Los Invasores anual nº01

Título: El Ángel Guardián
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Sergio Calvet
Publicado en: Dic 2003

El grupo del Capitán América visita la Tierra Salvaje en busca de su compañero Aarkus, capturado por el hechicero oscuro Khor.Estrella invitada: ¡Ka-zar!
El primer grupo que lucho por la libertad durante la segunda guerra mundial. Un grupo que inspiro a generaciones de héroes. Ahora los héroes han decidido volver a primera línea.
Stan Lee y Action Tales presentan a
Creado por Roy Thomas, Sal Buscema y Frank Robbins

- El número lo tengo casi terminado. Sí, claro. Mañana nos vemos, Bev.

- ¿Bev?

El Capitán América se volvió para ver a Valerie Cooper con una sonrisa en su bello rostro.

- Mi editora, tengo unas páginas que entregarle.

- Claro, claro, y yo a mi jefe que se llama Robert lo llamo Bobby.

- ¿Cómo está Thundra?.- Pregunto el Capitán intentando cambiar de tema.

- Sigue inconsciente, según Druida despertara pronto.

El héroe abanderado encendió el monitor y se sentó.

- ¿No duermes en el piso esta noche?.

- No. Me apetecía quedarme en la hidrobase esta noche.

- Jim y Jackie han salido a cenar. Joey esta en el apartamento, Druida esta en su habitación meditando y Phestos en su laboratorio. No era necesario que te quedaras, Steve.

- Lo sé, pero de vez en cuando me gusta hacerlo, supongo que me es la costumbre.- Le comento tranquilamente.

- Deberías salir más, Steve.


Anthony Ludgate flotaba a varios metros del suelo con los ojos cerrados. A su alrededor se movían las ramas de los árboles, como mecidos por una repentina ráfaga de viento. Casi se podía escuchar como susurraban, como siseaban extraños mensajes y retorcidas palabras que nadie podría entender, nadie excepto Druida.

La mente y el alma, toda su esencia vital, estaba concentrada en escuchar a los espíritus elementales. Sus voces eran viejas, más antiguas que cualquier cosa en este mundo y más sabias. Necesitaba de toda su concentración para poder entender lo que ellos le decían. Buscaba consejo en las criaturas más longevas, la sabiduría de sus hermanos elementales era necesaria para resolver sus dudas. Las voces empezaron a alejarse, él las llamó con fuerza sin que atendieran su desesperado ruego. Las voces se apagaron dejando solo leves susurros inaudibles.

Abrio los ojos y en ellos había tristeza y algo de desolación.

Descendio al suelo y convoco el portal que lo llevaría al cuartel de los Invasores.


- Guapo, ¿te queda mucho?.

Phestos sonrió a Lykena y esta le devolvió la sonrisa. Cualquiera que los observase pensaría que son dos personas enamoradas, y así seria si no fuese por que Lykena es una inteligencia artificial creada por el eterno con la personalidad de un antiguo amor.

- Ya queda poco, solo me falta ajustar el campo de neutrinos y todo estará terminado.

El eterno trabajaba en el sistema defensivo de la isla artificial, su nuevo hogar.

Después de mucho tiempo en Olimpia, la ciudad de los eternos, nunca pensó en encontrar otro hogar. Muchas veces pensaba en lo que le había llevado a unirse a estos mortales, magníficos mortales, pero mortales al fin y al cabo. Quizás recordaba sus tiempos de héroe, y en cierto modo, los echaba de menos. La ultima vez que tuvo esa sensación fue durante la segunda guerra mundial, en aquella época decidió, como otros hermanos eternos, salir al mundo exterior, para ello adopto una identidad superheroica, se llamó Challenger y con ese nombre intentó ayudar a los mortales que pudo durante un tiempo. Desde entonces no había sentido necesidad de volver al habito de héroe, y sin embargo, aquí estaba, rodeado de héroes.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una imagen que se formo delante suyo.

Era un rostro conocido, el de Ikaris.

- ¡Phestos!

- ¿Qué ocurre, Ikaris?

- Debes volver al hogar, te necesitamos, hermano.

- Dame un poco de tiempo, y pronto regresare, Ikaris.

- No tardes, Phestos...

La imagen se difumino y finalmente desapareció. El eterno se quedó pensativo, pensando en que debía atender la llamada de su familia, y en que quizás tendría que dejar atrás a su nuevo hogar antes de tiempo.

Joey miraba la tv sin ganas, como una manera de distraer su mente. Cambiaba de canal aleatoriamente, sin prestarle apenas atención a la pantalla. En la mesa se enfriaban unos pocos trozos de pizza. Su mente le daba vueltas a lo mismo, una y otra vez se repetía el mismo nombre “Jacqueline” . El saber que en estos momentos la mujer que amaba estaba en brazos de otro hombre le dolía. Casi deseaba que tener que enfrentarse a mil enemigos que tener que sufrir así. Se levanto y salió a la terraza, el viento le acariciaba el rostro mientras intentaba controlarse para no ir por Jacqueline. No, no podía hacerlo, ella ya había sufrido mucho con la muerte de su hijo (3) y si ahora tenia una posibilidad de ser feliz con Jim, él no era nadie para destruir esa felicidad. Entro dentro de nuevo y decidió que esta noche se acostaría temprano.

Jim Hammond se levantó de la cama, intentando no despertar a Jackie, que dormía placidamente. La observó en silencio, admirando su belleza y su inocencia. Esta Jackie le recordaba bastante a la Jackie de su mundo natal, sin embargo, esta era más fácil de manipular, casi como una niña, la otra mujer que conoció tiempo atrás era una mujer áspera e insensible en muchas ocasiones, aún así él la amó.

Ella era lo único agradable que había en este mundo. Odiaba a sus compañeros, odiaba su compañerismo, el tener que soportar a personas que en su mundo estarían en campos de concentración o siendo usados para los experimentos de su gobierno. Pronto llegaría el momento de acabar con ellos y llevar a Jacqueline a nuevo Berlín. Allí la convertiría en su esposa, y quien sabe, igual el Führer le convertirá en gobernador de este inmundo mundo. Sonrió complacido ante esa posibilidad.


Laura se alisaba el cabello tranquilamente delante del espejo. Mientras lo hacia silbaba una canción. Se encontraba sola en casa. Sus padres adoptivos estaban de viaje. Ya hacia varios meses desde la muerte de su padre, a manos de un atracador. Desde entonces se había sentido triste, y la perdida hizo que pasara muchas noches sin dormir. Sin embargo, se sentía segura, segura y protegida. Como si alguien velara por ella todo este tiempo. A veces creía notar una presencia cerca de ella, pero pensaba que eran solo imaginaciones suyas.

Seguramente, si hubiese visto la figura que la observaba en completo silencio no hubiese pensado lo mismo. Aarkus notaba una fascinación que no alcanzaba a comprender del todo. Los mortales de esta dimensión nunca le habían llamado demasiado la atención, ni siquiera sus compañeros Invasores. ¿Qué tenia esta mortal diferente de sus congéneres? ¿Qué es lo que le hacía distinta?. Desde que el padre de la muchacha murió por culpa del Ykraiano, este juro que seria su protector. Y es lo que hizo desde entonces, cuidando y vigilando a Laura. El juramento de la vida que pronuncio en aquel momento le obligaba a ello, aún así, la fascinación que sentía hacía esta mortal le habría hecho cuidarla igualmente.

Laura se dispuso a irse a dormir. En cuanto la chica descanso su cabeza en la almohada se quedo dormida.

El mundo había cambiado desde la primera vez piso este mundo, hacía ya más de cincuenta años, cuando el Doctor Enoch Mason creo una maquina para contactar con otras dimensiones y planos de


existencia. Mason había pedido dinero a unos gansters para poder financiarse sus experimentos y estos vinieron a cobrárselo justo en el instante en el que la maquina se activo. A través del humo del cigarro de uno de los gansters llego Aarkus a nuestro mundo. Los gansters le dispararon y al ver que no le hacían daño huyeron despavoridos. Le llamaron la Visión, y ese es el nombre por el que le conocieron los mortales de esta dimensión. En un primer momento decidió visitar de vez en cuando este mundo para combatir el crimen. En Ykraiah era el campeón de su mundo y decidido que este mundo necesitaba de su ayuda, por lo que combatió el crimen durante varios años. Muchos mortales se asustaban ante su presencia y desconfiaban de él, así que aprendió a ser también desconfiado y muy prudente con los terrestres.

Durante esos años, en su mundo le pedían que no volviese a la Tierra. Que siguiera siendo el campeón de Ykraiah solamente. A pesar de toda su desconfianza y temor, algo en los mortales de esta dimensión le hacia volver una y otra vez. Como deseo haber hecho caso a su pueblo, si así hubiese sido nunca hubiera sucedido la terrible tragedia que sacudió su mundo.

Un agente nazi llamado el Dr. Death consiguió recrear la maquina dimensional del Doctor Mason. El Dr. Death era el líder de un grupo de superseres nazis llamado el Eje de Combate, este grupo estaba enfrentándose con sus actuales compañeros: Los Invasores. En un momento crucial del combate, Death activo la maquina y convoco a Aarkus. Cuando apareció en medio de la batalla, Death amenazo con exiliarlo definitivamente en este plano si no les ayudaba a vencer a los Invasores. No deseaba ayudar a los nazis, sabia de su maldad y de su crueldad, pero la amenaza de no regresar nunca a Ykraiah, a su mundo de niebla eterna hizo que en un primer momento combatiera contra los Invasores. Aarkus les derroto, para su eterna vergüenza. Y cuando los nazis estaban a punto de eliminarlos, decidió que no podía permitirlo, así que se enfrento a sus captores, arriesgándose al exilio. En medio de la lucha, la maquina de Death estallo, liberando un gas nervioso que amenazaba con matar a todo ser vivo excepto a el. Considerando esto como su ocasión de volver no sólo a casa sino de redimirse en los ojos de los invasores, Aarkus abrió una abertura en su dimensión y volvió allí, llevándose el gas nervioso con él.

Al recordar aquel doloroso momento la expresión de su rostro cambio. Si alguien le hubiese observado vería que una profunda tristeza se reflejaba en su rostro.

Tras regresar a Haldorian, la Ciudad Principal de Ykraiah. El gas nervioso se extendió por la espesa niebla que engullía todo. En aquel momento no le dio mayor importancia, no en vano, los Ykraianos eran casi inmortales y poseedores de una mayor resistencia que los humanos. Toda la ciudad celebro con múltiples fiestas su regreso, esta vez para siempre. En aquellos días, Aarkus, hijo de Argon era feliz. Su felicidad fue total cuando se unió en matrimonio a su compañera, Arleen. Pensó que todo aquello duraría siglos y siglos. No seria hasta décadas más tarde que descubriría su terrible error y las consecuencias que eso traería.

Durante aquellos años tal era su felicidad recordaba sus aventuras en la Tierra como un lejano sueño. No fue hasta que empezaron las primeras muertes, que comenzó a ver que su pasado le perseguiría siempre. Los Ykraianos no mueren con facilidad. Excepto por la muerte por depredadores naturales de su mundo (sobretodo los Anaksisll, unas inmensas y terribles criaturas tan grandes como rascacielos) y la muerte por edad, ya que los Ykraianos, aunque muy longevos no eran inmortales. Por todo esto, la muerte por enfermedad era muy raro, y más con una enfermedad tan terrible y letal. Los sabios descubrieron, tras varios años de análisis, que la enfermedad era una mutación surgida del gas nervioso terrestre traído por Aarkus a su mundo. Por alguna extraña razón, el mismo Aarkus era inmune a la enfermedad, pero no el resto de su raza. Tras saberse que el campeón de Yraiah había sido el causante de traer “la plaga de más allá de la bruma”, su pueblo se volvió en contra de él.

El ver que su pueblo se moría por su culpa le destrozo. La enfermedad era muy dolorosa y mortífera, como comprobó cuando Arleen enfermo y murió. Tras la muerte de su único amor, intento buscar una cura para la plaga, sin éxito. El consejo decidió que debía pagar por lo que había hecho, por lo que le condeno a muerte. Él acepto su destino, resignado a su suerte. Hasta que fue secuestrado por Dynamic Man, junto a sus compañeros Invasores. Desde entonces se auto exilió en esta dimensión y no regresar nunca más a su mundo y intentar pagar su culpa ayudando a los demás, ya que no había podido ayudar a su pueblo.

En sus compañeros Invasores encontró un apoyo. Unos aliados para poder cumplir con su misión, el ser uno de los protectores de este mundo, como penitencia y castigo por haber llevado a su raza a la muerte. Y en Laura Shane encontró la fascinación y el aprecio por alguien de este mundo y ¿quizás un recuerdo de su amor por Arleen?. No lo sabia realmente. Solo sabia que el bienestar de esa joven era importante para el y mientras pudiese cuidaría de ella .¿Podría querer ella a un ser inhumano como el?, apartó ese pensamiento rápidamente de su mente. Eso es algo que no debía pensar, de ninguna manera.

Perdido en sus reflexiones, el héroe esmeralda no se percató de que Laura se había levantado y miraba fascinada hacía donde estaba Aarkus, no lo veía, pero sentía de algún modo su presencia.

- ¿Estas ahí?

La voz de la joven le sacó de sus pensamientos. No daba crédito. Sabia que él estaba ahí ¿cómo era eso posible?.

- Todo este tiempo he notado tu presencia, mi ángel guardián. Sabia que estabas conmigo en todo momento, vigilándome, protegiéndome. En mi mente he imaginado mil veces como será tu rostro, y sobretodo quien o que eres....

Aarkus pensó en marcharse. Aunque notase su presencia, ella no podía verle gracias a los poderes del Ykraiano. Pero no lo hizo, permaneció allí, observándola con curiosidad.

- A veces pienso que me estoy volviendo loca, y que eres un mero producto de mi imaginación, una parte de mí sabe que eso no es así, lo noto, siento tu presencia, tu mirada en mí... Si de verdad estas aquí, dame una señal...

Laura miró en silencio la soledad de su habitación y no pudo contener las lagrimas al pensar que quizás realmente estaba enloqueciendo.

El ver sufrir a esta joven humana no pudo evitar acercarse a ella. Alargo una mano y tocó su mejilla. En ese instante Laura pudo ver realmente a su misterioso ángel guardián y no pudo evitar sobresaltarse en un primer momento, Aarkus se aparto y instintivamente se cubrió con su capa, dejando solo sus ojos a la vista.

- No me mires.

- Perdóname, me sobresaltaste, por eso me aparte.

La joven se acercó, mirando con una insaciable curiosidad. En sus ojos llorosos no había miedo, si no alegría al comprobar que no estaba enloqueciendo, que su ángel guardián realmente existía.

Tímidamente fue apartando la capa del rostro del Aarkus y lo contemplaba fascinada.

- ¿Cómo te llamas?

- Aarkus.

- Aarkus... Extraño nombre para mi ángel guardián.

Ensimismados, no se percataron de que alrededor de él se formaba una extraña niebla negra y en la misma, se podían observar unos rasgos malignos cuyos ojos rojos brillaban con una intensidad cegadora.

Cuando se quiso dar cuenta, Aarkus estaba casi devorado por la niebla, Laura se apartó asustada, antes de que la niebla lo engullera, el héroe esmeralda le arrojo algo a la joven y después desapareció y una risa enfermiza se escuchó en el lugar donde antes estaba el Ykraiano.

Laura sujeto el aparato que Aarkus le había dado antes de desaparecer, era más pequeño que un móvil y parecía de alta tecnología. Tenia varios botones, apretó uno y rezó con todas sus fuerzas por que estuviese haciendo lo correcto, mientras miraba a su alrededor preguntándose donde estaría su ángel guardián...




En el vació el tiempo era eterno. Durante eones había pensado millones de maneras distintas de hacer sufrir a sus enemigos. Como disfrutaría viendo como morían retorciéndose de dolor... Pronto, pronto llegaría su hora....


Aarkus despertó y enseguida averiguo que están prisionero. Un material cristalino de color negro le cubría las piernas y las manos y lo mantenía erguido. Se encontraba en lo que parecía una enorme caverna compuesta de un extraño material cristalino, parecido al que le aprisionaba pero de distintas tonalidades. La caverna estaba llena de viejas estanterías repletas de viejos libros, por lo que daba cierta apariencia de biblioteca. Cofres abiertos, con cientos de pergaminos en su interior, así como mesas llenas de tubos de ensayo y botellas de cristal con líquidos de extraños colores, adornaban gran parte del lugar.

Intentó liberarse del material que le aprisionaba usando su fuerza sin ningún éxito.

- Tus trucos de teletransporte tampoco funcionaran.- Dijo una voz profunda y familiar para el Ykraiano.


La voz pertenecía a una figura encorvada y delgada vestida con lo que parecía una túnica de color rojo. El rostro era grotesco, con unos ojos hundidos llenos de odio, una nariz aguileña y unos pómulos marcados, frente casi despejada ,el cabello largo de color castaño oscuro. A su lado caminaban dos pequeños seres, de color ébano, con ojos rojos, garras y colmillos afilados como cuchillas.

- ¡Khor! ¡pero estabas muerto!.

- Sin duda eso pensabas, monstruo, sin embargo, sobreviví. Cuando hace más de cincuenta años secuestre un submarino americano, el S.S. Olympus y lo lleve a mi base en la antártida tu acudiste al rescate. Después de 700 años exiliado en esta tierra, cuando me querían quemar en la hoguera por practicar magia negra mi intención era convertir a este mundo en mi reino, tu lo impediste y me creíste muerto.Sobreviví y pensé que lo mejor era ocultarse y me autoinduje un estado de animación suspendida del que desperté hace poco. Cual fue mi sorpresa al averiguar que tu aún seguías en este mundo.

- ¿Qué es lo que quieres, Khor? ¿venganza?

- Tengo grandes planes para ti, mi monstruoso amigo....

El hechicero se marchó riéndose de la caverna, acompañado de sus monstruosos siervos.

El Invasor esmeralda siguió intentando liberarse sin éxito. Tenia que encontrar una manera de escapar.


Laura miraba el cielo estrellado desde la terraza de su apartamento situado en la azotea.
Pensaba en donde podría estar Aarkus y en cual podría ser el uso del aparato que le había arrojado antes de desaparecer. De pronto una luz la cegó, una luz que procedía de encima suyo. Miro hacia arriba y vio lo que parecía una nave de algún tipo. Era la Dédalo, la nave de Phestos. De ella descendieron mediante una escalerilla el eterno, Druida, Union Jack y el Capitán América.
- La señal de Aarkus provenía de esta terraza, Capitán.- Comento Phestos
- Chica, no te asustes, somos de los buenos ¿nos puedes contar que es lo que ha ocurrido?.
La joven se quedo tan asombrada que no era capaz de que le saliesen las palabras.
- Mi ángel guardián, algo se lo llevó.... Acertó a decir.
- ¿Tu ángel guardián?.- Le dijo el capitán mientras le arrebataba el comunicador de Aarkus a la joven.
Pacientemente escucharon la historia de Laura Shane. Esta les contó todo lo ocurrido desde la muerte de su padre, unos meses atrás.
- Vaya, vaya, que bien se lo montaba el verdoso... Dijo en tono jocoso Union Jack
- Jack.... Le reprocho el invasor abanderado.
- ¿Lo encontrareis?.- Pregunto la joven en voz baja.
- Lo intentaremos. Anthony, te toca a ti, compañero.
Sin responder al Capitán América, Druida cerró los ojos y se sentó en el suelo. De improviso comenzó a levitar. Por su mente desfilaron todas las imágenes de lo ocurrido
con Aarkus. Abrió los ojos y descendió al suelo.
- Magia, aquí a actuado magia, magia negra concretamente.
- Lo que nos faltaba, ahora nos toca meternos en asuntos de brujería.- Dijo Union Jack
- Puedo detectar la huella mágica dejada por quien se ha llevado a Aarkus. Y a través de un portal místico podremos seguirlo.
- ¿Portal místico? No sabia que tenias tales habilidades, Anthony.
- Mis poderes están en continuo crecimiento desde mi regreso,
Capitán, ni yo mismo se el alcance que llegarán a tener.
El héroe de las barras y estrellas pensaba que tendría que tener una charla con su compañero próximamente y intentar descubrir cuál es la historia tras el retorno de Druida.
- ¡No nos dejéis atrás, amigos!
Era la Antorcha llevando en brazos a Spitfire. Union jack torció el gesto visiblemente, pero no dijo nada.
Tras el resumen para la pareja, todos se prepararon para ir tras Aarkus.
Druida levantó los brazos y de sus manos salieron haces de luz que se juntaron en un punto, formando un circulo de luces de distintas tonalidades.
- Laura, volveremos con Aarkus o no volveremos.- Dijo el Capitán.
Tras decir esto, se introdujo en el portal y le siguieron el resto del equipo. El ultimo en cruzar el portal fue Druida, tras cruzarlo desapareció en un fogonazo.
Laura Shane se quedo mirando como la nave de Phestos parecía desaparecer al activar sus sistema de camuflaje y pensando en si los volvería a ver.

El hombre llamado Khor caminaba por los angostos pasillos de su guarida, por todas partes se movían y siseaban las pequeñas criaturas de ojillos rojos, que miraban con temor a su amo. Flotando dentro de una esfera de energía se encontraba un libro antiquísimo, cuya maldad se podía sentir en tu alma si lo observabas. No en vano era el Darkhold el libro de todos los pecados. Khor notó una voz en su mente que le hablaba.

- Pronto, mi señor, muy pronto.


La relación de Khor y el Darkhold databa de siglos de antigüedad. Cuando Khor era solo un pequeño mago, sin mucho poder, cuyas habilidades eran de magia blanca. Era considerado un visionario y conocedor de las artes místicas en la ciudad donde residía y vivía una vida placida y feliz, hasta que la penalidad llego a la vida del mago. La peste llego y afecto a miles, incluidos su mujer y sus hijos, que murieron agónicamente. Khor loco de dolor por la muerte de su familia, rompió todos sus juramentos y busco al libro prohibido para poder recuperar a su familia. Lo consiguió y recitando uno de sus encantamientos convoco a los poderes oscuros y les pidió que su familia volviese con él. Tratar con los poderes malignos es peligroso, y la mujer e hijos de Khor volvieron, pero para sufrimiento del mago solo eran cuerpos animados, sin alma, sin vida alguna.

tierra3

Esto termino con cualquier lazo con la realidad que pudiese quedar en su ya frágil mente y abrazo la locura. Desde entonces es un siervo del Darkhold y sus poderes mágicos han aumentado enormemente desde entonces. Tras despertar de su sueño autoinducido el libro apareció de la nada y le sugirió exactamente lo que tendría que hacer. Obtendría su venganza sobre la persona que lo derroto en el pasado y además serviría bien a su señor.



Desde la gruesa rama de un enorme árbol, Ka-zar y su compañero dientes de sable Zabu observaban en silencio. Llevaban días tras el rastro de su presa y por fin le daría caza.

No hace mucho una tremenda batalla había roto la paz y tranquilidad de la Tierra Salvaje y ahora el culto al dios del olvido amenazaba con romper el frágil ecosistema que mantenía en paz a las tribus humanas de la zona. Una figura paso por debajo del árbol donde estaban. De un salto increíblemente ágil, el señor de la Tierra Salvaje se abalanzó sobre él. Detrás suyo el enorme felino llamado Zabu rugió con furia.

Los dos lucharon y rodaron por el suelo. Ka-zar se fijo en el rostro de su enemigo y exclamó sorprendido:

- ¡¡ Leesha!!

La bella nativa frunció el ceño y le aparto.

- ¿Así tratas a todos tus aliados, oh, poderoso, Ka-zar?

- ¡Fue un error! Y ya estas con lo de poderoso de nuevo, solo Ka-zar.

La mujer era una guerrera atlética y fuerte, con un coraje que Ka-zar admiraba. Algo que en su caso era necesario para sobrevivir en su puesto como líder de la tribu de los Nowek

-¿Qué haces aquí?.- dijo mientras acariciaba a su compañero y amigo dientes de sable.

- Lo mismo que tu, imagino. El culto del olvido también esta captando adeptos entre nuestra tribu y no lo puedo permitir. Jebay de los lloigor me dijo que habías ido a la caza de uno de las criaturas guardianes del culto, así que decido seguirte.

Escucharon el chasquido de una rama al romperse. Ambos sin decir nada se ocultaron entre la maleza. Desde allí pudieron observar como una comitiva de gente se desplazaba por la selva. Eran un grupo de unas quince personas, reconocieron a miembros de diversas tribus de distintas partes de la amplia geografía de la Tierra Salvaje. Todos tenían la mirada perdida, como ausente, y todos llevaban en su cuello el símbolo del olvido, que les identificaba como miembros del culto. A la cabeza del grupo iba un enorme ser, de piel grisacea y ojos rojizos sin pupilas visibles. Era uno de los guardianes del culto, uno de los guía. El guardián se detuvo, como oteando el terreno, parecía inquieto por algo. De pronto de su garganta salió un grito y señalo hacía donde se ocultaban Ka-zar y compañía. En ese instante, la expresión del rostro cambio a la de ira y odio.

Enarbolando sus lanzas y cuchillos se lanzaron contra ellos. Zabu rugió, Leesha desenvaino su cuchillo y Ka-zar pensaba en que tendrían que vencerlos sin dañarlos.

Leesha dejo inconsciente a dos con dos rápidos golpes, Ka-zar fue esquivándolos hasta que se quedo frente a frente con el guardián del culto. Este con una velocidad insólita para su tamaño apreso por el cuello al señor de la Tierra Salvaje y elevándolo en el aire.

Los esfuerzos para liberarse de la presa de la criatura fueron inútiles. De reojo pudo ver que Zabu y Leesha estaban ocupados y no llegarían a tiempo, empezaba a perder la consciencia... Y entonces ocurrió, un ruido como un zumbido, un haz de luz y varias figuras aparecieron de la nada.

- ¡¡Ka-zar!!

Reconoció esa voz, era el Capitán América. Su mítico escudo voló e impacto en el rostro de la criatura, que soltó a su presa.

Una estela dorada y roja envolvió a Ka-zar y Spitfire se lo llevo a supervelocidad, alejándolo del guardián.

Druida se concentro y de pronto su forma se fue difuminando y se transformo en una inmensa nube de insectos que se lanzo contra la gente del culto.

Union Jack miró asombrado lo que acababa de hacer su compañero. Al mismo tiempo, Phestos y el Capitán se enfrentaban con la extraña criatura. El abanderado esquivo un poderoso golpe y contraatacó con un golpe certero en las piernas, este se desequilibró y el eterno descargo un tremendo golpe de su martillo. Este se derrumbo inconsciente en el suelo.

La nube de insectos se fue juntando hasta formar de nuevo la forma humana de Druida ya que los cultistas al ser derrotado su guardián se habían quedado quietos, con los ojos en blanco.

- ¿Qué es lo que ocurre aquí, amigo?.- Comentó el Capi.

- Podría decir lo mismo, Capitán ¿Qué ha traído a los vengadores a la Tierra Salvaje?

- Somos los Invasores. La búsqueda de un miembro de nuestro equipo es lo que nos trae tan lejos de casa.

- Vaya, no sabia ni que os habíais vuelto a reunir, hace mucho que no me paso por la civilización.

Zabu curioso se acercó a Spitfire y empezó a olerla.

- Mantén lejos a tu mascota.- Dijo la Antorcha.

-No te preocupes, Zabu es muy amigable.- Dijo Ka-zar

- Gatito, gatito.- Dijo Jackie mientras le rascaba detrás de las orejas.

El tigre dientes de sable de removió satisfecho.

- Te gusta ¿he?.

- Lo mejor será que nos contemos nuestras respectivas historias.- Dijo Phestos.

Tras atar a los cultistas, que se habían vuelto dóciles tras quedar derrotado su guardián, encendieron una hoguera y se reunieron entorno a ella y el Capitán explico a Ka-zar y su amiga cuales eran los hechos que les habían llevado hasta allí.

Tras escuchar al Capitán, le tocó el turno a Ka-zar. Este le explico como desde hace unos meses había crecido entre las tribus de la Tierra Salvaje algo llamado el culto del olvido, sin previo aviso desaparecían personas, captadas por este misterioso culto, cuyos guardianes eran criaturas como la que había estado siguiendo Ka-zar. El objetivo de tal culto era un misterio, pero su influencia iba en aumento en la zona.

- Puedo intentar percibir algo en la mente de esa criatura.- Explicó Druida.

- Os agradecería cualquier ayuda.- Dijo Ka-zar.

Jim Hammond observaba en silencio. Recordando como en su mundo Kevin Plunder estaba muerto y que el mismo y su escuadrón se habían encargado de someter esta Tierra Salvaje. Quién sabe si volvería a tener el placer de hacerlo de nuevo.

El místico se acercó a la criatura y le puso las manos en la cabeza. La mente de la criatura era un completo caos, se esforzó en seleccionar información y imágenes coherentes de todo lo que captaba en ella.

La criatura despertó súbitamente y empezó a desintegrarse.

- Pero que...

En solo unos segundos solo era un montón de cenizas humeantes.

Parece que alguien no quiere que sepamos algo.- Dijo Union jack.

- Tarde. He averiguado varias cosas. Este ser tenia rastros de magia, y tenia la misma marca que quien rapto a Aarkus.

- ¿Marca?.- Preguntó intrigada Spitfire.

- Sí, cada místico tienen una señal o huella mística que le distingue de el resto. Y la de este es la misma del que buscamos.

- ¿Y cuál es lo otro que has descubierto?. –Dijo Phestos.

- El lugar donde se oculta, es una fortaleza, cuya localización varia cada día. Cada nuevo día se teletransporta a un lugar distinto, para dificultar su detección

- Un buen método de defensa.- Comento Ka-zar.

- Pongámonos en marcha.- Dijo el Capi.


Khor introducía unos extraños líquidos en unos tubos que iban unidos a una curiosa máquina mitad metálica mitad cristalina.

Aarkus observaba en silencio, mientras intentaba concentrar sus fuerzas en liberarse, pero por algún motivo no tenia las suficientes.

- No conseguirás liberarte, viejo enemigo. El lugar donde estás aprisionado te succiona la energía con la que alimentar mi maquina.

Uno de las pequeñas criaturas que había visto antes se acercó al hechicero y le susurro algo.

- Supongo que sentirás curiosidad por saber que son mis pequeños siervos ¿y si te dijera que son humanos? Debidamente transformados, claro. Pobres ilusos, se unen a mi con la esperanza de darles el olvido, y eso es lo que hago, un olvido de eterna esclavitud a mi servicio

- Eres un loco, más de lo que recordaba, Khor.

- Pronto dará igual, ya nada te importara, ni a nadie, cuando él regrese.

-¿Él?

- Chthon ,aquél a quién sirvo, el creador del libro de todos los pecados. Mi recompensa por traerle de vuelta a este mundo será inmensa. Debes de sentirte bien, tu serás el vehículo para su regreso, viejo enemigo.

Alimentado por tu energía extradimensional mi maquina abrirá una brecha entre las dimensiones y mi amo volverá...


Tras dejar a los miembros del culto un lugar seguro, un aldea cercana. Druida les transporto al lugar donde se encontraba la fortaleza del enemigo que buscaban.

Estaban en una zona pantanosa, y en una colina, presidiendo el paisaje se encontraba

un bloque de piedra, de tamaño considerable, de color ébano y sin ninguna apertura visible..

- Esto me recuerda a 2001.- Dijo Union Jack.

- ¿Cómo entramos?.- Pregunto la Antorcha.

-Eso es cosa mía.- Dijo Druida.

Puso la palma de la mano en la rocosa y fría superficie del monolito y la mano brillo levemente con un color azulado.

- Seguidme.

Y atravesó la superficie como si no existiera. Uno a uno todos le siguieron y entraron dentro de la estructura

El interior era una extraña y fascinante construcción cristalina, con formaciones de todo tipo de tamaños y aspectos. Muchos colores, de distintos matices eran los que despedían los cristales y sus propios rostros eran reflejados un millar de veces por toda la inmensa estructura.

- Que lugar tan hermoso...

- A veces lo bello puede ser letal, Jackie.- Dijo Union jack.

- Phestos, ¿que indican tus instrumentos?.

- Me temo que en este lugar no rigen las mismas reglas que en el mundo exterior, Capitán, los instrumentos parecen haber enloquecido.

- Será mejor que avancemos, tenemos que encontrar a Aarkus.- Ordenó el Capitán.

Cuando estaban avanzando, Zabu empezó a gruñir, y empezaron a escuchar una serie de sonidos, como de cuchicheos. De detrás de varias de las formaciones cristalinas comenzaron a salir unos extraños seres, eran pequeños, de color ébano, y ojillos rojillos y malévolos. Eran cientos, quizás miles.

De repente, el suelo cedió bajo los pies de Union Jack y Leesha y estos cayeron por un túnel.

- ¡Antorcha! ¡ve a por ellos!.- Le gritó el Capitán .

El androide se lanzo tras ellos. Pensando en que si por él fuera ya podrían morir aplastados contra el suelo. Tras desaparecer la estela de fuego de la Antorcha, un grupo numeroso de las criaturas se lanzaron tras él.

El Capitán América se iba a girar para ordenar a Druida que intentase algo, cuando noto que no podía moverse. Entorno a sus piernas se había formado una capa de cristales que le impedían cualquier movimiento.

Spitfire corrió velozmente a su lado, pero en la distancia que recorrió ocurrió algo. Su cuerpo comenzó a cambiar, su piel se arrugo, se marchito, en un instante paso de una jovencita a una anciana. Se arrodillo mirando su cuerpo envejecido y maltrecho.

- Eres muy rápida, pero no tanto como el paso del tiempo, querida.

Una de las paredes cristalinas se abrió, dejando ver a Khor, que llevaba un libro en una de sus manos y la otra brillaba con el resplandor de energías místicas.

Druida enseguida reconoció el libro como el Darkhold. Y tomo consciencia del poder al que se enfrentaban. Zabu se encaró contra el hechicero y se lanzó contra él.

- ¡Zabu, no! Gritó Ka-zar.

El enorme felino ignoro el aviso y rugiendo con furia se arrojo contra Khor. Este lanzó un haz de energía contra Zabu y este se quedo paralizado, para después empezar a brillar con un fulgor rojizo, al igual que sus ojos. Se dio media vuelta y se lanzo contra el resto de los Invasores. Ka-zar comprendió que el hechicero era quien le controlaba.

Druida hizo un gesto para liberar al dientes de sable cuando Khor centro su mirada en él.

- Eres mucho más de lo que aparentas, aún así no eres rival para mí. Tengo planes más importantes que el luchar con vosotros.¡ Invoco a Dragonus! ¡invoco al siervo del libro de los pecados!


Una neblina surgió del libro y de ella se materializo una poderosa figura. Un titán con cabeza de toro y cuerpo de hombre, armado con un mortífero hacha de guerra y una afilada espada. Un demonio al servicio del Darkhold.

Dragonus se dirigió a Druida y Phestos. Mientras tanto Ka-zar luchaba con su compañero felino, intentando inmovilizarle sin dañarle y el Capi intentaba romper con su indestructible escudo los cristales que estaban cubriéndole todo el cuerpo.

Khor les dio la espalda y admiro la maquina que liberaría a su amo, que liberaría en este mundo a Chthon.

Leesha y Union Jack caían rápidamente por un túnel que parecía no tener final, detrás de ellos volaba a toda velocidad la Antorcha. Antes de que pudiese reaccionar una horda de criaturas se abalanzo sobre él, quedó completamente cubierto de ellos, y para su sorpresa eran completamente ignífugos.

Union Jack vio un pequeño saliente y decidió actuar para evitar la muerte de los dos. Agarrando a la mujer, dio unas vueltas en el aire hasta agarrarse al pequeño saliente con su brazo libre.

- ¡Estamos salvados! Gritó Leesha.

Justo en ese instante, el suelo del túnel, que estaba a pocos metros, se rompió y debajo apareció la cabeza enorme y las peligrosas mandíbulas de un tiranosaurius rex.

- Creo que nuestros problemas no hacen si no aumentar.- Comentó Union Jack mientras se agarraba con dificultad y pensando si el saliente soportaría el peso de ambos.

Aarkus observaba como sus compañeros luchaban por su vida y decidió que tenia que hacer algo para ayudarles. La maquina creada por Khor le debilitaba y extraía su energía para alimentarla y poder romper las barreras entre dimensiones y liberar a su oscuro amo, aún así, y aunque fuese lo ultimo que hiciese se liberaría.

Khor estaba distraído recitando palabras en algún idioma innombrable.

Al otro lado, el mal encarnado se removía inquieto. Sentía odio y una furia inenarrable.

Tras eras de encierro, su tiempo se acercaba. Las antiguas barreras se romperían y este plano de existencia, esa bola de barro que sus patéticos habitantes llamaban Tierra sería pronto suya. En el vació el ser conocido como Chthon sonreía.

Druida caminaba por el aire fuera del alcance de Dragonus mientras el demonio golpeaba con su hacha a Phestos, este paró el golpe con su martillo y de sus ojos surgieron dos rayos térmicos que impactaron en el rostro del siervo del Darkhold.

Druida aprovecho ese instante para hacer surgir vegetación bajo el demonio, gruesas lianas envolvieron a Dragonus sujetándolo con fuerza. Aprovechando que su enemigo estaba inmovilizado, Druida se acercó a Ka-zar, que aún estaba intentando sujetar a Zabu y tocando la cabeza del felino le libero del control de Khor.

Spitfire se encontraba en el suelo, sin apenas fuerzas para moverse tras el envejecimiento que la había provocado el hechicero. Observó como el Capitán estaba casi completamente cubierto por los cristales. Sacando fuerzas de flaqueza, Jacqueline se incorporo y empezó a dar vueltas a supervelocidad entorno al Capitán y golpeando los cristales con golpes precisos a gran velocidad, esto hizo que el héroe azul blanco y rojo quedara parcialmente liberado. La velocista se derrumbo exhausta y Phestos llego al lado de sus dos compañeros.

- Ahora me toca a mi, Spitfire.

Manipulando los controles de su martillo y lanzo una descarga hacía los cristales que empezaban a crecer de nuevo entorno al Capitán. Estos quedaron pulverizados.

- Me has salvado la vida, amigo mío. Le dijo el Capi poniéndole una mano en el hombro al eterno.

Con un rugido de rabia, Dragonus se libero del hechizo de Druida.

Delante de Aarkus suyo la maquina que le aprisionaba empezaba a crear una brecha entre las dimensiones. Khor recitaba cada vez más fuerte los hechizos adecuados, concentrándose solo en liberar a su amo.

El rex intentaba alcanzar a el abanderado inglés y a la nativa de la Tierra Salvaje.

- Tenemos que salir de aquí.- Dijo Union con esfuerzo, ya le empezaba a costar mantenerse agarrado

y aguantar el peso de la mujer.

- Agárrate mi cuello.

- ¿Qué? ¿estás loco?

- Haz lo que te digo.

Esta obedeció a regañadientes y Union Jack con la mano libre, desenfundo su pistola y apunto al rex. Disparo un tiro certero a uno de los ojos de la bestia, que rugió de dolor y huyo de donde estaba.

- Buena idea.

- Será mejor que salgamos de aquí.

El demonio golpeó con su espada al capitán América, este esquivó con agilidad a Dragonus y le lanzo el escudo que acertó en pleno pecho, Zabu se le subió a la espalda y le mordió , el demonio se quitó de encima al dientes de sable como si fuese un insecto.

Phestos de un certero golpe desequilibró al siervo del libro de los pecados y en ese preciso momento llego la Antorcha, que subía por el túnel intentando quitarse a las pequeñas criaturas de encima e impacto en Dragonus. Esto disperso a las criaturas que cubrían al androide. Druida que tenia al lado a la envejecida Spitfire lanzó un rayo místico al mismo tiempo que Phestos disparaba con su martillo y el demonio cayo desplomado. Este al ser derrotado se difumino en un montón de neblina.

Aarkus intentaba con todo su poder liberarse de su prisión. La brecha se ensanchaba por momentos y el fin estaba cada vez más cerca. El Ykraiano gritó mentalmente para que Druida le escuchase.

- ¡Tenemos que liberar a Aarkus o todo estará perdido! Gritó Druida.

- Ka-zar, quédate con Jackie. Dijo la Antorcha.

La esencia todopoderosa y maligna de Chthon empezaba a deslizarse por la brecha dimensional.

Una llamarada fue descargada contra Khor, este sin dejar de recitar el hechizo apagó la llama del androide con un gesto.

- Aarkus, libéralo, ¡él es la clave!.

Haciendo caso de lo que le dijo Druida el Capitán lanzó con una precisión y una destreza certera su mítico escudo contra los cristales que aprisionaban al Ykraiano.

-¡No!

Aprovechando ese momento de distracción Druida le arrebato el libro de los pecados al hechicero utilizando su telekinesis.

Una vez libre, Aarkus voló hacía Khor y ambos empezaron a forcejear.

- Monstruo maldito, ¡no sabes lo que has hecho!


Con su poder místico, el hechicero aguanto la embestida del invasor esmeralda, el cuál estaba furioso y enrabietado. Aarkus miró a la brecha dimensional que empezaba a plegarse sobre si misma y agarrando con fuerza a Khor lo lanzó contra ella.

Pudo escuchar un grito del hechicero al desaparecer por la brecha que se cerraba.

Druida sujetaba el Darkhold y notaba el poder que contenía. El libro le susurraba palabras, le decía que con su poder sería invencible, nada estaría fuera de su alcance, todos los secretos que buscaba desesperadamente serian suyos. Anthony Ludgate sería el señor de....

- ¡¡No!! Gritó apartando el libro de su lado.

El libro flotó y con un ruido que parecía un lamento desapareció.

Union Jack y Leesha salieron del túnel justo a tiempo para ver como Spitfire recuperaba su juventud. Para sorpresa de todos, las pequeñas criaturas color ébano se transformaron, volviendo a su forma original, la de miembros de diversas tribus.

En varias partes de la Tierra Salvaje muchas personas volvían a ser ellos mismos, una vez libres de la influencia de Khor.

Aarkus se volvió hacía sus compañeros y dijo:

-Gracias por venir a rescatarme.

- No hay nada que agradecer, hubiéramos hecho lo mismo por cualquier Invasor, tu hubieras hecho lo mismo, amigo.- Comento el Capi.

- Esta noche se jugaba mucho más que mi vida, esta noche hemos salvado este mundo y quizás esta realidad de las manos de un mal llamado Chthon.- Dijo Aarkus.

- Chthon.- El Capitán recordaba como ese mismo ente había poseído a su compañera la Bruja escarlata años atrás y sintió un escalofrío.

- Hemos ganado una batalla, pero no la guerra, Chthon seguirá intentando regresar a nuestro mundo.- Dijo Druida.

- ¿Quién era el enemigo que derrotamos hoy?.

- Se llamaba Khor, Capitán, éramos viejos enemigos.

Union Jack miró con tristeza como Jackie se abrazaba con la Antorcha, cuando notó un mano en su espalda, se giro y sintió como le besaban en los labios.

- Una recompensa para mi héroe.- Dijo Leesha después de besarle.

- Amigos, no solo se ha salvado el mundo. Habéis librado a la Tierra Salvaje del culto del olvido. Siempre seréis bien recibidos aquí .- Comentó Ka-zar.

- Mi pueblo querrá recibirnos como héroes, se organizaran fiestas y celebraciones en vuestro honor.

Y no aceptare un no por respuesta.

- Será un placer, Leesha.

Tras abandonar la fortaleza de Khor, esta se desvaneció como si nunca hubiese existido.

Como Leesha había dicho, su tribu los recibió como a reyes. Fueron agasajados con regalos y se organizo un gran banquete para celebrarlo. El sonido de los tambores Nowek presidio la fiesta. Union Jack recibía la atenciones de la líder de la tribu, ambos estuvieron muy juntos durante las celebraciones. Todos se lo pasaban bien y disfrutaban del momento, todos menos uno. El Capitán América noto la falta de Aarkus.

Este caminaba en silencio por la selva, pensativo y sin distraerse por el ambiente festivo que le rodeaba.

- ¿En que piensas, amigo?

- Capitán... Las fiestas no son lo mío realmente.

- Tampoco lo mío, y llámame Steve.

El alienígena miró hacía las estrellas y después a su compañero.

- Todo esto es nuevo para mí, este mundo, estas sensaciones... No sabes como hecho de menos mi hogar.

- Estás así por la chica ¿verdad?, por Laura Shane.

- En Ykraiah tenemos la creencia de que tenemos un alma gemela, un alma con la que permaneceremos unida hasta que ambos desaparezcamos. Ella se llamaba Arleen, y murió por mi culpa. Tras su muerte, pensé que mi oportunidad se había perdido al desaparecer mi alma gemela. Y entonces encontré a Laura. En un principio pensaba que estaba obligado a cuidarla, a protegerla. La observaba en silencio, sus miedos, sus alegrías, su manera de vivir, y mientras la observaba sentía que ella podría ser también un alma gemela. ¿Cómo puede ser? ¿acaso no era Arleen?.

- Te contare una historia. Hubo una época donde un hombre llamado Steve Rogers encontró a la mujer más maravillosa del mundo. Eran felices y durante un tiempo creyó que envejecerían juntos y formarían una familia Ella se llamaba Sharon y el destino fue cruel ya que no separo... Ella pareció morir, y él sintió que su alma se desgarraba en mil pedazos. Pasó bastante tiempo hasta que él pudo superarlo, pero una vez lo supero, reacio su vida, conoció a otras mujeres y volvió a conocer el amor. Así que quien sabe, igual tenemos varias almas con las que compartir la vida, Aarkus. No te cierres puertas, puede que tu felicidad este con esta joven.

- Steve, gracias por el consejo, me enorgullezco de llamarte amigo.

Y era verdad, si debía permanecer el resto de su larga vida en este mundo, era mejor hacerlo con amigos y compañeros como los que tenia y solo sus ancestros sabrían que es lo que le deparaba el futuro.

- Aquí estáis.

Era Jacqueline. Estaba sonriente y llevaba un par de vasos con algún extraño licor.

- Volved a la fiesta, Joey esta montando una buena bailando con las nativas.

- Jejejeje No me perdería eso por nada del mundo, Jackie.

Los tres volvieron a la fiesta.




Laura Shane dejó los libros en la mesa y se sentó en el sofá agotada. El día había sido muy cansado en la universidad y no pudo concentrase nada más que en su ángel guardián. ¿Volvería a verle? ¿o ya nunca sabría de él?. La joven notó de pronto la misma sensación que había sentido todos estos meses cuando Aarkus la había estado vigilando y protegiendo. Delante de ella apareció la figura esmeralda del Ykraiano.

Laura sin decirle nada se lanzó a sus brazos y ambos se fundieron en fuerte abrazo.


En una biblioteca pública de una pequeña ciudad de Inglaterra se encontraba un joven estudiante llamado Andy. Los estudios este año le estaban yendo fatal y sus padres le habían obligado a encerrarse literalmente durante todos los fines de semana hasta los exámenes, sin salir y dedicado íntegramente al estudio En silencio rebusco en las estanterías, buscando varios libros que le serían de utilidad. Cuando llevaba dos libros, vio uno que le llamo especialmente la atención. Su encuadernación era antigua, así como su aspecto. Un impulso le hizo cogerlo. Mientras volvía a su mesa, el libro de los pecados comenzó a susurrar al joven Andy...

¿Fin?

Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario