Elseworlds Man of Steel nº20

Título: El Regreso de Brainiac (I)
Autor: Federico Hernan Bravo
Portada: Jose Luis Salguero
Publicado en: Enero 2015

Mientras Clark y Thomas deben buscar el modo de adaptarse a su nueva situación, una nueva amenaza llama su atención. Una amenaza que viene acompañada por la más ineseperada de las visitas...
Un planeta condenado. Unos científicos desesperados. Su última esperanza. Una agradable pareja. El mayor héroe de todos los tiempos. El inicio de un legado. Esta es la historia de ...
Creado por Jerry Siegle y Joe Shuster

Resumen de lo publicado: Luthor ha sido derrotado de nuevo, aunque para conseguirlo Clark haya tenido que abandonar su retiro para conseguirlo. Ahora que todos son ya conscientes de su regreso, él y Thomas deberán adaptarse a esta nueva situación. ¿Que significará esto para la leyenda del Hombre de Acero?

-¡Atención! ¡Venimos al aire en uno, dos…! ¡Tres!

-Muy buenos días. Soy Lana Lang en vivo desde el Parque Centenario, donde ésta noche tendrá lugar uno de los eventos más esperados de estos últimos días: el recital del controvertido cantante Craven Manson.

Lana hizo una pausa. Micrófono en mano, se volvió hacia la imponente estructura metálica del escenario que los operarios estaban montando en el centro del parque municipal.

-Como se recordará – continuó diciendo – Craven Manson es un conocido artista del rock pesado neo-gótico, con reminiscencias Dark. Ha estado promocionando su gira por toda la Costa Este con explosivas declaraciones que han encendido la ira de varios extremistas religiosos, los cuales juraron que matarían al cantante, por sus dichos ofensivos y –según ellos– blasfemos contra la religión católica, el Papa y el cristianismo en general. Es por eso que la policía de Metrópolis ha montado un mega-operativo de seguridad, listo para evitar posibles disturbios ésta noche. Solo nos queda esperar –y desear– que las aguas no se inquieten y los fans del controvertido cantante puedan disfrutar de un show de su ídolo en paz. Para WGBS-TV, informó Lana Lang…

-¡Y corten! ¡Estamos fuera del aire! – gritó un técnico. Lana suspiró. Se permitió relajarse. Entregó el micrófono a su asistente y mientras los demás técnicos comenzaban la labor de desmontar el móvil del noticiero, la muchacha caminó un poco hacia un rincón, masajeándose el cuello.

-Has estado estupenda, Lana – comentó Thomas Kent, con una sonrisa en los labios. Ella sonrió.

-¿Tú crees? La verdad es que hacía rato que ansiaba salir del estudio de televisión y hacer móviles en el exterior en vivo. Lo último que me esperaba era que el Sr. Edge me enviara a cubrir esto.

-¿Qué no te gusta la música de Craven Manson? – la pregunta fue inocente, hay que admitirlo. Y más cuando uno asumía que pese a verse como un joven de treinta y pico de años, Clark Kent jamás en su vida había oído música de rock pesado.

-¿Estás de broma? – Lana lo miró como si hubiera dicho algo horrible - ¡En mi vida oiría a semejante palurdo!

-Papá, no digas tonterías – le reprochó Tom – Todo mundo sabe que las letras de Manson y su música no son para cualquiera… menos, para cualquiera con sentido común, claro.

Clark se hizo el ofendido.

-Entonces… ¿Cómo explican ustedes que tenga tantos seguidores, eh?

-Movida de Marketing – contestaron Lana y Tom al unísono. Clark se encogió de hombros.

Hacía tan solo una semana que el resucitado –y rejuvenecido– Hombre de Acero se había reincorporado a la vida civil, luego de abandonar su exilio autoimpuesto en Canadá. Había regresado justo a tiempo para plantarle cara al monstruo Doomsday, quien poseído por la mente de Luthor, había intentado destruirle(1)

En los días posteriores a esos hechos, descubrió con sumo pesar que de ahora en más, las cosas no iban a serle tan fáciles como creía. Para empezar, estaba sin trabajo. No podía volver a ocupar su puesto en “El Planeta” por la sencilla razón de que el mundo creía que Clark Kent estaba muerto.

Fue durante la primera aparición de Doomsday. Un Superman que por aquel momento rayaba la cincuentena había sostenido una dura pelea contra la bestia, con el resultado por todos conocido. Clark Kent, que en esos momentos oficiaba de editor en jefe del famoso diario metropolitano, había desaparecido súbitamente de escena. Fue entonces cuando el mundo lo dio por muerto, quizás de viejo, con un infarto al corazón, o quizás como una más de las victimas de la estela de destrucción que el monstruo provocó a su entrada en la ciudad. El caso era que para todos hacía bastante tiempo que Clark Kent formaba ya parte del “otro barrio”, como usualmente suele decirse en estos casos. Por eso, no podía ahora entrar en la redacción del periódico, rejuvenecido –y vivo– como estaba y decir: “Hey, hola, ¿se acuerdan de mí? ¿Todavía tienen una vacante?”.

Era por esa y mil razones más que, al menos por un largo, largo tiempo, Clark debería mantenerse alejado del medio en que se volvió famoso. Y hallar sustento por otro lado.

-¿Qué puedo hacer? – había dicho, dándose cuenta de lo infantil que sonaba la pregunta. Un tipo que podía doblar acero con las manos desnudas, volar a la luna con solo aguantar la respiración, darse un chapuzón en el Sol sin morir desintegrado y cuyo cuerpo resistía prácticamente cualquier tipo de munición con la que le dispararan, no podía darse el lujo de preguntarse qué podía hacer con su vida.

-Mira, papá… por lo pronto, no tienes que hacer nada – le explicó su hijo – Gano bien en WGBS. Lo suficiente como para que sobrevivamos los dos juntos. Luego… luego se vera. Lo armaremos sobre la marcha, ¿vale?

Pero pese al entusiasmo de Thomas, Clark odiaba estar ocioso. Dueño de un cuerpo rejuvenecido y revitalizado, ardía en deseos de hacer algo “normal”. Pero, ¿Qué?

Perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta de que Lana y Tom habían echado a andar, tomados del brazo, hacia la salida del parque. Acomodándose sus modernas gafas sobre sus ojos, los siguió.

-Por las dudas, el nuevo Superman andará esta noche por la zona – oyó que decía Tom – Por las dudas. Los extremistas religiosos sonaban muy decididos en sus amenazas a Craven por el Youtube.

-Eh, Tommy. Si quieres, te echo una mano – bromeó Clark. Era un ofrecimiento medio en serio, medio en broma.

-No hace falta, Pa. Creo que no pasará nada. Salvo los usuales encontronazos entre los fans y la policía, claro. Nada que de volverse grave no pueda manejar – sonrió.

-Oh.

Lana frunció el ceño. Le dio un pellizco a su novio.

-¡Au! ¿Y eso por qué fue?

-Ejem… - señaló a su padre. Clark caminaba un poco atrás de ellos, con las manos en los bolsillos y la mirada baja. Parecía triste.

-Ah. Es cierto – Tom entendió – Bueno… a lo mejor me viene bien una manito –comentó, como quien no quiere la cosa. El rostro de Clark se iluminó – Al fin de cuentas, la voz de la experiencia siempre es bienvenida. Eso sí: vamos a tener que armar otro traje para ti, muchacho. Que el mío no te lo presto ni loco.

La risa del trío se vio súbitamente interrumpida con la aparición de una figura conocida sobre la terraza de un edificio vecino. Padre e hijo se miraron. Esa apariencia era inconfundible: capucha negra, capa del mismo color y un murciélago grabado como símbolo en el pecho.

-Hay un “murciélago” en el campanario – comentó Tom.

-Es verdad – acotó Clark. Lana pestañeó, sin entender.

-Batman – le susurró su novio. Ella asintió, comprendiendo al fin – Te vemos después, ¿sí?

-Claro, claro. Vayan. Y saluden al “murciélago” de mi parte.

Clark y Tom se movieron a supervelocidad. Acudieron al encuentro de Batman, quien los esperaba pacientemente.

-Bruce – dijo Clark - ¿Qué sucede? ¿Ocurre algo?

Batman lo observó detenidamente en silencio. Luego, miró a Tom.

-¿Quién es él? – preguntó, señalándolo.

-¿Eh?

-El chico… ¿Quién es? ¿Y cuanta confianza le tienes como para revelarle mi identidad secreta?

-¿De qué rayos hablas?

-¿Bruce? ¿Qué pasa? ¡Soy Thomas! Está bien que ya no formo parte de la Liga, pero esto es ridículo…

-¿Qué Thomas? Yo no conozco a ningún Thomas.

Se produjo un prolongado silencio. Clark se sacó las gafas y se las guardó en su chaqueta.

-Aquí sucede algo raro – dijo.

-Ya lo creo que sí – Tom se sentía molesto – Por cierto, hablando de cosas raras… ¿Cuándo cambiaste de traje? Ese que usas si que es bien diferente al último(2).

-¿De qué habla éste chico? Yo siempre llevé éste traje – fue el turno de Batman de mostrarse contrariado. Miró a Clark - ¿Superman?

-¿Por qué viniste? – le preguntó el Hombre de Acero, directamente.

-Algo raro pasa en Gotham. Aparece gente de otra época. Parece una anomalía temporal.

-¿Una anomalía temporal? – Tom miró a su padre.

-¿Y dices que no conoces a Thomas? – Clark lucía pensativo.

-Jamás en mi vida lo había visto, hasta hoy… ¿Qué tiene eso que ver con esto?

-Es mi hijo, Bruce.

Batman solía ser un tipo inexpresivo por naturaleza cuando usaba el traje y la capucha. Sin embargo, se quedó con la boca abierta ante tamaña revelación.

-¡Pero si tú no tienes hijos! – exclamó.

Un grito llamó la atención del trío. Una pandilla de delincuentes estaba atracando a una persona en un callejón cercano. Cual no fue su sorpresa cuando vieron surgir a otro Batman de las sombras cercanas y, tras golpes, patadas y puñetazos, redujo a los maleantes y salvó su vida.

-¿Batman…? – Clark miró a aquel Caballero de la Noche y al que tenía al lado. Los dos se veían iguales, pero diferentes a la vez. El nuevo recién llegado utilizaba un uniforme más moderno(3)

-¿Cómo es posible? – murmuró Tom.

Los tres acudieron a su encuentro. Los dos Hombres-Murciélago se miraron, consternados.

-Superman – dijo el nuevo Batman – Vine a Metrópolis a buscarte… pero por lo visto, parece que tú me encontraste primero. ¿Quién eres tú? – le preguntó al otro.

-¡Soy Batman! ¿Y tú?

-Eso es evidente…

-¡Qué yo sepa, soy el único Batman en el mundo! – exclamó indignado el primero.

-Yo también creía lo mismo.

-Un momento – pidió Clark - ¿A qué has venido tú?

-A prevenirte. Algo pasa en Gotham. Algo extraño. Aparece gente de otras épocas… como si fuera una anomalía temporal… y, según la evidencia que me rodea, sospecho que ahora soy yo el que está fuera de su tiempo.

-Lo que yo también sospechaba – Clark suspiró – Hay alguien jugando con el tiempo.

-¿Es eso posible? – Tom enarcó las cejas.

-¡Superman! – exclamó una voz. El cuarteto se volvió. Había otro Batman allí, acercándose. Y no venia solo. Lo acompañaba un joven vestido con unas coloridas mallas ridículas. De hecho, el nuevo Batman que apareció también vestía una versión ridícula del traje del Caballero de la Noche – Tienes extraña compañía, por lo visto(4).

-¡Santos murciélagos, Batman! – exclamó el joven - ¡Veo doble!

-No, Robin. No ves doble… Toda la evidencia indica que hay algunas contrapartidas mías por aquí.

-Esto empezó raro y amenaza con seguir raro – murmuró Tom – Papá, ¿tú entiendes algo de todo esto?

-Alguien está manipulando el tiempo – repitió Clark, cada vez más convencido – Esto no puede ser bueno.

-¡Recorcholis, Batman! ¿Quién podría hacer semejante cosa? – preguntó Robin.

-No lo sé, querido amigo. Pero las pruebas demuestran que se trata de una anomalía temporal bastante severa… que podría involucrar posibles líneas de tiempo alternativas.

-¡Santas líneas de tiempo! – Robin estaba perplejo.

-Eso explicaría las diferentes contrapartidas mías – acotó el Batman del traje moderno.

-Muy bien. Tom, ¿sigues llevando contigo el comunicador de la Liga? – Clark llevó a su hijo aparte de la reunión de disfrazados de Hombre-Murciélago para hablar en privado.

-Sí.

-Llama a Batman.

Tom pestañeó.

-¿A cual?

-Al nuestro, por supuesto. Dile que hay problemas y que necesitamos ayuda. Dile que vamos para el Cuartel General con compañía.



La Nueva Atalaya flotaba lentamente en orbita terrestre. Después de la Batalla de Apokolips, la primera Base Central de la Liga de la Justicia había sido destruida. Por suerte, una nueva fue construida en poco tiempo con financiamiento de la ONU y puesta prontamente en orbita.

Cuando el verdadero Batman vio a sus contrapartidas, se quedó mudo. Ante la explicación de Clark de que alguien estaba manipulando el tiempo, asintió y dio indicaciones al resto de la Liga de ponerse en alerta. En tanto, sus dobles se maravillaban con la vista de la cercana Tierra y hacían diversos comentarios de toda índole…

-¡Santos cometas y asteroides, Batman! – dijo Robin, con el rostro pegado a una ventana de vidrio reforzado que se abría al vacío estelar - ¡Estamos en orbita! Me pregunto si podremos ver la mansión, a Alfred y a la Tía Harriet desde aquí con un telescopio…

El Batman original frunció el ceño. Negó con la cabeza y dijo algo no muy halagüeño sobre los chicos que usaban mallas ridículas y que jugaban a ser superhéroes.

-Debo suponer, por tu comentario, de que nunca has tenido un ayudante – comentó el Batman parado al lado de Robin.

-¿Para qué? ¿De qué me serviría? Sería más un estorbo que otra cosa…

-¡Hey! – a Robin el tono de aquel doble de su amigo no le gustó ni media pizca. Iba a ponerlo en vereda, cuando la mano en el hombro de su Batman lo detuvo.

-Ninguno es de nuestra realidad – dijo Clark – La anomalía que mencionan bien podría no ser un hecho fortuito.

-¿Pero quien podría tener el poder para trastocar el tiempo y la realidad? – quiso saber Thomas.

Clark y el Caballero de la Noche se miraron en silencio.

-¿Tú crees que sea cosa del Antimonitor? – preguntó el Hombre de Acero - ¿Podría haber regresado?

-Lo dudo mucho – Batman miró a sus contrapartidas – Provienen de otras líneas de tiempo, no de otras Tierras. Suena a algo más concreto y menos ultra-cósmico.

Súbitamente, el Batman del traje moderno desapareció.

-¿Vieron eso? – exclamó Tom.

-¡Santas desapariciones, Batman! ¿Dónde se fue?

-No lo sé, Robin… pero parece que no es el único. Mira.

El segundo Batman también se esfumó en el aire. Solo quedaban el verdadero y el “dúo dinámico”.

-De nuevo manipulan el tiempo – comentó Clark – Esto no me gusta.

A la final, hasta el Batman y el Robin de las mallas ridículas se evaporaron en la nada, como si nunca hubieran existido.

-Definitivamente, esto no me gusta nada.

-No tiene por qué hacerlo – dijo una voz.

Dos hombres y una mujer se materializaron de repente. Tanto Clark, como Thomas y Batman se pusieron en guardia. Los recién llegados vestían ropa futurística y hasta tenían partes biónicas en sus cuerpos.

-¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo penetraron las defensas de la Atalaya? – exigió saber Batman.

-Tranquilícense – pidió el líder del grupo, un hombre rubio bien parecido – Mi nombre es Matthew Ryder. Ellos son Hunter y Liri Lee. Somos los Hombres Lineales, los guardianes encargados de proteger la rectitud del Flujo del Tiempo…

-Guardianes del Tiempo… - murmuró Tom, asombrado - ¿Acaso ustedes provocaron la anomalía?

-No, Thomas Kent. Nuestra misión es custodiar que el tiempo fluya libremente del pasado al futuro – le explicó la mujer, Liri Lee – No manipularlo. Eso es lo que justamente está haciendo nuestro enemigo.

-¿Su enemigo? ¿Quién?

-Un villano proveniente del siglo LX, Clark Kent – intervino Hunter – Una poderosa y malévola inteligencia artificial que ansia dominar el Universo… y que no se detendrá ante nada para lograrlo.

-Es un ser cuyo nombre les resultará familiar – de nuevo, Matt Ryder habló – Sin embargo, se trata de una criatura totalmente diferente. Venimos a buscar su ayuda para derrotarle…

El trío de superhéroes se miró. Todo era sorprendente, de una forma u otra, pero uno de ellos tendría que hacer la pregunta, de todos modos…

-¿Cuál es el nombre del villano? – dijo Clark. Fue otra vez Matthew Ryder quien le contestó.

-Brainiac 13.


El futuro distante de la Tierra. Al Final del Tiempo.

De haber todavía seres humanos vivos sobre la superficie del árido planeta Tierra en aquel momento, se hubieran quedado sin habla ante el majestuoso paisaje del Final del Tiempo, instantes antes de que la Entropía aplastara toda materia y energía remanente. La mejor forma de describirlo todo sería imaginar un cielo tachonado de estrellas pero en negativo; en vez de brillar con luces blancas, las estrellas brillan con un fulgor oscuro en un cielo blanco nieve como telón de fondo.

A través de los foto-receptores que tenia por ojos, Brainiac 13 observaba lo que lo rodeaba con frío desdén. Era una figura alta, musculosa y fabricada de una aleación parecida al metal. Su coraza era entre verde y dorada, y de su espalda a la altura de los hombros le nacían unos tentáculos de acero, apéndices móviles que no dejaban de sacudirse como si en verdad estuvieran vivos.

Hacía poco que había llegado a aquel lugar. Luego de que su avanzado cerebro artificial explorara las millones de posibilidades que se le ofrecían, se había puesto a trabajar de inmediato. Merced a su tecnología del siglo LX, podía obrar milagros si así lo deseaba y al instante sus nano-bytes habían construido –según especificaciones suyas– un aparato de proporciones gigantescas sobre la yerma y deshabitada Tierra. Se trataba de una maquina colosal, capaz de utilizar la fuerza de la Entropía para alterar el Flujo del Tiempo y modificar la realidad a su gusto.

-ES INTERESANTE- dijo Brainiac 13. En realidad, no hablaba con nadie en especial. No había otro allí a parte de él para escucharlo, pero de todas maneras para no perder la costumbre, a veces verbalizaba sus pensamientos – DESDE AQUÍ PUEDO VER TODO LO QUE ES Y TODO LO QUE FUE… Y CAMBIARLO. ES FACIL, SI SE SABE CÓMO HACERLO.

El avanzado androide extraterrestre comenzó a flotar. A sus pies, mientras volaba, la gran maquina entropica entraba en funcionamiento, acumulando energía, lista para iniciar su programa.

-EL COSMOS AGONIZA- siguió diciéndose a sí mismo Brainiac 13 – YO SOY EL UNICO QUE SABE CÓMO DEBERIA SER TODO. CÓMO SERÁ TODO. ¡LA CUENTA REGRESIVA SE INICIA AHORA!

Alzó sus manos. Su maquina planetaria se activó y provocó una ola terrible en el Flujo del Tiempo… una ola que retrocedió en la marea de las eras de inmediato.


Metrópolis.

La flota de aeronaves se había materializado de repente sobre los cielos de la gran ciudad. Definitivamente, no eran amigables y definitivamente, no eran terrestres…

Se trataba de la armada Illojim, unos seres alienígenas con aspecto de lagartos escamosos que invadirían la Tierra en el siglo XXXI. Un efecto de la distorsión cronal los había desplazado de su tiempo de origen y apenas se habían dado cuenta. Atacaban a Metrópolis con fiereza sin preguntarse qué había sido de la flota estelar terrestre, quien al momento del desplazamiento les plantaba cara.

Por suerte para los metropolitanos, Thomas Kent, el nuevo Superman, estaba allí. Vestido con el traje azul y la capa roja, se enfrentaba a las naves invasoras con todo su poder.

Mientras destruía parte de la armada Illojim, Tom no dejaba de pensar en la súbita aparición de los Hombres Lineales y en la revelación del nuevo villano que amenazaba a la Tierra y al Universo: Brainiac 13.

Matt Ryder, líder de los Hombres Lineales, se lo había explicado así a Batman y a su padre: -Se llama igual al Brainiac que ustedes conocieron, pero es diferente. Mientras que el que ustedes enfrentaron en el pasado era un ser totalmente orgánico, Brainiac 13 es una inteligencia artificial mecánica. Su origen se remonta al lejano planeta Colu. Allí, la ciencia avanzará tanto en los siglos por venir que los coluanos eventualmente serán reemplazados por maquinas. Una de ellas desarrollará un grado de independencia superior que la llevará a dominar a las demás. Ésta IA, investigando la historia del pasado de su mundo, se topará con la de su viejo enemigo, Brainiac, y la hallará sumamente interesante…

“Vril Dox era un científico, una de las mejores y mas brillantes mentes de Colu, pero a su vez su deseo de conquista, poder y conocimiento se volverían tan insoportables para él, que acabó exiliándose de su propia raza. Adquiriendo el nombre de “Brainiac”, Dox se lanzó a la conquista y destrucción de muchos mundos, mientras acumulaba un caudal de conocimiento enorme para sí”.

“La IA coluana, al estudiar la historia del Brainiac original, se sentirá identificada con esa búsqueda incansable del poder supremo, por eso en honor a Vril Dox, se auto-nombró “Brainiac 13” y como su homologo biológico, salió a la conquista del Universo(5)…”

“Muchos héroes y descendientes de héroes lucharon contra él, pero Brainiac 13 demostraba una pertinaz habilidad para salvarse y hacer copias de sí mismo, tal y como un ordenador hace un back-up de sus principales archivos. Ahora, Brainiac 13 ha viajado al Final del Tiempo, ha creado una maquina gigantesca y se prepara para reorganizar la existencia. Planea alterar el tiempo para reemplazar la vida orgánica del Universo por maquinas vivientes. ¡Tenemos que detenerlo!”

Una vez la historia del nuevo enemigo quedó clara, una vez que sus motivos quedaron expuestos, ya no quedó otra cosa que organizar la partida de justicieros que viajarían al Final del Tiempo a detener la amenaza. Batman, como líder de la Liga de la Justicia, se estaba encargando de reclutarlos. En tanto, Tom y su padre todavía tenían cosas que solucionar en Metrópolis, antes de unirse en la batalla…

Ya solo quedaba en pie una nave Illojim y estaba costando bajarla. Thomas se estaba cansando.

-Tranquilo, hijo – Clark apareció volando a su lado – Descansa. Yo me haré cargo de esta.

Clark seguía vestido de civil. De momento, el único que utilizaba el traje y la capa, y se hacía llamar ante el publico “Superman” era su hijo. Tom se preguntaba hasta cuándo duraría todo aquello. Cuándo su padre reclamaría lo que le pertenece y volvería a llevar el uniforme de superhéroe.

-Sé que eres capaz de hacerlo, Tommy – le decía Clark, mientras empujaba la nave Illojim a las alturas, fuera de la Tierra – pero un peligro mayor reclama nuestra atención inmediata, de modo que esto… acaba ahora.

La última nave alienígena estaba fuera de juego. Tom respiró más aliviado. Padre e hijo descendieron en la cima de un edificio, para reponer fuerzas y descansar.

-Esto es cada vez más malo – comentó Clark – La alteración en el tiempo solo va a empeorar. Ryder calculó que los “tempomotos” serán cada vez más fuertes, a medida que Brainiac siga intentando alterar la historia.

-“Tempomoto”. Quien lo hubiera creído. Terremotos en el tiempo – Tom miró al horizonte – He hablado con Lana, por cierto. Le he contado lo sucedido y le he pedido también que busque un refugio. Al menos, hasta que esto acabe, aunque no veo francamente cómo lo hará. Si ahora lidiamos con villanos que alteran la estructura misma de la realidad, ¿Qué sigue después? Temo que cosas mucho más peores.

-Calmate, hijo. Podremos con esto. Ya veras que sí.

-Perdona si no me siento con ganas de compartir tu optimismo, papá, pero es que…

Tom enmudeció de golpe. En ese momento, se produjo otro desplazamiento temporal.

Los Kent lo sintieron como una onda de energía que atravesaba sus cuerpos. Duró solo una fracción de segundos. Al acabarse, los dos divisaron la aparición en el aire de una nave espacial alienígena que se acercaba a la ciudad.

-Oh, no. ¿Y ahora qué? – Thomas resopló.

-Espera un minuto… Reconozco el diseño de esa nave…

-¿Sí?

-…Pero… ¡No puede ser!

Por su cara, Tom dedujo que su padre ya había visto una nave como esa antes.

-¡Es kryptoniana! – dijo - ¡Pero no puede ser!

El vehículo espacial descendió en el Parque Centenario. Los dos Kent acudieron a su encuentro a supervelocidad. Llegaron justo cuando la compuerta se abría y un hombre barbado vestido de blanco y con una “S” en el pecho, salía a recibirlos.

-¡Dios mío! – Clark se llevó una mano a la boca, sorprendido. El extraño visitante alienígena sonrió, amistoso, y le tendió una mano.

-Kal-El… hijo mío… Soy Jor-El, tú padre. ¡Es bueno verte de nuevo!


Ni aun en sus más insólitos sueños creyó Clark Kent encontrarse ante semejante panorama. Allí, parado delante suyo y habiendo bajado de una nave de procedencia kryptoniana, estaba el hombre que le dio la vida, su verdadero padre, Jor-El.

Jor-El era un hombre de augusta presencia. Como se dijo, vestía una especie de túnica  de color bronce, con un emblema grabado en el pecho. El símbolo de la Casa de El: una “S” estilizada. Su rostro, cubierto de una prolija barba, sonreía con franqueza ante la visión de su hijo.

-¡Esto no tiene ningún sentido! – dijo Clark, confundido – Te pareces a mi padre, ¡pero no puedes ser él! ¡Krypton estalló en una explosión hace años! El planeta se hizo pedazos, mientras mi nave se alejaba. ¡Mi verdadero padre murió, como todos en Krypton!

-Hijo mío. Eso no es verdad – Jor-El le puso una mano en el hombro para tranquilizarlo – Es cierto que tu madre y yo te pusimos de bebé en la nave y te enviamos a la Tierra, pero Krypton nunca explotó.

Clark estaba anonadado. Tom también. Observaba a Jor-El con cierto temor reverencial. ¡Su abuelo! ¡Su verdadero abuelo! Solo lo conocía por las holo-imágenes que su padre le había mostrado de él. Ahora, lo tenía en persona, enfrente suyo.

-No puede ser – Clark negó – Krypton explotó.

-No. No explotó – insistió Jor-El, pacientemente – En realidad, mientras el cohete que te llevaba se alejaba de nosotros, el geofísico Jen-Em creó un aparato que subsanó el ataque que el invasor alienígena Brainiac le había hecho a nuestro mundo. Revirtió las tremendas presiones del núcleo y evitó la explosión. A partir de entonces, nos tomó años estabilizar Krypton, pero lo hicimos. Y así una vez todo en orden, me embarqué en esta nave con el solo propósito de venir a buscarte.

-¿Buscarme?

-Kal-El, hijo mío. Tu familia te espera en tu mundo de origen, si deseas venir conmigo de regreso.

Se hizo el silencio. Jor-El pasó de mirar a Clark, a observar a Tom. Entonces, su sonrisa se volvió más ancha, si cabía, al comprender…

-Gran Rao misericordioso – dijo - ¡Has tenido un hijo! Increíble. ¡Es idéntico a ti!

-Él… se llama Thomas.

Jor-El estrechó la mano del joven con fuerza.

-También eres bienvenido a visitar tu mundo de origen – le aseguró el científico amistosamente – Al menos, el mundo de origen de tu familia.

Tom pensó en declinar la oferta con un “gracias, pero mi familia pertenece a la Tierra”. Por respeto a su abuelo, no lo dijo y solo se limitó a asentir en silencio.

-Hijo mío – Jor-El se volvió hacia Clark – Sé que lo que te cuento parece increíble, pero es verdad. Déjame mostrarte lo que ocurrió en Krypton todos estos años, durante tu ausencia…

Jor-El lo invitó a ingresar a su nave. Thomas fue con ellos. En el interior del vehículo kryptoniano, el científico extraterrestre tomó un cristal de cuarzo de un panel de control.

-Éste es un avanzado dispositivo multipropósito – señaló a otros cristales similares a ese colocados en el panel – Contienen la sabiduría de Krypton en ellos. Déjame mostrarte con éste cómo siguió la historia de tu mundo de origen.

Jor-El colocó el cristal en otro aparato. Se iluminó y unas imágenes holográficas en tres dimensiones empezaron a proyectarse en el aire.

-Tu cohete se dirigía a la Tierra y no creíamos ver otro ciclo solar, pero no fue así. Nos salvamos – las imágenes mostraron al planeta Krypton con toda su grandeza, el esplendor de sus mega-ciudades – Sobrevivimos. Y cambiamos. Antes, éramos xenófobos y retraídos en nosotros mismos, pero el trauma nos cambió. El Cuerpo Gobernante fue disuelto y el sistema de gobierno se volvió hacia una democracia planetaria. Desde entonces, trabajamos para restaurar la belleza natural.

Las palabras de Jor-El acompañaron a una nueva imagen proyectada: ahora, en mitad de las mega-ciudades, crecían bosques. Abundante flora y fauna comenzaban a extenderse por todo el planeta.

-Fui uno de los principales luchadores en los debates públicos, donde insté que debíamos buscar nuestra humanidad. Necesitábamos vivir, recuperar nuestras almas. Y lo logramos. De a poco, pero lo logramos.

La holo-imagen volvió a cambiar. Ahora mostraba a Lara, la verdadera madre de Clark, embarazada.

-Lara y yo volvimos a unirnos y concebimos una vida. Después de un parto doloroso, nació tu hermano, Zan-El. Fue el iniciador de una nueva era en Krypton…

-¿Hermano? ¿Tengo un hermano? – Clark interrumpió a Jor-El con el asombro pintado en la cara. Asombro compartido por su hijo, quien venia a descubrir que ahora tenia un tío.

-Fue el primero de una nueva generación – Jor-El asintió. Los hologramas mostraron a un muchacho muy parecido a Thomas, vestido a la usanza de Krypton – Libre y lleno de espíritu de vida. Zan y sus contemporáneos experimentaron con una variedad de opciones que hacía siglos que habíamos olvidado. Su aporte fue invaluable y así, tu hermano también se casó y la nueva generación kryptoniana encontró a su verdadero líder y guía.

Las imágenes mostraban ahora a un Krypton distinto. Las mega-ciudades habían dado paso a urbes diferentes, más ecológicas, no tan apabullantes y repletas de espacios verdes.

-Tú hermano es tan importante en Krypton como tú lo eres en la Tierra – le informó Jor-El, complacido – Zan reconoció su importancia simbólica y le dio buen uso. De común acuerdo tras una gran votación, el pueblo del planeta entero lo eligió Presidente y asumió el cargo con responsabilidad. Los discursos y la moralidad de Zan alimentaron nuestros ideales, y nos llevaron a trabajar juntos, codo a codo por nuestra humanidad. Desgraciadamente, algo nos faltaba para ser felices y eso eres tú, Kal-El.

La proyección de hologramas finalizó. Jor-El retiró el cristal y lo colocó junto a los demás.

-Me tomó décadas perfeccionar el tipo de vehículo para atravesar largas distancias en el espacio. Cuando lo hice, no lo dudé: vine a buscarte.

Silencio otra vez. Clark estaba serio.

-Yo… no sé que decir – confesó al final – Te pareces a mi padre, pero sé que no puede ser. Ésta es otra anomalía en el tiempo provocada por Brainiac 13. Debes de ser de un Krypton de otra línea temporal… una donde el planeta no explotó.

-Entonces… ¿Debo asumir que no vendrás conmigo a tu mundo de origen? – Jor-El lucía triste, pero sereno.

-No niego que me encantaría visitar tu Krypton, pero la Tierra es mi hogar. Lo ha sido durante años. Lo he defendido y protegido de innumerables amenazas y deseo seguir haciéndolo.

-Entiendo – Jor-El suspiró – No podía esperar otra cosa, a la final. Eres noble, hijo mío – sonrió – En verdad cumpliste al pie de la letra mis palabras cuando te pedí que cuidaras de ellos. Entiendo y respeto tu decisión, y deseo, antes de partir a casa, ayudarte.

Jor-El tocó un comando en una de sus computadoras. Unas nano-maquinas se pusieron en marcha. Como una nube azul, envolvieron a Clark y comenzaron a alterar su ropa de calle.

-Recibe, pues, mi regalo. Recibe mi legado.

Cuando el proceso acabó, Clark estaba vestido con una variante moderna del traje azul y la capa roja. El nuevo traje, con la consabida “S” en el pecho, tenia algo de armadura, pero era flexible y dinámico(6).

-¡Es increíble! – silbó Tom - ¡Te queda perfecto, papá!

-Sus materiales lo hacen resistente al frío y al calor extremo y a las presiones. Te servirá en tu lucha por la verdad y la justicia – unas lagrimas asomaron al rostro de Jor-El – Estoy orgulloso de ti, hijo mío. Que las bendiciones de Rao te acompañen toda la vida… a ti y a tu hijo.

Jor-El los abrazó. Clark y Tom salieron de la nave. Ésta se cerró y alzó vuelo.

Padre e hijo la observaron alejarse en el aire. No llegó muy lejos; un nuevo desplazamiento temporal se produjo y la onda energética chocó con el vehículo espacial, haciéndolo explotar en pedazos.

-¡NOOO! – gritó Clark y salió volando en su rescate. Tom fue con él. No quedaba nada de Jor-El, salvo los cristales kryptonianos, los cuales Thomas halló desperdigados por la superficie del Parque Centenario y que recogió de inmediato para evitar que cayeran en malas manos.

-Clark Kent – Matthew Ryder había aparecido otra vez. Miraba al Hombre de Acero con compasión – Comprende que ese desafortunado hombre provenía de un Krypton que no murió – dijo – No era tu verdadero padre.

-Quizás no, pero se parecía a él – Clark suspiró, entristecido. Se miró su nuevo traje y los cristales que Thomas había recuperado – Al menos, su legado sigue intacto. ¿Cómo es que no se borró de la existencia también?

-Es una autentica paradoja – Ryder frunció el ceño – Me temo que habrá más. Tenemos que ir y detener a Brainiac 13 antes de que sea demasiado tarde.

-Lo haré. Pero antes, déjame hablar un segundo con mi hijo…

Clark llevó a Thomas aparte.

-Tommy, sé que lo que te voy a pedir no te va a gustar, pero tienes que prometerme que lo harás.

-Ay no, papá… me lo veo venir. No me pidas eso.

-Es por tú seguridad y por la de la gente de Metrópolis. Debes quedarte.

-¡No! ¡Papá, no me puedes hacer eso! ¡Yo también quiero ir contigo!

-No, Thomas. Eres necesario aquí. En mi ausencia, mucho mal puede desatarse en Metrópolis. Si no lo combatimos, no estaríamos siendo justos con nuestra promesa de proteger la vida…

-Papá, por favor… ¡Quiero ir! ¡No me hagas esto!

Pero Clark se mostró firme. Tom no tuvo otra opción que ceder.

-Está bien – dijo – Me quedaré.

Su padre lo abrazó.

-Te quiero, hijo. Mucho. Estoy muy, muy orgulloso de ti. Sé que tu madre también lo estaría.

-Cuídate, por favor.

-Lo haré. Lo mismo te digo a ti – Clark se volvió hacia Ryder – Muy bien. Vamos.

Continuará...


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Referencias:
1.- Ver la saga Reborn (EW Man of Steel #18-19) para más datos.
2.- Para información al lector interesado, el Batman que aquí se hace presente es el Batman de Tim Burton. Por eso el comentario sobre el traje. Se supone que es el que usó el Batman de los films de Burton.
3.- Éste es el Batman de los films de Nolan.
4.- El Batman de Adam West, claro. Y su inseparable compañero, Robin.
5.- Para más detalles, no te pierdas nuestra serie "Brainiac: La Leyenda"
6.- Se trata del traje visto en la película “Man Of Steel”, de Zack Snyder.

1 comentario:

  1. “La saga de los Hombres de Acero continúa con un nuevo capítulo, quizás de los más extraños con los que nos ha deleitado Federico Hernan Bravo hasta ahora. Esa aparición de numerosos Batman me trajo a la memoria la malograda Hora Cero (dónde hubo –que yo recuerde- al menos un comic con esa misma escena) y es que los líos con las “líneas temporales” o “las versiones alternativas” es todo un clásico en DC y, ya que Federico ha estado “homenajeando” toda la trayectoria de Superman a lo largo de los años, ¿por qué no hacer “mención” a ese aspecto de las historias de DC Comics? La historia funciona como vehículo para traer de vuelta al primer Superman (Clark Kent) y para hacerle adoptar un nuevo look, más cercano al de la película que al de los cómics (Y es que, con sus defectos y sus virtudes, no podemos negar que MAN OF STEEL ha tenido un gran impacto en el fandom…)

    Y quizás sea esta la “peor parte” de todo el fic, al “deshacer” el propio Federico todo con lo que se había arriesgado en entregas anteriores: fue muy valiente por su parte matar al héroe y hacer que su hijo tomase su legado pero ahora “da un paso atrás” volviendo a colocar el foco principal en Clark dejando un poco de lado a Thomas. ¿Dará Thomas “un golpe encima de la mesa” y reivindicará su papel como “Superman” o se retirará definitivamente dejando el traje y el nombre en manos de su padre? Sea como sea, seguro que la historia seguirá con la calidad a la que nos tiene acostumbrados el señor Federico.

    Respecto a la portada, Jose Luis Salguero ha hecho un auténtico esfuerzo por tratar de “retratar” a los actores reales que encarnaron a los personajes, aunque no cuadren exactamente con la visión de los personajes que se da en el fanfic. De todos modos, la portada es espectacular”

    Comentario publicado originalmente con fecha 18/01/2015

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