La Brigada de la Gabardina nº 03

Título: El paquete
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Rubén Davila
Publicado en: Junio 2013

¿Quien es Irina? ¿Qué secreto oculta su historia? ¿Por qué la busca el Doctor Fate? Algunas respuestas y nuevos misterios en un nuevo episodio de esta emocinante aventura
Bien, Mal, Orden y Caos tienen sus campeones, pero cuando un trabajo les queda grande, el Universo no duda, en pro del equilibrio, en reunir a sus propios campeones. Unidos por las circunstancias, marcados por el signo de la fatalidad y sus tortuosos pasados, reunidos por el Fantasma Desconocido, para permitir que el joven Tim Hunter decidiera que senda seguir… ellos son los Campeones del Equilibrio…
Creado por Neil Gaiman y John Bolton.


Resumen de lo publicado: Reunidos de nuevo por el Fantasma Desconocido, la Brigada acude al puerto de Nueva York para tratar de recuperar algo que ha llegado a la ciudad en barco. Sólo gracias a los poderes de Papa Midnite consiguen escapar de allí a salvo con su objetivo: una joven llamada Irina.


Cuando aquel hombre le comunicó a ella y a las demás lo que de verdad iban a hacer en Francia, no sintió decepción alguna. En realidad se temía algo parecido, pues aquella oferta era muy buena para ser cierta, aunque la verdad superó sus expectativas. Lo que sinceramente sintió fue asco y luego mucho miedo. Miedo, no porque iban a abusar de ella, sino miedo porque aquella era sin duda una vida que nunca iba a poder abandonar. En aquel momento la joven Irina, que nunca se había creído el cuento de que iba a ser un modelo o actriz en el otro lado de Europa, pero que al menos soñaba que sería la muchacha de servicio de alguien en Francia, Inglaterra o en España, murió fulminada frente a la perspectiva de que sería una esclava sexual.

—Te has excedido Medianoche— le recriminó Rose al Hougan— ¿Cómo has podido?

—Fácil— respondió este—simplemente lo he hecho, además debes estar al tanto querida, que la información no es útil. ¿Y el Fantasma Desconocido?

—Salió a buscar información— respondió John Constantine con calma mientras daba cuenta de un buen vaso de escocés con hielo.

— ¿No le vas a decir nada John?

—Rose, querida— replicó pausadamente el mago de Liverpool— Medianoche es un Hougan, no podía esperar menos de él. Además, el espíritu de ese chinito ha accedido de buena gana

—Armando Chang— replicó Medianoche— así se hacía llamar en vida, y Constantine tiene razón. Por cierto, la chica ¿Cómo esta?

—A ella, ni la toques— recriminó Rose realmente molesta.

—Creo que alguien se está poniendo muy intensa con lo ocurrido— mascullo el inglés antes de darle otro sorbo a su bebida— Rose, creo que deberías ir a descansar un rato, ve a darle una vuelta a la chica.

—No, no me excluirán de esto— respondió ella— además la muchacha está durmiendo plácidamente. Me costó mucho sedarla, lo que lleva en su vientre es…

—Realmente poderoso— le atajo el Fantasma Desconocido mientras se materializaba de nada en el aire.

— ¿Presumo que estas al tanto de lo que ha ocurrido aquí?

—En efecto Rose, y aunque no lo comparto y lo repruebo, también estoy consciente de que la situación es tan delicada, que cualquier herramienta y medio puede ser, sin duda alguna, de ayuda—. replicó el Fantasma parsimoniosamente

— ¡Alabado sea!— masculló Constantine al ver como aquellas palabras calmaban a la mujer.

—Vamos Medianoche, cuenta ¿Qué más te dijo el señor Cheng? Luego yo les diré lo que descubrí.

Le tomó tiempo, realmente le tomo tiempo, pero al cabo del mismo Irina logro superar su temor, su asco y consiguió las simpatía de algunos de los miembros de la operación. Y hasta para sorpresa de sus colegas, y de los mismos explotadores, consiguió la simpatía de algunos clientes.

Irina, siempre fue una chica extrovertida, sin duda el alma de la fiesta, y a pesar de que la esclavitud había matado algunas partes de su alma, nunca había puesto fin a esa chispa. Es más, sin duda aquella chispa fue lo que le dio las fuerzas para seguir adelante, día tras días. El mal estaba hecho, debía convivir con el… hasta que llegase el día que se lo pudiese sacudir de encima.

No recordaba, sin duda no recordaba el día que pudo sacudirse la opresión. No sabía si fue soleado, lluvioso, verano o primavera, otoño o invierno. Pero lo cierto es que aquel día jugó sus cartas. Todo fue cuestión de endulzarle los oídos a uno de los matones, engrasarle las manos, y calentarle ciertas partes de su anatomía, para que uno de ellos se hiciera la vista gorda. También fue cuestión de hacerle promesas a un patético cliente, quien la espero a las afuera de aquel edificio… No, aquello no fue nunca un edificio, ni un hogar, siempre fue una prisión… ¡Diablos! Ni siquiera eso, fue una mazmorra, un laberinto oscuro donde estaba a la merced del Minotauro, un monstruo que volvía una y otra vez, con un rostro diferente, con palabas y promesas diversas, pero siempre con el mismo fin: servirse de ella.

Lo cierto es, que logro escapar a gran velocidad y lo más lejos posible que pudo llegar a fue a Portugal. Trató de tener una vida nueva allí, pero la sombra de la profesión más antigua del mundo la siguió.

—Sin duda la chica sufrió mucho— replicó Rose con tristeza.

—Nada que no haya escuchado antes— dijo Constantine ignorando la mirada, cargada de inquina, por parte de la detective paranormal.

—El inglés tiene razón— replicó el Hougan— pero lo interesante de la “niña” es lo que ocurrió después y sin duda el Fantasma nos podrá aclarar lo que narraré al cabo de un rato.

La figura mentada asintió con calma, mientras hacia un gesto al Hougan para que continuara.

Sobrevivir en Portugal fue difícil, pues en poco tiempo llamo la atención de algunos que no toleraban la competencia, durante aquel oscuro momento la joven se valió una nueva herramienta y una vieja que ya poseía: la chispa de esperanza y la astucia. Pasado un tiempo considerable, había conseguido suficiente estabilidad y creado una cortina sobre sí, la cual había desviado a sus enemigos, quienes se habían cansado de buscarle… al fin y al cabo no era la primera zorra de Europa del Este que se les escapaba.

Todo pintaba bien para la joven Irina, quien sin duda veía la luz al final del túnel. Dejo de ejercer la profesión más antigua del mundo, y se volvió camarera en un restaurant chino, y allí fue donde entró Armando en su vida.

El señor Cheng había, al igual que ella, llegado hacia mucho a Portugal a través de los caminos verdes, escapando de la férrea China comunista. Como ella tuvo que hacer muchas morisquetas para poder conseguir estabilidad y una nueva vida, así que no fue raro que entre ambos surgiera una especie de amistad, cercana al amor, al fin y al cabo Dios los cría y el Diablo los junta.

Si se le preguntase a ambos, ¿Cuál había sido el mejor momento de sus vidas? Sin duda el chino y la chica rubia responderían que aquella época en Portugal. Pero como todo en la vida, hasta el vivieron felices y comieron perdices llegó a su fin. Algo extraño ocurrió de repente… Irina, quien no tenía pareja alguna y no tenía una relación física con Armando, salió en estado.


— ¡Dios! ¡Qué delicioso!— le atajó Constantine— alguien por allí tiene un excelente sentido del humor.

— ¿Algún demonio?— inquirió Rose

—No— le atajó Constantine— En el infierno ya intentaron esa parodia y falló. Créeme, estuve allí. Y antes de que hables del Cielo, también lo intentaron y este servidor le echo a perder el plan (1) .

— Entonces ¿Quien pudo haber urdido esta parodia?— preguntó Rose

—El Dios de la Alianza, tiene muchos enemigos… cualquiera intentando burlarse de él— replicó Medianoche

—No, muchos conocen su lugar en el esquema de la cosa, no intentarían tal acto— intervino el Fantasma Desconocido— Esto es realmente grande, pero antes de continuar me gustaría escuchar el final.

Irina pensaba que había sentido miedo cuando le comunicaron a ella, y a las otras niñas, que se dedicarían a la prostitución. Pensó también que había sentido pánico cuando agregaron que si se atrevían a ir con la policía las matarían, también pensó que había sentido pánico cuando se escapó, pero lo cierto es que nada de eso se comparó con el miedo irracional que se apoderó de ella cuando la prueba de embarazo dio positivo. En su mente estaba grabada con fuego una única frase: "¿Ahora qué voy a hacer?"

Armando resultó ser comprensivo, excesivamente comprensivo. La gente del restaurante, sin duda le importaba un pepino que la chica blanca saliera embarazada mientras cumpliera con sus deberes. Y como nadie, o casi nadie, conocía su pasado, poco les importaba su presente y mucho menos tenían interés alguno en juzgarla. El pánico remitió, pero lejos de llevarla al solaz de la calma, la catapultó al máximo terror.

"¿Qué puede aterrorizar a una mujer que ha pasado por tanto?" se preguntaba Irina una y otra vez, pero lo cierto es que si había algo que podía espantarla. Para ser precisó hay algo que puede espantar hasta el más bravucón, pues al fin y al cabo, junto a nuestra realidad cotidiana existe otra oscura, sucia, siniestra, pervertida y, sobre todo, perniciosa. Cuando los seres sobrenaturales aparecieron no supo qué hacer, aunque Armando sí. Aquel hombre resultó ser más que otro chino mesero, resultó tener algunos dones. En poco tiempo la pudo defender de todo mal, pero nada es seguro, salvo la muerte, y hasta los dones de Armando llegaron a su fin.

Cuando el mal que la aquejaba los abrumó, ambos se fijaron nuevos horizontes… y lo demás es cuento chino, como quien dice.

—Entonces tenemos a una antigua “chica mala” embarazada de forma “mística” y que a su vez atrae a los seres sobrenaturales— dijo John lanzando un silbido— ¿Seguro que el chinito no estaba intoxicado cuando te conto eso?

—No te hagas el gracioso Constantine— le replicó Medianoche— sabes muy bien que los muertos no pueden mentir.

—Bien, Desconocido ¿Cuál es la respuesta a este enigma?— inquirió Rose

—Sencilla, el fruto de ese vientre si es místico, esa chica si dará a luz a un ser portentoso— replicó este— por lo que me han dicho a través de los planos de existencia, esa criatura es al mundo sobrenatural, lo que la bomba termonuclear más poderosa es al mundo físico.

— ¿Y supongo que está causando una crisis similar a la Crisis de los Cohetes cubanos?— replicó Constantine aprovechando la analogía a las armas nucleares— me parece bien, pero el mundo sobrenatural siempre pende de un hilo, ¿Por qué esta vez es tan importante o peligrosa la situación?

—Por dos razones John— replicó el Fantasma, y al mago inglés le dio la impresión de que el misterioso ser estaba aterrorizado— la primera es: que nadie conoce el origen de este mesías, por llamarlo de alguna forma. Y la segunda es: que su mera presencia, al parecer, ha unido a los bandos más dispares del universo.

— ¡Y eso está en nuestras manos!— exclamó atónito el Hougan— Necesito un trago

—Somos dos— replicó Constantine— y que sea algo más fuerte que el escoses

— ¿Qué haremos entonces?— inquirió Rose— Porque no podemos dejar a la chica a su merced.

Durante un buen rato los cuatro detectives paranormales guardaron silencio mientras analizaban la situación. Al fin y al cabo la tensión que se sentía, y el silencio cedieron ante la voz del Fantasma.

—Tenemos el deber de poner a la chica y a su hijo a buen recaudo— dijo— pero la gran interrogante es ¿Dónde?



Aquellos caballeros que habían realizado el pacto de no agresión estaban reunidos de nuevo, la expresión de la mayoría era torva pues las acciones llevadas a cabo por el señor de caos, había sido infructuosa por un lado, pero por otro les había revelado quienes serian sus oponentes.

Britu, uno de los príncipes del infierno, estaba atormentado al ver que dentro de aquel grupo se encontraba, quien era considerado en el infierno como la pieza de caza más elusiva y peligrosa: John Constantine. Aquel mago humano se las había hecho pasar canutas a Nergal, a Abraxas y al mismo Primero de los Caídos, por lo tanto la idea de ir contra él no era agradable. Los otros miembros del grupo también eran conocidos, pero ninguno despertaba en él tanto resquemor. Trato de calmarse para no tratar de transmitir su miedo, en vez de eso redirigía la atención hacia el fracaso de su aliado.

—Bien mi amigo del Caos, fallaste—dijo Bitru con una sonrisa socarrona mientras miraba a sus compañeros— has perdido tu turno ¿Quién sigue?

— ¿Por qué no lo intentas, tu?— le pregunto el ángel Ariel

— ¡Nah! Yo prefiero esperar un poco más— replicó este. Lanzó una rápida mirada a otro de los señores del grupo— ¿Qué me dices, amo Aexis? ¿Crees que puedes triunfar donde tu opuesto fracaso?

—Sin duda— replicó la figura geométrica flotante— ya he puesto varios de mis peones a trabajar. Señores, el Destino está de nuestro lado, nos sonríe desde su áureo casco.



Cansado de la situación, John Constantine dejo los aposentos que Medianoche había preparado para ellos. Estaba un tanto hastiado de la embarazada y de la indecisión de sus compañeros, pero sobre todo de la actitud de Rose, pero sobre todo ya estaba sintiendo el síndrome de abstinencia, el cual para colmo de males se potenciaba porque su caja de cigarrillos se había acabado. Así pues, ilusionado se lanzó a las calles de Nueva York con la esperanza de hallar la marca que fumaba.

Después de caminar varias cuadras dio con un quisco de latón donde encontró lo que buscaba, además de un buen surtido de antiguas revistas de cuentos picantes, con sus coloridas portadas. El buen Constantine no resistió hacerse con unas y dedicarse a una placentera lectura hasta que sintió algo extraño.

De repente comenzó a escuchar una canción, para ser preciso era aquella canción de Elthon Jones que había escuchado hacia poco, y que casi le había costado la vida. Hizo acopio de toda su voluntad para eludir el llamado, pero la curiosidad pudo más que él cuando evoco la sensación que aquella rosa le había transmitido.

Sin pensarlo dos veces, o tal vez sin pensarlo de forma alguna, y muy parecido a los zombis se Medianoche se lanzó a por aquel sonido. No supo cuanto había camino hasta que volteó y vio que el kiosco estaba realmente lejos. Miró hacia todas las direcciones, esperando encontrarse con otro diablillo rojo, y al no percatarse de nada se dispuso a entrar al callejón, cuando algo lo detuvo.

—Yo que tu lo pensaría dos veces— la voz que escucho tenía el timbre de voz de una ancianita, pero la fluidez de un hombre joven. El inglés se volteó y en efecto se encontró con una señora entrada en años. Le iba a replicar amablemente cuando la miró con calma y se percató de algo que una persona común y corriente, nunca habría detectado en su vida, de que aquella ancianita poseía un aura inusual. Había alrededor de la señora un color que se había impuesto a la fuerza sobre el arco iris espiritual de emociones que esta, como cualquier persona normal, debía poseer.

—No sé quien seas amigo— dijo John— pero me encantaría que me soltaras si no deseas problemas.

— ¿Así le hablas a tus mayores?

—Les he hablado peor.

La ancianita comenzó a reírse con fuerza. —No esperaba menos de ti— hizo una pausa— aun así, sigue mi consejo no quieres entrar allí.

— ¿Por qué?— inquirió John

—Si no eres la persona adecuada, ella te succionara y te perderás allí.

—Sí hablas de la rosa, ya lidie con una en mi tierra natal, amigo.

—Y ¿qué te salvo?— preguntó la ancianita, John estuvo dispuesto a decir que un diablillo lo había salvado, pero prefirió mentir— Me encanta tu cara de póker.

—Haber, ilústrame. ¿Qué es eso?

—Un pedazo del paraíso en la tierra. Una puerta a un lugar, al lugar más seguro de la tierra.

Constantine guardó silenció unos segundos mientras trabaja de digerir aquellas palabras.

—He oído de muchos oasis en este mundo, pero nada parecido a lo que describes— replicó el mago inglés.

—Pero has conocidos a los campeones de ese lugar, el viejo John. ¿Qué tal de Jack o tu amigo la co…?

—La Cosa del Pantano— respondió Constantine— ¿El elemental de las Plantas? ¿Qué tiene que ver con esto?

—Sencillo— dijo— El es el guardián o uno de los guardianes del lugar más seguro de la tierra.

—Ahora lo entiendo— replicó el mago con una sonrisa mientras se alejaba de la gentil ancianita

—Fue un placer— dijo la ancianita

—No esperaba menos— replicó el mago inglés.



La discusión había sido acalorada, pero al cabo de un rato y luego de consultarle a la chica, todos accedieron a la propuesta de Constantine. El fantasma Desconocido estaba realmente renuente, especialmente después de su última visita a los planos de existencia, cada vez que iba y volvía, descubría que las apuestas habían aumentado, y casi todas estaban en su contra, así que toda solución sería bien aceptada si no fuese radical.

Dejar los aposentos de Medianoche había sido sencillo, el gánster les proporcionó una limosina, pero estaba vez no había scout adelantándose, esta vez deseaban mantener bajo perfil, y antes de llegar al callejón decidieron continuar a pie pero con suma cautela.

—Este es el callejón— dijo Constantine— ¿Pueden sentir el influjo?—Los miembros del grupo asintieron— Entonces entremos— invitó el mago.

—No— fue la tajante respuesta del Fantasma Desconocido— Yo me adelantaré y si me parece viable os llamaré

—Me parece bien— dijo Rose mientras tenia a la joven Irina tomada de la mano, quien estaba realmente distraída con el ruido a su alrededor.

— ¿Estás seguro que este sitio espera por la chica?— preguntó Papa Medianoche al buen Constantine.

—No, me digas que te preocupa la chica— replicó John— no eres del tipo que se preocupa Medianoche.

—Nada que ver con eso Constantine, solo que pareciera que a la chica no le afecta, como dices que te afectó a ti.

— ¿Sientes que el lugar te afecta, amigo mío?— masculló con una socarrona sonrisa— ¿tienes escozores donde antes no los tenias y bellos en partes que eran lampiñas?

—Las bromas para otro momento, inglés— replicó Medianoche, entre dientes.

De repente algo inusual en la ciudad de Nueva York ocurrió. Lentamente, como una ola, un silencio comenzó a abrumar la calle, para luego se acompañados de golpes secos y los atronadores sonidos de coches estrellándose. Cuando los miembros de la brigada, miraron a su alrededor, observaron con estupor como muchas personas caían dormidas al suelo.

— ¡Rápido, traedla hasta aquí!— grito Constantine, mientras que cruzaba rápidamente la calle hasta la otra acera, y frenéticamente comenzaba a dibujar un circulo de protección.

En otro momento de su vida, o tal vez en una situación diferente, Medianoche habría hecho una pregunta estúpida. Pero el extraño evento, y la actitud del mago inglés le dieron las coordenadas que le permitieron actuar con celeridad para complementar el plan.

—Todo estará bien— dijo Rose a Irina, tratando de calmar a la chica que comenzaba a perder los estribo por la situación, cada vez más extraña.

La explosión que vino desde el callejón hizo que la calle temblara y que un sinfín de ventanas, vitrinas, parabrisas y demás cosas de cristal estallasen en mil pedazos. Además de arrojar por los aires, y estampar contra el asfalto, al Fantasma Desconocido.

Cuando la luz menguó y los cristales dejaron de caer, una figura salió del callejón. Para la mayoría de las personas despiertas en aquella calle, el personaje era conocido, solo Irina desconocida, que aquel tipo con el casco dorado, la capa del mismo color y las mallas azules era uno, sino tal vez el más poderoso, de los magos existente en la tierra.

John Constantine, Rose y Medianoche, desensamblen ese escudo y entréguenme a la chica, en el nombre de los Señores del Orden— dijo la profunda voz desde el fondo del áureo casco— Hacedlo pues Destino ha hablado.

El silenció ya era abrumador, luego de las palabras de aquel poderoso mago, este se incremento, si es que tal cosa era posible. Constantine y Medianoche no hacían otra cosa que mirarse el uno al otro, eran mucho lo que habían enfrentado ambos a través de su vida, pero sinceramente nunca habían enfrentado a alguien que manejase tanto poder en bruto, como lo hacia el Doctor Fate. Por otro lado, el único que podía hacerle frente era una calcomanía adherida al suelo. Solo Rose se mantenía en su lugar, y la expresión de afabilidad que poseía se había tornado, en una expresión de fiera determinación. Parecía una especie de gallina protegiendo a sus polluelos.

—No— fue la tajante respuesta de Rose— No entregaré a la chica.

— ¿Osas oponerte a un representante de aquellos que también son tus Señores?

La contraparte femenina del Doctor Oculto no replicó, ni dudo un segundo, y por primera vez realizó algo que muy pocos le había visto hacer. Señaló dos automóviles cercanos, y luego masculló una especie de orden arcana, y en cuestión de segundo los dos aparatos se saltaron por los aires directo al áureo mago.

El Doctor Fate apenas pudo reaccionar a tiempo y levantar un escudo antes de que los automóviles se estrellaran contra él.

— ¡Demonios, mujer! Recuérdame no hacerte molestar nunca— masculló Constantine atónito, al ver como la situación se estaba resolviendo.

Rose estaba atónita ante el despliegue de poder que había realizado, con frecuencia dejaba que tales hazañas las hiciera Richard. Pero aquella situación era diferente, sentía en el fondo de su ser que era apremiante, allí se encontraba algo que era ajeno y que le facilitó la energía y las emociones para hacer el despliegue, y que sin duda ahora la hacía sentirse mejor.

"¿Así que esto es lo que se siente ser poderoso?" pensó Rose mientras observaba con calma la situación.

Los automóviles, ahora transformados en un montón de metal aplastado, salieron volando en todas direcciones, para revelar a un Destino cada vez más molesto.

Os concederé una última oportunidad—dijo— y, sin duda, estoy dispuesto a dejar de lado este agravio.

—Ya la has oído— replicó Constantine mientras levantaba a el Fantasma Desconocido del suelo — No va a ceder ni un ápice ¿Acaso no sabes nada de mujeres?

—No deberías de provocarlo— masculló Desconocido

— ¿Por qué? ¿No me digas que le temes?— Pregunto John

—Creo que no estamos tratando con Destino, propiamente dicho.

— ¡Vaya!— alcanzó a mascullar el mago.
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Medianoche observó la situación, realmente el problema que aquella chica les trajo se les estaba escapando de las manos. Cada vez aparecían rivales más peligrosos y no se perfilaba salida alguna. Durante unos segundos consideró la opción de huir por la derecha, pero sentía que las consecuencias de esa acción volverían a por él, y le morderían con más fuerza el culo. La única salida era combatir.

Se agachó con calma y tocó el suelo "Tengo tiempo sin hacer esto" se dijo"Espero que respondan a mi llamado, a pesar de realizarlo desde esta ciudad" acotó, mientras se calmaba. Inhaló y exhaló para tratar de alejarse de aquella situación. Para cualquier hombre habría sido realmente difícil, pero el poseía años de práctica y férrea disciplina.

Sintió el primer chispazo, y no pudo evitar sonreír mientras su corazón saltaba como un caballo descontrolado, Los espíritus aceptaban tratar con él.

Los demás observaron como Medianoche se ponía de pie, y sin gesto o frase arcana alguna, de sus manos salían senda serpientes de una energía color naranja. La descarga de energía mística fue directo contra Fate, quien se elevó tratando de eludirlas, pero sin suerte alguna, pues estas remontaron por los cielos tras él.

—Constantine sácalos de aquí— le grito Papa Medianoche al brujo— Mientras yo distraigo a este lunático.

—No, nos iremos— le atajó Rose

— ¡Rose!— exclamo exasperado el Fantasma Desconocido, quien parecía estar recomponiéndose—Ese círculo de protección no aguantará otra embestida de Fate.

—Así que a mover el culo— agregó Constantine socarronamente.

Las serpientes de Medianoche, después de tanta vuelta lograron capturar al Doctor Fate, y al igual que sus homologas de carne y hueso comenzaron a estrangularle. En principio parecía funcionar, pero solo fue cuestión de unas palabras arcanas y un esfuerzo físico, para que la energía mística saliese volando en todas direcciones.

¿Eso es todo?— inquirió realmente molesto el Doctor Fate mientras descendía lentamente, y se preparaba apara arremeter contra Medianoche y el resto del grupo.

De repente un poderoso rugido se escuchó por la calle que se encontraba más o menos despejada. Medianoche y los demás voltearon y observaron como un Ford Mustang negro y amarillo, del año 79 se dirigía hacia ellos a gran velocidad. A unos metros de la contienda, el auto realizó una pirueta, que levantó mucho humo al quemar los neumáticos, pero que dejo el lado del conductor en dirección hacia Fate, quien observaba la situación realmente asombrado.

—Constantine, Desconocido— gritó el conductor, quien resultaba ser un policía uniformado armado hasta los dientes — Soy Boston Brand(2), es un placer conoceros, moved ese culo y subid al auto.

El policía desenfundo su arma reglamentaria y rápidamente, sin dudarlo un segundo, la descargó contra Fate. No se llega a ser uno de los magos más poderosos del mundo sin desarrollar mecanismo automáticos de defensa. Éste levantó rápidamente un escudo, y les dio tiempo a todos para montarse en el auto.

— ¿Qué haces aquí Deadman?— inquirió Desconocido

—Las explicaciones luego, solo estoy haciendo tiempo— replicó este mientras soltaba una granada de mano al mago, y con el mismo movimiento, cerraba la puerta del conductor, giraba el automóvil a toda velocidad y salía despedido por la calle como si no le importara nada los alrededores.

—Esa granada no le hará nada— comentó Rose

—Solo les compraba tiempo— replicó Boston

—Es un placer verte, aunque el cuerpo de la viejita te sentaba— agregó Constantine, mientras que el fantasma se limitaba a sonreír.

— ¿Qué haces aquí, Deadman? ¿Por qué tu Ama se involucra en esto?

—Soy el Séptimo de Caballería— replicó este— les contaré todo en un sitio seguro

—No quiero ser aguafiestas, pero Fate viene tras nosotros— agregó un parco Medianoche, que parecía algo agotado.

—Deadman, llévales a un lugar seguro— dijo Desconocido— yo ganaré tiempo— agregó mientras se desvanecía.



La odiosa y malintencionada sonrisa del demonio Britu resonó por todo el salón.

— ¿Creo que el caos no es la única fuerza incompetente en esta sala, Cierto Amo Aexis?— agregó el demonio— Bien Ariel, ¿Quién sigue?

—Paso— agregó este con calma, mientras observaba la esfera mística, donde se podía ver a la perfección como el Fantasma Desconocido, aquel ente que se metía en todos los asuntos, y el Doctor Destino tenían una densa discusión antes de irse a las manos—Yo creo que sin duda tu puedes hacerlo mejor, Britu.

—Ya tengo carta blanca, amigo mío. Y un as, que nunca ha fallado.

Mientras en la ciudad que nunca duerme, pero que por primera vez en su vida se ha tomado una siesta. Dos poderosas figuras del submundo arcano, se encuentra una frente a la otra. Ambas dispuestas a todos por cumplir con sus metas, la única diferencia es que una sigue órdenes, y la otra a sus principios.

New York despertaría de esa siesta, a unos le preocuparía saber que ocurrió, a otros sinceramente les valdría un pepino. Lo que pasó en Los Ángeles algunos años atrás, apenas si se repetiría aquí. Lo cierto era, que en la nueva Babilonia, se habría dado el duelo más esperado de la historia, y que sin duda marcaria el destino de la humanidad, y el Neoyorquino nunca se enteraría de nada. Pero para la suerte del universo, el destino se decidiría en un lugar más humilde. Aquella idea consolaría luego, a ambos seres cuando se volviesen a ver en el futuro, y recordaran que uno lucho por sus ordenes, y el otro por sus convicciones.

Continuará...


Referencias:
1.-En los arcos iníciales de John Constantine: Hellblazer, bajo el Guión de Jamie Delano, en las historias tituladas: Esperando al hombre, Prejuicio extremo, Cuidado Intensivos, Fantasmas dentro de la Máquina, Diablo Conocido, nuestro mago conoció a dos personajes que marcarían su vida, uno fue el Señor Demoniaco y antigua divinidad babilónica: Nergal. El otro una chica llamada Mary, quien está destinada a dar a luz al Mesías o al Anticristo dependiendo de quien la fecundará.  Después de ese arco argumental, Mary apareciera de nuevo para salvar al mago en un arco titulado: “La Maquina del miedo” producto de Jamie Delano y que sin duda, deben leer. 
2.- Despues de ser asesinado durante una representación, el acróbata de circo Boston Brand fue recibido en el otro mundo por la diosa hindú Rama Kushna. Convertido en el héroe fantasmal conocido como Deadman, vaga por la tierra ayudando ante amenaza sobrenaturales poseyendo el cuerpo de los mortales. Ha asistido con frecuencia a héroes como el Fantasma Desconocido y la Cosa del Pantano

1 comentario:

  1. “Continúa la excelente saga de Guillermo Moreno para Tierra-53 y lo hace con buen ritmo y con intenciones de expandirse más allá de los personajes protagonistas y mostrarnos un poco más de la parte mágica del UDC. Y después de tres capítulos comienzan a vérsele ciertas tendencias o favoritismos entre los personajes protagonistas: Papa Midnite y Rose Psychic hasta ahora han tenido una participación preponderante en sus textos mientras el Fantasma Desconocido y John Constantine han quedado en un segundo plano. Veremos ahora que comienzan a aparecer otros personajes del elenco DC si comienzan a tener un papel más de peso al ser los héroes que más posibilidades han tenido de interactuar con ellos. Respecto a la narración en sí, las piezas continúan poniéndose muy poco a poco sobre el tablero por lo que aún no tenemos una visión del conjunto. La implicación de Fate no hace más que abrir el abanico de posibilidades. Y la historia de Irina, gran protagonista de este tercer número, me parece excelentemente desarrollada. Veremos lo que depara.

    Respecto a la portada Rubén Dávila continúa haciendo un trabajo excelente y en constante progresión. Bravo!”

    Comentario que publiqué con fecha 15/06/2013

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