Elseworlds Supergirl nº 11

Titulo: Campo de entrenamiento: La Tierra (II)
Autor: David Guirado
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Abril 2012

Hay mucho más detrás de la historia de Abin Sur... y ha llegado la hora de Linda la descubra. Otro emocionante capítulo en la historia de nuestra "Supergirl"!!
Ella es la última superviviente de una grandiosa civilización. Enviada a la Tierra para escapar de un holocausto que destruiría su hogar, la joven Kara Zor-El fue encontrada por los Kent y acogida como su propia hija. Enfrentada al secreto de su origen, su vida está ahora en una encrucijada que decidirá su destino. ¡Es el inicio de la leyenda!

-    Mi nombre es Abin Sur y soy el Green Lantern del sector especial 2814...- empezó a decir Linda, con los ojos completamente en verde. (1)

Los Kent miraron muy fijamente a su hija, aunque ya sabían que es lo que iba a decir antes siquiera de que empezase a articular palabra.

Mis susperiores los Guardianes me encargaron hace años una de las misiones más difíciles de toda mi carrera como miembro del Green Lantern Corps: la ejecución de un recién nacido-  prosiguió Linda, mientras Abin Sur se acercaba a ella.

El Green Lantern enfocó a la chica con su anillo, del cuál emergió una luz verde. Al ser Linda alumbrada por ese resplandor, inmediatamente dejó de hablar y volvió a la normalidad.

-    Es innecesaria la exposición de Linda Kent a la energía de mi anillo de forma prolongada. Podría sufrir alguna clase de reacción desconocida. Por muy doloroso que sea mi cometido, me responsabilizó de contarlo

Linda empezó a toser fuertemente, y sus padres se acercaron a ella para tratar de aliviarla. Afortunadamente, pronto cesó el ataque de tos de la muchacha.

-    Estoy bien, no os preocupéis- tranquilizó la jovencita a sus padres- Abin, ya se todo lo que vas a contar, gracias al flujo de información recibida mediante tu anillo. No es necesario que revivas tus recuerdos.

-    Debo de hacerlo, Linda Kent de la Tierra. En mi anterior suministro de información, los datos no fueron correctamente transmitidos a tus progenitores. Para asegurarme la veracidad de tu conocimiento, mi obligación es narrarlo por mi mismo- respondió el alienígena.

Linda se limitó a asentir con la cabeza.

Mientras tanto, en otro universo, un hecho realmente apocalíptico estaba teniendo lugar.

Una pequeña grieta extradimensional se abrió, dejando libre a un ser que tenia apariencia humanoide. No obstante iba cubierto por un misterioso manto de color negro. Tenía cuatro tentáculos semejantes a los de un pulpo, además de extremidades humanas. Llamaba la atención el que no tenía rasgos faciales, careciendo de nariz y de orejas. Tan sólo tenía unos profundos ojos amarillos que parecían pertenecer al mismísimo Satanás.

La criatura se encontraba desorientada, aunque pronto se dio cuenta de que se encontraba de nuevo en la Tierra.

El ser se sentía pletórico de energía. En ninguna de las dimensiones y de los mundos que había visitado, se había sentido así de poderoso. Sin duda alguna, en esa Tierra había alcanzado la cúspide de su poder.

-    Armagedón 2012- musitó la criatura, dejando entrever una boca llena de colmillos.

Al misterioso personaje empezaron a brillarle las manos, mientras que se reía con un sonido que podía helar el alma a cualquiera.

De pronto, se abrieron una especie de portales, hecho que le costó un gran despliegue de energía a la criatura. El monstruo lanzó dentro de ellos unas semillas que le salieron de la boca.

-    El Armagedón llegará a todos los universos- murmuró el ser.

En nuestro universo, Abin Sur se disponía mientras tanto a desvelar unos hechos que cambiarían la vida de Linda Kent para siempre.

   En los días de esplendor del planeta Krypton este contaba con una organización militar que era el temor de todo el universo conocido. Bajo el férreo mando del General Zod, las fuerzas de Krypton no tenían paragón alguno. El poder de Zod era temido por toda la galaxia, pese a encontrarse confinado en su planeta. Sin embargo su ambición rivalizaba con sus recursos.

El alienígena se tomó un momento de pausa mientras contempló a Linda. La joven permanecía absorta escuchándole.

-    El General, junto a una facción rebelde de sus fuerza, se rebelaron, rompiendo todos los juramentos realizados al unirse al ejercito kryptoniano. Zod intentó tomar el mando de Krypton, urdiendo un ataque contra el consejo de sabios que dirigía el planeta. Muchas fueron las bajas sufridas ese día, debido a las hostilidades iniciadas. El ejército de Zod inició una barbarie, intentando eliminar a todos los que se interponían en su camino.

Linda no pudo evitar realizar un gesto de ira al escuchar eso. Apretó su puño con fuerza y mordió sus labios.

-    Para evitar que el conflicto que se extendiese en mayor escala, mis predecesores en el Cuerpo de Green Lanterns, ayudaron a los Kryptonianos a poner fin a la masacre perpetrada por Zod y sus seguidores. Era imperativo que tamaña fuerza destructora no alcanzase el poder- resaltó Abin, levantando su brazo hacia el cielo.

-    En este planeta hemos sufrido también tomas hostiles del poder en algunos países. Es triste ver que no es patrimonio exclusivo nuestro- comentó Jonathan Kent.

-    Disculpa que te interrumpa, Jonathan Kent de la Tierra, pero debo proseguir mi relato. Las fuerzas conjuntas de mis predecesores Lanterns y las de los Kryptonianos lograron repeleer con mucho esfuerzo la rebelión del traidor Zod, no sin sufrir numerosas bajas.

Abin Sur se tomó un segundo de pausa para realizar una reverencia en honor de sus camaradas caídos en combate.

-    Tras cometer traición y por los numerosos crímenes contra su pueblo, el General Zod fue condenado a un destino peor que la muerte. Sin embargo, sus acciones no serían olvidadas- dijo el Green Lantern.

Mientras tanto en las afueras de Smallville estaba pasando algo que podría ser calificado hasta por los más escépticos por un fenómeno paranormal.

En una de las casas, la tierra se removía alarmantemente. Hasta el mismo buzón, en el que se podía leer “Anna Weather” estaba templando incesantemente.

Jack Summers proseguía con su paseo habitual nocturno, sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, al pasar al lado del hogar familiar de los Weather, sintió que algo raro pasaba. Notando el ligero temblor de tierra, giró su mirada hacia la puerta de la casa de Anna, para observar una escena que le puso los pelos de punta.

-    ¡¡Dios Mío!! ¡¡Esto no puede estar pasando!!- exclamó horrorizado.

Una mano de color verde estaba saliendo de casa de Anna Weather. No sería lo único que saliese por la puerta. Sin embargo, su vecino no lo contemplaría, ya que salió huyendo presa del pánico.

- La parte que viene a continuación, ya te fue detallada en boca de tus padres bilógicos, y sería una crueldad indagar en la destrucción de Krypton- comentó Abin. (2)

Los ojos de Linda se humedecieron al escuchar eso. Puede que nunca conociera a sus padres biológicos, pero aún así la noticia de la destrucción de todo un planeta, era algo demasiado doloroso para ella.

Abin Sur deseaba parar en esos instantes de contar su historia, pero Linda ya había apartada de la verdad demasiado tiempo.

-    Por poco placentero que resulte declarar, los Guardianes, por motivos todavía no esclarecidos, decidieron que el Cuerpo no podía intervenir en intentar evitar la destrucción de Krypton.

Linda Kent no podía creerse lo que acababa de escuchar. Su planeta natal y todos sus habitantes fueron aniquilados y el cuerpo de Green Lanterns permaneció de brazos cruzados. Eso fue demasiado para la chica, quien agarró con fuerza a Abin y empezó a zarandearlo.

-    ¿Me estás diciendo qué tus jefes permitieron que mi gente muriese?- preguntó indignada.

-    A grandes rasgos, si- fue la fría respuesta de Abin.

La reacción más inmediata de Linda fue la de intentar golpear al alienígena pero instintivamente su anillo de poder levantó un campo de fuerza que freno el puñetazo de la chica de acero.

-    Linda Kent, Hija perdida de Krypton, no deseó entablar combate de nuevo contigo- dijo Abin Sur- Máxime cuando no comulgué, por vez primera, con las órdenes de mis superiores.

Al escuchar esas palabras, Linda Kent se tranquilizó.

-    Lo siento, Abin. Y no sólo por lo de ahora. Debí haberte dado el beneficio de la duda- se disculpó la chica.

-    En mi cultura, no nos gusta albergar rencor, con lo que tus acciones no precisan ser excusadas- replicó Abin- Prosiguiendo mi relato, debo decir que algo en mi interior me indicó que la forma de proceder de los Guardianes no era la más adecuada.

-    Eso es decir poco- interrumpió Linda.

-    En efecto, durante eones mis superiores se han caracterizado por regir el orden y la protección de todo el Universo. Mi código moral me indicaba que su actuación de permitir la destrucción de un planeta sin interferir era errónea.

-    Ya lo creo- dijo Linda. Sus padres le indicaron gesticulando que se callase, por lo que la chica cerró la boca.

-    Sin embargo, mis esfuerzos resultaron fútiles al respecto. Krypton no pertenecía a mi sector, sino al de uno de mis compañeros Lanters, Tomar-Re. Pese a aquello emprendí rumbo hacia allí. Llegue justo a tiempo para ver como estallaba y era destruido- aquí Abin se mordió la lengua, prefiriendo no dar demasiados detalles por no provocar sufrimiento a Linda.

-    Mi anillo me protegió de la explosión, pero no de permanecer inconsciente unos instantes. Afortunadamente, genere un campo de fuerza que me mantuvo flotando en el espacio. Recobré la consciencia justo a tiempo para que el anillo de poder me avisará de que no muy lejos del área en la que me encontraba había pasado volando una nave. ¿Sabéis a que objeto volador me refiero?- preguntó el Green Lantern.

-    La nave en la que Linda llegó a la Tierra- respondió Martha Kent.

-    En esos momentos desconocía la identidad de los tripulantes de la misma. Quienes no desconocían mis acciones fueron los Guardianes, quienes se comunicaron conmigo a través de mi anillo-aclaró Abin Sur.

En esos momentos, el Green Lantern se acercó a Linda.

-    Mis superiores me informaron de que estaban al tanto de mi insurrección y de haber desobedecido sus órdenes. Estaba a acatar cualquiera que fuese su penitencia pero para mi estupor su siguiente mandato fue que localizase la nave que había salido de Krypton y que eliminase cualquiera que fuese su contenido.

-    Pe- pero – balbuceó Linda- Ese contenido de la nave era yo…

-    ¡Monstruos sin sentimientos!- exclamó Jonathan Kent.

-    Ese pensamiento era el que antes mi anillo os transmitió a vuestras mentes- aclaró Abin. 

-    ¿Importa eso ahora? Tus superiores son unos animales que jamás se van a acercar a mi hija- proclamó Jonathan, lleno de ira.

-    Tengo el presentimiento que aquí pasa mucho más- comentó Linda- ¿Por qué ordenaron mi muerte?

Mientras preguntaba eso la jovencita le dio a Abin unos suaves golpes en su pecho de forma inconsciente.

-    La lógica de los Guardianes era que se eliminase cualquier forma de que se propagase la estirpe de la raza del General Zod. Tal era el deseo de mis superiores de evitar un caos como el generado por él, que incluso sacrificaron una de sus leyes más sagradas, la de no quitar una vida- dijo Abin.

-    Pero, ¿esos Guardianes sabían que en la nave había un bebe?- preguntó Martha.

-    La sabiduría de los Guardianes es inconmensurable- fue la única respuesta del Green Lantern, mientras acachaba humildemente la cabeza.

Linda Kent estaba a punto de llorar. Su madre se percató de ello y la cogió de la mano.

-    Intercepté la nave espacial se encontraba desplazándose a gran velocidad, aproximándose a la Tierra, mientras surcaba el espacio, acompañada de una cantidad ingente de meteoritos de color verde y acercándose por momentos a la atmósfera terrestre.

-    La kryptonita- murmuró Linda.

-    Mediante la energía del anillo de poder, detuve la nave espacial. Fui aumentando la presión, decidido a hacer explotar la nave. Era mi deber cumplir la voluntad de los Guardianes. Era mi trabajo y mi misión cumplir los juramentos del cuerpo de Green Lanterns. La nave y su contenido deberían ser destruidos antes de ponerse en contacto con la Tierra. Nunca había fallado a los Guardianes, hasta ese momento- musitó Abin- Mi anillo captó que había un ser vivo en interior de la nave, una minúscula criatura que era poco más que una niña recién nacida. Al percatarme fui aflojando mi presa cada vez más. Hacerlo conllevaría una traición pero si esa nave se destruía, si acababa con la vida que se encontraba dentro, rompería mis propias creencias acerca de lo que estaba bien y de lo que estaba mal.

Linda y sus padres sonrieron al escuchar eso.

-    Aflojé mi presa del todo, soltando a la nave y dejando que siguiera su ruta hacia la Tierra. Si eso trascendiese, sería la deshonra del cuerpo pero aquello no importaba. Peor hubiese sido cometer un acto tan vil como el que tenía encomendado. Creía en las oportunidades, en que siempre hay otra opción.

-    Bendito seas por pensar así- agradeció Martha.

-    En esos instantes, tome la determinación de que era incapaz de asesinar a alguien y muchísimo menos a una criatura recién nacida. Vulnerando el credo del Cuerpo, desobedecía a mis superiores, no destruyendo la nave- dijo Abin- La deshonra a los Guardianes fue aún peor, ya que me aseguré de que la criatura que estaba dentro del vehículo aterrizase sufriendo los menores daños posibles.

-    ¿Tú hiciste que Linda aterrizase cerca de nosotros?- preguntó Jonathan.

-    No, las coordenadas de su llegada a la Tierra fueron aleatorias. No obstante, si que emplee la energía de mi anillo para que la lluvia de meteoritos dañase Smallville lo menos posible, así como logre evitar que alguien más detectase la llegada de Kara Zor – El a este, el tercer planeta del sistema solar.

Jonathan Kent puso cara de alivio.

-    Esto explica muchas cosas. Que los daños en Smallville no fuesen mayores, que nadie detectase la nave…- musitó el granjero.

-    Ni siquiera el ejército- añadió Martha.

Abin Sur cruzó un momento sus brazos antes de seguir hablando.

-    Era una prioridad de clase Alpha el evitar que la detectasen otros terrícola. No podía quedar al descubierto la existencia de la kryptoniana. Si las autoridades terrestres la descubrían, el bebe quedaría expuesto. Y a menor discreción, existiría una mayor propagación que podría desembocar en que el hecho llegase a expensas de los Guardianes y me sancionasen por mi incumplimiento- dijo el Green Lantern.

-    Por no mencionar que te podrían haber pedido que insistieses y acabases matándome- observó, para su desgracia, Linda.

Abin Sur proyectó una imagen de color verde de Linda siendo un bebe mediante su anillo. Los Kent contemplaban ensimismados la proyección, sintiendo un ataque de nostalgia hacia la época en la que su hija era tan sólo una recién nacida.

-    Correcto, Linda Kent de la Tierra. Lo último que deseaba era verme en la tesitura de exterminar la vida de tan inocente e indefenso ser- concluyó Abin Sur.

-    Y la historia no acaba aquí, ¿verdad? Ya sé lo que ibas a contar a continuación. Estuviste visitándome regularmente después de eso. Me has espiado a menudo y has velado por mí- dedujo Linda.

-    Era mi deber moral asegurarme que nadie te descubría. Debías permanecer a salvo. Además, tenía que salvaguardarte y comprobar que seguías siendo tan pura como cuando decidí salvarte.

Los Kent se acercaron a Abin. Martha le agarró de la mano.

-    Supongo que te debemos más de lo que jamás podremos pagarte- susurró Martha.

-    Te equivocas, Martha Kent de la Tierra. Debo a Linda el haberme ayudado, con su inocencia, a preservar mi integridad

-    Creo que eres más humano que mucho de los tipos, nacidos en este planeta, Abin- le agradeció Jonathan.

Linda se acercó al Green Lantern y le dio un fuerte abrazo.

-    Insisto, siento mucho haberte atacado antes. Eres mi héroe. Durante toda mi vida, me has protegido. Incluso de formas que yo jamás hubiese imaginado- dijo la jovencita de acero

Abin Sur, pese a que no estaba acostumbrado a estas demostraciones físicas de afecto, correspondió el abrazo de Linda, apretándola contra sí.

-    Me siento… feliz- reconoció el extraterrestre, mientras rodeaba a Linda con sus brazos.

-    No es por aguar la fiesta. Abin, te debemos mucho. Y lo sabes. Pero, ¿qué es lo qué pasará ahora?- preguntó Jonathan.

Separándose de Linda, Abin volvió a cambiar el semblante, con su rostro completamente serio.

-    Por mucho que vaya en contra de mis juramentos como Green Lantern, mi obligación moral es que Linda permanezca oculta de los Guardianes- explicó.

-    En eso estamos todos de acuerdo. No puedo arriesgarme a que intenten matarme- reconoció Linda.

-    Ese no es el procedimiento de los Guardianes- replicó el Linterna Verde.

-    Ya me quedo más tranquila- suspiró la chica.

-    Probablemente mandarían a otros agentes Green Lanterns a realizar esa acción. Ellos no se manchan las manos, como dicen los terrícolas.

-    Augh- se quejó Linda.

Jonathan Kent se cruzó de brazos.

-    Linda, cariño. Como te comentamos, tu padre y yo sabemos que has estado usando tus habilidades en secreto…- empezó a decir Martha.

-    … y ahora queréis que lo deje. Esto es el cuento de nunca acabar, mamá. Cuando no es papá el que se enfada, eres tú. Pareceis bipolares. Os contradecís mutuamente muchas veces sobre quien opina que debo dejar de usar mis habilidades- refunfuñó la kryptoniana.

-    Esto es serio, cariño. Hay una gran amenaza sobre ti. Esto es diferente. No podemos dejar que te maten- insistió Martha.

Abin Sur proyectó con su anillo una imagen de sí mismo peleando contra una criatura de arena.

-    ¡¡Ey!! Reconozco a ese bicho arenoso- comentó Linda. (3)

El Green Lantern asintió con la cabeza.

-    Con esto mi intención era decir que no sólo me he limitado a vigilar y salvaguardar la integridad de Linda en mis viajes a este planeta. También he combatido esporádicamente contra amenazas. Tú has hecho lo mismo en mi ausencia. Y lo has hecho bien.  Incluso has ganado combates, no únicamente con tus poderes, sino también con tu corazón- admitió Abin.

Linda Kent no pudo evitar sonreír al escuchar eso.

-    Te he observado, Linda Kent de la Tierra. Tu actitud orientada hacia el bien, no ha hecho sino reafirmarme en mi rebeldía contra los Guardianes. Algún día serás la mayor esperanza de la raza humana y no estaba en mi mano arrebatar a la humanidad a quien será su mayor campeona- prosiguió hablando Abin Sur- Conozco tus instintos y sé que seguirás usando tus poderes para combatir la injusticia.

-    Así es. No pienso quedarme de brazos cruzados mientras la gente sufre o algo mucho peor. No, si yo puedo evitarlo- proclamó Linda.

-    Te puedo ayudar en este sentido. Así como el gran Killowog se encarga de adiestras a jóvenes reclutas del Cuerpo de Green Lanterns, me encomiendo a ayudarte a perfeccionar tus habilidades. Aún más, a asegurarte que podrás emplearlas sin temor a ser descubierta.

Jonathan y Martha Kent se lanzaron una mirada mutuamente, no dando crédito a lo que escuchaban.

-    ¿Cómo piensas hacer eso?- preguntó Linda, con los ojos brillándole de emoción. Estaba impaciente por escuchar la respuesta.

-    Ocultando tu identidad- respondió el Green Lantern.

-    ¿Me vas a crear un traje o algo así con tu anillo de poder?- interrogó la chica.

-    Incorrecto. Mis construcciones sólo están activas mientras me encuentro cerca. Te daré un uniforme de cadete, que usarás en tus entrenamientos y cuando sea necesario que uses tus poderes en público.

-    ¡¡Genial!! No iba a pasarme toda la vida cubriendo mi rostro con lo primero que tuviese a mano- agradeció Linda mientras pegaba un saltito.

-    No tan deprisa Linda. Aún no hemos hablado esto- interfirió Jonathan

-    Creía que habíamos acordado que no podíais protegerme siempre- contestó la jovencita. (6)

-    Y yo creo recordar haber dicho que en el término medio estaba la solución- añadió Martha.

-    Pero- balbuceó Linda- Esto es lo correcto. Lo sé. Es mi gran oportunidad de conseguir dominar mis poderes. Y, sobretodo, de hacer el bien.

-    No nos hemos negado, jovencita. Tan sólo pienso que esto no es algo que se pueda decidir a la ligera-

-    Tus padres tienen razón, Linda- inquirió Abin.

-    Pero yo ya me he decidido. ¡¡Hagámoslo!!- gritó eufórica la chica- Si de verdad me respetáis y tomáis en cuenta mis decisiones tanto como decís, apoyadme en esto. Lo necesito.

Jonathan Kent miro fijamente a Abin Sur.

-    Adelante- dijo el granjero.

Continuará...
Referencias:
(1).- Asi dejamos a nuestra heroina tras lo sucedido en el número anterior...
(2).-  Ver tambien el número anterior...
(3).- Linda y Abin se enfrentaron a este ser en otro número anterior
(4).- Mantuvieron esta convesación al principio de la serie

No hay comentarios:

Publicar un comentario