Thor Señor de Asgard nº19


Título: El Crepúsculo de los Dioses (III): El Estandarte del Cuervo (II)
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: José Baixauli
Publicado en: Noviembre 2010


¡Continua el Crepúsculo de los Dioses! Cuando la esperanza parece perdida para la alianza de dioses, regresa desde Midgard ¡Billy Rayos Beta!
Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.
Stan Lee y Action Tales presentan:
Creado por Stan Lee & Jack Kirby

Resumen de lo publicado: Thor al mando de los ejércitos de la alianza de dioses llegan al plano donde se hallan las fuerzas de Loki. Magni se presenta y le pide a Thor unirse a ellos contra Loki, tras comprender que ha sido engañado. Las tropas de Thor atacan la fortaleza de Loki, y este se enfrenta en combate personal a Siva y junto a Magni a Hrym, el capitán del barco Naglfar. Loki realiza un ritual oscuro, sacrificando a una de sus hijas para anclar en esta realidad a sus oscuros amos.  Tiwaz y Crom participan en una reunión con los primeros dioses del hombre para unirse a la contienda. En el último momento, las puertas negras de la Fortaleza de Loki, el dios de las mentiras aparece montado en Jormungandr, la serpiente de Midgard, y cuando Thor se lanza para luchar contra ellos, la serpiente lo hace desaparecer entre sus mandíbulas… Justo cuando aparecen los dioses primigenios y oscuros


En la ciudad de Asgard se habían quedado quien  no podía empuñar un arma, los heridos y los enfermos, los niños y las mujeres. Protegidos por un pequeño contingente de guerreros asgardianos y provenientes de otras tierras lejanas. 
Brighid observaba como los refugiados se instalaban en las calles y plazas de la ciudad, creyendo que tras sus muros permanecerían seguros ante un posible ataque de las fuerzas de  Loki. La diosa celta y reina de los asgardianos sabía que si Thor y la alianza no conseguía derrotar al enemigo, estaban perdidos y daba igual donde pudieran esconderse, toda la realidad caería ante Loki y sus oscuros amos.
Suspiró pensando en cómo estaría transcurriendo los acontecimientos y si su esposo y sus amigos y familiares sobrevivirían a esta última y probablemente decisiva contienda. Deseó haber podido cabalgar al lado de Thor. Ella no era un frágil doncella de palacio, si no una guerrera experta en el uso de la espada desde muy niña, pero sabía que tenía deberes para su pueblo e intentar cuidarlos si los malos augurios se cumplían y Loki salía triunfante.
Una sombra que parecía ocultar el sol cayó sobre Brighid. Un corpulento guerrero, más grande que cualquier asgardiano, ya que me alcanzaba los tres metros de altura se hallaba frente a ella. Vestía una armadura de grueso cuero y acero forjado, y un yelmo metálico le cubría la cabeza. Sujetaba una larga lanza, y a pesar de su intimidante aspecto, en su rostro gentil y sereno se denotaba que era un hombre noble y valiente.
-Vidar[1], me alegro de verte.- Dijo la diosa celta tratando de sonreír.
- Mi reina.- Dijo Vidar.- Las defensas están listas, así como los fosos alrededor de la ciudad y los guardias apostados en sus puestos de vigía.
 Brighid le puso su mano en su muñeca gentilmente.
-Muchas gracias, Vidar, estas realizando un trabajo excelente liderando a las tropas que quedan en Asgard. Siento que hayas tenido que abandonar tu placida y tranquila vida en la granja donde residías.
Brighid recordó como Thor le contó la historia de su hermano Vidar. Hijo de Odín y la giganta Grid, se retiró a vivir en paz en los bosques, hasta que su mujer fue asesinada por tres gigantes. Vidar fue a Asgard a reclamar venganza y él y Thor acabaron con los gigantes. Vidar se volvió a casar, con una doncella asgardiana, yéndose a vivir a una granja, lejos de los asuntos de la guerra. Ya que aunque Vidar era un extraordinario guerrero, deseaba seguir los senderos de la paz, harto de la muerte y el conflicto permanente.
Vidar  miró al horizonte y después a Brighid.
-Permanecer en mi granja no habría sido honorable. Mi esposa estará más segura entre estos muros que en campo abierto. Sólo lamento no tener la oportunidad de luchar al lado de mi hermano Thor.- Dijo Vidar.
La diosa celta sonrió.
-A todos nos hubiese gustado estar en el frente de batalla, créeme, pero alguien debe cuidar de los que no pueden luchar y de los heridos.
-Y eso haremos, milady. Si alguien quiere profanar esta ciudad y hacer daño a sus habitantes venderemos cara nuestra derrota ¡Lo juro por mi honor!- Inquirió Vidar con orgullo.
-Esperemos no tener que llegar a eso.- Dijo Brighid pensando de nuevo en Thor y deseando tener  buenas noticias y verlos regresar de nuevo sanos y salvos.



 El alienígena llamado Billy Rayos Beta apareció por un torbellino dimensional, haciendo girar a su
martillo “Destructor  de Tormentas”. Tras enfrentarse a una bestia monstruosa enviada por Loki para acabar con la portadora del Estandarte del Cuervo, había acabado en Midgard, donde tuvo que ayudar a unos superseres humanos a enfrentarse a alguien denominado Gravitón.(2)
Después de ayudar a los humanos, sintió la llamada de su amigo Thor, al que consideraba como un hermano y a los asgardianos como si fuese su mismo pueblo. Tras prometer que regresaría a Midgard, usó el encantamiento de su martillo para romper las barreras del tiempo y el espacio para reunirse con Thor en la batalla final.
Billy Rayos Beta korvinita de nacimiento, asgardiano de adopción, dejó de hacer girar el martillo y el torbellino se hubo desvanecido, fue consciente de donde se encontraba, y casi deseo no haberlo sido. Estaban en una tierra yerma y oscura y frente a una siniestra fortaleza de basalto negro que se erigía amenazadora, se libraba una batalla sin cuartel. Las fuerzas de la alianza, con guerreros de todos los panteones afines a Thor y su causa estaban siendo diezmadas por un enemigo claramente superior en número. Toda clase de horrores innombrables, junto a cadáveres vivientes con restos de vestimentas de diferentes culturas, así como guerreros de reinos que sin duda habían traicionado a los de su clase, les atacaban sin dar tregua.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Al desviar su mirada al cielo, pudo ver una visión tal que amenazo con hacerle perder la cordura.
Entre las nubes, apenas mostrando parte de su inmensos cuerpos, seres de auténtica pesadilla parecían ocupar gran parte del firmamento.  Seudópodos de toda clase y tamaño se removían sin cesar, un mar amorfo se agitaba sin cesar, aun auténtico caos para los ojos que lo contemplaban. Las formas eran incontables. Un monstruo vagamente antropomórfico, con una cabeza semejante a la de un pulpo cuya cara fuese una masa de tentáculos, con un cuerpo lleno de escamas y alas quebradas desplegadas.
Un ser con un cuerpo grueso y peludo, con cabeza en forma de sapo y orejas de murciélago. Otros eran mucho más irreales, casi como si una abominación tal no pudiese existir en este universo. Un conglomerado de globos iriscentes, siempre fluctuantes, que fluían unos dentro de otros.
Buscó con la mirada a sus amigos ¿Dónde  estaba Thor? ¿Y lady Sif? Sobresaliendo entre los combatientes pudo contemplar a un horror por fin reconocible.
 Jormungandr, la serpiente de Midgard se alzaba amenazante, lanzando su furia contra todos y contra todo. Y en su espalda, cabalgándola, una figura inconfundible entre un millón.
-¡Loki!- Exclamó el korbinita con despreció.
Sin duda, era una visión digna del Ragnarok, el fin de los tiempos de las profecías de Asgard desde su creación.
-¡Bill!
Sif se acercó corriendo hacia él. Tenía magulladuras y pequeños cortes por toda su esbelta figura, pero la sangre de su espada denotaba que ella no fue quien salió peor parada del combate. La guerrera asgardiana le dio un fuerte abrazo.
En los ojos de Sif, Billy notó algo, estaba al borde de las lágrimas.
-¿Qué es lo que ocurre, Sif?- Preguntó preocupado Billy.
- Es Thor… Jormungandr lo ha asesinado, lo ha devorado entre sus fauces…
-¡No! ¡No es posible!- Exclamó Billy Rayos Beta apretando los puños.
-Ojalá fuera así, Billy, pero lo vi con mis propios ojos, todos lo vimos.
Un fuego como nunca había visto en los ojos del alienígena demostraba la ira que crecía en su interior.
-¡Vengaré la muerte de Thor! ¡Nada podrá impedirme que esa vil criatura muera en mis manos! ¡Y
Pobre de quien intente interponerse! ¡Lo juro por mi vida!
Billy Rayos Beta hizo girar su martillo y se impulsó en el aire para llevar a cabo su juramento.
Sif temía perder también a Billy, y perderlos a los dos, a quienes más había amado en toda su larga vida quizás fuese algo que no pudiese resistir ni una diosa guerrera como ella.




Heimdall, el eterno guardián de Bifrost, el puente del arco iris combatía con ardor contra una infinidad de enemigos. En contadas ocasiones habían abandonado su puesto como vigilante de la entrada el reino dorado, pero su brazo y su espada eran más necesarios aquí y ahora. Si la alianza caía en esta tierra muerta y hostil, Asgard y todos los reinos sucumbirían, y eso no podía permitirlo.
En un momento del combate, acabó luchando al lado de Skurge el verdugo, que encrespado por la alegría del combate, a cada movimiento de su hacha manejada a dos manos, caía un enemigo, ya fuese dios, necrófago o criaturas abominables de los dioses impíos que les atacaban. El Verdugo con una embriagadora sensación de poder, reía como poseído por un demonio mientras el filo de su hacha decapitaba a sus enemigos.
Una sombra alada se cernió sobre Heimdall. Un guerrero de indumentaria indeterminada, montaba una bestia voladora. Tenía algo de insecto, y algo de bestia, con unas grandes alas membranosas. El jinete disparó varios proyectiles desde su arco compuesto, Heimdall alzó su escudo e interceptó varias flechas, pero no pudo impedir que una se clavase en su brazo. El asgardiano partió la flecha, y con un gritó de rabia, arrojó su lanza, que atravesó el torso de la criatura alada. La bestia se convulsionó, antes de caer, arrastrando a su jinete a una muerte segura.
Un trío de hombres vociferando y gritando, semidesnudos y con garrotes y mazas de piedra, se lanzaron sobre Heimdall, cundo este se dispuso a hacerles frente con su espada, una luz los recorrió como un aureola y se quedaron totalmente inmóviles. En unos segundos su piel comenzó a petrificarse, hasta convertirse en auténticas estatuas de piedra.
La Encantadora se acercó a Heimdall sonriente.
-No has perdido tu toque, Amora.- Dijo Heimdall.
Los ojos de la hermosa mujer pasaron de él al Verdugo, que acababa de matar al último enemigo que se había atrevido a desafiarle.
-¡Skurge! ¡Me alegro de verte!- Dijo La Encantadora sonriendo y corriendo a abrazarle.
El Verdugo frunció el ceño y un odio intensó apareció en sus ojos.
-No te acerques a mí, mujer, a no ser que quieras que tu cabeza deje  de estar unida a tu bonito cuello…
Y poniéndose el ensangrentado hacha apoyado en un hombro, se marchó sin dirigirle la mirada.
La Encantadora puso cara de sorpresa y después miró a Heimdall.
-No ha querido ni dirigirme la palabra…
Heimdall la miró con severidad.
-¿Y te  extraña? Antes de ir al Valhalla jugaste con él como si fuese una simple mascota y no un hombre. Lo manipulaste a tu antojo como haces con todos los hombres y luego cuando no te interesó lo apartaste de tu lado. Siembras lo que recoges, Amora.- Comentó el asgardiano.
El hermoso y sensual rostro de la hechicera mostró su desencanto por las palabras referidas a ella.
-¿Esa es la opinión que tienes de mí? ¿Nuestra relación no significo nada?[4]
Heimdall recogió la lanza del cadáver de la criatura que había abatido y después miró a la Encantadora.
-¿Acaso no me abandonaste para ir a los brazos de Thor en cuanto tuviste ocasión? Fuiste por un trofeo más valioso, y yo fui nada más que uno más de tú larga colección de amantes.
Amora que no estaba acostumbrada a que le hablasen de esa manera, se quedó inmóvil,  sin saber que responder.  Se sintió dolida, dolida y atacada.  Aunque nunca lo confesó, Heimdall fue lo más cercano al amor verdadero que había conocido en su larga existencia, por lo que las palabras del guardián del puente del arco iris habían sido peores que una puñalada en su corazón.



 Loki estaba disfrutando con el espectáculo. Estaba a un paso de la victoria largamente postergada, su gran triunfo que se le resistió una y otra vez a lo largo de los siglos. Siempre derrotado por Thor o por su padre adoptivo, el odiado Odín. Las humillaciones que siempre tuvo que soportar, el tener que ver como la arrebataban las mieles de la victoria en el último momento. Esta vez no sería así, Loki por fin alcanzaría la meta que siempre tuvo, bailar sobre los cadáveres putrefactos de todos los que malditos asgardianos y todos los llamados dioses. Asgard fue su meta equivocadamente en sus anteriores planes ¿Por qué conformarse con un reino divino cuando podía tener todo el plano terrestre y mucho más bajo su mando?
La furia y el poder de Destructor de Tormentas le hicieron dejar a un lado sus pensamientos y salir despedido de la espalda de la serpiente de Midgard.
-Me preguntaba cuando ibas a aparecer, alienígena. Nada me dará más satisfacción que sigas el mismo destino que mi hermano adoptivo, maldito rumiante.- Dijo con despreció Loki
.
-Primero caerá tu pérfida y monstruosa hija, y después tú serás objeto de mi justa venganza ¡¡Por mis hermanos de Asgard!! ¡¡Por Thor!!
-¡Devóralo, oh, hija mía! ¡Sáciate con su sangre y con sus huesos!
 La  serpiente de Midgard miró a Billy Rayos Beta con ojos malévolos.
“-¿Esta insignificante cosa? Un mero desechó con el que alimentarme después de haber engullido al tronador…”- Dijo Jormungandr.
Y como para acompañar sus palabras, su cola se movió como un látigo, colisionando con el cuerpo del korbinita, que recibió un golpe tal que a cualquier otro ser vivo le hubiese aplastado todos los huesos. No a Bill Rayo Beta, que era tan poderoso como el Dios del Trueno antes de ser el señor de Asgard.
Hizo girar su martillo sobre su cabeza, moviéndolo a una velocidad de vértigo. Destructor de Tormentas voló tan veloz como un cometa e impacto contra el rostro de la monstruosa criatura. La hija de Loki chilló de dolor, un sonido que hizo ensordecer todo a su alrededor.
-“¡¡Me has hecho daño!! ¡Tu martillo es tan doloroso como el mil veces maldito Mjolnir! Te aplastaré como el insecto que eres”
Jormungandr volvió a atacar, pero esta vez enroscó con su largo cuerpo a Billy Rayos Beta, aplastándole con su inmensa fuerza y este pudo escuchar como sus huesos crujían por la presión a la que estaba siendo sometido.
-“Vistes con un atuendo como el de Thor, pero no eres Thor. No podrás derrotarme ni en mil eras”
Ni con toda la fuerza que ostentaban sus brazos podía liberarse del mortal abrazo del leviatán.  La serpiente apretó más su presa, haciendo que Bill gimiese por el dolor extremo al que estaba siendo sometido.
De improviso, y para su sorpresa, Jormungandr aflojó su presa entorno a él y de  su garganta salió un aullido enloquecedor.
Bill aprovechó esa distracción para liberarse. No sabía que es lo que ocurría, pero debía aprovechar esa oportunidad que el destino le brindaba.
Con un gritó de rabia, Billy Rayos Beta descargó el más poderoso golpe con su martillo del que fue capaz. La serpiente de Midgard comenzó a brillar desde su interior para fuera.- Esto no lo he podido hacer yo- Pensó Bill.- ¿Qué es lo que ocurre?


 
Wrarrl, el Devorador de Almas abrió la bolsa que llevaba colgando  y sacó un puñado de almas retorciéndose en su forma de gusanos. Podía sentir los gritos de suplicas y de agonía que emitían las almas antes de ser engullidas por el insaciable demonio.
Su provisión de almas se agotaba, necesitaba nuevos suministros para alimentarse y aumentar su fuerza para la batalla.
Un guerrero olímpico le intentó atacar con su lanza, el demonio agarró el arma, partiéndola en dos. De una de sus manos se formó un vapor que envolvió al olímpico hasta que con un gritó agónico y lastimoso reveló la horrible transformación en un gusano repulsivo. Lo agarró con sus largos dedos y lo introdujo en su bolsa.
Su único ojo demoniaco se posó sobre una curiosa figura metálica que flotaba a varios metros del suelo analizándolo todo.
-¿Qué clase de criatura eres tú y de dónde has salido?
El Registrador Rigeliano observó como el demonio se acercaba hasta él.
-Observación: Unidad registradora en peligro.- Dijo el androide.
- En efecto, seas lo que seas, tendrás un alma a la que poder hincar el diente.- Dijo el Devorador lanzando sus vapores místicos sobre el Registrador, hasta hacerlo desaparecer tras ellos. Cuando el vapor se desvaneció, el Registrador permanecía totalmente intacto.
-¡No es posible! ¡Ningún ser vivo puede resistir mi poder!
-Aclaración: esta unidad no es un ser vivo, si no una unida de observación y análisis de datos.
Balder el Bravo, acompañado de la guerrera celta llamada Mevanwi, luchaban espalda contra espalda en el frente de batalla.
En un momento, mientras Balder se limpiaba la frente del sudor por el esfuerzo de la lucha, aprovechando que su oponente había caído por el filo de su espada, pudo observar la figura imponente del Devorador de Almas.
-Mevanwi ¡Mira!
La arquera celta se dio la vuelta rápidamente y al ver al demonio, recordó como lo combatieron e hirieron de gravedad en la batalla de Avalón. El Devorador huyó antes de que pudiesen rematarlo.[5]
-Está amenazando al Registrador, un aliado de Thor y nuestro.- Dijo Balder. Tenemos cuentas pendientes que saldar con ese demonio y es hora de ajustarlas.




El inmenso cuerpo de serpiente de Jormungandr se tambaleaba. Cada poro, cada escama de su tremenda masa corporal, exudaba energía. La serpiente de Midgard brillaba como una estrella a punto de consumirse, retorciéndose y emitiendo un largo grito de agonía capaz de estremecer e inquietar hasta la persona más templada.
La serpiente cayó finalmente cuan larga era, causando un temblor que estuvo a punto de hacer caer a los ejércitos como fichas de ajedrez. No tuvieron tanta suerte quienes tuvieron la desgracia de estar dentro del alcance de Jormungandr. El desplomé del monstruo se vio desde todos los puntos del campo de batalla.
La combustión del cuerpo fue rápida, y de los restos humeantes y calcinados de la criatura surgió algo. Una figura azul, dorada y roja, con una brillante y rutilante armadura de acero asgardiano y una cota de malla a juego.
Thor alzó a BadmrHird, el que lleva la tormenta y celebró su triunfo. Thor había usado el poder divino para consumir a su Jormungandr desde su interior, donde era más débil a sus ataques. El poder usado para conseguirlo le había dejado exhausto, sin embargo, no tenía tiempo para descansar y recuperar fuerzas, había ganado una dura batalla, la guerra, por el contrario, estaba por decidir.
El regresó de Thor no pasó inadvertido, y eso espoleó a los valientes guerreros de la alianza a lanzarse contra sus enemigos con más fuerza si cabe.
 Billy se acercó a Thor con gran alegría.
-¡Bill! ¡Mi hermano! ¡Sabia que vendrías!- Exclamó Thor con entusiasmo.
- Creí haberte perdido para siempre… ¡Contigo al frente derrotaremos al enemigo!- Dijo Billy Rayos Beta alzando también su martillo y cruzándolo con el de Thor.
- Es hora de que mi hermano y yo crucemos más que unas palabras.- Comentó Thor.
- Con gusto lucharé a tu lado, Thor.- Dijo Billy.
Thor le puso una mano en el hombro al alienígena.
-Esto es algo entre Loki y yo, viejo amigo. Es un combate que debo librar sólo. Ve a ayudar a Sif y los demás, y si algo me sucediese…
Billy asintió, comprendiendo que quería lo que Thor pretendía de él. Ponerse al frente de la alianza si no salía vivo del combate contra el dios de la mentira.
-Haz lo que debes hacer.- Dijo Bill antes de marcharse impulsado por Destructor de Tormentas.
Loki sintió en parte la pérdida de su hija, aunque lo que más le revolvía las entrañas era el ver que una vez más su hermano había salido indemne de nuevo. Le hervía la sangre en las venas el ver que parecía estar tocado por algún poder que se le escapaba a su comprensión ¿es que no hay manera de que muera definitivamente?
Los dioses primigenios y oscuros que se hallaban en el firmamento emitieron un sonido, como a modo de protesta, como si estuviesen inquietos de algún modo por el devenir de los acontecimientos. No estaban contentos, lo podía sentir. Estaban observando, pacientes, esperando el momento oportuno. No se dignarían a participar activamente a no ser que el signo de la batalla comenzase a decantarse del lado del bando de Thor.
Si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo-Pensó Loki.
-¡¡Thor!!- Gritó Loki.- Es hora de acabar de una vez y por todas lo que se inicio hace tanto tiempo atrás.
Loki se plantó cara a cara con Thor y ambos se miraron sin apartar la mirada.
-El día en que una serpiente como tú se introdujo en el reino dorado, fue el día más triste de la historia de Asgard.
- Y aún así, fue Odín quien me acogió en su familia, grande fue su error sin duda.- Contesto Loki.- Padre no era tan todopoderoso como presumía o hubiese visto venir lo que iba a pasar.
-¡No tienes derecho a llamarle padre, lengua venenosa!- Gritó Thor enfurecido.
 - Las palabras se acabaron aquí y ahora ¡es la hora del combate final!- Dijo Loki.
Cuando los dos hermanos se dispusieron a entrechocar sus armas, cuando una maza encantada se interpuso entre los dos.
Magni se hallaba ante ellos, y recogió su maza mística y su cara se convirtió una máscara de pudo odio.
 
-¡Tú! ¡Asesinaste a mi madre! ¡Convertiste a mi hermano en una maquina sanguinaria y sin alma! ¡Y nos has manipulado a tu antojo! ¡Y ahora pagarás!
Leir, el dios celta de la lanza y el rayo luchaba con bravura y con decisión. Varias criaturas, mezcla de insecto, animal y hombre se abalanzaron sobre él. Cuando parecía perdido, sepultado ante el empuje de los engendros del averno que le atacaban, el resplandor de sus rayos lanzó a los seres en varias direcciones a su alrededor.
 
-No podéis acabar tan fácilmente con un hijo de Danu.- Inquirió Leir.
  El celta enseguida, y sin eludir la confrontación en ningún momento, fue a ayudar a un grupo de hombres de la alianza que luchaban contra tropas de guerreros greco-romanos.
Leir Levantó un gran peñasco con su notable fuerza y lo arrojó contra una escuadra de enemigos, que acabaron aplastados por el proyectil lanzado por el dios celta.
Tras las filas enemigas, la perspicaz vista de Leir vio una figura sombría, con una armadura oscura, y al descubierto, sin yelmo alguno que lo ocultase, el rostro de la traición. Hércules, el señor del Hades olímpico lideraba a sus tropas. Una furia sin parangón creció en las entrañas de Leir. Hércules fue compañero de armas y aliado en el pasado. Lo que más hacía arder el fuego de la ira era el terrible correctivo recibido por Sif en sus manos, lo que llevó a la diosa guerrera al borde de la muerte. Esa afrenta debía ser vengada, y seria él quien vengaría el honor de la diosa.
Leir redobló sus esfuerzos, y la furia de su ataque, que no parecía apaciguarse ante la muerte, forzó a sus oponentes retroceder ante él, dejándole el camino libre para encontrarse cara a cara con el amo y señor del Hades.
-¡Prepárate para pasar por tus crímenes, hijo de Zeus!- Dijo Leir.- ¡Hércules será derrotado por las manos de Leir!
Los ojos del señor del Hades se encendieron como dos antorchas, como si se pendieran de fuego del mismísimo infierno.
  -El hombre al que nombras ya no existe, dios de la lanza, ahora solo queda el señor del Hades.- Dijo voz profunda.- Si deseas abrazar a la muerte, es tu decisión y me placerá complacerte.



-¡Nos engañaste! ¡Nos manipulaste para hacerte el trabajo sucio!- Contestó Magni casi enloquecido.
-¡Tu asesinaste a mi madre!
Loki empezó a reírse en enormes carcajadas burlonas.
-Pobre infeliz. No debería sorprenderme, sigues los pasos de mi hermanastro,  de tal palo, tal astilla…
 Tanto Thor como Magni se quedaron paralizados ante las palabras del dios de la mentira.
-¿Qué  insinúas?- Inquirió Thor a su hermanastro.
-¿Acaso no es obvio? ¿No me digas que no notaste el parecido? Magni y Modi son hijos bastardos tuyos.
Thor abrió la boca asombrado.
¿Era posible? Recordaba perfectamente a Iarnaxa, una joven doncella de largos cabellos dorados  que le sedujo cuando el mismo era solo un muchacho, muy seguro de sí mismo, muy creído y sin la humildad que ganaría mucho tiempo después al vivir entre los mortales como uno más de ellos. Tuvieron varios encuentros apasionados, hasta que un día, la joven simplemente desapareció de su vida y él no le dio mucha importancia en su ignorancia de la vida, pensando que había muchas más mujeres hermosas a las que seducir ¿Y si la marcha de Iarnaxa fuese culpa de su padre? ¿Y si la hubiese dejado en cinta y su padre quiso ocultárselo? Muchos secretos de Odín aún hoy día le eran desconocidos y su padre demostró en muchas ocasiones manipular las cosas a su antojo.
Ahora sabía por qué le resultó familiar Magni desde el primer momento en que se cruzó en su camino. [6]
-¿Thor es nuestro padre?- Decía Magni con la mirada perdida.
-¿No apreciáis la ironía?- Dijo Loki riéndose
-¿Padre?- Dijo Magni mirando a un desconcertado Thor casi como preguntándoselo a sí mismo.
-¡No digas eso!
Modi apareció de la nada y comenzó a golpear una y otra vez a su hermano. Thor se lanzó a internar separarlos, pero Loki quería seguir disfrutando del espectáculo, y con un gesto de una de sus manos, creó un prisma luminoso que aprisionó al señor de Asgard.
Magni no podía responder al salvaje ataque de su hermano, enloquecido por lo que acababa de escuchar. Loki se había encargado de que les escuchase y de que apareciese en el momento oportuno.
Ver matarse a los hijos de Thor entre sí era algo que no tendría precio.
Traidor! ¡Thor asesino a nuestra madre! ¡Como puedes hacerle eso a su memoria! ¡Te mataré con mis propias manos!- La voz de Modi era ya carente de total humanidad, la cordura había abandonado a quien habitaba la poderosa y peligrosa armadura del Destructor.
Thor golpeó su prisión de luz con todo su poder sin éxito ¿Acaso había descubierto que tenía dos hijos que desconocía para ver como los perdía delante de sus propios ojos?


Continuará...


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Referencias:
1 .- Vidar apareció por primera vez en Thor 295 Usa
2 .- En Nuevos Vengadores 5-6
3 .- Heimdall y la Encantadora tuvieron una breve pero intensa relación.
4 .- Como vimos en el Thor#12
5 .- En Thor#12.

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