Los Titanes nº23

Título: La ciudad donde nunca se duerme (II)
Autor: Roger Corbera
Portada: Mario Martínez
Publicado en: Abril 2017

El proceso de reclutamiento de los nuevos Titanes de Flamebird continúa! Y con algún miembro totalmente inesperado... (Y sí, también salen chicas guapas, chicos guapos  y tiburones. Si les funciona a los de "Sharknado" ¿Como no vas leer este fanfic?)
Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y madurar. Son algo más que simples "ayudantes". Son la próxima generación de los mayores héroes del mundo. Son....
Creados por Bob Harney, George Kashdan y Bruno Premiani

Resumen de lo publicado: Comienza una nueva era para los Titanes. Flamebird reclama para sí el clásico nombre y lanza un reto a la nueva generación de héroes adolescentes para que se unan a ella. Comienza viajando a Miami, donde conocerá al nuevo héroe local Fast-Jack.

Era una playa desierta como se puede encontrar en una postal o un sueño. Con larguísimas extensiones de arena blanca, arrecifes y palmeras. Las dos chicas que tomaban el sol en bikini también parecían sacadas de algún sueño. Uno de adolescentes con demasiadas hormonas. Incluso una era rubia y la otra morena.

Ciertamente eran un sueño hecho realidad para el tiburón que las acechaba entre las olas. En un momento dado, las dos chicas se metieron en el agua entre risas y chapoteos. De haber podido, la gran bestia hubiera salivado. Sintió el deseo de abalanzarse sobre ellas y devorarlas. Pero una cruda astucia se impuso sobre su hambre y fue acercándose con movimientos ondulantes, casi suaves, trazando círculos que no levantaran sospechas. Cuando estuvo a pocos metros de esas pardillas, ya no pudo controlarse y se lanzó adelante, saliendo del agua proyectando su gran cuerpo blanco y abriendo sus enormes mandíbulas. La gran caverna de dientes que formaba su boca sería lo último que verían antes que las engullera….

El superhéroe surgió de la nada. Una figura azul y roja que saltó de un arrecife y golpeó las agallas de Rey Tiburón antes que pudiera verlo. La sorpresa fue total, y la embestida empujó a un lado el monstruoso villano, levantando un surtidor de espuma. Más que dolor sintió estupefacción: ¿cómo podía alguien acercarse tanto a él en el mar sin que lo sintieran sus sentidos de escualo? Pero pronto la rabia sanguinaria se impuso a todo: nadie se interpondría entre el depredador y su presa.

— ¿Estáis bien, chicas?— dijo el héroe. Era atlético, apuesto y rubio. Sonría como una estrella de cine. Se detuvo unos instantes a asegurarse que no hubiera heridos y a echarles un vistazo de reojo a las dos bellezas mojadas.

— ¡Pues claro, tolai!— gritó la morena.— Mira adelante, que te come…

En efecto, Tiburón había tomado impulso bajo el agua y volvió a saltar. El héroe solo pudo soltar un “ups” cuando la sombra del monstruo se proyectó sobre él. Sus mandíbulas prestas a convertirlo en pulpa.

Euqnuy— salmodió la chica morena. Un yunque apareció de la nada entre los dientes de Tiburón. Que se rompió varios dientes al morder el metal. Gruñó y escupió para sacarse ese inesperado obstáculo.

— ¿Qué has hecho, Traci?— preguntó la chica rubia.

— Un poco de magia estilo Zatanna. – Tiburón desgarró el yunque como si fuera de papel… Y era evidente que de acero no era, porque los pedazos que escupió flotaban.— Aunque no se me da tan bien hechizar al revés como a ella.

Flamebird (pues la bañista rubia era la líder de los Titanes) apartó a su compañera a tiempo de evitar que el monstruo la desmembrara de un bocado vengativo. Pero el monstruo volvió al ataque pronto: el surtidor de agua que provocó con su chapoteo impidió que Traci pudiera lanzar otro hechizo, y pronto la hubieran atrapado dos mandíbulas enormes repletas de dientes de no ser por el joven héroe, que se lanzó encima de la bestia y forcejeó con ella. Ambas figuras desaparecieron en las aguas en un frenético cuerpo a cuerpo.

— ¡Tranquilas… chicas!… lo tengo…. Uggh…. ¡Controlado!— Se entabló un combate primal entre hombre y bestia. Traci quedó ensimismada un instante con aquel espectáculo de dos cuerpos fornidos luchando entre las olas. Pero Flamebird decidió no correr riesgos.

— Claro que sí, campeón. Tú puedes….— Dijo. Y tras apuntar cuidadosamente, lanzó algo entre las fauces del hombre—tiburón. Hubo una explosión de humo y el monstruo soltó a su rival para sacudirse entre arcadas y toses. – ¡Ahora Traci!

— Has tenido que cortarlo en el mejor momento.— Suspiró la joven bruja. Pero la combinación de sus rayos místicos y una embestida de su compañero terminaron de derribar a su rival. Ni aun así dejó de brotar humo de su enorme boca.— ¿Qué has usado, jefa? ¿El bat-repelente de tiburones(1)? Huele a neumático quemado.

— Una bomba fétida. No las uso mucho. Pero es de lo poco que pude pasar por el control de seguridad del aeropuerto.

Era una de las pegas de que los Titanes hubieran perdido casi todo su dinero (por no decir absolutamente todo). Estaban tan pelados que tenían que usar vuelos comerciales. Y después de la última escalada terrorista los controles eran tan exhaustivos que la mayoría de armas de Flamebird (bombas de humo, lanzacables, bengalas, etc.) habían tenido que mandarse por mensajero. Llegarían en un par de días, con suerte. Había sido una suerte que guardara aquella útil bomba fétida. Claro que yendo las dos con bikini, Traci no pudo evitar preguntarse maliciosamente donde lo había guardado la rubia…

— ¿No deberíamos atar al bicho o algo?— preguntó Flamebird. Sintiéndose inútil sin su cuerda reforzada. — ¿Eh, Traci? ¡Traci!

— ¿Eh? Sí, sí. Siempre con prisas…

Se había distraído admirando cómo se marcaba la musculatura del héroe mientras cargaba al monstruo hasta la playa. ¿Cómo se llamaba aquel engendro? King Shark, creía recordar. O Shark-Man. O algo parecido. ¿Y aquel chico tan majo, el héroe de Miami? Fast-Jack era su nombre. Eso sí lo tenía claro. Era difícil olvidar un tío tan alto, tan rubio, tan atlético y con aquella sonrisa. Incluso le parecía que ahora era más rubio aún que cuando planearon la emboscada…

— Aquí lo tienes Traci.— Jack dejó a Shark delante de sus pies y Traci volvió a salir de su despiste. Había estado fantaseando, mirándolo descaradamente. Y él se había dado cuenta. Aunque en su sonrisa no había presunción, sino interés. Se obliga a apartar la mirada, algo turbada. No era para nada tímida con los chicos, pero no era propio de ella perder así la concentración. Su entrenamiento para la magia le había enseñado a tener la mente siempre enfocada, y no le gustaba perder así el hilo. Aunque la causa tuviera esos brazos…

Se obligó a sí misma a centrarse y usar un simple conjuro para solidificar la arena hasta que Shark quedó atrapado en una bola. Mientras Flamebird había recuperado su teléfono en la playa y llamaba a la guardia costera. Tuvo que discutir un poco, pues creyeron que era una broma. Tuvo que pasarles a Fast-Jack, y este usar sus contactos policiales. Se acabaron las llamadas con prioridad de Titanes y el enchufe con las autoridades(2). Era otra de las pegas del nuevo grupo…

Pero también había cosas nuevas. Una de ellas era la campaña de reclutamiento de Flamebird. En lugar de esperar que aparecieran en su puerta jóvenes medio-demonio perseguidas por sus apocalípticos padres, como en los viejos tiempos, las Titanes habían salido a reclutar nuevos miembros. Y Fast-jack era uno con potencial. Un héroe adolescente de Miami que, en menos de un año, se había labrado una buena reputación como justiciero. Había peleado contra el narcotráfico, la violencia callejera y frustrado un secuestro de alto nivel. Convirtiéndose en poco tiempo en el héroe de la ciudad. Su popularidad no era sólo debida a sus proezas, sino a su simpatía. Siempre tenía tiempo para su público, para hacerse selfies, para participar en actos de caridad, para colgar un twit y para actualizar su blog. En resumen: un héroe para el nuevo milenio(3).

— Tenemos que llegar a todos los héroes juveniles— insistía Flamebird una y otra vez. – Por toda América, por todo el mundo si hace falta. De hecho tengo varios proyectos en marcha.


Moscu, Rusía.

Divina Madre de Dios, tengo que darte las gracias por muchas cosas. Por salvar mi vida cuando se rompió el andamio bajo mis pies aquel día fatídico, te doy gracias. Por las muletas que me permiten moverme pese a mis piernas quebradas, te doy gracias. Por la buena gente que me da limosna cada día, te doy gracias. Por el rincón bajo las vías del metro de Moscú donde puedo dormir caliente, te doy gracias. ¡Gracias, gracias, gracias!

Pero nunca he sentido más cerca Tu sagrada mano, ni el toque divino del Salvador, que ayer por la noche. Fui como siempre a pedir una moneda a la andana de la estación de Paveletskaya. Ahí pasan muchos hombres con buenos trajes y esos teléfonos modernos. A veces te dan buena limosna, como es su deber sagrado. A veces los guardias de seguridad me echan por molestar a los turistas. Pero nunca son duros conmigo, porque me conocen y saben que soy inofensivo. Doy gracias por ello también. Son buenos.

El hombre de ayer, pero, sin duda fue tocado por el demonio. Debí saberlo por su pelo blanco en esa forma impía, y esas cejas de mefistofélica mirada. Pese a todo, el hambre me impulsó a pedirle una moneda. Se lo pedí con mucha humildad, con educación, como manda el Señor. No le toqué, pero se apartó como si yo fuera una basura ardiente. Dijo cosas que no entendí en su lengua extranjera. Entonces una sombra cayó sobre mí y alguien me agarró por los hombros y me lanzó por los aires. Cuando era un albañil yo era impío, bebía y blasfemaba mucho. Pero era muy fuerte, como un toro. Pero aun entonces aquel hombre inmenso de piel gris me sacudió como un muñeco. Lo miré y vi que también tenía la marca del demonio: largos brazos y rostro horrible.

Su golpe me hizo volar, Santa Madre, tan fuerte que perdí las muletas y caí a la vía del tren. Aun ahora quiero pensar que no lo hizo a posta. La gente gritó entonces, porque se acercaba un tren. Algunos incluso intentaron alargarme las manos o los paraguas. Pero estaba muy abajo, y soy un anciano. Pedí que se alejaran para que no murieran conmigo. Vi la luz blanca del tren y oí el chirrido horrible de sus frenos. Intenté rezar algo, para morir con la palabra divina en los labios.

Entonces brotó una luz diferente, una luz azul. Un ángel apareció delante de mí en un parpadeo. Alargó su mano hacia mí, toco mi cabeza. Entonces un milagro sucedió, porque el tren pasó a través mío. Como si yo fuera tan transparente como el ángel. Vi todas las entrañas del tren, y sus gentes sentadas y de pie no me veían. Y siguieron leyendo y hablando como si nada hasta que se alejaron y me quedé otra vez en la via. Y yo no sentía mi cuerpo, y dije:

— ¿Vienes a llevarme a las puertas de perla del cielo, ángel?

— Lo siento. No sé dónde están esas puertas.

— Pero… Estoy muerto, ¿no? No siento mis brazos ni mis piernas… Dios mío, ¿iré al infierno, acaso?

— No sé dónde está ese lugar. No puedo llevarte allí. Pero puedo ponerte a salvo.

Entonces me hizo flotar hasta la andana. Me dejó allí suavemente y al soltarme sentí el cruel dolor del golpe, y la caída. Pero también las voces de la gente a mi alrededor. Me reanimaron, me cogieron y me llevaron al hospital. Por ello doy gracias, por la buena gente.

Doy gracias también por la justicia divina. Pues el ángel fue a por los dos impíos que me atacaron. Quisieron correr, pero el ángel los tocó antes. Luego los llevó hacia la via, flotando, y los enterró entre los raíles hasta que solo sus feas cabezas salían. Y los dejó allí, gritando de miedo cada vez que un tren les pasaba por encima rozándoles sus pelos diabólicos. Por ello, doy muchas, muchas gracias.


Prisión de Máxima Seguridad de Iron Heights.

Guardias armados y equipados como marines en Iraq la sacaron de su celda, húmeda, fría y con corrientes. Pasó por el pasillo flanqueado de puertas blindadas por donde asomaban ojillos siniestros de los peores criminales de Keystone city. Le dedicaron abucheos y burlas, pero ella no se alteró. En unos minutos sería libre y ellos seguirían pudriéndose en sus agujeros; podía consentirles algún desahogo. Además, se supone que la gente cuerda tiene más paciencia que los locos, y ella ya era ahora una persona cuerda certificada.

Ya no era Magenta, supervillana demente de poderes magnéticos. Ya no era la ex novia psicópata de Flash. Ya no alternaba entre la relativa sensatez, llena de remordimientos, y la locura completa. Ya era, por primera vez un su vida adulta, una mujer libre de cuerpo y espíritu.

Los guardias la llevaron a una sala con ventanas enrejadas (¡luz! ¡cielo azul!) donde la esperaba su abogado. Sintió por él una gratitud absurda, quizá desmesurada. Si ese hombrecillo no hubiera tenido el valor de grabar la confesión del Doctor Polaris en plena batalla, ella no sería libre(4).

— Hola, Frances. Traigo los papeles para que los firmes.

Bueno…. Libre con condiciones. Suspiró. El juez había aceptado que todas sus locuras fueron provocadas por los poderes del Doctor Polaris. Por tanto la declaró penalmente no responsable de sus delitos. Pero la había considerado una persona inestable que necesitaba supervisión. Por lo que había decidido ponerla bajo la custodia de un tutor.

— ¿Se sabe quién es el tutor?— Frances y el abogado habían discutido si sería mejor proponer su tío Herb, de Montana, o su prima Astrid, de Montreal. Cualquiera de los dos servirían. HErb era el hermano favorito de su padre y Astrid tenía una tienda vegetariana.

— Er… Te está esperando fuera. Mira, te he traído ropa.

¡Ropa normal! No más trajes ajustados de metal ni asquerosos monos de presidiaria. Apenas pudo esperar que la dejaran sola para cambiarse. ¡Y por fin la calle! Había periodistas, cámaras, el follón habitual. Pero se dio cuenta que parecían más pendientes de que pasara algo que de ella.

— ¿Dónde está el tío Herb?

— Verás… Tu tío Herb ahora se llama Harmony, se ha cambiado el sexo y es drag queen en Las Vegas. A la juez no le pareció un tutor adecuado. Así que propuse otro…

— ¿Te estás quedando conmigo?

— Ojalá. Hacía demasiado tiempo que no hablabas con él.

— ¿La prima Astrid?

— Se casó con un cocinero. Ahora pesa 110 kilos, es adicta a la carne roja y tiene tres hijos. Tampoco servía.

— Entonces, ¿quién va a ser mi tutor?

— Ahí viene!— gritó un periodista.— ¡Tapaos los oídos!

Antes que Frances pudiera reaccionar, sopló un viento huracanado, y un silbido se fue aproxiamando hasta convertirse en un trueno que hizo volar papeles, levantó faldas y ondeó banderas. FLASH había llegado.

Los periodistas se arremolinaron en torno a él. El Velocista Carmesí, el Héroe de Keystone(5), el miembro de la JLA… Y el exnovio que Frances, como Magenta, había pasado años atormentando. Se giró al abogado furiosa:

— ¡Dime que NO es él!

— Ojalá pudiera.

— ¡Debiste consultarme!

— No había tiempo. El fiscal torpedeó mis otros candidatos. Tenía que sacarme alguien de la manga, y él era el mejor.

— ¿El mejor? ¡Te recuerdo que me volví loca por su culpa!

— ¡Chitón! Según la sentencia, el culpable fue el doctor Polaris.

— ¡No le quites mérito a Wally!

— Pero cállate, por favor. Eso está lleno de cámaras. ¿Quieres volver a la cárcel?

— No. Pero tampoco quiero ver a Wally todos los días. Prefiero el tío Herb. O sea la tía Harmony. Si las drag queen me encantan.

— Herb está en libertad condicional. No lo aceptarán.

— Pues la tía Astrid. La ayudo con los niños.

— Viven cinco en una caravana de veinte metros. Y creo que su marido es alcohólico. Y ningún pariente más quiere siquiera verte.

— Pero…. Pero…

— O Wally o la cárcel.

Frances aun estaba dudando cuando Flash se acercó a ellos.

— Hola Frankie, ¿cómo estás?

— No me llames Frankie. Lo odio.

— Yo también me alegro de verte. ¿Preparada para correr? Te hemos preparado una fiesta de bienvenida en casa. Ups… Olvida que lo he dicho. Se supone que es sorpresa.

— ¿Una fiesta? ¿Y quien está invitado?

— Bueno, están varios policías de Keystone, Impulso, Jay Garrick…

— ¿Me estás diciendo que SÓLO has invitado gente a la que he intentado matar?

— Er, bueno…

El abogado se despidió:

— Bueno, Frances. Te dejo en las mejores manos. Estoy seguro que todo te irá muy bien en tu nueva vida.

— Adiós. Gracias por todo.— se dieron lamano. Frances sintió que debía decirle muchas cosas, que no le había agradecido lo bastante a aquel hombrecillo todo lo que había hecho por ella. Intentó tocarle el hombro, pero ya había doce periodistas entre los dos, y él se iba alejando.

— ¿Marchamos ya?— Flash la cogió bien para lanzarse a supervelocidad.

— Qué remedio. Oye, ¿a Linda no le importa que seas tutor de tu novia del instituto?

Flash vaciló:

— ¿Linda?— murmuró.

— Sí, ya sabes, tu mujer.

— Oh, claro. Está encantado. ¡Nos vamos!

Los periodistas se encogieron preparándose para otro trueno de hipervelocidad. Hubo un trueno, hubo una estela escarlata alejándose por la carretera. Pero Frances siguió en el mismo sitio. Sólo que nadie la veía. Y también estaba Flash. Sólo que no era Flash…. Su apariencia se difuminó y una mujer morena ocupó su lugar.

Frances activó su campo de fuerza instintivamente.

— No sé quien eres pero no te me acerques.

— Tranquila, menina. Soy Mirage. Y como tú, soy una titán.

— Nunca fui una titán. Últimamente solo los veo cuando me meten en la cárcel.

— Pues eso va a cambiar. Los Titanes te salvaron la vida hace poco.

— Tú no estabas con ellos.

— Tenía asuntos personales. Pero he hablado con Flamebird y me ha dado su bendición al trato.

— ¿Y Wally está de acuerdo?

— Wally no siquiera lo sabe. Tu abogado contactó con Flamebird para que le buscara a Flash. Supongo que es de esos que cree que todos los superhéroes somos del mismo club. Pero Flamebird no pudo. Así que yo me hizo pasar por Flash. De forma muy convincente, debo añadir. Así que ahora te vienes con nosotros.

— Pero… No es tan fácil. ¿Y mi agente de la condicional? Tengo que pasar entrevistas, controles de seguimiento…

— Yo me ocupo de todo. Y hablaremos con Flash, no te preocupes. – “Cuando vuelva a la Tierra de Ciudad Gorila, o donde sea que esté…”.

— Esto… No puede ser. Alguien puede pensar que me he fugado. Que soy parte de un plan maligno.

— Tranquila. Somos héroes y responderemos por ti. Y no te estamos forzando a unirte, Frances. Si no quieres venir, te cubriremos igualmente. Con mis poderes es fácil. Puedes vivir donde quieras. Te lo has ganado por tantos años sufriendo por culpa de un cabrón como Polaris sin que a nadie le importara.

— Parece que sabes de lo que hablas…

— Digamos que también tengo un historial complicado con los padres. Bueno. ¿Quieres venir o no?

— Necesito estar con gente. Y parece que sois los únicos que me queréis. Os pondré a prueba. ¡Pero no estoy diciendo que me una a vuestro grupo de pijamas!— “Tampoco me lo permite mi libertad condicional”.pensó para sí

— Es lo mejor que podemos pedir. Bienvenida a bordo.— Y empezó a andar por la calle.

— ¡No viene un jet invisible a buscarnos, o algo así?

— Estamos de recortes. Tendremos que ir a coger el autobús.

— ¿Para ir a dónde?

— Florida.

— ¿Florida la de Miami? ¿En autobús? Vosotros sí que sabéis seducir una chica.— suspiró con frustración y cierto humor.— Bueno, así viajo un poco. Mira, iremos andando hasta perder de vista esta cárcel de mierda donde he vivido esos últimos años. Quiero que me dé el sol. Quiero andar en línea recta sin topar con muros. Luego usaré mis poderes y nos vamos a tomar el sol a la playa. ¿Te parece?

— Me encanta el plan.

— Perfecto. Pues llévame la maleta.

— ¡Oye…!

— Nena, si me fastidias el primer día de libertad, lo mínimo que puedes hacer es cargar mi ropa sucia un kilómetro.

Mirage tenía la impresión que aquél sería el inicio de una hermosa amistad…

Continuará...


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Referencias:
1 .- ¿Quien no recuerda el mítico episodio de la serie de TV "Batman" de 1966?
2 .-  Después de los eventos de Imperio, tras la ilegalización de los Titanes y la pérdida de sus apoyos económicos, los recursos del grupo ya no son lo que eran

3 .-  Como ya dijimos en el número anterior, no trateis de encontrar información sobre este personaje. Es uno creado expresamente para esta serie y nos traerá grandes sorpresas, ya vereis
4 .- Los detalles del juicio de Magenta podeis encontrarlos en Los Titanes #20-21 aqui en Action Tales
5 .- En Action Tales el manto del Velocista Escarlata aún sigue en manos de Wally West, el sobrino de Iris West que sustituyó a Barry cuando este murió en Crisis en Tierras Infinitas. Olvidaros de New52 y de la serie de TV. Frances fue su pareja hace años y, como veis, su relación fue ... tumultuosa.


2 comentarios:

  1. Comentario realizado por Guillermo Moreno en nuestras redes sociales: "Leído!! Muy bueno ese enfoque con los Titanes sin presupuesto. Jajajsjs haciendo superheroismo guerrillero. ;) me intriga ese Fast Jack."

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  2. La serie sigue avanzando con paso seguro, sabiendo trasmitir perfectamente esa sensación de jóvenes e inexpertos héroes, muchas ganas de seguir leyendo jeje

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