Título: Ataque nocturno Autor: Carlos Fortuny Portada: Geraldo Borges, Jose Luis García-López y Roberto Cruz Publicado en: Septiembre 2015
Tras el fracaso en Havania Hal Jordan espera tener más suerte en Jayd, un planeta de por si peliagudo para los Lanterns. ¿Conseguirán sacar algo los Lanterns de un planeta corrupto en el que L.E.G.I.O.N. también está metiendo baza?
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Hace billones de años, una raza de inmortales aprendió a aprovechar la más poderosa fuente de energía existente. Esa energía alimentaría unos anillos que serían entregados a unos pocos elegidos en el universo, aquellos con la voluntad de superar su mayor miedo. Juntos, esos tres mil seiscentos elegidos forman la mayor fuerza pacificadora del Universo. Ellos son...
En capítulos anteriores: Mientras John Stewart y su equipo apenas sons capaz de abandonar Betrasus de una pieza, Hal Jordan y su grupo continúan con su misión diplomática para llegar a acuerdos que les permitan restablecer las operaciones del Corps mientras comprueban con frustración como el grupo conocido como L.E.G.I.O.N. les ha sustituido como principal fuerza del Bien en la galaxia con unos métodos con los que no están totalmente de acuerdo.
Interceptor 21, el espacio. Sector 112
Estaba siendo un viaje muy tranquilo. Demasiado tranquilo para Hal, quien había tenido mucho tiempo para pensar, algo que nunca le había entusiasmado; y menos desde que tantas cosas le pesaban. Observó la consola de datos distraído, llevaba horas estudiando todos los datos existentes sobre L.E.G.I.O.N.(1) pero no se conseguía concentrar. Viajaban a Jayd, y aquello irremediablemente le hacía pensar en Laira. Recordaba que la mujer le había intentado hacer frente cuando él se rebeló contra todo el cuerpo, pero no sabía que había sido de ella. Habría jurado que estaba muerta, pero tampoco lo había confirmado. Fuera como fuese, viajar al planeta de su antigua compañera hacía que el peso de sus actos fuera casi insoportable.
Carol y los chicos habían intentado sacarlo de allí, pero Hal se había negado, era el líder de los Green Lanterns Corps, no tenía tiempo que perder en nimiedades.
El Lantern de Coast City logró salir de su ensoñación y concentrarse otra vez en las noticias que estaba ojeando. L.E.G.I.O.N. no era para tomársela en broma. Últimamente había ganado bastante popularidad, y su líder, Vril Dox(2), aunque no tenía demasiada buena imagen pública, se decía que era un arrogante hijo de %&$$%@, parecía ser terriblemente eficiente en su trabajo. En los diarios espaciales había empezado el duelo, ¿L.E.G.I.O.N. o Corps? ¿Quiénes protegerá la galaxia?
A metros de aquella habitación el ambiente era bastante diferente, relajado, distendido, hasta agradable. Los tres reclutas y la Zafiro Estelar Carol Ferris jugaban animados al juego espacial de moda, una suerte de Risk espacial que estaba siendo la sensación en numerosos sectores.
-No me puedo creer lo bien que se te dan estas cosas.- Dijo Carol con una sonrisa al pequeño B’dg.
El h'lvenite se sonrojó ligeramente, para acto seguido desviar la mirada hacia el tablero. Llevaba toda la partida barriendo a sus adversarios. Carol era la única que había aguantado mínimamente, pero tampoco conseguía seguir el ritmo a la pequeña ardilla. Por su parte, Sodam estaba haciendo totalmente el ridículo, siendo el peor por una gran diferencia, y no dejaba de soltar bufidos.
-Llevo toda mi vida estudiando, sobretodo historia, tanto la de mi raza como la de muchas otras. Siempre me han apasionado los temas de historia y estrategia…
-Menos hablar y más jugar.- Dijo Sodam hastiado.
-Se te da increíblemente mal perder, ¿Sabes?- Preguntó Anya con una amplia sonrisa.
-Supongo que no estoy acostumbrado a perder.- Le respondió cortante.
-¿Qué se supone que significa eso?- Preguntó la cosmonauta rusa, quien no sabía si Sodam estaba siendo increíblemente arrogante, o la estaba llamando a ella perdedora.
-Tómatelo como quieras.- Le respondió el daxamita molesto.
-Adiós al último planeta que controlabas.- Anunció B’dg moviendo algunas holofichas.
Con este movimiento, Sodam se había quedado sin nada, una sola nave con tripulación, que sería el equivalente a que todo tu ejército y territorio se redujeran a una barca y tres pescadores en una guerra mundial.
-¡Bah! ¡Esto es un coñazo!- Exclamó el daxamita levantándose cabreado.
-Aún no me has dicho que se supone que insinuabas.- Le dijo Anya levantándose también bastante molesta.
-Ya vale chicos, es solo un juego.- Dijo Carol intentando poner algo de paz mientras se colocaba entre los dos.
Por su parte, B’dg se limitaba a encogerse un poco, intentando que la bochornosa situación no le alcanzara. Desde un principio había sabido que aunque le encantaba el juego, no era buena idea jugarlo con Sodam.
Afortunadamente para todos, los altavoces de la nave anunciaron que iban a entrar en la órbita de Jayd, por lo que todos tuvieron que dirigirse a sus puestos.
Carol y los chicos habían intentado sacarlo de allí, pero Hal se había negado, era el líder de los Green Lanterns Corps, no tenía tiempo que perder en nimiedades.
El Lantern de Coast City logró salir de su ensoñación y concentrarse otra vez en las noticias que estaba ojeando. L.E.G.I.O.N. no era para tomársela en broma. Últimamente había ganado bastante popularidad, y su líder, Vril Dox(2), aunque no tenía demasiada buena imagen pública, se decía que era un arrogante hijo de %&$$%@, parecía ser terriblemente eficiente en su trabajo. En los diarios espaciales había empezado el duelo, ¿L.E.G.I.O.N. o Corps? ¿Quiénes protegerá la galaxia?
A metros de aquella habitación el ambiente era bastante diferente, relajado, distendido, hasta agradable. Los tres reclutas y la Zafiro Estelar Carol Ferris jugaban animados al juego espacial de moda, una suerte de Risk espacial que estaba siendo la sensación en numerosos sectores.
-No me puedo creer lo bien que se te dan estas cosas.- Dijo Carol con una sonrisa al pequeño B’dg.
El h'lvenite se sonrojó ligeramente, para acto seguido desviar la mirada hacia el tablero. Llevaba toda la partida barriendo a sus adversarios. Carol era la única que había aguantado mínimamente, pero tampoco conseguía seguir el ritmo a la pequeña ardilla. Por su parte, Sodam estaba haciendo totalmente el ridículo, siendo el peor por una gran diferencia, y no dejaba de soltar bufidos.
-Llevo toda mi vida estudiando, sobretodo historia, tanto la de mi raza como la de muchas otras. Siempre me han apasionado los temas de historia y estrategia…
-Menos hablar y más jugar.- Dijo Sodam hastiado.
-Se te da increíblemente mal perder, ¿Sabes?- Preguntó Anya con una amplia sonrisa.
-Supongo que no estoy acostumbrado a perder.- Le respondió cortante.
-¿Qué se supone que significa eso?- Preguntó la cosmonauta rusa, quien no sabía si Sodam estaba siendo increíblemente arrogante, o la estaba llamando a ella perdedora.
-Tómatelo como quieras.- Le respondió el daxamita molesto.
-Adiós al último planeta que controlabas.- Anunció B’dg moviendo algunas holofichas.
Con este movimiento, Sodam se había quedado sin nada, una sola nave con tripulación, que sería el equivalente a que todo tu ejército y territorio se redujeran a una barca y tres pescadores en una guerra mundial.
-¡Bah! ¡Esto es un coñazo!- Exclamó el daxamita levantándose cabreado.
-Aún no me has dicho que se supone que insinuabas.- Le dijo Anya levantándose también bastante molesta.
-Ya vale chicos, es solo un juego.- Dijo Carol intentando poner algo de paz mientras se colocaba entre los dos.
Por su parte, B’dg se limitaba a encogerse un poco, intentando que la bochornosa situación no le alcanzara. Desde un principio había sabido que aunque le encantaba el juego, no era buena idea jugarlo con Sodam.
Afortunadamente para todos, los altavoces de la nave anunciaron que iban a entrar en la órbita de Jayd, por lo que todos tuvieron que dirigirse a sus puestos.
Hangar principal del espacio-puerto, Jayd. Sector 112
Hal Jordan fue el primero en bajar del interceptor, seguido muy de cerca por Carol. Su llegada apenas había levantado expectación, y es que en el espacio-puerto se veía siempre todo tipo de cosas, y un puñado de Lanterns tampoco eran nada especial.
Había mucho ajetreo de todo tipo de especies, y a diferencia de Havania, Jayd daba la sensación de sucio; siendo casi lo opuesto, mercenarios, contrabandistas, piratas, y en general población de los bajos fondos era lo que más se movía tanto en el espacio-puerto, como en el planeta. Si querías desaparecer hacia las regiones exteriores porque tenías problemas con la ley, este era de los mejores puntos de fuga.
Entre todo el tráfico de gente un hombre permanecía quieto observando el descensos de los Lanterns. Su piel era verdosa, y su corto cabello rubio. Pertenecía a la raza coluana, reconocida en todo el universo gracias a las maldades de Braniac. Portaba una chaqueta blanca sobre colores negros con el emblema de L.E.G.I.O.N. De todos sus rasgos, su sonrisa altanera era el más destacable.
El hombre enseguida se dirigió hacia Hal con una sonrisa de oreja a oreja y tendiéndole la mano.
-Hal Jordan. El hombre del momento.- Anunció cerrándole el paso con un tono de lo más jovial.
El Lantern dudó unos segundos, pero finalmente consiguió reconocer a su interlocutor.
-¿Vril Dox?- Dudó el Lantern.
-Vaya, es un honor que me reconozca alguien de su fama.- Respondió Vril mientras ambos estrechaban sus manos.
-¿Nos estabas esperando?
-Bueno, como puedes observar Jayd no es famosa por su hospitalidad, así que me decidí a darte yo la bienvenida y conocerte antes de nuestra reunión.- Dijo el coluano.
-No hacía falta…- Dijo Hal a quien no le había gustado la sorpresa.- ¿Qué reunión?
-Ah, ¿Aún no te lo han anunciado?, lo dicho, son un caso en este planeta. Al parecer nos recibirán a ambos a la vez mañana. Será un duelo de titanes.- Bromeó entre risas.- Puedes consultarlo con ellos de todas formas.
-Sí, eso haré.- Contestó el Lantern dejando claro que no confiaba en nada que saliera de la boca de Vril.
-Por supuesto, por supuesto.- Contestó Vril.- Bueno, si no tenéis donde quedaros os aconsejo los hoteles de la zona de Spartax, los de Horeca son más baratos, pero no es una buena zona.
-Ya, eh, gracias por tu ayuda…- Mintió Hal con desgana.- ¿Y has venido hasta aquí solo para recomendarnos hoteles? Creía que dirigías una organización policial, no una hotelera…
-Directo al grano.- Dijo entre risas.- Eso me gusta. No, venía a proponerte algo.
Vril guardó unos instantes de silencio bajo la atenta mirada de los Lanterns. Los novatos habían estado cuchicheando todo el rato, mientras que Carol no había perdido detalle de la conversación.
-Quiero que te unas a nosotros Hal, únete a L.E.G.I.ON.
Hal no pudo evitar reírse, hasta que comprendió que el hombre hablaba enserio; seguía manteniendo la sonrisa, pero no bromeaba.
-Espera, ¿Lo dices enserio?- Preguntó Hal extrañado y entonces ya no le cupo duda alguna.- Lo dices enserio. Lo siento Dox, pero no puedo aceptar tu propuesta. Los Lanterns hemos vuelto, y nosotros nos encargaremos de defender el universo. Tú puedes seguir con tu otra vocación de gestor hotelero.
El inteligente líder de L.E.G.I.O.N. amplió su sonrisa y negó con la cabeza.
-Vaya, es una pena. Habrías sido un buen fichaje. En fin, la puerta seguirá abierta.- Dijo Vril dándose la vuelta listo para marcharse, pero entonces se detuvo para añadir una última cosa.- Yo que tú no esperaría que L.E.G.I.O.N. desapareciese, estamos aquí para quedarnos.
Hal Jordan fue el primero en bajar del interceptor, seguido muy de cerca por Carol. Su llegada apenas había levantado expectación, y es que en el espacio-puerto se veía siempre todo tipo de cosas, y un puñado de Lanterns tampoco eran nada especial.
Había mucho ajetreo de todo tipo de especies, y a diferencia de Havania, Jayd daba la sensación de sucio; siendo casi lo opuesto, mercenarios, contrabandistas, piratas, y en general población de los bajos fondos era lo que más se movía tanto en el espacio-puerto, como en el planeta. Si querías desaparecer hacia las regiones exteriores porque tenías problemas con la ley, este era de los mejores puntos de fuga.
Entre todo el tráfico de gente un hombre permanecía quieto observando el descensos de los Lanterns. Su piel era verdosa, y su corto cabello rubio. Pertenecía a la raza coluana, reconocida en todo el universo gracias a las maldades de Braniac. Portaba una chaqueta blanca sobre colores negros con el emblema de L.E.G.I.O.N. De todos sus rasgos, su sonrisa altanera era el más destacable.
El hombre enseguida se dirigió hacia Hal con una sonrisa de oreja a oreja y tendiéndole la mano.
-Hal Jordan. El hombre del momento.- Anunció cerrándole el paso con un tono de lo más jovial.
El Lantern dudó unos segundos, pero finalmente consiguió reconocer a su interlocutor.
-¿Vril Dox?- Dudó el Lantern.
-Vaya, es un honor que me reconozca alguien de su fama.- Respondió Vril mientras ambos estrechaban sus manos.
-¿Nos estabas esperando?
-Bueno, como puedes observar Jayd no es famosa por su hospitalidad, así que me decidí a darte yo la bienvenida y conocerte antes de nuestra reunión.- Dijo el coluano.
-No hacía falta…- Dijo Hal a quien no le había gustado la sorpresa.- ¿Qué reunión?
-Ah, ¿Aún no te lo han anunciado?, lo dicho, son un caso en este planeta. Al parecer nos recibirán a ambos a la vez mañana. Será un duelo de titanes.- Bromeó entre risas.- Puedes consultarlo con ellos de todas formas.
-Sí, eso haré.- Contestó el Lantern dejando claro que no confiaba en nada que saliera de la boca de Vril.
-Por supuesto, por supuesto.- Contestó Vril.- Bueno, si no tenéis donde quedaros os aconsejo los hoteles de la zona de Spartax, los de Horeca son más baratos, pero no es una buena zona.
-Ya, eh, gracias por tu ayuda…- Mintió Hal con desgana.- ¿Y has venido hasta aquí solo para recomendarnos hoteles? Creía que dirigías una organización policial, no una hotelera…
-Directo al grano.- Dijo entre risas.- Eso me gusta. No, venía a proponerte algo.
Vril guardó unos instantes de silencio bajo la atenta mirada de los Lanterns. Los novatos habían estado cuchicheando todo el rato, mientras que Carol no había perdido detalle de la conversación.
-Quiero que te unas a nosotros Hal, únete a L.E.G.I.ON.
Hal no pudo evitar reírse, hasta que comprendió que el hombre hablaba enserio; seguía manteniendo la sonrisa, pero no bromeaba.
-Espera, ¿Lo dices enserio?- Preguntó Hal extrañado y entonces ya no le cupo duda alguna.- Lo dices enserio. Lo siento Dox, pero no puedo aceptar tu propuesta. Los Lanterns hemos vuelto, y nosotros nos encargaremos de defender el universo. Tú puedes seguir con tu otra vocación de gestor hotelero.
El inteligente líder de L.E.G.I.O.N. amplió su sonrisa y negó con la cabeza.
-Vaya, es una pena. Habrías sido un buen fichaje. En fin, la puerta seguirá abierta.- Dijo Vril dándose la vuelta listo para marcharse, pero entonces se detuvo para añadir una última cosa.- Yo que tú no esperaría que L.E.G.I.O.N. desapareciese, estamos aquí para quedarnos.
Albergue “El Paso”, zona de Horeca, Jayd. Sector 112
Había sido por pura cabezonería, por llevarle la contraria a Vril, pero Hal había decidido irse a la zona barata y más conflictiva de la ciudad. No obstante todos habían estado de acuerdo, y es que a ninguno le había gustado demasiado la actitud del líder de L.E.G.I.O.N.
Todo el camino hasta la zona de los alberges se lo habían pasado cotilleando sobre el coluano, si bien aún se notaba la tensión entre Anya y Sodam; y es que la cosmonauta ignoraba todos sus comentarios, o le ponía mala cara. El joven no quería recular en nada de lo que había dicho, pero ahora se empezaba a sentir algo mal por haber enfadado a la rusa.
Hal entró en la habitación en la que había dejado al resto del grupo para realizar una llamada a los dirigentes del planeta.
-Pues no está tan mal.- Dijo finalmente Hal al ver la habitación.
-Es un tugurio…- Respondió Carol.
-¿Qué dices?- Preguntó Hal ligeramente ofendido.
-No es por quitarle la razón señor, pero está claro que el lugar carece de los sistemas de higiene mínimos.- Dijo B’dg abriendo un cajón en el que había algunos restos de comida.
-No me seáis tan refinados.- Dijo Hal finalizando la conversación y cambiando de tema rápidamente.- Bueno, acabo de confirmar que Vril no mentía. Nos reuniremos mañana. Por lo que hoy podéis hacer lo que queráis. Pero no os metáis en líos, y cuando digo no os metáis en líos no me refiero a que hagáis como en Havania…
-¿Tú no vas a salir?- Preguntó Carol buscando el contacto de Hal.
-No, estoy cansado, me voy a ir ya a dormir…
-Estoy segura de que airearte un poco te podría venir bien, dejar de pensar en…- Empezó a replicar Carol, pero entonces el Lantern la interrumpió.
-No Carol, me voy a dormir. Sal tú por ahí y diviértete.- Dijo el Lantern un poco cortante.
De verdad estaba cansado, y había intentado utilizar todas las energías que le quedaban para subir la moral al ver aquella inmunda habitación, pero se lo habían tirado por tierra, así que en aquellos momentos solo quería estar un rato en soledad.
-Como quieras…- Acabó cediendo Carol cabizbaja.
Había sido por pura cabezonería, por llevarle la contraria a Vril, pero Hal había decidido irse a la zona barata y más conflictiva de la ciudad. No obstante todos habían estado de acuerdo, y es que a ninguno le había gustado demasiado la actitud del líder de L.E.G.I.O.N.
Todo el camino hasta la zona de los alberges se lo habían pasado cotilleando sobre el coluano, si bien aún se notaba la tensión entre Anya y Sodam; y es que la cosmonauta ignoraba todos sus comentarios, o le ponía mala cara. El joven no quería recular en nada de lo que había dicho, pero ahora se empezaba a sentir algo mal por haber enfadado a la rusa.
Hal entró en la habitación en la que había dejado al resto del grupo para realizar una llamada a los dirigentes del planeta.
-Pues no está tan mal.- Dijo finalmente Hal al ver la habitación.
-Es un tugurio…- Respondió Carol.
-¿Qué dices?- Preguntó Hal ligeramente ofendido.
-No es por quitarle la razón señor, pero está claro que el lugar carece de los sistemas de higiene mínimos.- Dijo B’dg abriendo un cajón en el que había algunos restos de comida.
-No me seáis tan refinados.- Dijo Hal finalizando la conversación y cambiando de tema rápidamente.- Bueno, acabo de confirmar que Vril no mentía. Nos reuniremos mañana. Por lo que hoy podéis hacer lo que queráis. Pero no os metáis en líos, y cuando digo no os metáis en líos no me refiero a que hagáis como en Havania…
-¿Tú no vas a salir?- Preguntó Carol buscando el contacto de Hal.
-No, estoy cansado, me voy a ir ya a dormir…
-Estoy segura de que airearte un poco te podría venir bien, dejar de pensar en…- Empezó a replicar Carol, pero entonces el Lantern la interrumpió.
-No Carol, me voy a dormir. Sal tú por ahí y diviértete.- Dijo el Lantern un poco cortante.
De verdad estaba cansado, y había intentado utilizar todas las energías que le quedaban para subir la moral al ver aquella inmunda habitación, pero se lo habían tirado por tierra, así que en aquellos momentos solo quería estar un rato en soledad.
-Como quieras…- Acabó cediendo Carol cabizbaja.
Zona de Horeca, Jayd. Sector 112
Los tres reclutas y Carol habían acabado saliendo a dar una vuelta, pero enseguida descubrieron que no era un lugar demasiado turístico. No sabían si era el planeta, o solo aquella zona, pero cada nuevo lugar que descubrían parecía peor que el anterior.
Finalmente tras más de una hora deambulando acabaron encontrando un pequeño mercado que les llamó la atención.
Carol había hablado animadamente con Anya y B’dg, y es que el h'lvenite era un ser de lo más simpático e inteligente, mientras que la rusa era una chica de lo más interesante; había vivido en una época totalmente diferente, y después había viajado unos cuantos años por el espacio, una experiencia que pocos humanos habían experimentado.
Por su parte, Sodam había acabado quedándose rezagado, en primer lugar por las caras de Anya, y finalmente porque se había aburrido de sus temas de conversación. Además parecía que era el único al que le parecía que el mercado era un coñazo.
-Debería haberme quedado con Hal…- Susurró Sodam dando una patada a una piedra.
La piedra estuvo a punto de impactar en una figura encapuchada que se encontraba sentada a pocos metros. Pero esta no se movió ni un centímetro.
Sodam se encogió asustado al ver que casi le había dado, pero el susto se transformó en curiosidad al ver la calma que transmitía la figura.
Entonces la persona encapuchada se movió, alzando un brazo y haciendo un movimiento con el que invitaba al daxamita a acercarse.
Sodam dudó y alzó la vista para ver como unos metros más allá sus compañeros reían con el dueño de un tenderete que les mostraba una estatuilla. Volvió a mirar a la figura, y finalmente se decidió a acercarse, acuclillándose a su lado.
-Siento lo de la piedra.- Se disculpó el recluta.
-Tú… Tú serás importante…- Dijo la encapuchada con una voz aterradora, como de ultratumba, ignorando por completo a Sodam.
-¿Qué?- Preguntó casi por acto reflejo el daxamita.
-El destino de los Lanterns… Está en tus manos….
-Eh… Eres un tío un poco raro ¿No?- Dijo Sodam poniéndose en pie.
Entonces, la figura alzó la mano y agarró al Lantern por la muñeca; para lo canija que parecía la figura y lo huesuda que era su mano tenía bastante fuerza.
-Tú alzarás a los Lanterns o los hundirás en las penumbras… pero ten cuidado, hay más cosas en juego…
Finalmente la figura aflojó su agarre y el Lantern se liberó con un brusco movimiento.
-Deja de flipar colega.
Dicho esto, Sodam se alejó volviendo con sus compañeros, pero sin dejar de volverse una y otra vez para mirar a la figura, que volvía a estar quieta en su lugar.
-¿Qué te pasa?- Preguntó Carol al ver al Lantern un tanto pálido.
-No… No, nada.- Respondió el daxamita recuperando la compostura.- Es que he visto a un tío muy feo.
-No deberías preocuparte por él Carol, solo es un imbécil.- Intervino Anya.
-Sí, yo también te quiero, eres un amor.- Respondió Sodam socarronamente.
-Eeeh, ¿Vamos a comer algo?- Preguntó B’dg con la esperanza de acabar con la discusión.
-Claro, ya empezaba a tener hambre.- Respondió Carol jovial intuyendo la intención del pequeño recluta.
-Sí, eso estaría bien…- Dijo Sodam algo distraído.
Sodam echó una última mirada hacia el lugar donde estaba sentada la figura, pero esta ya no se encontraba allí.
Los tres reclutas y Carol habían acabado saliendo a dar una vuelta, pero enseguida descubrieron que no era un lugar demasiado turístico. No sabían si era el planeta, o solo aquella zona, pero cada nuevo lugar que descubrían parecía peor que el anterior.
Finalmente tras más de una hora deambulando acabaron encontrando un pequeño mercado que les llamó la atención.
Por su parte, Sodam había acabado quedándose rezagado, en primer lugar por las caras de Anya, y finalmente porque se había aburrido de sus temas de conversación. Además parecía que era el único al que le parecía que el mercado era un coñazo.
-Debería haberme quedado con Hal…- Susurró Sodam dando una patada a una piedra.
La piedra estuvo a punto de impactar en una figura encapuchada que se encontraba sentada a pocos metros. Pero esta no se movió ni un centímetro.
Sodam se encogió asustado al ver que casi le había dado, pero el susto se transformó en curiosidad al ver la calma que transmitía la figura.
Entonces la persona encapuchada se movió, alzando un brazo y haciendo un movimiento con el que invitaba al daxamita a acercarse.
Sodam dudó y alzó la vista para ver como unos metros más allá sus compañeros reían con el dueño de un tenderete que les mostraba una estatuilla. Volvió a mirar a la figura, y finalmente se decidió a acercarse, acuclillándose a su lado.
-Siento lo de la piedra.- Se disculpó el recluta.
-Tú… Tú serás importante…- Dijo la encapuchada con una voz aterradora, como de ultratumba, ignorando por completo a Sodam.
-¿Qué?- Preguntó casi por acto reflejo el daxamita.
-El destino de los Lanterns… Está en tus manos….
-Eh… Eres un tío un poco raro ¿No?- Dijo Sodam poniéndose en pie.
Entonces, la figura alzó la mano y agarró al Lantern por la muñeca; para lo canija que parecía la figura y lo huesuda que era su mano tenía bastante fuerza.
-Tú alzarás a los Lanterns o los hundirás en las penumbras… pero ten cuidado, hay más cosas en juego…
Finalmente la figura aflojó su agarre y el Lantern se liberó con un brusco movimiento.
-Deja de flipar colega.
Dicho esto, Sodam se alejó volviendo con sus compañeros, pero sin dejar de volverse una y otra vez para mirar a la figura, que volvía a estar quieta en su lugar.
-¿Qué te pasa?- Preguntó Carol al ver al Lantern un tanto pálido.
-No… No, nada.- Respondió el daxamita recuperando la compostura.- Es que he visto a un tío muy feo.
-No deberías preocuparte por él Carol, solo es un imbécil.- Intervino Anya.
-Sí, yo también te quiero, eres un amor.- Respondió Sodam socarronamente.
-Eeeh, ¿Vamos a comer algo?- Preguntó B’dg con la esperanza de acabar con la discusión.
-Claro, ya empezaba a tener hambre.- Respondió Carol jovial intuyendo la intención del pequeño recluta.
-Sí, eso estaría bien…- Dijo Sodam algo distraído.
Sodam echó una última mirada hacia el lugar donde estaba sentada la figura, pero esta ya no se encontraba allí.
Albergue “El Paso”, zona de Horeca, Jayd. Sector 112
En cuanto el resto se había marchado, Hal se había metido en la cama, pero ahora casi se arrepentía de no haber salido. Llevaba más de una hora dando vueltas en la cama pero no había forma de que consiguiera conciliar el sueño. Toda la presión que sentía por el cargo parecía estar oprimiéndolo de tal forma que casi le costaba respirar. Resultaba irónico, casi gracioso, él había sido siempre un hombre sin miedo. El primero en lanzarse de cabeza al peligro; muchas veces lo tomaban por loco, es lo que le gustaba.
Pero ahora le habían cortado las alas, le habían dado aquel cargo, lo habían convertido en un hombre temeroso, uno demasiado preocupado por la seguridad de los Lanterns como para lanzarse a ciegas como antes, ¿qué había sido de Hal Jordan? Eso se preguntaba el primero de los Lantern humanos una y otra vez.
Si bien maldecía el no poder dormir, de haber estado durmiendo no habría podido ver como un pequeño resplandor rojo flotaba más allá de las cortinas y los cristales de las ventanas. Podría haber sido cualquier cosa, un vehículo, un droide, hasta un niño intentando molestar, pero Hal estaba versado en esto de ser un superhéroe; más que eso, un guerrero. Tuvo un muy mal presentimiento, así que no dudó un instante en recoger el anillo que reposaba en su mesilla de noche, introduciéndolo en su dedo y activando enseguida un campo de energía a su alrededor. Y no cabe duda de que fue la mejor idea que se le podría haber ocurrido, pues apenas un segundo después un misil reventó la ventana arrollando en el acto la cortina, para acabar impactando y explotando contra el campo de energía de Hal, quien resistió bastante bien el impacto.
Al otro lado de la destrozada ventana cuatro hombres embutidos en armaduras tecnológicamente muy avanzadas flotaban en el aire. Las armaduras eran bastante estilizadas y cubrían por completo el cuerpo y el rostro de los atacantes, aunque por la forma de la armadura se podía intuir que eran o humanos o extraterrestres con una fisiología similar. Predominaba el color amarillo, mientras que los detalles de estas eran en negro. Unos cañones surgían de sus hombros, mientras que sus brazos disponían de un escudo y una espada integrados en el dorso de la palma del guantelete, mientras que en la palma se podían intuir cañones láser.
-¿Quiénes sois? ¡¿Y qué narices queréis?!- Preguntó Hal bastante enfadado.
-Fuego…- Dijo uno de los hombres con armadura.
Enseguida los cuatro oponentes de Hal dispararon una andanada de misiles.
-Por supuesto…- Susurró Hal con una sonrisa cansada mientras otorgaba más fuerza de voluntad a su escudo.
Multiples misiles impactaron en el campo de energía que enseguida empezó a temblar a la vez que la habitación y parte del albergue eran destruidos. Hal enseguida se dio cuenta de que estaba poniendo en peligro a inocentes, además no estaba seguro de que su escudo aguantara de quedarse quieto, por lo que salió del lugar brillando con un verde intenso asegurándose de que sus atacantes lo vieran moverse, y empezó a ascender en el cielo donde no podrían hacer daño a inocentes.
-¡Intenta huir! ¡Seguidlo!- Ordenó el hombre que parecía estar al mando, pues de momento era el único que había hablado.
Los cuatro hombres embutidos en armaduras tecnológicas siguieron al Lantern que sonrió al ver como lo perseguían. Hal redujo un poco la velocidad y realizó un par de maniobras haciendo que sus perseguidores rompieran su formación, por lo que ahora uno iba ligeramente adelantado al resto.
El Lantern permitió que el primero de los atacantes lo alcanzara, y este enseguida hizo uso de su espada, pero esta impactó contra la espada esmeralda que el propio Hal había creado con su fuerza de voluntad. En un mismo movimiento, el Lantern contraatacó, pero esta vez fue el escudo de su oponente el que aguantó el impacto.
Entonces Hal se vio sorprendido cuando su rival abrió la palma de su mano derecha y disparó un fogonazo que el campo de energía de Hal aguantó por los pelos.
-Se acabaron las sutilezas…- Gruñó el Lantern mosqueado.
Acto seguido un enorme guante de boxeo golpeó a su oponente mandándolo a la superficie del planeta, y haciendo que se estrellara sobre un vehículo aparcado.
-Tened cuidado, no os separéis.- Ordenó el líder de los hombres con armadura.
Los tres oponentes acababan de alcanzar y rodear a Hal.
-Es vuestra última oportunidad de rendiros.- Dijo Hal no sin cierta prepotencia.
La respuesta de los otros se limitó a una pequeña risa y a un brutal ataque láser, que surgió de ambas palmas de sus tres oponentes. Hal esta vez no levantó su escudo, se limitó a hacer una pirueta en el aire con lo que consiguió que dos de sus atacantes se impactaran entre ellos, cayendo a la superficie sin control. Pero esta acrobacia le salió cara al Lantern, pues al hacer esto el tercero de los atacantes consiguió acertarle en un costado, lo que hizo que Hal contuviera un grito de dolor.
Si bien había conseguido acertar a su objetivo, el único de los oponentes de Hal que seguía en pié sabía que su situación era delicada. Aunque estuviera herido, ahora tenía que enfrentarse él solo a un Green Lantern, por lo que descargó todos los misiles y energía láser que le quedaba, y emprendió lo más rápido que pudo la huida.
Pero a pesar de su herida, Hal consiguió contener, no sin cierto esfuerzo, todo lo que su oponente le había lanzado; para acto seguido, encerrar a su oponente en una jaula esmeralda antes de que se alejara demasiado.
El Lantern se acercó volando lentamente con su mano izquierda en el costado mientras mantenía el puño derecho alzado, con el que estaba aprisionando a su oponente.
-Ahora tú y yo vamos a hablar.- Dijo enfadado el Lantern.
-¡No! ¡Déjame salir de aquí maldito bastardo!- Gritó furioso.
-Es a mí a quien habéis intentado matar, y por lo tanto el único que puede decir tacos.- Dijo Hal estrechando la jaula.
-No tengo nada que decirte, no era nada personal…
-¿Qué? Desde mi punto de vista era bastante personal…- Contestó el Lantern.
Su oponente forcejeó inútilmente con la celda intentando escapar, lo cual agotaba la paciencia de Hal por segundos.
-Bueno, ya está bien. Dime lo que quiero saber y tal vez me plantee no dejar que te estrelles contra el suelo.- Sentenció el Lantern enfadado.
-¿Qué? Tú… Tú no harías eso, eres un Lantern…- Respondió con una risita nerviosa poco seguro de sus palabras.
-Sí, soy el Lantern que acabó con los corps y los guardianes, última oportunidad.- Dijo Hal extremadamente malhumorado empezando a presionar tanto su jaula que la armadura de su oponente empezaba a ceder.
-¡Vale, vale, tío!- Gritó nervioso cediendo por fin.- Solo somos mercenarios, ¿Vale?
-¿Quién os contrató?- Preguntó Hal sin aflojar su presa.
-A…- Es la única vocal que consiguió pronunciar antes de que la armadura explotara en mil pedazos acabando con su vida.
Por un instante, Hal dudó de sí mismo, todo su cuerpo tembló, pero entonces tres explosiones más detonaron en la superficie del planeta. ¿Los otros tres mercenarios? Debía ser eso, él no había apretado tanto como para matar a aquel hombre… Pero aquello lo dejaba sin ninguna pista. Hal voló rápidamente hacia las otras explosiones y corroboró que eran los otros tres mercenarios, ninguno había sobrevivido…
En cuanto el resto se había marchado, Hal se había metido en la cama, pero ahora casi se arrepentía de no haber salido. Llevaba más de una hora dando vueltas en la cama pero no había forma de que consiguiera conciliar el sueño. Toda la presión que sentía por el cargo parecía estar oprimiéndolo de tal forma que casi le costaba respirar. Resultaba irónico, casi gracioso, él había sido siempre un hombre sin miedo. El primero en lanzarse de cabeza al peligro; muchas veces lo tomaban por loco, es lo que le gustaba.
Pero ahora le habían cortado las alas, le habían dado aquel cargo, lo habían convertido en un hombre temeroso, uno demasiado preocupado por la seguridad de los Lanterns como para lanzarse a ciegas como antes, ¿qué había sido de Hal Jordan? Eso se preguntaba el primero de los Lantern humanos una y otra vez.
Si bien maldecía el no poder dormir, de haber estado durmiendo no habría podido ver como un pequeño resplandor rojo flotaba más allá de las cortinas y los cristales de las ventanas. Podría haber sido cualquier cosa, un vehículo, un droide, hasta un niño intentando molestar, pero Hal estaba versado en esto de ser un superhéroe; más que eso, un guerrero. Tuvo un muy mal presentimiento, así que no dudó un instante en recoger el anillo que reposaba en su mesilla de noche, introduciéndolo en su dedo y activando enseguida un campo de energía a su alrededor. Y no cabe duda de que fue la mejor idea que se le podría haber ocurrido, pues apenas un segundo después un misil reventó la ventana arrollando en el acto la cortina, para acabar impactando y explotando contra el campo de energía de Hal, quien resistió bastante bien el impacto.
Al otro lado de la destrozada ventana cuatro hombres embutidos en armaduras tecnológicamente muy avanzadas flotaban en el aire. Las armaduras eran bastante estilizadas y cubrían por completo el cuerpo y el rostro de los atacantes, aunque por la forma de la armadura se podía intuir que eran o humanos o extraterrestres con una fisiología similar. Predominaba el color amarillo, mientras que los detalles de estas eran en negro. Unos cañones surgían de sus hombros, mientras que sus brazos disponían de un escudo y una espada integrados en el dorso de la palma del guantelete, mientras que en la palma se podían intuir cañones láser.
-¿Quiénes sois? ¡¿Y qué narices queréis?!- Preguntó Hal bastante enfadado.
-Fuego…- Dijo uno de los hombres con armadura.
Enseguida los cuatro oponentes de Hal dispararon una andanada de misiles.
-Por supuesto…- Susurró Hal con una sonrisa cansada mientras otorgaba más fuerza de voluntad a su escudo.
Multiples misiles impactaron en el campo de energía que enseguida empezó a temblar a la vez que la habitación y parte del albergue eran destruidos. Hal enseguida se dio cuenta de que estaba poniendo en peligro a inocentes, además no estaba seguro de que su escudo aguantara de quedarse quieto, por lo que salió del lugar brillando con un verde intenso asegurándose de que sus atacantes lo vieran moverse, y empezó a ascender en el cielo donde no podrían hacer daño a inocentes.
-¡Intenta huir! ¡Seguidlo!- Ordenó el hombre que parecía estar al mando, pues de momento era el único que había hablado.
Los cuatro hombres embutidos en armaduras tecnológicas siguieron al Lantern que sonrió al ver como lo perseguían. Hal redujo un poco la velocidad y realizó un par de maniobras haciendo que sus perseguidores rompieran su formación, por lo que ahora uno iba ligeramente adelantado al resto.
El Lantern permitió que el primero de los atacantes lo alcanzara, y este enseguida hizo uso de su espada, pero esta impactó contra la espada esmeralda que el propio Hal había creado con su fuerza de voluntad. En un mismo movimiento, el Lantern contraatacó, pero esta vez fue el escudo de su oponente el que aguantó el impacto.
Entonces Hal se vio sorprendido cuando su rival abrió la palma de su mano derecha y disparó un fogonazo que el campo de energía de Hal aguantó por los pelos.
-Se acabaron las sutilezas…- Gruñó el Lantern mosqueado.
Acto seguido un enorme guante de boxeo golpeó a su oponente mandándolo a la superficie del planeta, y haciendo que se estrellara sobre un vehículo aparcado.
-Tened cuidado, no os separéis.- Ordenó el líder de los hombres con armadura.
Los tres oponentes acababan de alcanzar y rodear a Hal.
-Es vuestra última oportunidad de rendiros.- Dijo Hal no sin cierta prepotencia.
La respuesta de los otros se limitó a una pequeña risa y a un brutal ataque láser, que surgió de ambas palmas de sus tres oponentes. Hal esta vez no levantó su escudo, se limitó a hacer una pirueta en el aire con lo que consiguió que dos de sus atacantes se impactaran entre ellos, cayendo a la superficie sin control. Pero esta acrobacia le salió cara al Lantern, pues al hacer esto el tercero de los atacantes consiguió acertarle en un costado, lo que hizo que Hal contuviera un grito de dolor.
Si bien había conseguido acertar a su objetivo, el único de los oponentes de Hal que seguía en pié sabía que su situación era delicada. Aunque estuviera herido, ahora tenía que enfrentarse él solo a un Green Lantern, por lo que descargó todos los misiles y energía láser que le quedaba, y emprendió lo más rápido que pudo la huida.
Pero a pesar de su herida, Hal consiguió contener, no sin cierto esfuerzo, todo lo que su oponente le había lanzado; para acto seguido, encerrar a su oponente en una jaula esmeralda antes de que se alejara demasiado.
El Lantern se acercó volando lentamente con su mano izquierda en el costado mientras mantenía el puño derecho alzado, con el que estaba aprisionando a su oponente.
-Ahora tú y yo vamos a hablar.- Dijo enfadado el Lantern.
-¡No! ¡Déjame salir de aquí maldito bastardo!- Gritó furioso.
-Es a mí a quien habéis intentado matar, y por lo tanto el único que puede decir tacos.- Dijo Hal estrechando la jaula.
-No tengo nada que decirte, no era nada personal…
-¿Qué? Desde mi punto de vista era bastante personal…- Contestó el Lantern.
Su oponente forcejeó inútilmente con la celda intentando escapar, lo cual agotaba la paciencia de Hal por segundos.
-Bueno, ya está bien. Dime lo que quiero saber y tal vez me plantee no dejar que te estrelles contra el suelo.- Sentenció el Lantern enfadado.
-¿Qué? Tú… Tú no harías eso, eres un Lantern…- Respondió con una risita nerviosa poco seguro de sus palabras.
-Sí, soy el Lantern que acabó con los corps y los guardianes, última oportunidad.- Dijo Hal extremadamente malhumorado empezando a presionar tanto su jaula que la armadura de su oponente empezaba a ceder.
-¡Vale, vale, tío!- Gritó nervioso cediendo por fin.- Solo somos mercenarios, ¿Vale?
-¿Quién os contrató?- Preguntó Hal sin aflojar su presa.
-A…- Es la única vocal que consiguió pronunciar antes de que la armadura explotara en mil pedazos acabando con su vida.
Por un instante, Hal dudó de sí mismo, todo su cuerpo tembló, pero entonces tres explosiones más detonaron en la superficie del planeta. ¿Los otros tres mercenarios? Debía ser eso, él no había apretado tanto como para matar a aquel hombre… Pero aquello lo dejaba sin ninguna pista. Hal voló rápidamente hacia las otras explosiones y corroboró que eran los otros tres mercenarios, ninguno había sobrevivido…
Sala de los Siete Tronos, Gran Palacio, Jayd. Sector 112
Jayd estaba dividido en siete reinos, o eso se decía, era sin duda uno de los sistemas más hostiles de la galaxia, pues estos “reinos” no eran en realidad otra cosa que los territorios de los jefes del crimen que gobernaban el planeta. Bien era cierto que estos jefes sabían regentar perfectamente sus reinos, pues prácticamente nada escapaba a su control. Hal estaba seguro de que aquel planeta habría tenido el visto bueno de su antiguo mentor y enemigo Sinestro.
El Gran Palacio era donde los siete jefes de las siete familias que gobernaban el planeta se reunían para discutir los asuntos más importantes. El sistema era muy similar al de Havania, si olvidábamos el pequeño detalle de que aquí todos los reinos se habían construido sobre asesinatos, mentiras, engaños y robos.
El tema que debían haber debatido en aquel momento era la anexión de Jayd a Lanterns, L.E.G.I.O.N. o ninguno de ellos, pero el reciente intento de asesinato de Hal Jordan hizo que esto fuera el primer punto del día.
-A la vista de los hechos acontecidos durante la madrugada me gustaría ser el primero en solicitar un aplazamiento para nuestra reunión. Pues mis señores, lo primero es descubrir quién está detrás de este terrible atentado.- Dijo Vril Dox con cierta pomposidad.
Hal no se esperaba aquella respuesta por parte del coluano, pero no dijo nada. En su mente seguían bailando los nombres de quienes podrían estar detrás del ataque; y lo más gracioso es que cualquiera de la sala era sospechoso, aunque claro, también lo eran gran parte de la galaxia. Hal Jordan no estaba precisamente falto de enemigos.
El consejo cuchicheó un poco y enseguida uno de ellos habló.
-Estamos de acuerdo, no podemos permitir que este atroz acto quede sin castigo.- Dijo un hombre de potente voz.- Marchad e investigar sobre el atentado, más adelante nos reuniremos.
Sin decir ni una palabra más, el consejo se retiró dejando a solas a Hal y Vril.
-Me gustaría prestarte mi ayuda, Lantern. Juntos descubriremos quien te atacó… Y por qué…- Dijo Vril con una pequeña sonrisa.
Hal no estaba seguro de poder confiar en el coluano, todas las células de su piel le decían que no lo hiciera, pero la verdad era que pasando unas horas con él podría descubrir mucho más que en horas de análisis de datos de ordenador.
-Te lo agradezco mucho Dox. Estaría encantado de que me ayudaras.- Dijo Hal dándole un apretón de manos.
Continuará...
Jayd estaba dividido en siete reinos, o eso se decía, era sin duda uno de los sistemas más hostiles de la galaxia, pues estos “reinos” no eran en realidad otra cosa que los territorios de los jefes del crimen que gobernaban el planeta. Bien era cierto que estos jefes sabían regentar perfectamente sus reinos, pues prácticamente nada escapaba a su control. Hal estaba seguro de que aquel planeta habría tenido el visto bueno de su antiguo mentor y enemigo Sinestro.
El Gran Palacio era donde los siete jefes de las siete familias que gobernaban el planeta se reunían para discutir los asuntos más importantes. El sistema era muy similar al de Havania, si olvidábamos el pequeño detalle de que aquí todos los reinos se habían construido sobre asesinatos, mentiras, engaños y robos.
El tema que debían haber debatido en aquel momento era la anexión de Jayd a Lanterns, L.E.G.I.O.N. o ninguno de ellos, pero el reciente intento de asesinato de Hal Jordan hizo que esto fuera el primer punto del día.
-A la vista de los hechos acontecidos durante la madrugada me gustaría ser el primero en solicitar un aplazamiento para nuestra reunión. Pues mis señores, lo primero es descubrir quién está detrás de este terrible atentado.- Dijo Vril Dox con cierta pomposidad.
Hal no se esperaba aquella respuesta por parte del coluano, pero no dijo nada. En su mente seguían bailando los nombres de quienes podrían estar detrás del ataque; y lo más gracioso es que cualquiera de la sala era sospechoso, aunque claro, también lo eran gran parte de la galaxia. Hal Jordan no estaba precisamente falto de enemigos.
El consejo cuchicheó un poco y enseguida uno de ellos habló.
-Estamos de acuerdo, no podemos permitir que este atroz acto quede sin castigo.- Dijo un hombre de potente voz.- Marchad e investigar sobre el atentado, más adelante nos reuniremos.
Sin decir ni una palabra más, el consejo se retiró dejando a solas a Hal y Vril.
-Me gustaría prestarte mi ayuda, Lantern. Juntos descubriremos quien te atacó… Y por qué…- Dijo Vril con una pequeña sonrisa.
Hal no estaba seguro de poder confiar en el coluano, todas las células de su piel le decían que no lo hiciera, pero la verdad era que pasando unas horas con él podría descubrir mucho más que en horas de análisis de datos de ordenador.
-Te lo agradezco mucho Dox. Estaría encantado de que me ayudaras.- Dijo Hal dándole un apretón de manos.
Continuará...
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"GL es una serie un tanto compleja de reseñar y leer ¿Por qué? pues porque el Señor Fortuny nos esta narrado la historia de dos grupo a un ritmo de 1:1. En un libro, esto no seria mal de morir, pero en un seria es un poco confuso. Aun así, uno que es fan echa pa´lante que pa luego es tarde. Este arco se muestra interesante, porque vemos como se esta desarrollando la historia, cada vez es más difícil recuperar los espacios perdidos después de la guerra, especialmente la confianza, y si le sumamos a eso que hay alguien que desea matarlos y la competencia de Vril Dox entonces tenemos un buen sarao montado aquí. Creo que este arco es el más fuerte de las dos lineas internas de GL. Y, Fortuny nos esta enganchando, convenciendo de que hay un riesgo y misterio allí.
ResponderEliminarTambién es interesante ver como se ha desarrollado el universo después del conflicto con Thanagar y la destrucción del Corp.
Fortuny, afortunadamente, lo esta haciendo muy bien. Falta a ver como se va a resolver esto. estoy esperando el choque entre LEGION y los Corps"
Comentario publicado originalmente por el usuario "William Darkgates" con fecha 06/09/2015
"Va tomando forma, me está interesando. Siento que hay una suerte de inspiración a la narrativa de George Martin, casual o no, con esto de ofrecer un capítulo para cada arco argumental distinto (y eso de los Siete Reinos jajajaja). Tengo ganas de ver cómo sigue, tanto por la historia en sí, como por ese potencial crossover que estuvimos hablando. Seguí así"
ResponderEliminarComentario publicado originalmente por el usuario "Karpa" con fecha 10/10/2015