Los Defensores nº13

Título: Los muertos heredarán la Tierra
Autor: John Schneider
Portada: Sergio Calvet
Publicado en: Mayo 2006

Algo misterioso ocurre en Texas, algo que ha llamado la atención de Morbius. ¿Que tiene todo esto que ver con los Defensores?
El Doctor Extraño. Hulk. Estela Plateada. Namor. Poderosos guerreros que no encajan en ningun lugar. Cuatro héroes que se reúnen sólo cuando la Tierra se enfrenta a las mayores amenazas. Ellos son el "no-grupo" más famoso de la historia. Ellos son...
Creado por Roy Thomas y Ross Andru

El sol sale en un pueblo solitario de Texas(EEUU). Las calles están desiertas. Las casas están cerradas a cal y canto. Sólo el viento imprime algo de vida a este solitario paisaje. Dogville es una ciudad fantasma pero no ha sido siempre así, de hecho apenas una semana antes era un lugar animado que se disponía a celebrar el aniversario de su fundación. Todavía se pueden ver las carrozas para el desfile estacionadas a la entrada del pueblo acumulando polvo, como si estuvieran esperando a los lugareños o a los escasos visitantes que paran para repostar.

Un viejo coche descapotable encara la calle principal a gran velocidad, su único ocupante mira a su alrededor con desinterés . Su trabajo de viajante de comercio lo lleva por todo el país y la visión de un pueblo fantasma es algo tan habitual que le pasa desapercibido. Ni siquiera las carrozas logran una reacción más allá de una mueca de disgusto. Sólo cuando un bidón de gasolina se cruza en su camino presta verdadera atención al entorno. Un fuerte olor a carne podrida le llega de repente. Su estómago se revuelve.

-¿Qué demonios?

Para el coche. El bidón está en el centro de la carretera apenas a unos metros del morro de su vehículo. Inseguro sale del coche con la mano derecha apretando una pistola. Algo en su interior le dice que debe irse, dejar atrás ese pueblo y no mirar atrás. Sin embargo siente que debe descubrir qué ocurre, que no puede darle la espalda porque tarde o temprano le alcanzará.

Así debatiéndose en la duda se adentra entre las casas preguntando en voz alta por los habitantes.

-¿Hay alguien aquí? ¿Me oye alguien?

El silencio es la única respuesta. Vuelve a mirar al bidón, con la vana esperanza de ver a la persona que lo movió. Cada vez más inquieto llega a la oficina del alcalde. La puerta está abierta y el olor a podredumbre se agudiza.

Una voz suena detrás suya.

-Tú valdrás, tienes suerte de que necesite a alguien vivo para esto.


Warren mira a una relajada Emma Frost en la pantalla de videoconferencia de su despacho en el edificio Tempo y se pregunta si el estar con el Doctor Muerte le hará recordar sus tiempos como Reina Blanca.

-Tranquilo Warren, aunque Víctor Von Muerte posee un carisma innegable no soy ninguna chiquilla. He venido a abrir una nueva escuela para mutantes y eso haré.

-Sabes que no quería ponerte en este compromiso.

-Lo sé, serías capaz de venir con tu alas angelicales y rescatarme si te lo pidiera pero no es necesario que hagas exhibiciones de heroísmo. Si ocurre algo te enterarás.

-Esta es un gran oportunidad, aunque aún me cuesta creer que vamos a tener una escuela en Latveria.

-La vida te da sorpresas, Warren, como Hombre-X ya deberías estar acostumbrado.

-El que yo esté en el edifico Tempo debería ser una prueba de que acepto las sorpresas, pero no es ni remotamente parecido hacer un trato con los Defensores, un grupo del que he formado parte en el pasado que hacerlo con el Doctor Muerte.


Namor mira en silencio el acuerdo entre los Defensores y la Ofensiva. Las negociaciones has sido largas y difíciles. El monarca de Atlantis ha tenido que echar mano de toda su capacidad de autocontrol al ver como su hogar era codiciado por Attuma, al final consiguieron que se conformara con unas colonias próximas a Atlantis, en las que su ejército se ha asentado, una espada de Damocles que tendrá que tener en cuenta a partir de ahora.

-¿Estás preocupado?

La voz femenina corresponde a la Hermana Nada, una joven con un pasado inquietante.

-Sólo un loco no lo estaría.



Una extraña capa vuela sin rumbo por el desierto, a unos kilómetros de Dogville, hace tiempo perteneció al exterminador de demonios, Eric Payne, pero eso ya es parte del pasado, ahora busca un nuevo portador pues siente que es necesitada. Una amenaza cercana la ha sacado del estado de hibernación en el que se hallaba.

Un coche descapotable pasa a su lado. El conductor está aterrado, acaba de sellar un acuerdo, a cambio de su vida hará algo horrible. La capa, consciente de esto se engancha a la parte trasera del vehículo.

Se detiene en el primer poblado que encuentra, sale sudando, evita un taburete por los pelos y se dirige a una pequeña comisaría de pueblo, situada entre una gasolinera y una cafetería. "Trae a todos cuantos puedas, quiero gente de calidad, no a cualquier borracho que te cruces por ahí, policías, atletas…Materia prima de la mejor. La huida no es una opción, te estaré vigilando." Al recordar esto último mira hacia atrás, al cielo, donde varios buitres dan vueltas sobrevolando el coche. Entra en la comisaría, un edificio viejo, una sala de espera con un banco y un mostrador es todo lo que ve.

-Necesito ayuda.

Un hombre de mediana edad y unos cuantos kilos de más se acerca.

-¿En que podemos ayudarle, amigo? Yo soy el sheriff Jackson, como el cantante.

Las palabras salen a duras penas de su boca.

-Un grupo de terroristas…ha…

-Siéntese, ahora le traemos un vaso de agua, respire hondo y cálmese.- Mirando a sus sorprendidos compañeros dice.- Jimmy, Linda, estad preparados para pedir refuerzos, esto suena a algo gordo.

Un joven rubio con una cicatriz en el mentón observa con curiosidad la escena preguntándose si la escasa dotación de la comisaría se olvidará de su incidente y podrá escabullirse, como ha venido haciendo desde que dejó el orfanato.

Tras un trago de agua consigue hilar unas cuantas frases.

-Han tomado Dogville, me han enviado para decirles que les están esperando. Quieren negociar, han hecho una lista de peticiones que les darán a conocer cuando vayan. Si no he vuelto con ustedes en una hora empezarán a matar rehenes.

-¿Son islámicos?

-No, la verdad es que no sé que son.

-Tranquilo. Rápido, quiero que todo el mundo sepa esto, el FBI, la central, todos, no es momento para jugar a las jurisdicciones. Tú, si tú, el rubio, te vienes con nosotros, puede que nos haga falta tu puntería.

-Como usted diga, ¿puedo llevar mi pipa?

-Sí, pero sólo dispararás si yo te lo ordeno, ¿está claro?

-Cristalino.

-Yo iré con…

-Robert Smith.

-Vosotros id con el rubio en el coche patrulla. Vamos, no hay tiempo que perder.



El Orbe de Agamotto muestra una pequeña mancha en un lugar aislado de Estados Unidos, el Doctor Extraño intenta averiguar la naturaleza de la alteración pero sin resultado. La entrada de Bruce Banner interrumpe su actividad.

-A Namor no le gusta el tratado, y yo no estoy seguro de que hayamos hecho bien firmándolo, me suena a un aplazamiento, aunque debo reconocer que ver a Urthona escoger la vía del diálogo fue algo gratificante.

-Lo sé y os comprendo, estamos haciendo algo inusual, y que levantará ampollas, la Ofensiva ha cometido crímenes y existe la posibilidad de que vuelvan a hacerlo, pero el tratado ha evitado más muertes.

-¿Confías en Urthona? Él es el líder, parece que se ha ganado la confianza de los otros, le seguirán.

-Siempre ha deseado tener poder, como Hechicero Supremo y como gobernante de su planeta, ahora lo ha conseguido en un menor grado, es hora de que aprenda a ejercer la responsabilidad que conlleva el poder. Ya dio el primer paso al aceptar negociar conmigo un cese de hostilidades, podía haberlo rechazado, en otro momento esa habría sido su decisión, por eso tengo confianza en que la paz continúe. Eso no quita para que estemos atentos a todas sus actividades.

-Me gusta como suena eso.



En otra parte del Edificio Tempo Estela Plateada comparte un rato de ocio con Bethany Cabe. Sentados en un cómodo sofá toman un té recién traído de la India, tras una visita de negocios.

-Cuesta creer que se solucionara dialogando, ¿eh?

-Me alegro de haya sido así, si hubiéramos seguido luchando más gente inocente habría sufrido.

-Me temo que no todos van a verlo así, ya he visto a gente que opina que habéis cedido antes un grupo de villanos.

-En una negociación siempre ceden las dos partes.



Los dos coches enfilan Dogville a gran velocidad. Por la radio el sheriff recibe confirmación de la policía estatal y el FBI. Nadie contesta en Dogville, las líneas de teléfono y luz están cortadas. Es como si se hubiera desvanecido de la faz de la Tierra. El rubio se revuelve inquieto en su asiento. La policía Linda le pasa un botellín de agua. Después de darle un trago se recuesta y mira por la ventanilla.

-¿Así que terroristas? ¿y qué se supone que vamos a hacer?

-Veremos como está la situación y acordonaremos la zona.

-El sheriff ha hablado de acción, ¿cuántas posibilidades cree que tenemos de que la cosa acabe en un tiroteo?

-¿Tienes ganas de disparar? ¿ o de morir?

-De lo primero, me estaba aburriendo en la comisaría.

-Algo me dice que desearás haberte quedado allí.

Los dos vehículos entran en el pueblo, el barril que Robert Smith vio la primera vez sigue en el mismo sitio. El tiempo parece ralentizarse, el sheriff detiene el coche y salen.

-¿Dónde están?

-En la oficina del alcalde.

-Pues vamos.

Los tres policías y el rubio siguen al vendedor, que lanza miradas fugaces a los coches. La capa se descuelga del coche y los sigue. La puerta de la oficina del alcalde está abierta. Se detienen ante ella. El sheriff mira el interior del edificio con el ceño fruncido.

-¿Hay alguien aquí?

Una voz grave responde.

-Pasen, les estábamos esperando.

Con precaución entran en el edificio. Siguiendo las indicaciones de la voz llegan a la sala principal, una modesta biblioteca llena con estanterías viejas. Varias personas están sentadas en sillas, completamente inmóviles y en silencio. Un olor a podredumbre es la primera señal de que algo va mal. La segunda es la entrada de un hombre con un atuendo extraño. Para un ojo inexperto sus ropas podrían corresponder a un hombre anuncio de una marca de cereales para el desayuno, nada más lejos de la verdad pues se trata de un tocado ceremonial del ancestral Loa, una vestimenta que se usa para un tipo muy concreto de ceremonias como pronto descubrirán los recién llegados.

-Bienvenidos.

-¿Es usted terrorista?

-Supongo que sí, ¿y usted es?

-El sheriff Jackson. ¿Cuáles son sus peticiones?

-¿Va a negociar o esto es sólo un torpe intento para ganar tiempo hasta que lleguen los refuerzos? Porque espero que vengan muchos, y bien armados.

-Puede estar seguro de eso, pero si podemos prefiero arreglar esto por las buenas.

-Es una pena que yo no tenga la más mínima intención de hacerlo. Que empiece el festín.

Una palmada. Un gesto tan sencillo y se desata la barbarie. Las personas que hasta ese momento no habían mostrado el más mínimo signo de vida se lanzan como animales de presa. Mordiendo y arañando. Los policías y el rubio apenas tienen tiempo de desenfundar. El vendedor intenta huir pero es demasiado tarde. La sangre sale por sus heridas provocando un mayor frenesí en sus atacantes. Les devoran vivos, sin contemplaciones. Sólo el rubio consigue salir de la habitación malherido sangrando por un tajo en el abdomen y sujetando el brazo derecho, roto en dos lugares. Resbala y cae al suelo de madera. Levanta la mirada y ve una capa. Su último pensamiento antes de perder la consciencia es ¿qué diablos hace esa cosa aquí?

Cuando el líder de los "terroristas" sale con dos de sus criaturas no hay rastro de él. Un incidente menor se dice a sí mismo, ya tengo cuatro más, y pronto llegarán muchos más. Sonríe con satisfacción.



El Doctor Michael Morbius repasa unos análisis cuando salta un mensaje en la pantalla de su ordenador. Tiene un mensaje nuevo. Decide tomar un respiro de su trabajo y lo lee. Lo siguiente que hace es llamar al Doctor Extraño. En la sala de reuniones de los Defensores los integrantes del grupo observan sorprendidos el contenido del mensaje.

Estimado Doctor Morbius, se ruega su asistencia con la mayor brevedad posible al encantador pueblo de Dogville, se adjuntan sus coordenadas en el archivo adjunto. Deberá acudir solo. Si no lo hace muchos más inocentes sufrirán, o no según se mire.

Atentamente, la Garra Negra.

Bruce Banner relee la nota y tras comprobar las coordenadas dice.

-¿Stephen ,esto de lo que habla es lo que aparece en el orbe?

-Eso me temo, y siendo la Garra Negra se trata de zombis, la pregunta es ¿para qué quiere a Morbius? Su naturaleza especial me lleva a pensar que la Garra Negra quiere usarle.

-¿Qué me aconsejas que haga?

-Vete, yo te veré con el Orbe. Debemos descubrir qué planea antes de actuar.


Terroristas, esa palabra fue el detonante de una cascada de llamadas, y el que le que las inició no respondiera sólo las aumentó más si cabe. Tras unas horas toda una escuadrillas de coches patrulla se dirigía a Dogville. Ningún curso, ningún seminario podría haberlos preparado para lo que les esperaba. Irónicamente las películas de terror les serían de más ayuda, eso y los rumores que salen en periódicos de más que dudosa fiabilidad. El caso es que cuando llegaron al pueblo les esperaba un grupo de gente de aspecto cadavérico. El agente del FBI de mayor rango tomó un altavoz. El ver al sheriff entre el resto de la gente con la mirada perdida le dio un mal presentimiento.

-¿Dónde están los terroristas?

-Aquí mismo.

La voz pertenece al maestro de ceremonias que conocimos en la oficina del alcalde, la Garra Negra.

-Rendíos y será menos doloroso.

-¿Qué queréis?

-Os quiero a vosotros, a todos vosotros.- A por ellos.

Su ejército de zombis reacciona al unísono cargando contra los efectivos policiales como una manada de elefantes. Las balas apenas les afectan. Trozos de carne vuelan por todas partes. Poco a poco los alcanzan. Les muerden como perros de presa infectándoles, volviéndoles como ellos, irracionales, siempre hambrientos. Buscan refugio en los coches patrulla pero las ventanillas acaban por ceder a los alocados golpes de los muertos vivientes, que ignoran las heridas que se hacen en el proceso.

Garra Negra observa complacido el rumbo de los acontecimientos. Después de esto nadie se volverá a reír de mí. Se aleja con parsimonia de la batalla entre sus tropas y el FBI y entra en un ultramarinos modesto. De una estantería de metal saca un periódico. En la portada aparece el acuerdo alcanzado entre los Defensores y la Ofensiva.

-Morbius, Morbius, me vas a abrir muchas puertas…


Oscuridad, no puede ver nada. Se siente morir, pero una voz en su cabeza le dice que no es el momento. Le espera una nueva vida y debe empezar ahora. La capa le rodea y le aprieta. Conectada directamente con su mente le dice cómo funciona y lo que debe hacer. Se levanta a un kilómetro de Dogville, curado. Mete la mano derecha en el interior de la capa y saca un hacha especialmente afilada. Luego un casco. Los dos objetos tienen una apariencia medieval. Se coloca el casco y enarbola el hacha. Es el momento de contraatacar.
 

Gracias a los medios de Oracle Michael Morbius llega a Dogville a tiempo para ver los últimos estertores de la pelea. Sin que pueda hacer nada para impedirlo los agentes del FBI caen ante los zombis de Garra Negra. Con la mirada busca al responsable de la carnicería y lo encuentra cómodamente sentado en un banco, junto al ultramarinos.

-Bienvenido a Dogville, un pueblo encantador, ¿no crees?

-He venido, ahora quiero respuestas.

-Paciencia, todo llegará a su debido momento. Muchachos, dadnos algo de intimidad. Cortad la carretera principal en las dos direcciones. Que nadie se acerque, no hasta que yo os diga. Y ahora Morbius, acompáñame, hay algo que quiero que veas. Los pueblos pequeños y aislados tienen oscuros secretos y el de este es muy especial.



En el edificio Tempo el Doctor Stephen Extraño siente como Morbius desaparece de su alcance. El Orbe le indica que ya no se encuentra en nuestro plano de realidad. Un gesto de preocupación aflora en su rostro.

-Debemos ir, en seguida.

-Yo estoy listo, Doc, cuando tú digas.-Dice Banner mientras decide entre varios tipos de armas.

-¿Realmente crees que esos juguetes te servirán de algo contra los zombis?

-Namor, como científico que soy creo en el método prueba/error, además me apetece probar alguno de estos chismes en algo que se mueva. Además, disparar zombis es una actividad muy entretenida, no por nada hay tantos juegos sobre el tema.

-Pero esto no es un juego, han muerto inocentes y muchos más corren peligro.

-No seas cenizo, Norrin, eso ya lo sabemos, sólo intentaba quitarle hierro a la situación.

-Aquí Stephen, Bethany, nos vamos con el Defensicar.

-¿Defensicar?

-No se me ha ocurrido un nombre mejor.

-Tened cuidado, a ver si esta vez vuelve entero.

Continuará...


Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario