La Vision nº11

Título: ¡Cuando Zaniac ataca!
Autor: Lobo Rojo
Portada: Edgar Rocha
Publicado en: Mayo 2007

Mientras SHIELD y Maggia siguen sus juegos, y el Crepúsculo de los Dioses se manifiesta en la tierra, la Visión ha de salvar a la doctora Jane Foster de Zaniac, peón de Loki, el dios del engaño
Posee un cuerpo artificial que le dota de enormes poderes: controla su densidad, posee una mente computerizada y una joya solar capaz de absorver y emitir grandes cantidades de energía.  Y sin embargo es su alma humana y compasiva lo que le convierte en uno de los Héroes Más Poderosos de la Tierra. El es...
Creado por Roy Thomas y John Buscema



A Gustave Dune siempre le gustaron las mujeres de blanco. Su padre, cirujano de profesión, su madre, empeñada en ser una psiquiatra de prestigio... Siempre ocupados en sus carreras profesionales apenas tuvieron tiempo para él. Por eso desde muy pequeño comenzó a automedicarse con las medicinas de mamá, y a jugar con el material quirúrgico de papá. Un día mamá desapareció, y entonces papá se dedicó a traer a las mujeres de blanco a casa. Siempre eran preciosas... Gustave observaba en silencio y siempre ansiaba jugar con ellas, pero papá se lo tenía prohibido. Hace unos meses, ¿o fueron años? Un accidente de coche se llevó a papá y Gustave se quedó solo. Primero se entristeció, pero luego se dio cuenta de que podía hacer lo que quería. Entonces decidió llevar a casa a las preciosas enfermeras para jugar. Papá y mamá no estaban para prohibírselo. A estás horas de la noche, las chicas de blanco abundaban en las inmediaciones del Hospital Memorial, pues tenía estudiado que era el cambio de turno. Gustave acarició el frío y afilado bisturí de papá y esperó a que saliera la que le parecía más bonita. Tal y como ya había hecho otras veces

Monica Chamber, enfermera, había terminado su turno diario y sin cambiarse, con tan solo una gabardina encima del uniforme, abandonó el hospital en dirección hacia la parada del autobús, ardía en deseos de darse una ducha caliente en casa, y tumbarse en el sofá. Su uniforme bajo la gabardina abierta y sus zapatillas blancas fueron todo el reclamo que Gustave necesitaba. Caminó primero detrás de ella, y cuando vio que se acercaban al callejón solitario a su izquierda, miró a ambos lados de la vacía calle, aceleró el paso para ponerse a su altura, y con un movimiento perfectamente coordinado empujó a su víctima a la oscuridad.

La desprevenida Monica no supo ver lo que se le venía encima. Forcejeó inútilmente e intentó gritar, pero las fuertes manos de Gustave se cerraron sobre su garganta. Un golpe seco en la cabeza la dejó inconsciente. Gustave, ansioso, metió la mano en su bolsillo y sacó el reluciente y afilado bisturí. – Je, je, je, ahora jugaremos a los médicos, bonita... - Acercó la metálica herramienta al vientre de la indefensa mujer. Rasgó la tela blanca y se dispuso a efectuar la primera incisión. Una voz grave le interrumpió.

- Yo no haría eso. -

Gustave se dio la vuelta asustado, allí sobre la escalera de incendios una figura de aspecto sobrenatural, un diablo escarlata, le observaba con ojos llenos de furia. O al menos, por su postura, así le pareció a él.

Daredevil, el Hombre Sin Miedo, saltó sobre el asustado Gustave sin darle tiempo a usar su afilada cuchilla. Una patada en la boca del estómago, y dos puñetazos cruzados bastaron para dejar a Gustave tendido en el fondo del callejón. Sin vacilar, el super-héroe ciego se acercó a la indefensa Monica. Escuchó los latidos de su corazón y comprobó aliviado que solo estaba inconsciente. En cambio, el sonido de los acelerados latidos de Gustave le indicaron que el psicópata no estaba tan inconsciente como calculaba. Su resistencia parecía ser mayor que la de la media de los criminales callejeros a los que se enfrentaba. ¡Y su velocidad de reacción también! como descubrió el diablo cuando se vio obligado a esquivar el cubo de basura que el enfermo mental le había arrojado con suma facilidad. Puede que fuera mala suerte, quizás cansancio por las últimas batallas, o incluso una mezcla de ambas cosas, pero Daredevil resbaló sobre los restos de basura esparcida en el callejón, y Gustave corrió hacia él con su brillante bisturí en la mano.

- ¡BLAM! - una detonación, - ¡BLAM! - dos, -¡BLAM! - tres. El atronador sonido de los disparos afectó momentáneamente al sentido de radar de Daredevil como los fogonazos de los flashes afectan a los hombres con vista. Cuando sus sentidos se restablecieron, el cuerpo de Gustave Dune yacía ensangrentado en el oscuro suelo del callejón y el detective Bill Bishop se acercaba a él sin dejar de apuntar al psicópata.

- Soy el detective Bishop... ¿Daredevil, estás bien? -

- Sí, creo que sí. – Dijo el hombre vestido de rojo mientras se incorporaba.

- ¿La chica...?

- Solo está desmayada. – Los latidos del corazón de Monica así lo indicaban. – Muchas gracias, su aparición ha sido muy oportuna.

- No es casualidad, DD, en mi comisaría llevamos días tras la pista del asesino de enfermeras. Aunque he de reconocer que sino es por tu oportuna intervención hubiera llegado tarde.

Diez minutos después las centelleantes luces de los coches de policía iluminan el callejón entremezclándose con las de la unidad de paramédicos que ha acudido a atender a los heridos. Tras cerciorarse de que todo queda en orden Daredevil salta hacia la oscuridad de los tejados dejando atrás al sargento detective William Bishop, que, emocionado, explica su noche triunfal a los patrulleros de uniforme.

-... el tipo tenía a su merced a Daredevil, cuando aparecí yo, no tuve más remedio que disparar tres veces para salvar la vida del enmascarado.

- ¿Qué Bill, vas a ser el nuevo terror de los psicópatas? ¿La nueva Christine Machinno? – Bromeó el oficial uniformado del coche patrulla.

- Lo tienes difícil, Billy, – añadió su compañero de patrulla sonriendo. - Su culo me gusta más que el tuyo.

- Reíd, reíd, pero el caso está cerrado. ¿Dónde llevan al detenido?

- Aquí al lado, al Memorial. Si ese hijo de puta tiene suerte será atendido por las mismas enfermeras que podían haber sido sus víctimas. Por si acaso, el teniente Stern nos ha ordenado montar guardia junto a su habitación.

- No creo que esté en condiciones de amenazar a nadie, lleva tres buenas onzas de plomo en el hombro. - Bishop suspiró y continuó hablando - Vosotros al menos, si tenéis suerte, podréis ligar con una de esas enfermeras, yo tengo que regresar a comisaría a escribir el informe…- y tras despedirse de los compañeros se dirigió hacia su coche. Con la satisfacción del deber cumplido se introdujo en el asiento del conductor, encendió el contacto y arrancó. Solo cuando miró a través del retrovisor notó la silueta de una misteriosa figura sentada en el asiento de atrás. Hizo ademán de sacar su pistola, pero al reconocer la voz calmada y grave del intruso se tranquilizó.

- Hola Billy.

- ¡Oh...! – dijo fingiendo desilusión – Eres tú... No te esperaba ¿Qué quieres, Ted?

- Charlar, Billy, solo charlar... y un poco de ayuda de los amigos. Vamos al club.

- ¿Al antiguo club? ¡Lleva años cerrado, estará en ruinas...!

- Tú hazme caso.

Y con toda naturalidad, el coche del detective Bishop siguió su camino. En el asiento de atrás, Edward Salvatore Chance, agente de SHIELD, se acomodó intentando paliar las molestias de las heridas recibidas unos días antes [1] .


Desde primera hora de la mañana extraños vientos se han desatado sobre la poblada ciudad de Nueva York. Los presentadores de los partes meteorológicos narran asombrados y sin explicaciones los extraños cambio climáticos acaecidos, algo que poco a poco se ha ido extendiendo en diferentes partes del mundo.

Hace escasos minutos la Visión abandonó la mansión de los Vengadores después de una noche de intenso trabajo. Aunque su rostro serio casi nunca refleja sus emociones, en su interior el vengador artificial se siente satisfecho. La amenaza de Ultrón parece haber sido erradicada definitivamente. Durante los últimos días, trabajó junto al doctor Henry Pym en la elaboración de un eficaz anti-virus cuyo objetivo era borrar de todo sistema informático los códigos binarios destinados a reformar la personalidad de Ultrón. Superados los problemas que surgieron en el proceso, la misión resultó un éxito [2] . Ahora, tras restablecer el orden en la mansión, y pese a las extrañas inclemencias temporales que parecen haberse desatado sobre la ciudad de Nueva York, el vengador artificial vuela inmaterial hacia el Hospital Memorial donde esa misma tarde cree que darán el alta a su querida amiga Darby. Los vientos pasan a través de su forma intocable sin alterar el rumbo de su vuelo. Durante su trayecto tiene tiempo de analizar las extrañas condiciones atmosféricas. Cualquier otro hombre artificial producto de la ciencia no encontraría explicación lógica al comportamiento del clima, pero alguien que ha combatido al lado del Dios del Trueno, e incluso ha estado casado con una bruja, sabe a ciencia cierta las causas del extraño vendaval.

- Magia. Sin lugar a dudas. – Recordó que el mayordomo Edwin Jarvis le había comunicado que su compañera vengadora Ave de Fuego estaba investigando la situación, por lo que dejó abiertos los canales de comunicación con la mansión por si había una emergencia.

Se dirigió hacia un callejón a escasas manzanas del Memorial donde pensaba asumir la identidad de Víctor Shade, gradualmente fue aumentando su densidad para iniciar el descenso, cuando de improviso notó que algo marchaba mal. A escasos metros del suelo, el vengador artificial perdió el control sobre su densidad, su cuerpo adquirió su máxima solidez, la velocidad de descenso aumentó vertiginosamente, y sus pies golpearon con fuerza el pavimento, - ¡¡CRACK!! -. Su cuerpo se incrustó en el asfalto hasta la cintura. Afortunadamente los cimientos de las paredes del callejón apenas resultaron afectados.

Su analítica mente comenzó a investigar lo que había pasado. Estaba preocupado, jamás había perdido el control de su densidad de tal manera. En tres segundos examinó mentalmente todos sus sistemas. Todo parecía perfecto. Flotó intangible para salir del socavón que había creado. Se preguntó si el anti-virus que Pym y él habían creado para erradicar a Ultrón podría estar afectándole. Por unos momentos el sintozoide sopesó regresar a la mansión para estudiar a fondo su programación, pero tras comprobar en un segundo análisis que todos sus sistemas operativos volvían a funcionar correctamente pospuso la idea, asumió la forma holográfica de Víctor Shade y se dirigió hacia el Hospital, sin dejar de darle vueltas al asunto.


Bill Bishop, sargento detective del cuerpo de policía de Nueva York, y Ted Chance, teniente de la sofisticada organización de espías conocida como SHIELD, habían pasado toda la noche charlando de los viejos tiempos. Bishop apuró su café y miró alrededor, el viejo club nunca se había parecido a nada como esto. Donde antes había sillas y mesas plegables, ahora había un cómodo tresillo, si antaño las paredes estaban adornadas con pósters de actores, actrices y cantantes de moda, ahora había litografías y diversas muestras de arte moderno.

- ¿Así que compraste el local y lo remodelaste?

- Bueno, recuerda que era de mi tío... Él permitía que la vieja panda se reuniera aquí. Con el tiempo le hice una buena oferta. Pasamos buenos ratos...

- ¿Y la remodelación? te costaría un pico... – Dijo Bishop observando la calidad de los materiales que recubrían la antigua buhardilla. Notó que la sala le parecía más pequeña de lo que recordaba. Era lógico, habían pasado años, habían crecido...

- No sabes ni la mitad... – contestó Chance mientras accionaba un interruptor escondido. Bishop vio asombrado como las paredes se levantaban y dejaban al descubierto los más modernos aparatos tecnológicos. Entre la avanzada maquinaria destacaba un viejo modelo de emisora de radio. Los ojos de Bishop brillaron con nostalgia. Chance continuó hablando. - ...mi actual posición en SHIELD me da la potestad para reformar una serie de locales y convertirlos en mi refugio privado. Este es uno de ellos.

Bishop se había acercado obnubilado hasta el aparato de radio, tan fuera de lugar ante la tecnología puntera que le rodeaba. Su mano tembló al acariciarlo. Su voz vaciló al preguntar- ¿Es..., es la original?

- Efectivamente. – Sonrió Chance orgulloso – Comprada a través de E-bay y traída por UPS desde Nuevo México.

- ¿Cómo la localizaste?

- Trabajar para la más sofisticada agencia de espías del mundo ayuda.

- Supongo... – Recordó las horas que la pandilla pasaba ante la emisora cuando eran más jóvenes. La mente de Bishop volvió al presente – Pero dime, Ted, ¿Me has traído aquí para fardar de tus posesiones o hay algo más?

- ¿A parte de la amistad, y del placer de recordar los viejos tiempos? No puedo engañarte viejo amigo, he disfrutado al ver tu cara al descubrir la original, pero para serte más sincero, también es una cuestión de trabajo...


Mientras tanto en la base Prevención de SHIELD, Jonathan Cross, oficial al mando durante la ausencia de su superior, el teniente Chance, acomete las tareas diarias propias de su cargo.

- ¡Quiero que traigan enseguida a Eric Williams a mi presencia! – Cambió de frecuencia en su comunicador - ¡Agentes Brown y Palmer, quedamos en que tendría sus informes acerca del proyecto Williams encima de mi mesa a primera hora de la mañana, y ya estamos cerca del mediodía!

- Señor, - contestó una voz en al otro lado del intercomunicador - hemos tenido unas pequeñas interferencias en nuestro trabajo. La necesidad de calibrar el flujo iónico de los componentes...

- ¡No quiero excusas Brown! ¡Tenemos un programa que cumplir! ¡Que Chance esté ausente, no quiere decir que todos tengamos vacaciones!

- Subdirector Cross - Interrumpió una voz femenina por otro canal – Tiene visita, el agente Frank Hampton solicita verle inmediatamente, prioridad Alfa.

- ¿Hampton? Erh..., está bien. ¡Que pase en dos minutos! – y volvió a su comunicación anterior. - ¡Brown! ¡Palmer! ¡Disponéis de 24 horas más! ¡Quiero resultados encima de mi mesa mañana a primera hora! – Cerró los canales de comunicación. – Se sentó en la silla del puesto de mando, apoyó los codos sobre la mesa, depositó su barbilla sobre las manos cruzadas y se quedó mirando fijamente hacia las puertas del despacho. Estas se abrieron y el agente Hampton irrumpió en la sala con un documento en la mano, un papel que le tendió sobre la mesa.

- ¿Qué es ahora, Hampton? ¿Una orden de detención contra los Vengadores?

- No, eso ya llegará. Esta vez es algo diferente, es una orden de traslado.

- ¿Traslado? – Por un momento Cross pensó que Cameron Brock y el Proyecto Vigilancia habían conseguido de deshacerse de Chance, o de él mismo, pero tras fijar sus ojos en el nombre del sujeto al que iba destinada la petición de traslado se dio cuenta de que no. - ¿Eric Williams?

- Sí, desde este momento, Eric Williams, el Siniestro Segador, está bajo la custodia del Proyecto Vigilancia. Y no puedes hacer nada para impedirlo.

Cross comprobó los documentos. Todo era correcto. Maldijo mil veces la situación Pensó en la rabia que sentiría el teniente Chance, gran parte de su estrategia frente a Maggia al igual que el resto de la operación estaba basado en la cooperación que habían acordado con Williams. Con su ausencia ahora todo se iba retrasar más, pero no había nada que pudiera hacer. Miró a Hampton con resignación y afirmó.

- El Segador estará en la zona de transporte dentro de veinte minutos.


Camina por la calle ataviado con un chándal y portando una bolsa de deportes bajo el brazo, parece un ciudadano honrado más, poca gente podría imaginarse que entre ellos pasea el asesino profesional al que solo se le conoce como Leopoldus. El hombre se detiene un momento ante el escaparate de la tienda de reparaciones y sonríe. Mira a través de los cristales y tras tomar aire, procede a pasar al interior del establecimiento. Entra con cautela, y se dirige al mostrador. Mira el pequeño timbre que hay sobre este y duda unos segundos si pulsarlo o no. Finalmente lo hace. Durante unos instantes no sucede nada. Y entonces paneles de acero cubren los muros a su alrededor, mientras que de las cuatro esquinas del local armas teledirigidas posan sus miras de infrarrojos en el cuerpo del presunto cliente. Una voz exclama.

- ¡Parece mentira que tengas arrestos para volver a venir a uno de mis locales! – El terrible Chapucero, armado con lo que parece un fusil de considerables dimensiones, apuntó a la cabeza del mercenario asesino.

Leopoldus sabía que el Chapucero tenía los recursos suficientes para averiguar que él, por orden de Gran M, dirigió el ataque contra el Segador en uno de los locales del veterano fabricante de armas [3] . El local resultó destruido, y parece que Chapu no se lo ha perdonado. Antes de enviarle aquí, Gran M le había asegurado que indemnizó al Chapucero. Así pues habló rápido.

- Escuche Mr. Mason... – Dijo tragando saliva – Vengo de parte de Gran M...

- ¿Sí? – Contestó el anciano mientras acariciaba el gatillo de su arma - ¿Qué vas a destruir ahora?

- ¡Me manda con una propuesta muy lucrativa! – Se apresuró a decir Leopoldus.

Al terrible Chapucero le brillaron los ojos. Lo consideró unos segundos. Bajó el arma y dijo.

- Está bien, habla.

En el exterior, el escaparate sigue igual para los viandantes. Tan solo en la puerta ahora cuelga el cartel con la leyenda “Cerrado por asuntos personales. Vuelva Usted mañana”.


Bajo tu identidad de Víctor Shade entras en el hospital y te diriges hacia la habitación de tu amiga Darby. Te detienes al ver la floristería, desvías tu camino y escoges un ramo para obsequiar a tu amiga. Mientras el dependiente sale en busca de cambio, te fijas en los ramos de rosas rojas situados a tu izquierda. Eran las flores favoritas de Wanda, tu desaparecida ex-esposa. Llevas semanas investigando su paradero sin ningún resultado, y eso que dispones de todos los recursos de los Vengadores, además de la ayuda de los Cuatro Fantásticos, e incluso de la Patrulla X. Recibes el cambio, te despides amablemente del florista y te diriges al ascensor. Cuando las puertas se abren y te dispones a entrar, oyes el saludo de una voz amiga.

- ¡Víctor! ¡Víctor, querido! ¡Espera...!

La voz pertenece a Laura Lipton. La ves venir presurosa desde la puerta del hospital, tras ella, apoyado en unas muletas, viene Norman Webster. Te alegras de ver a ambos. Ella está preciosa, y Webster muestra signos evidentes de estar recuperándose de sus heridas.

- Laura, - dices mientras ella te abraza con cariño, - me alegro de verte...

- Hola Víctor, yo también me alegro de verte, no sabíamos si te encontraríamos aquí, eres un hombre tan ocupado, siempre hasta el cuello de asuntos importantes... – dijo en un guiño a su identidad de vengador.

- Norman, - tiendes la mano para estrechar la suya – Veo que ya te puedes mover por tu cuenta.

- Sí, - te contesta, mientras devuelve el apretón – Dentro de nada estaré como nuevo, aunque nunca seré un tipo tan perfecto como tú. - Notas su incomodidad ante tu presencia, pero no puedes imaginarte la razón de esta. Celos al considerar que Darby, la mujer que ama, está enamorada de ti. Las puertas del ascensor se cierran y ascendéis hacia la planta donde Darby permanece ingresada.


De pie ante las negras aguas del estanque a través del que espiaba los distintos mundos y dimensiones que pueblan el Universo, Loki el dios del engaño asgardiano jugueteaba con una extraña criatura entre sus manos mientras sonreía maliciosamente.

- ¡Je! – Dijo acariciando al extraño ser reptilesco – Tu de entre todos los de tu especie me vas a hacer un gran favor querido. Hace ya más de dos siglos que mi antiguo aliado Dormammu usó a tu raza para sembrar el pánico y el dolor en la esfera de los mortales y hoy yo te voy a enviar a realizar una misión especial para mí, una misión de venganza y retribución, que a la vez te causará gran placer.

Con un simple gesto de su mano el poderoso brujo inmortal convocó una imagen en las oscuras aguas a sus pies, la imagen del edificio del Hospital Memorial. A continuación el rostro de la médico Jane Foster comenzó a superponerse sobre la visión del edificio. La doctora estaba sacando a un paciente malherido el tercer proyectil que la policía le había incrustado en su hombro derecho. Foster sabía que aquel hombre, Gustave Dune, era un psicópata asesino, con varias muertes sobre su conciencia, pero ante todo debía cumplir con su deber, salvarle la vida y curar sus heridas para que pudiera ir a juicio.

Loki rió ante tales muestras de debilidad. Sus ojos brillaron con odio cuando recordó la afrenta que la doctora Foster le hizo hace poco más de siete días. Cuando el Dios del Mal intentaba hacer un aliado de Hércules, el poderoso Hijo de Zeus, la Foster interrumpió el hechizo de seducción vaciando un extintor en la cara del asgardiano [4] . Siempre había odiado a Jane Foster por lo que significaba para su despreciable hermanastro, Thor, Dios del Trueno y actual señor de Asgard, ahora tenía incluso un interés más personal. Una afrenta que había jurado vengar. Le encantaría hacerla sufrir personalmente, y disfrutar cada segundo del dolor que la podría causar, pero sus bien trazados planes requerían de su presencia en otro lugar. Sabía que la mortal, todos los mortales en realidad, iban a ser víctima del caos que comenzaba a desatarse en Midgard, pero no quería que la doctora desapareciera como una más en la multitud. Quería algo especial.

Levantó a la extraña criatura que tenía en sus manos, miró sus ojos amarillos, y pasó los dedos sin temor entre sus afilados colmillos. A modo de despedida posó brevemente sus labios negros en la sien del animal para luego, con una carcajada demoniaca, arrojarlo al negro estanque encantado. Tras unos segundos de enloquecidas carcajadas, el Dios del mal recuperó su compostura, se embozó en su capa y volvió satisfecho a sus siniestras maquinaciones [5] .


Hace unos años el agente del servicio canadiense Cameron Brock fue puesto al mando del Proyecto Vigilancia, una operación coordinada por las agencias de inteligencia mundiales que tenía por objeto evitar que el vengador sintozoide conocido como la Visión pudiera volver a duplicar el sofisticado ordenador que le permitió tomar control total de la red de ordenadores mundiales. Para eliminar toda posibilidad de riesgo, Brock tomó la decisión de secuestrar al vengador, desmantelarlo y borrar su personalidad y conocimientos. Sabiendo que los Vengadores no cejarían en el intento de recuperar a su compañero, les permitió recomponer los restos, dando así vida a una nueva versión del androide, sin los residuos de su antigua personalidad [6] . Desde entonces, Brock ordenó mantener vigilado esta nueva encarnación del vengador, por si conseguía recuperar de alguna manera su personalidad original. Cuando los agentes bajo su mando le informaron que así había ocurrido, el Proyecto Vigilancia fue reactivado. Ahora, Brock habla con la oficina del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, su interlocutor, el agente Henry Peter Gyrich.

- ... así que un pequeño grupo de Vengadores ha visitado las oficinas del Consejo en Washington, Gyrich [7] .

- Sí, y entre ellos estaba el mismísimo Capitán América, que ni siquiera forma parte del actual grupo. Yo de usted, Brock, andaría con pies de plomo en este asunto...

- Cuento con el apoyo de su gobierno, Gyrich, es mi responsabilidad y prerrogativa...

- Brock, no necesito una lectura acerca de responsabilidad y seguridad, nacional o internacional, el objetivo del Proyecto Vigilancia es evitar que la Visión vuelva a tomar control de la red de computadoras mundiales, pero desde mi propia experiencia, le puedo asegurar que un conflicto directo con los Vengadores no ayudará a la ejecución de su misión.

- ¿... y sugiere?

- Supervisión y control. Mantener al sintozoide vigilado tan estrechamente que tengamos controlada incluso la cadencia de su respiración artificial. Y sólo si llega el momento, emplear medidas contra él.

Brock permaneció callado durante unos instantes. Después miró a la pantalla donde aparecía el rostro de Gyrich y asintió. – ¡Está bien Gyrich, lo haremos a su manera! Aunque comprenderá que no podemos permitirnos que ese condenado robot nos tome por sorpresa de nuevo, tendremos que tener preparadas contramedidas efectivas contra él...

- Brock, usted lleve a cabo su misión de la manera más discreta posible, y el gobierno de los Estados Unidos no tendrá nada que objetar. ¿Queda claro?

- ¡Sí, señor! – Tras despedirse, Brock apagó el comunicador. Miró el dossier sobre su mesa: Eric Williams, el hombre que con toda seguridad odiaba más a la Visión en este mundo. Si todo ha ido bien, ahora el agente Hampton y su grupo estarían trayendo al Siniestro Segador a la base del Proyecto Vigilancia.


En el Memorial, la doctora Jane Foster se hallaba en la habitación donde había sido ingresado el malherido Gustave Dune. Había sido una operación sencilla, extraer tres onzas de plomo que apenas habían dañado órganos vitales. Si la evolución de las heridas continuaba así, en un par de días Dune sería trasladado a una prisión, o, de declarársele enfermo mental, a un sanatorio donde esperaría el juicio correspondiente. Sería una tragedia que fuese puesto en libertad y volviera a matar, pero todo estaba en manos de las autoridades, era cirujana, no siquiatra, no podía hacer nada más por él. Miró el reloj, se hacía tarde. Compungida, abandonó la habitación sin percatarse del extraño fulgor que comenzaba a brillar un rincón de la estancia.

- ¿Todo bien doctora? - Preguntó uno de los policías de guardia en la puerta.

- Erh... Sí agente. El paciente está sedado no debería causarles ningún problema.

La Doctora Foster se dirigió al ascensor de la planta y en este ascendió dos pisos. Caminó por el pasillo en busca de su siguiente paciente.

- Eh..., sí, sí, por supuesto, - Contestó Norman – Vamos, Victor. – E invitó al sintozoide de incógnito a abandonar la habitación.

- Hasta luego señoritas, esperaremos en el pasillo. – añadió cortésmente Victor Shade mientras sujetaba la puerta para que Norman, apoyado en sus muletas, la atravesase.


Aturdido por la anestesia, Gustave Dune había visto marchar a la doctora Foster. Entre sueños recordaba su dulce rostro, sentía que le había tocado e intentado confortar. Era la bella mujer vestida de blanco que siempre había añorado. Quería llamarla, impedir que se fuera, y que permaneciese siempre a su lado. Intentó mover un brazo, y el dolor de las heridas le hizo desistir. Entonces vio el brillo diabólico de un par de amarillentos ojos sobre los pies su cama. Sonrió. Sin lugar a dudas estaba delirando. Después de la bella doctora de blanco, ahora tocaba el castigo del monstruo, así había sido siempre, aunque nunca antes en forma de reptil. Vio como la extraña alimaña reptaba por la cama hacia él. Comenzó a reír cada vez con más fuerza. Los malévolos ojos de la alimaña le miraban con el placer de aquel que va probar un suculento bocado, sus pequeñas fauces se abrieron para mostrar unos afilados colmillos, y Gustave Dune no pudo evitar soltar una carcajada demencial al sentir como los incisivos atravesaban su brazo mortal.

Al oírle, la pareja de policías en el pasillo exterior se estremeció, y al unísono irrumpió en la habitación para encontrarse con un detenido presa de violentos espasmos. No había rastro de la criatura reptante.

Por la febril mente de Gustave Dune volaron recuerdos que no eran suyos. Experimentó el placer de convertirse en una leyenda macabra mientras asesinaba prostitutas en las nebulosas calles del Londres del Siglo XIX, en segundos vivió muchas vidas, y en todas ellas la sangre de sus víctimas empapó sus manos causándole un profundo éxtasis. Y entre sus muchas vidas encontró una en la que la vio a ella... ¡La doctora Jane Foster! Más bella que nunca, y al alcance de su afilado y frío escalpelo... Entonces todo termina antes de que siquiera comience [8] . Pero él sabe que más allá del sueño está la realidad y que la doctora Foster está en ese mismo edificio, esperándole... Y entonces, se levanta y grita - ¡DOCTORAJANE, BONITA, ESTOY AQUÍ!

Asombrados, los dos policías son testigos de la pavorosa transformación del hombre bajo su custodia. Donde antes estaba el malherido cuerpo de Gustave Dune, ahora se halla un gigantesco y peludo individuo de habla gutural y ojos inyectados en sangre.

- ¡ZANIAC VIVE! – Grita el monstruoso ser al tiempo que con su brazo derecho barre del camino a los dos asustados guardias. – ¡DOCTORABONITAJANE, VOY CONTIGO!


- Este hombre que ves en la pantalla se llama Leopoldus, y es un asesino mercenario que recientemente ha establecido sus operaciones en Nueva York. – Dijo el teniente Chance – Es, además, el causante de las heridas que me han tenido de baja en los últimos días. – Y se palpó instintivamente las partes del cuerpo que aun le dolían.

- No le he visto en mi vida. – Comentó Bill Bishop -

- Durante mi convalecencia no he perdido el tiempo, he revisado distintos informes de las operaciones de SHIELD y de los crímenes realizados en Nueva York desde la aparición de Leopoldus...

- Creí que solo habías estado de baja unos días, - Interrumpió Bishop en tono irónico - estudiar los crímenes llevados a cabo en Nueva York en los últimos meses llevaría años.

- Las computadoras y los servicios de inteligencia, ayudan... – contestó Chance, y redirigió la conversación -¡Pero vamos al grano! Llegó a mis manos tu informe sobre Lionfang y el Azote, un informe que contrastaba con lo último que SHIELD sabe sobre este individuo. El trabajo que tú y Stern realizasteis fue esencial para mis investigaciones... Por eso quería hablar contigo personalmente, por un lado para saber de tu vida, por el otro, para escuchar tu versión de primera mano.

- Está todo ahí, Ted. Una vez llegamos a la conclusión de que alguien había intentado simular un asesinato con el modus operandi del tal Azote, Stern y yo investigamos todas las líneas posibles, hablamos con confidentes, cruzamos datos con otras comisarías, y con la poca información que las agencias de inteligencia dejáis a nuestra disposición y llegamos a un callejón sin salida. Pero entonces, por pura casualidad, encontramos una pista, el cadáver de un yonqui muerto por sobredosis en su apartamento, un tipo llamado Radford... Louis Radford.


En la galería exterior a la habitación de Darby, Victor Shade y Norman Wesbter se encontraron sin saber que decir. Norman no podía disimular su disgusto por Shade. Y este, temeroso de que descubriese su identidad dirigió la vista hacia la ventana. Tras ver el vendaval exterior, se cercioró mentalmente de que los Vengadores no le habían llamado. Se preguntó como les habría ido al Caballero Negro y sus compañeros en su visita a Washington. Brock y el Proyecto Vigilancia representaban una verdadera amenaza para su vida. Ya le robaron todo una vez y no iba a consentir que lo hicieran de nuevo. Sus ojos se posaron entonces en Norman, y espontáneamente encontró un tema de conversación.

- Dime Norm.. ¿Cómo va la venta de pisos?

- ¿Cómo? – Le contestó con desdén – Llevo sin poder trabajar varios días, ¿Cómo demonios quieres que vaya? No he vendido un...

- Precisamente por eso. – Le interrumpió - Estaría interesado en comprar.

- ¡MIDOCTORABONITA, ESTOYAQUÍ! ¿JANEFOSTER, DÓNDEESTÁSSS?- Gritó.

Victor y Norman miraron sorprendidos, y justo en ese momento la doctora Foster abandonó la habitación de Darby. - ¿Qué ocurre? Me ha parecido que alguien me llamaba... – Preguntó con curiosidad.

A la vista de la doctora, Zaniac aligeró el paso. Al verle venir Victor Shade se dispuso a interceptarle, dudando si revelar su identidad secreta, lo que permitió a Norman Webster adelantarle y golpear la cabeza del monstruo con su muleta. La muleta se partió en dos.

Zaniac apenas notó el golpe, pero molesto por la intromisión lanzó un poderoso golpe de su brazo contra los dos hombres. Webster hubiera muerto del impacto sino fuera por que el sintozoide se interpuso en la trayectoria elíptica del brazo y recibió la mayor fuerza del ataque. El golpe lanzó a Norman contra la pared atontándole, mientras que Shade no tuvo tanta suerte y golpeó con su cuerpo el ventanal del pasillo rompiendo los cristales y cayendo hacia al exterior.

Al conocer la doble identidad de Shade, Jane Foster sabía que el vengador sobreviviría a la caída, su única preocupación era si regresaría a tiempo de salvarla. Consciente del peligro en que se hallaba, la doctora optó por correr hacia el otro extremo del pasillo para alejar así al maniático de la habitación donde Darby y Laura se hallaban.

Zaniac avanzó tras ella a grandes zancadas. En su diestra vacía una extraña forma de energía comenzó a brillar. - ¡DOCTORABONITA VENIR A JUGAR CON ZANIAC! – Su brazo izquierdo agarró por el hombro a la doctora y la detuvo en seco.

Ante el rostro descompuesto de su perseguidor, incluso la doctora Foster, víctima veterana de las más apuradas situaciones, no pudo reprimir un escalofrío de terror. Sus ojos se fijaron en el resplandor que emitía la mano derecha del transformado Dune, en ella, un extraño objeto de energía, acabado en forma puntiaguda, terminaba de tomar forma. – ¡PRECIOSA MIA, MIRA LO QUE TENGO PARA JUGAR! ¡ES UN REGALO PARA TI! – Y lo acercó lentamente a su vientre mientras disfrutaba de cada segundo.

Fue entonces cuando la figura intangible de la Visión regresó al lugar de la escena, tan solo le había costado unos segundos recuperarse del potente manotazo de Zaniac, frenar su caída a través de la ventana volviéndose inmaterial, y desactivar el disfraz holográfico de Victor Shade. Los rayos solares del vengador golpearon de lleno la espalda de Zaniac que gritó en agonía. -¡AAARGHH! - La doctora Foster aprovechó para zafarse de su captor y correr hacia la Visión.

– ¿Doctora Foster, se encuentra bien? – La fría voz del vengador artificial apenas reflejaba la preocupación que sus emociones experimentaban.

- Sí, sí,... es lo de siempre, el clásico rescate en el último momento. La historia de mi vida. – Intentó trivializar ella.

Zaniac se reincorporó. Sus ojos se fijaron en la colorida figura del vengador, y una amalgama de recuerdos, tanto del encuentro de Gustave Dune con Daredevil como de anteriores Zaniacs con Thor, inflamaron su odio y rencor por los héroes que antaño le humillaron. Su rabia por las derrotas sufridas creció, una rabia que enfocó ahora en la Visión, la persona que se interponía entre él y su preciado objeto de deseo, la doctora Foster. Lanzando un intimidador alarido, Zaniac corrió hacia el vengador, que esperó impasible el choque, mientras gradualmente aumentaba su densidad para afrontarlo. Con precisión matemática las manos de la Visión agarraron las muñecas del poseído perturbado y frenaron en seco su acometida. Ambas figuras forcejearon medio minuto, hasta que finalmente, el sintozoide, calculando que la doctora Foster se habría alejado lo suficiente, se volvió intangible y permitió que su oponente perdiera el equilibrio dejándole caer al suelo a través suyo.

La confusión del momento no detuvo a Zaniac, que de inmediato se reincorporó y atacó con su daga de energía a la figura inmaterial del vengador. Entonces fue la Visión el sorprendido, cuando notó un agudo dolor en el antebrazo. - ¡Arrh! – En contra de todo lo esperado, la cuchilla de energía de Zaniac era capaz de dañar el cuerpo inmaterial del vengador. - ¿Magia, o ciencia? – Se preguntó analíticamente la Visión. No había tiempo para teorías científicas, el dolor le había hecho perder el control de su densidad y había recuperado su masa normal. Zaniac golpeó ahora con su puño izquierdo al solidificado vengador que cayó al suelo aturdido. Sin darle tiempo a reaccionar el sádico asesino se acercó a él acariciando su cuchilla resplandeciente. La Visión intentó volverse inmaterial y ganar unos segundos escapando a través del suelo, pero notó como sus poderes le volvían a fallar. Se hallaba indefenso ante su terrible oponente.


Hace un cuarto de hora, un transporte blindado de SHIELD abandonó los hangares de la base Prevención. En su interior el Siniestro Segador, convenientemente esposado, viaja escoltado por el agente Frank Hampton y media docena más de hombres, todos ellos pertenecientes al Proyecto Vigilancia. A medida que pasan los minutos, Eric Williams se cuestiona más y más la situación en la que se halla.

- ¿A dónde demonios vamos? – espeta a sus captores.

- No te importa. – Contesta Hampton – Lo sabrás cuando lleguemos.

- ¿Sabe esto Chance? ¡No es lo que acordamos...! Quiero hablar con Chance, o con Cross... – Por toda respuesta solo obtuvo la sonrisa cínica de Hampton.

Eric Williams calló. Observó a los hombres que le escoltaban. Ningún rostro le era familiar de estos pasados días en Prevención. Dedujo que ahora estaba en manos de otra unidad de SHIELD. Más intrigado que preocupado, pensó que quizás su trato con Chance ya no tenía validez... Se disponía a intentar iniciar una conversación con sus guardianes cuando un súbito frenazo del vehículo en que se hallaban les hizo a todos perder pie.

Siguieron momentos de confusión. Hampton y sus hombres se dispusieron para la defensa, pero fue en vano. Ante los ojos del Segador los siete hombres en el interior del vehículo comenzaron a caer al suelo. Eric Williams intentó moverse pero fue inútil. Estaba completamente paralizado. Se percató entonces de que sus guardias estaban inmóviles pero como él, con los ojos abiertos. Entonces vio como las puertas del vagón eran reventadas y a través de ellas hacía acto de presencia un equipo de hombres armados que vestían sofisticadas máscaras de gas. Dedujo que habían usado algún tipo de gas inodoro para inmovilizarles. Los recién llegados agarraron a Eric Williams y, dejando atrás al paralizado Hampton y a sus hombres, abandonaron el lugar.


El sintozoide vengador luchaba por corregir el control de su cuerpo mientras Zaniac saltaba con su cuchilla sobre él. A duras penas logró esquivarle. Intentó incorporarse pero recibió una potente patada de Zaniac que de nuevo le hizo caer hacia atrás. El sádico se dispuso a propinar el golpe definitivo.

- ¡No! – gritó una voz desesperada. – ¡Deja en paz a mi amigo! - Norman Webster, tomando impulso a la pata coja se arrojó montado sobre una camilla rodante contra el implacable asesino que perdió el equilibrio con el impacto. Tras el choque la camilla volcó derribando a Norman sobre el destripador. El psicópata poseído se revolvió y con su manaza agarró al maltrecho Webster y lo estampó contra el muro más cercano.

- ¡Basta! – Ordenó la Visión enojado. El vengador, recuperado gracias a los segundos que la intervención de su amigo le había concedido, volvió a enfrentarse cara a cara con el malévolo acuchillador. Los ojos del sintozoide comenzaron a brillar, y de ellos nacieron rayos gemelos de energía solar que alcanzaron el temible rostro de Zaniac.

- ¡AAAARGGHHH! – Chilló el asesino chamuscado. Con su concentración rota por las quemaduras causadas por el intenso calor, Zaniac perdió el dominio de su cuchilla de energía que se desvaneció como si nunca hubiera existido. A continuación, el brazo inmaterial del vengador atravesó el pecho del asesino y comenzó a solidificarse en su interior. Lo había hecho instintivamente y volvía a controlar sus poderes, pensó el vengador. El asesino cayó de rodillas ante el inmenso dolor. – ¡JANEFOSTER, BONITA ¿DÓNDE ESTÁS? – Por toda respuesta el puño diamantino de la Visión golpeó con toda su fuerza al dolorido asesino que voló por el pasillo hasta estrellarse en el muro opuesto. Zaniac se desplomó como una marioneta sin hilos.

- ¿Se ha terminado? - Preguntó el magullado Norman Webster.

- Aun no. – La Visión se quedó mirando con curiosidad a su derrotado adversario. Sus ojos se percataron de que algo se movía en su interior. Vio entonces como por la cavidad de la boca de Gustave Dune salía la maleable forma del reptilesco ser que le había infectado. La alimaña intentó escapar hacia los conductos de respiración más cercanos, pero de nuevo los rayos solares del vengador artificial brotaron de sus cuencas ópticas. El diabólico ser fue incinerado. – Ahora sí. - Concluyó el vengador. El cuerpo de Gustave Dune remitió a su forma humana.

La Visión tendió la mano a Norman y le ayudó a incorporarse. – Gracias, ¿Te encuentras bien Norman Webster?

Puede que fuera el tono de preocupación familiar y sincero, quizás la oportuna aparición del vengador tras la desaparición de Victor Shade, tal vez la suma de ambos elementos, el caso es que Norman Webster, al mirar a su antiguo amigo, vio en él a la persona que había estado tan cerca suya en los últimos días. - No hay de que Visi. – Contestó con una sonrisa, y prosiguió en tono más bajo - ¿Sabes qué? Puede que tenga el apartamento que necesitas, es lo menos que podría hacer por un viejo amigo.

La Visión apenas se sintió sorprendido ante el descubrimiento de Norman, ahora estaba más preocupado por los dos fallos que había experimentado en ese mismo día sobre su control de densidad. Tenía que descubrir la causa de estos.


En las interioridades de uno de los laboratorios más sofisticados del planeta, el Pensador al que los hombres llaman Loco sonríe satisfecho. Las pruebas que en ese día ha hecho sobre el control de densidad del androide vengador designado como la Visión han sido un éxito. Su plan sigue en marcha.


En el ático de un lujoso rascacielos, el hombre llamado Leopoldus informaba personalmente a su patrón, Gran M, de los resultados de su última misión.

- Así que el Chapucero accede... – Comentó Gran M, mientras fumaba su puro.

- En cuanto le dije la cantidad que iba a cobrar se disiparon todas sus dudas. – sonrió Leopoldus.

- ¿El Supervisor está de acuerdo?- Expulsó una bocanada de humo por su boca.

- Por la misma cantidad. Al ser mi instructor personal no se me presentó ningún problema a la hora de abordarle.

- ¡Umf! – Succionó del puro - Mr. Mason y el Supervisor son profesionales respetados por las gentes de nuestro ramo. No dudo que ellos mejor que nadie serán capaces de establecer un tiempo y lugar para una conferencia de paz entre todas las facciones de Maggia. – Expulsó de nuevo el humo y miró el habano con curiosidad. – ¡¡UNA CONFERENCIA DE LA QUE SOLO YO SALDRÉ COMO JEFE SUPREMO DE MAGGIA!! – Terminó de decir mientras apagaba el puro aplastándolo sobre la propia palma de su otra mano.

Continuará...


Próximo episodio: Ya lo sabéis, el final de la Guerra de Maggia... Algunos secretos desvelados, nuevas incógnitas, héroes y villanos invitados. ¡Será una juerga!

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Referencias:
1 .- Chance fue herido por el mercenario Leopoldus en La Visión 9
2 .- Como podrás leer en Los Vengadores #11
3 .- Ver nuestro número 1
4 .- Como vimos en Los Vengadores #09
5 .- Que podrás leer en Thor y en los episodios relacionados con la saga, El Crepúsculo de los Dioses.
6 .- Breve resumen de lo acontecido en West Coast Avengers 42-45 (marzo a junio de 1989)
7 .- En
Los Vengadores #11
8 .- Thor 371,372 (Sep y Oct 1986)

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