, que se encontraba en el corazón de la nube de pequeños y mortales asesinos que trataban de devorarle.

Hulk juntó golpeó con fuerza las palmas de sus manos, creando una onda de aire que dispersó a los insectos el tiempo suficiente para que el coloso de jade saltase sobre las criaturas de las que surgían las hordas de insectos. Levantó su poderoso puño para descargar su ira sobre la criatura insectoide, cuando se le abalanzaron todos ellos y empezaron a morderle con sus voraces mandíbulas.

-Habéis mordido más de lo que podéis digerir.- Dijo Hulk enrabietado.

Con sus propias manos partió a una de las criaturas, que reventó, salpicando por completo de un líquido viscoso y maloliente, con una de las mitades golpeó una y otra vez a varias de las criaturas. Una se intentó escabullir viendo el destino de sus compañeros, pero no pudo escapar a la rabia de Hulk, que con el puño cerrado le aplastó el cráneo con un chasquido.

- ¿Esto es todo lo que puedes lanzar contra mi? ¿Este es el enorme poder de Sha’kall?

Sin que palabra alguna saliese de su boca, el rey-hechicero alzó su retorcido bastón de madera y cerró los ojos y un cántico lento y suave se escuchó por toda la estancia. Sacó un pequeño frasco de cristal con un liquido azulado en su interior y lo lanzó contra el suelo, rompiéndose el frasco y vertiéndose su contenido, allá donde caía el liquido surgía una figura abotargada e imponente, titanes de ojos rojos, que parecían estar hechos de una sustancia viscosa similar al barro,  que abrían y cerraban la boca como si gritasen, pese a que no salía sonido alguno de su boca. Uno de los seres se lanzó sobre Hulk como una auténtica fiera, descargando una lluvia de golpes que desbordó al coloso.

Uno tras otro los seres aborgatados caían sobre el coloso esmeralda, sumando sus fuerzas para intentar imponerse a su poderoso oponente.

Mientras sus creaciones entretenían a Hulk, Sha’kall sacó un cuchillo ritual de hoja curvada y al tiempo que recitaba unos versos liberaba unos polvos negros similares a la ceniza sobre el cuerpo de Jezabel.

La muchacha empezó a abrir los ojos lentamente, y cuando fue realmente consciente de donde se encontraba intentó liberarse, y para su sorpresa, a pesar de no estar atada ni encadenada, no podía moverse.

- No intentes liberarte, no podrás. Con tu sacrificio, se liberará un poder sin igual, un poder antiguo y oscuro que anhela saciar un hambre de eones. Las almas de nuestro amado pueblo les satisfarán y curarán mi mal.

- N-No, no puedes hacerlo.- Dijo con voz débil Jezabel.

- Oh, claro que puedo…

Un poderoso rugido resonó ensordeciéndolos. Con un poderoso movimiento de los músculos más fuertes de la Tierra se deshizo de las criaturas de Sha’kall. Hulk golpeó a una de las criaturas lanzándola contra uno de sus congéneres. Este para sorpresa de Hulk se deshizo y se unió al ser, haciéndose más grande y más fuerte.

- ¿Pero que?

La criatura abotargada abrió y cerró su enorme boca, como un pez fuera del agua y el resto de criaturas se empezaron a fundir y a unirse a él, hasta alcanzar un tamaño descomunal.

- Yo y mi bocaza…

El gigante abotargado, lanzó distraídamente uno de sus grandes brazos contra él, lanzándolo contra uno de los muros, que hizo derrumbarse parte del techo encima de él.

- Noooo- Gritó Jezabel sabiendo que si Hulk caía su destino y el de su pueblo estaba sellado.

- No te preocupes, muchacha, pronto os reuniréis en la otra vida.- Dijo el rey-hechicero sonriendo maliciosamente.

El cuchillo curvó se alzó, para bajar rápidamente hasta verter la sangre de la joven. La sangre brotó y el rey-hechicero mojó sus dedos en ella y sus ojos se pusieron en blanco cuando Sha’kall entró en un trance. Elevó su voz, haciéndose más y más fuerte hasta parecer un rugido. Lanzó su llamada más allá de los confines del mundo, donde residían entidades fuera del entendimiento de cualquier ser


racional o irracional. Fueron adorados por criaturas insectoide en la pre-historia del planeta Tierra que se extinguieron mucho tiempo atrás. Su último superviviente, la criatura llamada Psyklop realizo sacrificios para ellos, con la intención de poder traer de vuelta a su desaparecida raza, pero murió y permanecieron en letargo, sin contacto alguno con otros planos de existencia durante largo tiempo [2] . Hasta que Sha’kall atravesó los caminos dimensionales e inicio el contacto de nuevo, prometiéndoles nuevos sacrificios, nuevas almas e energía vital para alimentarlos. Empezaron a formarse, como una niebla o nube brumosa. Fluctuaban y se expandían, docenas de ojillos crueles y maliciosos miraban con odio el nuevo mundo que se abría ante ellos. Los dioses oscuros gritaban y aullaban, con un chillido estremecedor.

Sha’kall salió del trance y quedó como hipnotizado contemplando como se liberaban sus amos.

- Comienza una nueva era.


La cruenta contienda continuaba entre el ejército rebelde y los soldados del rey-hechicero de K’ai. El avance de los rebeldes apenas podía ser contenido por los soldados reales. El general Dekar desplegó con gran habilidad a sus hombres, cuyo ímpetu y determinación  por liberarse del yugo de sus opresores, suplía con creces su falta de entrenamiento y de experiencia bélica.

Cada uno de los Micronautas luchaba como uno más. Drax se deshacía sin problemas de quien osaba ponerse en su camino. Bicho saltaba y daba volteretas en el aire al tiempo que disparaba su lanza-cohete, la Princesa Mary y el comandante Rann luchaban espalda contra espalda, sin dejar de apretar el gatillo de sus pistolas en ningún momento.

Bicho se paró durante un segundo para observar como una negra oscuridad se arremolinaba alrededor de la torre más alta del palacio real. La oscuridad se extendía desde la torre, ocultando todo a su paso. El insectívoro no pudo evitar sentir que algo terrible estaba ocurriendo allí. No sólo se estaba librando la batalla en la que combatían, si no que otra batalla, quizás más importante y transcendental se libraría en la cima de la torre.

Sha’kall extendió sus brazos triunfante. La esencia de los Dioses Oscuros se manifestaban lentamente en el plano terrenal. Sus súbditos servirían a un buen mayor al servir de alimento para sus amos. Eso le ganaría su favor y por fín se libraría de la terrible enfermedad que lo consumía lentamente. ¿Qué mejor manera de servir a su rey que morir por él?

El suelo tembló ostensiblemente, con un gran estruendo y una lluvia de fragmentos, envuelto en una nube de polvo apareció la amenazadora silueta de un Hulk fuera de si.

- ¡Tú! ¿Acaso no hay manera de acabar contigo?- Dijo Sha’kall.

El goliath esmeralda sacó el hacha de doble filo que llevaba colgado en su espalda y que no había usado desde su enfrentamiento con los caballeros de hierro.

- Vas a arrepentirte de haberme hecho enfadar. Aún no te has dado cuenta, pero ¡estas acabado!

Hulk enarbolo su hacha de combate, dirigiendo su hoja contra el rey-hechicero. Con un sencillo movimiento de su mano, un escudo místico se interpuso entre el arma y su cuerpo.

- ¡No podrás frenarme eternamente! – Gritó Hulk.

Sha’kall sintió la inmensa presión que ejercía sobre su escudo místico, a duras penas podía aguantar el ataque de pura fuerza bruta de su oponente. Recordó un encantamiento y recitó en su mente las palabras adecuadas. Un fuerte e incontrolable viento surgió de la nada. Los ojos de Sha’kall abiertos e inexpresivos saludaban a sus nuevos aliados. Hulk pudo sentir la fuerza del viento, casi huracanado que lo apartaba del rey-hechicero. Los espíritus del aire susurraban con voz malévola sin dejar de soplar ráfagas de viento con la intención de arrastrarlo. Incluso Hulk tenía dificultades en mantenerse erguido ante la fuerza del viento de los espíritus elementales invocados por Sha’kall.

Con el viento golpeándole la piel, con los ojos entrecerrados, pudo ver el cuerpo caída y quieto de Jezabel, envuelto en un charco de sangre. El corazón comenzó a bombear con más fuerza, la adrenalina a fluir y con un desgarrador gritó a la vez de dolor y de furia, Hulk descargó toda esa ira en un único y espectacular golpe contra el sueño de la cámara. La violenta onda expansiva generada por el brutal golpe hizo que el rey-hechicero volase por el aire, rompiéndose su concentración y haciendo que los espíritus elementales se desvaneciesen como si nunca hubiesen estado allí.

Sha’kall se intento incorporar, ligeramente desorientado. Hulk se movió extraordinariamente rápido para alguien de su tamaño y se plantó delante del tirano.

- Vas a desear no haber puesto un pie en este mundo, mago.- Dijo Hulk antes de asestarle un mandoble con su hacha.

Para sorpresa de Hulk, el hechicero detuvo el golpe con su bastón de madera, nudoso y retorcido. Sha’kall con un veloz movimiento, desarmó al gigante verde y le impactó en pleno estomago con el bastón. Sintió un dolor, y  allá donde había tocado el bastón salió una especie de salpullido y heridas parecidas a quemaduras.

- ¡Me has hecho daño!- Exclamó Hulk encolerizado.

Sha’kall volvió a golpear a Hulk, esta vez en pleno rostro, se llevó las manos arrostro, cubriéndose los ojos que le ardían

El rey de K’ai no pudo evitar sonreír al creerse cerca de la victoria. Apuntó con su bastón místico y este se iluminó por completo hasta refulgir con llamas mágicas y doradas.

- He aquí el fin del Dios-Hulk. Y el inicio de la era de la oscuridad para K’ai. ¡Muere!

Las llamas mágicas alcanzaron a Hulk, hasta que de pronto, empezaron a dispersarse, a disgregarse al alcanzarle.

- ¿Qué es lo que ocurre? ¡Mi magia se desvanece al chocar contra él!

Hulk se quitó las manos del rostro, mostrando que las heridas causadas por el bastón se habían curado gracias a su milagroso sistema de recuperación. Con sus grandes manos sujetó el bastón, levantando en volandas a Sha’kall, que seguía sin dar crédito a lo que estaba sucediendo. Con un gruñido casi animal, Hulk lanzó a su enemigo contra el árbol retorcido y malévolo que presidía la sala de sacrificios. Sha’kall sólo pudo aullar de agonía cuando sintió como una de las ramas le atravesaba el pecho, quedando aprisionado y colgado como una pieza de caza en el salón de un cazador. Tosió sangre y supo que se moría, su última mirada fue hacía la nube negra que se hacía más real  y tangible a cada segundo que pasaba.

Durante unos segundos que parecieron eternos, Hulk se quedó contemplando el cadáver del rey-hechicero, aprisionado entre las ramas del agonizante árbol.- ¿Cómo es que su magia no me afecto?-


pensó- Casi diría que tengo un ángel de la guarda.

Escuchó un sonido que le hizo darse la vuelta, unos gemidos ahogados. Abrió mucho los ojos de sorpresa al observar que era Jezabel.

- ¡Estas viva!- Dijo Hulk mientras levantaba cuidadosamente su cabeza y la apoyaba en su mano.

- T-tienes que detenerlos. N-no p-puedes p-permitir que campen a sus a-anchas por K’ai. Se alimentaran de sus habitantes, nos mataran a todos...

Hulk acarició su largo y sedoso cabello.

- No hagas esfuerzos, estas malherida.

Jezabel le apretó la mano y le miró directamente a los ojos.

- Sabes lo que tienes que hacer.

Hulk llevó su vista hacía la grande y tenebrosa nube que no dejaba de expandirse. Se giró de nuevo hacía Jezabel y asintió. Se acercó más hacía la muchacha y le dio un beso en la frente.

Se plantó frente a la oscuridad creciente de los Dioses Oscuros. Una teoría empezó a formarse en su mente. La armadura que le regaló Gorshman, de algún modo la armadura le protegía contra todo tipo de magia arcana y estaba seguro que era la clave para derrotar a los Dioses Oscuros. No sabia lo que ocurriría a continuación, ni siquiera si lograría sobrevivir a lo que estaba apunto de hacer, pero sabia que era lo que debía hacer.

-¡Por el pueblo de K’ai! ¡Por Jarella! ¡Por Jezabel!

Jezabel pudo observar con estupor como Hulk se internaba en la oscuridad viviente, en la nube de maldad que amenazaba con anegar todo a su paso.

Lo primero que sintió Hulk fue un frío gélido, nunca en toda su existencia había notado un frío de tanta magnitud, hasta su misma alma se quedó helada. Notaba como intentaban penetrar en su mente, como termitas intentando horadar la madera, para llegar a su interior. Los susurros malignos y sinuosos llenaban sus oídos, susurrándole cosas en una lengua muerta que no comprendía. No entendía las palabras, pero si su significado. Promesas de poder, de inmortalidad, joyas, mujeres, todo lo que cualquier mortal podría desear fue ofrecido sólo por el precio de la servidumbre eterna.

Un pequeño precio y el poder ilimitado seria suyo y de nadie más.

¡No! ¡Dejadme! ¡No quiero nada de vosotros- intentaba gritar Hulk, pero en este medio gélido y oscuro no tenía voz.

Imágenes pasaron delante suyo, Su madre, Betty, Jarella, todas las personas que había amado y a las que perdió de manera horrible. Las promesas se ampliaron. Puedes volver a tenerlas a tu lado de nuevo decían los susurros. Acepta servirnos y volverán a estar junto a ti, por toda la eternidad.

La rabia, la furia incontrolable, la desesperación, el dolor acumulado, todo ello desembocó en un alarido mental del goliath esmeralda y fue en ese momento cuando el hechizo oculto de Gorshman se


activó. La energía arcana brotó de Hulk, creando una burbuja mística alrededor suyo, hasta que esta eclosionó.

Hulk sintió como todo estallaba en un fuego mágico que hizo gritar de dolor a los Dioses Oscuros.

En el campo de batalla, tanto atacantes como defensores se detuvieron por un momento cuando observaron como la parte superior de la torre de Sha’kall explotaba.

Los rebeldes estallaron en vítores, y los soldados del rey-hechicero se quedaron paralizados al comprender que su amo y señor había sido finalmente derrotado.

Atemorizados, soltaron sus armas y empezaron a correr como alma que persigue el diablo.

- Lo ha conseguido. Realmente lo ha hecho.- Dijo el general Dekar.

- ¡Yo nunca lo dude!...Tik lo único que lamento es no haber estado a su lado combatiendo…Tik!- Dijo Bicho.

- ¿Se ha terminado la batalla? Drax quiere seguir luchando, apenas ha entrado en calor.- Dijo Drax mirando confundido a un lado y a otro.

- Enhorabuena, general, ha sido un placer combatir junto a vosotros.- Observó el comandante Rann ofreciéndole la mano al general.

- ¿Y ahora que ocurrirá?...Tik

- Ahora llegarán las celebraciones en honor a Hulk y a su gran victoria.

- ¡Música para mis oídos!...Tik


Jezabel abrió los ojos lentamente al notar la ligera brisa que le acariciaba el rostro. Lo primero que vio fue el severo rostro de Hulk, que le llevaba en brazos. La parte superior de la torre había desaparecido por completo, dejando ver el cielo.

- Nos has salvado.- Dijo Jezabel.

- Fue Gorshman, sin él nunca lo hubiese conseguido. Su armadura encantada me ha permitido detener a Sha’kall y a sus Dioses Oscuros.

- Pero la armadura no habría servido de nada sin ti. Gorshman la forjó para que sólo tú pudieses llevarla. Tu valía ha quedado demostrada.

- Parece que ha cambiado mucho tu actitud hacía mí. ¿Ya has dejado de pensar que fue mala idea traerme?

Jezabel llevó su mano al rostro del gigante y le acarició la mejilla.

- Quien habló aquella noche fue mi dolor por la perdida de Jarella. Ahora comprendo que ese dolor es algo que no debe separarnos, si no unirnos. Los dos la amábamos, cada uno a su manera. Ahora veo que vio mi prima en ti, vio más allá de tu feroz aspecto, entendiendo que tu corazón es noble y valiente y tu alma es pura.

Hulk rompió a reír en grandes carcajadas.

- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?

- Las palabras que has dicho sobre mí, conozco a muchas personas que opinarían todo lo contrario. En mi mundo soy un monstruo, perseguido día y noche, sin conocer la paz, ni la felicidad.

La muchacha lo miró con ojos dulces.


- Aquí la podrías conocer. No tienes por que regresar ¿Qué es lo que te espera allí?

Antes de que pudiese reflexionar sobre sus palabras, Jezabel le besó. Le tomó totalmente por sorpresa, pero se dejo llevar.

Sintió un leve mareo. Enseguida recordó la última vez que lo había sentido. Dejó a Jezabel en el suelo con cuidado.

- ¿Qué ocurre?- Preguntó ella alarmada.

- Mi tiempo aquí se acaba. El hechizo de Gorshman ha cumplido su cometido, me envía de regresó a mi mundo. Era de esperar que no tuviese ni un momento de paz.- Dijo Hulk con tristeza.

Jezabel se dio cuenta de que la figura de Hulk se tornó semitransparente y translucida. Empezando a crecer y crecer, hasta alcanzar un tamaño descomunal.

- Adiós, Jezabel.- Dijo Hulk con un tonó atronador dado su tamaño.

- Adiós, Hulk, mi salvador, nuestro protector.- Dijo Jezabel con ojos llorosos.

Hulk ya no podía escucharla, su tamaño era tal que eran como hormigas para él.

Desde el lugar donde se encontraba, Dekar, Bicho y los Micronautas pudieron contemplar la gigantesca figura de Hulk alejándose, haciéndose cada vez más y más grande.

- Cuídate, amigo…Tik- Exclamo Bicho.

En unos instantes, era mucho mayor que K’ai, que a sus ojos era solo ya un punto diminuto y minúsculo.

La noticia se extendió con rapidez por todo K’ai. El libertador los había librado del rey-hechicero y había ascendido a los cielos para vivir eternamente con la diosa Jarella.

La gente tomó las calles, exteriorizando su alegría por la buena nueva. Echaron abajo los sanguinarios templos de sacrificios de los dioses oscuros.

Liriana salió también a las calles para celebrarlo. La mujer deseo poder ver para contemplar el estallido de felicidad de sus hermanos y hermanas por haberse liberado del yugo de Sha’kall.

Hulk que pasó de monstruo a dios en el firmamento. Hulk el libertador, Hulk el conquistador.

 Allá donde estuviese, esperaba que encontrase la paz que tanto anhelaba.

FIN

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Referencias:
1 .- En la serie del Capitán Marvel de Peter David
2 .- Hulk Vol. II 202-203 Usa

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