Título: El señor de la decadencia Autor: Nerocles Portada: Edgar Rocha Publicado en: Noviembre de 2008
¡Cruce con el Crepúsculo de los Dioses! Gambito y Pícara se ven envueltos en una trama de robos y magia que les hará encontrarse con el dios Quachil Uttaus, aquél que pisa sobre el polvo. ¡Con la aparición estelar del Hermano Vudú!
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“Seres diferentes y por ello inquietantes. Hijos de la edad del Átomo, mutantes. ¡Temidos y odiados por un mundo que han jurado proteger! Estos son los héroes más extraños...”
Stan Lee y Action Tales presentan
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Creado por
Stan Lee & Jack Kirby
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Resumen de lo publicado: Tras un encuentro fortuito con un nuevo grupo cazador de Centinelas dirigido por el conocido Comando Escarlata los hombres-X han realizado una misión conjunta con ellos, tras lo cual se han encontrado con una Juliana totalmente recuperada en el hospital donde estaba en coma. Sin embargo no todo es felicidad para los hombres-X: Kaos ha abandonado el grupo tras una breve etapa como líder y ahora comenzamos a descubrir que uno de los mayores enemigos del grupo, Apocalipsis, se oculta tras la resurrección de Juliana. Además, el arcano Coleccionista ha hecho acto de presencia y junto a Caliban, está capturando a los extraños Externos de la tierra.
Ahora...: Desde que dejaron la Patrulla-X, los mutantes conocidos como Gambito y Pícara han estado viviendo sus propias aventuras. Es el momento de que veamos la más importante hasta el momento y la cual está teniendo lugar en estos momentos. Sigamos con nuestro pequeño aporte al ¡CREPÚSCULO DE LOS DIOSES!
Ahora...: Desde que dejaron la Patrulla-X, los mutantes conocidos como Gambito y Pícara han estado viviendo sus propias aventuras. Es el momento de que veamos la más importante hasta el momento y la cual está teniendo lugar en estos momentos. Sigamos con nuestro pequeño aporte al ¡CREPÚSCULO DE LOS DIOSES!
Capítulo 1. Sobre nuestros héroes, sus andanzas y movimientos más recientes.
[Gambito y Pícara]
-Remy... cuando me dijiste que íbamos a robar a un dios [1] , pensaba que nos moveríamos por palacios dorados, no por toda la basura y desperdicios tirados en las cloacas de Nueva Orleans.
–Pícara acababa de quitarse lo que parecía un trozo de papel higiénico del hombro, salido aun no sabía de dónde-.
-No todos los dioses viven en palacios dorados, lamentablemente para ti chère. Especialmente el que buscamos, no podría. Quachil Uttaus, aquél que pisa sobre el polvo, es un dios relacionado con la muerte, el tiempo y la decadencia. Según camina, la muerte aparece. Su aspecto no te resultaría mucho mejor que toda esta basura digamos que, según las descripciones escritas, es bastante asqueroso.

-¿Preferirías estar aburrida viendo una película? ¿Titanic por ejemplo? –Dijo el cajún-
-Bueno... antes muerta.
-Por eso misma mi niña te traigo a las cloacas, por eso mismo.
[Jericho Drumm]
Jericho leía tranquilamente un libro sobre antiguos rituales de exorcismo, se encontraba en la habitación de un motel apestoso. La televisión y los periódicos estaban últimamente llenos de ataques demoníacos por los Estados Unidos principalmente y había sentido la llamada en Nueva Orleans, una llamada espiritual que avisaba que el Hermano Vudú, su alter ego, era requerido en aquella mística ciudad.

Su apariencia cambió de repente, adoptando las vestimentas rituales que daban de lado a la identidad de Jericho Drumm para dar paso al implacable Hermano Vudú. Lo que quiera que fuera que había visto, era sin duda la señal necesaria para lanzarse a la acción aquella noche, no necesitaba más.
Capítulo 2. Sobre los malos, sus andanzas anteriores y maldades recientemente hechas.
Los O’Malley eran tres hermanos actualmente. Originarios de Nueva Orleans, hacía solo dos que Matt, el cuarto hermano, había intentado llama a Quachil, pero debido a su poca experiencia con el mundo místico lo único que pudo sacar de aquella experiencia fue una muerte prematura. Los hermanos restantes comenzaron entonces a investigar. La Tablilla Uttaus, necesaria para llamar al dios seguía en su poder, solo que hacía varios días que había comenzado a brillar, quizá debido a un ciclo concluso que marcaba en esta ocasión el retorno de la deidad, a la presencia de las divinidades sobre la Tierra o puede que solo por simple casualidad.
Ahora los tres se encontraban en una vieja iglesia subterránea, denominada en su día la Corte sin Techo. Durante un tiempo, lugar de culto, durante otras décadas, centro del paganismo, ¿ahora? Ahora era el lugar perfecto para que unos aficionados a las artes místicas tuvieran éxito en la apertura de un portal dimensional para que por él entrara un dios que puede extraer la vitalidad de cualquier cosa.
-Vamos Joel, ¿terminaste de descifrar la última palabra? –La pregunta era del hermano del medio al mayor, o al menos al que era el hermano mayor desde que el que era el mayor de verdad había muerto...si...-
-No. Y si tuvieras un poco de memoria, recordarías por qué Matt murió. No tenía ni puta idea de leer los textos correctamente, la muerte se personificó en él mismo y se hizo polvo.
-¿Cuál es nuestra motivación hermanos? – preguntó el más pequeño, que ahora mismo contaba veinte años y sostenía un cómic de Batman en sus manos mientras los mayores se ocupaban de malévolos planes-. Quiero decir, ¿Por qué hacemos lo que hacemos?
-Timothy, vete a tomar por culo. Hacemos esto en venganza por la muerte de nuestro hermano – le respondió Joel-. ¿Conforme?
-No. En realidad es absurdo, queremos revivir a la cosa que mató a nuestro hermano, ¿pero qué pretendía Matt?
-Poder – dijo el mayor nuevamente-. Con la tablilla podremos hacernos con el control de la banda. Desde que Joel murió no se nos tiene respeto, pero cuando los chicos vean lo que hemos traído, nos tendrán miedo. El miedo es bueno para controlar a la gente.
-Sólo os ayudo porque sois mis hermanos... de cualquier otra forma, os mandaría a la mierda.
-Si bueno Tim, nadie te ha pedido que vengas hoy. Deberías estar cuidando a mamá ¿o no te habían cogido hacía un par de días en el supermercado?
-En realidad hoy tengo el día libre, pero me voy ya, prometí al señor Dixon que le ayudaría a descargar a cambio de treinta pavos, sólo será una hora como mucho el tiempo que esté fuera. Suerte chicos, volveré más tarde.
Capítulo 3. Nuestros héroes siguen revolcándose en la mierda y de cómo puede llegar a ser de interesante el Hermano Vudú (en serio).
[Gambito & Pícara]
-¿La Tablilla Uttaus es de oro? – preguntó Pícara-
-No, en realidad es de piedra, bastante rudimentaria la verdad.
-¿Y por qué la vamos a robar?
-La tablilla lleva un par de años en posesión de una familia normal y corriente de Nueva Orleans. Creo que la compraron en un rastrillo, según me dijo Jean-Luc [2] . El Gremio de Ladrones nunca ha estado interesado en ella, no se puede vender algo así, es directamente perjudicial lo tenga quien lo tenga y en manos expertas, podría ser mucho peor. Hace no tanto el hijo mayor de la familia que posee la tablilla intentó invocar al dios Quachil, lo hizo mal y murió. Mi padre no le dio más importancia. Justo antes de que la Patrulla-X se reformara [3] mi padre me llamó. Los hermanos del chico que murió aun conservaban la tablilla, pero andaban amenazando a los chicos de la banda de poca monta de la que formaban parte que la tablilla los llamaba, que brillaba y que la divinidad decadente vendría por sus almas y mierdas místicas de esas. Estamos aquí para hacer algo bueno por el mundo. Quitarle a una pandilla de retrasados un poder arcano.
-Y sin embargo, aun no me has explicado por qué andamos por las alcantarillas –inquirió ella-
-Cuando supe que no estábamos ya en la Patrulla le dije a los chicos del Gremio que yo me encargaría de sacar la tablilla de las malas manos que la tienen. Los chicos que la tienen acceso a una vieja iglesia subterránea ya que su padre antes de morir trabajó de conservador y es donde se han realizado muchos rituales paganos, perfecto para que el tipo de entidades que pretenden convocar hagan aparición. Este camino es uno de los más directos, si no queremos entrar, destrozar un lugar sagrado y hacer explotar alguna manzana en la superficie.
-Pero que ladrón más adorable eres, Remy – dijo la chica con cierto tono socarrón-. De todos los ladrones del mundo, eres el único que no le regala a su novia cosas bonitas. Estoy satisfecha con las aventuras como decías, ¿pero es demasiado pedir que robes una joya mística que me cause desviación de columna?
-Je, je. Puede que la próxima vez mon amour.
-Pero no esperes que la próxima vez te acompañe si vas a un sitio parecido a este ¿de acuerdo?
-Lo comprenderé.
[Hermano Vudú]
Con su fuerza sobrehumana, el Hermano Vudú sostenía con un solo brazo a uno de los miembros de la banda a la que pertenecían los hermanos O’ Malley. Aquel chico había sostenido la tablilla al ser amigo de los hermanos, que gustosamente, al ser estúpidos, compartieron sus planes con él, que había quedado impregnado de un aura mística que el Hermano (sigh*) podía ver gracias a sus habilidades.
-Repíteme los nombres muchacho – ordenó-.
-Tim, Joel, Micah – dijo el muchacho a media voz, con falta de aire debido a la posición de su cuello con respecto a la mano de aquel extraño hombre-. Tim estará trabajando... seguramente... en el viejo supermercado de Dixon... es el más fácil de encontrar. Los otros dos puede que estén en el garito de la banda...
-Dime las direcciones del supermercado y el “garito” de la banda.
-Déjame en el suelo negrata de mierda – curioso, pues en esta fantabulosa e imaginativa historia, el chico casi asfixiado y en desventaja, también era negro-.
El Hermano Vudú, tras pensar en presionar un poco más, decidió soltarlo y el chico calló el al suelo, recuperando el oxígeno perdido. Jericho, en su identidad mística, contaba con alguna que otra capacidad hipnótica, pero sabía bien que en ocasiones, con aquel tipo de alimañas, un poco de fuerza bruta e intimidación no venían mal, sobretodo pensando en no gastar más fuerzas de las necesarias.
El chico, sin rechistar mucho más, dio las direcciones pertinentes y se quedó mirando al héroe de lo oculto.
-¿Y ahora qué héroe?
-Ahora te vas... y yo también – diciendo esto, una espesa cortina de humor envolvió al Hermano Vudú, que desapareció del campo de visión del chico-.
Gambito iba dos metros por delante. Había utilizado parte de estos pasadizos, construidos quién sabe por qué, cuando escapaba de sus primeros hurtos. Desde muy pequeño había tenido una habilidad natural para el robo, lo que llamó rápidamente la atención del Gremio de Ladrones de Nueva Orleans, una organización de mucho peso dentro y fuera de la ciudad con una gran tradición. Siempre había sido un líder, o al menos había intentado serlo, llevando siempre la iniciativa y no echándose nunca hacia atrás, como su padre le había enseñado desde temprana edad. Sin embargo estar con la Patrulla-X le había dado una nueva forma de ver las cosas, ya no tenía que estar solo, con problemas o sin ellos siempre tendría a Pícara y al resto, siempre dispuestos a ayudarle, aunque él no siempre demostrara ser de confianza, aunque aquella rencillas que muchos miembros habían tenido con él ya formaban parte del pasado.
-Podríamos intentar volver, limpiar nuestras vidas – dijo Pícara, tras unos minutos previos de silencio-.
-¿Qué dices?
-La Patrulla-X, son nuestra familia. Podríamos volver.
-El planteamiento básico del grupo ahora mismo es estúpido chère, ¿nos echan a nosotros por tener antecedentes? Pero si la Patrulla-X ha actuado como un grupo de forajidos prácticamente toda la vida, ¿pero en qué estúpida cabeza cabe eso? No tiene ni pies ni cabeza.
-Si bueno... pero podemos vivir con los chicos, al menos. Seguramente en algún momento necesiten ayuda extra y no creo que ese general se resista mucho a que el día se salve con unas cuantas vidas de más. Estos días incluso han aparecido por la tele ayudando con la crisis del país [4] .
-Quieres volver, ¿Echas de menos a los chicos? ¿Estás incómoda conmigo?
-Demasiadas preguntas, demasiado rápido. Primero, no es eso, no exactamente. Te quiero y me gusta que pasemos tiempo a solas, pero también necesito una familia, especialmente alguien como yo la necesita. Me gustaría salir a tomar algo con Warren a uno de esos sitios donde sólo él puede pasar o escuchar de vez en cuando alguna explicación que seguro no entiendo de parte de Hank. Son esas cosas que se nos hacen cotidianas y necesarias con el tiempo. Apenas he tenido una familia en mucho tiempo, Scott y los demás [5] . Me gusta despertarme dos días seguidos en un mismo sitio, tener el cepillo de dientes en un lugar donde pueda cogerlo sin tener ni tan siquiera que mirar.
-Si quieres volver hazlo niña, te quiero, pero no puedo obligarte a venir conmigo a todas partes.
-No hablo de eso maldito culo de cajún. Escúchame una sola vez. Te estoy diciendo que vivamos juntos, en un mismo lugar siempre, pero juntos. Aquí mismo, junto a tu familia si quieres. Al menos tú tienes familia.
Remy se paró en seco cuando escuchó las últimas palabras de su chica. Había pasado de estar pensando en que tendría una pelea a estar formalizando aun más su relación, un paso lógico pensando en todo el tiempo y todas las cosas por las que habían pasado juntos. Comenzó a pensar en una respuesta graciosa, rápida, que le diera el tiempo suficiente para decir algo coherente, lo que le parecía bastante difícil en esos momentos. No le hizo falta pensar mucho más, una luz comenzó a parpadear en lo que parecía el final del camino. Le ahorró tener que responder ya, pero necesitaba mucho más tiempo del que el robo le otorgaría.
-Parece que hemos llegado, ¿lista?
-Supongo... – gruñó la joven mutante-
Ninguno de los dos sabía que esperar. Tendrían oposición por parte de los propietarios de la tablilla, era el único dato cierto, a no ser que se hubieran dejado tan valioso objeto sin ninguna vigilancia. Cuando por fin pudieron asomarse vieron que habían entrado por una especie de salida de emergencia de aquel lugar. Avanzando con prisa por fin aparecieron frente a los hermanos.
-Quietos todos – dijo Gambito-. Estamos buscando un ídolo, una tablilla ¿La tenéis?
Los hermanos se miraron, habían estado trabajando demasiado tiempo como para que un tipo con la mirada extraña se interpusiera en sus planes. Tenían que hacer algo. Uno de ellos sacó un arma y disparó a Lebeau, aunque en menos de un suspiro, Pícara, con sus poderes que le concedían cierta invulnerabilidad, se había interpuesto.
-Las cosas se han puesto difíciles ¿eh? Entonces no queda otro remedio... ¿haces los honores hermanito?
El segundo de los tres cogió la tablilla y pasó sus dedos por encima, como si fuera su propia amante. Tenía ante él todo lo que había deseado en su vida, poder, pero estaba apunto de descubrir que dicho poder no estaría a su servicio. Comenzó a cantar una extraña oración, en una voz tenue, suave. Ninguno de los dos mutantes se dieron cuenta de lo que estaba pasando hasta que todo estaba hecho. Dijo la última palabra y entonces se fue la luz.
-¿Qué demonios es esto? Remy, ¿dónde estás?
-Estoy aquí chère, tranquila –posó su brazo sobre el hombro de la chica, con extrema delicadeza-. Tienes mejores sentidos que yo, ¿les oyes moverse?
La chica calló durante un segundo y se concentró. En verdad sus sentidos eran mejores que los de la mayoría de humanos, no al nivel de Lobezno, puede que ni tan siquiera al nivel de un perro, pero al menos eran mejores. Dio con un par de pisadas, pero de todas formas no le sirvió de mucho, en aquel momento la luz volvió, los hermanos ya no estaban solos.
-¡Saludad al gran Quachil Uttaus, señor de la decadencia! –Joel sonreía, feliz por haber terminado la obra de su hermano. Feliz por tener una defensa digna de un titán. Tenía a un dios a su servicio, sólo para él y sus hermanos, para ser los reyes del mundo-. Ahora, acaba con esos dos Quachil.
La extraña criatura, cuyo aspecto no le otorgaba a simple vista mucho esplendor, sonrió para sus adentros. Aquel triste humano pensaba que el Dios seguiría las órdenes de la carne que perece. De la carne que debe perecer a su paso. En su indescifrable lenguaje el chiste era de los mejores que estas insignificantes criaturas le habían lanzado en varios milenios.
-¡Haz lo que te digo o perece! –Volvió a ordenar Joel-
La puerta principal de aquel recinto se abrió. Los integrantes de la banda de los chicos fueron a comprobar como les iba a sus compañeros, temerosos de que sus amenazas se cumpliesen. En aquel momento quedaron atónitos, sin saber que decir ante el espectáculo de aquella horrenda criatura, la espectacular chica que no pintaba nada y el sombrío tío de ojos rojos que la acompañaba.
-¿Qué coño estáis haciendo?
Quachil volvió a sonreír sin que nadie se diese cuenta, pero esta vez comenzó a actuar. A su paso el suelo sobre el que levitaba a un escaso centímetro se volvía de un color oscurecido, ceniza. Aun cuando se alejaba continuaba el deterioro, comenzando por agrietarse la losa y, seguidamente, convirtiéndose en una fina capa de polvo la parte más externa de la misma. Los integrantes de la banda de Nueva Orleans no se percataron de este pequeño detalle. Estaban absorbidos por la escena y por la criatura, que se movía hacia ellos, que continuaban estupefactos y paralizados.
Uno de los chicos sacó un arma, pero cuando la bala se acercó a la criatura, se deshizo en el aire.
-Eso no va a servir – dijo Joel-. Quachil vale mucho más que una patética bala Will.
Cuando la deidad estaba a escasos metros el chico más cercano comenzó a toser. Su boca se secaba, seguida por su piel. En cuestión de segundos su vista pasó de borrosa a ser por completo nula, estaba ciego. Eso apenas importaba, un segundo más tarde, yacía completamente muerto. Cuando por fin la criatura se acercó al grupo, que permanecía bajo el marco de la entrada, el siguiente comenzó a sufrir los mismos efectos. Ante esto los más retrasados, puede que los más afortunados, emprendieron la huída.
-La banda es mía – volvió a vanagloriarse el hermano mayor, ante la cara de curiosidad de su hermano menor-. Si, has oído bien, dije mía.
Aunque Quachil seguía sus propias órdenes se dirigió, como guiado por la mano de Joel, hasta su hermano. La criatura no parecía tener prisa alguna, se tomaba deliberadamente un tiempo ritual para moverse, asustando a su presa a la que en esta ocasión sólo seguía por ser la más cercana. El segundo hermano O’Malley no podía moverse, el miedo llenaba su corazón y esto le impedía responder.
La puerta se abrió nuevamente.
-Hermanos, me he encontrado con este tipo que dice que debemos devolverle – Tim cerró la boca en seco y contempló la escena. Uno de sus hermanos aterrorizado, el mayor feliz, ¿Qué era aquello?-
El Hermano Vudú saltó por encimadle chaval demostrando unas habilidades superiores. De ningún lugar en concreto, tras recitar una antigua oración, comenzó a surgir una extraña niebla, a su alrededor y alrededor de los allí presentes.
-¡Corre chico!-le advirtió- La cercanía de Quachil no te afecta gracias a mis protectores, pero si te llega a tocar nada podrá salvarte. Corre y llévate a tu hermano. Vosotros dos – dijo refiriéndose a
Gambito y Pícara- haceos con la tablilla, necesitamos recuperarla si queremos que esa cosa se vaya.
El dios entiende perfectamente las palabras, perjudiciales para él. Si ese extraño hombre puede, por medio de otras deidades que Quachil puede sentir en la habitación, detener parte de sus poderes ¿Podría conocer el encantamiento inverso que lo devolverá a su oscuro y decadente mundo?
Pícara se lanzó a toda velocidad contra Joel, era presa fácil. Sin embargo la velocidad de la Criatura había cambiado, se movía con la velocidad del pensamiento. Gracias a la niebla creada por el Hermano Vudú los efectos de su cercanía no eran letales, pero la mutante podía notar como sus
increíbles poderes no combatían una repentina fatiga. En aquel momento, su amante Gambito, se lanzó al ataque. Varios de sus naipes cargados de energía se deshicieron, pero algunos consiguieron llegar hasta la base del abdomen de Quachil gracias a la misma niebla que los mantenía a salvo. De todas formas había conseguido llamar su atención.
-¡Vamos, ven por mi!-gritó el cajún agitando sus brazos-
Quachil volvió a cambiar de lugar y ahora estaba detrás de Remy. Estaba a punto de ser tocado por su fatal tacto de no ser por la intervención de Jericho que, yendo preparado para aquella situación, había preparado alguna poción para la ocasión. Al lanzarla Quachil pareció gritar.
-Es una poción de vida especial para zombis, generalmente los resucita, que en el caso de un zombi es matarlo. Pero para esta deidad es un mejunje extraño, no sabe como reaccionar. Ni vida ni muerte.
-Gracias – Gambito se había puesto al lado del Hermano Vudú en el tiempo que este le concedió- ¿Y ahora?
-La tablilla, la chica debe dejármela.
Pícara voló unos metros, hasta donde estaban los dos hombres.
-La chica te la dará, pero acaba de una vez con esa cosa.
-Necesito tiempo – Hermano Vudú se movió hasta Joel y sacó una daga ritual de su cinturón-. No te dolerá, tranquilo – el chico vio como cogía su mano con suma facilidad y le cortó, para frotar la tablilla luego con su sangre-. Esto debería bastar.
Quachil volvía echárseles encima. Estaba cerca de Jericho y este no podía moverse tan rápido como sus fortuitos compañeros.
-Dadme un tiempo para recitar el ritual – les pidió-.
Gambito volvió a cargar sus naipes mientras Pícara protegía al Hermano Vudú, moviéndole a una velocidad considerable, teniendo en cuenta lo pequeño de aquel lugar. Sin prestar mucha atención a lo que sucedía a su alrededor, sumido en un profundo trance, Jericho comenzó a recitar unas palabras antiguas en un idioma mucho más antiguo. Quachil parecía inquieto, nervioso. Cada vez se movía más rápido.
-¡Date prisa! – gritó Pícara, ignorando ser ignorada-
-Ya está – el Hermano Vudú abrió los ojos, que habían pasado en cuestión de segundos de blancos totales a su color natural-.
Quachil Uttaus chilló. Era la única forma de describir el sonido de aquel grito intenso de dolor, procedente de otro mundo. Su cuerpo comenzaba a sufrir los mismos efectos que las pobres almas que se habían acercado a él en aquella ocasión. Pero a diferencia de sus víctimas, lo que se desprendía de él no llegaba a tocar el suelo. Todo su cuerpo estaba siendo devuelto a su dimensión de origen, alejando a la criatura del plano terrestre. Con él se llevaba además el polvo dejado por los cadáveres de la banda de Joel y todo lo que había tocado en aquella habitación, alterando su estructura. Cuando por fin desapareció solo quedó la tablilla, vibrante aun.
-Esto no puede caer en malas manos – dijo el Hermano Vudu-.

-Un error fatal. La tablilla volverá a aparecer, en otro lugar. El Hermano Vudú ahora debe irse, el mundo espiritual está demasiado revuelto estos días. Demasiado para quedarse quieto esperando. Debo continuar la búsqueda de las fuerzas que atentan contra este plano de existencia. Sin embargo –
Joel aterrorizado vio como la mirada de Jericho se clavaba en él-.
-Esto no se volverá a repetir – le dijo Jericho utilizando sus poderes hipnóticos- ¿Verdad?
-Verdad – respondió el chaval sin ser consciente, pero introduciendo en su mente aquella idea-.
-Entonces todo está arreglado. Adiós y gracias.
Y dicho esto, desapareció en una espesa niebla.
Capítulo 4. De cómo nuestros amantes solucionan sus diferencias, se dan besos, caricias y seguro acaban f... felices.
[Nueva Orleans]
-¿Qué decías de quedarnos en dónde chère?
-Sobre quedarnos aquí... si te ha molestado, olvídalo. Era solo una idea.
-No, repítela.
-Es... podríamos vivir aquí. Vale, si quieres hacer algo divertido podemos ir de viaje, nos movemos, tampoco estoy tan acostumbrada a no tener una buena aventura cada cierto tiempo. Pero al final de cada viaje, los dos sabríamos que tenemos un lugar al que volver. Era solo eso.
-Yo... nunca he tenido intención de establecerme. Bueno, aquella vez con Belladona [6] pero... todo era un error. Sin embargo, te miro y después de todo lo que hemos pasado juntos... vivamos juntos.
La chica sonrió, más sorprendida que feliz en ese momento, pero sonrió.
-Entonces alguien debería decir algo así como “Nueva Orleans, prepárate” – bromeó el cajún-.
FIN
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
Referencias:
1 .- X-Men #5 (Action Tales)
2 .- Jean-Luc Lebeau, padre adoptivo de Remy/ Gambito.
3 .- Se refiere a la actual formación “patrocinada”
4 .- Hablamos, obviamente, del Crepúsculo de los Dioses.
5 .- Recordemos que en la mansión, aunque no sean miembros del equipo oficial, siguen viviendo algunos de los antiguos hombres-x, aunque no es el caso de Scott
6 .- Hablamos, obviamente, del Crepúsculo de los Dioses.
7 .- Del Gremio de Asesinos de Nueva Orleans.
1 .- X-Men #5 (Action Tales)
2 .- Jean-Luc Lebeau, padre adoptivo de Remy/ Gambito.
3 .- Se refiere a la actual formación “patrocinada”
4 .- Hablamos, obviamente, del Crepúsculo de los Dioses.
5 .- Recordemos que en la mansión, aunque no sean miembros del equipo oficial, siguen viviendo algunos de los antiguos hombres-x, aunque no es el caso de Scott
6 .- Hablamos, obviamente, del Crepúsculo de los Dioses.
7 .- Del Gremio de Asesinos de Nueva Orleans.
Nota del autor:
Tenemos hoy un número muy ligero y a mi ver, alegre. Les damos un breve descanso a los Hombres-X para que puedan disfrutar de la felicidad de Mancha Solar. Con este número tengo la oportunidad de recuperar un argumento que, una vez concluido el Crepúsculo de los Dioses, no tendría tanto sentido, además que fue pensado para desarrollarse junto con el gran arco argumental que engloba a la mayoría de series Marvel AT. Con esta pequeña aportación aprovecho yo también para no dar por completo de lado a personajes que forman ya parte de la mitología mutante, pues tras la purga que hice en el primer número de mi etapa a cargo de la serie, gente tan emblemática como Lobezno quedaba fuera del grupo y eso no podía suceder así como así (sin ir más lejos, Lobezno está pululando por el Crepúsculo en Canadá, junto con sus viejos amigos Alpha Flight). Supongo que de vez en cuando haré historias como estas, mirando más allá del grupo principal.
En el próximo número retomamos el ritmo habitual, con más extensión en cada número, con los personajes habituales más alguno nuevo, aunque la alineación completa no está decidida aun, así que pueden haber sorpresas.
Agradecimientos a Doc por proporcionarme la información de Quachil.
Saludos.
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