Sandman: My beautiful dreamer nº 4

Título: El Deseo de Vivir Siempre Así
Autor: H. Batto
Portada: Eva
Publicado en: Noviembre 2006

“Estoy atravesando la puerta, y floto de un modo muy peculiar, y las estrellas parecen hoy muy diferentes. Porque aquí estoy sentado en una lata, muy lejos por encima del mundo. El planeta Tierra es azul y no hay nada que pueda hacer...” (Space Oditty de David Bowie)
Ando a través de la playa que sueña bajo la luna pálida: por los sueños de países y ciudades, sueños pasados de lugares hace mucho tiempo idos y tiempos hace tiempo sepultados en la memoria para siempre. Tengo muchos nombres. Algunos de vosotros me conoceis como ...
Sueño creado por Neil Gaiman, Sam Keith y Mike Drigenberg
THE SANDMAN: MY BEAUTIFUL DREAMER Adaptación de la película Urusei Yatsura 2, Beautiful Dreamer


Lord Morfeus nos miró, si se puede expresar así, mientras flotaba. Cruzó los brazos lentamente.

- Lamento que esto tenga que terminar de este modo – dijo.

- ¿Vas a acabar con el sueño? – Le pregunté gritando.

- No – respondió. Y ya está. No era un “lo que sea” con gran discurso. Miré a Kate.

- ¿Qué hacemos? – Kate no respondió.

- ¿Tendrás un plan no? – Kate no respondió.

- ¡¿Algo habrá que podamos hacer, no?! – le terminé por gritar. Kate aun estaba sorprendida. Sin embargo el grito la despertó. Me miró, y miró a Lord Morfeus. Y nuevamente me volvió a mirar.

- ¡¿Qué?! – Le grité, mientras veía que sacaba un cigarrillo. Lo encendió y aspiró el humo.

- Sé que no estamos en posición de pedirle nada. Pero… - Una calada – ¿Podemos tutearle? – El hombre del abrigo flotante asintió con la cabeza.

- ¿Y podrías explicarnos el motivo de todo esto? – Volvió a preguntar Kate.

- Es un regalo. Para Elise – Contestó Morfeus.

- ¡¿Un regalo?! ¡Un secuestro! – grité yo - ¡Eso es lo que es!
- Jamás dañaría a alguien a quien amo… - Y diciendo esto, alzó su brazo derecho, como presentándonos una obra de teatro. Y ante nosotras, apareció en el horizonte, unas farolas y unas vallas. Después un paseo y arena. Y finalmente estrellas y luna. Y ante nosotras, como si de una película se tratara, vimos perfectamente lo que pasó. Elise miraba la playa, y Morfeus daba de comer a palomas.

- La encontré, una noche, en un paseo marítimo – dijo el señor de los sueños - Era muy tarde. La luna y las estrellas brillaban mientras ellas las miraba tranquila y serena. Su pelo rubio caía por sus hombros, y su vista se perdía en el horizonte. Fue entonces cuando supe que ella era diferente.

- ¿No es muy tarde para mirar el agua? – le pregunté. Ella se giró hacia mí.

- Nunca es tarde para nada… -

- ¿Entonces te gusta mirarla?

- No especialmente… - Me respondió con una sonrisa. Se apartó de las vallas y se sentó
al lado mío – Me llamo Elise.

- Yo soy… Morfeus, Lord Morfeus. – Le dije. Me miró extrañada y se rió.

- Vaya, Lord Morfeus. Que nombre tan raro ¿Eres inglés? –

- Algo así… - Nunca supe que le atrajo para acercarse a mí. Ni porque no se apartó, ni se aburrió. Seguimos dándole de comer a las palomas mucho tiempo, mientras manteníamos conversaciones. Me habló de vosotras dos, de sus amigos y su familia. Y descubrí que era especial. No poseía obsesiones, ni egoísmo. Daba sin pensar en recibir. Amaba a todos los que la rodeaban, sin esperar un sentimiento igual de los demás. Así era feliz. Y… me enamoré de ella.

- ¿Y tu en que trabajas? – me preguntó. Había tomado otra bolsa de comida de palomas.

- Yo… creo sueños. Sueños para las personas – le contesté – Hago mundos para cuando la humanidad duerme.

- Vaya… -

- Sin embargo – confesé – Últimamente no es lo mismo. No encuentro algo satisfactorio en crear sueños. Es mi trabajo, pero ya no es lo que era. Estoy cansado… -

- ¿Y que pasará con los sueños si dejas de hacerlos? –

- No habrá sueños – tomé un montón de pan y se lo di a algunas palomas – Pero seguramente, tendré sustituto. Siempre habrá un después –

- Entiendo… - Su rostro mostraba preocupación oculta, y pero su sonrisa no se borraba del todo de su cara. Sin dejar de mirar al suelo y a las palomas, le comenté mi propuesta.

- ¿Quieres que te conceda un sueño, cómo última obra? –

- ¿Qué? -

- Sería un regalo que te hago, algo que tú desees. Cualquier cosa –

- ¿Pero, por qué yo? – No contesté a esa pregunta. No vi necesidad de hacerlo.

- Pide lo que mas desees… -

- ¿Lo que desee? – preguntó. Me apartó la mirada y miró las palomas. Finalmente sonriendo se puso de pie y mientras las palomas levantaban el vuelo se estiró. Me miró sonriendo aún y me contestó – Lo que más deseo es vivir siempre así. Vivir junto a Nick, Peter, Kate, Rose…

Cuando me di cuenta, estaba sonriendo. La visión de Morfeus y Elise, mientras esta confesaba su único deseo empezaba a desaparecer entre las estrellas. Y sonreía, ante la sinceridad de mi amiga. No creo que nadie me desprecie nunca por sonreír, aun en un momento así. Kate me miró un momento, y volvió a mirar al frente.

- Nos ha encerrado en otro sueño… - me dijo. Y fue ahí cuando me di cuenta de que lo que veía. El recuerdo difuminado con estrellas, era solamente un cuadro. Estábamos en un museo.

- Lamento haber llegado a esto, teniendo en cuenta lo importante que sois para Elise. Sin embargo, os advertí de esto. Os di un regalo común para todos. Y con vuestra falta de educación me lo habéis tirado a la cara – Nos contó un eco. Era Morfeus desde a saber donde – Pero para vuestro interés, os contaré que todo lo narrado, a sido verdad – Y la voz cesó.

- ¿Y ahora qué? – pregunté. Kate encendió un cigarrillo.

- Intentemos encontrar un “Elise” – me contestó y se puso en marcha. Conociéndola, supuse que quería que la siguiera.

El museo, o mejor dicho, el sueño del museo, nos contaban muchas cosas. En su pasillo infinito, había muchos cuadros. Millones. Sentíamos que si empezáramos a correr, nunca acabaría el pasillo.

- Morfeus, el señor de los sueños, es la entidad que nos hace soñar – me dijo Kate.

- ¿Pero que es exactamente? –

- Es una entidad. Una representación de nuestros sueños –

- Pero es humano ¿no? –

- No. No lo es. Nosotros lo representamos como un humano. Al igual que concebimos demonios y ángeles como humanos con mas capacidades. Al igual que concebimos a extraterrestres como seres antropomórficos. Le vemos así, porque no somos capaces de verlo de otra manera – Kate ya iba por su tercer cigarrillo.

En el pasillo, las paredes eran azul oscuro, casi negro. El suelo también lo era, al igual que el techo. Parecía que estuviésemos dentro de un cubo hueco de mármol azul. Los cuadros estaban en la pared derecha. Y cada uno estaba iluminado con un único foco. Nos detuvimos en uno.

- Forma parte de una familia de siete hermanos, llamados los Eternos. Y es el rey del mundo de los sueños – Kate da una calada – No se nada más.

- ¿Para que te sirve leer tanto entonces? –

- Para saberlo – me respondió. El cuadro que observábamos parecía una foto de sinopsis de una película porno. Una orgía de chicas. Chicas bailando, chicas besándose, chicas amándose. Todas de buen ver, y desnudas. Y un solo hombre entre todas ella. Era Peter. Vi como poco a poco, se movía todo ese elenco de pornografía, cobrando vida, mientras Peter reía y disfrutaba.

- ¿Y no hay manera de derrotarlo? –

- Jugando en su casa, y dado que su último movimiento a sido encerrarnos en un jaque conciso y casi definitivo, no lo creo – Me contestó Kate.

- ¿Casi? –

- Bueno – Kate encendió otro cigarro – Leí una vez, el Diario de Secuestro del Señor de los Sueños. En el un hombre contaba que en el desesperado intento de capturar a Muerte, fue su hermano, Sueño, el que calló preso del encierro. En un círculo mágico lo encerraron, con el propósito de que les concediera la inmortalidad. Sin embargo Morfeus se negaba –

- Podemos tener alguna esperanza entonces ¿no? –

- El secuestro duro una generación, y Morfeus nunca concedió ayuda alguna. Al parecer, según lo que narraron finalmente, uno de los guardas de su encierro, se durmió un momento cerca de donde el estaba encerrado. Y Morfeus consiguió salir a través del sueño del guarda -

- ¿Y que pasó con los secuestradores? –

- Su castigo no fue narrado en ese libro, pero supongo que no sería nada bueno… - susurró Kate. Ahora mirábamos otro cuadro. Era una escena familiar. Algo simple. Un hombre sentado leyendo el periódico, mientras unos niños veían la televisión. Así de simple. ¿El hombre? Indiscutiblemente el guarda del campamento. A medida que se movían las imágenes, entraba en escena una mujer que le besaba. Una historia familiar y muy católica, que si viera en un cine saldría de la sala.

- Mira, deja de hacerte la interesante conmigo… – le critiqué mientras seguíamos caminando – Y dime que vamos a hacer. Se que tienes un plan – Kate me miró un momento y dio una calada a su octavo cigarro.

- Antes de nada, debes de tener en cuenta muchas cosas – Mi gótica amiga alzó la mano y empezó a tocarse los dedo según enumeraba – Estamos luchando con el señor de los sueños. Y vamos a hacerlo dentro de un sueño. Esto no es como cuando lo secuestraron. Este es su reino, y sus reglas. Y llevamos las de perder –

- Me encanta tu optimismo… -

- Para salir del Palacio del Dragón, hay que pedirle a la tortuga permiso. Solo así podremos salir. El tiene la última palabra -

- ¿Pero no hay forma de destruir el sueño nosotras? – Le pregunté desesperada. Kate me miró un momento.

- Todo lo que crea Sueño, es parte de él. Destruir el sueño nosotras no es solo encontrar una aguja en un pajar. Es encontrar una aguja en un mundo hecho de paja. Nos llevaría una eternidad – otra calada – Por lo que tengo entendido, el Señor de los Sueños crea a partir de una pequeña parte de él, todo un sueño. Así que para destruir un sueño, debes de encontrar esa pequeña parte de él y destruirla. Pero puede ser desde una roca diminuta o una brizna de hierba, hasta un océano o todo el firmamento. Cualquier cosa puede ser la Piedra del Sueño. – Terminó de explicar. Daba pereza solo escucharla. Pero teníamos que hacerlo. Así que más vale que dejemos todo claro y empecemos desde el principio. Kate buscó su mechero para encender otro cigarrillo, mientras yo observaba otro cuadro. Un cuadro de un concierto. Todo oscuro y pequeñas lucecitas. Y al fondo, el escenario. Poco a poco, el cuadro fue acercándose al escenario. Hasta poder ver quienes estaban ahí. George y su grupo de música tocaban una canción, mientras este brincaba de un lugar a otro. La gente animaba y saltaba. Las luces deslumbraban. Y
George cantaba con una sonrisa de oreja a oreja.

- Y tengo que advertir… – Kate ya había encendido su cigarro, y seguimos caminando – Que el hecho que destruyamos el sueño no significa que no pueda meternos en otro. Podrá hacerlo si lo desea –

- ¿Puedes decirme algo optimista? ¿Algo que tengamos en nuestro favor? ¿Alguna chorrada tipo, La espada contra los sueños o algo así? –

- Para buscar la piedra del sueño, intenta encontrar algo que no había estado ahí antes. Ahí tienes tu espada contra los sueños…- Me contestó. Yo suspiré.

- Supongo que por como me estas explicando todo, he de suponer que tendré que hacerlo yo sola… -

- Supones bien – contestó - Si nos vamos las dos de este sueño, no habrá nadie para soñarlo, y se dará cuenta de que escapamos. Y nos meterá en otro –

- Así que si salgo yo sola no lo sabrá ¿no? –

- Puede que si o puede que no. Pero habrá más posibilidades de que no se entere –

- ¿Y como saldré? –

- Eso es fácil… - me dijo mientras me detenía, delante de un cuadro – Estamos en su mundo, y seguimos sus reglas. Pero el también debe de hacerlo. Si el salió de este sueño, nosotras también podemos. Recuerda esto por si te encierra en otro sueño: La puerta siempre está ahí, pero hay que saber verla – Y ahí estábamos todos. Ante nosotras, el cuadro iluminado, nos mostraba a todos, en la habitación de Nick. Todos nos reíamos. Y en el centro de todo, estaba ella, Elise, sonriendo. Era este. El “Elise”. El cuadro que representa el sueño de Elise.

- ¿Y no podemos hacer lo mismo en el sueño de Elise? – Dije mientras tocaba el cuadro. Mi mano se introdujo en ella como si fuera líquido.

- Salir de aquí es fácil, porque es un sueño dentro de un sueño. Es una habitación en una mansión. Nos despertamos de un sueño dentro de otro – Kate encendió otro cigarro - Ve y destruye el sueño. Convence a la tortuga que nos deje salir del Palacio del Dragón. Convence a Sueño de que nos deje volver –

- Fumar tanto te va a matar – Le dije sonriendo.

- No lo creo, estamos soñando – contesto ella también sonriendo.

- Sabes aunque eres de ayuda, a veces das miedo, tía ¿Realmente solo eres una estudiante de filosofía? – Le pregunté, aún de risa. Ya había metido mi cuerpo dentro del cuadro, y loso mi cara y mis manos sobresalían. Kate sonrió dando una calada. Era una de esas preguntas que no respondería por obviedad. Obvio para ella pero no para los que la rodeábamos.

- ¿Qué paso después? – pregunté.

- ¿Después de que? –

- De que Taro fuese al palacio del Dragón –

- Taro pidió volver a casa. Y lo logró – Kate borro su sonrisa de la cara - Pero cuando regresó, no habían pasado pocos días, que es lo que el imaginaba. Habían pasado cien años. Y la gente que el quería ya había muerto… - Nos miramos, esperando de que no fuese la última vez – Detén todo esto antes de que algo así nos pase a nosotros… - Asentí y finalmente, me metí dentro del cuadro.

Continuará…

1 comentario:

  1. "Penultimo número de esta mini-serie, para mi una de las sorpresas del año. Bien escrita, bien llevada, buenos personajes, interesante historia...todo practicamente perfecto.

    En este número, Morfeo aparece y nos cuenta de que va todo, las dos protagonistas comienzan a buscar soluciones y poco más.

    La verdad es que al número le falta chicha, aunque la que ya tiene es de la mejor. De nuevo, lo más negativo son las faltas ortograficas y/o erratas y que la tal Kate sabe demasiado como va la cosa...o s eguarda algo o es una listilla de mucho cuidado.

    En cuanto a la portada, perfectamente elegida y perfectamente maquetada.

    8/10"

    Comentario publicado originalmente por el usuario "The Stranger" el 28/12/2006 y extraido de nuestro antiguo Libro de Visitas (www.gritos.com/at)

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