Motorista Fantasma y Kamen Black Rider nº02


Título: Capitulo 2
Autor: Luis Guillermo del Corral
Portada: Daniel Medina 
Publicado en: Septiembre 2014

"El Espíritu de la Venganza recibe una inesperada petición de ayuda del campeón de otro mundo. Pero él mismo se hala inmerso en una guerra contra las oscuras fuerzas de la Mano. ¿Accederá a la propuesta alianza o Kamen rider Black tendrá quien pelear solo en un mundo que no es el suyo?"
Stan Lee y Action Tales presentan:

Resumen de lo publicado: La otra criatura surgió del huevo con increíble velocidad, sin dar tiempo a distinguir su naturaleza. Tan solo dejó oír dos palabras:  -¡RIDER PUNCH!


Sancta Sanctorum del Doctor Extraño

Kamen Rider Black estrelló uno de sus más poderosos golpes contra... algo. Una barrera impenetrable e invisible que resistió su ataque como si este no existiera. En el mismo momento del impacto sintió un molesto hormigueo en todo su cuerpo. Un repentino destello cubriócuerpo. Cuando se desvaneció, su forma había cambiado. ¡Volvía a ser Minami Kotaro! Había revertido a su forma humana. Incrédulo, se observó a si mismo.

-¡Batlle Hopper! -la moto, respondiendo a su preocupación, encendió y apagó en rápida sucesión sus ojos-focos al tiempo que giraba el manillar y sonaba la bocina. Se encontraba bien, pero en aquel momento la situación requería que centrara su atención en problemas más inmediatos. Aquel era un lugar extraño, con unos peculiares pebeteros rodeando un círculo compuesto de extraños signos.

Kotaro trató de transformarse de nuevo y atravesar aquella barrera invisible, pero no pudo. Su forma seguía siendo humana y aquella barrera, impenetrable. Entonces escuchó una voz en un idioma que no era su japonés natal. Quien había hablado tenía un aspecto pintoresco y llamativo. Lucia una gran
capa de alto cuello y holgados ropajes ceñidos por una ancha tira de algo que parecía seda.
Cerrando la capa sobre su cuello, Kotaro vio un amuleto que representaba un extraño ojo. Su rostro era firme y sereno, atento. Todo él daba la sensación de un poder tal que no tenía necesidad de ostentarlo. Bastaba con verle.

Aquel hombre volvió a hablar, pero enseguida se dio cuenta de que el invocado no hablaba ni entendía en modo alguno el inglés. Para su tarea eso era un grave obstáculo. A menos que...

-Veamos... -Un grimorio voló hasta situarse ante sus ojos. Se abrió solo y en la primera página

Stephen vio lo que necesitaba. Con un gesto, envió el grueso tomo de regreso a la estantería.- El Don de Babel es justo lo que necesito.

Alzó las manos con las palmas hacia arriba y sopló con fuerza, un gesto simple pero lleno del poder que precisaba en aquel momento.
-Ya está. Me disculpo por tu brusca llegada a mi mundo, Minami Kotaro. Soy el Doctor Extraño, y mi mundo necesita de tu presencia.

-¿Eh? ¿Quien eres? ¿Como he llegado aquí? ¿Como es que puedo entender lo que dices? -El hechicero Supremo se llevó la mano a la cara. ¿Porque siempre ocurría lo mismo?

-Puedes abandonar el Círculo si así lo deseas. Te ruego confíes en mi palabra. No te habría llamado y arrebatado de tu mundo sin una buena razón. Una de lo más poderoso. ¿Reconoces este estandarte?

Con un giro de muñeca, el mago formó el Signo de Ikonn y una imagen quedó suspendida en el espacio. Una que el héroe de otro mundo conocía demasiado bien.

-¡Gorgom!

-Un signo que los habitantes de esta ciudad han aprendido a temer. Sígueme y te informaré acerca de todo aquello que necesites saber. Te prometo que cuando esto acabe te devolveré a tu mundo apenas un instante después de tu partida.

Kotaro observó con fijeza a su interlocutor. Todo aquello le producía una moleta inquietud. Decidió confiar en su extraño anfitrión. Antes de abandonar el Círculo, dirigió un último vistazo a su alrededor...

-No te preocupes, Batlle Hopper. Volveré.

-Tu... compañero será atendido por Wong, mi sirviente. Sígueme, por favor.

Kotaro fue informado como se le prometió. No tardó en asentir con gesto resuelto. Si la perfidia de Gorgom había logrado alcanzar otros mundos, era una amenaza que debía ser detenida y cuanto antes. Pero había algo que no terminaba de entender.

-Es maravilloso. ¡Este mundo tiene una increíble cantidad de campeones y guerreros! ¿Ninguno de ellos puede enfrentarse a la amenaza?

-Por desgracia, Kotaro-san -Stephen suspiró resignado-, tal abundancia significa que existe una cantidad igual de amenazas a la paz.

>>Y esta en concreto parece gozar de una casi imposible resistencia. Los Akaska me revelaron que solo podrá ser vencida por una fuerza del bien originada en la esfera de la cual procede.
>> ¡Tu eres esa fuerza, Minami Kotaro! Te ruego que nos ayudes.

 -¿Donde puedo encontrar a ese malvado?

-Antes has de conocer a un aliado mío. Te ayudará. Será tu guía y tu hermano en la batalla. Habrás de entregarle esto cuando lo encuentres.

-El Doctor Extraño sacó un objeto de entre sus ropas y se lo tendió a su interlocutor...


 
Estación de metro abandonada

El ninja subió las escaleras corriendo, sin mirar atrás. A su espalda, una mochila contenía el objeto de su misión y la razón de que fuera perseguido. Sus compañeros habían huido, cada uno por su lado. Por desgracia, aquel demonio le había elegido como presa.

 Escuchó como las puertas de la abandonada estación estallaban a sus espaldas. Un abrasador golpe de viento nocturno después, una llameante sombra surcaba la noche, aterrizando a unos metros por delante de él. Era una enorme moto, con ruedas envuel... No. Eran fuego, de forma literal. El vehiculo estaba montado por una figura que vestía como un motorista. La cazadora tenía agudas púas de acero en los hombros y una larga cadena cruzaba su torso, dando varias vueltas.

No usaba casco. Su cabeza era una descarnada calavera envuelta en llamas con un fiero fuego azul encastrado en sus órbitas. Cuando habló, su voz sonó grave, crepitante, como un infernal horno rebosante de las almas de los condenados.

-La sangre inocente ha de ser vengada. Tus actos de maldad acaban aquí y ahora.

Sin una palabra más, embistió con su moto. En el último momento frenó en seco, agarrando por el cuello al soldado de la Mano. Sujetó la cabeza entre sus manos, mirando con fijeza al hombre. Este sabia muy bien lo que iba a pasar. Conocía las historias, aunque nunca había sido testigo de las mismas.

-No me harás nada -tragó saliva-. No matas humanos.

-Muy cierto, miserable. Peri si les hago sufrir diez veces en un instante todo el dolor y sufrimiento que han causado. ¡Siéntelo, miserable! ¡Siente como la Mirada de Penitencia abrasa tu alma!

De los ojos del demoniaco ser surgieron dos chorros de fuego infernal que se clavaron en los de su víctima. No se fundieron. Su cerebro no se vio reducido a cenizas. Aquellas no eran unas llamas que abrasaran lo físico y tangible.

Aquel fuego quemaba el alma, incineraba el espíritu y se alimentaba con todo el mal, el dolor y el sufrimiento que había causado a los inocentes quien era quemado por él. Su vida nunca volvería a ser la misma. Chillando, llorando y gimiendo como un niño, cayó al suelo, suplicando una piedad que no merecía.

Indiferente a todo aquello, el inhumano motorista abandonó su vehículo, agachándose junto al ninja para registrar su cuerpo.

-Maldita sea, tiene que estar aquí. ¿Lo tendrá en la mochila? -De su interior cayeron unas pocas armas y nada más-. ¡No está, me han engañado! Por eso se separaron. ¡La mochila era un señuelo y he picado como un besugo!

-Bien. No sirve de nada que me lamente. Regresaré a la estación. Puede que encuentre algo entre todas las pistas falsas que sin duda habrán dejado.

Justo cuando se disponía a abandonar el lugar, escuchó el inequívoco ruido de una moto aproximándose. El vehículo y quien lo pilotaba tenían un aspecto que desde luego no era humano. El recién llegado se detuvo y con un acento que delataba su origen extranjero, preguntó:

-¿Eres tu aquel que llaman Motorista Fantasma?

Continuará…
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