Marvel Knights nº10

Título: La lista (II)
Autor: The Stranger
Portada: David Mack
Publicado en: Julio 2008

El Caballero Luna ha contratado a Jessica Jones para que encuentre nada más y nada menos que a uno de los más mortales supervillanos y fugitivos del mundo: Eddie Brock, más conocido como Veneno. Sin embargo...¿para qué quiere realmente Marc Spector a Eddie Brock?
Cuando reina el caos y los criminales campan por sus anchas, solo un grupo de solitarios héroes es capaz de hacer lo necesario para mantener la paz y seguridad urbanas. No salvan universos, ni planetas, ni al mundo...se dedican a salvar a la gente de a pie. No tiene nombre oficial pero nosotros les conocemos extraoficialmente como...
Creado por Chuck Dixon y Ed Barreto

Resumen de lo publicado: Tras la pérdida de los poderes de Capa por el momento, el Caballero Luna decide buscar nuevos miembros para el equipo que los medios se han apresurado en llamar los Caballeros. Algunos de los elegidos para formar parte del grupo son Morbius, el Vampiro Viviente, y el Hombre de Arena, antiguo colega de Marta Plateada y ex-vengador. Mientras tanto, Marc Spector acude a Jessica Jones y su agencia de investigación privada de Alias para encontrar a una persona: Eddie Brock más conocido como Veneno.


Marlene Alraune echó su rizado pelo rubio hacia atrás, arqueó la espalda estirándose debido al sueño y el cansancio y dio con el sofá, contra el que se tendió hasta ponerse cómoda por cuarta vez aquella noche. Resopló, se restregó los ojos, después se limpió las manos en los ceñidos vaqueros que llevaba y que la estaban molestando tanto todo el tiempo que llevaba allí. Miró el reloj digital de su muñeca izquierda y al ver la hora que era bostezó sonoramente, resopló en voz más alta aún y comenzó a observar las dos grandes maletas llenas hasta casi explotar que había colocado al lado de uno de los caros sillones que había en el elegantemente decorado salón de la casa de su pareja: Marc Spector.

Oyó algo de fondo, pero prefirió sentarse y escuchar detenidamente antes de levantarse y preparar su numerito. No era la primera vez que escuchaba algo desde que estaba allí y ya se había levantado unas tres veces que no habían servido de nada. Sin embargo, en aquella ocasión parecía ser verdad al oír los bostezos de Marc Spector. Se cruzó de brazos y se preparó para verle entrar por el oscuro pasillo justo después de que entrase en el cuarto de baño, se refrescase un poco y se lavase los dientes.

Marc Spector salió de las sombras del pasillo y supo enseguida, a pesar de la oscuridad que reinaba en el amplio salón, que allí había alguien a quien conocía bien. Solo tuvo que pararse a oler el perfume que llenaba todo ese espacio de su casa para saber de quién se trataba.

-¿Marlene? ¿Qué haces a oscuras?

Antes de que Spector pudiera decir algo más, la mujer encendió las luces del salón. El ex-mercenario cerró levemente los ojos sorprendido por el fogonazo de luz que había acabado con la oscuridad que le había recibido. Vio como Marlene volví a sentarse en el sofá tras haberse levantado para encender las luces.

-Creía que habíamos quedado para comer- dijo Spector.

-Habíamos quedado para comer-gruñó la mujer con los brazos cruzados.

-¿Habíamos?

-Fue hoy a las dos de la tarde- alzó la muñeca con su reloj-. Son las cuatro de la mañana.

-Eso es imposible- Spector bostezó-. Eso indicaría que he dormido un día entero y...

Abrió los ojos por completo y miró detenidamente el reloj de su novia y entonces comprendió que sí que podía haberse pasado todo un día dormido. No era solo lo que marcaba el reloj, sino cómo sentía su cuerpo. Se sentía como si se hubiera tirado toda una vida dormido.

-Lo siento- logró murmurar Spector-. Podemos desayunar juntos y...

-Se acabó.

-¿Cómo?

-Ya me has oído- Marlene le miraba a los ojos fijamente, aunque sabía que no podía estar así mucho tiempo sin echarse a llorar-. Se acabó.

-No es la primera vez que lo dices, nena.

-Es la definitiva.

-¿Porque me he dormido?- Spector soltó una risita seca-. Eso es una tontería.

-¿Por qué te dormiste, Marc?- preguntó Marlene.

-Porque... estaba cansado.

Al ver la mirada de su novia fija en él, Marc supo que llevaba razón. Marlene tenía razones más que de sobra para enfadarse y aunque le pareciera que irse era demasiado exagerado para lo que había pasado, en realidad no podía culparla. ¿Cómo podía culparla después de todo lo que habían pasado? ¿De todo lo que la había hecho sufrir? Sin embargo, era precisamente por eso por lo que veía aquello demasiado exagerado y es que habían pasado por demasiadas cosas como para terminar de esa manera.

-Llevas prácticamente un día entero dormido porque saliste a hacer de Caballero Luna- Marlene se levantó y se encaró con su novio-. ¡Dijiste que no interferiría en nuestra relación!

-¡Y no interfiere, Marlene! ¡Solo ha sido...!

-¡¿Solo?! ¿Solo qué, Marc? ¿Te crees que esto es solamente por una comida que te has saltado? Es por una comida que te has saltado, por dos cenas, por llamadas sin coger, por tus heridas, por ver tus expresiones de dolor cuando salimos juntos, por no poder llevar una vida normal... algo que tu me prometiste.

-Tengo que ser el Caballero Luna- sentenció el hombre.

-¿Te has oído? Solo tienes que ser Marc Spector. ¡Eres Marc Spector!

-¡Y también el Caballero Luna! Nena, ahora estamos mucho mejor. Mis problemas... ya no tengo problemas que...

-Dilo, Marc. Tus problemas mentales van disminuyendo. Admítelo, es lo único bueno que te ha pasado últimamente- Marlene echó la cabeza hacia atrás levemente, luchando por evitar las lagrimas.

-Eso no es verdad. Tú eres lo más importante y gracias a ti estoy mejor que nunca, pero tengo que seguir siendo el Caballero Luna. La gente me necesita y tengo que ayudarles. No puedo evitarlo.

-No quieres evitarlo- gruñó la mujer-. Dijiste que lo dejarías (1) y por un tiempo así fue, pero luego volviste. No me importó o al menos, me dejó de importar porque comenzabas a estar mejor. No solo pasabas tiempo conmigo, sino que ayudabas a la gente y tus problemas mentales fueron desapareciendo y entonces pasó lo de Frenchie.

-Ja. ¿Todo esto es por Frenchie?

-No, solo digo que...

-¿Se va Frenchie y entonces te quieres ir tu también?

-¡No es por Frenchie, Marc!- exclamó la mujer claramente alterada-. ¡No tienes que echarle a otras personas la culpa de tus problemas! ¡El único culpable eres tú! ¡Dijiste que todo iría bien y... y... nada va bien!

-¡Las cosas van mejor que nunca!

-No, Marc- negó la mujer con la cabeza yendo a por sus maletas-. Puede que tu estés mejor que nunca, pero eso no quiere decir que las cosas vayan mejor que nunca.

-¿Quieres que lo deje? ¿De nuevo es o el Caballero Luna o tú?

-No lo entiendes, Marc- Marlene cogió sus maletas-. Frenchie se fue porque no lo entendías y creo que yo me voy por la misma razón.

-No voy a suplicarte que te quedes- gruñó Marc Spector cruzándose de brazos y mirándola seriamente.

-No lo esperaba- Marlene cogió las maletas y al pasar por su lado se paró-. Pero hubiera ayudado. Que te vaya bien, Marc. Espero que encuentres lo que buscas.

Le dio un dulce y cálido beso en la mejilla derecha y se fue apresuradamente hacia la puerta, la abrió trabajosamente debido a las maletas que llevaba y salió del enorme apartamento antes de poder arrepentirse y deshacer las maletas.


Ahora.

-¿Te pasa algo Marc?

Marc Spector abrió los ojos lentamente y miró con aparente desconcierto a Marta Plateada, quien estaba frente a él, de pie, mirándole fijamente. Spector notó un brillo de preocupación en el fondo de los ojos de Marta que le sorprendió, aunque en aquel momento no le dio demasiada importancia.

-Perdona, he tenido un lapsus- Spector se abrió la chaqueta del traje para acomodarse aún más en el sillón de la mesa de reuniones y movió levemente la cabeza-. ¿Qué me decías?

-Te decía que no me extraña no ver a la rubia y al francés por aquí- Marta Plateada alzó la lista que le había dado Spector-. ¿Crees que puedo servir para algo más que para ser tu esclava? ¿Tu recadera personal?

“Por eso he recordado lo de Marlene”, pensó Spector carraspeando e intentando volver en si.

“Pero aquello fue otra vida. La vida de Marc Spector y ahora no soy...”

-¿De nuevo dormido?- gruñó la mercenaria.

-Estaba pensando que recado me tienes que hacer ahora.

-Muy gracioso.

-Te he llamado. ¿No? No entiendo dónde está el chiste.

-Comienza conmigo pateándote el culo por hablarme así.

-Podrías intentarlo- murmuró el ex-mercenario sin pestañear-. Creo que debemos adelantar un poco lo de la lista. Ni Morbius ni el Hombre de Arena te han dicho que sí. Deberíamos ir a por los que tengamos más claro que van a aceptar.

-No somos los Vengadores- replicó Marta Plateada.

-Eso es algo que oigo muy a menudo- Marc sonrió despectivamente.

-Es hora de empezar a creerlo.

-Sáltate los tres siguientes de la lista- dijo Spector haciendo caso omiso de lo que decía su compañera.

-¿Estos tres?- Marta leyó los nombres mentalmente-. ¿Los tres únicos héroes de toda la lista?

-Es curioso que una mercenaria diga eso.

-Creo que no te has despertado con buen pie hoy. Creo que llevas sin despertarte con buen pie todo el año.

-Perdona mi brusquedad- se disculpó Marc.

-Algo mejor aunque no mucho mejor.

-Simplemente es que estoy harto de hablar de este tema.

-Cuando me mandas a buscar a un vampiro sediento de sangre y a un criminal mundialmente reconocido es normal que tengamos esta charla de nuevo- Marta carraspeó-. Creo que los demás...

-Ninguno ha protestado.

-Puede que estén impresionados- la mercenaria se apoyo en la mesa-. Tenemos a una joven adolescente con más poderes de los que debería tener, a un antiguo ladrón con ataques de valor y de pánico a la vez, a un chico sin poderes, a... bueno, al antiguo ayudante de Punisher.

-¿Qué quieres decir?

-Están impresionados por ti. Por eso te siguen y no te hablan.

-Esa fue una de las razones por las que estás en este equipo- Spector entrelazó los dedos de sus manos-. Solo Shang-Chi y tú sois capaces de decirme las cosas a la cara. Sois los únicos no impresionados conmigo. Microchip tiene mucha experiencia, puede que más que todos nosotros pero no nos conocemos bien.

-¿De verdad me escogiste por eso?

-Hay más razones.

Un incómodo silencio se levantó entre ambos y los dos lo encararon como pudieron: mirándose fijamente a los ojos, sin apartar la mirada en ningún segundo. No era una mirada de desafío ni de desvergüenza, sino de muchísimas otras cosas que ninguno se atrevía a admitir.

-Creo que tu criterio puede fallar- dijo la mercenaria rompiendo aquella situación.

-Con vosotros he acertado.

-Puede ser pero eso no significa que aciertes siempre, Marc- Marta intentó no subir el tono de voz y que aquello no quedase como una simple bronca-. Me has enviado por Morbius y el Hombre de Arena y los demás de esta lista...

-¿Lo dices porque son criminales?

-Un asesino y un criminal.

-Con todos mis respetos, Marta, pero yo también era un asesino- Marc dobló la cabeza levemente, como si se sintiera avergonzado al recordarlo-. El Merodeador era un criminal enemigo de Spiderman, Capa no es precisamente un vigilante modelo, Microchip ayudó a Punisher durante años, tú eres una mercenaria y la chica... se unió al Duende Verde. Sí, todos los que estamos aquí, en este barco, hemos cometido errores y hemos hecho cosas malas, pero intentamos ser mejores. Si nosotros podemos, otros pueden.

-Eso no es lo que...

-Morbius puede ser un asesino sanguinario, pero también ha actuado como héroe más de una vez y el Hombre de Arena fue vengador e incluso formó parte de tu Banda Salvaje.

-Todo lo que has dicho suena muy bien, pero no sé...- comenzó a decir Marta Plateada antes de pararse de golpe-. Confío en ti, Marc.

-Gracias- dijo sinceramente Spector-. Los tres siguientes creo que no son los más indicados, al menos dos de ellos. Además, tendrás que buscarlos más mientras que al otro le tengo localizado.

-¿Por qué yo?- preguntó la mujer solo para contemplar una sonrisa en la cara de Spector-. Va en serio, Marc.

-Los demás no tienen tu experiencia, no tienen tus conocimientos o no saben tratar con la gente a por la que van o no llevan en esto tanto como tú y yo- Marc se levantó-. Tú conocías a Flint Marko y para ir a por Morbius envié también a Shang. Al siguiente no le conoces personalmente, pero seguramente podrás entrar en la comisaría sin ningún problema y llegar hasta él y hablarle como mínimo.

-¿Comisaría?

-Comisaría del distrito veintitrés de un barrio problemático de San Francisco. Te vas a California, a tomar el Sol.

-¿Voy a tener algún problema con este?

-Ninguno- Spector comenzó a revisarse el interior de la chaqueta hasta sacar un papel muy bien doblado en múltiples pliegues-. Toma. Aquí tienes algunos datos sobre este hombre que te pueden ser útiles. No seas muy brusca, es policía o al menos ahora lo es. Hasta hace poco era un mendigo. Una suerte que le hayan vuelto a aceptar en la policía. Así le hemos podido encontrar tan rápido.

-Supongo que si salgo ya podré volver esta noche- dijo Marta Plateada cogiendo el papel que le daba Spector-. ¿Algo más?

-No- Spector se frotó la cara con síntomas de cansancio.

-Duerme un poco, Marc.

-Eso haré. Gracias.

-Nos vemos esta noche si te pillo aquí- Marta Plateada se guardó el papel y se dirigió al ascensor de aquella planta-. ¡Hasta luego!

-Hasta luego.

Marta Plateada le dio la espalda a su amigo y compañero mientras meditaba sobre la charla que acababan de tener.

“Confío en ti Marc pero... no puedo decírtelo, pero... me gustaría creer de verdad en lo que has dicho y no en que esta lista representa a los guerreros que te gustaría tener, que solo vas por ellos por su nivel de poder”

Apretó el botón del ascensor mientras escuchaba como de fondo Marc Spector se ponía a hacer cosas que solo a él concernían.

“Me encantaría confiar en ti completamente, Marc. De verdad”


“Creía que había dejado estas cosas para siempre, pero se corre el jodido rumor de que una antigua superhéroina actúa de detective privado y todos los mierdas aburridos de esta ciudad acuden a ti para que les encuentres a algún otro mierda con superpoderes, para que les busques su preciado objeto que les da poderes o simplemente para ver si su marido se la pega con otra”

Jessica Jones encendió el décimo cigarrillo del día, le dio una larga calada y miró la calle que tenía que cruzar y que estaba atestada de gente por todas partes. Personas que estaban lejos de saber quién era ella en realidad, cosa que agradecía bastante en silencio.

“Lo jodido es cuando se enteran que sus maridos no se la están pegando, sino que son putos superhéroes que llevan otra vida de noche, aporreando a otras personas para sentirse mejor por lo patéticas que son sus vidas normales durante el día”

Notó como el humo pasaba de su garganta a sus pulmones y sintió el dulce placer que le provocaba en el cerebro la nicotina que entraba en su organismo. Olió su chaqueta marrón y notó el olor de más de cien cigarrillos. No se terminaba de acostumbrar a que su ropa apestase a tabaco, pero ya le había dejado de importar. Intentó andar por la acera, pero enseguida tropezó con dos personas que parecían tener bastante prisa. Se volvió hacia ellas para mandarle a cada una un duro insulto y siguió andando hacia su destino.

“Me llamo Jessica Jones y llevo la agencia de investigación privada llamada Alias. Antes, hace un jodido montón de años obtuve superpoderes de una manera bastante estúpida. No me apetece hablar de eso. A decir, verdad, no me apetece una mierda hablar de mis superpoderes, de mi origen secreto ni de la temporada que pasé junto a los Vengadores. Me cansé de toda esa mierda insulsa, de esa vida continuamente en peligro. Puede que sea tonta, pero no me gusta que me partan la cara cada vez que quiero salvar a alguien y tampoco me gustaba mucho ese rollo de poder y responsabilidad. La gente suele ser mezquina y deshonesta y... hay más formas de salvar y ayudar a la gente, sí, pero esos cabrones criminales con poderes están por todas partes. Es cuestión de tiempo que el Escorpión, el Doctor Muerte o el Duende de Mil Colores te encuentre y te pegue una paliza. ¿Motivos? Mi padre era un puto borracho que pegaba a mi madre, aquella chica tan guapa no quiso salir conmigo o, simplemente, tengo que demostrar a los demás villanos con nombres de animales que la tengo más grande. De cualquier forma, me harté de todo eso y aquí estoy, buscando a un ex-periodista chiflado controlado aparentemente por un alienígena que busca venganza. Que bonita es la vida a veces.”

Cruzó la calle velozmente evitando con cuidado los coches que pasaban, a pesar que sabía que si chocaba con alguno solo tendría un poco de dolor, pero ningún daño real. Se lo debía a cierto nivel de invulnerabilidad que poseía. Llegó a la otra calle, andó por una de las aceras con rapidez, miró a un lado y a otro para comprobar que nadie la seguía o la había reconocido, se ajustó las gafas oscuras y entró en un callejón cercano. Se fue internando en el callejón que si fuera de noche daría algo de miedo, miró de nuevo a un lado y otro para comprobar de nuevo que nadie la seguía, se quitó las gafas y siguió andando aunque con ritmo más pausado.

“Esto no lo hago por el señor Spector, quien me está pagando este agradable trabajo que no debía haber aceptado. Esto lo hago porque encontrar buenos informadores actualmente es difícil. Buenos informadores que sepan lo que se cuece en el mundo de los criminales con mallas de colores y nombres ridículos. Los expertos en ser pateados, por más que alguna vez haya algún cabrón que se salga con la suya”

Una serie de dolorosos recuerdos lucharon por volver a la mente de Jessica Jones, justo cuando un hombre salió de entre dos grandes contenedores de basura. La mujer agradeció en silencio que hubiera salido antes de poder ponerse a recordar aquello que le atormentaba.

-Vaya, vaya, vaya. La señorita Jessica Jones- el hombre de aspecto atlético, pelo corto y castaño sonrió-. En menudos sitios nos vemos.

-Entre la basura. Como nos gusta a los dos. ¿Verdad?

-Al menos a uno de los dos.

“Sonrío de forma despectiva a este tipo que hace ya tiempo se dedicaba a matar gente para ganarse la vida. Fred Myers, más conocido como Bumerang y prácticamente recién salido de la cárcel de Ryker. No suelo usar informantes y menos como Myers, pero he de decir que me ha asombrado. Solo he acudido a él un par de veces, pero me es realmente útil. Un ex-asesino a sueldo metido ahora en otros menesteres. Solía pelearse con Spiderman y a veces con Daredevil. Supongo que todo el mundo se harta de perder y que te pateen el culo, sobre todo si te llegan a conocer como el Bullseye de los pobres”

-No te he llamado para charlar de basura, Myers- gruñó la investigadora privada.

-Espero que sea para darme dinero.

-Dinero por información- rectificó Jessica Jones-. Estoy buscando a alguien.

-Alguien está buscando a alguien y te ha encargado el trabajo- añadió Fred Myers.

-Se puede decir así.

-¿Un criminal con poderes? ¿Un mutante? ¿Un terrorista tecno-armado?

-Asesino psicópata con poderes enemigo de Spiderman.

-Spiderman...- Myers escupió al suelo recordando algunas de las derrotadas sufridas a manos del trepamuros-. Tiene suerte que me haya vuelto decente y...

“Comienza su rollo sobre las veces que Spiderman le ha dado para el pelo. Es de esas cosas que no se olvidarán hasta que no lleve bastante tiempo sin meterse en peleas. ¿Cómo conocí a Bumerang, el asesino a sueldo que mata usando... bumerangs? Digamos que necesitaba información sobre un mutante desaparecido y un amigo me envió a él. Lo dicho, acababa de salir de la cárcel y estaba buscando una manera de reformarse y sabe más sobre este mundo de lo que cualquiera hubiera imaginado. Quien sabe, quizás se convierta en una valiosa fuente de información para todos los capullos con mallas que necesiten ayuda para encontrar a sus enemigos ocasionales. Lastima que ahora mismo Myers no esté muy interesado en vérselas con los que le partían la cara día sí día también”

-¿Quién es a quién buscas?- preguntó finalmente Myers-. La lista de enemigos psicópatas de Spiderman es larga de cojones.

-Eddie Brock- respondió la mujer.

-¿Veneno? Estás de coña.

-No estoy bromeando-. Jessica Jones se dejó el cigarrillo casi acabado en la boca y buscó algo en el interior de su chaqueta-. Aquí tienes para que veas lo serio que es.

“Mientras revisa el sobre que le acabo de dar y encuentra los cinco mil dólares que se va a quedar por la poca información que pueda tener, sonrío levemente. No me suelen caer bien los capullos con mallas y aún menos los idiotas que se creen que pueden hacer pulpa a la gente simplemente porque sus padres eran unos borrachos, pero este tipo me cae bien. Eso de estar harto de la vida que llevas y que busques otra es algo que conozco a la perfección”

-¿Qué coño es esto, Jones?

-¿No sabes contar?- gruñó la mujer.

-¿Cinco mil dólares para encontrar a Veneno?- Myers sonrió mientras contaba el dinero-. ¿Quién te ha contratado para encontrarlo? ¿SHIELD? Porque si me estás dando todo esto sin saber qué sé sobre Veneno, entonces es que ese tipo te ha dado mucho más.

-Me ha pagado bastante de entrada más los gastos- Jessica Jones tiró la colilla que tenía en la boca-. De todos modos, creía que ahora eras honrado, así que espero que me lo cuentes todo.

-Ja. Muy bueno, Jones- Myers se guardó el sobre en uno de los bolsillos de su pantalón, miró a un lado y a otro del callejón y tragó saliva-. Veneno... ha dado muchos problemas los últimos meses (2). No sé yo si cinco mil dólares serán...

-¡Al grano, Myers!

-¡Vale, vale! He oído por ahí que se pasea mucho por la ciudad matando con criminales. Parece ser que ahora es bueno otra vez o algo así, pero aunque es uno de los más buscados criminales sigue por la ciudad.

-Algo es algo- Jones buscó otro cigarrillo.

-¿Cuánto sabes de Veneno?

-Quien quiere que le encuentre me ha dado un largo y extenso historial sobre quién es exactamente. Poderes, habilidades, orígenes... todo lo que se puede saber sobre él, al menos de manera oficial, pero lo único que tengo que hacer es encontrarlo. Solamente eso.

-Búscale en el Bronx- Myers se rascó la nuca-. He oído que los miembros de una banda aparecieron hace poco hechos pedazos y que algunos testigos identificaron al que parece el responsable como un Spiderman negro y grande. Hay ciertas referencias a esta descripción en los peores barrios de todo el Estado de New York. Busca en el Bronx donde han sido las últimas noticias y si no le encuentras allí, puedes seguir por el Harlem, la Cocina del Infierno, el Bowery... seguro que le encuentras.

-Seguro.

-¿Para qué lo quiere quien le busca?

-Supongo que para pedirle una cita- refunfuñó Jones pensando que realmente no le había quedado nada claro para qué quería exactamente Marc Spector encontrar a Veneno.


San Francisco, California.

La comisaría de policía estaba llena hasta los topes. El abrasador calor que allí hacía afectaba tanto a agentes de la ley como a delincuentes, pasando por aquellas personas que estaban allí por otros asuntos. Todo el mundo, salvo unas pocas afortunadas personas, sudaba copiosamente ante aquel ambiente caluroso y agobiante que no hacía nada fácil la permanencia allí para prácticamente nadie. Marta Plateada entró en el recinto agradeciendo haber pensado en llevar una camiseta blanca ajustada de manga corta y unos ceñidos vaqueros que hicieron volver la mirada a más de un policía. Se bajó levemente las oscuras gafas de Sol y buscó con su mirada a la persona por la que había volado tantos y tantos kilómetros en tan poco tiempo.

“Esto va a ser difícil”, pensó la mercenaria andando entre la sudorosa gente hasta llegar al mostrador de información de la comisaría.

-¿Puedo ayudarla?- preguntó el delgado policía de detrás del amplio mostrador con una gran sonrisa.

-Busco al detective Michael Badilino.

El policía se limitó a señalar con un dedo a varios metros de donde estaban. Marta miró en dirección al dedo y vio al hombre que buscaba.

“Alto, moreno, guapo, barba de varios días pero bien cuidada, pelo engominado hacia atrás en plan ligón de playa, camiseta negra, vaqueros, algo delgado pero atlético y de constitución fuerte... creo que ahí tengo a Michael Badilino”

Marta Plateada dio las gracias al policía y fue velozmente hacia dónde estaba Michael Badilino hablando con una agente de policía que parecía sonreír ante lo que le decía. Justo cuando estaba llegando a Badilino, la mercenaria casi tropezó con otros dos policías que iban corriendo, seguramente iban a atender una emergencia. Vio como Badilino se despedía de su compañera e iba a meterse dentro de lo que parecía uno de tantos despachos de la comisaría. Le alcanzó justo antes de que fuese a coger el pomo de la puerta.

-¿Michael Badilino? ¿Detective de homicidios Michael Badilino?

-No, exactamente- dijo el hombre-. De narcóticos. Ahora estoy en narcóticos.

-Quizás tenga mal mi información- Marta pensó en que mataría a Marc Spector por darle información pasada y siguió hablando con el agente de la ley-. ¿Puedo hablar con usted?

Michael Badilino miró el reloj de pulsera que llevaba, se pasó una mano por su sudorosa frente, miró la puerta del despacho y se cruzó de brazos mirando a la mercenaria.

-Claro, pero que sea rápido. ¿Es sobre algún caso?

-Es sobre usted.

-¿Sobre mí?- Badilino pareció perder el interés en la mujer-. No sé de qué se trata, pero creía que era sobre algún caso. Tenemos mucho trabajo por aquí y no es el mejor día para ir lento. Si me disculpa...

-Debemos hablar en privado.

-No tengo tiempo, señorita.

-Tengo una oferta que hacerle, señor Badilino.

-¿Sabe lo mal que suena eso?- preguntó el policía sin apenas sonreír.

“Hombres. Cualquier cosa les suena a sexual viniendo de una mujer”, pensó Marta Plateada.

“Tendré que hacer esto a las bravas. No tengo tiempo para andarme con paciencia y parece que él tampoco”

-Tenemos que hablar sobre su otra... mitad- murmuró la mercenaria.

-¿Mi otra mitad?- Badilino la miró con cierta confusión-. ¿Ha bebido?

-Venganza- gruñó Marta Plateada destrozando el concepto que tenía Marc Spector sobre ella con respecto a su don de gentes.

Michael Badilino abrió los ojos lleno de sorpresa, la miró con seriedad, cogió el pomo de la puerta del despacho y la abrió, invitando a pasar a la mujer.

-Pase. Estaremos tranquilos durante unos minutos.

-Gracias, señor Badilino- dijo Marta educadamente mientras entraba.

Un sorprendido Badilino miró a un lado y a otro antes de entrar en el despacho y cerrar la puerta tras de sí. Comenzó a dar pequeñas vueltas por la habitación llena de archivadores y un escritorio, en el cual se sentó frente a Marta Plateada.

-Quién es usted y qué sabe- gruñó el policía.

-No vengo a hacerle daño- admitió Marta-. Ni vengo a hacerle ninguna especie de chantaje, ni soy un enemigo.

-¿Entonces?- Badilino la señaló con un dedo que comenzó a mover de arriba abajo-. Su cara me suena...

-Vengo a hacerle una oferta que tiene que ver con su otra mitad (3)

-Ya no soy Venganza- Badilino tragó saliva-. Por culpa de esa parte de mí, acabé en el arroyo, teniendo que mendigar, sin ningún sitio dónde poder caerme muerto hasta que hace poco me pasó algo y... pude ver las cosas con perspectiva. Me está costando volver a ser quien era, pero lo estoy logrando. Vuelvo a tener trabajo, un apartamento y la oportunidad de comer tres veces al día y ducharme antes de venir al trabajo cada mañana. Créame si le digo que no hay nada que me haga volver a transformarme en esa cosa.

-¿Tiene poderes y no los va a usar?

-¡Tengo una vida que mantener y como policía puedo ayudar también a la gente!- Badilino abrió los ojos, al acabar de reconocer a la mujer-. Usted... forma parte de ese nuevo grupo que detuvo a los Ladrones Fantasma hace unas semanas.

-Sí, y...

-Le agradezco que haya venido desde tan lejos para ofrecerme volver a usar mis poderes de forma provechosa, pero ha hecho el viaje en vano. Soy Michael Badilino y ese seré el resto de la vida que me queda.

-Tendría una nueva vida y nunca más volvería a pasar por el infierno que dice que ha pasado- intentó convencerle la mujer.

-La respuesta es no- Badilino se retiró del escritorio y abrió la puerta del despacho, invitándola a salir-. Lo siento.

-Tranquilo- Marta Plateada le sonrió-. Estoy acostumbrándome a ser rechazada.


El Bronx, New York.

Jessica Jones se sentó en las pequeñas escaleras que conducían al interior del portal de aquel edificio, se echó la chaqueta hacia atrás y sacó su paquete de cigarrillos. Cogió el último que quedaba, buscó algunos más y al ver que aquel era efectivamente el último, maldijo en voz baja y se lo puso en los labios, presionó levemente con ellos sujetando el pequeño palito de muerte y buscó su mechero para poder encenderlo.

“El último puto cigarrillo. Creo que iré a comprar más antes de seguir buscando al jodido Eddie Brock. Una hora más buscándole sin algo de nicotina en mis pulmones y creo que podría arrasar esta ciudad yo sola”

Llevaba varias horas dando vueltas por el Bronx buscando pistas, indicios, testigos o simplemente una casualidad que le llevase al paradero de Eddie Brock, conocido también como Veneno. Lo único que había conseguido había sido algunos rumores sobre un Spiderman grande, negro y monstruoso y la visión de varias zonas destrozadas y algunos cadáveres provocados de manera misteriosa. Como había dicho Fred Myers, también conocido como Bumerang, Veneno había estado por allí haciendo limpieza, pero no parecía estar ya... ¿O quizás sí? ¿Podía estar viviendo por allí lejos de la vista de todos? ¿Escondido en alguno de esos edificios? ¿Dónde era tan peligroso que nadie se habría acercado a investigar?

“Tan peligroso que yo sí me acercaría. ¿Una mujer a estas horas de la noche sola en el Bronx? Puede que sirva de cebo para algún indeseable y que Veneno aparezca cuando menos me lo espere. Sería un regalo caído del cielo y un poco de dinero fácil no me vendría nada mal para variar, pero... ¿Hago esto por dinero? ¿Por muchísimo dinero? No sé cómo me convenció Spector para que me encargase de este caso. ¿Por qué también fue un vengador como yo? (4) Me llamó y se me acercó sabiendo que sé quién es en realidad. ¿Por qué sé que lo que quiere es meter de cabeza en prisión a ese psicópata vestido de negro? Él y su nuevo grupo de idiotas vestidos de payasos creen que pueden limpiar la ciudad. Les he visto en las noticias y aunque no se dejan ver mucho, su primera aparición oficial fue muy sonada, pero... ¿Por qué hago esto exactamente? ¿Por qué hago esto cuando quería alejarme precisamente de gente como Spector?”

Jessica Jones miró su último cigarrillo que poco a poco se iba acabando y sintió que tenía la garganta seca. Lo que más le apetecía en aquel momento no era ya una caja de cigarrillos llena, la seguridad de tenerlos ahí cuando los necesitase, sino un buen vaso de Jack Daniels con algo de hielo para aliviar toda esa sed que tenía.

“Puede que lo haya aceptado por el simple hecho de que quizás Veneno se coma a Spector y de paso a sus amigos”, pensó con una sonrisa mientras se incorporaba, dispuesta a ponerse en movimiento de nuevo.

“Lo único que sé es que voy a tomarme algo en el primer bar que vea abierto, voy a comprar unos cigarrillos y después me voy a ir a casa y mañana seguiré buscando a psicópatas con problemas de personalidad múltiple”

-¡Eh! ¡Tía!

Jessica se volvió hacia la voz y se encontró con una navaja prácticamente en la cara. El chico que la blandía no podía tener más de quince años, era delgado, llevaba una camiseta al menos tres tallas más de la que le correspondía y unos pantalones igual de anchos. Aunque su aspecto era decidido, Jessica comprobó que estaba sudando, seguramente debido a la emoción del momento.

-¡Dame todo lo que tengas, zorra!- ordenó el chico.

“Lo dicho: el Bronx, de noche y una mujer sola. El perfecto momento para que me atraquen”, pensó Jessica Jones sin apenas preocuparse por la navaja que sostenía el chico frente a ella.

-Por favor, no lo hagas- dijo Jessica intentando mostrarse desvalida.

-¡Quítate esas gafas y deja que mire tu cara de zorra!- gritó el chico.

Jessica Jones se quitó las gafas oscuras y soltó el cigarrillo. Sus ojos iban a un lado y a otro de la calle, intentando ver algún movimiento: era ella el cebo y aquel chico la presa de Veneno. La trampa podía dar sus frutos.

-¡Dame todo lo que tengas!- exclamó de nuevo el delincuente acercando más su arma a la cara de la detective privada.

“Si Veneno no aparece pronto voy a tener un problema con el chico y no soy la mejor actriz”, meditó la mujer mirando la navaja sin asustarse lo más mínimo.

“Quiero tabaco, quiero un Jack Daniels, aquí no va a venir ningún asesino imitador de Spiderman a rescatarme y me gusta esta chaqueta lo suficiente como para cabrearme mucho si este niñato le hace algún rasguño con esa navaja”

-Al Infierno- murmuró Jessica Jones cogiendo la navaja velozmente y destrozándola con solamente una mano, usando su fuerza sobrehumana.

-¡Joder...!- pudo exclamar el chico antes de que Jessica Jones le empujase y lo estrellase contra la pared del edificio que tenían al lado. Si no se hubiera contenido, habría matado al chico, pero solo le dejó inconsciente.

“Hora de tomar algo de beber, algo de comer, fumar mucho y volver a casa. Mañana volveré a servir de cebo a un niño con ganas de llevarse un buen par de patadas en los huevos”

Mientras Jessica Jones se alejaba tranquilamente, alguien que la había estado observando salió de entre las sombras de dos de tantos edificios que había en aquel peligroso barrio.

“Justo cuando iba a intervenir... parece que la chica se desenvuelve mejor de lo que creíamos. Tiene poderes y estaba por aquí. ¿Combatiendo el crimen? No lo parece. Parecía como si estuviera buscando algo... ¿Quizás a nosotros?”

Eddie Brock se cruzó de brazos sin dejar de observar a Jessica Jones perdiéndose en la distancia.

“Solo hay un modo de comprobarlo”

Continuará...


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Referencias:
1 .- Ver la serie original “Marvel Knights” donde tras la destrucción de la Torre Spector, Marc Spector decía que iba a dejar de ser el Caballero Luna.
2 .- Bumerang se refiere a todo lo que sucedió en “Veneno: La caída de la araña”.
3 .- Michael Badilino es la mitad humana de Venganza, un espíritu de la venganza, al igual que Danny Ketch y el segundo Motorista Fantasma o Johnny Blaze y el Motorista Fantasma original
4 .- Efectivamente. El Caballero Luna formó parte de los Vengadores, aunque en realidad fue Khonshu quien “convenció” a Spector para unirse al grupo de superhéroes.

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