Los Vengadores nº02

Título: Íntimo y personal
Autor: Lobo Rojo
Portada: Israel Huertas
Publicado en: Mayo 2005

¡La Dinamo Carmesí ataca el Proyecto Pegaso!! ¿Podrán los Vengadores detenerla? 
Y llegó un día en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra el enemigo común...¡Aquél día nacieron los Vengadores!... Para combatir aquellas amenazas que ningún superhéroe podría derrotar en solitario.
Creado por Stan Lee y Jack Kirby

Resumen de lo publicado: Tras la Guerra de Kang y con algunos de sus principales miembros ocupados en otros destinos, los Vengadores terminan reformándose bajo el liderazgo del Caballero Negro. Mientras tanto, algo sucede en el Proyecto Pegaso que terminará llamando su atención.

El gimnasio de la Mansión de los vengadores retumbó con el sonido de los rayos repulsores de Iron Man a plena potencia. La energía desatada por el vengador dorado atravesó la forma inmaterial de la Visión sin hacer mella en su cuerpo sintozoide.

El Vengador artificial descargó sus rayos termoópticos contra la figura acorazada de su compañero, haciéndole titubear durante un instante, pero Stark reaccionó de inmediato y programó su armadura para absorber la energía solar recibida y canalizarla para alimentar sus reservas de energía.

Fueron tan solo unos segundos, pero ese fue más del tiempo necesario para que los dedos de la Visión entraran en contacto con la armadura de Iron Man. Los sofisticados circuitos del vengador artificial accedieron instantáneamente al software de la armadura de Iron Man y a través de esta alcanzaron el microchip que Tony Stark se había hecho implantar recientemente en el cerebro .

Los dos vengadores permanecieron inmóviles durante unos segundos como si entre ambos se librara una batalla mental... y en verdad así era, aunque guiada más por códigos binarios, que por impulsos cerebrales, pese a que ambos pusiesen toda su voluntad en el duelo. Finalmente, la Visión dio un grito de dolor y cayó hacia atrás.

- ¡Visión! ¿estás bien? – gritó el vengador dorado.

- Sí..., Creo que sí... Mi autodiagnóstico así parece confirmarlo. Enhorabuena, Stark, las defensas antivirus del chip que recientemente te has implantado parecen ser efectivas al cien por cien.

- ¡Fantástico! Visión, no se como agradecerte que accedieras a ayudarme en esta prueba, espero que no haya sido demasiado doloroso, pero la verdad es que no teníamos otra manera de comprobarlo...Ojo de Halcón, la Avispa y la Bruja Escarlata habían observado el combate simulado entre los dos veteranos Vengadores a través de los monitores ubicados en el centro de comunicaciones de la Mansión.

- ¿Qué opinas Jane? – inquirió Clint.

- No se Wendell, a mi me parece que Tony ha demostrado que sus defensas son eficaces y resistentes. ¿Wanda?

- Bueno, la verdad es que si ha resistido al intento de control cibernético de la Visión, el sistema antivirus de Iron Man es verdaderamente formidable. Por otro lado, hablé con Stephen Strange y me aseguró que las defensas místicas colocadas entorno a Stark son prácticamente inquebrantables.

- Formidable... prácticamente inquebrantables... La pregunta es... ¿Será suficiente? La tecnología desarrollada por nuestros enemigos siempre va a más. Que Stark haya hecho públicas las innovaciones de su armadura al mismo tiempo que revelaba su identidad a la sociedad me parece arriesgado, y creo que puede perjudicar al equipo a la larga. ¿Qué le habrá impulsado a ello?

- Dale un voto de confianza a Tony, lleva años en esto. – Contestó la Avispa.

- El caso es que no me gustaría verme envuelto en una misión donde Iron Man se vuelve contra nosotros por el control externo de un enemigo, y mucho menos por seis de sus armaduras a la vez. – Manifestó Barton con tono preocupado. - ¿Por cierto, done está el Caballero Negro? Si quiere presentarse a mandamás de este grupo, no debería perderse ensayos como este...

- Dane se levantó temprano y abandonó la Mansión tras desayunar. Le dijo a Jarvis que estaría todo el día fuera ocupándose de asuntos personales. - ¿Asuntos personales?

- Ya sabes Clint, nuestros estatutos garantizan... – Comenzó a explicar la Avispa.

- Sí, sí, ”A ningún vengador le será requerido revelar su identidad civil, o sus asuntos personales, ni por sus compañeros Vengadores, ni por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.” Sección 1, párrafo B de nuestros estatutos. Nadie se los sabe mejor que yo. Vale, Whitman está fuera hoy, y tiene derecho... Pero, chicas, yo soy el otro candidato a presidente y no puedo evitar hacer campaña electoral...


El coche alquilado del doctor Henry Pym subía alegremente por la carretera que asciende hacia el monte Althena, en dirección al Proyecto Pegaso. Mientras conducía, Pym se mostraba determinado a dejar atrás, al menos por una temporada, su condición de vengador y su vida aventurera, y volver a lo que fue su primera pasión, la investigación científica. El puesto de Director de Investigaciones del Proyecto le parecía perfecto para sentar las bases de la nueva dirección que quería dar a su vida. Por todo ello había dejado conscientemente toda su parafernalia, disfraces y tecnología, en un lugar secreto al que nadie podría acceder, había cerrado su laboratorio, y tan solo con una maleta con varias mudas y un par de batas de laboratorio, se dirigía hacia su nuevo destino. O al menos así creía él. La doctora Margaret Mayfair, su mayor valedora para este puesto, no había estado muy comunicativa en su última conversación telefónica, sin embargo, le parecía muy difícil que a un científico de su reputación se le negara tal puesto. Él es Henry Pym, el mejor bioquímico del mundo, y eso debía bastar como credencial. Tras aparcar el automóvil en el parking destinado a las visitas, Pym cogió su maleta y se dirigió hacia el edificio que albergaba la entrada principal al complejo. Mientras caminaba, Henry observó como las cámaras de seguridad seguían sus pasos, por un momento pensó en sacar la lengua ante uno de los objetivos... Sonrió pensando en lo que Janet se sorprendería si le viese hacer tal cosa. Jan, su querida Jan. Pensando en lo que iba a echar de menos a su exmujer el doctor Pym no se percató de que las cámaras se habían quedado inmóviles. Tan solo al llegar a la garita del guardia de seguridad de la puerta se percató de que algo no marchaba bien.

- A menos que en el Proyecto Pegaso permitan echar cabezaditas en los turnos de vigilancia, yo diría que este hombre está inconsciente, o... - Un rápido vistazo al guardia de seguridad le permitió a Pym comprobar que el hombre estaba vivo. Sus ojos vidriosos, y especialmente los pelos de punta bajo su casco le indicaron que había sido sometido a una fuerte descarga eléctrica hacía apenas unos minutos. Los monitores congelados de la cabina mostraron al exvengador como alguien, que permanecía siempre fuera de la pantalla había ido accediendo a través de los niveles del complejo dejando un rastro de cuerpos inconscientes.

- Maldición, - dijo para sí – yo no quería comenzar así... - Y sin dudarlo un instante más el veterano héroe, corrió hacia el ascensor principal, rumbo hacia el interior del centro de investigaciones.


Nueva Orleans, en la pacífica comunidad donde la familia de uno de nuestros vengadores reside una pequeña tormenta se acababa de desatar.

- ¡Mamá, no se como eres capaz de hacerme esto! – Gritó Mónica Rambeau - ¿Dónde lo has puesto esta vez? -

- No se de que me hablas cariño. ¿Dónde he puesto el qué? - Contestó María Rambeau con el tono que las madres habitualmente ponen cuando quieren hacer como que con ellas no va la cosa.

- El comunicador de los Vengadores. La tarjeta de identificación que contiene un sofisticado sistema de comunicaciones. Ese carnet que ya una vez escondiste durante semanas para protegerme de todo peligro.

- Mónica, mi vida, ¿no te das cuenta de que me preocupo por ti?

- Mamá, soy una vengadora, quizás una de las más poderosas y mi deber es usar estos poderes para el bien común de toda la sociedad. No me puedo quedar en casa y llevar una vida normal. Mucho menos después de las maravillas que he visto en el universo...

- Pero hija, los peligros...

- Mamá., esto va más allá de mí... La vida de mis compañeros, y muchas más podrían estar en juego y depender de que conteste a tiempo una llamada.


La voz grave de Frank Rambeau interrumpió la conversación

- María, Mónica ¿Qué ocurre? Se os oye desde la calle...

- Papá, tu has sido bombero, explícale a mamá...- Frank, nuestra niña quiere poner su vida de nuevo en peligro... No dejes que lo haga.

Mr. Rambeau miró detenidamente a las dos mujeres que significaban para él más que su propia vida. Tragó saliva. Recordó su pasada vida laboral. Los cuerpos quemados, el calor de las llamas, el horror del olor a carne quemada, los compañeros caídos en acto de servicio... Desde luego que no querría eso para su hija. Ningún padre lo querría... Otra parte de él, recordó con nostalgia la camaradería existente entre los compañeros del cuerpo, las vidas salvadas, el agradecimiento en los rostros de los rescatados y su familiares. Volvió a tragar saliva, metió la mano en su bolsillo buscando algo, un objeto que extendió hacia su querida hija. - ¿Buscabas esto?

- ¡Frank, me prometiste...! Reprochó la señora Rambeau a su marido.

- Papá... ¡No puedo creerlo! ¿La escondiste tú? Pero...

- Perdóname mi niña, pero no podía ver sufrir a tu madre... apenas duerme cuando estás ausente mucho tiempo. Mi vida como bombero siempre le causó preocupación, con mi jubilación suspiró aliviada, pero que su hija combata amenazas universales es demasiado para ella. Y a veces también para mí. – y entonces dirigiéndose a su mujer- Perdóname tú también, María. Pero nuestra hija es mayor de edad. Ha elegido un camino peligroso, sí, pero es un camino que pese a su peligrosidad nos debe de llenar de orgullo. Es un camino tan peligroso y tan difícil, que nosotros menos que nadie debemos poner trabas. No quiero que mi niña se enfrente a graves amenazas desanimada por la falta de apoyo familiar. He visto a hombres perecer en las llamas por no tener la cabeza en lo que estaban haciendo. No quiero que eso le ocurra a mi hija.

- Frank.. – Comenzó a decir la Sra. Rambeau. Pero al ver el abrazo en que padre e hija se fusionaban prefirió callar.

- ¡Oh, papá, gracias! No sabes lo que necesitaba esto... Mamá, te prometo que volveré. Confía en mí.

- Sí hija ve, con nuestras bendiciones, y haznos a tu padre y a mí más orgullosos todavía.-

Tras despedirse de sus padres, Fotón transformó su cuerpo en un rayo de energía que a la velocidad de la luz abandonó la vivienda a través del ventanal, para materializarse segundos después en la famosa Mansión neoyorquina de la 5ª Avenida. En Nueva Orleans quedaba un matrimonio de ancianos que con lagrimas en los ojos se fundía en un tierno y orgulloso abrazo.


Mientras descendía hacia el interior del Proyecto Pegaso, Henry Pym pensaba en la mala hora en la que había dejado atrás toda su parafernalia. Con la electricidad yendo y viniendo, y las sirenas de alarma sonando, nada como contactar con las hormigas para informarse de todos los movimientos que sucedían en los pasillos del complejo, pero eso no iba a ser posible. Tras la próxima esquina ante él, un resplandor azul parpadeaba de forma intermitente. Con cautela asomó la cabeza para echar un vistazo al otro lado del pasillo donde pudo ver la fuente de la luz azul, que no era otra que un cuerpo humanoide tendido inmóvil en el suelo a los pies de otra figura embozada y oscura. Pym reconoció en la figura azul al Escudo Azul, el jefe de seguridad del Proyecto Pegaso. A todas luces para Pym, la figura embozada debía ser el intruso que había cortocircuitado el uniforme del jefe de seguridad. Sin pensárselo dos veces, Pym se redujo al tamaño de hormiga mientras se acercaba sigilosamente al intruso embozado. Tras él quedaron sus ropas civiles que no le acompañaron en el cambio de tamaño. De nuevo volvió a echar de menos uno de sus uniformes de moléculas inestables. Una vez puesto en posición bajo el intruso, el ex-vengador recuperó su tamaño normal al mismo tiempo que propinaba con todas sus fuerzas un puñetazo en la barbilla del intruso. Este, pillado por sorpresa cayó envuelto en su capa golpeando con su cabeza contra la pared del pasillo. Por el sonido metálico del impacto, Pym dedujo que vestía un casco de metal que afortunadamente no protegía su mandíbula.

- Bien, amigo, más te vale quedarte quieto, ahora no te enfrentas a un super-héroe novato al que se sorprende fácilmente, sino a un veterano...

Iba a decir vengador, pero antes de que pudiera pronunciar la palabra, el intruso embozado lanzó su pie contra el estómago de Pym, al tiempo que se desembarazaba la capa de alrededor de su casco.

Instintivamente Pym rodó con el golpe mientras mentalmente aumentaba de tamaño. La gigantesca palma de su mano izquierda se proyectó contra el intruso estampándole contra la pared, mientras preparaba su puño derecho amenazador. Recordó como su viejo amigo Bill Foster le había contado que la amplitud de los pasillos del Proyecto Pegaso le permitían mantener su altura de diez metros y desenvolverse con naturalidad. La voz familiar del intruso le hizo detener su ataque.

- No lo puedo creer Pym, tantos uniformes e identidades y me tienes que atacar desnudo. – Dane Whitman, el Caballero Negro se hallaba atrapado entre la mano del gigante y el muro del pasillo. – ¿Quién eres hoy? ¿El gigantesco Macho-Man?

- ¿El Caballero Negro? Dane, ¿Qué demonios haces aquí? – Preguntó mientras aflojaba la presión y recuperaba su tamaño normal.

- Es largo de explicar y no tenemos tiempo Hank, no, si queremos atrapar al verdadero intruso. ¡Sígueme y te lo explicaré por el camino. – Pym dudó un instante, miró el cuerpo todavía inmóvil y destelleante del Escudo Azul.

- Está y estará bien, lo acababa de comprobar cuando me golpeaste. ¿Vienes, o qué?- Gritó Whitman mientras comenzaba a correr hacia el final del pasillo. Pym se resignó y tras abrocharse los pantalones siguió a su compañero vengador, no sin preguntarse que es lo que le había llevado hasta allí.

Casi como si le leyera la mente, el Caballero comenzó a hablar mientras, sin disminuir el ritmo, avanzaba en una dirección que solo él sabía.

- Vine aquí por asuntos personales, y tenía una cita con el Escudo Azul sobre la seguridad del Proyecto, cuando al llegar sonaron las alarmas. Llegué a tiempo de verle colapsar por sobrecarga de electricidad. Antes de perder la consciencia me dijo que el verdadero intruso, a quien no pudo llegar a identificar, tomó el pasillo que conduce hacia el laboratorio de Investigación Espacial, justo tras la próxima esquina. Pym no tuvo tiempo de pensar en los Asuntos personales que podían relacionar a Whitman con el Proyecto Pegaso. Nada más doblar la esquina pudo observar el gigantesco laboratorio de Investigación Espacial del complejo. Varios científicos y guardias de seguridad permanecían inconscientes en el suelo, mientras al fondo del laboratorio una figura ataviada con una armadura escarlata sostenía en vilo al doctor Harkov, el hombre cuyo puesto Pym venía dispuesto a sustituir. Sin detenerse, Dane Whitman desenvainó su espada fotónica. Curioso, pensó Pym mientras se lanzaba en apoyo de su compañero, lo último que sabía de Whitman era que portaba armas mágicas que le había regalado la Dama del Lago. En realidad le daba igual, de hecho prefería no pensar en la existencia de la magia, por lo cual le iba bien que Dane usara su imitación de sable de Star Wars. El Caballero Negro saltó sobre el intruso acorazado, mientras reconocía los atributos de la armadura de este como una versión antigua de la armadura de la Dínamo Carmesí. El acento ruso del intruso no hizo sino confirmar su teoría.

- Nadie me robará, lo que es mío por derecho, sea americano o soviético, enmascarado o científico. Y con un simple movimiento de su brazo disparó un poderoso rayo eléctrico contra el vengador medieval.

Whitman hizo gala de toda su destreza para esquivar el ataque, y acto seguido golpeó con su sable la coraza de su contrincante. El choque de la energía fotónica, con el campo eléctrico del villano, provocó un relámpago cegador, y emitió una descarga eléctrica que alcanzó al profesor Hanson Harkov todavía retenido por el intruso.

- ¡¡Aaarrhhh!! – Gritó mientras su ojos quedaban en blanco.

Tras oír el grito de dolor del científico, la Dínamo miró a su cautivo, y tras comprobar que seguía con vida. Se volvió furioso contra el Caballero Negro.

- ¡Imbécil! Este hombre casi muere por tu culpa. Su muerte hubiera sido completamente inútil. – enfurecido la Dínamo soltó a Harkov y con una velocidad inesperada para su acorazada forma, agarró de la muñeca al vengador y lo volteó sobre su cabeza lanzándolo hacia la puerta por la que había venido.

Al ver a su compañero volar en dirección a la salida a una velocidad que podría resultar fatal para él, el doctor Pym aumentó de tamaño para placar su trayectoria causándole el menor daño posible. El sonido de la rasgadura de unos pantalones que se le quedaban pequeños por segundos, apenas le preocupó en ese momento.

La Dínamo observó con sorpresa y asombro el gigantesco hombre desnudo que se había materializado ante él. Todo, desde la cabeza a los pies, era inmenso en ese hombre. La computadora de su armadura identificó el rostro del gigante como el del doctor Henry Pym, enemigo del estado, algo que la propio Dínamo hubiera deducido de habérsele dado el tiempo adecuado. Mientras Pym depositaba al perplejo Caballero en el suelo, se dirigió a la Dínamo cuyos diseños también había reconocido.

- Mira amigo, no se quien eres, ni que número haces de todos los individuos que han vestido la armadura de la Dínamo Carmesí, pero desde luego necesitarías al menos a la mitad de ellos para salir bien de esta. – El gigantesco puño de Pym, conectó con la rojiza armadura, lanzándola varios metros hacia atrás hasta que impactó con la maquinaria a su espalda. La energía desprendida del choque pareció desconectar al armadura, pero al mismo tiempo puso en marcha el aparato golpeado. - ¡Ahh! – chilló Pym – El campo eléctrico que protege esa condenada armadura es verdaderamente doloroso. Sino fuera por mi tamaño estaría ahí tendido junto a Harkov.

- Me temo que no solo es eso - replicó Whtitman – me parece que su impacto con la maquinaria del fondo no le ha hecho a esta ningún bien. ¿Ves los indicadores?

- A primera vista no se que tipo de máquina es, pero no hace falta ser el mejor bioquímico del mundo para darse cuenta de que cuando los niveles llegan al rojo, algo comienza a malfuncionar. ¿Qué tal está Harkov?

- No reacciona. ¿La Dínamo? Parecía reclamar este aparato, luego debería tener alguna idea de lo que es.

- Estúpidos entrometidos... es un emisor de energía láser... creado por el profesor Anton Vanko... y me pertenece por derecho propio... aunque vuestra intromisión parece que lo ha echado todo a perder... – Contestó despectivamente la mareada Dínamo, y sin dar tiempo a los héroes a reaccionar disparó los rayos de fuerza de su armadura contra el techo de la cámara provocando su desprendimiento, mientras los cohetes de sus botas le ponían a salvo.

Sin apenas tiempo para reaccionar, el doctor Pym adquirió su máximo tamaño en un intento de sostener el techo sobre sus cabezas. Dane Whitman, incapaz de igualar la velocidad de huida de la Dínamo tomó en sus brazos al inconsciente doctor Harkov y lo sacó de la cámara, se disponía a repetir la operación cuando hizo su aparición otro equipo de seguridad del Proyecto que procedió a la evacuación del laboratorio. Con todos los inocentes a salvo del derrumbamiento, el Caballero Negro volvió junto a Pym, todavía quedaba la amenaza más preocupante, el emisor de rayos láser del doctor Vanko había comenzado a emitir energía de forma descontrolada, casi como si tuviese voluntad propia, y comenzaba a desintegrar todo lo que tocaba, mientras su radio de acción crecía milímetro a milímetro. Las miradas preocupadas de Whitman y Pym se cruzaron varias veces, por separado sus mentes científicas elaboraban teorías y posibilidades, mientras de reojo miraban los indicadores de energía del aparato láser que ya habían superado todas las expectativas. De improviso una burbuja dorada. Envolvió la maquinaria descontrolada, a los lados del Doctor Pym dos pilares de energía apuntalaron el techo facilitándole un respiro.

- ¡Quasar! Benditos los ojos...- Exclamó Pym.

- Doctor Pym, no tenía idea de que estuviera aquí. Dane, siento no haber podido llegar antes a la cita, pero al menos veo que he llegado en el momento oportuno.

Pym adquirió entonces su estatura normal, mientras se preguntaba que asuntos traían a Quasar y al Caballero Negro al Proyecto Pegaso. Pero ahora no había tiempo de jugar a las preguntas y respuestas. La llegada de Quasar les había facilitado un respiro, pero los niveles de energía seguían aumentando, como el crecimiento de la burbuja quántica del vengador cósmico podía atestiguar.

- ¡Dane, convoca a los Vengadores!

- No llegarán a tiempo desde Nueva York... – contestó Whitman. Pym notó cierta reticencia por parte del Caballero, a convocar al grupo, no obstante insistió.- ¡Usa tu comunicador para contactar a Fotón, si mi teoría funciona es todo lo que necesitamos, y apenas tardará medio segundo en aparecer! - Exclamó Pym con urgencia.

El Caballero usó su comunicador, y Mónica Rambeau se materializó ante ellos en meros instantes. Pym se apresuró a explicarle la situación a Fotón. A la antigua Capitana Marvel le chocó durante un instante ver el contraste entre la seriedad y precisión científica de Pym, y su figura completamente desnuda, pero la gravedad de la situación y su profesionalidad como vengadora primaron ante lo ridículo de la escena. Ya habría tiempo para sonreír si todos sobrevivían.

- Escucha Mónica, tus poderes de transformación en energía se basan en un pequeño portal, una conexión que realizas con otra dimensión de la que extraes la energía elegida, en ese momento la materia que representa tu cuerpo se traslada a esa dimensión, siendo sustituida en la nuestra por la proporción de energía que vas utilizando... - Evidentemente, - interrumpió Whitman, viendo claro el plan de Pym - debes utilizar esa conexión para establecer un circuito por el cual podamos devolver el exceso de energía de la máquina de Vanko a su dimensión de origen estableciendo un flujo continuo, impidiendo así la amenazadora acumulación de energía láser que se está produciendo en nuestra dimensión. - Ya veo – concluyó Mónica – sería algo así como el circuito de agua que corre por una maqueta, que al llegar a su destino se recicla y vuelve al depósito de donde salió para se lanzada de nuevo a la maqueta. pero...¿Cómo canalizo la energía del transmisor láser a través de mi cuerpo hacia la dimensión de la luz?

- Yo puedo hacerlo, - intervino Quasar – Mis bandas Quantum me permitirán examinar y reproducir tu conexión con la dimensión de la luz y establecer el circuito del que habláis. Pero habrá que hacerlo rápido... Con toda la acción preparada, Fotón se dispuso a transformarse en energía láser mientras que Quasar estableció los enlaces tal y como Pym y Whitman le aconsejaron. En meros minutos la acumulación de energía de la máquina de Vanko comenzó a fluir a través del circuito establecido alejando todo peligro del complejo para el estudio de la energía. El Proyecto Pegaso volvía a estar a salvo. - Muy bien, Fotón, ya puedes volver a tu forma humana, - dijo el Caballero Negro - ¿Mónica?

- Algo va mal, - advirtió Pym – parece que no puede salir del circuito, es como si el flujo de energía la estuviese absorbiendo...- ¡Mónica! ¿me escuchas? soy Wendell, usa tu fuerza de voluntad, es la única forma de romper el circuito – chilló alarmado Quasar.

Mónica Rambeau, atrapada en su forma de energía lumínica, luchaba con todas sus fuerzas por no se arrastrada ala dimensión de la luz, la imagen preocupada de sus padres aparecía ante ella, mientras le parecía oír una voz que la llamaba suplicando por ayuda. La imagen de un hombre atormentado y al borde de la locura surgió entre los grandes resplandores de luz, un hombre que se la quería llevar consigo. Realizando un supremo esfuerzo de voluntad, la vengadora llamada Fotón alejó de sí toda imagen y sonido, y finalmente en un estallido de energía se materializó físicamente en el laboratorio del Proyecto Pegaso.- ¿Mónica, estás bien? – Preguntó Dane Whitman con preocupación.

- S...sí, creo que sí. – Y agotada, la antigua Capitana Marvel cayó inconsciente.***

Los minuto parecían horas, las horas parecían siglos, coherencia..., solo quería algo de... coherencia, darse la vuelta y dormir un poco, pero no encontraba la postura, ¿cuánto tiempo llevaba así?, tanta luz le... impedía pensar... pensar sí...además estaba el sofocante calor...le gustaría beber algo... hablar con alguien, pero le había sido imposible hasta ahora... Hoy había establecido contacto... la esperanza de volver a casa renacía. No podía perder su próxima oportunidad...


- ¡Vengadores Reuníos! – Gritó la voz de Iron Man a través de los intercomunicadores de la mansión. – No os molestéis en subir al hangar, tenemos que investigar un 005 en el mismo corazón de la ciudad, os facilito las coordenadas, nos vemos allí. Iron Man fuera. – ¡Click! La mano del mayordomo desconectó la grabación del mensaje de Iron Man.

- Eso es todo señor Whitman – la alarma sonó minutos después de que la señorita Fotón abandonara la Mansión. Las señoritas Avispa, y Bruja Escarlata y los señores Visión, Ojo de Halcón, y Hércules, contestaron a la llamada de Mister Stark. En el último informe que han enviado parece ser que la alerta tiene algo que ver con el asesinato del Siniestro Segador. Enseguida regresarán, ¿Necesita que vayan hacia donde están ustedes? – preguntó el servicial Jarvis.

- No, gracias Jarvis, no será necesario, todo está bajo control, afortunadamente las oportunas apariciones de Quasar y Fotón, nos sacaron al doctor Pym y a mi del atolladero en el que nos estábamos metiendo. Seguiremos en contacto. - Contestó el Caballero Negro.- Hasta luego. – y cortó la comunicación. Whitman abandonó la sala de comunicaciones del Proyecto Pegaso y se dirigió hacia la enfermería. Mientras caminaba jugueteaba con su ahora inservible sable fotónico. No le gustaba el cariz que habían tomado las cosas, había venido al Proyecto Pegaso por sus propios asuntos, tan solo Quasar, antiguo jefe de seguridad del proyecto, sabía de su visita aunque no de sus verdaderas intenciones, y de una manera u otra los Vengadores ya estaban envueltos en el caso. Y esto no había hecho nada más que empezar, a todas luces la presencia de un nuevo Dínamo Carmesí atraería la atención de Stark, y su intervención como Iron Man. No podía dejar que sus compañeros supiesen su secreto, no si quería tener posibilidades como candidato al liderazgo del grupo. Al menos la emergencia del Segador, parecía mantenerles ocupados en Nueva York. De improviso, el Caballero Negro, se sintió culpable al dejarse llevar por sus preocupaciones personales y olvidarse completamente del preocupante estado de Fotón.

En la puerta de la enfermería, el doctor Henry Pym, convenientemente vestido con el mono de trabajo característico del personal del Proyecto Pegaso consultaba con los médicos del Proyecto.

- La condición del doctor Harkov es estable, aunque deberá reposar varios días. – Contestaba el responsable del equipo médico. – En cuanto al Escudo Azul, está en perfecto estado, aunque tengo entendido que la armadura de nuestro jefe de seguridad tardará más tiempo en estar a punto. En cuanto a su compañera vengadora. Está exhausta. Le recomendaríamos descanso de al menos dos o tres días en reposo absoluto, debido a la inmensa cantidad de energía derrochada en el esfuerzo.

En la planta D, en los restos del Laboratorio de Investigación Espacial, Quasar, junto al recuperado, pero ahora sin poderes, Escudo Azul, inspeccionaba el lugar del desastre, mientras un equipo de mantenimiento se apresuraba a restaurar el laboratorio dentro de sus limitaciones.

- De nuevo el Proyecto debe estarle agradecido Mr. Vaughn, - comentó el Escudo Azul – Dudo que sus compañero Vengadores hubieran sabido resolver la situación sin la ayuda de su bandas Quantum.

- No subestime jamás a un vengador, Mr. Cartelli. Tanto el doctor Henry Pym como el Caballero Negro llevan más tiempo que yo en este negocio. Seguro que habrían encontrado la manera correcta de solventar la crisis si yo no hubiera estado presente. Y por favor, llámeme Wendell, o Quasar. Mr. Vaughn, es, o era, mi padre... – Una reiteración de pitidos interrumpió la conversación - Excúseme, me llaman mis compañeros. – y tras despedirse con una agradable sonrisa del jefe de seguridad del Proyecto, Quasar remontó el vuelo hacia la enfermería.

El Escudo Azul le observó marchar admirado de la facilidad y sencillez con la que el vengador cósmico se desenvolvía en los pasillos del Proyecto. Afortunadamente para él, pensó, las pretensiones de Protector del Universo no le dejaban tiempo a Quasar para reclamar su antiguo puesto de trabajo. Mientras la estela que Quasar deja al volar desaparecía por un extremo de la galería, otro grupo de figuras, encabezadas por el doctor Myron Wilburn, Director Administrativo de Proyecto, aparecía por el lado opuesto del pasillo.

- ¿Ese era Quasar, no? Su uniforme ha cambiado, pero el rastro que deja al volar es inconfundible. – Dijo el hombre de raza negra a la derecha de Wilburn.

- Efectivamente – contestó el Escudo Azul, y tras mirar a los recién llegados y no reconocer al que acababa de hablar, le preguntó. - ¿Perdone, le conozco?

El doctor Wilburn se apresuró a realizar las presentaciones.

- Mr. Cartelli, le presento a un viejo colaborador de estas instalaciones, el doctor William Foster. Bill, este es nuestro actual jefe de seguridad, Joseph Cartelli, más conocido como el Escudo Azul....

Mientras se efectuaban las presentaciones, Wendell Vaughn volaba rumbo a la enfermería. Aunque recordaba con cariño sus comienzos en el Proyecto Pegaso, había trazado su propio camino como Protector del Universo y Vengador en activo, y no deseaba regresar, sería como volver de alumno al instituto después de haber terminado el doctorado... No obstante, la insistencia del Caballero Negro en hablar sobre las instalaciones durante los últimos días, y la solicitud por parte de Whitman de una recomendación para visitar el Proyecto y entrevistarse con su actual jefe de seguridad, había propiciado esta visita. No sabía que buscaba el Caballero, pero realmente le tenía intrigado, así que con la excusa de la nostalgia se ofreció a acompañarle. Lo que le escamaba era que Whitman adelantó la hora de la visita...¿Quizás para darle esquinazo? ¿Y que hacía Pym aquí? ¿Tenía su visita algo que ver con la del Caballero? ¿Por qué este se mostró reacio a llamar al resto de los Vengadores? Cuando el Capitán América dirigía los Vengadores todo era absoluta confianza. Sus cavilaciones se interrumpieron cuando llegó a su destino. En la puerta de la enfermería, el Caballero Negro y Henry Pym charlaban mientras esperaban la autorización para visitar a Fotón. Wendell aterrizó a tiempo de oír a Pym terminar su frase.

- ... mi nuevo trabajo, adiós a los disfraces y las aventuras. Solo investigación científica. Venía precisamente a sustituir al doctor Harkov al frente del Laboratorio de Investigación y Desarrollo del Proyecto ¿Y que me encuentro antes siquiera de firmar el contrato? Un supervillano soviético y varios vengadores... Es mi sino. ¿Por cierto Dane, con todo el barullo todavía no me has explicado que os traía a Quasar y a ti por aquí?

- ¿Cómo está Mónica? - Preguntó el recién llegado Wendell. - Dormida. Hank la examinó y parece que solo necesita descansar.– Contestó Whitman, evitando la pregunta de Pym. – ¿No es así doctor?

- Efectivamente, Dane. – Tanto Pym, como Quasar se percataron de que de alguna manera Whitman les estaba ocultando algo. Antes de que pudieran volver a insistir, el Caballero Negro retomó la conversación.

- Bien, todavía queda pendiente encontrar alguna pista sobre esta Dínamo Carmesí. ¿Alguna sugerencia?

- Quizás deberíamos contactar con Iron Man, él más que ninguno, tiene experiencia con los diferentes sujetos que han vestido esa armadura. – dijo Quasar. – La Dínamo reclamaba el aparato de Vanko como suyo.- ¡Vanko! ¡Eso es! – profirió Pym excitado - Anton Vanko fue el creador de la primera armadura de la Dínamo, y el primer hombre en vestirla. En un principio se enfrentó a Iron Man, pero luego recapacitó y pasó a trabajar para Industrias Stark. Creo que murió deteniendo al segundo hombre que adoptó la identidad de la Dínamo. Sino recuerdo mal Natacha también estuvo involucrada.

- Entonces quizás podríamos contactar con la Viuda Negra... – sugirió el vengador cósmico.

El rostro de Dane Whitman, intentaba no reflejar la ansiedad que le producía el que sus dos compañeros no dejasen de reclamar la asistencia de otros vengadores. La conversación fue interrumpida por el sonido de los comunicadores de Quasar y el Caballero.

- ¡Es la Avispa!, desde Nueva York.- informó Wendell a Pym.


En los túneles de ventilación interiores del Proyecto Pegaso, protegido por una capa refractaria que le ocultaba a todo tipo de sensores, Dínamo Carmesí inspeccionaba si la pequeña escaramuza con los héroes americanos había dañado su armadura. No parecía haber sido así. Desgraciadamente no podía contactar con su base, ya que cualquier tipo de emisión de frecuencias delataría su presencia. Estaba solo, y no podía enterarse de lo que acontecía alrededor, solo confiar en su propia intuición. En principio no parecía que hubiera un equipo de Vengadores completo. La presencia del Caballero Negro y Pym debía haber sido algo casual. Que el eminente doctor Henry Pym entrase en combate completamente desnudo, apoyaba esta teoría. No pudo evitar una tenue sonrisa al recordar la imponente figura de Pym en toda su grandeza. Pero rápidamente dejó a un lado estos pensamientos y comenzó a planear sus próximos pasos. Debía recuperar la tecnología de Vanko a toda costa.


- ...así que parece que ha estallado una guerra por el liderazgo de Maggia. – continuó Janet Van Dyn – La Visión coordina todas las investigaciones desde la Mansión, mientras que Clint y Hércules salieron a la calle a en busca de información. Ahora me dirijo al laboratorio principal de Stark, donde Iron Man intenta hallar rastros residuales de la energía iónica del Conde Nefaria. Esperad a que le cuente lo de la presencia de una nueva Dínamo Carmesí en los alrededores del Proyecto Pegaso. ¿De verdad que Hank cargó contra él totalmente desnudo? Tantos años trabajando juntos y ahora me lo pierdo. En fin. - Mantened los canales abiertos, cuando me reúna con Iron Man volveré a llamar. Besos a todos, Avispa fuera. – "Tengo que apartar a Hank de mi cabeza y centrarme", pensó la bella vengadora. "Que haya una lucha por el liderazgo de Maggia, es algo normal, pero la presencia casual de varios vengadores en el Proyecto Pegaso le extrañaba. Su intuición, y sobre todo su experiencia como líder de grupo, le decía que había gato encerrado"


De nuevo en las entrañas del monte Althena, el Caballero Negro, junto al Escudo Azul, y el doctor Myron Wilburn se introducían en la zona más restringida del Proyecto Pegaso.

- Esta es una zona de acceso restringido que vendrá bien para sus propósitos mister Whitman. Aquí hemos llegado a guardar objetos de poder como el Cubo Cósmico o la Corona de la Serpiente... –comentaba el doctor Wilburn. , llegamos a guardar en su momento, la Corona de la Serpiente -.

- Según tengo entendido, ambos objetos, fueron sustraídos. Creo que incluso la propia Corona llegó a poseer a todo el personal del Proyecto...- ¡Ejem! Sí, desgraciadamente fue así. Pero desde entonces nuestras medidas de seguridad se han perfeccionado. Aunque actualmente no guardamos ningún objeto de poder, confiamos plenamente en que estas instalaciones son capaces de contener en cuarentena cualquier instrumento de energía que se confíe bajo nuestra custodia. La experiencia nos ha enseñado cuales son nuestros límites, y una vez estas bóvedas de Adamantium se cierran, el oxígeno es extraído del interior de la cámara, y el objeto queda estanco e incomunicado de tal manera que nadie puede acceder a él. Por cierto, señor caballero, no nos ha dicho que tipo de objeto quiere confiarnos...

Dane Whitman calló unos instantes. Inspeccionó la cámara acorazada, y palpó sus muros de adamantium. Tras mirar fijamente al doctor Wilburn, se dispuso a hablar.


- ¡Está vivo! – chilló Mónica Rambeau al despertar de su sueño.

Wendell Vaughn, se sobresaltó al oír gritar a su compañera vengadora.

- ¡Fotón, que te ocurre!- preguntó Quasar con preocupación.

- ¡Está vivo! Hay algo vivo en medio de la luz, Wendell, y pedía ayuda, ¡Mi ayuda! – Y sin mediar explicaciones, la antigua Capitana Marvel transformó su cuerpo en energía y abandonó la enfermería del Proyecto.


En el despacho de la doctora Margaret Mayfair, el doctor Henry Pym, se encontraba con un duro e inesperado mazazo.- No puede ser. ¿Me estás diciendo que mi candidatura a Director del Departamento de Investigación Científica ha sido rechazada? – Dijo con voz decepcionada el doctor Pym.

- Lo siento, Henry, de verdad. Tenías todas las de ganar, tu curriculum y tu historial son impecables, pero la situación se escapó de mis manos. Partes influyentes en el Proyecto, muy influyentes de verdad, respaldaron a otro candidato, llegando casi a forzar su inclusión...

Por unos momentos Pym se ofuscó. La rabia le consumía por la oportunidad perdida, pero al mismo tiempo recordó que no podía perder permitirse perder los nervios. Esa había sido siempre la causa de todos sus problemas querer alcanzar algo y no obtenerlo. Paradójicamente el hombre de las muchas tallas había sufrido colapsos nerviosos por considerar no estar a la altura, de su mujer, de sus compañeros vengadores y finalmente de la imagen que quería para sí mismo.

En vez de crecer a máxima altura y descargar su furia sobre el despacho de la pobre doctora Mayfair, que no tenía nada de culpa, optó por apretar los puños, morderse los labios y dirigirse hacia la puerta...

- Henry, espera, no te vayas... – Rogó la doctora. El zumbido del intercomunicador sobre la mesa, interrumpió la reunión. La voz de la secretaria de Mayfair anunció la entrada en escena de un nuevo personaje.

- Dra. Mayfair, el nuevo Director del Departamento de Investigación Científica desea pasar a saludarla. - Pym, que se dirigía a la puerta, no pudo evitar escuchar a la secretaria. Lentamente abrió la puerta del despacho y tras esta encontró la sorpresa más inesperada. - ¿Bill? ¿Bill Foster?

En esos instantes las alarmas del Proyecto Pegaso volvieron a activarse.


Quasar no necesitaba leer la signatura de la energía de Fotón para deducir que su compañera se había dirigido hasta el laboratorio de investigación espacial. Lo que le pilló totalmente por sorpresa fue el sonido de las sirenas de alarma. Algo había ocurrido en el laboratorio. A Wendell le extrañó que una vengadora experimentada y cauta como Fotón hubiera cometido alguna acción arriesgada sin el respaldo de sus compañeros, y sobre todo sin el asesoramiento científico de algún experto en la materia. Al llegar al laboratorio sus dudas quedaron despejadas.

Ante él se hallaba el transmisor láser del profesor Anton Vanko, inexplicablemente activado de nuevo, postrado a los pies de la máquina se hallaba la Dínamo Carmesí, al parecer atontada tras recibir una descarga del aparato, probablemente al conectarlo. Pero no había ni rastro de Mónica.

El vengador atrapó al soviético caído en un campo de energía quantum mientras encerraba en un muro de luz la máquina de Vanko.

- ¿Qué ha ocurrido aquí tovarisch? ¿Dónde está Fotón? – Interrogó apresuradamente

Detrás del casco de la Dínamo los ojos de este se abrieron. El rostro preocupado y serio de Quasar no afeaba para nada sus rasgos faciales. Dínamo recuperaba la consciencia lentamente mientras se hacía cargo de la situación y recordaba como había llegado hasta allí. Había logrado burlar la seguridad del proyecto hasta penetrar en el área restringida del laboratorio. Justo cuando inspeccionaba los daños causados en la máquina de Vanko, Fotón hizo acto de aparición. La descarga de energía que Fotón aplicó a la Dínamo sin dudarlo, provocó un estallido eléctrico en su armadura que reactivó el láser de Vanko. Como si tuviera voluntad propia, la máquina absorbió a la vengadora mientras Dínamo perdía el sentido.

- La máquina... la máquina absorbió a tu compañera... – balbuceó la Dínamo.

-¿Qué dices? ¿Cómo es posible? – Una débil voz llamó la atención del vengador cósmico.

-¡Wendell, a..ayuda! –

Desde el interior de la burbuja con la que Quasar había envuelto la máquina de Vanko, la voz de Mónica Rambeau apenas resultaba audible. Del mismo modo su presencia apenas era visible , tan solo una fugaz manifestación de luz entre las multitud de parpadeos, y estallidos de energía que la máquina iba improvisando.

En el remolino que la atrapaba, y la lanzaba dentro y fuera de nuestra dimensión, que la arrojaba de nuestro plano al plano del que extraía su energía luminosa, y viceversa, la valiente vengadora comenzó a sentir cada vez más cerca la extraña presencia que ya había sentido anteriormente.

- A...ayuda – dijo una voz- por favor, ayúdame. No me vuelvas a dejar.

La súplica era tan desesperante que Mónica no pudo dejar de atender a la llamada y se dirigió hacia la presencia.- ¿Quién eres? ¿Eres humano? – Intuyó, mientras otra forma de luz se acercaba a la suya.

- Humano, eres humana, ¡Gracias a Dios, alguien ha venido a sacarme de este limbo luminoso!

- Aquí estoy, ven hacia mí ¿Quién eres? – Fotón, se dirigió hacia el atormentado ser, intentando forjar un vínculo de energía que les permitiera regresar a su dimensión de origen.

- Me... me llamo Arthur, Por favor sácame de aquí.

- Tranquilo, serénate. Une tu voluntad a la mía e intentemos salir de aquí a través de la brecha que me absorbió. – Juntas, las dos mentes aunaron esfuerzos para luchar contra el torbellino de luz que les había atrapado. En el Proyecto Pegaso, los niveles de energía láser de la máquina de Vanko continuaban aumentando peligrosamente, mientras Quasar intentaba contenerlos dentro del campo que había forjado. El vengador cósmico sopesaba la posibilidad de arrancar toda la maquinaria de su base y volar con ella hacia el espacio exterior, pero no sabía que efecto podría tener la desconexión para su compañera atrapada. Tal era su concentración que por un momento aflojó la tenaza que atrapaba a la Dínamo Carmesí. Lo que este no dudó en aprovechar. Forzando sus músculos, el soviético se libró de la tenaza y propinó un poderoso puñetazo al vengador cósmico, que le hizo perder la concentración y casi la consciencia.

La energía láser acumulada dentro de la burbuja de Quasar se liberó provocando una tremenda explosión de energía luminosa y eléctrica que causó el caos en todos los sistemas del Proyecto Pegaso. El laboratorio espacial quedó prácticamente desintegrado, sin rastro de Quasar y la Dínamo Carmesí. Tan solo en el epicentro de la explosión dos figuras resplandecientes permanecían perplejas y horrorizadas.


Varias plantas más abajo, en la zona de máxima seguridad, los sistemas de emergencia se activaron automáticamente. Las puertas de seguridad de las bóvedas acorazadas se cerraron herméticamente, y el oxígeno comenzó a ser extraído. El Caballero Negro, el Escudo Azul, y el doctor Myron Wilburn, sintieron un escalofrío en la nuca, mientras comenzaron a sentir la falta de aire.


En los restos del laboratorio espacial. Mónica se dirigió a su recién rescatado compañero.

- ¿Arthur, estás bien?

-No me llames Arthur, dejé de ser Arthur Parks hace años, el día que me convertí en el Láser Viviente!

Continuará…



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