Los Vengadores nº11

Título: ¡Invasión!
Autor: Lobo Rojo
Portada: Edgar Rocha
Publicado en: Abril 2007

¡La Avispa y el Laser Viviente contra la Visión y Chaqueta Amarilla! El Caballero Negro, Ojo de Halcón, el Capi y la Viuda Negra se las ven con Gyrich. Y el Crepúsculo se desencadena ..


Prólogo 1:

La noche ha sido larga. Ahora, mientras sale el sol, una aeronave de los Vengadores sobrevuela el cielo de Washington DC en dirección al edificio que sirve como base de las oficinas administrativas de la Comisión de Actividades Superhumanas. En el interior del quinjet, el Caballero Negro, líder de los Vengadores, dirige la nave mientras charla con sus acompañantes, tres antiguos miembros del super equipo, que además, antaño ejercieron de manera eficaz en el cargo que actualmente desempeña Dane Whitman, ellos son, el Capitán América, Leyenda Viviente de la 2ª Guerra Mundial, Ojo de Halcón el arquero, y la Viuda Negra, sofisticada espía de nuestro siglo.

- Ya que somos varios los antiguos jefes de equipo que acompañamos al actual presidente, me pregunto si deberíamos haber invitado a Janet a que se uniese a nuestra pequeña excursión – Comentó el Capitán América.

- ¡Eh Capi, me tienes a mi! – contestó el arquero - No es por menospreciar a Jan, pero para que la necesitamos

- Precisamente, - sonrió la Viuda – las dotes diplomáticas de la Avispa, en esta ocasión, serían más aptas que tu vozarrón.

- Sobre todo en un cara a cara con Gyrich... – murmuró Dane Whitman para sí.

- ¡Te he oído, Nottingham!

- Tranqui, Sherwood... – El tono burlón de la voz del Caballero Negro se interrumpió y pasó a otro más serio - ¡Vengadores, ya hemos llegado! – y el quinjet que pilotaba Dane Whitman realizó un impecable aterrizaje vertical sobre el Helipuerto de la azotea de la sede de la Comisión para Actividades Superhumanas.


Prólogo 2:

La noche ha sido larga. Con las primeras luces del alba, el mayordomo Edwin Jarvis acababa de entrar en la cocina de la Mansión de los Vengadores para preparar los desayunos de los huéspedes de la casa que antaño fue de la familia Stark. El terminal de computador de la cocina le indica el número de residentes en esos momentos. En la zona de invitados, en la segunda planta, Frank y María Rambeu, padres de la malherida Fotón, y Arthur Parks, el antiguo Láser Viviente, ocupan sendas habitaciones. El orden del día informa que el quinjet pilotado por el Caballero Negro y sus tres compañeros ha despegado hace apenas una hora.

- ¿Jarvis, me oyes? – La voz de Bonita Juárez, Ave de Fuego, sonó por el intercomunicador de la cocina. El mayordomo recordó que la vengadora había estado de guardia ante el monitor la pasada noche.

- ¿Señorita Ave de Fuego? Espero que haya pasado una noche tranquila.

- Algo aburrida. – contestó ella. – Escucha Jarvis, los sensores perciben una alteración atmosférica a escasas manzanas de aquí. No creo que sea nada importante, pero me voy a acercar a echar un vistazo por si acaso. Transfiero el control del sistema de comunicaciones a tu terminal en la cocina... ¿Te importa?

- No se preocupe, señorita, forma parte de mis tareas. Vaya con cuidado. Cuando vuelva tendré listo su desayuno favorito.

- Gracias Jarvis, eres un sol.

El mayordomo activó el sistema de comunicaciones y reanudó sus tareas. Por si no fuera suficiente con que los sensores le indicaran que Ave de Fuego abandonaba la Mansión volando, el resplandor de su estela de fuego iluminó la estancia meros segundos. Jarvis comprobó los sistemas vitales de Monica Rambeau, Fotón, en el laboratorio hospital de la mansión. Nada había cambiado, la vengadora continuaba en coma. Según el ordenador un piso más abajo, en el laboratorio sellado, la Visión y el doctor Henry Pym, alias Chaqueta Amarilla, habían pasado toda la noche trabajando. Se preguntó en que proyecto estarían enfrascados... La Visión no necesitaba desayunar, pero el doctor Pym estaría hambriento, aunque seguro que el mismo científico no se habría dado cuenta todavía.

Abrió la nevera, sacó dos litros de leche y una docena de huevos y se dirigió hacia la placa, absorto en sus quehaceres, el mayordomo no vio como en el monitor a su espalda la imagen comenzaba a distorsionarse formando el malévolo rostro de uno de los mayores enemigos de los Vengadores, el megalomaniaco robot, Ultrón.

En cuestión de segundos, todos los sistemas de la mansión se volvieron locos.

-¡ALARMA, ALARMA, ALARMA! ¡CONDICIÓN ROJA! EL SISTEMA DE SEGURIDAD HA DETECTADO LA PRESENCIA DE INTRUSOS EN LA MANSIÓN! ¡LOS SISTEMAS DEFENSIVOS PROCEDERÁN A SELLAR LA MANSIÓN! ¡NADA NI NADIE PODRÁ ENTRAR O SALIR DE ESTA HASTA QUE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA HAYA SIDO DESCONVOCADA!

Jarvis tecleo en la consola de su terminal. Buscó en la pantalla el nombre del intruso detectado, y sus ojos se abrieron con asombro al leer su identidad. – EDWIN JARVIS, MAYORDOMO. -

Y llegó un día en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra el enemigo común...¡Aquél día nacieron los Vengadores!... Para combatir aquellas amenazas que ningún superhéroe podría derrotar en solitario.
Creado por Stan Lee y Jack Kirby


Washington DC.

- ¿Cómo que acceso denegado? – Gritó indignado el arquero vengador. - ¡Mis credenciales son válidas! Mi currículum como vengador es uno de los mejores, y lo mismo pasa con la Viuda... - Espetó el arquero a la recepcionista ante él.

- Lo siento señor Ojo de Halcón. – Contestó la secretaria. – No es una cuestión de credenciales, sino de protocolo. La cita del agente Henry Peter Gyrich era solo con el líder de los Vengadores, el Caballero Negro.

- ¡Pero el Capi ha pasado con él...! – Y señaló el ascensor por el que Steve Rogers y Dane Whitman habían desaparecido un minuto antes.

- Señor, es el Capitán América. El señor Gyrich ha tenido una deferencia hacia él. Es el Capitán América, ... una leyenda vivien...

- Sí, sí, la leyenda viviente de la 2ª Guerra Mundial... Lo se. ¡Infiernos, yo solo soy una leyenda viviente de la Guerra Kree-Skrull, de la Guerra del Destino, de la de los Vengadores vs. Defensores... ¿Nadie me tiene respeto?

A su lado la Viuda Negra sonrió. – Desde luego, Gyrich, no. -

- Si quieren pasar a nuestra área de recepción, - dijo amablemente la recepcionista - comprobarán que nuestras instalaciones de espera están muy bien acondicionadas. – Y los dos vengadores siguieron a su anfitriona por un pasillo lateral.


Nueva York. Mansión de los Vengadores

En el sofisticado laboratorio subterráneo del segundo subsotano del cuartel general de los Héroes más poderosos de la Tierra, los Vengadores conocidos como Chaqueta Amarilla y la Visión han pasado la noche confinados, trabajando arduamente en un proyecto secreto. Aislados del mundo exterior y concentrados en su tarea ninguno de ellos se ha percatado de que todos sus movimientos han sido observados por Janet Van Dyne, la diminuta Avispa. Hace tan solo media hora, la Avispa ha descubierto que sus compañeros estaban reconstruyendo los códigos binarios que conforman la personalidad del malévolo Ultrón, el temible robot asesino que es uno de los peores enemigos de los Vengadores, y una de las mayores amenazas para la humanidad. Desde entonces, Janet ha esperado el mejor momento para actuar, un momento que quizás esté llegando.

- Bien, Visión - Dijo el doctor Pym – Una vez te sientes en esta silla y te conectes cibernéticamente a la computadora principal, serás uno con ella y podrás acabar nuestra tarea con la máxima celeridad. El sintozoide vengador procedió a sentarse y a ajustarse en la cabeza el casco que su compañero le tendía. Permaneció callado unos segundos y comenzó a hablar.

- Chaqueta Amarilla, me temo que he detectado lo que puede resultar una inconveniencia para nuestro plan.

- ¿Eh? ¿Qué quieres decir? -

- No estamos solos en el laboratorio. – Y pausadamente, señaló el lugar desde el que la diminuta mujer insecto les espiaba.

- ¡Oh, Jan...! ¿por qué tenías que ser tú...? – Dijo desencantado el doctor Pym al tiempo que se colocaba su máscara y disminuía de tamaño para volar a su encuentro.

La Avispa esquivó la acometida de su exmarido, revoloteó por el laboratorio mientras observaba como la Visión se concentraba en su tarea digital. Oyó la voz de Henry que volaba detrás de ella...

- ¡Jan, por favor... no lo hagas más difícil...!

La Avispa esquivó un rayo disruptor de su enamorado. En lo tocante a maniobras aéreas, sus años como vengadora, y su experiencia en vuelo acrobático le daban ventaja sobre su ex, después de todo, este, no solo había pasado largas temporadas en inactividad, sino que además gran parte de su carrera de héroe, la había pasado cabalgando sobre hormigas voladoras o en tamaño gigante, desprovisto del poder de vuelo. No obstante, Pym se acercaba cada vez más. Tenía que abandonar el laboratorio y pedir ayuda, pensó Janet.

Dicho y hecho, la Avispa frenó en seco y giró sobre sí misma lanzando su pierna contra la mandíbula de su perseguidor. Pym, incapaz de maniobrar, recibió la patada en la mandíbula de lleno.. - ¡Aargh! – Y Chaqueta Amarilla se precipitó en espiral hacia el suelo.

- Lo siento cariño... – Dijo ella - Pero tú te lo has buscado. – Sin detenerse, la diminuta vengadora disparó su aguijón contra las cerraduras electrónicas, y las puertas del laboratorio se abrieron. Oyó detrás la voz de la Visión.

- ¡Pym, no podemos arriesgarnos! Me veo forzado a tomar control de todo el sistema electrónico del edificio y sellar la Mansión...

- ¡Voy tras ella! – Dijo Chaqueta Amarilla, y abandonó el laboratorio en su persecución.

En esos mismos momentos, el mayordomo Edwin Jarvis se disponía a preparar los desayunos en la cocina.


Washington DC.

- La Viuda y el arquero ni siquiera son Vengadores activos – Dijo el agente Gyrich – No estoy obligado a recibirlos sin cita, o sin una emergencia que lo requiera.

- Lo comprendo, agente Gyrich, - contestó el Capitán América – pero ambos son antiguos Vengadores con un excelente historial a sus espaldas...

- ¿Seguro mi Capitán? – le interrumpió Gyrich - Desde mi punto de vista, Barton siempre ha sido un bala perdida, un riesgo para la seguridad, recuerde su reciente relación con los Thunderbolts, y en cuanto a la Viuda Negra... - Se calló unos instantes, miró a ambos Vengadores por encima de la montura de sus gafas y preguntó. - ¿Díganme, han oído hablar de El Koljos?

- Sí, - contestó Dane - tanto SHIELD, como el Consejo Nacional de Seguridad nos dotaron de la información disponible sobre ellos cuando les informamos de nuestro encuentro con uno de sus agentes en el Proyecto Pegaso [1] . Entonces no sabíamos ni que existían... Es un grupo formado por antiguos operativos soviéticos... – Miró a Gyrich indignado al darse cuenta de por donde iba. - ¡Tú, despótico saco de prejuicios! ¡Estás juzgando a Natacha simplemente por su nacionalidad...!

- ¡Tranquilo Dane! – Le calmó el Capitán América. – Gyrich, - dijo mirándole fijamente – la Viuda Negra es leal. Lo ha demostrado en infinidad de ocasiones. Dudo que tengas pruebas contra ella... –

- Siempre tan ingenuo mí querido Capitán. Le sorprendería saber lo que cuentan algunos de los documentos que hay en el interior de esos archivos. – Dijo señalando el mueble detrás de los dos vengadores.

- ¿Esos archivadores? Bien... – Contestó el Caballero Negro al tiempo que desenvainaba su espada encantada. Y sin que pareciese tocarlo, la hoja de ébano se deslizo varias veces a través del pesado archivador. Con un leve empujón el bloque metálico se desmoronó en varios pedazos expulsando una nube de confeti a su alrededor.

- ¡Eso es propiedad del gobierno...! – Gritó Gyrich.

- La Visión... – Interrumpió el Caballero Negro mientras enfundaba su espada.

- ¿Qué? – interrogó el miembro del Consejo de Seguridad.

- Dane... – Intercedió el Capitán.

- Capitán, la Visión es el tema que nos ha traído a Washington. No pienso darle a este fascista burócrata más tiempo del que merece. Quiero saber cual es la posición del gobierno de los Estados Unidos respecto a la reactivada Operación Vigilancia [2] .


Nueva York. Mansión de los Vengadores

- ¡Ouch! - Arthur Parks, el antiguo Láser Viviente, se tocó la mejilla escocida. Una pequeña gota de sangre comenzaba a brotar de ella. Sonrió. Tras tantos años convertido en un ser de energía pura, el hecho de cortarse afeitándose podía ser considerado un placer. Cogió el espejo de mano y lo acercó al rostro, con la pequeña cuchilla afilada terminó de apurar el afeitado. Stark y Pym le habían hablado de las aplicaciones de los láser a la depilación, pero nada como el placer físico de hacerlo uno mismo, al menos ahora mismo. Si todo iba bien y su recuperación no presentaba contratiempos, podría volver a dedicarse profesionalmente a la investigación, ya tendría tempo de estudiar entonces todas las aplicaciones de la energía lumíni… Sus pensamientos se interrumpieron cuando las alarmas de la Mansión saltaron. Se preguntó lo que pasaría, según le informaron debía quedarse en la habitación para no meterse en líos. El extraño sonido de un panel corriéndose detrás de él atrajo su atención, giro la cabeza y descubrió un lanzarrayos apuntándole. Una voz robótica dijo. “INTRUSO DETECTADO, ARTHUR PARKS, ALIAS EL LÁSER VIVIENTE. PROCEDER A SU ANULACIÓN” Y medio segundo después disparó contra él. Parks esquivó la descarga por los pelos.

- ¡Estúpido sistema de defensa! ¡Si todavía fuera un Láser Viviente tus rayos no me causarían problemas! – El lanzarrayos le apuntó de nuevo, Parks se dio cuenta de que aún tenía el espejo de mano en su poder. Instintivamente interceptó con él el rayo y reflejó su energía contra el disparador. La máquina saltó en pedazos. - ¡Ja! – Gritó el científico triunfante. Con cautela se acercó a inspeccionar los restos de la maquinaria, y enseguida comenzó a manipularla.

En el mismo piso, a escasos metros, Frank y María Rambeau despertaron sobresaltados por el amenazador sonido de una fría voz. “INTRUSOS DETECTADOS, FRANK Y MARÍA RAMBEAU, INVITADOS. NEUTRALIZAR” Media docena de tentáculos metálicos salieron del techo y se enroscaron alrededor del adormilado matrimonio, que no cesaba de gritar.

- ¿F-Frank, q-qué pasa? – chilló ella alarmada.

- No sé, querida. Tranquila, todo se arreglará. – Dijo el bombero jubilado intentando aparentar calma.

Durante unos minutos la pareja forcejeó inútilmente contra los tentáculos, hasta que finalmente desistieron agotados. Entonces oyeron pequeñas explosiones fuera de la habitación, seguidos de pasos cautelosos.

- ¡Ayuda, estamos aquí! – Gritó Frank.

- ¡Por favor, que alguien venga a sacarnos! – Chilló María.

La puerta se abrió, y Arthur Parks apareció en el dintel. Su pijama estaba rasgado y su carne presentaba algunas quemaduras. En sus manos portaba la amalgama de lo que parecían ser dos disparadores de rayos. Parks miró con curiosidad a la cautiva pareja, y finalmente los reconoció.

- Los padres de Fotón, supongo... – Tragó saliva. Sabía que los padres de la vengadora a la que debía la vida estaban también presentes en la mansión aunque no se le había permitido verlos por razones de seguridad. Con delicadeza procedió a usar los disparadores que había confeccionado a partir del lanzarrayos destruido y los siguientes a lo largo del pasillo. En minutos, Frank y María estaban libres.

- Gracias, señor...

- Parks..., - Dijo con reparo - Pero pueden llamarme Arthur. – Intentó caer simpático.

- Arthur Parks... ¡Dios Santo, Frank, ¿Te das cuenta de quién es? – gritó María horrorizada - ¡Es el culpable del estado de nuestra niña...! – María Rambeau intentó agredir al antiguo Láser Viviente, pero Frank la sujetó.

- ¡Tranquilízate cariño!

- ¡Suéltame, Frank! Él es el culpable...

- Señor Parks, disculpe a mi mujer, está nerviosa...

- Mire, señor Rambeau – Contestó Parks – Creo que será mejor que me vaya. Quédense aquí, y cálmense, ahora no corren peligro. Yo intentaré enviar ayuda. – Revisó sus disparadores, y con cautela abandonó la habitación.


Washington DC.

- No debería haber venido, - comentaba Clint Barton – pero quería ayudar a la Visión. Lo necesitaba.

- ¿Estás bien Clint? ¿Qué te ocurre? – Preguntó la hermosa Viuda Negra al ver el rostro compungido del arquero.

- Cuando yo era líder de los Vengadores Costa Oeste, la Operación Vigilancia capturó a la Visión, lo desmanteló y borró su programación, para así evitar cualquier posibilidad de que volviera a tomar control de las computadoras mundiales. Y lo hizo con ayuda de mi mujer. En mi ira desatendí mis responsabilidades como líder hacia la Visión. Cuando el gobierno nos obligó a aceptar al USAgente en el equipo, mi enfado era tal que abandoné el liderazgo y el grupo. Y los componentes de la Visión todavía estaban en la mesa de operaciones de Pym...

- Te sientes culpable...

- No es solo eso. La misma Visión me lo reprochó hace solo unas semanas. Yo, en todo este tiempo, ni siquiera me había dado cuenta. De la noche a la mañana, toda mi orgullosa carrera como líder de los Costa Oeste quedaba rebozada en fango. Y sin embargo, todo el mundo sigue diciendo que fui uno de los grandes líderes.

- Bueno, mira, también lo dicen de mí. Y yo no solo perdí a casi todos los héroes más poderosos en combate con Onslaught, sino que además fui incapaz de reconstruir el equipo. Y hay más. A Fotón, Druida le arrebató el mando y el equipo se disolvió, la misma Visión se erigió en líder de los Vengadores para intentar dominar el planeta, incluso la Avispa perdió la mansión ante los Amos del Mal... No es fácil ser jefe. Tú eres uno de los mejores. – Dijo acariciándole la mejilla. - ¿Quieres un café? He visto una máquina en el pasillo.

- Sí gracias, me vendrá bien, solo y sin azúcar. – Y miró la esbelta figura de la espía dirigiéndose al pasillo, sonrió, mientras se preguntaba donde llevaría monedas en ese ceñido traje ajustado.

- Pobre Clint. – pensó la Viuda - Pese a su aparente despreocupación, no creo que haya un vengador que se tome más en serio su pertenencia al grupo. – Natacha Romanova se detuvo ante la máquina de café y esperó a que el oficial que estaba ante ella terminase de servirse. Por su parte, el teniente Wayne, mientras veía caer la leche y el azúcar, maldecía el tiempo que Gyrich y sus burócratas les estaban haciendo perder a él y a sus hombres [3] . Enfrascado en sus maldiciones, Wayne no notó la presencia de la Viuda Negra a su espalda de ahí que al girarse y verla se sobresaltara. Los ojos de la Viuda negra se abrieron de asombro al reconocerle.

- ¿Albertovitch? ¿Nikolai Albertovitch? – Exclamó con sorpresa.

- ¡La Viuda Negra! – Maldijo de lleno a la burocracia occidental. Su tapadera acababa de ser descubierta. Nadie en el Koljos le había dicho que Romanova estaría ahí. Sin mediar un segundo, el teniente Wayne, o mejor dicho, Nicolai Albertovitch lanzó su puño derecho contra la mandíbula de la Viuda, pero esta reaccionó a tiempo, bloqueó el golpe con su muñeca, se agachó y realizó un barrido con su pierna izquierda que hizo caer a su oponente. Nikolai rodó por el suelo, ejecutó una voltereta que le permitió recobrar el equilibrio al tiempo que se deshacía de las prendas superiores del uniforme militar que vestía. Miró hacia la Viuda, y solo pudo ver como la planta del pie de esta se acercaba con rapidez inexorable a su rostro. Recibió el golpe de lleno y volvió a caer pesadamente al suelo. Comenzó a sangrar por la nariz.

La Viuda Negra apuntó los aguijones de sus muñequeras contra el soviético caído. Hecho un vistazo a la camisa que Albertovitch había dejado al descubierto. Una camisa blanca, con una gran estrella roja en su pecho. – El diseño está invertido, pero veo que al final lo conseguiste... ¿Verdad querido? Eres un nuevo Guardián Rojo [4] . – Las alarmas se habían activado, de un extremo del pasillo vio venir a Ojo de Halcón hacia ella, del otro, dos hombres vistiendo las armaduras esmeraldas de los Guardias se acercaban presurosos.

- Tranquilos caballeros, tengo dominado al intruso. – Comentó la vengadora a los Guardias, sin dejar de mirar a su oponente caído.

- ¡Natacha, cuidado! – Gritó el arquero. Había luchado bastantes años junto a Iron Man como para reconocer el peculiar ruido de los repulsores a punto de dispararse. Uno de los Guardias disparó su rayo de energía contra la Viuda, que pese al aviso, fue alcanzada de lleno. El otro Guardia [5] falló por milímetros al arquero, y a cambio recibió de lleno en su casco el impacto de una flecha especial. Un zumbido recorrió los sistemas de su armadura. Unas chispas azuladas saltaron por las diversas junturas de su uniforme, y finalmente el intruso se desplomó inmóvil.

- Malos 0-Ojo de Halcón 1. ¡Bien! - Inmediatamente se acordó de que la Viuda había sido alcanzada. – Bueno, quizás sea, Malos 1-Vengadores 1. – Y en ese momento esquivó el disparo del otro Guardia. – Disparó dos flechas contra el Guardia, pero estas rebotaron contra su coraza. Maldijo los retrasos de la Fundación María Stark para proveerle de flechas especiales. Saltó esquivando por los pelos la siguiente descarga de rayos, y se parapetó tras una esquina. No veía a la Viuda. Rogó porque estuviera bien. Asomó la cabeza y un nuevo rayo golpeó contra la pared. Escuchó a sus enemigos cuchichear en ruso, no les entendía pero dedujo que probablemente estaban haciéndose cargo de su compañero caído. Desechó la idea de cargarse las luces a flechazos, ya que la armadura del Guardia tenía sistemas de localización que le harían perfectamente visible en la oscuridad. Recordó la situación de la máquina de café y decidió repetir un viejo truco que le haría ganar tiempo. Sacó un filo hilo de cobre de su cinturón y lo ató a la punta de una flecha. Contó hasta tres y saltó de nuevo al pasillo gritando, mientras esquivaba otra descarga de energía.

- ¡Bien chicos, el partido todavía no ha terminado! ¡Queda la segunda parte!– Y tras ver la ubicación de sus enemigos disparó la flecha. Esta enrolló el cable de cobre en el tobillo del Guardia, rebotó en una esquina y se dirigió certera hacia el enchufe de la máquina de café con la intención de electrocutarle.

Y entonces ocurrió lo inesperado. Un pequeño proyectil metálico interfirió el vuelo de la flecha golpeándola y haciéndola fallar su objetivo. El asombrado Ojo de Halcón vio como el disco metálico rebotaba en la pared y el techo, y regresaba a las manos del hombre llamado Nikolai Albertovitch, qué, despojado de su indumentaria militar vestía un disfraz ajustado que cubría su cuerpo al completo. Aunque con los colores alternados, el arquero, como la Viuda antes, también reconoció el diseño.

- ¿Un nuevo Guardián Rojo? ¡Venga hombre! -

- El nombre correcto es, Guardián del Pueblo. – Espetó Albertovitch. – Y ahora arquero, sino te importa, mis camaradas y yo nos vamos a ir...

- Sobre mi cadáver. – Sonrió el arquero mientras seleccionaba diversas flechas.

- Tú lo has querido. – Dijo el Guardián. Y señaló a su compañero mientras se ajustaba la máscara. - ¿Haces el favor, Mikhail?

Clint Barton escuchó el característico sonido de los repulsores al activarse y se tensó para saltar. Dentro de la armadura de Guardia, Mikhail usó los sistemas guía para dirigir la descarga de energía contra el vengador y disminuir al 0´00001 el porcentaje de error en el disparo. Para su sorpresa y dolor, su armadura recibió el duro impacto de otro objeto metálico.

El Guardián del Pueblo y Ojo de Halcón vieron caer a Mikhail al suelo. El arquero fue el primero en reconocer la forma circular del proyectil rojo, blanco y azul que había derribado al falso Guardia. Albertovitch tardó medio segundo más en seguir la trayectoria del objeto volador y ver como se acoplaba al brazo derecho de la legendaria figura del Capitán América.

Mikhail se levantó mareado solo para ser derribado y dejado inconsciente por el golpe plano de la Espada de Ébano. El Caballero Negro blandiendo la hoja encantada y con gesto amenazador, se dirigió a Nikolai.

- ¡Tú! ¡Quien quiera que seas! Creo que no has elegido un buen día para venir a incordiar...


Nueva York. Mansión de los Vengadores

En la planta baja del edificio, en la cocina, la situación de Jarvis no era muy diferente de la que habían experimentado los Rambeau. Una vez identificado como intruso por los sistemas de seguridad, una red de titanio saltó sobre él y dejó al fiel mayordomo colgado en medio de la cocina. En vano, intentó liberarse.

- ¡Ordenador! - gritó Jarvis – ¡Soy Edwin Jarvis, mi clave es T-O-S-5-9-A-V-1-6!. ¡Libérame! - Los sistemas de seguridad hicieron caso omiso.

Pasaron los minutos cuando las puertas de la cocina se abrieron violentamente, el eficaz criado miró hacia ellas pero no vio a nadie, las puertas volvieron a abrirse, un par de zumbidos casi imperceptibles llegaron a sus oídos, Jarvis los reconoció.

- ¿Ms. Van Dyne? ¿Mr. Pym? – Susurró - ¿Están ahí?- La única respuesta fue el chisporroteo de los aguijones bioeléctricos de Chaqueta Amarilla. Jarvis entornó los ojos en un intento de ver a los diminutos vengadores a través de las mallas de la red que le retenía, algo casi imposible, de no ser por los fogonazos de energía que los dos vengadores emitían.

En el centro de la cocina, enzarzados en un violento ballet de acrobacias aéreas, Chaqueta Amarilla y la Avispa, se esquivaban y arremetían mutuamente, en un intento de derribar al otro del aire.

- ¡Desiste Hank, careces de mi habilidad y experiencia en este tipo de combate! - Gritó ella mientras disparaba su aguijón – ¡Las alas artificiales de tu disfraz jamás podrán igualar a las que implantaste en mi espalda!

- ¡Nadie conoce mejor que yo tus habilidades cariño! ¡Unf! – Esquivó por milímetros el disparo de su amada – Dependen de tu estado físico, mientras que mi equipo de Chaqueta Amarilla recarga su energía a través de la vibración de sus alas, lo que incluye mis rayos disruptores. – y su descarga chamuscó el disfraz de la Avispa.

- ¡Eehh! ¡Desconsiderado! ¡De este uniforme no tengo copia! – Contestó mientras se palpaba la quemadura del costado.

- ¡Comienzas a cansarte Jan...!

- Por que tú lo digas, querido. – y realizando un giro en el aire se colocó a espaldas del doctor Pym y lanzó otra descarga que alcanzó de lleno al vengador.

- ¡Uurrghh! – Y Chaqueta Amarilla inició una caída en picado, sin que sus alas hicieran amago de amortiguar su caída.

- ¡Hank! – y la preocupada Avispa descendió a velocidad máxima en un intento de evitar que su ex se estrellara dolorosamente contra el suelo.

Fue el momento que el doctor Pym esperaba, con un mero pensamiento, Chaqueta Amarilla comenzó a recobrar el tamaño normal, aterrizando sin peligro. En menos de un segundo se giró y golpeó con el revés de su mano a la mujer que amaba. Desprevenida, la Avispa fue alcanzada de lleno, y cayó inconsciente contra el suelo. Ahora fue el vengador el que gritó angustiado.

- ¡Janet! – Disminuyendo de tamaño, Pym voló hacia su compañera y la tomó en sus brazos. Aliviado al comprobar que solo estaba atontada usó sus poderes para recuperar el tamaño normal de ambos. Mientras crecía recordó el fatídico día en que, fuera de control, la pegó durante una discusión matrimonial [6] . Era algo que jamás podría perdonarse. Hoy las circunstancias eran distintas, se dijo para sí.

No había tiempo para contemplaciones, sacó una pequeña cápsula de su uniforme y roció el gas que contenía sobre la vengadora caída. - Esto impedirá que cambies de tamaño durante las próximas horas, cariño. - La voz del mayordomo le recordó que no estaba solo.

- ¡Señor Pym! ¿Qué, qué sucede?

- ¿Jarvis, estás bien? – Dijo mientras se acercaba al fiel empleado.

- Sí señor, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué peleaban usted y la señorita Avispa?

- Yo... – En esos momentos Arthur Parks irrumpió en la cocina. Su pijama estaba todavía más deteriorado, y el número de quemaduras en su cuerpo se había incrementado. Del mismo modo, los disparadores de rayos que portaba en sus manos habían ido incorporando más tecnología por el camino.

- ¿Qué demonios ocurre Pym? ¡Tú casa está intentando matarme! – El antiguo Láser se fijó en la Avispa inconsciente en el suelo. Estaba todavía más bella que el día que la conoció. Recordó haber leído como ella fue víctima del maltrato de su marido. Se fijó en el mayordomo todavía enredado en la red. – ¡Siempre supe que no eras trigo limpio Pym! – Y disparó sus rayos contra el veterano vengador. – ¡Enfréntate con un hombre de verdad, maltratador! -

Henry Pym esquivó las descargas, y volvió a adquirir el tamaño de un insecto. Volando esquivó los siguientes disparos de Arthur Parks, a tiempo que su ira crecía.

- ¿Tú, Parks? ¿Precisamente tú, me recuerdas mi momento de mayor fracaso...?. Qué fácil olvidas que en nuestro primer encuentro toda tu obsesión era secuestrar a mi novia y demostrar que eras mejor que yo en combate, creyendo que así ganarías su corazón [7] .

- Casi te derroté entonces... ¡Ahora lo haré!. - y continuó disparando sin cesar.

- ¡Ja! ¡Iluso, deja que te recuerde una cosa sobre nuestro primer encuentro! – y voló maniobrando entre los rayos sin cesar de hablar - Tú eras un villano armado con mortíferos láser, mientras que yo, atrapado en mi tamaño gigante, incapaz de cambiar de tamaño, ofrecía un buen blanco...- Se acercó peligrosamente a Arthur Parks. – Hoy es diferente, hoy soy Chaqueta Amarilla... - Y recuperó su tamaño normal al tiempo que aprovechaba el impulso del crecimiento para propinar un soberbio derechazo en la mandíbula de su viejo enemigo. - ¡... y estoy en plenas facultades!

Parks se desplomó pesadamente sobre el suelo de la cocina, perdiendo sus disparadores en la caída. Chaqueta Amarilla avanzó hacia él, victorioso y amenazador. Los ojos de Arthur Parks se cerraron ante un resplandor cegador. Por unos momentos pensó que Pym le había disparado sus aguijones. Sin embargo al abrir los ojos, vio como el vengador caía inconsciente ante él. Tras él, la Avispa, de pie, hermosa como nunca, y con lágrimas en los ojos, sollozó. – ¡Tu...tuve que hacerlo...! ¡No tuve más remedio! – Sus manos aún humeaban a causa de la poderosa descarga que había lanzado.


Washington DC.

Estaba en el combate de su vida. Era la lucha para la que había sido entrenado durante años, y estaba disfrutándola a tope. Nikolai Albertovitch, el Guardián del Pueblo, evitó una flecha de Ojo de Halcón, esquivó una estocada del Caballero Negro y estrelló las suelas de sus botas contra el escudo del Capitán América. Usó el rebote para alejarse unos metros y enseguida pasó a analizar la situación. Llevaban así ya varios minutos. Estaba cansándose...

- Escucha hijo, - dijo el Capitán América al joven ruso -.Ya has demostrado de lo que eres capaz, entrégate antes de que alguien se haga daño. Los equipos de seguridad gubernamentales tiene acordonada la zona. No tienes escapatoria.

- ¿No? – Y el Guardián saltó de nuevo contra el vengador abanderado.

El Capitán América bloqueo el puño de Nikolai con su brazo izquierdo y colocó un potente derechazo en el mentón del muchacho. Este dio dos pasos atrás y cayó al suelo. En apenas un segundo volvía a estar de pie.

- Chicos, este tipo no sabe cuando rendirse - Dijo Ojo de Halcón - Menudo cabezota.

- Me recuerda a cierto arquero... – Dijo Dane Whitman. – Esta bien chico, abandona...

- ¡No me llames chico, soy el Guardián del Pueblo! – Gritó Nikolai, al tiempo que lanzaba el disco metálico que usaba como hebilla de cinturón contra Dane Whitman.

La Espada de Ébano silbó en el aire y el disco arrojadizo del Guardián del Pueblo se dividió en dos mitades idénticas que cayeron al suelo sin dañar a su objetivo. Nikolai, furioso, saltó contra Whitman, pero este le esquivó - ¡Acabemos! – y le propinó un potente puñetazo. Nikolai se desplomó inconsciente en el suelo.

El Caballero Negro se frotó la mano dolorida. – ¡Uff! He sentido su mandíbula incluso a través de mi guantelete de acero. El chico era duro.

El agente Gyrich acompañado de un equipo de seguridad entró en la escena. Mientras sus hombres procedían a desarmar y esposar a los intrusos derrotados, Gyrich se dirigió hacia los tres vengadores.

- ¡Hey, Petey! - se burló Ojo de Halcón al verle llegar – Verás que los Vengadores te hemos salvado el culo de nuevo.

Gyrich miró con desprecio a Barton, estudió la situación y preguntó alarmado. - ¡La Viuda Negra! ¿Dónde está la Viuda Negra?

El Caballero Negro apareció con Natacha apoyada en su hombro. – Tranquilo Gyrich, está aquí, tu preciosa seguridad no ha sido comprometida.

- Natacha, ¿estás bien? – Preguntó el Capitán América.

- S-sí, solo un poco mareada. – Contestó ella.


Nueva York. Mansión de los Vengadores

En el sofisticado laboratorio subterráneo de la Mansión, el sintozoide vengador conocido como la Visión continuaba trabajando conectado a las computadoras. Incapaz de moverse, su mente computerizada había tomado control de las defensas de la mansión impidiendo que ningún tipo de señal pudiera entrar o salir del edificio. Poco a poco recuperó el control de su cuerpo. Sus receptores auditivos le advirtieron de la presencia de dos personas que se acercaban cautelosamente por el pasillo.

- Avispa, Arthur Parks, no es necesario que os escondáis, he detectado vuestra presencia. – Y el sintozoide se levantó de la silla para encararles.

Parks y la Avispa entraron en el laboratorio. Ambos portaban diverso tipo de armamento.

- Veo que os habéis armado. Parece que con la esperanza de poder detener la tarea que casi he terminado.

- ¡Visión, detente! ¡No sabes lo que estás haciendo! – Imploró la Avispa, mientras le apuntaba.

- ¡Escucha robot, la chica me lo ha dicho todo! ¡Tú y Pym habéis sido manipulados!

- ¿Tu crees? – Dijo la Visión intrigado.-

- Sí, durante vuestra estancia en Eslorenia [8] . La Avispa me ha contado que encontrasteis un viejo laboratorio en ruinas de Ultrón y como fuisteis víctimas de sus máquinas. Sin notarlo. ¡Menudos héroes...!

- ¿Eso es cierto? - Preguntó a la Avispa.

- Sí, Visión. Existe un programa de ordenador que cada cierto tiempo se autoejecuta como un virus formando la consciencia y la inteligencia artificial de Ultrón, es de esta manera como el robot se ha reconstruido siempre tras ser derrotado por los Vengadores una y otra vez. Cuando Ultrón está completo, él mismo se ocupa de detener el virus, para que no comience a crear otro Ultrón. Este virus afecta determinados ordenadores hipnotizando a sus usuarios y obligándoles a participar en el proceso de reconstrucción. Eso es lo que os ocurrió... – Explicó ella mientras iba cambiando de posición.

- Curioso, nunca lo hubiera sospechado... – La Visión se percató de que la Avispa se había colocado a su derecha, y por el rabillo del ojo notó la señal que hacía a Arthur Parks. .

Sin titubear Parks disparó sus armas contra el vengador, pero este se volvió intangible y las descargas de energía le atravesaron. Alterando su densidad al máximo pegó un pisotón en el suelo y Janet Van Dyne y el antiguo Láser Viviente, víctimas de la onda de shock resultante cayeron al suelo desequilibrados.

- ¡Creerás que no hemos venido preparados para ti! ¿Eh, robot? – Vociferó Parks mientras disparaba el artilugio de su mano izquierda. La Avispa hizo lo mismo desde el lado opuesto.

- ¡Disruptores sónicos, Aargghhh! – Envuelto en dolor, el vengador intentó concentrarse para cambiar la frecuencia de sus receptores auditivos.

- ¡Arthur, mantenle ocupado, y altera las frecuencias! ¡No le des tiempo a concentrarse! ¡Sólo necesito unos segundos...! – Actuando con celeridad, la Avispa sacó de su cinturón una pequeña cápsula que había arrebatado a su derrotado ex-marido, y activó por contacto las partículas Pym con las que había sido regada, el objeto en su interior comenzó a crecer. – ¡Llegó la caballería! – Exclamó la Avispa triunfante, mientras una armadura roja y dorada crecía en el centro de la habitación.

- ¿Iron Man? [9] – Vaciló atónito Parks, sin dejar de disparar contra la Visión.

- ¡No... no puede ser...! ¡Detenla Parks...!

Sin vacilar la Avispa extrajo un pequeño cable de la armadura dorada y lo enganchó al banco de computadoras, tecleo una clave, mientras decía a Parks. – Ahora, Stark podrá acceder vía satélite a su armadura y nos ayudará a reducir a la Visión.

- ¡Parks! - Suplicó la Visión – Detenla, no sabe lo que hace...

- Tranquilo tío, todo acabará en minutos...

- No entiendes nada, la Mansión sigue sellada, ninguna señal exterior puede acceder. Te ha engañado, lo único que puede descargar sobre la armadura de Iron Man es...

La armadura comenzó a moverse. Y dijo con una voz helada, carente de emoción, y sin embargo, rezumando maldad.

- ¡ULTRÓN VIVE DE NUEVO! – y mirando a la Avispa la espetó - ¡Me has servido bien esclava!

- Sí, mi amo.- El rostro de Janet Van Dyne se congeló, estaba carente de emociones, incluso más que su amo robot.

- ¿J-Jan, me has engañado? – Preguntó Parks. Su rabia creció. - ¡Zorra, me has utilizado!

Por toda respuesta la Avispa derribó al antiguo Láser con un descarga bioeléctrica.

La armadura de Iron Man se acercó al cuerpo caído de la Visión. La levantó en vilo con un brazo al tiempo que decía. - ¡Ven con papá, hijo mío!

Las manos de la Visión se aferraron a la muñeca de la controlada armadura. – ¡Bien! – Aquellos que conocen bien al sintozoide hubieran detectado un tono triunfal en su voz sin emociones.

Ambas figuras quedaron inmóviles durante segundos, segundos que parecieron eternos. Finalmente la armadura de Iron Man se desplomó como un muñeco roto.

- ¿Amo? – interrogó la esclavizada Van Dyne.

–¡Se acabó la amenaza de Ultron! – Observó el vengador artificial - ¡Y quizás para siempre...!–

- ¿Qué, qué ha pasado? – Preguntó la Avispa como quien despierta de un largo sueño.


Washington DC.

El quinjet de los Vengadores abandona la capital de la Nación rumbo a Nueva York. En su interior los cuatro vengadores comentan el resultado de su visita.

- Los agentes del Koljos han quedado a disposición del Consejo Nacional de Seguridad. No confío en que Gyrich comparta con nosotros la información que obtenga de ellos, pero a través de los canales pertinentes solicitaré ser informado al respecto. – permaneció callado unos instantes. - Natacha, se que no eres vengadora activa, pero me gustaría...

- El Koljos. – Sonrió ella - Quieres que investigue el Koljos. Acepto, lo iba a hacer de todas maneras.

- Mantenme informado Dane, - comentó el Capitán América - cualquier ayuda que los Invasores te podamos dar...

- Lo se Steve, lo se, siempre estarás disponible.

- Ya sabes, Una vez Vengador, siempre vengador. Ahora, Dane, sino te importa dejarme en la Hydrobase [10] .

- Será un placer, Steve.

- ¿Y el problema con la Visión? – Preguntó Ojo de Halcón – Era la razón por la que vinimos a Washington, ¿Os acordáis?

- Según lo hablado con Gyrich, la situación es más grave de lo que pensábamos - contestó el Caballero Negro - En cuanto llegue a Nueva York tengo que hablar seriamente con la Visión, y el resto del equipo. La situación es como sigue...


Nueva York. Mansión de los Vengadores

En el salón de la planta principal de la mansión, y alrededor de un improvisado desayuno servido por Jarvis, Chaqueta Amarilla y la Visión explicaban ante la desconcertada Avispa, Arthur Parks, el matrimonio Rambeau, y el propio mayordomo, las circunstancias acaecidas durante las últimas horas.

- ... a nuestro regreso de Eslorenia, el Doctor PYm y yo pusimos en común nuestra visita al viejo laboratorio de Ultrón y descubrimos la existencia de los Protocolos Ultrón...

- Un programa, como comentó Jan, destinado a recrear una y otra vez la personalidad de Ultrón, en cualquier sistema informático, - puntualizó Pym – que además hipnotizaba a los usuarios del sistema ordenándoles reconstruirle.

- Sabiendo que podíamos haber sido infectados, realizamos pruebas para comprobar que no era así. Afortunadamente estábamos limpios, sin embargo, de alguna manera, Los Protocolos Ultrón podían estar afectándonos, por lo que no cesamos en buscar la creación de un anti-virus capaz de atajar dichos Protocolos. Esta noche lo terminamos.

- Lo que no pudimos imaginar era que en Eslorenia, Jan visitó el laboratorio antes que nosotros, y allí cayó víctima de los Protocolos, pese a luego no recordar nada [11] .

- Así que sin darme cuenta traspasé los Protocolos al Quinjet, y de este a nuestro sistema de comunicaciones en la Mansión. – Dijo la Avispa avergonzada. – No sabéis cuanto lo siento...

- Afortunadamente, los Protocolos necesitan tiempo para establecerse, y no fue hasta anoche, mientras trabajábamos en la creación del anti-virus cuando nos dimos cuenta de que los Protocolos habían sido instalados en las computadoras de nuestro laboratorio y de que la personalidad de Ultrón estaba lista para emerger.

- Los pasos que habíamos dado estaban tan perfectamente estudiados que era imposible que hubiera sido uno de nosotros.

- Nuestra primera medida fue encerrarnos en el laboratorio y sellarlo, para así evitar que se propagase por la mansión, o fuera de esta..

- Durante toda la noche perfeccionamos el Antivirus capaz de anular los Protocolos... Cuando por fin lo tuvimos listo, la Visión se conectó a nuestro sistema de seguridad para erradicar a Ultrón de una vez por todas. Pero, no contábamos con que Jan se había encerrado con nosotros.

- Cuando a primera hora de la mañana la Avispa rompió nuestra cuarentena, los Protocolos se apoderaron de nuestro sistema de seguridad, y me vi obligado a sellar el edificio y posteriormente, a atajar su propagación. Mientras Henry...

- ...perseguía a Jan por toda la mansión para evitar que activase el código que diese vida al villano.

- Lo que finalmente consiguió tras manipularme a mí. – Dijo Arthur Parks. - ¿Pero, como lo derrotaste tan fácilmente? Siempre pensé que Ultrón era un peso pesado.

- Cierto, además, creí que no podías acceder a la armadura de Iron Man. – Preguntó la Avispa.

- No exactamente. No puedo acceder al chip que Stark tiene implantado en su cerebro y que le permite controlar las armaduras. Pero si él no está presente, el acceso es difícil pero no imposible. Dado que ahora Ultrón había abierto una brecha, solo tuve que seguirla. En cuanto a la facilidad para derrotar a... a mi creador – le dolía llamarle así – Su personalidad todavía no estaba asentada, y en mi interior tenía el programa antivirus que el doctor Pym y yo habíamos desarrollado. Una vez entró en contacto físico conmigo, lo descargué sobre él y lo anulé.

- La derrota más fácil a la que nuestro peor enemigo se ha enfrentado jamás.

- ¿Regresará el monstruo? – preguntó Jarvis.

- Improbable, mi intención es convertir el antivirus en virus y liberarlo en la red de tal manera que erradique todos los vestigios de los Protocolos Ultrón que encuentre en las computadoras mundiales. Creo que nos hemos despedido de Ultrón para siempre.

Y todos se quedaron mirando incrédulos al Doctor Pym...

- ¡Está bien, al menos por una larga temporada!


Epílogo:

Hace unas horas, Bonita Juárez, la vengadora conocida como Ave de Fuego, sobrevolaba los cielos de Nueva York alertada por una inexplicable perturbación atmosférica. Extraños y cada vez más furiosos vientos azotan la ciudad y allí en el centro de Times Square, parece que se halla el origen de todo ello.

Los cielos se nublan, y la publicidad electrónica que cubre la plaza neoyorquina más visitada por los turistas comienza a parpadear afectada de interferencias. La sensación de desasosiego es tal que las multitudes que deambulan por la plaza van desapareciendo poco a poco acuciados por una ola de terror casi palpable. Y allí en el centro de la plaza, una figura embozada parece desafiar las inclemencias del clima. A su lado, un pequeño punto luminoso comienza a crecer.

Ave de Fuego aterriza con curiosidad en la plaza, y se acerca a la extraña figura. En su cercanía ve como sostiene una lanza en su mano derecha y un escudo circular en la izquierda. El desconocido, vestido tan solo con un pequeño taparrabos, parece extraído de la película 300.

- ¿Quién eres? ¿Qué quieres? – Pregunta suavemente Bonita Juárez al extraño..

Por toda respuesta, el arcaico guerrero golpea salvajemente con su lanza a la vengadora, que cogida desprevenida, vuela hasta el otro extremo de la plaza, e impacta con dureza contra uno de los vehículos aparcados. Mientras Ave de Fuego pierde la consciencia, la creciente luz da paso a un agujero en el espacio, a través del cual surge, primero una figura, luego dos, después tres, la brecha se amplía dando paso a decenas de hombres vistiendo armaduras que recuerdan la Grecia clásica, salvo por una excepción... Los rostros de este ejército invasor, muestran cuencas de ojos vacíos, carne putrefacta colgando de huesos raídos...

La figura que les ha convocado se pone al frente y avanza con ellos con pasos inexorables y una sonrisa cruel en los labios. Es el general en jefe de los ejércitos del Hades, uno de los asesinos más sanguinarios de la historia antigua, es el Berserker [12] . La invasión ha comenzado.

Continuará...


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Referencias:
1 .- El Agente Dínamo en nuestros números 2 y 3
2 .- La Operación Vigilancia es una coalición de agencias de inteligencia mundiales que en una ocasión secuestró y desmanteló a la Visión para impedir que volviera a tomar control del sistema mundial de computadoras. Actualmente vuelven a considerar a la Visión una amenaza.
3 .- Gyrich retrasó a Wayne y sus hombres en el número anterior, hasta que comprobase sus autorizaciones
4 .- El Guardián Rojo fue la réplica soviética del Capitán América. Desde 1945 varios individuos han asumido esta identidad. Uno de ellos, Alexi Shostakov, es el difunto marido de la Viuda Negra.
5 .- Los Guardias son agentes del gobierno USA que visten armaduras diseñadas por Stark. Generalmente su misión es vigilar a la población de reclusos supervillanos. Obviamente, los acompañantes del teniente Wayne son falsos Guardias.
6 .- Como se pudo leer en Avengers 213 (Nov 1981)
7 .- Tal y como se narró en Avengers 34 y 35 (Nov y Dic, 1966)
8 .- En nuestro número 6
9 .- ¿Recuerdas? En el número anterior Pym explicó a la Visión que disponía de una armadura de Iron Man, para que en casos de emergencia Stark pudiera controlarla vía satélite y ayudar. La redujo y la guardó en su uniforme.
10 .- La Hidrobase es el cuartel general de los Invasores, el equipo que el Capitán América actualmente dirige
11 .- Es cierto, a principios de Los Vengadores 6, nadie sabe donde está la Avispa. Repasadlo
12 .- Antiguo enemigo de los Vengadores que en el episodio anterior fue liberado de la dimensión en la que estaba exiliado.

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