Los Defensores nº02

Título: Guerra sin cuartel
Autor: John Schneider
Portada: Sergio Calvet
Publicado en: Julio 2003

¡Estela Plateada vs el Motorista Fantasma con el destino del Edificio Tempus, de los Defensores y del mundo en la balanza.! ¿Qué más se podría pedir? No dejes de leer este número!
El Doctor Extraño. Hulk. Estela Plateada. Namor. Poderosos guerreros que no encajan en ningun grupo. Cuatro héroes que se reúnen sólo cuando la Tierra se enfrenta a las mayores amenazas. Ellos son el "no-grupo" más famoso de la historia. Ellos son...
Creado por Roy Thomas y Ross Andru

Resumen de lo publicado:La situación es crítica. El Hechicero ha accedido a la tecnología del edificio Tempo y se dispone a liberar una criatura demoníaca milenaria. Para empeorarlo todo Estela Plateada está bajo el control de un parásito mágico. Sólo el Motorista Fantasma se interpone en la conquista del edificio Tempo


Tras ordenar a su nueva criatura que eliminara al Motorista el Hechicero se ha aislado en el corazón del edificio Tempo para completar su misión.

Aunque su situación es precaria el Motorista no piensa en la derrota, debe vengar a los inocentes caídos. Se lanza como un poseso contra Estela Plateada esquivando sendos rayos de energía cósmica que impactan en el suelo destrozando el mármol, un detalle de opulencia del anterior dueño, Vincent Stevens. Caen los dos al suelo y forcejean con violencia. De momento la criatura no controla del todo los inmensos poderes de su anfitrión pero no tardará en hacerlo así que el Motorista golpea en el rostro a estela y le agarra la cabeza obligándole a mirarle directamente a los ojos. La criatura aprovecha para aplicarle un abrazo del oso que con la enorme fuerza del exheraldo de Galactus hace crujir sus huesos. Sin embargo el Espíritu de la Venganza no ceja en su empeño y aplica su temible mirada de penitencia al parásito. La espalda del Motorista se arquea poco a poco hasta que rompe por la tensión desprendiéndose la mitad de su cuerpo que se desploma en el suelo.

Las apariencias suelen ser engañosas, y en este caso se está cumpliendo la frase hecha pues el combate físico oculta otro mental en la que el Motorista Fantasma se enfrenta cara a cara con la criatura que controla el cuerpo de Estela Plateada. Impasible al daño que le están infligiendo a su cuerpo el Motorista hace que la criatura sienta todo el dolor que ha transmitido, incluido el que está causando en este mismo instante generando un ciclo que se realimenta aumentando la intensidad del dolor exponencialmente. Cuanto más golpea al Motorista mayor es el daño que le causa la mirada de penitencia, mayor es su ira y por tanto aumenta la furia de su ataque. Así pasa el tiempo y cuando el Motorista está completamente desmembrado y Estela Plateada sólo sostiene en sus manos su llameante cabeza el parásito muere reventado por el dolor.

Al momento cae Estela Plateada inconsciente dejando caer la cabeza del Motorista Fantasma que rueda por el suelo hasta detenerse junto a su cuerpo destrozado. Incapaz de soportar más tiempo el dolor pierde contacto con la realidad quedando sumido en sombras...

Informado del rumbo de los acontecimientos el Hechicero sonríe satisfecho y ordena a sus siervos que encierren a sus enemigos caídos. Delante de él se ha abierto una grieta interdimensional. Su interior es energía en estado puro, el brillo es cegador. Las máquinas comienzan a actuar sobre dentro de la grieta y la luz pierde intensidad progresivamente permitiendo distinguir formas y colores. Entre la miríada de extraños objetos que surgen en este espacio en medio de ninguna parte el Hechicero centra rápidamente su atención en uno. Es una esfera de metal cubierta por cadenas unidas todas ellas mediante un gran amuleto con las formas de un tridente y un rayo cruzados. Flotando alrededor de ella hay unas extrañas criaturas líquidas que se mueven lentamente a golpes, distorsionándose y recuperando la forma. Parecen estar custodiando la esfera. ¿La protegen o la vigilan?

Con sus manos alienígenas lanza pequeños rayos de oscuridad que cubren momentáneamente a las criaturas y saca la esfera de un fuerte tirón justo un instante antes de que se liberen. El Hechicero tiene el objeto que deseaba pero deberá luchar para conservarlo pues las entidades libres para actuar han salido de la grieta y lanzan contra él. El contacto del extraño líquido que los forma y la armadura del Hechicero hace saltar auténticas llamaradas. Este consigue un momento de respiro haciendo un hechizo de confusión, momento que aprovecha para enviar la esfera a un lugar seguro, que visitaremos muy pronto.

Con las manos libres se lanza a una pelea cuerpo a cuerpo con las criaturas que adaptan su forma a cada segundo manteniendo un duelo igualado. Varios de los siervos del Hechicero intentan ayudarle pero las criaturas, a las que llamaremos a partir de ahora, las Gramandi se separan en dos grupos, mientras uno continúa su duelo con el Hechicero el otro se lanza contra sus sirvientes con resultados devastadores, dejando a la mayoría sin varios miembros, el resto huye despavorido. Su jefe está hecho de una madera muy diferente y resiste su incesante ataque logrando poco a poco una pequeña ventaja que puede acabar convirtiéndose en una victoria.

Al sentir que el Hechicero se ha preparado para luchar contra ellas las Gramandi idean un plan para salvar la situación y, de repente, desaparecen en medio de un brillo cegador.

El hechicero tarda unas décimas de segundo en adaptar sus ojos alterados mágicamente y ve que sus enemigas han desaparecido, la confianza que tenía al entrar en el edificio ha sufrido un golpe, pero sabe que aún puede ganar, no importa lo que hayan planeado las Gramandi. El Motorista y Estela están a buen recaudo y el Doctor Extraño y Hulk están encerrado dentro de KirgeLenh, piensa el Hechicero, las cosas van bien, sólo tengo que ocuparme de esas estúpidas criaturas mágicas. Sabía que darían problemas. Con un gesto llama a dos criaturas con aspecto de lagarta sobredesarrollados y seis perros de presa demoníacos.

“Buscad a las Gramandi y acabad con ellas, no deben interferir con mis planes.”

La situación se ha vuelto crítica para los Defensores, Namor(1) desaparecido de la faz de la Tierra, el Motorista Fantasma y Estela Plateada prisioneros del Hechicero, la responsabilidad recae ahora sobre los hombros de Stephen Extraño y Bruce Banner, que se enfrentan aun edificio con vida propia y a su ejército de anticuerpos. Combinando magia y fuerza avanzan lentamente hacia la salida, demasiado despacio para la paciencia de Banner.

Bruce Banner: Esto empieza a ser repetitivo, y no parece que estemos más cerca de salir de este maldito edificio.-Dice en un momento de tranquilidad.

Doctor Extraño: Tienes razón, Bruce. Estamos dando vueltas. Por eso he enviado unas sondas mágicas para encontrar la salida. El edificio está alterando su estructura interna para mantenernos atrapados luchando con sus anticuerpos.-Un momento de silencio.- Ya está. Golpea la pared que tienes a tu izquierda. Si seguimos rectos saldremos al mismo sitio por el que entramos.

El muro se deshace ante la fuerza de Hulk, pero la abertura es cubierta al instante por una masa oscura. El ojo de Agamotto se abre bañando con su luz la nueva defensa del edificio, derritiéndola.

Sin pensárselo dos veces nuestro coloso esmeralda favorito salta a través de los humeantes restos de la criatura cayendo justo encima de las fauces abiertas de un enorme monstruo. Gris, cuatro patas terminadas en garras y con aspecto de perro de presa criado con demasiados esteroides. La boca del animal se cierra como la tapa de un baúl engullendo a Banner de cintura para abajo. Tres filas de dientes se ciernen sobre la piel verde del defensor pero éste reacciona a tiempo noqueándolo de un golpe en el entrecejo. El animal se derrumba como un castillo de naipes.

Extraño y Banner reanudan su camino, que está libre de obstáculos por el momento. Pueden ver una ventana que da al exterior la final del pasillo que están recorriendo. De súbito el Doctor Extraño le hace una señal a Bruce para que se detenga.

Doctor Extraño: Esa ventana es falsa. El edificio está logrando desorientarnos. El camino que nos muestran las sondas nos hará perder demasiado tiempo, y tiempo es de lo que más carecemos. ¡Poderosos Vishanti, guiad a vuestro fiel servidor a la salida de este edificio!

Antes de que Bruce pueda preguntarle por su reconciliación con los Vishanti un camino de fuego surge a sus pies y se extiende ante sus ojos hasta perderse en un hipotético horizonte atravesando muros y puertas a su paso.

Bruce Banner: ¿En qué clase de lío nos hemos metido? Este edificio no puede ser tan grande.

Doctor Extraño: Tienes razón, Bruce. La entidad nos ha transportado a una dimensión paralela contenida en su interior, mis sondas mágicas se debieron perder y lo que me llegó fue un engaño. No obstante hemos descubierto la trampa, ahora debemos apurarnos, temo que haya sucedido algo en el edificio Tempo.

Una criatura cristalina de forma similar a la de un ser humano se les muestra y habla:

- Habéis pasado el primer nivel de nuestro pequeño y particular juego, sabéis donde estáis, más ni los todopoderosos Vishanti os sacaran de aquí. Deberíais asumir vuestra derrota y entregar el edificio Tempo a nuestro amo. Si aceptáis os perdonaremos la vida y podréis vivir en ese mundo que creo el hijo de Reed Richards, los dos habéis estado en él, de una manera u otra. Y para que veáis que hablo en serio os enseñaré una pequeña muestra de lo que os podéis encontrar si intentáis escapar por vuestra cuenta y riesgo.

Detrás de él hay una horda de monstruos de todo tipo listos para echárseles encima a la mínima oportunidad. El Doctor Extraño y Banner cruzan miradas en silencio. Ahora haremos una pausa para volver al edificio Tempo, donde ocurre algo muy importante para el devenir de la historia, así que dejamos meditando a los dos defensores y nos vamos a ver qué ha sido del resto del grupo.

Cuando las Gramandi comprendieron que en un ambiente tan ajeno al suyo se encontraban en una situación de clara desventaja decidieron buscar ayuda, y encontraron a los dos defensores capturados por el Hechicero. Lo primero que hicieron fue recomponer al Motorista Fantasma, que estaba en unas condiciones muy lamentables como ya recordaréis. En este instante vuelve a estar completo y Estela Plateada se ha despertado. A su alrededor revolotean inquietas las Gramandi susurrando palabras en un idioma ignoto que ninguno de los dos comprende, sin embargo, al ver que se dirigen a la puerta de su encierro las siguen.

La puerta es de acero y está cerrada con llave como era de esperar.

Motorista Fantasma: No sé que son estas criaturas pero siento que podemos confiar en ellas, nuestro enemigo tiene en sus manos la tecnología del edificio Tempo.

Estela Plateada: ¿Cómo de peligroso es esto? La verdad es que no sé mucho de este edificio.

Motorista Fantasma: Es la creación de un autómata mágico creado por Stephen, Vincent Stevens2, era su versión sin escrúpulos, creo un imperio sobre el engaño y aliándose con criminales. Además desarrolló la tecnomagia, una fusión de la ciencia y la magia, algo que no debe caer en las manos equivocadas. Hace poco nos informó Stephen a los hijos de la medianoche para que estuviéramos atentos. Yo quedé aquí y al resto lo repartió por el mundo, en lugares con gran poder mágico.

Mientras dice esto derriban juntos las puerta y descubren que se encuentran en el sótano. Las Gramandi se unen formando una flecha y salen de la habitación lanzadas a un objetivo indeterminado. Estela y el Motorista la siguen a duras penas, y entonces aparecen los primeros obstáculos, dos moles grises con formas vagamente humanas que patrullan el sótano se lanzan contra ellos. Las Gramandi se detienen en seco y cambiando el rumbo se dirigen a las muñecas del Motorista uniéndose a ellas formando dos extraños brazaletes. De repente, salen de las manos del Espíritu de la Venganza dos colosales llamaradas de fuego infernal, que junto a dos potentes rayos cósmicos de Estela reducen su oposición a cenizas.

Unidas ahora a la mente del Motorista pueden empezar a comunicarse con él. Lentamente empiezan a trazar un plan. Deben encontrar al Hechicero y descubrir dónde ha enviado la esfera. El Motorista quiere atacar ya, las Gramandi le dicen que necesitan refuerzos, el Motorista les dice que confíen en ellos, y empiezan a subir las escaleras.

¿Y qué han decidido hacer el Doctor Extraño y Bruce Banner?, ¿se enfrentarán al ejército mágico del Hechicero? Veamos:

Doctor Extraño: Hemos perdido demasiado tiempo, sólo hablaremos con tu jefe.

Antes de que la criatura cristalina pueda abrir la boca una densa bruma los rodea aislándolos del ejército, Bruce le agarra por la espalda sujetándolo con fuerza. La situación ha dado un vuelco.

Doctor Extraño: A pesar de todo el poder que te dio tu amo, Bruce podría reducirte a polvo en un momento, así que llévanos junto a él, ya.

En menos tiempo del que lleva escribirlo los tres se materializan en el edificio Tempo delante de un aparentemente tranquilo Hechicero.

- “Al fin el Hechicero Supremo ha vuelto a la oficina, deberías cambiar le horario, bueno, y pensándolo bien, el nombre, porque este edificio va a cambiar de dueño. Al fin y al cabo si vienes con mi fiel ayudante es porque has aceptado mi propuesta razonable.”

A modo de respuesta Banner alza a su “fiel ayudante” y se lo arroja al escritorio del Doctor Extraño, del que se ha apropiado el Hechicero. El ayudante se deshace en una miríada de esquirlas de cristal antes de llegar a su objetivo.

- “Así que quieres pelea, luchemos pues. Es justo que sea aquí, donde se manifiestan en todo su esplendor tus contradicciones internas. Te conozco mejor de lo que tú piensas, sé lo de tus autómatas mágicos, tus naturalezas reprimidas, por un lado una fuerza mágica encarnada y por otro lado un hombre de negocios sin escrúpulos, pero las dos con un objetivo, eso es lo que las unía. Si crees que he venido a robar te equivocas, estoy aquí para acabar contigo, sin ti el resto del grupo se desbandará, lo sabes, nadie más puede dirigirlos, lo intentaste una vez, y fracasaste. El edificio Tempo será la recompensa del ganador.”

Un ruido atronador interrumpe al Hechicero, de las cenizas de la puerta surgen el Motorista Fantasma y Estela Plateada. Al instante ve las Gramandi en las muñecas del Motorista.

- “Debí acabar con vosotras, sabía que me causaríais problemas, lo tendré en cuenta para nuestro próximo encuentro. Os concedo una victoria parcial, el edificio es vuestro, más yo soy el triunfador, pues he conseguido mi objetivo. “

Tras esto el Hechicero se desvanece en una niebla.

Bruce Banner: ¿Qué demonios ha querido decir con eso?

Motorita Fantasma: Ha obtenido la esfera de Brunghleim, donde los dioses Zeus y Poseidón encerraron a Sherkelen, un poderoso demonio, me lo han dicho las Gramandi, las criaturas destinadas a custodiarla, debemos encontrar al hechicero antes de que consiga abrir la esfera.

Doctor Extraño: Mis peores temores se han confirmado, el Hechicero es una gran amenaza, una que debemos detener los Defensores.

Bruce Banner: ¿Qué hay de la inauguración? Con esto en manos no tenemos tiempo para actos de protocolo.

Doctor Extraño: Te equivocas, viejo amigo. Arreglaremos el edificio Tempo y presentaremos al público nuestra nueva base, debemos ganarnos la confianza de la gente. Además localizar a nuestro enemigo llevará tiempo, su rastro es fuerte, no tiene ningún cuidado al usar la magia, pero puede estar en cualquier parte, y mientras que nosotros no sabemos nada de él, él parece saberlo todo de nosotros.

Estela Plateada: ¿Y Namor?, si Poseidón encerró a ese demonio, quizás él pueda descubrir algo.

Doctor Extraño: Buena idea, Norrin. Llamad a Control de Daños, y ayudadles a adecentar nuestra base, yo intentaré contactar con Namor.

Bruce Banner: Bueno, pues manos a la obra.

En el próximo número: Inauguración, los Defensores se reúnen al fin para presentar su nueva base. ¿Cómo reaccionará la gente? Una visita inesperada de un viejo conocido.


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Referencias:
1 .- Ver la serie de los Invasores. También en Action tales
2 .- En la miniserie Doctor Extraño: Rito Final


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