Star Trek Defensor nº10


Título: El programa de toda la familia
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Alberto Aguado
Publicado en: Abril 2017

La batalla ha llegado a su fin, pero toda guerra deja cicatrices. Kuriko deberá hacerle frente a las consecuencias y prestar atención a ciertas advertencias que vendrán en la forma de un sádico juego…. Muy al estilo tortuoso de los más poderosos seres la Galaxia. 
Durante la última invasión la Federación fue sorprendida con la guardia baja, desliz que ha costado muchas vidas y recurso. El alto mando consciente de las fallas en Seguridad y Defensa ha decidido tomar una actitud más proactiva en ese tema; para ello se ha creado el Proyecto: Defensor. Este consiste en una serie de naves y personal dedicados únicamente a garantizar la seguridad y estabilidad de la Federación y sus aliados. Y estas son las crónicas de aquello que han sacrificado todo en pos del sagrado deber
Gene Rodenberry y Action Tales presentan:

Creado por Guillermo Moreno

 




I






Primero fue la luz, luego el sonido; al cabo de unos minutos sus sentidos se ajustaron al entorno. En ese momento, ella fue capaz de entender lo que aquella profunda, masculina y aterciopelada voz estaba diciendo.

“… Sean bienvenidos al programa de toda la familia de los cuadrantes alfa y beta. De la Tierra a Vulcano, de Q´onos a Cardasia Prime.  Es un orgullo para nosotros presentarle el Juego de Targ. Con ustedes, el anfitrión más querido de la Galaxia. El único oficialmente aprobado por el Tal´shiar y otros entes de la seguridad imperial romulano. El deleite de los Xindis, el hombre que cautivó el corazón de los Jem´hadar y los señores del Dominio. Con ustedes, el único, el inigualable: Jordi “Q” Hurtado, el presentador de toda la familia….”

La señorita Matsumoto movió la cabeza de un lado a otro cuando escuchó lo último, y su mente terminó por despejarse. La pregunta ¿Dónde estoy? Se respondió por sí misma. Se encontraba frente a un podio de concursos, en un estudio de televisión —tal como se podía observar en los archivos de historia terrestre del siglo XX— con un público en vivo aplaudiendo y otros concursantes a su lado. Había un klingon, una cardasiana y un romulano, y todos ellos, al igual que ella, no entendían donde se encontraban.

Un hombre, bajito, con anteojos de pasta, el cabello rizado despeinado, un traje color salmón y una pajarita a juego se acercó a ellos.

—Sean bienvenidos, concursantes, al programa más querido de la familia federal y klingon— les dijo. A Kuriko le dio la impresión de que el traductor universal estaba fallando, pues si bien hablaba la lengua común de la Federación lo hacía con un acento muy marcado—. Soy vuestro anfitrión Jordi Hurtado, y estoy aquí con vosotros para haceros pasar, y a las familias que nos ven —se giró hacia las cámaras de TV, unos monstruos gigantescos de acero y  plástico de azul celestes, que a Kuriko se le antojaron cañones o bancos fasers— esta noche tenemos un programa interesante y variado, porque tenemos un abanico de participantes inusual, esta vez conformado por capitanes y comandantes de los principales poderes del cuadrante Alfa y Beta —El hombre sonrió a las cámaras y, como si estuviese hablando con alguien más hizo una aclaratoria— debemos recordarla a los televidentes de los cuadrantes Gama y delta, que no desesperen, dentro de poco habrá un especial televisivo del mismo tipo para vosotros. También recordamos que este programa les llega a ustedes por cortesía del Quark´s. si estáis por la DS9 sediento y deseosos de  descansar en un ambiente ameno y familiar atendido por sus dueños, id a Quark´s no hay desperdicio. 

Con la misma energía que lanzó esa perorata se dirigió hacia los capitanes.

—Sed bienvenido, queridos participantes. Noto en vuestros rostros el signo evidente de la emoción. Todas vuestras dudas serán respondidas en pocos minutos, mientras un presentación—. Se dirigió a las cámaras y  señaló al romulano— Representando al Imperio Romulano, tenemos al Comandante Zentaros. A su derecha, la Gul Dinahra por la Republica Cardasiana, de cerca lo sigue el comandante Vortak del Imperio Klingon, un participante regular, y por último, pero no por ello menos importante, la Capitán Kuriko Matsumoto representante de la Federación Unida de Planetas. Sean bienvenidos todos ustedes al Juego de Targ. Antes de que lo preguntes, estamos en un concurso televisado donde os enfrentareis a todo tipo de actividades entretenidas, donde pondréis a prueba vuestras actitudes físicas e ingenio. El ganador disfrutará de un dos semanas, con todos los gastos pagados, en Risa o el destino turístico de su elección…. A la par que podrá salvar a su tripulación del tormento que les espera.

Señaló hacia un lugar del foro, que hasta ahora había permanecido a oscuras. Cuando las luces desalojaron a las tinieblas, Kuriko se percató que encontraban varias personas dentro de unos tanques llenos de un líquido verde.  Romulanos, klingons, cardasianos y… claro está, su tripulación, variopinta como ella sola. En ese instante, su corazón le dio un vuelco.

— ¿Qué clase de juego sádico es este? 

—Ningún juego sádico, solo entretenimiento sano para toda la familia.  Diversión que llega a ustedes, por cortesía de la Guía del viajero intercuadrante de Neelix. Una guía para el aventurero extremo que desee conocer nuevas experiencias.



II


— ¿Cómo que desapareció, una cosa tan grande como una astronave clase Akira no se esfuma como si nada?— inquirió evidentemente molesto el capitán de la USS. Copérnico —Señor Maxwell III  encuentre esa nave, antes de que lo hagan los equipo civiles de salvamento, o pasara lo que queda de su comisión limpiando letrinas en una colonia alejada, o en un carguero klingon…. Tengo amigos en el imperio que están ansiosos de participar en  programa de intercambio de oficiales.

—Entendido, mi capitán.

—Johnny, que te asista el alférez Sanseff Gan— agregó el segundo a bordo.

—Sí, y si fracasas él tendrá la misma suerte que tú. ¿Entendido Maxwell III? — Ladró el capitán a la par que lo despedía sin darle tiempo al alférez de emitir una respuesta.



Minutos después, en astrometria, un Sanseff Gan, menos azul que de costumbre, intentaba procesar la información facilitada por su colega y mejor amigo John Maxwell III. Los ¿Cómo es posible? Y ¿Qué bicho le ha picado? Inundaron la sala durante un rato, al ritmo del sonido que emitían las consolas al ser acariciadas a gran velocidad por el boliano y el humano.

Una y otra vez observaban los últimos minutos de la astronave en cuestión, los cuales habían sido captados por lo sensores de diferentes naves. La nave estaba allí, sufriendo micro explosiones, y segundos después no había nada. Tampoco fuego, gases y escombros flotando a la deriva. 

—Me rindo, lo he pasado por todos los filtros habidos y por haber, y no encuentro nada.

—Cálmate Johnny

— ¿Qué me calme?

—Si hermano, mortificarse no sirve de nada.

—A ti como que te alegra la perspectiva de terminar limpiando mierda de klingons

—No, pero…

—Has olido a un klingon… apestan

—Sólo que….

—No quiero imaginarme como apestaran sus baños llenos

—Igual….

—No, y seguro tendremos que limpiar otros sectores del carguero. Hasta donde sé a los klingons no le gusta la comida replicada, sino lo más fresca posible. ¿Sabías que llevan animales para el sacrificio en sus naves?

—Sí, estaba….

—No hay excusas, Sanseff… hermano, no quiero estar en esas naves. Ni por las klingon que podría… aunque si apestan igual que los machos.

—No creo…

—Claro que no te parece tan mal, ustedes los bolianos son tan densos como ellos, no saldrás tan magullado. Aunque ellos no  gustan de tu pueblo… ustedes son muy conversadores.

—No tanto como…

— ¿Cómo quien? ¿Acaso hay una especie más invasiva que ustedes? Sí, si ya se me ocurrió una: un ferengi a la casa de latinio.

—Oye, se me….

—No hay salida, iré haciéndome a la idea. Creo que tengo un curso rápido de klingon. Terminaré, seguro, siendo perra de algún klingon. Crees que si habló con un acento caribeño me encuentren exótico.

— ¿Qué clase de…?

—Sí, ¿qué clase de conversación es esta? Mira que echarme a morir por una nimiedad.

—Bueno…

—sí, bueno…. Es mejor volver al trabajo. Gracias por tu comprensión, hermano. Sin ti no sabría que hacer. Veamos, que has hecho… nada, claro si me tienes aturdido con tu perorata.
Sanseff se aclaró la garganta e ignoró todo lo dicho con antelación por su compañero y pasó a explicarle a este, que deberían adaptar los sensores para buscar partículas extrañas, taquiones y otros elementos capaces de alterar tanto la gravedad… como el tiempo.

—Entonces crees que la nave viajó a otro momento de forma espontanea… eso es ridículo. Haría falta mucha energía y un poder sin igual.

—Pero no es algo desconocido— replicó el boliano con rapidez, mientras insertaba unas órdenes a la consola; y como respuesta en la pantalla aparecían una serie de ventanas con informes y bitácoras que hablaban de fenómenos similares—. He cruzado las referencias y he encontrado una serie de constantes en todas las bitácoras.

— ¿Cuáles fueron?

—El sistema los redujo a varias: 1) romulanos 2) la tecnología de viaje borg, y 3) seres extradimensionales y evolucionados más allá del tiempo y el espacio. Contrastándolo con el contexto actual…

—No lo digas

—Creo que estaríamos

—No sigas…. Puede que se

—“… Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad…”

—No me cites a sir Arthur Conan Doyle.

—Estamos frente a la tercera variable. He cruzado las posibles entidades

—No, por favor….

—“…La mete gobierna al cuerpo, y este obedece. La mente se ordena a sí misma, y encuentra resistencia…”

—No me cites a Frank Herbert. No quiero oír lo que vas a decir…. No, por favor Sanseff Gan.

—No lo haré.

—Gracias

—Pero seguro se trata de los Q, de acuerdo al índice que figura en los bancos de datos de la Federación— finalizó el boliano con una sonrisa lupina. Sentía algo de placer al incumplir su palabra, pero Johnny se lo merecía después de aquel monologo. 

—Te dije que no los mentaras


III

Se observó las manos, una y otra vez. Eran grises y ásperas; se toco el cabello, lo tenía recogido en una cola y era totalmente negro como el vacio del espacio. El cuello era musculoso y estaba cubierto de aquellas escamas. No dejaba de pensar en lo realista que era todo aquello. No dejaba de pensar que se veía como una cardasiana.

—No te ves como una cardasiana, eres una cardasiana— escuchó una voz que provenía de todas partes y de ninguna— ¿Ya vas a dejar de manosearte? ¿Podemos continuar con el juego?

Kuriko no pudo responder, y la voz consideró que la falta de respuesta era una muestra de consentimiento. El suelo cedió ante sus pies, se sintió mareada. Todo se volvió borroso antes sus ojos. Se tambaleó y fue a dar de bruces contra el suelo, cuando se puso de pie todo había cambiado. A su alrededor el infierno se había desatado.

Kuriko debió de haber supuesto, con antelación, que su prueba seria igual de mala que la de otros concursantes. Ya había visto como el romulano fue transformado en un klingon y se vio obligado a sobrevivir al estallido del satélite de Q´onos. La japonesa no desconocía el sentido de la prueba, pero lo que si reveló fue el carácter taimado y ruin de Zentaros. Por su parte, Vortak tuvo  que hacerle frente a uno de los momentos más difíciles de la historia terráquea: cuando los xindis, sin razón y provocación alguna, atacaron a la tierra. La respuesta por parte del espartano klingon terminó con una guerra total que la humanidad perdió.
Luego fue el turno de Gul Dinah, quien transformada en una romulana tuvo que hacerle frente a una eventual asimilación de Romulus por parte de los borgs. ¿Qué aprendió de aquello? Pues que los cardasianos no sentían afecto por los romulanos, pero salvo eso, el instinto “maternal o familiar” en esta especie era muy grande, y la Gul no dudo en hacer lo necesario para evacuar a los más jóvenes y ancianos.  Pero, por encima de todo eso, hubo un aprendizaje general: ninguna de las especies pudo sobreponerse a sus instintos. ¿Sería ella diferente?




Conocía, por los reportes y anécdotas, aquel evento. Los Cardasianos se habían vuelto contra sus aliados: El Dominion, y los Amos decidieron que la única forma de pagar la traición era con sangre. Sin que no les quedara nada, entre pecho y espalda, los metamorfos decidieron bombardear al planeta.

Aquella decisión le costó la guerra al Dominion, e hizo retroceder a Cardasia de forma significativa.  A partir de este punto, dejó de ser una potencia militar, científica y económica para pasar a ser un imperio de segundo orden; pero no todo fue tan malo, pues al final el pueblo abrió los ojos. Al final de la Guerra Cardasia terminaría ocupada, pero su pueblo se haría con el control, el Estado totalitario y autoritario daría paso a una republica y Cardasia se propulsaría hacia las estrellas de nuevo.
Pero en ese momento, Kuriko se enfrentaba al bombardeo. Sobre su cabeza, a cientos de kilómetros, se observaban las naves del Dominion, metalizadas y purpura, como gigantescas garrapatas, soltando torpedos.  Observó como las naves cardasianas estallaban en los cielos, para caer como una lluvia de fuego y metralla sobre los civiles.

— ¿Qué demonios?— se dijo, mientras trataba de salir del estupor. Durante un  momento se vio abrumada por las decisiones ¿Qué debo hacer? Se preguntó, la idea de responder al fuego era la idónea, pero se percató que estaba en medio de la calle. Tenía un uniforme militar, pero estaba lejos del armamento. ¿Salvar a los civiles? Era lo que ella haría, no solo como mujer, sino como capitán…. Pero la pregunta era ¿Cómo?

—Piensa en algo, Kuriko. Porque el tiempo corre— soltó la voz que parecía venir de todos lados y ninguno. 

IV
—Lo que intento decir mi capitán, es que…

—Esos son cuentos….

—Con todo respeto, mi capitán los informes

—Sé lo que dicen los informes

—El Alférez Gan los cruzó con diferentes fuentes, mi capitán y la ley de la probabilidades y otras formulas indican que.

— ¿Cuántas veces realizó el diagnostico?— inquirió el Comandante

—Sí, el Nº1 tiene razón ¿Cuántas veces lo cotejo, alférez?

—1325 veces, mi capitán.

—No hay para donde coger, entonces— hizo silencio durante unos minutos, que a los alféreces se les hicieron eternos — ¿Qué haremos?

—Los Q generan ciertas distorsiones en el tejido de la realidad— comenzó el boliano— que son difíciles ver, a menos que se esté buscando.

—Aja, le sigo

—Si solicitamos a las naves que estuvieron en el enfrentamiento toda la información de sus sensores, en el momento dado, tendremos una imagen de todo el fenómeno, y los elementos inusuales, al presentar cierta frecuencia…

—Nos presentaran la moda— agregó el capitán— muy bien pensado, pero procesar esa información nos llevaría mucho tiempo.

—Tiempo que no tenemos— atajó el Nº1

—Si identificamos el patrón— continuó el boliano— podríamos encontrar la frecuencia de la vibración y enviar un pulso y mensaje en el mismo tono, que sin duda llamaría la atención de los…

—No lo digas— susurró Johnny

—La atención de los Q.

—Hágalo, entonces.

—Sí, mi capitán.

—Tienen dos horas para eso. Si no…

—Pero…

—Pueden retirarse.

V
 
 
“… Gul, estamos despegando… código y vector establecidos…” Kuriko asintió, ya se había acostumbrado al término, aunque quienes le hablaban, a diferencia de ella, eran civiles.

—Excelente trabajo, Señor— miró la pantalla

— aunque pasaremos muy cerca del bloqueo, mi Gul.

—No se mortifique, solo preocúpese por establecer un camino a terreno seguro. La Federación está obligada a asistir a cualquier refugiado. ¿Recuerda el código que le di?

—Sí, mi Gul

—Perfecto, transmítalo de esa forma y en la onda que le recomendé. Cualquier capitán federal o aliado deberá echarle una mano. No se resista e indique con premura que lleva niños, heridos, mujeres y ancianos

—sí, mi Gul. ¿Y ustedes?

—Ganaremos tiempo. Recuerde, no miré atrás y ponga ese motor al límite. Sin miedo—. O mejor dicho, con mucho miedo. Se dijo Kuriko, mientras enfilaba su pequeña nave hacia los bombarderos para atraer la atención sobre su pequeña nave y darle tiempo al carguero con los refugiados.
Ya fuese porque se trataba de un juego sádico de los Q, o porque los Vorta y Jem´hadar eran unos redomados tontos, lo cierto es que el plan funcionó: los bombarderos se volvieron contra ella.
Voló entre ellos como una mariposa, y los picó como un avispón. Hizo daño, pero no el suficiente, a pesar de que logró que se dispararan entre sí. Al cabo de unos segundos, se percató que el carguero había desaparecido y que su nave comenzaba a hacer agua. De repente, algo saltó. Fue la realidad, como cuando falla la sala de simulación. Y le dio tiempo para acercarse a la nave más poderosa.
Saludo, pero no recibió respuesta… y luego, como el mejor de los klingon, enfiló contra el bombardero Jem´hadar, con sus motores a punto de estallar.

Un gran destello la cegó y escuchó un llamado.

—“Este es el Capitán Shrrrrrhrrr de la USS… Copérnico… de la Unida de Planetas…. A la especie conocida como Q, les…. Si tienen a la Capitán… de la Hermod, les rogamos por….  En caso de que la…. De vuelvan…. O se arriesguen a…. fuego cruzado.

—Son los míos, han venido por mi— masculló, mientras la oscuridad la abrazaba.




VI

Despertó en una enfermería federal. Estaba segura, en casa. Se tocó rápidamente y se percató de que era ella.

—Sí, has vuelto a ser tú— comentó un hombre, Kuriko se volteó al sitio desde donde provenía la voz, y se encontró con el anfitrión del programa, esta vez vestido con el uniforme de la Flota Estelar—. Es un placer conocerla, Capitán Kuriko. No, no fue una ilusión producto de la falta de oxigeno.  Todo eso ocurrió.

—Usted…

—Mi nombre es Q, pero si desea puede llamarme Jordi o Señor Hurtado. No se fije en el rango. Esto es… una suerte de placer culposo.

—Ya veo… Y, mi tripulación.

—Sana y salva. Y, sí. Los otros están bien.

— ¿Y los refugiados?

—Dentro de la simulación lo lograron. En la vida real….

—Entiendo.

—También le diré que…

—No creo que haya ganado.

—No, usted no ganó. Yo, fui quien ganó. Usted demostró mi punto.

— ¿Cuál punto?

— ¿Cómo decirlo?— guardó silenció unos minutos y luego continuó— que la humanidad tiene potencial. Todas las especies en este sector, poseen una especie elevada que sirve de padrino. Los Q apadrinamos a la mayoría de las especies en el Cuadrante Alfa y Beta. Otras, como los bajorano tienen los “profetas” y así sucesivamente. Algunos Q, tienen predilección por los klingons, los romulanos, los Gorn, los betazoides entre otros. Pero muchos en el Continium gracias a Q, se han vuelto adeptos a los humanos. Ustedes tienen el potencial para subir al siguiente nivel.

— ¿Cómo?

—Como lo escuchó, aunque algunos dentro del Continium dicen que ustedes son muy jóvenes, idea que comparten con los Organians. Otros están muy ansiosos y desean elevarlos a la fuerza. Otros, queremos medir sus capacidades para ver si como unidad están preparados para dar el siguiente paso.

— ¿Y que han descubierto?

—Que tienen el potencial, pero aun están chiquitos.  Ustedes han afrontado grandes retos, pueden superar su naturaleza, y ver las cosas desde otro ángulo. Ponerse en los zapatos de los demás… pero aun hay algunos, entre vosotros, que no pueden dar ese paso. Y este salto, debe darlo toda la humanidad, nada de ir a cuenta gotas o por grupo. Además, no han superado al enemigo más importante que toda especie debe derrotar antes de evolucionar.

— ¿Y ese seria?

—Ustedes mismos. Kuriko, acabas de derrotar a una especie antigua. Y no me refiero a los Q que apostaron en tu contra. No, me refiero a aquellos que crearon a Rex. Los has humillado, y tardaran en volver… pero

—Estaremos listos para el siguiente round.

—Me parece bien. Pero el siguiente adversario será una víbora que habita en el corazón de la Federación. Sí superan esa prueba….

—Estaremos un paso más cerca del próximo nivel

—O de su destrucción… todo depende de cómo superen ese obstáculo.

—Entiendo.

—Eso espero— Jordi le sonrió— debo irme, tengo que grabar otro episodio del Juego de la Oca

—Sera el juego del Targ

—Ese mismo, tú me entendiste.

El Q se desvaneció en un destello, dejando a Kuriko en aquella sala abrumada por tanta información; y abrumada por la incertidumbre.

FIN


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