Los Defensores nº22

Título: Kree vs. Shi’ar
Autor: John Schneider
Portada: Daniel Medina
Publicado en: Noviembre 2015

¡Fin de la saga espacial!Con la ayuda de Nova, los Defensores y las fuerzas shi’ar se enfrentan en el combate final contra el Hechicero, Dynamic Man y los Kree.
El Doctor Extraño. Hulk. Estela Plateada. Namor. Poderosos guerreros que no encajan en ningun lugar. Cuatro héroes que se reúnen sólo cuando la Tierra se enfrenta a las mayores amenazas. Ellos son el "no-grupo" más famoso de la historia. Ellos son...
Creado por Roy Thomas y Ross Andru

Estela Plateada deja con gran cuidado la cápsula que contiene el cuerpo inconsciente de Richard Rider sobre una plataforma de diagnóstico, en el área médica de la nave shi’ar en la que están viajando los Defensores. El resto del grupo ha acudido con interés, pues todo apunta a que Nova es el anunciado nuevo miembro. El Doctor Extraño, con ayuda de un soldado shi’ar activa los controles de la plataforma y unas luces se proyectan sobre la cápsula, que a su vez responde con una serie de pitidos y luces. El Exterminador de Demonios, manteniendo una distancia prudencial, inquiere.

- ¿Eso es bueno? Quiero decir, ¿el sistema de esa cápsula se está comunicando con la nave o es algo chungo? ¿no será una trampa?

Stephen Extraño, con la calma desarrollada tanto en su carrera de cirujano como en sus labores de Hechicero Supremo, acaricia su bigote y responde.

- Apuesto que la cápsula es compatible con la tecnología Shi’ar. La aparición de Nova en este preciso momento parece algo preparado, no una feliz coincidencia.

- Entonces, ¿podemos fiarnos? ¿Es realmente el tipo que conocéis?

El Hechicero Supremo no responde, pues Mantis da un paso adelante y apoyando las dos manos sobre la cápsula habla.

- Nova nos ha sido enviado para evitar que estalle la guerra entre Kree y Shi’ar y para detener al Hechicero, es una amenaza a Todo. Ya habéis visto de lo que es capaz su creación.

- Entonces, ¿qué hacemos?  ¿Vamos a esa base y les contamos que no deben empezar una guerra con los Kree?, ¿qué pasará cuando les ataque con esa cosa infernal que abre portales a otras dimensiones?

Estela Plateada, que ha permanecido en silencio hasta el momento pide el turno con un gesto.

- Les diremos que nosotros nos ocuparemos del artefacto y de su creador, al igual que de sus cómplices. No nos olvidemos de Dynamic Man. Y para eso contaremos no sólo con Nova sino también con el temible Dormammu.

- Visto así, hasta parece que tengamos una posibilidad de evitar un conflicto intergaláctico.

- Tenemos un deber, Exterminador de Demonios, y no hay tiempo que perder.

- Lo sé pero ¿cómo sabremos dónde actuarán? Como mucho podemos suponer que será en territorio shi’ar y su imperio no es precisamente pequeño.

- Esta cree que nuestro nuevo compañero podrá guiarnos cuando se despierte.

- Genial, Mantis, ahora sí que me llenas de confianza. - El Exterminador mira la cápsula con un gesto de derrotismo. La Hermana Nada apoya una mano a la altura del casco de Nova y sonríe tímidamente.

- Yo creo que él es la clave. De alguna manera, siento que el Universo quiere que detengamos esta amenaza.

- Ojalá tengas razón y salgamos de esta con vida, si aciertas te invito en la Tierra a una barbacoa casera. Palabra.

- Tomo nota. - Dice la Hermana nada con una tímida sonrisa que sorprende al Exterminador de Demonios.


Territorio del imperio shi’ar, un sistema solar menor, apenas protegido por una estación espacial que hace de planeta más lejano. Una instalación vieja pero bien conservada, con soldados veteranos habituados a lidiar eficazmente con piratas y traficantes, criminales que buscaban lugares poco protegidos para actuar con rapidez y marcharse antes de que pudieran llegar refuerzos. Nunca se han enfrentado con algo que requiriese de la intervención de la Guardia Imperial. Eso cambia hoy.

Ante sus ojos se materializa primero el artefacto, remozado tras la última prueba y una nave Kree en la que viajan el Hechicero, Dynamic Man junto a una tripulación Kree encabezada por el ambicioso acusador que los apoya con vistas a ganar puntos con la Inteligencia Suprema. El artefacto adopta una forma esférica, de la que brotan pinchos por toda su superficie excepto en una franja delgada, en la que se distingue una fila de portales de tamaño variable. El aspecto externo es algo meramente estético, pues su naturaleza hace que pueda cambiar de forma a voluntad de su creador o de un encargado designado por el mismo. Su interior ha sido reforzado y depurado. El Acusador está ansioso por verlo en acción.

- Bien, ahí están nuestros enemigos. Borra a esos pajarracos del mapa, pero no causes más daños de los necesarios.

El Hechicero, que no se encuentra cómodo recibiendo órdenes, replica.

- ¿Deseáis tomar la estación o preferís que la destruya para que sirva de ejemplo a los habitantes de este sistema solar?

El Acusador sopesa la pregunta unos instantes para sorpresa de Dynamic Man, que no tiene al Kree por una persona especialmente reflexiva.

- Destrúyela, su valor estratégico no compensa el riesgo. Puede albergar trampas y contramedidas, no podemos fiarnos de los shi’ar. Después de todo, estamos ante la línea de defensa de este sistema solar.

Con una sonrisa tan sincera como siniestra, el archienemigo de los Defensores pone en marcha su creación. Los shi’ar descubren con horror que los recién llegados bloquean sus sistemas comunicación, impidiendo que soliciten refuerzos o incluso identificar la amenaza. Sin información y tan sólo reconociendo la nave como Kree, lanzan todas las patrullas disponibles contra el enemigo. Un esfuerzo inútil pues de los agujeros del artefacto, portales conectados a una miríada de dimensiones, brota un enjambre de criaturas de pesadilla, que las intercepta y devora. Desde la base contemplan la masacre silenciosa con pavor, sin poder avisar a sus compatriotas del ataque y conscientes de que ellos serán los siguientes. El enjambre, una vez satisfecho su apetito se dispersa dejando el espacio libre a un haz de rayos de luz violácea que baña la estación, cubriéndola al instante con una espuma gris. Unos segundos más tarde se seca y comienza a contraerse, plegando la estación espacial sobre sí misma, de forma antinatural, reduciendo su volumen hasta convertirla en un cubo del tamaño de un puño.

Un trabajo rápido y limpio, piensa con admiración el Acusador.

- Bien, así me gusta. Ahora pasemos a la siguiente fase, aislar esta zona. No quiero interferencias externas. Quiero…- Señala en la pantalla de la nave a los cercanos mundos habitados.- a esos pájaros de rodillas ante el ejército Kree.

- Será un placer, el artefacto ha asimilado a la estación y sus ocupantes, por lo que podremos hacer creer a sus superiores que todo sigue igual. - Interviene el Hechicero haciendo un gesto de victoria con su mano izquierda. Su rostro formado por retales de las especies más diversas parece brillar. Dynamic Man mantiene un cauto silencio.


Cuando llegan a la base militar shi’ar, los Defensores son recibidos con una actividad frenética, las noticias del artefacto se están extendiendo más deprisa de lo que esperaban. Las pantallas repiten en bucle el comunicado del Hechicero con el símbolo Kree. Sus acompañantes shi’ar les explican que lo enviaron a sus superiores en cuanto pudieron para ponerles sobre alerta. Y no hay duda de que lo consiguieron. Stephen Extraño y Estela Plateada son llevados a la sala de oficiales, mientras el resto acompaña la cápsula que contiene a Nova a la enfermería.

Los oficiales reunidos repasan febrilmente la información reunida hasta el momento y bombardean con todo tipo de preguntas al Hechicero Supremo y al ex Heraldo de Galactus, intentando sacar la mayor información posible sobre los creadores del artefacto, puesto que a los Kree ya los conocen, sea en su aspecto tradicional o como Ruul. Pero sienten que no avanzan lo más mínimo a la hora de identificar el siguiente objetivo. A lo más que llegan es que debería ser un sitio con mayor valor estratégico. ¿Cuánto de mayor? Ahí es donde no es son capaces de llegar a ningún tipo de consenso. Barajan desde planetas menores, grandes estaciones espaciales hasta la misma capital del Imperio. Pues, ¿quién puede estimar la osadía de esos dos enemigos? Especialmente de alguien que como el Hechicero ha sacrificado su propio cuerpo para adquirir más poder, convirtiéndose en el proceso en un puzle de un millar de especies.

Sin que ellos lo sepan, la respuesta está a punto de ser desvelada muy cerca. En la enfermería para ser más exactos. La cápsula se ha abierto y Nova abre los ojos. El Exterminador de Demonios es el primero en hablarle.

- Bienvenido a los Defensores, estamos en una base espacial shi’ar. Espero que todo lo que acabo de decirte tenga sentido para ti, porque si no estaremos en un buen lío…

- Por eso no te preocupes, de hecho, se agradece. Ya me gustaría tener tan claro que he estado haciendo o cómo llegué aquí, que donde estoy. - Dice de un tirón Richard Rider para sorpresa de los médicos shi’ar.

- Esta te da la bienvenida. - Mantis le tiende la mano, que Nova acepta y le ayuda a levantarse. Mira a los shi’ar, a los Defensores y una sonrisa amarga asoma a su boca.

- Estamos en medio de una crisis, ¿no?

- Sí, y esperábamos que tú…- Empieza a decir la Hermana Nada pero se calla al ver que Nova se lleva las manos a la cabeza.

- ¿Te duele? - Pregunta la joven de piel pálida, temiendo por el estado del recién despertado.

- Un poco, es como una jaqueca de efectos retardados, he tenido resacas peores. Ups, creo que sé qué está pasando y lo que es más raro, creo que me necesitabais para saber dónde iba a ocurrir algo.

- Dos enemigos de los Defensores se han aliado con los Kree, crearon un artefacto para ellos y lo van a volver a probar.

- Mantis, me temo que ya lo han hecho. Quien quiera que me puso en esta cápsula, la preparó para que sintiera cuándo ese artefacto volviera a actuar. Creo. No estoy seguro. Pero si alguien me lleva a un sitio con acceso a mapas estelares creo que puedo decir donde está ahora mismo.


Eliminada la base espacial encargada de proteger el sistema solar, no queda nada capaz de plantar cara al ejército Kree. Para desalentar una estrategia de guerrillas que sí sería factible para la población local, han tomado el control de sus medios de comunicación y repiten en bucle el ataque del artefacto, presentándolo como la nueva arma del Imperio Kree. Ante esa demostración de poder, los gobernadores de cada planeta habitado han declarado su intención de colaborar con el invasor y mantener el orden con sus milicias. Una acción que es vista como una traición por una gran parte de sus súbditos, pero que no se atreven a exponer en público.

El Acusador contempla la rendición de los gobernadores locales shi’ar con gran satisfacción y como un director de orquesta asigna tropas a cada planeta, a medida que van llegando. El artefacto creado por los extranjeros está respondiendo a las altas expectativas que había generado y que él mismo había contribuido a aumentar, para llamar la atención de los más altos cargos del Imperio.

De vez en cuando de uno de los innumerables portales del artefacto sale alguna criatura con un propósito específico, seleccionada cuidadosamente por el Hechicero. Localizar escondrijos, objetos de valor,... son algunas de sus misiones. Ahora lo maneja con confianza y disfruta mucho, demasiado piensa su compañero androide. Un creador enamorado de su creación. Algo no aconsejable cuando dicha obra es tan peligrosa y que se basa en una mezcla de tecnologías tan osada como impredecibles sus resultados. Está con la mirada fija en el artefacto, sopesando los riesgos cuando las alarmas de la nave empiezan a sonar.

Lo siguiente que ven es un portal materializarse entre el artefacto y los planetas que están ocupando. Del portal, un disco rojo en el borde y negro opaco en su interior brota el temido Dormammu, enorme y furioso. Sin perder un segundo, pasa a la ofensiva, eliminando media docena de criaturas que se dirigían a los planetas con enormes bolas de fuego. Un aperitivo antes del plato principal, el artefacto del que brotaron. La impía creación que osó emplearle como un vulgar peón en una guerra ajena.

- Debemos actuar o lo destruirá.

- Ten un poco de fe en nuestra creación, Dynamic Man. El Crisol de las Dimensiones sería un nombre apropiado para esta obra maestra.

- ¿Estás ciego? Dormammu no es un cualquiera, no gobiernas una dimensión como la suya sin el poder y la inteligencia para usarlo. Además, está cabreado.

- Más razón para calmarse, su furia y su ego serán la causa de su derrota.

El Acusador se acerca y señala al enemigo con la arma asociada con su puesto en el Imperio Kree.

- Aunque comparto el razonamiento del Hechicero, no quiero correr riesgos. Desviaré un tercio de las naves para que le den una lección.

Dormammu recorre la distancia que le separa del artefacto en un suspiro y emprende una ofensiva total contra el mismo. Invoca criaturas de fuego y golpean todos con sus manos la superficie, haciendo boquetes, arrancando metal y carne. El artefacto tarda un rato en reaccionar, sus portales se vuelven más grandes y brotan tentáculos de la mitad y nubes de insectos del resto.

Las naves Kree acuden a la llamada del Acusador y centran sus ataques en el temible Dormammu, esperando que su derrota provoque la desaparición de sus creaciones. El artefacto en cambio ataca a todos sus agresores por igual, enrosca los tentáculos en torno sus extremidades y los cubre con los insectos, aunque la mayoría arden al contacto deshaciéndose en montones de ceniza. Nada parece capaz de detener al antiguo señor de la Dimensión Oscura, pero el Hechicero mantiene la calma, a diferencia de su compañero. Hasta que sobre la misma superficie del artefacto se materializan sus odiados enemigos, los Defensores en torno a su líder y Hechicero Supremo, el Doctor Extraño.

- Pongamos fin a esta aberración.

- Al fin aparecéis, aunque no necesito vuestra ayuda, Extraño.

- Lo sé, temido Dormammu, por eso mismo mi objetivo es su creador.

Dicho lo cual, el Doctor Extraño se lanza hacia la nave kree donde se encuentra el Hechicero, en vez de usar el hechizo de teletransporte que los trajo gracias a la colaboración de Mantis y Nova, que quedan con el resto del grupo en la superficie del artefacto. El Hechicero tuerce el gesto, el Acusador se prepara para luchar y Dynamic Man se retira discretamente.

Lo que sigue es una batalla difícil de describir con términos humanos. La magia y la tecnología chocan con efectos devastadores. Naves kree explotan en llamas y el resto de la flota desplegada en el sistema solar acude sin precisar de órdenes de sus superiores. No tardan en llegar las naves shi’ar, que conocen el lugar de la contienda por los Defensores y por los alteraciones en el espacio tiempo que produce la lucha sobre la superficie del artefacto, aunque para ser preciso habría que decir que cada vez se acerca más a su núcleo, pues Dormammu avanza como un minero cegado por la fiebre del oro, seguido de cerca por Nova y Mantis. La Hermana Nada, Estela Plateada y el Exterminador de Demonios permanecen en la superficie lidiando con lo que echa el artefacto por sus portales.

A bordo de la nave insignia Kree, el Hechicero entabla un duelo con el Doctor Extraño, que como efecto colateral ha dejado inconsciente al Acusador. El rostro de retales se contorsiona por el esfuerzo pero también por el aspecto del artefacto que se sacude como un animal que siente la muerte cercana. En un giro inesperado, el temido Dormammu espera por sus dos aliados para asestar el golpe definitivo al núcleo, el corazón del presuntuoso Crisol de las Dimensiones. Su ruptura no incita una explosión, sino su apagado instantáneo, cerrando los portales de golpe y dejando sin dirección a las criaturas que habían salido de ellos.

El Hechicero no puede soportarlo y cae de rodillas. No hace falta que anuncie su rendición. La derrota es evidente. Lo que sigue pasa a toda velocidad para todos los presentes. Los shi’ar toman el control de las naves restantes Kree y arrestan al Acusador. Desde llegan mensajes desautorizando toda la operación. Los Defensores se quedan con el Hechicero como prisionero pero descubren que su cómplice ha huido. Victoriosos, con un nuevo miembro y el reconocimiento de los shi’ar deciden volver a la Tierra, para alivio del Exterminador de Demonios, que añora su mundo natal, y sentir un suelo familiar bajo los pies. Antes de partir y como forma de sella su intención, Stephen hace una llamada al edificio Tempo, que contesta su viejo amigo Namor.

- ¿Stephen?, ¿qué tal os va por el espacio?

- Hemos terminado nuestra misión. Volvemos.

- Me alegro, os echaba de menos.

FIN


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