Aquaman nº03

Título: La Corona de la Soberanía (I)
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Ernesto Treviño
Publicado en: Enero 2015

Aquaman y el Amo del Océano comienzan su odisea en busca de la Corona de la Soberanía, la reliquia atlante que les ayudará a enfrentarse a la amenaza que se cierne sobre el reino submarino. Y eso les llevará hasta los más lejanos confines de la Tierra… ¡hasta el mismísimo reino perdido de Skartaris!!
El mar es mi madre y mi padre. Asi que no importa dónde vaya en él pues estoy en mi hogar. Soy el rey de los siete mares. Esa es mi herencia. Esa es mi responsabilidad.  Yo soy
Creado por Mort Weisinger y Paul Norris


Resumen de lo publicado: El Amo del Océano ha aparecido en Poseidonis como portador de una profecía que augura un gran peligro para la ciudad submarina, una amenaza que sólo puede ser evitada gracias a una antigua reliquia atlante. Aquaman no tiene más remedio que escucharle y partir con él en su búsqueda.

Orillas del Mar del Dragón. Skartaris

Travis Morgan se acomodó en aquella silla, mientras montaba sus pies sobre la mesa con total desparpajo, eructaba por lo bajo. A su lado, el oscuro guerrero Machiste lo emulaba. Ambos hombres, aventureros y azotes del mal en aquel exótico mundo(1), estaban aprovechando el hecho cierto de que los hados miraban para otro lado. Tenían días sin que nada sin igual les ocurriera y, a diferencias de otros hombres, estaban agradecidos de que así fuese.

Pero el destino suele ser cruel con los hombres confiados. Ya le había hecho pasar malos ratos y esta vez no sería la excepción. El buen sabor de aquella sopa de pescado comenzó a menguar a medida que los gritos en el exterior se incrementaban; temiendo que fuese algo grave, y movidos por la curiosidad humana, los hombres decidieron asomarse por las ventanas de la taberna que tan bien les había recibido.

A la distancia observaron como los pueblerinos corrían de un lado a otro como huyendo de algo.

—Tenemos trabajo amigo mío—dijo entristecido Machiste, mientras que Travis se limita a asentir e ir por sus armas.

Armados hasta los dientes, y reposados, los hombres salieron a la calle. Tuvieron que eludir a la gente, pero aquello resultaba sencillo, especialmente para reflejos entrenados como los de aquel par. Al poco tiempo se percataron que las personas escapaban del puerto y, sin mediar palabras, se pusieron en camino con las armas prestas. ¿Serán piratas? Pensaron los dos hombres, gentes de aquella catadura no escaseaban en Skartaris, pero menuda fue su sorpresa al llegar a los muelles. Allí, en aquella puerta al mar, los condestables del pueblo, mal armados, luchaban contra unas extrañas criaturas. Seres de forma y aspecto similar al hombre pero con cabezas ovaladas, estas poseían dos pares de ojos maliciosos, su cuerpo parecía cubierto de un exoesqueleto escarlata, sus bocas un festival de afilados dientes y en vez de manos poseían unas gigantescas tenazas. Travis y Machiste se detuvieron en seco mientras observaban a aquellos seres hacer destrozos con la guardia. Tenía una fuerza excepcional, y surgían a por montón del mar. Observaron cómo sus tenazas destruían los escudos de los hombres de arma, que apenas se podían mantener en sus puestos, también como algunos daban cuenta de los aldeanos y pescadores a su alcance y, para más asco y sorpresa de Machiste y Morgan, observaron como unos bichos devoraban vivo a lo que estaba a su alcance.

—¿Amigos tuyos?—preguntó Travis con una sonrisa de medio lado señalando el arma adherida al brazo izquierdo de su amigo.

—Muy gracioso—agregó el negro que estaba cada vez más pálido y que veía como su amigo palidecía también—¿Cargamos ahora o después que devuelvas la sopa?

—Nada de eso—replicó el héroe—mataremos a estos bichos e iremos por más sopas o…

—Haremos sopa con ellos

—No es mala idea—comentó Travis mientras se lanzaba a la batalla.


Varios kilómetros al norte del Reino de Atlántida

Ver a su hermano interceptar el ataque del hombre langosta dejo a Aquaman un poco desubicado. Escuchó la frase al final y comprendió su significado, pero vio con buenos ojos el hecho de que el Amo del Océano lo salvara. Su estupefacción duró solo unos minutos, una vez que volvió en sí, se lanzó en pro de su enemigo; apenas si tuvo que hacer algo, pues su hermano ya había dado cuenta del monstruo. Al cabo de unos momentos, la bestia se encontraba ensartada en el tridente del Amo del Océano.

—¿Qué fue eso?

—Claro indicio de que vamos por buen camino, hermano mío—respondió socarrón Orm

—Sin duda—reconoció un parsimonioso Arthur—¿Entramos allí?

—Seguro nos estarán esperando

—Lógico

—Pero no tenemos más opción si deseamos conseguir la corona(2).

—Sabes, Orm

—Ahórratelo—le atajó el antiguo villano—tengo mis razones, tengo promesas que cumplir y recompensas que reclamar, por eso y nada más es que lo hago.

—Me parece bien—replicó el rey de Atlantis algo molesto por la interrupción mientras tomaba la delantera y se introducía en la esfera.


Imagen por Alejandro Miralba
Orillas del Mar del Dragón –Skartaris

Eran algo lentos y torpes pues el exoesqueleto no les ayudaba pero, sin duda, eran fuertes. De eso se dieron cuenta rápidamente el par de guerrero, quienes se habían visto en la imperiosa necesidad de alterar sus estilos de pelea. Ya no podían valerse únicamente de la fuerza, debían ser sutiles y precisos, eludir y buscar el resquicio para dar una estocada certera o un golpe contundente en el caso de Machiste, quien tenía adherido en su brazo una especie de hacha fusionada con lucero del alba. Esta nueva táctica hizo que la pelea se extendiera más de lo normal, aunado al hecho de que parecían surgir espontáneamente de las aguas.

—Estos bastardo parece más hongos que gambas—replicó Machiste mientras daba cuenta de uno de ellos y otro ocupaba su lugar.

—Ni que lo digas—comentó Travis con cada vez más cansado—por suerte, su inteligencia es tan baja como alto su número.

—¿Quién los habrá enviado?

—Algún maldito brujo, amigo mío—Travis esquivo una tenaza que casi le arranca la nariz—Esto parece producto de una mente retorcida.

—No cabe duda

—Por eso no podemos rendirnos—agregó Travis mientras le ponía empeño y hacia que su enemigo más reciente cayese al suelo aullando de dolor. Con la velocidad del rayo, se adelantó al próximo y arremetió, grande fue su suerte que el golpe fue certero y la gamba humanoide cayó en el acto—debemos ganar terreno, no hemos avanzado nada, Machiste, a este ritmo nos abrumaran.

—Entonces menos charla y más golpe—le atajo Machiste.

Acicateados y picados en el orgullo, los guerreros incrementaron su empeño y en poco tiempo comenzaron a ganar terreno. Las bestias retrocedían, y a medida que el terreno comenzaba a cubrirse de cadáveres, algunas no podían evitar la tentación de consumir a los miembros de su especie. Aquello asqueo y enfureció a los hombres, quienes le pusieron más ánimo.

Al cabo de un rato algo atrajo la atención de Travis, Machiste y los hombres langosta por igual. Una gran columna de agua surgió de la nada, como si algo hubiese estallado en las profundidades del puerto. Sobre aquellas columnas se encontraban dos figuras que distaban de parecerse a las gambas.

—Allí están tus magos, Machiste—replicó Travis mientras observaba como las dos figuras saltaban a la orilla.


El transito había sido desconcertante y ajetreado; y aun más, cuando se percataron de que este los escupía en medio de una playa o algo por el estilo. No teniendo claro que hacer, los hermanos decidieron hacer lo más lógico: saltar a la orilla; menuda fue su sorpresa cuando se hallaron rodeados por langostas humanoides

—¡Mas de esos bichos!—exclamó sorprendido Orm—Prestad atención animalejos: idos por donde han venido si desean vivir un día más.

Aquellas langostas, a diferencia de la que los emboscaron, no dieron señal de inteligencia o comprensión; en vez de ello arremetieron sin dudarlo. Les tomó unos cuantos minutos y unos cortes no muy profundos el ajustarse a la forma de pelear de aquellos bichos pero, cuando le tomaron la caída, los hermanos arremetieron. Los áureos tridentes brillaron, silbaron y tronaron; trozos de langosta volaron por los aires, mientras los atlantes iban ganando terreno. Una extraña euforia invadió a Arthur, esta no se debía a la matanza o la velocidad con la que ganaban terreno y el enemigo retrocedía, sino que parecía venir de otro lado. ¿Estaba disfrutando de aquel momento o estaba disfrutando de la renacida camarería que sentía al luchar hombro con hombro con su otrora odiado hermano? Fuese lo que fuese eso, fungía como un gran combustible que estaba surtiendo efecto.


Travis y Machiste habían logrado su cometido, cuando llegaron a la playa se percataron de que la cantidad de enemigos había decaído, y al cabo de un rato vieron la razón. Frente a ello estaban dos hombres, o eso parecían, vestido de formas inusuales y armados con sendos tridentes, quienes estaban volviendo trisas a los hombres langostas. Uno de ellos llevaba una armadura dorada y verde, que hacia juego con sus áureos cabellos. El otro de purpura llevaba una horrenda mascara con unos ojos saltones y rojos que le daba un fiero aspecto.

—¡Que extravagantes!—exclamó Machiste, mientras recuperaba el aliento

—Sin duda son magos—replicó Travis—son la gente menos comedida que he conocido.

—Pero ¿Por qué están matando a sus secuaces?

—Perversiones o su plan fracaso—respondió—No lo pienses mucho. Vamos a por ellos


Orm los vio venir, uno era una guerrero de nívea barba, escasamente vestido y armado con un casco curioso, el otro un humano de piel oscura con una apariencia similar. Los hombres avanzaron con premura y se abrieron para atacar al atlante por los flancos. El, con una sonrisa sardónica, avanzó siguiéndoles el juego y sin avisarle a Arthur. Una vez que estuvo a la altura de ambos, se detuvo en seco y con un movimiento realmente rápido arremetió con su tridente. La parte roma impactó de lleno a Travis que estaba su derecha, arrojándolo contra el muro de un almacén. Por su parte, Machiste eludió con dificultad la parte aguda, pero aquello le costó el equilibrio y termino de cabeza en el agua.

Orm lanzó una sonora y psicótica carcajada al ver como sus adversarios habían caído en un instante. Giró su tridente en lo alto, para intensificar el drama, mientras avanzaba hacia Travis quien se había puesto de pie con algo de dificultad. Con la espada en alto se preparaba para defenderse. El tridente del Amo del Océano giro y la espada de Travis, salió volando por los aires, mientras que su tridente  apuntaba ya al cuello del hombre

—Reza a tus dioses—dijo—simio desnudo.

—¡Detente, Orm!—grito Aquaman mientras se acercaba a la escena—nada de matar a los locales—agregó hasta que llegó hasta donde se encontraba su obediente hermano, lanzó la mirada al agua y observó como Machiste salía de la misma y se preparaba para pelear.

—Quédate allí, morenazo—dijo Orm—un paso en falso y tu amigo aquí será un mono espetado.

Una vez que Aquaman pudo ver a su adversario se puso pálido.

—Ollie, ¿eres tú?—inquirió reamente asombrado.


Palacio Real. Poseidonis, Capital del Reino Atlante.

Como una tromba Rodunn, capitán de la Guardia Real, entró a la sala del trono; allí lo esperaban la Reina y el consejero Vulko. El capitán realizó la debida reverencia ante su señora, quien sentada en el trono parecía más una divinidad que una mujer mortal. Mera gradeció el gesto, pero luego con la mano le indico que se relajase; otro gesto de la reino hizo que una puerta se abriese y un paje entrase con un jovencito que se veía algo agotado.

—¿Comió y descansó?—inquirió la Reina, el paje se limitó a responder asintiendo—Muy bien. Chiquillo, transmite el mensaje que traes—ordenó.

El jovencito avanzó con calma, abrumado por una mezcla de miedo y respeto, y le tendió una carta al capitán de la guardia que la leyó con rapidez, acto segundo extrajo de sus pertenencias un anillo de caparazón de tortuga marina. Rodunn lo miro y acto seguido pronunció una palabra que solo él y Orin conocían. El anillo flotó y comenzó brillar al cabo de un rato una serie de imágenes se desplegaron.

En aquel puesto de avanzada, cerca del mar de los sargazos, el aburrimiento era la ley. Aquella locación tenía como finalidad mantener un ojo sobre las amenazas que venían de aquella región del mar, era el primer obstáculo contra la amenaza aurati. Pero aquella especie había dejado de ser una amenaza hacía mucho; por lo tanto el puesto se había vuelto un destino castigo/prueba. Los novatos que deseaban o aspiraban pertenecer a la guardia debían pasar un tiempo allí, los superiores decían que aportaba paciencia y entereza. Los indisciplinados de otros cuerpos eran enviados allí para que no se metiesen en problemas. Para el caballero de la recién creada Orden de la Tortuga, el sitio era una prueba de compromiso.

Los días se estaban haciendo eternos y poco interesante, salvo por la camaradería que estaba desarrollando con los indisciplinados, quienes lejos de corregirse empeoraban. Todo habría ido a pedir de boca, pero al parecer el destino le tenía reservado algo mejor. El primero fue detectado en la mañana, por su actitud parecía estar haciendo las veces de un explorador, cosa que llamo la atención de los vigilantes, y la que encendió su curiosidad fue que aquel ser parecía un aurati, pero no lo era del todo.

Al cabo de unas horas el explorador se encontraba acompañado por varios paisanos. La presencia del resto confirmó que el explorador no era un ser excepcional y despertó la curiosidad del caballero. Por su mente pasaban un sinfín de ideas, todas trataban, sin éxito alguno, de explicar el cambio repentino en los rasgos de aquella especie. Al paso del tiempo, aquella curiosidad dio paso al temor cuando el numero aumento, esta vez venían armados y se veían feroces de verdad.

Ya el puesto de vigilancia no parecía tan aburrido. Las alarmas se encendieron, las rivalidades dieron paso al miedo, nada importaba. En pocos segundos el cuerpo de indisciplinados estaba alerta y todo el puesto preparado para el asedio; no tuvieron que esperar mucho. Los aurati, ahora con un aspecto feral, asaltaron el puesto. La lucha fue cruenta y rápida, pero se torno a favor de los atlantes, pues la estrategia de aquellos seres había sido tosca, en realidad, carecían de la misma.

A pesar de haber triunfado, los atlantes no celebraron, aquel asalto inicial solo revelo que no podrían resistir otro ataque, necesitaban refuerzos. Debían advertir a Atlantis. El joven caballero de la Tortuga sabía qué hacer.


—Esto es inaudito—dijo Vulko.

—Pero la prueba es contundente—replicó Mera

—En efecto mi reina

—A estas horas el puesto debió de haber caído—comentó el capitán

—No tenemos certeza de que eso haya ocurrido, capitán—replicó Vulko

—Pero es mejor trabajar con esa premisa, mi señor.

—¿Qué debemos hacer?

—Adelantarnos al enemigo—dijo Rodunn—Prepare a los efectivos y convocare abanderados. Marcharé al mar de los sargazos y hare que esas bestias vuelvan de donde salieron.

—Me parece muy bien

—Estoy de acuerdo, pero eso no será todo lo que haremos

—¿Qué más desea hacer mi señora?

—Capitán prepare con su segundo un plan de defensa para Poseidonis y uno de evacuación de las áreas aledañas—Mera hizo una pausa—luego de hecho eso, comuníqueselo al ministro Vulko y que se preparen esas contramedidas.

—¡Mi señora! ¿Acaso duda de mis capacidades?

—Para nada—respondió—dudo de las lealtades de otros.

—Entiendo—dijo capitán—pero con usted aquí como Reina consorte, no creo que ningún noble se atreva a levantar su puño contra la corona.

—Ese es el problema, yo no estaré aquí.

—¿Cómo?

—Como lo escuchó, capitán—respondió Mera mientras se ponía de pie—Yo, guiaré junto a usted, las fuerzas de defensa.

—¿Pero mi señora?

—Ahora duda de mis capacidades

—No, para nada. Sé que usted es una gran guerrera, además de que posee un talento arcano sin igual.

—¿Entonces?

—Es que…

—No minare su autoridad, le asistiré—dijo—seré un símbolo, estaré allí para levantar la moral y para asistirlo. Si usted dice que me vaya por el giro drástico de eventos saldré a gran velocidad de allí, pero la corona debe atender estas crisis. Las predicas…

—Entiendo, solucionar estos dilemas con sus propias manos acallara las voces que siguen a los extraños profetas que ahora abundan.

—Exacto—replicó la mujer.

—Bien pensando, mi reina—contestó Vulko quien había guardado silencio. Mera, asintió y se preparo para partir—¿Qué hará mi reina?

—Poned vuestras manos a trabajar. Yo, mientras, iré a la armería. Cierto uniforme de cierto rey debe ser modificado. Pues, deben saber que dentro de poco Mera de Atlantis, vestirá el verde y dorado.

Dicho aquellas frases la reina dejo la sala. Tras de ella un mar de rostros anonadados por su actitud. De verdad, aquella mujer era de temer.


Orillas del Mar del Dragón. Skartaris.

—¡Vaya! Menudas vueltas da la vida—comentó Aquaman con calma después de haber oído la historia de Travis Morgan, conocido en Skartaris como Warlord—Ya entiendo tu parecido con Ollie(3)

—Ese pillo ¿Cómo esta?

—Envuelto en problemas, como todos los nos metemos a redentores.

—¡Ja! Ni te lo imaginas—le atajo Machiste quien había hablado solo cuando la historia se refería a él. Y quien, estaba asombrado por las disparatadas historias que escuchó de labios de aquel par.

—Ustedes llegaron aquí por otros medios—comenzó Travis—¿Cuáles fueron?

—Hay muchas puertas que conectan diferentes realidades—le atajó Orm, caustico—los vínculos entre Skartaris y la tierra son viejos, especialmente con Atlántida(4).

—Me entere de esa historia durante mi primera estancia aquí—agregó el aventurero—los humanos de esta tierra, y uno que otro bicho inusual descienden de aventureros atlantes.

—Hemos venido por algunos objetos que dejaron nuestros ancestros desperdigados por aquí.

—¡Orin!—el aludido se puso de pie e hizo un gesto para hablar a parte con su hermano. La taberna estaba vacía, pues el pueblo estaba lidiando con el shock producido por el ataque, así que hallar un espacio donde hablar a solas no fue difícil.

—Eres un atrevido y confianzudo—inició El Amo del Océano—Eres más tonto de lo…

—No tientes tu suerte Orm—respondió este entre dientes—Este entorno es desconocido y necesitamos toda la ayuda necesaria. Además desconocemos la zona.

Orm procesó la información durante unos minutos, la idea de incorporar aquel par no le agradaba, pero la lógica de su hermano era implacable. Además existía la posibilidad de que aquello que buscaban estuviese tierra adentro, donde seguro el agua escaseaba.

—Tienes razón.

—¿A dónde debemos dirigirnos?—Orm extrajo de sus pertenencias la esfera dorada y la consulto.

—Esto se ha vuelto loco

—¡Diantres!

Orm le asesto dos golpecitos y luego volvió a mirarla—Al noreste de aquí, necesitamos un mapa.

—Ves como si nos hacía falta la ayuda—replicó sonriente Aquaman mientras volvía a la mesa. Machiste y Morgan hablaban entre ellos, guardaron silencio no mas Orín llego—Tengo una propuesta que hacerles.


Si se atenía al fin último del asalto, este había sido un total fracaso. Pero, si se miraba desde otro ángulo, este aportaba nuevas oportunidades. Los hermanos reales estaban al tanto de que tenían un enemigo, pero ya deberían estar pensando que era alguien tosco, alguien incapaz de mandar a un secuaz lleno de recursos.

Surgió de las aguas como una anguila, se arrastró hasta que estuvo lejos y luego, con gran soltura, tomo la forma de un hombre joven. La figura se acercó de nuevo al agua e introdujo su brazo, cuando lo sacó tenía en sus manos un hatillo. Volvió su atención a las aguas que comenzaron a agitarse.

—Repórtate—ordenó una voz grave que parecía provenir de las aguas.

—No hay moros en la costa—respondió la figura jovial.

—¿Y los usurpadores?

—No están en los alrededores, mi amo.

—No debes perderlos de vista, Nereo—agregó la voz—descubre que traman, deja que lo consigan y luego róbaselos.

—¿Matarlos está implícito, mi señor?

—No juegues con mi paciencia

—Sí, mi señor—respondió Nereo mientras se alejaba de las aguas y con su hatillo en mano se internaba en las desoladas calles de la aldea.


A su manera llego un nuevo día a Skartaris y con el nuevas posibilidad. La aldea estaba lamiéndose las heridas y quemando las cadáveres. Warlord y Machiste junto a los hermanos atlantes partían hacia la dirección indicada; su meta: la corona de la soberanía y con ella la salvación de Atlantis. El guerrero de oscura piel se mantenía atento y en silencio, Orm lo emulaba, sumándole a eso su paranoia habitual y su incomodidad. Por su parte Travis y Arthur habían hecho buenas migas y parloteaban sin cesar. Cada uno tenía sus ideas, sueños y esperanza, pero lo que no podían negar que aquello parecía el inicio de una aventura realmente interesante.

Si hubiesen estado más atentos, los héroes habrían visto que, a cierta distancia, una figura, una sombra mercurial los seguía y que además no les auguraba nada bueno.

Continuará.

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Referencias:
1.- ¿Quién es Warlord? ¿De que "exótico mundo" está hablando? No dejes de leer el artículo que le dedicamos en AT-Visions y estarás al tanto de todo.
2.- ¿Qué corona? Averigualo leyendo el capítulo anterior
3.- Warlord es una creación de Mike Grell, autor tambien famoso por su trabajo con Green Arrow. Parece que el autor tiene predilección por el arquetipo del "personaje duro y tosco, rubio y con perilla" puesto que tanto el Arquero Esmeralda como el Guerrero del Mundo Perdido parecen cortados por el mismo patrón. Incluso Grell se animó a hacer el mismo chiste con su parecido en el Green Arrow vol2 #27 USA (1989) cuando ambos personajes se conocieron. Dicha aventura se rumorea que surgió como una broma cuando alguien sugirió que Grell sólo sabía dibujar "un único tipo de personaje" jejeje...
4.- Cuando Atlantis se sumergió bajo el mar hace milenios, hubo supervivientes que se retiraron a Skartaris en busca de refugio.

2 comentarios:

  1. “Las aventuras de Aquaman continúan, esta vez recurriendo a un casi olvidado escenario dentro del Universo DC, fruto de la capacidad fagocitadora/adaptabilidad del medio de los superhéroes: el reino perdido de Skartaris. Normalmente, los encuentros entre héroes suelen saldarse con un enfrentamiento previo que Guillermo nos ha ahorrado utilizando una amenaza común a ambos héroes. La escaramuza se resuelve rápidamente y sin novedad, como si fuese consciente de su poca importancia y de su auténtica función como “presentación de los héroes” aunque ocupe en buena medida el número. Su extensión hace que la trama principal no avance demasiado, aunque servirá para aquellos lectores que no conozcan a Travis Morgan a.k.a. The Warlord tengan una primera aproximación al personaje.

    Mientras tanto, Guillermo nos deja vislumbrar un nuevo escenario casi tan interesante como el de la aventura principal, cuando nos muestra cómo Mera debe ocupar el lugar de Orin a la hora de defender Atlantis. Un punto a su favor puesto que no se centra únicamente en el héroe principal de la serie sino que también se ocupa de su elenco de secundarios. Veremos como la Reina (que siempre ha sido de “armas tomar”) lidia con esta nueva amenaza. ¡Que se espabile Aquaman o lo mismo, cuando vuelva, tiene la aventura resuelta! ^___^

    La portada es de Ernesto Treviño, ilustrando perfectamente la escena principal de la historia. Cada vez se va adaptando mejor a este estilo “entre pictórico y comic” que viene desarrollando en sus últimos trabajos.”

    Comentario publicado originalmente con fecha 18/01/2015

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  2. Me ha gustado mucho este tercer número, Guillermo. Como comenta Roberto, la historia en sí no avanza demasiado, pero teniendo en cuenta que presentas un mundo y personajes ajenos a Aquaman que no tienen por qué conocer los lectores, me parece bastante necesario. Además, aunque la trama principal no avance mucho, los personajes tampoco es que se queden quietos; el episodio tiene acción, y está bien planteada, sin alargarse más de lo preciso en los detalles.

    En lo que respecta a Aquaman, ya lo tenemos todo listo de cara al próximo número para que se embarque en su búsqueda en Skartaris junto con su hermano y acompañantes; y mientras tanto en Atlantis, todo listo también para que Mera haga frente a esa amenaza para su reino.

    En definitiva, un episodio dedicado más a establecer las bases para el siguiente que a hacer avanzar la trama de Aquaman y el Amo del Océano, pero aún así, de lo más satisfactorio y disfrutable.

    Me encanta tu Aquaman, Guillermo ;)

    P.S. “Ollie, ¿eres tú?” Me has hecho soltar una carcajada con esta frase. ¡Muy bueno! :D

    Comentario publicado originalmente con fecha 23/01/2015

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