Green Lantern nº34

Título: Posguerra (IV)
Autor: Jeronimo Thompson
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Diciembre 2014

Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar mientras la conflictiva situación en Thanagar se precipita hacia un clímax explosivo.¿Tomará Kilowog la decisión que lleva tanto tiempo evitando hacerlo?
Mi nombres es Kyle Rayner. Cuando era un niño, nunca pude decidir que quería ser cuando fuese mayor. Pero el destino lo hizo por mí. Soy el Portador de la Antorcha. Soy un Green Lantern. Soy un héroe.
Kyle Rayner creado por Ron Marz y Darryl Banks

En el episodio anterior: El confidente que iba a informar a Kyle Rayner sobre dónde encontrar el prototipo de teletransportador que está buscando ha vendido al Green Lantern al Culto de Onimar Synn. Como consecuencia de ello, Kyle se ve envuelto en una genuina pelea de bar mientras se enfrenta a varios miembros del Culto, situación que aprovecha el confidente para huir en un ascensor que le llevará hasta los niveles inferiores de la Torre en la que se encuentran. Desesperado, Kyle abre un agujero en la pared exterior de la Torre para alcanzar el ascensor desde fuera, contando para ello con la ayuda de Kawen, su compañera en esta misión, que le espera a los mandos de una aeronave

Ayer.

Kyle se asomó al estrecho saliente que apenas alcanzaba la categoría de balcón. El panorama desde allí no podía resultar más desolador. Si miraba hacia abajo, todo eran montañas de escombros dispuestas por los Manhunters con inhumana minuciosidad entre las bases de las Torres; imaginó el Green Lantern que a la espera de ser retiradas cuando concluyeran las labores de reconstrucción más urgentes que se estaban acometiendo en otras zonas de Thalrassa. Si miraba hacia arriba, la sensación de hallarse atrapado en una grandísima ratonera podía llegar a ser sobrecogedora: las Torres se alzaban imponentes hacia un cielo imposible de distinguir, eclipsando la luz de Polaris hasta el punto de que incluso en el centro del día, los niveles inferiores se sumían en una penumbra plomiza que pronto se tornaría noche cerrada.

Una mano agarró el hombro de Kyle y tiró de él hacia atrás para devolverlo al interior de aquel habitáculo del nivel 8.

-¿Estás loco? –le increpó la thanagariana. –Podrían verte ahí fuera y vender nuestra localización al mejor postor.

-¿Por qué iba alguien a hacer eso? –exclamó Kyle con irritada confusión. –Nadie me conoce en Thanagar. Sólo soy un tipo que se asoma a su… lo que quiera que sea eso, para distraerse un rato mirando alrededor.

-¿Sí? ¿Y has disfrutado de las vistas? ¿Cuántos thanagarianos crees que se distraen “mirando alrededor” aquí, en los niveles inferiores?.

Kyle hizo el amago de responder airado, pero tras un instante de vacilación se limitó a asentir con la cabeza, juzgando que Kawen podía tener razón en aquella ocasión, y que su alarma no se debía a la manía persecutoria que parecía dominar todas sus acciones. Al menos, no en exclusiva. A continuación, se dejó caer sobre una especie de sillón amorfo de textura similar al cuero, que cualquier terrestre podría haber confundido con un enorme globo inflable.

-Ya no podré volver a este piso franco –añadió la thanagariana en un murmullo.

El Green Lantern masculló un forzado “lo siento” mientras recorría con la mirada el interior de aquel cuarto que no llegaba a superar los quince metros cuadrados. Un cuarto sucio, amueblado únicamente con el globo-sillón en el que trataba de acomodarse y un estrecho catre flotante suspendido en uno de sus rincones, a unos veinte centímetros del suelo mugriento. Kyle no pudo evitar preguntarse si de verdad sería tan malo no volver a aquel piso nunca más.

-¿Y ahora qué? –preguntó el Green Lantern. –El encuentro con ese… Kosmar no tendrá lugar hasta mañana por la tarde(1). ¿Qué hacemos mientras?.

Kawen le observó con curiosidad, plantada de pie en el mismo centro del habitáculo. Hacía calor allí dentro y ambos habían prescindido de sus ponchos nada más llegar. La thanagariana vestía ahora una camiseta de tirantes unas dos tallas mayor de lo que le hubiera correspondido, tan vieja y descuidada como los pantalones de tela desgastada que le cubrían las piernas hasta más allá de las rodillas.

-Tú no has participado en muchas misiones de este tipo, ¿verdad?.

-¿Por qué lo dices? –respondió Kyle poniéndose a la defensiva.

-Lo que vamos a “hacer mientras”, desde este momento hasta que salgamos mañana de aquí, es repasar una y otra vez la información que tenemos y nuestro plan de actuación; lo repetiremos y volveremos a repetirlo hasta que no exista otra cosa dentro de nuestras cabezas que no sea los datos relativos a esta misión. ¿Te parece bien?.

-Me parece genial –suspiró el Green Lantern al imaginar lo largas que podían llegar a hacérsele las próximas horas, y reparando por primera vez en que allí sólo había un catre. ¿Dormirían por turnos? ¿O aquella pirada pretendía tenerle toda la noche repasando su misión?

-Bien –asintió Kawen con su voz ausente de emociones, como si se encontrara muy lejos de allí mientras hablaba. –Ya te he contado todo lo que sé. Ahora cuéntamelo tú a mí.

-Um… ¿Crees que esto es necesario? Tengo muy buena memoria….

La thanagariana mantuvo los ojos fijos en él sin moverse.

-Está bien… -concedió Kyle removiéndose en el sillón amorfo a la búsqueda de una hipotética postura cómoda. –A ver, hace unos días entró en contacto contigo un tipo, uno de tus confidentes habituales, porque tenía nueva información para ti. El tipo se llama Kosmar y trabaja como luchador profesional en un sitio al que os gusta ir a los thanagarianos para repartir golpes y que os den una buena paliza. Pagando, además.

-No todos los thanagarianos: los Círculos de Batalla son frecuentados por aquéllos cuyas ocupaciones diarias no les ofrecen la oportunidad de demostrar su valía como guerreros. Y ahórrame tus burlas sobre una cultura que desconoces; pensaba que el respeto hacia todas las civilizaciones era un requisito indispensable para ser aceptado como Green Lantern.

-Y así es, pero mi caso es único en el Cuerpo: entré por enchufe y ni siquiera he tenido que pasar el período de instrucción –explicó Kyle con media sonrisa. –Ventajas de haber sido el único Green Lantern del universo durante años.

-Soy muy afortunada por poder contar contigo en esta misión –zanjó la thanagariana. –Continúa.

-De acuerdo. El… ritual que se sigue en ese sitio establece que después de cada pelea, los luchadores beben y charlan en una taberna que se encuentra allí mismo.

-Allí mismo, ¿dónde? –lo interrumpió Kawen.

-Ah… No lo sé.

-En el nivel que queda justo encima: los Círculos de Batalla se sitúan en el nivel 437 de esa Torre; la taberna en el 438. Recuérdalo.

-Vale. Um… ¿Qué más…? Bueno, lo importante de todo esto es que después de las peleas, con la descarga de adrenalina (aunque no sé si los thanagarianos tenéis de eso), la bebida y el sentimiento de camaradería que se establece entre los luchadores, a muchos clientes se les va la lengua, motivo por el que ese Kosmar resulta ser tan buen confidente. Y a todo esto –añadió Kyle cambiando de tono: -¿Nosotros no tenemos bebida para amenizar todas las horas que vamos a tener que pasar aquí? Algo para picar, unas cartas de póquer… ¿Una televisión?.

La mirada imperturbable de Kawen le conminó a continuar su repaso. Kyle resopló y se dispuso a acelerar aquello para terminar cuanto antes:

-Uno de los clientes de Kosmar resultó ser un científico; uno que, según le contó, había concluido el trabajo de su vida el día anterior y decidió celebrarlo visitando un Círculo de Batalla. El científico bebió más de lo que debía después de la pelea, y como resultado, terminó pavoneándose de sus logros en presencia de tu confidente, proporcionándole una información de lo más interesante que luego éste te pasó a ti.

-¿Qué información era ésa?.

-Que unos años atrás había trabajado en el Rectorado XII bajo la dirección de un tal….

-Lídor.

-Lídor, efectivamente. Había trabajado para el que más tarde sería nombrado Decano de Seguridad del Rectorado XII(2) en el desarrollo de la tecnología que permitió construir la Puerta, el instrumento que utilizó el Alto Mor (el antiguo Alto Mor) para invadir Oa; pero no en el proyecto que llevó finalmente a la construcción de la Puerta, sino en una variante que fue abandonada por el camino. La idea de este científico era….

-¿Cómo se llama el científico?.

-Fel Dol… Por… Fon… -titubeó Kyle.

-Fel Dontar –concluyó Kawen con firmeza.

-¡”Recuérdalo”! –se burló el Green Lantern, siguiendo con su exposición antes de que la thanagariana pudiera reprocharle su falta de seriedad. –El proyecto de Fel Dontar trataba de desarrollar esta tecnología con un objetivo algo diferente: en lugar de tener una máquina que trasladara ejércitos enteros de un punto a otro de la galaxia, es decir, lo que después sería la Puerta, la idea era disponer de artefactos portátiles que les diera una mayor libertad de movimiento a vuestros hombres halcón durante un ataque. Teletransportadores individuales, supongo.

-Creo que sí –dijo la thanagariana sin mucho convencimiento. –Kosmar no pudo darme demasiados detalles sobre este punto; al parecer, el científico vomitó un par de veces mientras le explicaba esta parte.

-Encantador. En cualquier caso –siguió Kyle, -a pesar de que Fel… Dontar dedicó una buena cantidad de tiempo y esfuerzo a este proyecto, Lídor terminó cancelándoselo hace un par de años y le invitó a que se sumara al desarrollo de la Puerta, que en su opinión tenía muchas más opciones de culminar con éxito. El científico no se lo tomó nada bien, y según su versión (cualquiera sabe hasta qué punto es cierto todo esto), presentó a Lídor su dimisión y abandonó el Rectorado XII para seguir trabajando en secreto en su proyecto .

-¿Cómo pudo hacer eso?.

-Nuestro ofendido científico pertenecía a una de las familias más ilustres de los niveles altos de las Torres y disponía del suficiente dinero e influencia para montar sus propias instalaciones, aunque claro, no pudo seguir trabajando al mismo ritmo que mantenía en el Rectorado XII, y además, dejó de tener acceso a algunos componentes fundamentales para su investigación que era imposible obtener sin llamar la atención del Alto Mor.

-¿Y entonces?.

-Entonces vino el Espectro, le dio un buen meneo a este planeta y Thalrassa cayó del cielo(3). Y cuando esto ocurrió, Fel Dontar no tuvo mejor idea que ir adonde sabía que podía conseguir el equipo que necesitaba, y arriesgando su propia vida al colarse en la Torre semiderruida donde se hallaba, se hizo con él aprovechando el caos reinante. Todo un tipo nuestro amigo. Y… bueno, básicamente eso es todo: después de encerrarse en sus instalaciones privadas (milagrosamente intactas) durante estos últimos meses para concluir su trabajo con las piezas que consiguió, parece que esta semana lo terminó al fin.

Kawen asintió distraídamente mientras se aproximaba al estrecho saliente de la habitación, mirando hacia fuera sin salir al exterior. La penumbra ya había dado paso a la oscuridad, y la visibilidad allí abajo dependía entonces de varios puntos de luz artificial colocados en la base de las Torres, sin duda insuficientes para iluminar adecuadamente los niveles inferiores.

-¿Y ahora? –preguntó la thanagariana.

-Kosmar te dio el nombre del científico cuando habló contigo; te contó todo esto que acabo de repetir y aceptó conseguirte la dirección donde podrías localizarlo a cambio de que lo sacaras a él y a su familia de Thalrassa. Quedasteis para mañana por la tarde, pero tu plan es que sea yo quien se reúna con él.

-Ya te lo he explicado antes: si voy yo, sería la segunda vez en pocos días que asisto a los Círculos de Batalla para pelear con el mismo luchador. Demasiado sospechoso. Ten en cuenta que no soy la única que utiliza a Kosmar como confidente, aunque en este caso me haya elegido a mí para informarme de todo esto.

El Green Lantern se encogió de hombros.

-Y tú ten en cuenta que yo no soy un profesional del espionaje. Lo haré lo mejor que pueda, pero….

-Tendrá que ser suficiente –concluyó la thanagariana.

Por unos segundos ambos permanecieron en silencio, perdidos en sus propios pensamientos. Kyle se inclinó hacia atrás todo lo que pudo en su sillón-globo para estirar las piernas y estudiar con total desinterés las irregularidades del techo. Sin cambiar de posición, volvió a hablar:

-¿Y bien? ¿Se supone que volvemos al principio? ¿Empiezo a recitar de nuevo todo lo que sé sobre esta misión?.

-No –respondió Kawen junto al saliente. –Para que esto sirva de algo tenemos que dejar pasar un tiempo entre cada recapitulación.

-¿Y mientras?.

-¿Sexo? –sugirió ella.

Kyle se quedó clavado en su sillón con los ojos fijos en el techo. Antes de volverse hacia la thanagariana, pensó en lo cortas que podían llegar a hacérsele las próximas horas.


Hoy.

No era vértigo lo que sentía; acostumbrado a volar durante años con la ayuda de su anillo de poder, con frecuencia atravesando el vacío del espacio, el vértigo era algo que Kyle tenía ya más que superado. Tampoco se trataba de preocupación por estar cayendo hacia el suelo de Thalrassa con la gracilidad de un bloque de cemento; la ausencia del aura esmeralda de protección que lo envolvía cuando actuaba como Green Lantern sin duda lo inquietaba mientras se precipitaba hacia las sombras que se habían adueñado ya de los niveles inferiores, pero aunque sólo fuera como proverbial último recurso, aún contaba con su anillo. No. Lo que sentía era auténtico pánico provocado por la fuerza del viento huracanado que soplaba allí fuera, y que en breve podía acabar con su vida sin darle tiempo a utilizar el anillo; probablemente, al estrellarlo contra el muro exterior de la Torre que acababa de abandonar, tras tomar la que quizá no había sido una de sus decisiones más inteligentes.

A la luz pardoviolácea del ocaso polariano, el Green Lantern caía siguiendo una trayectoria zigzagueante controlada por las corrientes de aire que jugueteaban con él, tan pronto lanzándolo contra la Torre para situarlo a unos escasos tres o cuatro metros de ella como enviándolo muy lejos de su contorno. Una particular ruleta rusa huracanada que sólo podía terminar en impacto mortal, mucho antes de que Kyle tuviera la oportunidad de estrellarse contra el suelo. Y sin embargo, fue tras una de esas repentinas ráfagas que lo alejó de la Torre, que Kawen pudo aproximarse a él con su vehículo aéreo, colocándose con no poco esfuerzo a una distancia más o menos fija de su variable posición. Kyle, mientras tanto, no era consciente de la presencia de la aeronave, pues la presión constante del viento contra su rostro no sólo dificultaba el simple hecho de respirar, sino también sus intentos por mantener los llorosos ojos abiertos. Sin perder un segundo, la thanagariana presionó el botón de su consola de vuelo que liberaa una especie de gancho unido al vehículo por un sólido cable metálico, el cual recogió accionando otro botón tan pronto como atrapó al Green Lantern por el muslo de su pierna derecha. Poco después, Kyle se acomodaba tan aturdido como dolorido en el asiento del copiloto, hostigado por los gritos de Kawen:  

-¡Estás loco! ¡Podrías haberte matado! Por los Siete Infiernos… ¡Podrías habernos matado!.

-¡Olvídate ahora de eso! –exclamó Kyle en respuesta. -¡Acércate a la Torre! ¡Kosmar se escapa en un ascensor!.

Habituada a reaccionar sin pensar, la thanagariana condujo la aeronave hacia donde le indicaba el Green Lantern, y tras localizar la abertura en la pared de la Torre por donde había salido Kyle, muy por encima de la altura a la que ahora se hallaban, buscó el ascensor hasta encontrarlo varios niveles por debajo de ellos; aún en movimiento, por lo que cabía la posibilidad de que el escurridizo Kosmar permaneciera en su interior.

-¿Cómo pretendes detenerlo? –preguntó Kawen situando el vehículo a unos pocos metros sobre el ascensor, de manera que el luchador no pudiera verlos. –Nosotros estamos aquí fuera, y él huirá hacia el interior de la Torre en el momento en que pare.

-Muy sencillo –contestó Kyle levantándose del asiento del copiloto con cierta dificultad, pues las dimensiones del vehículo eran muy reducidas y su cuerpo acumulaba un castigo físico considerable. –Tú te encargas de mantener este cacharro estable sobre el techo del ascensor y yo de saltar encima de él y disparar mi arma para entrar dentro.

La thanagariana miró a Kyle de reojo, aunque sin desviar su atención de la dificultosa maniobra de aproximación que estaba realizando.

-¿Todos los Green Lanterns sienten el mismo desprecio por su vida que tú? ¿O es algo exclusivo de los Green Lanterns terrestres?.

Al situarse frente a la compuerta de acceso del vehículo volador, Kyle también se preguntó si no estaría actuando con la temeridad casi suicida que solía caracterizar a Hal o Guy (afortunadamente tenían a John para demostrar que un Green Lantern terrestre podía ser juicioso), pero por más vueltas que le daba, no se le ocurría un plan mejor para atrapar a Kosmar de una vez por todas. Así que abrió la compuerta, recibiendo de nuevo el tremendo impacto del viento contra él, y le hizo una señal a Kawen para que se acercara un poco más al ascensor mientras igualaba las velocidades de descenso de ambos.

El Green Lantern inspiraba y expiraba de forma rítmica y continuada, preparándose ya para saltar, cuando un fuerte pitido intermitente salido de no sabía dónde llamó su atención.

-¿Qué es eso? –gritó para que su voz se elevara por encima del rugido del viento.

-La alarma de proximidad –respondió ella sin poder disimular su turbación al descifrar las lecturas que le ofrecía la consola de vuelo. –¿Un proyectil? ¡Kyle, tenemos que irnos de aquí! ¡Ahora!.

El Green Lantern tuvo que aferrarse al borde de la compuerta abierta para no caer al vacío cuando el vehículo inició una brusca maniobra de retroceso, que lo alejó decenas de metros de la Torre en cuestión de segundos. Una maniobra desesperada, que lamentablemente resultó insuficiente: la onda expansiva que siguió al impacto de un proyectil contra el ascensor en el que se encontraba Kosmar alcanzó parcialmente al pequeño vehículo pilotado por la thanagariana; como resultado, Kyle salió despedido hacia el exterior mientras el motor de la aeronave, situado en uno de sus extremos, recibía la peor parte de la explosión.

Kawen trató de estabilizar el vehículo con una obstinación desesperada, pero pronto fue consciente de la inutilidad de sus esfuerzos; casi tan pronto como la alarma de proximidad empezaba a sonar por segunda vez. Un nuevo proyectil, asumió, lanzado por los mismos desgraciados que acababan de eliminar al único thanagariano que podría haberlos puestos tras la pista del prototipo de teletransportador que buscaban. Sin más dilación, Kawen se colocó el casco de vuelo que guardaba tras su asiento, y manteniendo el equilibrio con esfuerzo mientras la aeronave comenzaba a girar sobre sí misma, tomó el único arnés de halcón con el que estaba equipado el vehículo y se precipitó hacia el exterior.

La corriente de aire que la arrastró con violencia nada más abandonar la aeronave evitó que pereciera en el fragor de aquella segunda explosión, aunque por otra parte, cerca estuvo de arrancarle el arnés de sus manos. La thanagariana contaba con la ventaja de haberse colocado el casco halcón antes de saltar, pues diseñado con este propósito, le permitía respirar y ver con normalidad a pesar del viento que la zarandeaba en su caída. Fue así como pudo localizar a Kyle, que a no mucha distancia de ella, había vuelto a quedar a merced de las formidables corrientes de aire que soplaban entre las Torres. Tras forcejear unos instantes contra el viento que insistía en tratar de arrebatárselo de las manos, Kawen consiguió por fin colocarse el arnés, y apenas un minuto después, cazaba al Green Lantern deteniendo su caída todavía a algo menos de un kilómetro del nivel del suelo.

-¿Estás bien? –le gritó Kawen al oído para que pudiera escucharla.

-¡Genial! –contestó Kyle rodeando a la thanagariana con sus brazos mientras hundía su rostro en el cuello de ella; utilizándola como parapeto, se esforzó en recuperar el ritmo normal de su respiración. -¡Hemos perdido a Kosmar! ¡Tenemos que largarnos de aquí!.

-¡Eso no va a resultar fácil! ¡Mira hacia arriba!.

Girando lentamente la cabeza para no perder la protección contra el viento que le ofrecía el cuerpo de la thanagariana, Kyle abrió sus ojos irritados por la corriente para descubrir el origen de los proyectiles que habían volatilizado tanto el ascensor en el que huía el luchador como su propio vehículo aéreo: una nave de superficie cromada que brillaba con intensidad a la luz parda del ocaso, y descendía sobre ellos a lo que le pareció una velocidad considerable.

-¿Es una nave militar, Kawen? ¿Pertenece al Alto Mor? –gritó el Green Lantern.

-¡Pertenecía! ¡Mira, le han quitado las insignias distintivas del casco!.

-¿Entonces de quién se trata?.

Respondiendo a la pregunta de Kyle, el navío se detuvo a una decena de metros sobre sus cabezas para abrir a continuación sus compuertas inferiores: a través de ellas, surgieron seis hombres halcón que volaron hacia su posición blandiendo largas espadas en sus manos. El Green Lantern sólo vio en ellos a otro grupo de thanagarianos al que batir en aquel día que empezaba a antojársele interminable. Kawen, sin embargo, no pudo evitar clavar sus dedos rígidos en la espalda de Kyle al reconocerlos.

-¿Qué ocurre, Kawen? –le preguntó al notar la crispación de sus manos. -¿Sabes quiénes son?.

-¡Nos enfrentamos al Culto de Onimar Synn, Kyle! ¡Son Halcones Oscuros(4)! ¡Cadáveres resucitados al servicio del Culto!.

“¿Zombis voladores?” tuvo tiempo de preguntarse el Green Lantern antes de que los alcanzaran, colocándose estratégicamente a su alrededor.


Más tarde.

-¿Eso es todo? –preguntó Kilowog después de reflexionar brevemente sobre lo que acababa de escuchar.

-Eso es todo –confirmó el Manhunter.

El Green Lantern desvió la mirada hacia los dos thanagarianos tumbados sobre sus respectivas planchas metálicas. Además de compartir los mismos ojos abiertos pero carentes de vida, ambos estaban conectados al artefacto esférico que ocupaba el centro de aquella sala, a través de un amasijo de cables que surgía de la parte posterior de sus cabezas.

-Bien, entonces borradles cualquier recuerdo que puedan tener desde que los capturamos en Enndupar hasta ahora y devolvedlos allí –ordenó el bolovaxiano. –Cuando se los entreguéis a las fuerzas del Alto Mor, informad de que los habéis encontrado bajo los escombros de uno de los edificios que atacó el Culto.

-Así se hará –dijo el Manhunter por toda respuesta.

Kilowog abandonó la sala con la mirada perdida en un punto indeterminado del suelo, haciendo retumbar la estructura con el peso de su enorme cuerpo en movimiento. Recorrió un par de pasillos escasamente iluminados, y tras subir un corto tramo de escaleras, alcanzó las estancias privadas que ocupaba en aquella plataforma orbital desde la que comandaba el escuadrón de Manhunters que había sido destinado a Thanagar. Se sentó en su amplio sillón flotante, y a continuación, se dirigió al anillo esmeralda que portaba en su mano derecha:

-Anillo: establece comunicación con Oa. Quiero hablar con Ganthet.

-Conectando…-respondió la poderosa creación de los Guardianes del Universo.

Unos segundos después, el anillo comenzó a brillar mientras aparecía frente al bolovaxiano una imagen tridimensional de Ganthet; una imagen tan fiel al original que hubiese resultado indistinguible del propio Ganthet si su homogéneo color verde no hubiera delatado su verdadera naturaleza.

-##Saludos, Kilowog ##–habló el constructo del Guardián en primer lugar.

-Saludos, Ganthet –respondió el Green Lantern sin demasiada efusividad. -¿Todo bien por Oa?.

-##¿Qué ocurre, Kilowog? ##–terció el Guardián descartando cualquier tipo de conversación introductoria.

-Las cosas siguen complicándose por aquí –explicó con una voz más apagada de lo que solía ser normal en él. –Como te informé esta mañana, el Culto de Onimar Synn ha adelantado sus planes para derrocar al Alto Mor, y según parece, ya están preparados para dar su siguiente paso. El definitivo, de hecho.

-##¿Qué has averiguado?##.

-¿Recuerdas a los dos miembros del Culto que capturamos anoche en Enndupar?(5) Bien, pues acabo de saber por ellos que su alzamiento en Thalrassa es inminente.

-¿Inminente? ¿Cómo de inminente?##.

-Será mañana. El ataque comenzará al amanecer, e incluso pretenden retransmitirlo a nivel planetario para que todo Thanagar sea testigo de ello; una demostración de fuerza que les permita ganarse el respeto de la población antes de hacerse con el poder.

-##¿Y confías en la información que has obtenido de esos prisioneros?##.

-El explorador mental de los Manhunters es muy fiable –resopló Kilowog apoyando los codos sobre los brazos del sillón flotante para entrecruzar los dedos de sus grandes manos-, y además, esto confirma los rumores que me han llegado por otras fuentes en la misma Thalrassa. Por motivos que desconozco, los líderes del Culto han decidido acelerar los preparativos para ejecutar su golpe de estado, y aunque es cierto que esta precipitación puede jugar en su contra, ya comprobamos anoche que también juega en la nuestra: no esperaba ese ataque hasta dentro de varios días, y cuando todo empezó, no estábamos preparados para defender Enndupar.

El constructo de Ganthet se movió hacia su izquierda con lentitud, desplazándose por un entorno que no reproducía el anillo de poder. Al detenerse frente a lo que quizá fuese un ventanal con vistas a la Ciudadela de los Guardianes, habló de nuevo:

-##¿Crees que se trata del prototipo de teletransportador que está buscando Kyle? ¿Que puede haber caído en manos del Culto?##.

Kilowog se removió incómodo en su sillón.

-Eso es lo que temo, sí. Es cierto que no utilizaron nada semejante en su ataque a Enndupar, pero cabe la posibilidad de que lo estén reservando para dar el golpe definitivo mañana. O quizá no. Como ya sabes, la tecnología de teletransportación desarrollada por los thanagarianos necesitaba una enorme cantidad de energía para funcionar. Quizá sólo pretendan utilizarlo como elemento propagandístico para venderle al pueblo su toma del poder: “Hoy Thanagar, mañana la galaxia” o algo parecido. Promesas de un futuro mejor, y sin duda más glorioso que el presente en el que ahora malviven.

-##Lo peor que podía ocurrir##–dijo el Guardián del Universo, girándose de nuevo hacia el bolovaxiano-en definitiva, que una de las facciones opositoras al Alto Mor se hiciera con ese prototipo y lo utilizara para desestabilizar aún más la situación en el planeta. Imagino que esto explicaría la prisa con la que están actuando; con ese artefacto en sus manos, se darían ya por ganadores y querrían jugar sus bazas lo antes posible.##

-Una posibilidad inquietante, a tantos niveles que me revuelve el estómago sólo pensar en ello –murmuró Kilowog dejando caer sus manos sobre las rodillas. –En primer lugar, porque eso supondría que lo tienen desde hace días y Kyle podría haberse metido de cabeza en una trampa. Esa agente encubierta que lo acompaña quizá pertenezca al Culto, sin ir más lejos.

-##¿Sigues sin saber nada de él?##.

-Nada, pero ni siquiera en el mejor de los casos lo sabríamos –respondió el Green Lantern, acompañando sus palabras con un gesto de frustración. –De todas formas, por mucho que nos preocupe Kyle, que le hayan tendido una trampa no es el mayor de nuestros problemas ahora. Mientras el Culto de Onimar Synn no ha sido más que otra facción disidente atentando contra el orden establecido, hemos contado con la justificación necesaria para hacerles frente, pero si consiguieran derrocar al Alto Mor mañana….

-##Nos veríamos obligados a abandonar Thanagar en el momento en que nos lo exigieran, lo cual harían de inmediato## –concluyó Ganthet.

-Y las consecuencias serían terribles –afirmó Kilowog rotundo. –No sólo para el pueblo thanagariano, que quedaría de nuevo a merced de ese grupo de fanáticos religiosos(6), y expuesto al ataque de la primera potencia exterior que se entere de que vuelven a disponer de una tecnología de teletransportación. La imagen del Green Lantern Corps tampoco saldría muy bien parada si nos marchamos de aquí en estas circunstancias.

Tanto el Guardián del Universo como el bolovaxiano quedaron sumidos en un silencio que se prolongó durante un rato. Ambos eran conscientes de que, efectivamente, muchos planetas se escudarían en este fracaso para rechazar la presencia de un Green Lantern en sus respectivos sectores.

-##Está bien## –dijo el Guardián de repente. –Todo esto no dejan de ser meras suposiciones. Tengan el prototipo o no, el principal problema al que nos enfrentamos ahora es el alzamiento que han proyectado para mañana. ¿Tienes algún plan para frustrarlo?##.

-Lo tengo –respondió Kilowog. –No voy a permitir que ocurra en Thalrassa lo mismo que en Enndupar. Esta vez sabemos lo que van a hacer con antelación, y aunque sólo dispongamos de unas horas antes de que amanezca, creo que es tiempo suficiente para actuar. Hace días que tengo localizados varios de los enclaves que tienen repartidos por la ciudad; mi plan es concentrar en Thalrassa a todos los Manhunters de que dispongo y atacarlos durante la noche, mientras aún preparan su asalto. El Culto debe contar con más refugios en la ciudad, estoy seguro, pero aunque sólo desorganicemos una parte de sus fuerzas, el caos que vamos a sembrar entre sus filas será suficiente para tomarles ventaja. Y aparte….

-##¿Sí?##.

Kilowog miró con fijeza los ojos del constructo:

-Quiero más Manhunters, Ganthet.

-##¿Más Manhunters?## –se extrañó el Guardián. –##Ya sabes que el Alto Mor estableció un límite al número de Manhunters que puedes comandar en Thanagar. Si te envío más unidades, los disidentes no serán los únicos que vean este movimiento como una amenaza contra ellos. Es probable que perdamos el apoyo del Alto Mor##.

-Lo sé, Ganthet, pero tal y como están las cosas, creo que es preferible que nos expulsen de Thanagar después de que hayamos acabado con el Culto de Onimar Synn, a marcharnos de aquí dejando un planeta condenado a nuestras espaldas –sentenció Kilowog. –Y en cualquier caso, mi intención sería que los nuevos efectivos se situaran en órbita, fuera del alcance de los sistemas de detección thanagarianos, a la espera de recibir órdenes. Sinceramente, confío en no necesitarlos, pero me sentiría mucho más tranquilo sabiendo que llegado el caso… Bueno, que cuento con ese apoyo.

El Guardián demoró su respuesta mientras sopesaba la petición del Green Lantern.

-##¿De cuántos Manhunters estamos hablando?.##

-De todos los que puedas conseguirme.

Continuará…

Referencias:
1.- No te equivocas: hemos vuelto a retroceder en el tiempo, y esta escena se sitúa poco después del encuentro que tuvieron Kyle y Kawen narrado en la primera escena del número anterior.
2.- ¿No recuerdas al bueno de Lídor? Tuvo cierto protagonismo en esta serie durante la saga “¡El Ataque de los Hombres Halcón!”.
3.- Más información sobre esto en Green Lantern #31.
4.- Traducción libre de “Dark Wingmen” en los cómics originales.
5.- Más información sobre lo ocurrido la noche anterior en Enndupar en Green Lantern #32.
6.- No hace tanto que Onimar Synn gobernó Thanagar, como se vio en JSA v1 #23-25 USA.

2 comentarios:

  1. "Los Thanagarianos son gente difícil y al parecer su planeta y sociedad no se quedan atrás. Esta es la premisa que pareciera imperar en la Serie de GL de manos del buen Jerónimo. En episodio de hoy seguimos con las andanzas del buen Kyle quien pareciera ser incapaz de pegar una con su compañera de hazaña. Por otro lado observamos cómo se va cerrando el cerco alrededor de Kilowog y las difíciles decisiones, de cariz diplomáticas que tiene que llevar a cabo. Todo este tejemaneje esta contado de una forma interesante, con una buena ruptura cronología bien llevada, y que no suele ser lo usual en este tipo de relatos donde temporalmente solemos ser lineales. En fin, esta es una saga que se está complicando cada vez más y, que sin duda, se pone cada mes, más interesante.

    Excelente trabajo Sr Thompson. En cuanto al arte de Roberto, sin duda es excepcional y nos muestra el tema que se está tratando, pero sobretodo nos transmite la angustia de Killowog."

    Comentario publicado originalmente por el usuario "William Darkgates" con fecha 06/12/2014

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  2. “Con marcados toques de space-opera, Jerónimo ha embarcado a Kyle Rayner en una peligrosa misión en Thanagar, planeta que ya era de por sí “de cuidado” antes de que el mismo autor empeorase aún más las cosas tras su estupenda historia ¡El Ataque de los Hombres Halcón! (...) Jerónimo escribe una gran historia que, aunque comenzase un tanto despacio al preocuparse el autor por mostrarnos en detalle el preocupante escenario en que deben moverse los personajes, va ganando en acción y aventura con cada número. (...)Además, no solo centra su atención en Kyle sino que, preocupado como hemos dicho por mostrar el escenario, abre el abanico del relato para incluir otros elementos en la narración. Y uno de ellos particularmente se está llevando el premio gordo y ese es Kilowog (...) Éste, que es para mí uno de los puntos más fuertes de toda la historia, podría verse también como su mayor fallo, al robarle todo el protagonismo Kilowog al personaje principal del título que es Kyle Rayner. Pero si se hace de esta manera… ¡chico, yo no me quejo! ¡Lo estoy disfrutando mucho!”

    Fragmentos extraidos de la entrada en mi blog que le he dedicado a esta historia. Dos pájaros de un tiro .... ;)”

    Comentario publicado originalmente con fecha 17/12/2014

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