Título: Ecos de cosas por venir Autor: David Guirado Portada: Ernesto Treviño Publicado en: Mayo 2015
¡Después de largo tiempo ausente, Green Arrow regresa a AT53 con nuevas aventuras! David Guirado vuelve a escribir al Arquero Esmeralda dándonos una pincelada de lo que le depara al grupo de defensores de Star City.
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Tras naufragar en una isla desierta, el industrial Oliver Queen tuvo que aprender a cazar y a sobrevivir en la jungla. Hoy utiliza esas habilidades para continuar la caza en una jungla muy diferente. Armado sólo con su arco, sus flechas y sus agallas, lucha con todas sus fuerzas para hacer un mundo más justo. El es...
Creado por Mort Weisinger y George Papp
Star City. 10 años en el futuro.
Una mujer de cabellos plateados se encuentra sentada en silencio. Todo está oscuro a su alrededor. Ni siquiera se ha molestado en encender la luz del salón. En parte debido a que tiene que racionar el poco suministro eléctrico del que dispone y por otro lado prefiere quedarse en la penumbra, sumida en sus pensamientos .No puede evitar pensar que si se hubiese quedado en Gotham nada de lo que acontece actualmente en Star City tendría lugar. Y nadie puede convencerle de lo contrario, por más que lo hayan intentado.
Mirando a través de la ventana, la mujer contempla unas calles vacías. Llenas de coches abandonados y con los cristales rotos por doquier. A lo lejos, se puede contemplar como unos relámpagos centellean en la noche. La podredumbre invade el ambiente y la destrucción ha causado mella en los edificios, vehículos y mobiliario. La ciudad hace ya años que dejó de estar en su mejor momento.
La mujer retiró su mirada de la ventana. Ya ha contemplado suficiente del desastre que una vez fue conocido como Star City. Las cosas hubiesen sido muy diferentes si ella no se hubiera cruzado en el camino del que había sido el ángel guardián de la ciudad… al menos, hasta que la ciudad fue tomada por el monstruo conocido como Bane.
Una mujer de cabellos plateados se encuentra sentada en silencio. Todo está oscuro a su alrededor. Ni siquiera se ha molestado en encender la luz del salón. En parte debido a que tiene que racionar el poco suministro eléctrico del que dispone y por otro lado prefiere quedarse en la penumbra, sumida en sus pensamientos .No puede evitar pensar que si se hubiese quedado en Gotham nada de lo que acontece actualmente en Star City tendría lugar. Y nadie puede convencerle de lo contrario, por más que lo hayan intentado.
Mirando a través de la ventana, la mujer contempla unas calles vacías. Llenas de coches abandonados y con los cristales rotos por doquier. A lo lejos, se puede contemplar como unos relámpagos centellean en la noche. La podredumbre invade el ambiente y la destrucción ha causado mella en los edificios, vehículos y mobiliario. La ciudad hace ya años que dejó de estar en su mejor momento.
La mujer retiró su mirada de la ventana. Ya ha contemplado suficiente del desastre que una vez fue conocido como Star City. Las cosas hubiesen sido muy diferentes si ella no se hubiera cruzado en el camino del que había sido el ángel guardián de la ciudad… al menos, hasta que la ciudad fue tomada por el monstruo conocido como Bane.
Star City, en las afueras de la ciudad.
En un almacén abandonado, Green Arrow y Arsenal se encontraban
-¡Roy, a tu derecha!- gritó Flecha Verde, mientras esquivó a duras penas un puñetazo proveniente de una mano robótica.
-Por el amor de Dios, Ollie- dijo Roy Harper a la vez que se agachó para evitar ser golpeado por uno de los cyborgs- no tenías ni que decirlo
Oliver Queen tensó su arco, para justo a continuación dispararle una flecha a la cabeza de uno de los cyborgs que le acosaban.
-No está mal para un viejo, ¿eh chico?- dictaminó Green Arrow- Ahora a ver si acabas con el tuyo, no tenemos todo el día.
Arsenal esquivó un par de disparos que su rival intentó asestarle.
-VUESTRA DESTRUCCIÓN ES INMINENTE.- quiso sentenciar el androide, con una fría voz robótica que helaba hasta el alma
Roy Harper agarró uno de las flechas de su carcaj y la empuñó con fuerza contra el cráneo del androide. Al hacerlo, una sacudida eléctrica se desencadenó con un gran vigor y se fundieron muchos de los circuitos del androide
-Estos bichos ya no son lo que eran- observó Roy- Nos los hemos cargado como si nada. Y eso para tu edad es todo un milagro
Normalmente, Queen no hubiese perdido la oportunidad de replicar a su socio, pero en esta ocasión se limitó a permanecer unos instantes en silencio. Algo raro pasaba. No era normal, ni muchísimo menos, el que Bane se hubiese contentado con mandar a dos simples engendros mecánicos a destruir a dos de sus más odiados enemigos, era de lo más sospechoso. Para más inri, realmente esos dos androides habían sido muy fáciles de destruir. Demasiado, de hecho.
-¿Ollie? ¿Te encuentras bien?- preguntó un inquieto Roy Harper- Que conste que lo de tu edad no iba del todo en serio, abuelete.
Green Arrow se acarició levemente su perilla ya grisácea y frunció el ceño con cara de preocupación.
-Algo no está bien aquí. Llevamos meses escondiéndonos de estos androides. Bane estaba deseando encontrarnos. Y una vez que lo consigue, ¿se contenta con mandarnos dos de esos microondas andantes? ¿Y sin apenas oponer resistencia?
Roy permaneció un minuto en silencio y de repente, asintió con la cabeza. Su mentor tenía razón. Algo no cuadraba.
Los dos arqueros no pudieron seguir mucho tiempo con sus pensamientos agoreros, ya que sonó un estruendo muy fuerte. De pronto, algo tiro la puerta debajo de almacén y ambos enmascarados se pusieron en guardia.
En un almacén abandonado, Green Arrow y Arsenal se encontraban
-¡Roy, a tu derecha!- gritó Flecha Verde, mientras esquivó a duras penas un puñetazo proveniente de una mano robótica.
-Por el amor de Dios, Ollie- dijo Roy Harper a la vez que se agachó para evitar ser golpeado por uno de los cyborgs- no tenías ni que decirlo
Oliver Queen tensó su arco, para justo a continuación dispararle una flecha a la cabeza de uno de los cyborgs que le acosaban.
-No está mal para un viejo, ¿eh chico?- dictaminó Green Arrow- Ahora a ver si acabas con el tuyo, no tenemos todo el día.
Arsenal esquivó un par de disparos que su rival intentó asestarle.
-VUESTRA DESTRUCCIÓN ES INMINENTE.- quiso sentenciar el androide, con una fría voz robótica que helaba hasta el alma
Roy Harper agarró uno de las flechas de su carcaj y la empuñó con fuerza contra el cráneo del androide. Al hacerlo, una sacudida eléctrica se desencadenó con un gran vigor y se fundieron muchos de los circuitos del androide
-Estos bichos ya no son lo que eran- observó Roy- Nos los hemos cargado como si nada. Y eso para tu edad es todo un milagro
Normalmente, Queen no hubiese perdido la oportunidad de replicar a su socio, pero en esta ocasión se limitó a permanecer unos instantes en silencio. Algo raro pasaba. No era normal, ni muchísimo menos, el que Bane se hubiese contentado con mandar a dos simples engendros mecánicos a destruir a dos de sus más odiados enemigos, era de lo más sospechoso. Para más inri, realmente esos dos androides habían sido muy fáciles de destruir. Demasiado, de hecho.
-¿Ollie? ¿Te encuentras bien?- preguntó un inquieto Roy Harper- Que conste que lo de tu edad no iba del todo en serio, abuelete.
Green Arrow se acarició levemente su perilla ya grisácea y frunció el ceño con cara de preocupación.
-Algo no está bien aquí. Llevamos meses escondiéndonos de estos androides. Bane estaba deseando encontrarnos. Y una vez que lo consigue, ¿se contenta con mandarnos dos de esos microondas andantes? ¿Y sin apenas oponer resistencia?
Roy permaneció un minuto en silencio y de repente, asintió con la cabeza. Su mentor tenía razón. Algo no cuadraba.
Los dos arqueros no pudieron seguir mucho tiempo con sus pensamientos agoreros, ya que sonó un estruendo muy fuerte. De pronto, algo tiro la puerta debajo de almacén y ambos enmascarados se pusieron en guardia.
En un edifico en pleno centro de Star City
El hombre conocido como Bane estaba sentado en su lujoso sillón de la torre Santa Prisca. Hacía ya cerca de diez años que se construyó dicho edificio. Múltiples fueron las veces en las que el conquistador de Star City se había sentado satisfecho en su “trono”. Pero hoy era un día especial. Por fin había localizado a Green Arrow y a Arsenal.
No es que le supusieran un grave problema, ya que Star City era su territorio desde hacía años y, pese a que ambos justicieros se enfrentaban con regularidad a sus androides, apenas si le habían supuesto algún pequeño retraso a sus planes. No obstante, Bane no podía ocultar que era un placer el quitarse de en medio a un cabo suelto de hace ya una década.
Bane se levantó de su sillón, andando hasta la sala contigua. Pulso un interruptor, haciéndose la luz en un cuarto al que le gustaba entrar a menudo. Era un cuarto bastante iluminado, lleno de vitrinas con recordatorios de algunas de sus victorias.
Al entrar a la izquierda, se encontraba la capucha ensangrentada de Spoiler. Realmente segar su vida fue fácil, pero aun así satisfactorio.
Un poco más adelante estaban expuestos en una vidriera conjunta dos obsequios realmente curiosos. Se trataba de una pistola de color azul y de unos anteojos amarillentos. Dos idiotas que hacía muchos años que formaron parte de una Liga de la Justicia llena de comediantes intentaron hacerse un nombre derrocándolo del gobierno de Star City(1). Pero Bane pronto les demostró que no era un hombre que se caracterizase por su sentido del humor.
En el centro de la sala se encontraba el plato fuerte. El trofeo que más orgullo le producía a Bane. Se trataba de la oscura capa del que había sido su peor enemigo, alguien a quien quebró hacía muchísimos años. Esa primera vez se contentó con dejarlo postrado temporalmente en una silla de ruedas. No obstante, años después, una vez asumió el control de Star City, se ocupó del Murciélago de forma más permanente.
Bane giró la vista hacia una de las esquina de la sala. Allí se encontraba otro de sus recuerdos: Un arco de color verde.
El hombre conocido como Bane estaba sentado en su lujoso sillón de la torre Santa Prisca. Hacía ya cerca de diez años que se construyó dicho edificio. Múltiples fueron las veces en las que el conquistador de Star City se había sentado satisfecho en su “trono”. Pero hoy era un día especial. Por fin había localizado a Green Arrow y a Arsenal.
No es que le supusieran un grave problema, ya que Star City era su territorio desde hacía años y, pese a que ambos justicieros se enfrentaban con regularidad a sus androides, apenas si le habían supuesto algún pequeño retraso a sus planes. No obstante, Bane no podía ocultar que era un placer el quitarse de en medio a un cabo suelto de hace ya una década.
Bane se levantó de su sillón, andando hasta la sala contigua. Pulso un interruptor, haciéndose la luz en un cuarto al que le gustaba entrar a menudo. Era un cuarto bastante iluminado, lleno de vitrinas con recordatorios de algunas de sus victorias.
Al entrar a la izquierda, se encontraba la capucha ensangrentada de Spoiler. Realmente segar su vida fue fácil, pero aun así satisfactorio.
Un poco más adelante estaban expuestos en una vidriera conjunta dos obsequios realmente curiosos. Se trataba de una pistola de color azul y de unos anteojos amarillentos. Dos idiotas que hacía muchos años que formaron parte de una Liga de la Justicia llena de comediantes intentaron hacerse un nombre derrocándolo del gobierno de Star City(1). Pero Bane pronto les demostró que no era un hombre que se caracterizase por su sentido del humor.
En el centro de la sala se encontraba el plato fuerte. El trofeo que más orgullo le producía a Bane. Se trataba de la oscura capa del que había sido su peor enemigo, alguien a quien quebró hacía muchísimos años. Esa primera vez se contentó con dejarlo postrado temporalmente en una silla de ruedas. No obstante, años después, una vez asumió el control de Star City, se ocupó del Murciélago de forma más permanente.
Bane giró la vista hacia una de las esquina de la sala. Allí se encontraba otro de sus recuerdos: Un arco de color verde.
-Que frio hace, mamá- dijo el pequeño Calvin mientras estiraba el harapo que hacía las veces de falda de su madre
-No te preocupes, hijo. Aquí esta Mamá para darte calor- respondió Martha consolando a su pequeño, abrigándolo con un consolador abrazo.
Martha y Calvin no eran los únicos que se encontraban refugiados en el sótano de la Iglesia. Un par de decenas de habitantes de Star City malvivían como podían, en condiciones más cercanas a las de los animales que a las de las personas.
Se veían obligados a vestirse con harapos viejos, a dormir en el suelo y a ser alimentados cuando únicamente podían. Incluso habían recurrido a comer ratas muertas, cazadas con ahínco en las alcantarillas. La desnutrición y la falta de higiene habían hecho mella y la enfermedad y las carencias estaban a la orden del día.
Mientras Bane se lucraba, había condenado a muchos de sus habitantes a vivir en la miseria. El tirano creía en la supervivencia del más fuerte, debido a su infernal infancia en el presidio de Santa Prisca. Así las cosas, Bane había condenado a la miseria a una gran parte de la población de Star City.
-Tengo hambre- continuó lamentándose Calvin
Su madre le dio un húmedo beso en la mejilla. No podía darle ningún alimento, así que lo único que le podía proporcional era un incondicional amor de madre. Afortunadamente, en el recinto había otra mujer que si podía obsequiar al pequeño con alimentos.
-Aquí tienes, pequeño- le susurro una mujer encapuchada, mientras le daba a Calvin una manzana.
El niño la devoró con ansia, royéndola ávido de alimento. La fruta le supo como si fuese un auténtico manjar.
Mientras su hijo saciaba parcialmente su apetito, Martha se ocupó de agradecerlo.
-Muchas gracias, Mia.
-No te preocupes, hijo. Aquí esta Mamá para darte calor- respondió Martha consolando a su pequeño, abrigándolo con un consolador abrazo.
Martha y Calvin no eran los únicos que se encontraban refugiados en el sótano de la Iglesia. Un par de decenas de habitantes de Star City malvivían como podían, en condiciones más cercanas a las de los animales que a las de las personas.
Se veían obligados a vestirse con harapos viejos, a dormir en el suelo y a ser alimentados cuando únicamente podían. Incluso habían recurrido a comer ratas muertas, cazadas con ahínco en las alcantarillas. La desnutrición y la falta de higiene habían hecho mella y la enfermedad y las carencias estaban a la orden del día.
Mientras Bane se lucraba, había condenado a muchos de sus habitantes a vivir en la miseria. El tirano creía en la supervivencia del más fuerte, debido a su infernal infancia en el presidio de Santa Prisca. Así las cosas, Bane había condenado a la miseria a una gran parte de la población de Star City.
-Tengo hambre- continuó lamentándose Calvin
Su madre le dio un húmedo beso en la mejilla. No podía darle ningún alimento, así que lo único que le podía proporcional era un incondicional amor de madre. Afortunadamente, en el recinto había otra mujer que si podía obsequiar al pequeño con alimentos.
-Aquí tienes, pequeño- le susurro una mujer encapuchada, mientras le daba a Calvin una manzana.
El niño la devoró con ansia, royéndola ávido de alimento. La fruta le supo como si fuese un auténtico manjar.
Mientras su hijo saciaba parcialmente su apetito, Martha se ocupó de agradecerlo.
-Muchas gracias, Mia.
Un grupo de tres androides había irrumpido violentamente en el almacén donde se encontraban Roy Harper y Ollie Queen. Su presencia era realmente amenazadora, sobre todo debido a que lucían al completo una apariencia robótica. El aspecto de los robots era metalizado de los pies a la cabeza. Llamaba la atención el que, pese a tener cuerpo humanoide, no se molestaban en asemejarse a seres humanos en lo que a rostro se refiere. No aparentaban tener ni boca, ni ojos, ni nariz. Carecían de cualquier rasgo facial se refiere.
Además, eran seres completamente asexuados. No tenían nada similar a órganos sexuales, ni siquiera pretendían asemejarlo. Eran androides de pies a la cabeza, sin nada que les hiciese pasar por seres humanos.
-Odio cuando tienes razón- masculló Arsenal, mientras echaba mano de su ballesta.
Green Arrow disparó una flecha explosiva contra el pecho de uno de los androides. El estruendo fue ejemplar, resonando por todo el almacén.
-Créeme, chico yo soy el primero que a veces odia tener razón- respondió Ollie, mientras observaba los efectos que había causado su flecha en el androide. Efectos que habían sido prácticamente inexistentes. Se habían limitado únicamente a ennegrecer levemente la zona del impacto. Unos ligeros restos de ceniza negruzca es lo único que provocó la flecha explosiva en el androide
Los tres robots empezaron a caminar inexorablemente hacía los dos arqueros, quienes retrocedieron unos pasos para posteriormente prepararse en posición de combate, cargando unos láseres de combate que portaban en sus manos.
Por supuesto, los justicieros no permanecieron de brazos cruzados ante el ataque de sus antagonistas. Por muy fútil que sea la posibilidad de conseguir salvarse del asalto de los androides, nunca se rendirán. Si algo ha caracterizado siempre a Green Arrow y a Arsenal es que no se darán por vencidos, incluso cuando todo está en su contra.
Ambos arqueros no cesaban de disparar flechas contra unos robots que cada vez se acercaban más y más a ellos. Sus pasos eran firmes y decididos; los impactos de la artillería de Ollie y Roy no les afectaba apenas, pero estos permanecían disparándoles sin cesar.
-Connor(2) estaría orgulloso de ti- aseveró Arsenal a Green Arrow, mientras lanzaba una de sus flechas a la cabeza de uno de los androides.
-Yo siempre lo he estado tanto de él, como de ti y de Mia. De mis tres hijos- respondió Green Arrow a la par que golpeó con su arco a uno de sus adversarios, ya encima de ambos vigilantes.
Los tres androides dispararon sus rayos laser al unísono, impactando contra los dos arqueros. Ese ataque debería haber sido letal. Sí, el par de justicieros, como resultado de recibir de lleno una bandada de láseres, deberían sufrir un aciago destino. No obstante, pese a que ambos héroes resultaron sumamente malheridos, este no era el fin de sus vidas. Bane los quería a ambos vivos.
Además, eran seres completamente asexuados. No tenían nada similar a órganos sexuales, ni siquiera pretendían asemejarlo. Eran androides de pies a la cabeza, sin nada que les hiciese pasar por seres humanos.
-Odio cuando tienes razón- masculló Arsenal, mientras echaba mano de su ballesta.
Green Arrow disparó una flecha explosiva contra el pecho de uno de los androides. El estruendo fue ejemplar, resonando por todo el almacén.
-Créeme, chico yo soy el primero que a veces odia tener razón- respondió Ollie, mientras observaba los efectos que había causado su flecha en el androide. Efectos que habían sido prácticamente inexistentes. Se habían limitado únicamente a ennegrecer levemente la zona del impacto. Unos ligeros restos de ceniza negruzca es lo único que provocó la flecha explosiva en el androide
Los tres robots empezaron a caminar inexorablemente hacía los dos arqueros, quienes retrocedieron unos pasos para posteriormente prepararse en posición de combate, cargando unos láseres de combate que portaban en sus manos.
Por supuesto, los justicieros no permanecieron de brazos cruzados ante el ataque de sus antagonistas. Por muy fútil que sea la posibilidad de conseguir salvarse del asalto de los androides, nunca se rendirán. Si algo ha caracterizado siempre a Green Arrow y a Arsenal es que no se darán por vencidos, incluso cuando todo está en su contra.
Ambos arqueros no cesaban de disparar flechas contra unos robots que cada vez se acercaban más y más a ellos. Sus pasos eran firmes y decididos; los impactos de la artillería de Ollie y Roy no les afectaba apenas, pero estos permanecían disparándoles sin cesar.
-Connor(2) estaría orgulloso de ti- aseveró Arsenal a Green Arrow, mientras lanzaba una de sus flechas a la cabeza de uno de los androides.
-Yo siempre lo he estado tanto de él, como de ti y de Mia. De mis tres hijos- respondió Green Arrow a la par que golpeó con su arco a uno de sus adversarios, ya encima de ambos vigilantes.
Los tres androides dispararon sus rayos laser al unísono, impactando contra los dos arqueros. Ese ataque debería haber sido letal. Sí, el par de justicieros, como resultado de recibir de lleno una bandada de láseres, deberían sufrir un aciago destino. No obstante, pese a que ambos héroes resultaron sumamente malheridos, este no era el fin de sus vidas. Bane los quería a ambos vivos.
Mia Dearden(3) sintió de golpe un escalofrió. Refugiada en el sótano de la iglesia de la ciudad, notó una sensación de desazón en el estómago. No la tristeza ni el malestar constante que malvive con ella desde hace una década. No, no se trataba de él pesar y el sufrimiento que se alojaron en su corazón desde murió Connor que se vio alejada de aquellos que más quería, integrándose entre los deshechos de la ciudad.
Era algo más. Era como si se hubiese extinguido el último rayo de esperanza para arrebatar Star City a Bane. Una lágrima se derramó por su rostro, sin saber explicar exactamente el porqué.
Era algo más. Era como si se hubiese extinguido el último rayo de esperanza para arrebatar Star City a Bane. Una lágrima se derramó por su rostro, sin saber explicar exactamente el porqué.
En la torre Santa Prisca, Bane se estaba bebiendo una copa de un añejo vino, el mejor que pudo encontrar. Realmente el licor no le proporcionaba el mismo placer que inyectarse una dosis de Veneno, la droga que le posibilitaba mantenerse joven al mismo tiempo que le dotaba de una fuerza muy por encima de la media; pese a todo, Bane era un hombre de gustos exquisitos y refinados, sabiendo deleitarse el paladar con estilo.
El comunicador que tenía en el bolsillo empezó a iluminarse intensamente y a vibrar reiteradamente. El gobernante de Star City lo agarró con efusión, puesto que esperaba noticias de sus androides. Hacía ya más de un año que no tenía personalmente algún desafío digno y la posibilidad de tener a su merced a Green Arrow era todo un deleite para sus sentidos.
Así las cosas, miró el mensaje recibido. La pantalla mostraba parpadeante dos luces de colores. Una de un tono verde y otro uno rojizo. Bane sonrió debajo de su máscara. Ese código indicaba fuera de toda duda el que sus androides habían cumplido su cometido. Green Arrow y Arsenal habían sido capturados e iban de camino hacia la torre Santa Prisca.
-Excelente- rumió Bane para sí mismo- Ha llegado el momento de convertir mi jaque en un jaque mate.
El comunicador que tenía en el bolsillo empezó a iluminarse intensamente y a vibrar reiteradamente. El gobernante de Star City lo agarró con efusión, puesto que esperaba noticias de sus androides. Hacía ya más de un año que no tenía personalmente algún desafío digno y la posibilidad de tener a su merced a Green Arrow era todo un deleite para sus sentidos.
Así las cosas, miró el mensaje recibido. La pantalla mostraba parpadeante dos luces de colores. Una de un tono verde y otro uno rojizo. Bane sonrió debajo de su máscara. Ese código indicaba fuera de toda duda el que sus androides habían cumplido su cometido. Green Arrow y Arsenal habían sido capturados e iban de camino hacia la torre Santa Prisca.
-Excelente- rumió Bane para sí mismo- Ha llegado el momento de convertir mi jaque en un jaque mate.
En una oscura habitación, una mujer envuelta en sombras permanecía sentada en una silla. Su mente voló a hace años, cuando inició una relación con el millonario por excelencia de Gotham City. Recuerda las salidas a cenas elegantes, los eventos benéficos, las partidas de golf… pero por encima de todo, recuerda el momento en que descubrió la doble vida de su amado. Ese fue el principio del fin de su relación, ya que pese al amor que sin duda sentía por ella, no podía competir con un juramento que venía cumpliendo desde su infancia.
Pese a que lo intentaron varias veces, su historia nunca tuvo un final feliz. Ella abandonó Gotham City y con el paso del tiempo, acabó encontrando un nuevo amor. No obstante, las circunstancias y, sobretodo, la traición que ella realizó, terminaron pesando más que nada.
Por su culpa. Esa era la palabra clave. La culpa, ese sentimiento que le había destrozado la vida. Cuando llegó a Star City, lo hizo para rehacer su vida. Durante un tiempo fue feliz en la ciudad, pero todo se truncó cuando por su culpa (esa palabra que se repetía como un mantra) Bane terminó haciéndose con el control de la ciudad.
Lo que le destrozó aún más fue cuando su primer amor autentico pereció a manos del criminal que conquistó la ciudad. Ese pensamiento le provocaba tanto dolor que evitaba hasta el recordarlo. Pensar mucho en ello podría llegar a quebrarla aún más.
Y ahora ¿que sería de su vida? Tuvo muchas oportunidades de escapar de Star City a lo largo de esta década en la que Bane había reinado triunfante. No obstante, se autocastigaba permaneciendo encerrada en un pequeño piso donde tenía lo justo para sobrevivir. El mayor tomento era enfrentarse día tras día a sus recuerdos. Ese era la penitencia para Silver St. Cloud(4).
Pese a que lo intentaron varias veces, su historia nunca tuvo un final feliz. Ella abandonó Gotham City y con el paso del tiempo, acabó encontrando un nuevo amor. No obstante, las circunstancias y, sobretodo, la traición que ella realizó, terminaron pesando más que nada.
Por su culpa. Esa era la palabra clave. La culpa, ese sentimiento que le había destrozado la vida. Cuando llegó a Star City, lo hizo para rehacer su vida. Durante un tiempo fue feliz en la ciudad, pero todo se truncó cuando por su culpa (esa palabra que se repetía como un mantra) Bane terminó haciéndose con el control de la ciudad.
Lo que le destrozó aún más fue cuando su primer amor autentico pereció a manos del criminal que conquistó la ciudad. Ese pensamiento le provocaba tanto dolor que evitaba hasta el recordarlo. Pensar mucho en ello podría llegar a quebrarla aún más.
Y ahora ¿que sería de su vida? Tuvo muchas oportunidades de escapar de Star City a lo largo de esta década en la que Bane había reinado triunfante. No obstante, se autocastigaba permaneciendo encerrada en un pequeño piso donde tenía lo justo para sobrevivir. El mayor tomento era enfrentarse día tras día a sus recuerdos. Ese era la penitencia para Silver St. Cloud(4).
FIN (¿o es un principio?)
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
Referencias:
1 .- Para todos aquellos "nuevos lectores" o los "no familiarizados" con el Universo DC pre-New 52, se trata de una evidente referencia los justicieros Blue Beetle y Booster Gold, miembros de la LJI, estandartes de una DC quizás no tan "cool" pero si que mucho más divertida.
2 .- Para los que conocen a Oliver Queen principalmente por la serie de TV "Arrow", Connor Hawke es el nombre del primogénito de Queen, resultado de una relación suya anterior a su época de aventurero. Siguió los pasos de su padre estudiando las filosofias orientales en el mismo monasterio que Oliver lo hizo durante un tiempo y, eventualmente, terminó asumiendo el manto de Green Arrow cuando su padre "murió" (Si, la vida de Green Arrow es, en ocasiones, muy complicada.)
3 .- Más datos para los "neofitos" en el mundo de Green Arrow: Mia Dearden es una joven prostituta acogida por Oliver como protegida. Su rol podría ser muy popular (con ciertas licencias) al de Thea Queen, con la que comparte apodo (Speedy).
4 .- Silver St.Cloud es un personaje proveniente del universo Batman, creada por Steve Englehart y Walt Simonson para su mítica etapa en los años 70 (para algunos considerado el "Batman definitivo"). El personaje caló en el fandom, al tratarse de una mujer inteligente de fuerte caracter, en muchos aspectos muy parecida al propio Bruce Wayne, y su relación fue la base para muchas de las interpretaciones de los personajes femeninos-no-enmascarados que más tarde se han mostrado en su adaptación a otros medios (casi todas -por no decir todas- las parejas de Wayne en las películas de Batman desde 1989, por ejemplo). El personaje fue "rescatado" del olvido por Kevin Smith pero careciendo de muchas de las cualidades que lo definieron en un principio.
1 .- Para todos aquellos "nuevos lectores" o los "no familiarizados" con el Universo DC pre-New 52, se trata de una evidente referencia los justicieros Blue Beetle y Booster Gold, miembros de la LJI, estandartes de una DC quizás no tan "cool" pero si que mucho más divertida.
2 .- Para los que conocen a Oliver Queen principalmente por la serie de TV "Arrow", Connor Hawke es el nombre del primogénito de Queen, resultado de una relación suya anterior a su época de aventurero. Siguió los pasos de su padre estudiando las filosofias orientales en el mismo monasterio que Oliver lo hizo durante un tiempo y, eventualmente, terminó asumiendo el manto de Green Arrow cuando su padre "murió" (Si, la vida de Green Arrow es, en ocasiones, muy complicada.)
3 .- Más datos para los "neofitos" en el mundo de Green Arrow: Mia Dearden es una joven prostituta acogida por Oliver como protegida. Su rol podría ser muy popular (con ciertas licencias) al de Thea Queen, con la que comparte apodo (Speedy).
4 .- Silver St.Cloud es un personaje proveniente del universo Batman, creada por Steve Englehart y Walt Simonson para su mítica etapa en los años 70 (para algunos considerado el "Batman definitivo"). El personaje caló en el fandom, al tratarse de una mujer inteligente de fuerte caracter, en muchos aspectos muy parecida al propio Bruce Wayne, y su relación fue la base para muchas de las interpretaciones de los personajes femeninos-no-enmascarados que más tarde se han mostrado en su adaptación a otros medios (casi todas -por no decir todas- las parejas de Wayne en las películas de Batman desde 1989, por ejemplo). El personaje fue "rescatado" del olvido por Kevin Smith pero careciendo de muchas de las cualidades que lo definieron en un principio.
“Hay fórmulas en esto del mundo de los superhéroes que, por más que sean conocidas, no por eso dejan de ser efectivas. A todo lector le gusta una buena distopía, un futuro apocalíptico dónde no sólo nuestro protagonista es la única esperanza sino que está en clara desventaja frente a sus enemigos y lo está “pasando canutas”. Si a eso le añades un carismático villano e introduces algún tipo de trama de “redención” o “superación”, tendrás todos los elementos necesarios para hacer una gran historia.
ResponderEliminarCon este capítulo David Guirado ha hecho un movimiento muy inteligente. Debemos recordar que su último número del Arquero Esmeralda es de hace más de dos años y eso es demasiado tiempo, lo mires como lo mires, para “retener” la atención de cualquier lector que se acerque a la serie ahora mismo con el ritmo que hasta ahora mantenía la trama (desvelándonos un poquito más del “puzzle” que estaba construyendo en cada episodio) por muchos resúmenes que hubiesen puesto al principio del mismo. En vez de continuar con su “plan original” da un “golpe de timón” enviándonos al futuro de su propia trama y mostrándonos dónde pretende llevar a los personajes en una historia que, aunque sólo muestre pequeños detalles, anticipa grandes dosis de dramatismo y espectaculares momentos (la ya mencionada “distopía”).
Este movimiento tiene sus “pros” y sus “contras”: por un lado ha conseguido captar de nuevo nuestra atención rápidamente; por el otro, se ha puesto el listón muy alto con las grandes expectativas que genera con este episodio. Ahora solo nos queda esperar que el próximo capítulo (y los siguientes) no se demoren tanto en el tiempo como este y podamos disfrutar de esta gran aventura.
Respecto al arte de Ernesto, continúa siendo muy efectivo. Ha conseguido algo no muy sencillo que es plasmar todo el conjunto de la historia en una sola imagen (algo de lo que no eres consciente hasta que no termina el relato, pero eso no le resta mérito…)”
Comentario publicado originalmente con fecha 10/05/2015