Marvel Knights nº09

Título: La lista (I)
Autor: The Stranger
Portada: Mike Deodato Jr.
Publicado en: Mayo 2008

¡Comienza una nueva saga! Con la perdida indefinida de los poderes de Capa, el Caballero Luna necesita un nuevo miembro en su equipo. ¿Quién será? ¿Quién está en la extraña lista que oculta con tanto cuidado?
Cuando reina el caos y los criminales campan por sus anchas, solo un grupo de solitarios héroes es capaz de hacer lo necesario para mantener la paz y seguridad urbanas. No salvan universos, ni planetas, ni al mundo...se dedican a salvar a la gente de a pie. No tiene nombre oficial pero nosotros les conocemos extraoficialmente como...
Creado por Chuck Dixon y Ed Barreto

Resumen de lo publicado: El Caballero Luna y sus guerreros combaten contra la Abominación a pesar de que saben que es difícil que puedan ganarle. Sin embargo, Capa desata sus poderes y engulle a la Abominación en la oscuridad de su manto, pero parece haber perdido sus poderes tras tamaño esfuerzo. Habiendo perdido, presumiblemente, a uno de sus más poderosos hombres, Marc Spector decide recuperar su lista secreta para buscar a otros que se unan al grupo.


La cueva tenía pinta de no tener fin. Estaba oscura como la boca abierta de un lobo que aullaba antes de lanzarse sobre su presa y el olor que despedía les hacía recordar el mar a primera hora de la mañana. Marta Plateada soltó la cuerda por la que había bajado y echó un vistazo hacia las rocas afiladas que había a varios metros hacia debajo de la entrada de la cueva, donde las olas chocaban. A su lado, Shang-Chi no dejaba de mirar la oscuridad que les esperaba.

-No lo entiendo- murmuró el guerrero chino.

-¿Qué parte exactamente?- preguntó la mercenaria cogiendo una linterna y sacando una pistola. Encendió la linterna antes de preparar el arma para ser disparada.

-Según la ficha que nos proporcionó Marc...

-Caballero Luna- le cortó Marta Plateada-. Estamos en una misión.

-Caballero Luna- asintió Shang-Chi-. Según la información que nos proporcionó, este ser que buscamos puede ser tanto bueno como malo. ¿Nos vamos a internar en esta cueva sin saber exactamente de que lado está ahora?

-Por eso hemos venido de día- Marta Plateada comenzó a avanzar muy, muy despacio, mientras iluminaba lo que podía con la linterna.

-No me refiero a eso.

-Hemos perdido a Capa que era uno de los más poderosos de nosotros. No es extraño que el Caballero Luna quiere sustituirle.

-¿Y nos envía a por un vampiro asesino?- preguntó Shang-Chi sacando su propia linterna.

-No siempre ha sido así. Ya has leído el informe.

-A eso me refería- el guerrero chino iluminaba la parte de la cueva que no alcanzaba la linterna de Marta Plateada-. ¿Qué sea tan inestable no preocupa al Caballero Luna?

-Tú le conoces tanto como yo- murmuró la mercenaria, aún sabiendo que ella le conocía de otras formas que su compañero-. Y le has oído. Quiere encontrar una cura para Morbius y puede que con el talento del doctor y el dinero de nuestro jefe, pueda ser posible.

-Eso es lo único que entiendo de todo esto- respondió Shang.

-Todos merecemos una segunda oportunidad.

De repente, oyeron algo arrastrándose en lo que parecía el final de la cueva. Marta Plateada miró hacia atrás y comprobó que habían avanzado bastante más de lo que había pensado. La luz de la entrada de la cueva era minúscula desde donde estaban, pero suponía que si corrían autentico peligro, podían correr lo bastante rápido hacia la salida como para estar a salvo.

-¿Doctor Morbius?- preguntó titubeante la mercenaria-. ¡Doctor Michael Morbius!

No recibió respuesta en algunos minutos en los que solo podía seguir escuchando el sonido de algo arrastrándose. Cuando el extraño sonido paró, una voz seca, siniestra y susurrante la habló desde las tinieblas de la cueva.

-Hacía mucho tiempo que nadie... me llamaba así.

Marta Plateada y Shang-Chi comenzaron a caminar aún más despacio de lo que ya lo hacían hacia la voz. Un gruñido inhumano les paró de golpe y la visión de dos ojos rojos refulgiendo en la oscuridad les hizo retroceder un par de centímetros.

-Doctor Michael Morbius, no estamos aquí para hacerle daño- murmuró tranquilizadoramente la mercenaria vestida de blanco.

-Es otro quien me quiere hacer daño- Morbius siseó desde donde estaba, sin dejarse ver, solamente sus ojos-. El cazador de vampiros quiere acabar conmigo de una vez por todas y no le culpo. Me lo merezco.

-Todos nos merecemos una segunda oportunidad- añadió Shang-Chi repitiendo lo que minutos antes le había dicho su compañera.

-Yo ya ha recibido muchas.

-Doctor, nosotros podemos protegerle- comenzó a decir Marta-. Formamos parte de un grupo de gente que...

-No me interesa- gruñó aquel que llamaban Vampiro Viviente.

-Con su inteligencia y el equipo que tenemos, seguramente encontrará una cura para su condición- intentó convencerle la mercenaria.

-Ya he encontrado muchas curas y al final, siempre acabo así- los brillantes ojos rojos se cerraron durante unos segundos-. Como un animal hambriento no solo de sangre, sino de la emoción de la caza. Hambriento de mal y muerte. No es sangre lo que se busca al final.

-Podemos curarle- repitió Marta Plateada-. Solo tiene que unirse a...

-¡No me interesa!- aulló el vampiro humano.

Tanto Shang-Chi como Marta Plateada comenzaron a retroceder poco a poco hacia la salida de la cueva en cuanto vieron el brillo de los colmillos de Morbius en la oscuridad, reflejados por las luces de las linternas. El vampiro comenzó a gruñir cada vez más fuerte, comenzó a moverse inquietó y tensó los músculos.

-¡No!- fue lo único que pudo gritar Marta Plateada antes de enfocar con la linterna a un enfurecido Morbius saltando hacia ellos.


Torre Spector.

El joven conocido como Tyrone Powell apretó con rapidez los botones del mando de la consola y alzó los brazos en señal de victoria cuando su personaje ganó a su rival en la pantalla de televisión de su cuarto. A su lado, Mattie Franklin soltaba el mando, resignada y tras resoplar, claramente disgustada.

-¡Es la tercera vez que me ganas!- exclamó la chica.

-Bueno, pues vamos a por la cuarta- le dijo Tyrone guiñándole un ojo.

-Ojala, pero tengo que estudiar- refunfuñó Mattie levantándose.

-¿Y esta noche?

-Tengo que salir de patrulla o entrenar o... cualquier cosa que se le ocurra a nuestro jefe- Matt entornó los ojos-. Seguramente tendré que salir a patrullar.

-Bueno... que se le va hacer- un gesto de decepción se dibujó en el rostro del joven-. Supongo que tendré que seguir jugando hasta que vengan a hacerme más pruebas.

-Tranquilo, supongo que terminarán pronto- le consoló Mattie.

-Sí, algún año.

-¿Por qué tantas pruebas?- preguntó la joven-. No sé, pero...

-Supongo que porque mis poderes pueden destrozar la ciudad- Tyrone apagó el televisor y miró fijamente a la chica-. Solo quieren asegurarse de que no soy un peligro... otra vez.

Mattie Franklin asintió. No podía creer que aquel joven fuese quien hace unos días le daba tanto miedo al acercarse, con su largo manto, su voz cavernosa y su rostro oculto prácticamente en la oscuridad de su capa. En aquel momento, solo veía a un joven con tan solo unos pocos años más que ella que quería seguir jugando a la videoconsola en vez de salir a perseguir a asesinos y criminales.

-No creo que seas un peligro- le dijo Mattie.

-Al menos ahora no lo parezco, ¿verdad?- dijo Tyrone como si le hubiera leído la mente a la chica.

Ambos rieron y pensaron que a pesar de todo lo que habían vivido, seguían siendo dos personas jóvenes que querían divertirse antes de enfrentarse a seres monstruosos, asesinos con trajes vivientes o criminales tecnológicos.

-¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?- murmuró Mattie.

-Dispara- respondió rápidamente Tyrone.

-¿Quién es Tandy?

El chico tragó saliva y bajó la mirada. ¿Qué podía decirle exactamente? ¿Quién era Tandy para él? Su compañera, su amiga, su hermana, su... era muchas cosas para él, pero en aquel momento no estaba con él. Los demás sí, desde Spector hasta Hobie Brown, pero Puñal no estaba con él cuando más la necesitaba. Le había dejado y en aquel momento la necesitaba y no sabía por qué no estaba allí. ¿Se tendría que olvidar de ella? ¿Lo haría con el tiempo y sin darse cuenta? No lo sabía, lo único que sabía es que la necesitaba. Siempre la había necesitado y nunca lo había sabido con certeza.

-No tienes por qué contestar- dijo Mattie al ver que el chico dudaba si contestar o no hacerlo.

-Tranquila, es que... no puedo hablar de ella ahora mismo- una ligera risa se formó en sus labios, sin dejar de mirar al suelo de la habitación-. Es alguien muy importante.

-Ya me contarás el resto cuando te apetezca- Mattie sonrió ampliamente.

-Eso espero.

-Será mejor que me vaya a estudiar- la joven señaló la puerta del cuarto.

-¡Que te vaya bien!

-Prefiero enfrentarme antes al Doctor Octopus.

Ambos rieron. Antes de llegar a la puerta de la habitación de Tyrone Powell, la joven se volvió hacia él una vez más.

-Otra pregunta.

-El próximo día me tocará preguntar a mi- añadió Tyrone encendiendo de nuevo el televisor.

-Ja, ja. Ya veremos- el rostro de la chica se tornó serio-. ¿Dónde está tu capa?



Un trajeado Marc Spector sujetaba entre sus manos el manto azul y negro de Capa, a la vez que no apartaba la vista de los monitores donde se podía ver la imagen de Mattie Franklin charlando con Tyrone Powell. Microchip se encontraba centrado frente a los monitores, como rey ante su obediente sequito. Giró su silla hacia Spector.

-No creo que sea buena idea, Marc.

-¿Exactamente?- gruñó Spector sin dejar de observar las imágenes.

-Las cámaras puestas en las habitaciones. No creo que sea buena idea.

-Ya lo discutimos el primer día.

-Y podemos discutirlo más veces- insistió Microchip.

-¿Por qué no lo ves bien?

Microchip entornó los ojos, dando a entender que habían tenido esa conversación cientos de veces. Marc Spector le devolvió la mirada, respondiéndole solo con ella que ya sabía cómo iba a terminar aquella discusión.

-Todos tenemos nuestros secretos y deberíamos tener nuestro rinconcito privado en estas instalaciones- contestó Microchip.

-Te ha quedado mejor que la última vez- Spector sonrió ligeramente-. Lo dices como si fuera a espiar las duchas de Marta o las noches de matrimonio de Hobie y Mindy.

-Sabes que no me refiero a eso.

-Uso las cámaras para conocer mejor a los miembros de este equipo y saber exactamente en quién tengo que confiar.

-Tú les elegiste- añadió Micro-. Deberías haber elegido a gente de confianza.

-No es tan simple.

-Eso significa que no vas a quitar las cámaras. ¿Verdad?

-No- contestó cortante el ex-mercenario-. Y espero que esto quede entre tu y yo.

-Por supuesto.

-¿Tienes ya las localizaciones de los restantes nombres de la lista que te pasé?- preguntó Spector cambiando radicalmente de tema, pasando su mirada de la capa que sostenía a las cámaras de vigilancia.

-Prácticamente todas. Algunos son demasiado escurridizos- Microchip le pasó una hoja con algunas direcciones-. Tengo mi opinión sobre algunos de ellos.

-Parece que hoy tienes una opinión de todo- gruñó Spector revisando la hoja.

-Y tú pareces demasiado crispado para la hora que es.

-La reunión de esta mañana se ha alargado demasiado- el ex-mercenario carraspeó levemente-. Podría estar haciendo mucho bien aquí antes que acudiendo a reuniones de accionistas y cenas de empresa.

-Tú vida como Steven Grant es importante. Además, con tu dinero también podrías cambiar las cosas.

-Es posible- murmuró Spector sopesando los nombres y direcciones de la lista-. Creo que mañana pensaré algo. Hay que cambiar las cosas. ¿Verdad?

-Verdad- respondió Microchip-. Tengo algunos datos que te interesaría saber.

-¿Sobre qué?

-Sobre dos misteriosos vigilantes.

-Siempre hay misteriosos vigilantes- replicó Spector.

-Creía que...- Micro negó con la cabeza-. Puede que te interesen para el equipo. Me dijiste que estuviera atento a cualquier actividad fuera de lo común y esos dos están llamando la atención y a la vez no.

-Uhm- masculló Spector-. Tenemos suficientes nombres en esta lista como para prestarle atención, pero dime lo que sabes.

-Uno de ellos es especialmente violento y parece actuar concretamente en San Francisco . Tiene acojonada a la actividad criminal del lugar y no es de extrañar. No deja supervivientes, ni hay testigos. Creo que tenemos suerte de que vaya solo a por los chicos malos... por ahora.

-Un vigilante violento y del que no tenemos datos- Spector dejó de mirar la lista y se rascó velozmente la nariz-. Puede que merezca la pena investigarlo si estamos en un apuro. Siguiente.

-Del otro tenemos más datos- Microchip rebuscó entre la montaña de documentos que tenía frente a él-. Su situación está en Boston, aunque creo que también se le ha visto en Dallas.

-¿Crees?

-Bueno, este no es tan violento como el anterior, ya que deja supervivientes. No en muy buen estado, pero supervivientes al fin y al cabo, los cuales pueden dejar algunos testimonios de este extraño vigilante que... bueno... he tenido que contrastar datos sobre...

-¿Qué pasa que sea tan especial con ese vigilante?- preguntó Spector más interesado en el asunto que al principio.

-Es Daredevil- soltó Microchip.

-Daredevil... eso es imposible. No sale de la Cocina del Infierno, ni siquiera a otros barrios de New York, al menos no habitualmente.

-Los testigos confirmar que vestía un disfraz de diablo exactamente igual que el de Daredevil (1) salvo por el detalle de que en vez de rojo es negro.

-Un imitador del diablo- susurró Spector-. O puede que nuestro antiguo aliado haya extendido su campo de vigilancia o esté planeando algo.

-No lo creo.

-¿Por qué?

-Cuando me enteré del asunto corrí a intentar confirmar si era o no Daredevil. Los tres ataques constatados de ese vigilante han tenido lugar justo cuando Daredevil era visto en la Cocina del Infierno- Microchip resopló-. He trabajado mucho para esta información, así que te puedes fiar de ella.

-Un imitador de Daredevil. Merece ser investigado. Antes tengo que hacer un par de cosas, pero me encargaré de ello personalmente y...

-¡Yo sí que me encargaré de ti personalmente!

Tanto Spector como Microchip se volvieron hacia Marta Plateada, a la que no habían oído entrar en la sala hasta que les gritó, aunque en realidad le había gritado a Spector, a quien miraba de manera furiosa e indignada.

-¿Has logrado convencer al doctor Morbius de que viniera?- preguntó Spector como si no viera la mirada furiosa de la mercenaria.

-¿Antes o después de que intentase comernos?

-El plan era que antes- Spector sonrió al ver la expresión de la mujer.

-Micro, déjanos solos- dijo Marta sin mirar a Linus Lieberman.

-Estoy hablando con él- Marc miró a Microchip-. Quédate.

-No quiero ser testigo de una de vuestras peleas matrimoniales- bromeó Micro, quien se quedó de piedra al ver las miradas que le lanzaban-. Me quedo y me callo. Entendido.

-¿Algún problema?- preguntó Spector volviéndose hacia la mujer.

-¿Algún problema?- Marta Plateada soltó una risita de indignación-. ¡Algún problema! ¡Nos has mandado a por un vampiro asesino que casi se nos come!

-¿Qué pasó?

-¡Si no llega a ser porque era de día no estaría aquí contándotelo!

-Por eso os mandé de día.

-¡Uf!- resopló la mercenaria.

-¿Huyó?

-¡Sí, se fue!

-Bien, porque ya tenéis al siguiente al que tenéis que buscar- Spector cortó uno de los nombres de la lista que tenía entre manos y se lo pasó a la mercenaria-. Toma.

-¿Es otro monstruo que quiere nuestra sangre?

-No. Además, a este le conoces.

Marta Plateada leyó el nombre y la dirección que le había Spector, le miró, volvió a leer la hoja de a papel y volvió a mirarle.

-Tiene que ser una broma- le dijo.

-No es ninguna broma.

-¿Qué significa esto? ¿Primero Morbius y después él?

-Después él, exacto- respondió Spector-. Ve con Shang-Chi. Podrás convencerle.

-No voy a convencerle de nada. Cuando dejó mi equipo lo dejó del todo. Además, ahora es un criminal.

-Fue Vengador.

-¡Puff!- Marta Plateada sabía que estaba perdiendo el tiempo discutiendo con Spector-. ¡No voy a convencerle! ¡Lo sé!

-Pero no pierdes nada con intentarlo- Spector miró a un lado y a otro-. ¿Y Shang-Chi?

-Tenia una cita. Seguimos siendo humanos. ¿Lo sabías?

-Ve entonces con Hobie- replicó Spector.

-Ha salido con Mindy- confirmó Microchip.

-Todo el mundo divirtiéndose mientras el equipo cojea de una pata- Spector asintió con gesto de disgusto y miró fijamente a la mercenaria-. Irás tú sola.

Marta Plateada se guardó la hoja de papel rota, sonrió a Spector de forma no demasiado agradable, se dio media vuelta y se fue. Una vez hubo salido de la sala, Microchip se volvió hacia Spector.

-En parte tiene razón, Marc. La lista que me has dado es un poco...

-Estaré entrenando, por si tienes alguna duda realmente importante- le cortó Spector dirigiéndose hacia el ascensor-. Avísame en cuanto lleguen Shang-Chi y vuelva Marta. Espero que con nuestro nuevo miembro.


La joven china sonrió, tomó un sorbo del refresco de naranja que sujetaba con su mano derecha y lo soltó. En ningún momento dejó de sonreír.

-¿Qué?- preguntó Shang-Chi ante la sonrisa de la chica.

-Nada- respondió velozmente Zhing Tan.

-Por algo estarás sonriendo- Shang-Chi pegó un pequeño bocado a su hamburguesa.

-Es solo que... el sitio.

El guerrero chino inspeccionó la hamburguesería detenidamente. No veía nada de raro en ella, solo que había menos gente de la que solía haber los fines de semana. No le gustaba comer con demasiada gente alrededor, por eso había elegido aquella noche para ir.

-¿Le pasa algo? ¿No te gustan las hamburguesas?

-No es eso...- Zhing Tan volvió a sonreír-. No me lo esperaba.

-¿No te esperabas una hamburguesería?

-En nuestra primera cita no.

“Ha dicho cita”, pensó Shang teniendo cuidado al tragar para no atragantarse.

-Bueno, quería sorprenderte.

-¿Sorprenderme?

-¿Hubieras preferido un restaurante chino?

La chica rió alegremente. El sonido reconfortó a Shang-Chi más de lo que esperaba. Sonrió a su vez viendo como la chica parecía estar a punto de tener un ataque de risa en su presencia.

-Tienes razón- Zhing Tan tomó otro sorbo del refresco mientras observaba el sitio-. No está nada mal.

-¿He conseguido lo que buscaba?

-¿Sorprenderme?- la chica le guiñó un ojo velozmente-. Sí, totalmente. Un restaurante chino no lo hubiera conseguido.

Ambos comenzaron a reír y con la poca gente que había, llamaban la atención. No les pareció importar a ninguno de los dos.

-¿Y a que te dedicas, Tommy?- preguntó la chica secándose las lagrimas.

Shang-Chi dio un pequeño respingo que Zhing Tan no notó al oír aquel nombre. Era el nombre que le había dado a la chica para ocultar su identidad. Shang-Chi era una leyenda urbana, sobre todo en los círculos chinos y debía preservar su anonimato por encima de todo, tanto para proteger a los que le rodeaban y que no podían protegerse a si mismos, como para evitar preguntas innecesarias de la gente equivocada. Además, no sabía si aquella chica que le interesaba, seguiría queriendo quedar con él si supiera su autentico nombre.

-Trabajo aquí y allá- mintió Shang-. Ahora mismo estoy en el muelle, ayudando a descargar envíos de los barcos.

-Parece un trabajo duro.

-Lo es, lo es- murmuró recordando la pelea contra la Abominación-. ¿Y tú que sueles hacer cuando no estás siendo atracada? (2)

-Ja, muy gracioso, señor Wan- la chica terminó de tragar un trozo de hamburguesa antes de terminar de contestar-. Terminé la carrera de Derecho hace un año y mientras termino la tesis estoy trabajando como dependienta de un supermercado en el centro de Manhattan. Poca cosa, pero me da para vivir más algunos ahorros para pagarme gastos imprevistos, es todo lo que necesito.

-Suena bien. ¿Dijiste que vivías sola?

-Sí. Un pequeño apartamento. No es mucho, pero... para mi me basta.

-Brindo por eso.

Chocaron sus refrescos con una sonrisa.

-Que casualidad que pasases por Chinatown esta mañana- le dijo Zhing Tan mirándole de forma divertida.

-Paso mucho por allí.

-¿Justo a la misma hora que la otra vez?- preguntó la chica refiriéndose al día en que se conocieron justo cuando ella estaba siendo atracada.

-Casualidades de la vida- murmuró Shang-Chi sonriendo.

Aunque Zhing Tan tenía una sonrisa preciosa, no podía apartar sus ojos de los de la chica, completamente verdes, profundos y cautivadores. Parecían prometer el mundo a quien los mirase. Shang-Chi comenzó a pensar en todos los hombres que la habían mirado y se habían sentido como él en aquel momento.

-¿Eh?- logró articular Shang.

-Te preguntaba sobre tu familia- repitió la chica.

-¿Mi familia?- una imagen sonriente y envuelta en sombras le llegó al cerebro-. Mi padre... murió hace ya mucho tiempo, al igual que mi madre. No tengo hermanos.

-Vaya, tienes que sentirte bastante solo.

-Bueno, he aprendido a aceptar la soledad y a disfrutarla cuando es necesario.

-Eso no debería ser así- contestó Zhing Tan lanzándole una mirada llena de ternura-. Ninguno deberíamos estar solos en este mundo y sin embargo, estamos continuamente con gente, pero nos sentimos solos. El ser humano puede ser tremendamente contradictorio.

-El ser humano puede ser muchas cosas- añadió Shang-Chi sonriendo con cierto regusto amargo sobre los pensamientos en su padre.

-Brindo por el ser humano- afirmó Zhing Tan levantando su refresco.

Shang-Chi le devolvió el gesto pensando que brindaba por ellos, pero no por el ser humano que para su gusto, solía estar demasiado sobrevalorado.


La Balsa, instalación de máxima-máxima seguridad de Ryker.

Marta Plateada cruzó el largo pasillo, miró el interior de la celda con gesto de disgusto y se sentó en la silla que le habían colocado fuera, a unos metros frente a la moderna celda. Cruzó las piernas, haciendo que el pantalón de su sofisticado traje blanco se doblase de manera elegante.

-Vaya, vaya, vaya- murmuró el habitante de la celda-. Cuantas noches habré soñado con esto. Tiene que ser mi cumpleaños.

-No estoy para tonterías- gruñó Marta Plateada.

-Tú nunca estás para tonterías. ¿Verdad?

-Hoy mucho menos que otros días.

-¿Un mal día, jefa?

Flint Marko, más conocido en el mundo criminal como el Hombre de Arena, se acercó al cristal irrompible de su celda que le separaba de la mujer. Sonrió ampliamente mientras acariciaba el cristal. A la mercenaria le extrañó que nadie le dijese al criminal que se apartase del cristal, pero suponía que las cosas eran muy diferentes allí en la Balsa.

-Un mal mes- volvió a gruñir la mujer-. Marko, tengo mucho que hacer y...

-Marko... un bonito nombre. ¿Verdad?

-Un bonito traje, si se me permite decirlo- Marta señaló el traje naranja de preso que llevaba su antiguo compañero de equipo.

-Es lo mejor en cuanto a instituciones penitenciarias.

-No lo dudo.

-¿No te extraña que pueda andar libre por mi celda?

-No lo había pensado- mintió la mercenaria.

-Bueno, aquí en la Balsa las cosas son muy diferentes a la Bóveda- señaló el techo-. Pequeños pero potentes aspersores por todo el techo. A la mínima que me pase, acabo hecho un charco de barro que tardar en recomponerse unos dos días. No paran hasta que ven que no soy capaz ni de moverme. Muy simpáticos.

-Lo mejor para los mejores criminales- susurró Marta.

-Van a lo practico para que no escapemos- añadió Flint Marko.

-Hacen bien- Marta Plateada carraspeó-. No tengo mucho tiempo y tengo algunas cosas que decirte.

-¿Cómo te han dejado entrar, Marta?- preguntó el Hombre de Arena.

-¿Qué parte de no tengo mucho tiempo no has entendido, Marko?

-¡Guardia!- exclamó Marko con una sonrisa sin dejar de mirar a la mercenaria directamente a los ojos.

-¿Quieres hablar?- Marta soltó una seca risita-. Hablemos.

-Eso está mejor- Marko se limpió las comisuras de los labios con los dedos-. No estamos en horario de visitas y pocos de nosotros tienen más visitas aparte de las de sus abogados. ¿Cómo has podido entrar?

-¿No recuerdas quién soy?

El Hombre de Arena rió durante unos instantes antes de seguir conversando con su antigua jefa.

-Bueno, supongo que entonces te sacaré algunas respuestas preguntándote qué es lo que quieres.

-Tengo una oferta para ti, Marko.

-¡Una oferta!- el criminal volvió a reír-. La última vez que me ofreciste una oferta ya sabes lo que pasó. (3)

-Sí, te convertiste en alguien decente- respondió Marta sin vacilar.

Flint Marko torció su cara en un gesto serio y comenzó a pasear por su celda. Marta sonrió levemente, de manera casi imperceptible. Había logrado derribar las seguras defensas del criminal, el cual creía tener alguna ventaja sobre ella, incluso en esa celda y bajo todas aquellas medidas de seguridad.

-Estoy buscando gente para un grupo- siguió diciendo Marta Plateada.

-¿Un grupo?- Marko se paró en el centro de la celda.

-Es todo lo que puedes saber. ¿Lo tomas o lo dejas?

-Vaya asco de oferta.

-Puedes pudrirte aquí lo que te queda de vida.

-Sabes que eso no va a pasar- Marko volvió a sonreír de manera siniestra-. Mi abogado o cualquier otro, me sacará de aquí gracias a cualquier tecnicismo estúpido que se les ocurra. Incluso paso de intentar escapar. Se está muy bien aquí.

-He oído que nadie se ha escapado de la Balsa.

-Bueno, es demasiado nueva. Déjame un poco más de tiempo- volvió a acariciar el cristal de su celda.

-¿Sí o no?- repitió Marta Plateada levantándose de su silla.

-¿De nuevo en un grupo contigo? ¿Un criminal como yo?

-Sabes que eso no es así.

-Siempre ha sido así. En el Grupo salvaje os creíais mejor que yo- Marko frunció el ceño-. Y los Vengadores... creo que dejaron que me uniese a ellos solo para reírse de mi.

-Todos teníamos puestas muchas esperanzas en ti, Marko. Te doy una nueva oportunidad. Tómala como si fuese la última, porque seguramente lo sea.

-Uhm- Marko se acarició la barbilla en ademán pensativo-. Pudrirme aquí o ser mangoneado de nuevo. Difícil decisión.

-No tengo porque perdiendo el tiempo aquí.

-Tienes razón. No haber venido. ¿O quizás es que alguien te ha mandado?- el rostro de Marko volvió a recuperar su sonrisa-. Se oyen cosas aquí dentro y se ven cosas. ¿Estás en un nuevo grupo? ¿Con ese segundón de Caballero luna? ¿En eso has acabado? (4)

-Adiós, Mar... Hombre de Arena- la mercenaria se volvió, dispuesta a irse.

-Ya nos veremos- Marko saludo lentamente con una mano a su ex-jefa-. Tengo unas cuantas personas que visitar una vez haya salido de aquí y tú eres una de ellas.

-Ya te visitaremos nosotros si decides portarte mal.

Marta Plateada comenzó a recorrer en largo pasillo flanqueado por celdas mientras maldecía mentalmente a Marc Spector.

“Si el siguiente en su lista es el Doctor Muerte le doy una paliza yo misma”


A la mañana siguiente.

Marc Spector miró el reloj digital de su mano izquierda y comprobó que a quien esperaba, llegaba unos cinco minutos tarde. Tomó otro trago de la cerveza que había pedido diez minutos antes y pensó que tenía demasiadas cosas que hacer para estar desperdiciando tiempo en según que asuntos, pero aquel que iba a tratar se había demorado lo suficiente como para que su mente le prestase tanta atención que dejase otras cosas igual de importantes de lado.

Pensó que no era mala idea hacer algo con todo el dinero que estaba ganando con sus empresas como Steven Grant. No solo podía limitarse a organizaciones benéficas y prestar apoyo a nuevas investigaciones que pudieran resolver algunos problemas en el mundo, sino que intuía que podía hacer mucho más. Cambiar las cosas que era lo que quería. Sin embargo, también sabía que era el Caballero Luna, no Steven Grant ni mucho menos Marc Spector. Ya no era un acaudalado millonario ni un mercenario con problemas de conciencia, era de los pies a la cabeza el servidor de Khonshu y la venganza era su principal objetivo y seguramente por eso era por lo que estaba allí esperando a quien esperaba.

-¡Buenas tardes!- saludó la mujer que se le había acercado-. ¿Señor Spector?

Marc se levantó y estrechó la mano que le tendía la mujer vestida con cazadora de cuero, vaqueros, un jersey negro y portando unas gafas oscuras. Su pelo era largo y castaño y no parecía demasiado bien cuidado. Spector pudo oler el feo aroma del tabaco en su ropa.

-Llega tarde- gruñó Marc sentándose.

-He tenido que cerrar un caso problemático a última hora- se quejó la mujer sentándose frente a su futuro cliente y sacando un paquete de tabaco casi acabado-. ¿Le importa?

-A mi no- señaló a las demás personas que estaban en la cafetería-. Puede que a ellos sí, además está prohibido.

-Puta ley- maldijo la mujer como si fuese un camionero-. En cuanto salga de esta puta cafetería voy a fumarme dos cartones enteros. Que conste que lo hago por respeto a los demás, no por lo que me diga un grupo de burócratas toca huevos.

-Como usted quiera, señorita Jones.

Jessica Jones guardó el paquete de cigarrillos y se recostó sobre la silla. La camarera apareció como de la nada y antes de que pudiera preguntarle qué quería, Jessica negó con una mano, dándola a entender que no iba a pedir nada. La camarera se volvió a Spector quien también negó con una mano.

-Creo que tenía trabajo para mi- dijo Jessica Jones en cuanto la empleada de la cafetería se hubo ido.

-Tengo un trabajo para usted. Necesito que localice a una persona, sin preguntas, sin cuestiones de ninguna clase. Solamente la localización de esa persona. Le pagaré bien si lo hace. ¿Entendido?

-Joder, no soy estúpida.

-No tengo entendido que sea estúpida, sino todo lo contrario. Por eso he acudido a usted, por su máxima discreción en cualquier asunto que investiga, por su eficiencia y por su... pasado.

-¿Siempre tienen que venir a recordarme esa mierda?

-Que usted fuese miembro de los Vengadores (5) y tenga poderes sobrehumanos ayuda para el encargo que tengo que hacerle.

-¿Por qué no lo dice más alto?- se quejó Jones-. Creo que los del otro lado de la cafetería no se han enterado de algo que quiero olvidar. ¡Joder!

-Solo subrayaba el hecho de que...

-¡Una mierda! ¡Si solamente estoy aquí para que me recuerden lo que fui y no soy...!- una bombilla se encendió en la mente de la antigua superhéroina-. ¿No será un asunto de...? ¿No me tendré que enfrentar a algún mierda superpoderoso? Porque si es así...

-Solo tiene que buscar a una persona, informarme de su localización y nada más. ¿Le parece difícil?

-Se lo diré en cuanto sepa qué persona es.

Marc Spector puso encima de la mesa un pequeño maletín que tenía en el suelo, entre sus piernas, lo abrió, sacó lo que parecía un dossier y se lo pasó a la investigadora privada.

-¿Le suena el nombre de Edward Brock?

-Una mierda. ¿Por qué?

-Puede que le suene su otro nombre- Spector carraspeó-. Se le conoce mejor como Veneno.

Continuará...


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Referencias:
1 .- Ver el número anterior de la serie para más datos.
2 .- Ver el número 7 de esta serie para asistir al primer encuentro de estos dos personajes.
3 .- Se refiere a cuando Marko se unió a la Banda Salvaje de Marta Plateada y se hizo un mercenario. Poco después se unió a los Vengadores, pero justo cuando llevaba una buena vida alejada de su pasado criminal, el Mago, líder de los Cuatro Terribles, le devolvió a la vida criminal.
4 .- Marta Plateada y los demás miembros de los1 Caballeros salieron en televisión y los periódicos tras el número 4 de la serie.
5 .- Jessica Jones fue un personaje creado por Brian Michael Bendis y con pasado de vengadora introducido por retrocontinuidad por el guionista. Estuvo poco tiempo en los Vengadores y se hacía llamar Joya. Poco a poco sabremos más de Jessica Jones.

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