Título: Entre sombras (y IV) Autor: The Stranger Portada: nombre autor Publicado en: Noviembre 2007
¡Final de saga! ¡La Abominación contra el equipo del Caballero Luna! Prepárate para un final inesperado cuando la única oportunidad de ganar reside en el miembro que más se puede descontrolar.
|
Cuando reina el caos y los criminales campan por sus anchas, solo un grupo de solitarios héroes es capaz de hacer lo necesario para mantener la paz y seguridad urbanas. No salvan universos, ni planetas, ni al mundo...se dedican a salvar a la gente de a pie. No tiene nombre oficial pero nosotros les conocemos extraoficialmente como...
Creado por Chuck Dixon y Ed Barreto
Resumen de lo publicado: El Caballero Luna sigue de cerca el comportamiento de Capa, mientras que la extraña agencia que quiere verle muerto a él y su nuevo equipo acude a por la Abominación, venciéndole y humillándole gracias a un extraño ser conocido como Ogro. Emil Blonsky, en realidad la Abominación, accede a matar a Spector y los suyos aunque pone un alto precio. De este modo, le sueltan en medio de un centro comercial, destruyéndolo todo y matando a mucha gente mientras grita el nombre de Spector. El Caballero Luna y sus Caballeros acuden al centro comercial a pesar de las dudas de muchos de ellos de poder con un rival de tal poder.
La Abominación arrancó de cuajo un trozo de escalera mecánica y la lanzó contra la tienda donde segundos antes había arrojado al Caballero Luna, el cual salió de la tienda a toda prisa, esquivando por muy poco el enorme proyectil.
-¡Marc Spector!- gritó la Abominación mientras se acercaba a pasos agigantados al vigilante-. ¡El gran héroe Caballero Luna es un vulgar mercenario! ¡Un asesino!
-Alguien te ha contado un par de cosas de mí- el Caballero Luna le lanzó velozmente varias de sus lunas cortantes que apenas hicieron efecto en la gruesa piel de la bestia.
-¿Eso es lo que tienes?- la Abominación rió y se lanzó contra su enemigo, quien rodó por el suelo hasta detrás de un stand de bebidas que acabó prácticamente desintegrado ante un golpe del monstruo-. Aunque pudieras atravesarme con esas ridículas armas... ¿Crees que no me curo? ¿No sabes nada de mí?
El Caballero Luna apuntó bien y antes de que Blonsky pudiera agarrarle, le tiró dos lunas cortantes a los ojos, una por cada ojo. La Abominación chilló de dolor mientras trataba, infructuosamente, de arrancarse las lunas arrojadizas de sus ojos, peor eran demasiado pequeñas para sus enormes garras. El Caballero Luna aprovechó para alejarse bastantes metros y reunirse con algunos miembros de su grupo.
-¿Estáis bien?- preguntó a Spiderwoman, Marta Plateada y Merodeador.
-He perdido mis armas- contestó Marta.
-Encuéntralas- señaló al Merodeador-. Acompáñala y cuando tengáis las armas, atacadle desde la distancia mientras Spiderwoman y yo le damos duro de cerca.
-Marc... - comenzó a decir Marta Plateada.
-Caballero Luna y no hay tiempo.
-¿Vas a enfrentarte a esa cosa cara a cara?
El Caballero Luna miró a Spiderwoman con atención.
-Alguien tiene que dirigirla- se volvió hacia Marta Plateada y el Merodeador-. Id a por las armas y encontrad también a Shang-Chi y a Capa.
-No deben estar muy lejos- añadió el Merodeador-. Spiderwoman y yo les llevábamos y...
-¡Yarghhhhhhhhhhhhhh!
El enorme rugido les puso en movimiento. Spiderwoman y el Caballero Luna se dirigieron hacia el brutal sonido, pasando por encima de toda la destrucción causada por Blonsky y algunos cadáveres. Mattie Franklin se horrorizó al ver algunos niños muertos junto a sus madres.
-Ese monstruo debe ser detenido- murmuró el Caballero Luna.
-Lo sé.
-Dale con todo, Mattie. No pares hasta que caiga.
-Tengo miedo de no poder parar.
-Yo te avisaré cuando tengas que parar.
-¿Me avisarás de verdad?
El Caballero Luna no la contestó. Antes de que Spiderwoman pudiera replicar ante el silencio de su jefe, la Abominación traspasó una pared cercana, parándoles con los pies en seco. Ambos vieron como los ojos de Blonsky sangraban abundantemente aunque ya se estaban curando.
-¡Os comeré vivos!- aulló mientras se disponía a saltar sobre ellos.
Spiderwoman fue más rápida y voló con los puños hacia delante directa al estomago de la Abominación, que salió despedido hacia tras varios metros hasta dar con una tienda que destrozó casi por completo al caer dentro. La joven superheroína se situó justo al lado del Caballero Luna, esperando el contraataque de la bestia.
-¿Te basta?- preguntó Spiderwoman.
-Como comienzo no está nada mal- le contestó.
“Marc... Merodeador y Marta Plateada están situados a unos metros por encima de ti con el armamento listo”, dijo Microchip por el comunicador del Caballero Luna.
-Perfecto- susurró él en respuesta-. Spiderwoman, sitúate a mi lado. Golpéale de forma fuerte, pero no lo alejes. Marta y Merodeador están cerca. Yo le mantendré distraído de ti mientras le golpeas.
-Eso está hecho.
Ambos comenzaron a oír mucho jaleo en la tienda destrozada en la que se encontraba la Abominación. De repente, una enorme mesa salió de entre los escombros, dirigida al Caballero Luna. Spiderwoman salió al encuentro del proyectil y de un puñetazo lo redujo a un montón de astillas. La Abominación salió de la aniquilada tienda, destrozándolo todo a su paso y comenzó a correr hacia los dos guerreros mientras el suelo temblaba bajo sus pies.
-¡¡¡¡Morid!!!!
El Caballero Luna esquivó la embestida de la criatura saltando hacia su izquierda mientras que Spiderwoman solo tuvo que volar unos metros por encima de la misma. A varios metros por encima, el Merodeador y Marta Plateada apuntaron sus respectivas armas y dispararon, el Merodeador mediante sus pulseras preparadas para ello y Marta Plateada su potente ametralladora.
-¡Agh!- gritó Blonsky recibiendo las diferentes ráfagas de sus enemigos-. ¡Os cogeré y entonces...!
Los disparos acabaron justo cuando el Caballero Luna se acercó a la bestia, golpeándole fuertemente en la cara con uno de sus bastones, sin hacerle efecto. Blonsky esgrimió una horrible y monstruosa sonrisa que fue cortada de golpe por un potente derechazo de Spiderwoman, quien no esperó a que reaccionase, sino que le soltó un fuerte izquierdazo y después otro derechazo más empotrándolo contra una pared cercana.
-¡Disparad!- ordenó el Caballero Luna por el comunicador.
De nuevo, la Abominación recibió una ráfaga dosis de metralla por parte de Marta Plateada y de pequeñas bengalas incendiarias por parte del Merodeador. Notaba su piel quemarse y abrirse debido a las heridas producidas, pero en pocos segundos sus increíbles poderes regenerativos hacían su trabajo y las cerraban.
-¡Me estáis dando problemas!- el monstruo arrancó un trozo de pared-. ¡Eso se va a acabar!
Spiderwoman se acercó volando hacia la criatura justo cuando sus compañeros dejaron de disparar para evitar delatar su posición. La Abominación intentó golpear a la joven heroína con el trozo de pared pero solo le daba al aire. Spiderwoman volaba a su alrededor a una velocidad pasmosa, dando continuas vueltas e intentando marearle.
-¡Estate quieta!
-Eso mismo me dice mi madre continuamente- voló de nuevo esquivando una nueva batida de la criatura-. Qué le voy a hacer... soy algo nerviosa.
Agarró de golpe el trozo de pared, se lo quitó de un fuerte tirón y golpeó a la Abominación en la cabeza con él, haciéndolo saltar en pedazos y creándole al monstruo una brecha en la cabeza por la que comenzó a sangrar. Sin darle tiempo a reaccionar, comenzó a pegarle puñetazos rápidamente en la cara. La sangre comenzó a pintar el suelo y varios dientes y colmillos de Blonsky saltaron por los aires. El monstruo comenzó a manotear sin objetivo fijo hasta que logró agarrar a Spiderwoman entre sus dos garras.
-¡Ya basta!- gritó arrojándola contra un ascensor de cristal cercano que reventó por el impacto.
-¡No!- chilló el Caballero Luna acercándose a Blonsky para golpearle de nuevo con sus bastones blancos, sin conseguir nada.
-Aparta, mosca.
La Abominación le lanzó un puñetazo que Spector esquivó rodando hacia un lado. Se levantó solo para, de un salto, esquivar un ataque en abanico de las garras del monstruo. Se agachó ante otro puñetazo y contraatacó con nuevos golpes con sus bastones en la cara de la bestia.
-¡Me he enfrentado a Hulk!- agarró los dos bastones a la vez con sus dientes y los partió-. ¡¿Crees que tú y tu grupo de perdedores tenéis algo que hacer contra mí?!
De un manotazo se quitó de encima a Spector, solo para verse asediado de nuevo por los ataques a distancia de Marta Plateada y el Merodeador.
-¡Moscas por todos lados!- Blonsky flexionó sus enormes e inhumanas piernas.
De un salto, aterrizó encima de uno de tantos puentes que unían los niveles del centro comercial, atravesándolo y reduciéndolo a escombros. Saltó hacia delante de nuevo, cayendo encima de otro y provocando el mismo efecto que en al anterior. En uno de los más alejados se encontraban sus dos enemigos que enseguida vieron lo que el monstruo pretendía.
-¡Salta!- ordenó Marta Plateada a su compañero mientras preparaba un lanzacohetes.
-¡Yo tengo el traje y los cables! ¡No podrás dispararle antes de que caiga sobre nosotros!
-¡Solo sobre mi si no saltas!
-¡No voy a dejarte!
Marta preparaba el arma a toda prisa mientras veía como la Abominación se acercaba hacia ellos saltando y destrozándolo todo a su paso. Comenzó a calcular el tiempo que le quedaba y supo enseguida que ya no le daba tiempo.
-¡Joder, Hobie! ¡Vete de una vez!
El Merodeador vio como la Abominación saltaba hacia ellos, enganchó uno de sus cables a una pared cercana y la otra punta del cable a la espalda de su compañera y la empujó justo en el momento en que el monstruo caía sobre el pequeño puente, destruyéndolo por completo.
-¡Hobie!-chilló Marta mientras bajaba por el cable hasta el suelo del centro comercial.
Al aterrizar, sacó dos revólveres y comenzó a disparar con ellos a la Abominación que se encontraba sonriendo encima de los escombros que segundos antes había sido el puente donde se encontraban ella y su amigo y compañero.
-¿Has perdido a un amigo?- se burló la Abominación mientras recibía los disparos sin apenas inmutarse.
-Y tu un ojo.
Marta apuntó a los ojos de la criatura quien esta vez fue más rápida, echándose a un lado y esquivando los proyectiles. Se movió rápidamente y soltó un puñetazo a Marta Plateada, haciéndola saltar por los aires hasta caer encima de un puesto de perritos calientes que milagrosamente seguía intacto. La mercenaria no se levantó tras el golpe, quedándose tendida inconsciente con su brazo izquierdo en una extraña posición.
-Dos menos y quedan...
No pudo terminar la frase ya que la joven Spiderwoman le soltó un puñetazo doble en plena espalda, haciendo que se doblase de dolor.
-¡No vas a hacer más daño a nadie más!- una enfurecida Mattie Franklin sacudió una potente patada voladora en la cara de la bestia-. ¡A ninguno de mis amigos!
La Abominación apretó el pecho y aguantó como pudo uno de los fuertes puñetazos de la poderosa chica, solamente para poder agarrarla de nuevo entre sus garras y aplastarla de golpe contra el suelo. Antes de que la joven se levantase, dolorida por el golpe, la Abominación alzó uno de sus monstruosos pies y lo estrelló contra la espalda de la chica, volviéndola a aplastar contra el suelo del centro comercial.
-¡Es como aplastar a una araña!- rió el monstruo mientras volvía a pisar a su enemiga-. ¡Nada mejor para comenzar el día!
Justo cuando iba a seguir pisoteando a la chica más rápidamente y con mayor fuerza, uno de los bastones del Caballero Luna le alcanzó en plena frente. Blonsky dejó de golpear a Spiderwoman y miró al frente, desde donde se le acercaba el sirviente de Khonshu.
-¿Tú otra vez, Spector?
El Caballero Luna se acercó tranquilamente a su enemigo y se interpuso entre este y la chica.
-No vas a seguir golpeándola, Blonsky.
-No soy el único que sabe el nombre del otro... aunque el mío no es tan secreto- el monstruo esgrimió una horrible sonrisa de pesadilla.
-No vas a pasar.
La Abominación alzó uno de sus puños. El Caballero Luna se puso encima de la chica, cubriéndose con sus brazos para protegerse él y todo su cuerpo para proteger a la chica. Blonsky le golpeó desde arriba, hundiéndole en el suelo.
-Ugh... - gimió el vigilante de blanco al sentir como varios de sus huesos habían crujido de mala manera.
La Abominación alzó de nuevo su puño y lo bajo de golpe, cayendo de nuevo encima del Caballero Luna que volvió a hundir sus pies en el duro suelo del centro comercial. Spector sintió como las piernas se le habían convertido en flan, como sus huesos estaban a punto de ser gelatina y como la cabeza se le iba y volvía cada cinco segundos. Sangraba por algunos puntos de su cuerpo y su traje estaba desgarrado en otros tantos.
“Voy a morir protegiendo a esta chica. No se me ocurre mejor forma”, pensó el Caballero Luna antes de recibir el tercer impacto que terminó por dejarle completamente k.o. en el suelo, junto a la tercera Spiderwoman.
Blonsky alzó de nuevo su puño y sonrió satisfecho al ver el cuerpo apalizado de su enemigo.
-Muy valiente para ser solo un humano, pero esto se acaba ahora.
Justo cuando iba a lanzar su último golpe a un inconsciente Caballero Luna, Capa apareció detrás de él, abrió su manto negro y azul, lo envolvió en su interior y ambos, vigilante y monstruo, desaparecieron del lugar.
-¡Marc Spector!- gritó la Abominación mientras se acercaba a pasos agigantados al vigilante-. ¡El gran héroe Caballero Luna es un vulgar mercenario! ¡Un asesino!
-Alguien te ha contado un par de cosas de mí- el Caballero Luna le lanzó velozmente varias de sus lunas cortantes que apenas hicieron efecto en la gruesa piel de la bestia.
-¿Eso es lo que tienes?- la Abominación rió y se lanzó contra su enemigo, quien rodó por el suelo hasta detrás de un stand de bebidas que acabó prácticamente desintegrado ante un golpe del monstruo-. Aunque pudieras atravesarme con esas ridículas armas... ¿Crees que no me curo? ¿No sabes nada de mí?
El Caballero Luna apuntó bien y antes de que Blonsky pudiera agarrarle, le tiró dos lunas cortantes a los ojos, una por cada ojo. La Abominación chilló de dolor mientras trataba, infructuosamente, de arrancarse las lunas arrojadizas de sus ojos, peor eran demasiado pequeñas para sus enormes garras. El Caballero Luna aprovechó para alejarse bastantes metros y reunirse con algunos miembros de su grupo.
-¿Estáis bien?- preguntó a Spiderwoman, Marta Plateada y Merodeador.
-He perdido mis armas- contestó Marta.
-Encuéntralas- señaló al Merodeador-. Acompáñala y cuando tengáis las armas, atacadle desde la distancia mientras Spiderwoman y yo le damos duro de cerca.
-Marc... - comenzó a decir Marta Plateada.
-Caballero Luna y no hay tiempo.
-¿Vas a enfrentarte a esa cosa cara a cara?
El Caballero Luna miró a Spiderwoman con atención.
-Alguien tiene que dirigirla- se volvió hacia Marta Plateada y el Merodeador-. Id a por las armas y encontrad también a Shang-Chi y a Capa.
-No deben estar muy lejos- añadió el Merodeador-. Spiderwoman y yo les llevábamos y...
-¡Yarghhhhhhhhhhhhhh!
El enorme rugido les puso en movimiento. Spiderwoman y el Caballero Luna se dirigieron hacia el brutal sonido, pasando por encima de toda la destrucción causada por Blonsky y algunos cadáveres. Mattie Franklin se horrorizó al ver algunos niños muertos junto a sus madres.
-Ese monstruo debe ser detenido- murmuró el Caballero Luna.
-Lo sé.
-Dale con todo, Mattie. No pares hasta que caiga.
-Tengo miedo de no poder parar.
-Yo te avisaré cuando tengas que parar.
-¿Me avisarás de verdad?
El Caballero Luna no la contestó. Antes de que Spiderwoman pudiera replicar ante el silencio de su jefe, la Abominación traspasó una pared cercana, parándoles con los pies en seco. Ambos vieron como los ojos de Blonsky sangraban abundantemente aunque ya se estaban curando.
-¡Os comeré vivos!- aulló mientras se disponía a saltar sobre ellos.
Spiderwoman fue más rápida y voló con los puños hacia delante directa al estomago de la Abominación, que salió despedido hacia tras varios metros hasta dar con una tienda que destrozó casi por completo al caer dentro. La joven superheroína se situó justo al lado del Caballero Luna, esperando el contraataque de la bestia.
-¿Te basta?- preguntó Spiderwoman.
-Como comienzo no está nada mal- le contestó.
“Marc... Merodeador y Marta Plateada están situados a unos metros por encima de ti con el armamento listo”, dijo Microchip por el comunicador del Caballero Luna.
-Perfecto- susurró él en respuesta-. Spiderwoman, sitúate a mi lado. Golpéale de forma fuerte, pero no lo alejes. Marta y Merodeador están cerca. Yo le mantendré distraído de ti mientras le golpeas.
-Eso está hecho.
Ambos comenzaron a oír mucho jaleo en la tienda destrozada en la que se encontraba la Abominación. De repente, una enorme mesa salió de entre los escombros, dirigida al Caballero Luna. Spiderwoman salió al encuentro del proyectil y de un puñetazo lo redujo a un montón de astillas. La Abominación salió de la aniquilada tienda, destrozándolo todo a su paso y comenzó a correr hacia los dos guerreros mientras el suelo temblaba bajo sus pies.
-¡¡¡¡Morid!!!!
El Caballero Luna esquivó la embestida de la criatura saltando hacia su izquierda mientras que Spiderwoman solo tuvo que volar unos metros por encima de la misma. A varios metros por encima, el Merodeador y Marta Plateada apuntaron sus respectivas armas y dispararon, el Merodeador mediante sus pulseras preparadas para ello y Marta Plateada su potente ametralladora.
-¡Agh!- gritó Blonsky recibiendo las diferentes ráfagas de sus enemigos-. ¡Os cogeré y entonces...!
Los disparos acabaron justo cuando el Caballero Luna se acercó a la bestia, golpeándole fuertemente en la cara con uno de sus bastones, sin hacerle efecto. Blonsky esgrimió una horrible y monstruosa sonrisa que fue cortada de golpe por un potente derechazo de Spiderwoman, quien no esperó a que reaccionase, sino que le soltó un fuerte izquierdazo y después otro derechazo más empotrándolo contra una pared cercana.
-¡Disparad!- ordenó el Caballero Luna por el comunicador.
De nuevo, la Abominación recibió una ráfaga dosis de metralla por parte de Marta Plateada y de pequeñas bengalas incendiarias por parte del Merodeador. Notaba su piel quemarse y abrirse debido a las heridas producidas, pero en pocos segundos sus increíbles poderes regenerativos hacían su trabajo y las cerraban.
-¡Me estáis dando problemas!- el monstruo arrancó un trozo de pared-. ¡Eso se va a acabar!
Spiderwoman se acercó volando hacia la criatura justo cuando sus compañeros dejaron de disparar para evitar delatar su posición. La Abominación intentó golpear a la joven heroína con el trozo de pared pero solo le daba al aire. Spiderwoman volaba a su alrededor a una velocidad pasmosa, dando continuas vueltas e intentando marearle.
-¡Estate quieta!
-Eso mismo me dice mi madre continuamente- voló de nuevo esquivando una nueva batida de la criatura-. Qué le voy a hacer... soy algo nerviosa.
Agarró de golpe el trozo de pared, se lo quitó de un fuerte tirón y golpeó a la Abominación en la cabeza con él, haciéndolo saltar en pedazos y creándole al monstruo una brecha en la cabeza por la que comenzó a sangrar. Sin darle tiempo a reaccionar, comenzó a pegarle puñetazos rápidamente en la cara. La sangre comenzó a pintar el suelo y varios dientes y colmillos de Blonsky saltaron por los aires. El monstruo comenzó a manotear sin objetivo fijo hasta que logró agarrar a Spiderwoman entre sus dos garras.
-¡Ya basta!- gritó arrojándola contra un ascensor de cristal cercano que reventó por el impacto.
-¡No!- chilló el Caballero Luna acercándose a Blonsky para golpearle de nuevo con sus bastones blancos, sin conseguir nada.
-Aparta, mosca.
La Abominación le lanzó un puñetazo que Spector esquivó rodando hacia un lado. Se levantó solo para, de un salto, esquivar un ataque en abanico de las garras del monstruo. Se agachó ante otro puñetazo y contraatacó con nuevos golpes con sus bastones en la cara de la bestia.
-¡Me he enfrentado a Hulk!- agarró los dos bastones a la vez con sus dientes y los partió-. ¡¿Crees que tú y tu grupo de perdedores tenéis algo que hacer contra mí?!
De un manotazo se quitó de encima a Spector, solo para verse asediado de nuevo por los ataques a distancia de Marta Plateada y el Merodeador.
-¡Moscas por todos lados!- Blonsky flexionó sus enormes e inhumanas piernas.
De un salto, aterrizó encima de uno de tantos puentes que unían los niveles del centro comercial, atravesándolo y reduciéndolo a escombros. Saltó hacia delante de nuevo, cayendo encima de otro y provocando el mismo efecto que en al anterior. En uno de los más alejados se encontraban sus dos enemigos que enseguida vieron lo que el monstruo pretendía.
-¡Salta!- ordenó Marta Plateada a su compañero mientras preparaba un lanzacohetes.
-¡Yo tengo el traje y los cables! ¡No podrás dispararle antes de que caiga sobre nosotros!
-¡Solo sobre mi si no saltas!
-¡No voy a dejarte!
Marta preparaba el arma a toda prisa mientras veía como la Abominación se acercaba hacia ellos saltando y destrozándolo todo a su paso. Comenzó a calcular el tiempo que le quedaba y supo enseguida que ya no le daba tiempo.
-¡Joder, Hobie! ¡Vete de una vez!
El Merodeador vio como la Abominación saltaba hacia ellos, enganchó uno de sus cables a una pared cercana y la otra punta del cable a la espalda de su compañera y la empujó justo en el momento en que el monstruo caía sobre el pequeño puente, destruyéndolo por completo.
-¡Hobie!-chilló Marta mientras bajaba por el cable hasta el suelo del centro comercial.
Al aterrizar, sacó dos revólveres y comenzó a disparar con ellos a la Abominación que se encontraba sonriendo encima de los escombros que segundos antes había sido el puente donde se encontraban ella y su amigo y compañero.
-¿Has perdido a un amigo?- se burló la Abominación mientras recibía los disparos sin apenas inmutarse.
-Y tu un ojo.
Marta apuntó a los ojos de la criatura quien esta vez fue más rápida, echándose a un lado y esquivando los proyectiles. Se movió rápidamente y soltó un puñetazo a Marta Plateada, haciéndola saltar por los aires hasta caer encima de un puesto de perritos calientes que milagrosamente seguía intacto. La mercenaria no se levantó tras el golpe, quedándose tendida inconsciente con su brazo izquierdo en una extraña posición.
-Dos menos y quedan...
No pudo terminar la frase ya que la joven Spiderwoman le soltó un puñetazo doble en plena espalda, haciendo que se doblase de dolor.
-¡No vas a hacer más daño a nadie más!- una enfurecida Mattie Franklin sacudió una potente patada voladora en la cara de la bestia-. ¡A ninguno de mis amigos!
La Abominación apretó el pecho y aguantó como pudo uno de los fuertes puñetazos de la poderosa chica, solamente para poder agarrarla de nuevo entre sus garras y aplastarla de golpe contra el suelo. Antes de que la joven se levantase, dolorida por el golpe, la Abominación alzó uno de sus monstruosos pies y lo estrelló contra la espalda de la chica, volviéndola a aplastar contra el suelo del centro comercial.
-¡Es como aplastar a una araña!- rió el monstruo mientras volvía a pisar a su enemiga-. ¡Nada mejor para comenzar el día!
Justo cuando iba a seguir pisoteando a la chica más rápidamente y con mayor fuerza, uno de los bastones del Caballero Luna le alcanzó en plena frente. Blonsky dejó de golpear a Spiderwoman y miró al frente, desde donde se le acercaba el sirviente de Khonshu.
-¿Tú otra vez, Spector?
El Caballero Luna se acercó tranquilamente a su enemigo y se interpuso entre este y la chica.
-No vas a seguir golpeándola, Blonsky.
-No soy el único que sabe el nombre del otro... aunque el mío no es tan secreto- el monstruo esgrimió una horrible sonrisa de pesadilla.
-No vas a pasar.
La Abominación alzó uno de sus puños. El Caballero Luna se puso encima de la chica, cubriéndose con sus brazos para protegerse él y todo su cuerpo para proteger a la chica. Blonsky le golpeó desde arriba, hundiéndole en el suelo.
-Ugh... - gimió el vigilante de blanco al sentir como varios de sus huesos habían crujido de mala manera.
La Abominación alzó de nuevo su puño y lo bajo de golpe, cayendo de nuevo encima del Caballero Luna que volvió a hundir sus pies en el duro suelo del centro comercial. Spector sintió como las piernas se le habían convertido en flan, como sus huesos estaban a punto de ser gelatina y como la cabeza se le iba y volvía cada cinco segundos. Sangraba por algunos puntos de su cuerpo y su traje estaba desgarrado en otros tantos.
“Voy a morir protegiendo a esta chica. No se me ocurre mejor forma”, pensó el Caballero Luna antes de recibir el tercer impacto que terminó por dejarle completamente k.o. en el suelo, junto a la tercera Spiderwoman.
Blonsky alzó de nuevo su puño y sonrió satisfecho al ver el cuerpo apalizado de su enemigo.
-Muy valiente para ser solo un humano, pero esto se acaba ahora.
Justo cuando iba a lanzar su último golpe a un inconsciente Caballero Luna, Capa apareció detrás de él, abrió su manto negro y azul, lo envolvió en su interior y ambos, vigilante y monstruo, desaparecieron del lugar.
Boston, Massachussets
Los cuatro hombres rodeaban la redonda mesa llena de cartas, bebidas alcohólicas y ceniceros llenos de colillas usadas y algún que otro envoltorio de caramelo de café. Todos se miraron tras repartir uno de ellos las cartas.
-No voy- murmuró uno con mal gesto en su cara.
-Yo tampoco.
-Subo a cien dólares más- dijo sonriendo uno de ellos.
-Je. Veo tus cien dólares y subo a trescientos.
-Estas de coña.
-No lo estoy.
-Sí lo estás.
-Sabes que siempre me arriesgo mucho.
-¿Es que quieres perder todo lo que ganaste anoche?
Los cuatro rieron al unísono al pensar en el golpe que dieron aquella noche.
-Dios... ganamos algo más de trescientos dólares de mierda.
-Los que vas a perder tú.
-¿Los he perdido?
-Es un farol del tamaño de una catedral.
-Eso crees tu- el hombre le miró de forma enigmática.
-Sí, seguro que ibas a apostar trescientos dólares si no pensases que yo me lo iba a tragar.
-Entonces piensas que es verdad.
-Pienso que a más dinero mayor farol.
-Levanta las cartas y dejad la filosofía barata- gruñó uno de los que se habían retirado.
Los hombres se miraron entre si, hasta que al final el que tenía que levantar las cartas, subir la apuesta o retirarse las levantó, descubriendo el enorme farol de su contrincante.
-Bueno, trescientos dólares más para mi.
-Cabrón.
-Te lo dije... un farol como una catedral.
-De todos modos, podemos dar un golpe esta noche como el de ayer y así recupero mi dinero.
Los cuatro volvieron a reír de manera escandalosa. Uno de ellos reunió de nuevo las cartas entre sus manos y volvió a barajarlas para una nueva partida.
-¿Cuántas llevamos ya?
-No las suficientes.
Los delincuentes se volvieron, extrañados, hacia la voz que parecía llegarles desde las sombras de una de las partes menos iluminadas de la habitación. No veían ni escuchaban nada, pero estaban seguros de que alguien les había hablado desde allí.
-Chicos... - murmuró uno de ellos.
Ninguno de ellos hizo ningún movimiento ya que en ese instante ninguno llevaba su correspondiente pistola. Se suponía que no iban a necesitarlas. Eran un grupo de cuatro amigos echando una partida de cartas en el sótano de uno de ellos, no había necesidad de ir armado.
-Ni siquiera os mováis.
Un escalofrío les recorrió el cuerpo al ver dos ojos rojos en la oscuridad y una figura vestida de diablo que salía de entre las sombras.
-Tú no deberías estar aquí- logró murmurar uno de ellos.
Antes de que el tipo vestido de diablo saltase sobre ellos y comenzase a golpearles, dos de ellos tuvieron tiempo de gritar de puro terror.
Los cuatro hombres rodeaban la redonda mesa llena de cartas, bebidas alcohólicas y ceniceros llenos de colillas usadas y algún que otro envoltorio de caramelo de café. Todos se miraron tras repartir uno de ellos las cartas.
-No voy- murmuró uno con mal gesto en su cara.
-Yo tampoco.
-Subo a cien dólares más- dijo sonriendo uno de ellos.
-Je. Veo tus cien dólares y subo a trescientos.
-Estas de coña.
-No lo estoy.
-Sí lo estás.
-Sabes que siempre me arriesgo mucho.
-¿Es que quieres perder todo lo que ganaste anoche?
Los cuatro rieron al unísono al pensar en el golpe que dieron aquella noche.
-Dios... ganamos algo más de trescientos dólares de mierda.
-Los que vas a perder tú.
-¿Los he perdido?
-Es un farol del tamaño de una catedral.
-Eso crees tu- el hombre le miró de forma enigmática.
-Sí, seguro que ibas a apostar trescientos dólares si no pensases que yo me lo iba a tragar.
-Entonces piensas que es verdad.
-Pienso que a más dinero mayor farol.
-Levanta las cartas y dejad la filosofía barata- gruñó uno de los que se habían retirado.
Los hombres se miraron entre si, hasta que al final el que tenía que levantar las cartas, subir la apuesta o retirarse las levantó, descubriendo el enorme farol de su contrincante.
-Bueno, trescientos dólares más para mi.
-Cabrón.
-Te lo dije... un farol como una catedral.
-De todos modos, podemos dar un golpe esta noche como el de ayer y así recupero mi dinero.
Los cuatro volvieron a reír de manera escandalosa. Uno de ellos reunió de nuevo las cartas entre sus manos y volvió a barajarlas para una nueva partida.
-¿Cuántas llevamos ya?
-No las suficientes.
Los delincuentes se volvieron, extrañados, hacia la voz que parecía llegarles desde las sombras de una de las partes menos iluminadas de la habitación. No veían ni escuchaban nada, pero estaban seguros de que alguien les había hablado desde allí.
-Chicos... - murmuró uno de ellos.
Ninguno de ellos hizo ningún movimiento ya que en ese instante ninguno llevaba su correspondiente pistola. Se suponía que no iban a necesitarlas. Eran un grupo de cuatro amigos echando una partida de cartas en el sótano de uno de ellos, no había necesidad de ir armado.
-Ni siquiera os mováis.
Un escalofrío les recorrió el cuerpo al ver dos ojos rojos en la oscuridad y una figura vestida de diablo que salía de entre las sombras.
-Tú no deberías estar aquí- logró murmurar uno de ellos.
Antes de que el tipo vestido de diablo saltase sobre ellos y comenzase a golpearles, dos de ellos tuvieron tiempo de gritar de puro terror.
“Levántate”
El Caballero Luna intentó moverse pero una oleada de puro dolor le recorrió todo el cuerpo. Cualquier zona que pudiera nombrar en aquel momento se estremeció ante las punzadas de fuerte dolor que iban y venían.
“Levántate, mi sacerdote”
Miró hacia delante y su nublosa vista apenas logró distinguir nada al principio aunque poco a poco cuando fue enfocando logró ver una extraña figura de blanco frente a él.
-¿Quién... quién...?
“Ya sabes quién soy, mi sacerdote. Levántate. Tu misión solo acaba de comenzar”
Spector soltó una risita seca bajo la destrozada mascara, se la subió un poco para poder escupir un poco de sangre y se la colocó de nuevo o al menos lo que quedaba de ella. El mareo que tenía no le dejaba pensar si se estaba hablando a él mismo, si estaba alucinando o si alguien le estaba hablando de verdad. De ser autentica esta última opción, sabía perfectamente quién le hablaba aunque creía que le había abandonado hacía ya bastante tiempo.
-No... Puedes ser tú...
“No eres Spector. Ya no”
-Me han vencido...
“Eres mi sacerdote, mi justiciero, mi servidor, mi vengador, mi repartidor de justa venganza. Ese eres tú. Nunca más Spector y siempre Caballero Luna”
-Te he fallado... he caído.
“No has caído”
-Me he equivocado. Tenían razón... el enemigo esta vez era más fuerte, más poderoso, más rápido... invencible. Ahora, es posible que estén muertos y yo... no he podido hacer nada... la policía está de... de... camino y...
“¡Basta!”
El Caballero Luna se calló de golpe, mientras seguía sintiendo un fuerte dolor por todas partes. Sabía que al menos tenía un par de huesos rotos, algún músculo agarrotado y algún que otro corte que sangraba lo bastante como para notarlo.
“¡Eres mi guerrero! ¡Nadie es invencible para ti! ¡Los llevarás a la victoria porque ese es tu destino... de momento! En el futuro, tengo otros planes para ti, pero por ahora es necesario que te levantes y vuelvas a pelear, mi vengador”
Intentó levantarse pero seguía sintiendo sus piernas como si fuesen gelatina.
-No... Puedo...
“¡Levántate!”
Miró hacia delante mientras apretaba los dientes y obligaba a sus piernas a responder. Sentía el saborcillo a cobre de la sangre en su lengua, las rodillas a punto de ceder y partirse, pero poco a poco lo estaba consiguiendo. De improviso, alguien le agarró, ayudándole a levantarse del todo. Creyó que era la figura con la que estaba hablando, pero se equivocaba.
-¿Khonshu? - Murmuró Spector.
-¿Quién?- preguntó Shang-Chi a la vez que ayudaba a Spector.
-Nada... o eso creo.
-¿Estabas hablando solo?
-Acabo de recibir una paliza de un tipo capaz de destruir ciudades.
-Me callo- contestó Shang-Chi mientras Spector se alejaba de él para intentar andar por su propio pie-. ¿Estás seguro?
-No- murmuró al tambalearse-. Pero tengo que estarlo.
-He tardado algo en llegar, pero cuando lo he hecho ya estabais así.
-Capa nos ha salvado.
-¿Dónde está?
-Aquí.
El Caballero Luna y Shang-Chi se sobresaltaron al ver aparecer de repente a Capa justo frente a ellos.
-Jamás me acostumbraré a esto- dijo el guerrero asiático.
-Dónde... dónde... - Spector se agarró la cabeza, intentando evitar el mareo provocado por la paliza.
-Lo he teleportado a una acería abandonada a las afueras de la ciudad. El primer sitio en el que he pensado.
-¿Ya habías estado en Los Ángeles?- preguntó Spector.
-Alguna vez.
-Hemos tenido esa suerte- añadió Shang-Chi-. Ahora lo mejor es volver a nuestra base, recuperarnos y llamar a...
-Nadie va a llamar a nadie.
-¿Cómo dices? Marc, mírate, ni siquiera puedes tenerte en pie.
-Esa cosa está aún en la ciudad.
-Está lejos de aquí en un sitio donde no hará daño a nadie- dijo Capa-. Créeme, le costará bastante volver aquí.
-Ya le has oído. Tenemos el tiempo suficiente para recuperarnos y si quieres volver y darle una paliza, cosa que es difícil, ya que mira como estamos.
-Uf...
Los tres se volvieron ante los gemidos de Spiderwoman, que ya estaba despertándose. Shang-Chi fue hacia ella y como había hecho con Spector segundos antes, la ayudó a levantarse mientras volvía al mundo real.
-Hasta ella está herida, tenemos que...
El Caballero Luna hizo caso omiso a Shang-Chi y se volvió hacia Capa.
-Llévame a la base. Después llévalos a todos uno a uno para no cansarte. Me darás las coordenadas exactas o donde creas que está exactamente Blonsky. Iré a detenerlo. Lleva a los que puedan luchar con todo el armamento posible- miró a Shang-Chi-. No estoy dispuesto a dejar esa bestia libre y mucho menos a perder más tiempo discutiendo acerca de quien quiere venir y quien no.
-¡Marc!
-Vamos.
Capa abrió su manto y desapareció junto con el Caballero Luna, camino de la Torre Spector.
-A veces creo que nuestro jefe está loco- susurró Spiderwoman sin poder creer lo que acaba de escuchar por parte de Marc Spector.
-Yo a veces también lo creo. ¡Va a ir a enfrentarse él solo a ese monstruo!
-Solo no.
Shang-Chi se volvió con Spiderwoman agarrada a él y ambos vieron como una herida Marta Plateada se acercaba a ellos, sujetando un inconsciente Merodeador lo mejor que podía.
-Tenemos que ir con él.
-Hoy no estamos en nuestros cabales ninguno- Shang-Chi dejó con suavidad a Spiderwoman en el suelo y fue a ayudar a su compañera con el Merodeador-. Estás herida, peor incluso que Marc. Ese brazo no tiene buena pinta.
-Si Marc va solo contra ese monstruo va a morir.
-Quizá es lo que quiere- Shang-Chi le toco levemente el brazo izquierdo a Marta, haciendo que esta saltase de dolor-. Puede que tu también quieras morir, pero yo no... Al menos así no. Es un suicidio. Mira como estamos y veníamos medianamente preparados.
-Tenemos que acompañarle- dijo Spiderwoman.
-¿Tú también?- respondió el guerrero chino.
-Sabes que es lo que hay que hacer. Marc va a ir con o sin nosotros- dijo la joven heroína.
-Sé que es lo que hay que hacer, pero es un suicidio.
-Somos... un... un... - el Merodeador parecía que había despertado e intentaba decir algo-. Somos... un equipo. Tenemos que estar juntos.
Shang-Chi miró hacia abajo mientras de fondo se oían al fin las sirenas de la policía.
El Caballero Luna intentó moverse pero una oleada de puro dolor le recorrió todo el cuerpo. Cualquier zona que pudiera nombrar en aquel momento se estremeció ante las punzadas de fuerte dolor que iban y venían.
“Levántate, mi sacerdote”
Miró hacia delante y su nublosa vista apenas logró distinguir nada al principio aunque poco a poco cuando fue enfocando logró ver una extraña figura de blanco frente a él.
-¿Quién... quién...?
“Ya sabes quién soy, mi sacerdote. Levántate. Tu misión solo acaba de comenzar”
Spector soltó una risita seca bajo la destrozada mascara, se la subió un poco para poder escupir un poco de sangre y se la colocó de nuevo o al menos lo que quedaba de ella. El mareo que tenía no le dejaba pensar si se estaba hablando a él mismo, si estaba alucinando o si alguien le estaba hablando de verdad. De ser autentica esta última opción, sabía perfectamente quién le hablaba aunque creía que le había abandonado hacía ya bastante tiempo.
-No... Puedes ser tú...
“No eres Spector. Ya no”
-Me han vencido...
“Eres mi sacerdote, mi justiciero, mi servidor, mi vengador, mi repartidor de justa venganza. Ese eres tú. Nunca más Spector y siempre Caballero Luna”
-Te he fallado... he caído.
“No has caído”
-Me he equivocado. Tenían razón... el enemigo esta vez era más fuerte, más poderoso, más rápido... invencible. Ahora, es posible que estén muertos y yo... no he podido hacer nada... la policía está de... de... camino y...
“¡Basta!”
El Caballero Luna se calló de golpe, mientras seguía sintiendo un fuerte dolor por todas partes. Sabía que al menos tenía un par de huesos rotos, algún músculo agarrotado y algún que otro corte que sangraba lo bastante como para notarlo.
“¡Eres mi guerrero! ¡Nadie es invencible para ti! ¡Los llevarás a la victoria porque ese es tu destino... de momento! En el futuro, tengo otros planes para ti, pero por ahora es necesario que te levantes y vuelvas a pelear, mi vengador”
Intentó levantarse pero seguía sintiendo sus piernas como si fuesen gelatina.
-No... Puedo...
“¡Levántate!”
Miró hacia delante mientras apretaba los dientes y obligaba a sus piernas a responder. Sentía el saborcillo a cobre de la sangre en su lengua, las rodillas a punto de ceder y partirse, pero poco a poco lo estaba consiguiendo. De improviso, alguien le agarró, ayudándole a levantarse del todo. Creyó que era la figura con la que estaba hablando, pero se equivocaba.
-¿Khonshu? - Murmuró Spector.
-¿Quién?- preguntó Shang-Chi a la vez que ayudaba a Spector.
-Nada... o eso creo.
-¿Estabas hablando solo?
-Acabo de recibir una paliza de un tipo capaz de destruir ciudades.
-Me callo- contestó Shang-Chi mientras Spector se alejaba de él para intentar andar por su propio pie-. ¿Estás seguro?
-No- murmuró al tambalearse-. Pero tengo que estarlo.
-He tardado algo en llegar, pero cuando lo he hecho ya estabais así.
-Capa nos ha salvado.
-¿Dónde está?
-Aquí.
El Caballero Luna y Shang-Chi se sobresaltaron al ver aparecer de repente a Capa justo frente a ellos.
-Jamás me acostumbraré a esto- dijo el guerrero asiático.
-Dónde... dónde... - Spector se agarró la cabeza, intentando evitar el mareo provocado por la paliza.
-Lo he teleportado a una acería abandonada a las afueras de la ciudad. El primer sitio en el que he pensado.
-¿Ya habías estado en Los Ángeles?- preguntó Spector.
-Alguna vez.
-Hemos tenido esa suerte- añadió Shang-Chi-. Ahora lo mejor es volver a nuestra base, recuperarnos y llamar a...
-Nadie va a llamar a nadie.
-¿Cómo dices? Marc, mírate, ni siquiera puedes tenerte en pie.
-Esa cosa está aún en la ciudad.
-Está lejos de aquí en un sitio donde no hará daño a nadie- dijo Capa-. Créeme, le costará bastante volver aquí.
-Ya le has oído. Tenemos el tiempo suficiente para recuperarnos y si quieres volver y darle una paliza, cosa que es difícil, ya que mira como estamos.
-Uf...
Los tres se volvieron ante los gemidos de Spiderwoman, que ya estaba despertándose. Shang-Chi fue hacia ella y como había hecho con Spector segundos antes, la ayudó a levantarse mientras volvía al mundo real.
-Hasta ella está herida, tenemos que...
El Caballero Luna hizo caso omiso a Shang-Chi y se volvió hacia Capa.
-Llévame a la base. Después llévalos a todos uno a uno para no cansarte. Me darás las coordenadas exactas o donde creas que está exactamente Blonsky. Iré a detenerlo. Lleva a los que puedan luchar con todo el armamento posible- miró a Shang-Chi-. No estoy dispuesto a dejar esa bestia libre y mucho menos a perder más tiempo discutiendo acerca de quien quiere venir y quien no.
-¡Marc!
-Vamos.
Capa abrió su manto y desapareció junto con el Caballero Luna, camino de la Torre Spector.
-A veces creo que nuestro jefe está loco- susurró Spiderwoman sin poder creer lo que acaba de escuchar por parte de Marc Spector.
-Yo a veces también lo creo. ¡Va a ir a enfrentarse él solo a ese monstruo!
-Solo no.
Shang-Chi se volvió con Spiderwoman agarrada a él y ambos vieron como una herida Marta Plateada se acercaba a ellos, sujetando un inconsciente Merodeador lo mejor que podía.
-Tenemos que ir con él.
-Hoy no estamos en nuestros cabales ninguno- Shang-Chi dejó con suavidad a Spiderwoman en el suelo y fue a ayudar a su compañera con el Merodeador-. Estás herida, peor incluso que Marc. Ese brazo no tiene buena pinta.
-Si Marc va solo contra ese monstruo va a morir.
-Quizá es lo que quiere- Shang-Chi le toco levemente el brazo izquierdo a Marta, haciendo que esta saltase de dolor-. Puede que tu también quieras morir, pero yo no... Al menos así no. Es un suicidio. Mira como estamos y veníamos medianamente preparados.
-Tenemos que acompañarle- dijo Spiderwoman.
-¿Tú también?- respondió el guerrero chino.
-Sabes que es lo que hay que hacer. Marc va a ir con o sin nosotros- dijo la joven heroína.
-Sé que es lo que hay que hacer, pero es un suicidio.
-Somos... un... un... - el Merodeador parecía que había despertado e intentaba decir algo-. Somos... un equipo. Tenemos que estar juntos.
Shang-Chi miró hacia abajo mientras de fondo se oían al fin las sirenas de la policía.
Torre Spector.
-No creo que sea buena idea.
Marc Spector se puso una intacta mascara de Caballero Luna. Se había limpiado y curado superficialmente las heridas, se había puesto algunas vendas bien apretadas y algún refuerzo extra por debajo de un nuevo traje de Caballero Luna. Capa y Microchip le observaban mientras terminaba de ponerse el traje.
-Ya había oído eso antes- respondió secamente el Caballero Luna.
-Jefe, lo que me estás diciendo no tiene muy buena pinta.
-¿Has activado el armamento del Lunacoptero?
-Sí, pero...
-¿Le has introducido las coordenadas del sitio que te ha dicho Capa?
-Otra vez. Sí, pero sigo sin estar de acuerdo en...
-Capa, trae a los demás. Recuerda, uno a uno para no cansarte- se dirigió a Microchip-. Cúralos y los que quieran ir a acompañarme que vayan. Capa los llevará. Si ninguno acude, lo entenderé.
-Marc...
-Es mi responsabilidad. Yo les obligué a ir y casi los mato.
-¡Y ahora quieres matarte tú! ¡Muy buena idea!
El Caballero Luna miró una última vez a Microchip, luego a Capa y le tendió la mano. Capa le devolvió el saludo. Después, el vigilante de blanco se dirigió hacia el ascensor, sabiendo exactamente qué hacer.
-No creo que sea buena idea.
Marc Spector se puso una intacta mascara de Caballero Luna. Se había limpiado y curado superficialmente las heridas, se había puesto algunas vendas bien apretadas y algún refuerzo extra por debajo de un nuevo traje de Caballero Luna. Capa y Microchip le observaban mientras terminaba de ponerse el traje.
-Ya había oído eso antes- respondió secamente el Caballero Luna.
-Jefe, lo que me estás diciendo no tiene muy buena pinta.
-¿Has activado el armamento del Lunacoptero?
-Sí, pero...
-¿Le has introducido las coordenadas del sitio que te ha dicho Capa?
-Otra vez. Sí, pero sigo sin estar de acuerdo en...
-Capa, trae a los demás. Recuerda, uno a uno para no cansarte- se dirigió a Microchip-. Cúralos y los que quieran ir a acompañarme que vayan. Capa los llevará. Si ninguno acude, lo entenderé.
-Marc...
-Es mi responsabilidad. Yo les obligué a ir y casi los mato.
-¡Y ahora quieres matarte tú! ¡Muy buena idea!
El Caballero Luna miró una última vez a Microchip, luego a Capa y le tendió la mano. Capa le devolvió el saludo. Después, el vigilante de blanco se dirigió hacia el ascensor, sabiendo exactamente qué hacer.
La Abominación se sentó encima del amasijo de hierros destrozados tras haber pasado los últimos veinticinco minutos descargando su rabia en aquel sitio solitario, alejado de todo y todos y vacío. Ni siquiera había visto llegar a aquel chico negro con su capa y en un instante estaba allí, solo, sin ayuda de ninguna clase y sobre todo, por lo que parecía, muy lejos de los objetivos cuya destrucción le daría a su mujer, una gran cantidad de dinero y la posibilidad de ser normal de nuevo aunque temido a la vez.
“Bien jugado, Spector”, pensó durante unos segundos, aunque al reconsiderarlo y hacer memoria, supo que Spector se encontraba tan sorprendido como él mismo ante la actuación de aquel chico.
-¡Me habéis dejado aquí!- bramó mientras descargaba nuevamente su furia contra todo lo que le rodeaba.
Tras unos segundos de intensa descarga de furia y rabia, comenzó a andar por la acería buscando una salida, una puerta o una pared que destruir y que le llevase al exterior y a partir de ahí ya pensaría qué hacer. Mientras buscaba y buscaba, comenzó a oír un extraño sonido lejano, una especie de zumbido que poco a poco se fue haciendo más intenso.
-Qué demonios...
Un trozo de techo de la acería, muy por encima de él, explotó en una bola de fuego, lanzando trozos de metal corroído y de vigas por todas partes. Blonsky rugió al ver la columna de fuego, justo cuando dos mísiles entraron por el agujero e impactaron contra él de pleno, provocándole terribles heridas y haciendo de la zona un autentico Infierno.
-¡Arghhhhhhhhh!- gritó de dolor la Abominación.
Mientras sangraba abundantemente por el pecho y la cara y se preparaba para otro ataque, vio como una especie de extraño vehículo blanco con forma de Luna atravesaba una de las paredes de la acería y se estrellaba contra él, empotrándolo contra una enorme maquina que anteriormente había funcionado para fundir acero y haciendo que otra gran parte del techo cayese sobre él. Nuevas explosiones tuvieron lugar, nuevos fuegos se avivaron y de nuevo trozos de metal saltaron por todas partes y en medio de todo la Abominación, recibiéndolo todo.
-¡Blonsky!
La Abominación salió tras tres intentos de toda la chatarra y todos los hierros que tenía encima. Tenía numerosos cortes y quemaduras en su cuerpo, le faltaba un ojo y sangraba abundantemente por la boca. Rugió de dolor y furia al ver al Caballero Luna saliendo entre el humo y el polvo. Comprendió de quien era aquel extraño vehículo y lo que había intentado hacer con él.
-¡¡¡¡Spector!!!!
-Deja de repetir mi puto nombre y ataca, pedazo de engendro.
Blonsky abrió, sorprendido, el ojo que le quedaba, lanzó un inhumano aullido al aire y se lanzó contra el Caballero Luna, quien sacó un pequeño mando a distancia de uno de sus bolsillos y apretó dos botones. Las ametralladoras del Lunacoptero saltaron de su escondite, intactas, miraron hacia Blonsky y dispararon sus balas, provocando un ruido de mil demonios en la solitaria acería que se había convertido en un pedacito de Infierno en la Tierra. Los potentes impactos de bala hicieron caer a Blonsky a varios metros del Caballero Luna y aunque había caído, las ametralladoras seguían disparando, haciendo volar casquillos por todas partes, como si de una pequeña lluvia de metal se tratase.
A pesar de sus increíbles poderes de regeneración, Blonsky sentía que el castigo que estaba sufriendo su cuerpo era demasiado y que las heridas tardaban más en curarse que en abrirse. Lo que más rabia le daba es que aquello se lo estaba haciendo un solo hombre, un solo hombre normal y corriente.
-¡Basta!- gritó lanzando parte de una maquina cercana encima de lo que quedaba del Lunacoptero de Spector, terminándolo de destrozar. Las ametralladoras se destruyeron tras una pequeña explosión.
La Abominación sonrió con la cara ensangrentada, lo que le daba un aspecto aún más terrorífico a su sonrisa, se levantó y se dispuso a ir a por Spector antes de mirar hacia arriba y contemplar como otra de las grandes maquinas de la acería se le caía encima. El Caballero Luna, desde donde estaba se fijó en que había sido Capa quien había teleportado la maquina gracias a sus poderes para acabar lanzándosela desde arriba a su enemigo.
Spector sonrió bajo la mascara al ver a su compañero, quien también le sonrió desde donde estaba, como si hubiera adivinado el gesto de su jefe. Los dos se pusieron nuevamente en alerta al ver como Blonsky se quitaba de encima la pesada maquina.
-¡Os comeré a todos! ¡Me beberé vuestra sangre! ¡Os aplastaré!
Sin poder verlo siquiera, en apenas unos segundos tenía agarrado a su cuello a Shang-Chi.
-Pensaba que eso de aplastar estaba pasado de moda.
-¡Maldito mosquito!
El hijo de Fu-Manchu golpeó rápidamente el ojo vacío de la Abominación antes de que pudiera recuperarlo gracias a sus poderes. La bestia soltó un nuevo aullido de dolor mientras trataba de quitarse de encima a Shang-Chi, sin conseguirlo debido a que no podía concentrarse por el castigo al que estaba viéndose sometido.
En cuanto pudo, se acercó a una pared cercana y estrelló su espalda contra ella varias veces. Los golpes hicieron que Shang-Chi perdiera sujeción y terminase volando por los aires. Capa se teleportó hacia donde iba a caer, cogiéndole al vuelo, como siempre hacía.
Blonsky resopló de indignación y furia, justo un misil le impactó en plena espalda. Al volverse, varias granadas cayeron a sus pies, explotando a los pocos segundos y ocasionándole nuevas y mortales heridas que le hacían sangrar más y más. El Merodeador y Marta Plateada observaron a su enemigo desde lejos, a salvo de cualquier ataque cuerpo a cuerpo de Blonsky. Ambos se miraron con aprobación y corrieron hacia otro punto de la acería donde poder seguir disparándole sin peligro.
-¡Malditos...!- la Abominación se levantó, sangrando por numerosos lugares, con huesos rotos, heridas abiertas, con partes del cuerpo totalmente quemadas-. ¡Malditos idiotas!
Antes de que de nuevo pudiera ponerse en pie, Spiderwoman se lanzó contra él como salida de la nada y comenzó a golpearle con todas sus fuerzas.
-¡Te dije que no ibas a hacerle daño a nadie más!
-¡Quita de encima, araña!
Soltó un manotazo a la chica, la cual agarró la enorme mano de Blonsky y mediante una llave marcial acabó empotrándolo contra el suelo... Después, lo elevó en el aire, voló hacia él y le golpeó fuertemente haciendo que acabase en el suelo de nuevo y que este retumbase bajo el golpe.
-¡Aún no he acabado contigo!- gritó Spiderwoman volando hacia su enemigo, el cual prácticamente no se movía. Antes de que pudiera alcanzarle, Blonsky abrió el ojo sano y le soltó un puñetazo que la lanzó a varios metros de donde estaban, haciéndola atravesar varias montañas de escombros.
-¡No podéis detenerme!- gritó poniéndose en pie y notando como sus heridas comenzaban a cerrarse-. ¡Ninguno de vosotros! ¡Todos juntos! ¡Nadie puede pararme!
Capa se acercó al Caballero Luna, quien observaba desde las sombras a su furioso enemigo antes de que cualquiera de los de su equipo le atacase otra vez.
-Tiene razón- murmuró Capa.
-Puede ser.
-No vamos a poder detenerlo.
-Le hemos pegado con todo y ahí sigue. ¿Eso es lo que dices?
-Aún no le hemos pegado con todo.
-¿No?
Ambos se miraron. Capa le lanzó una de sus oscuras y enigmáticas miradas.
-Ahora está más furioso que nunca. Nos matará si nos coge y no vamos a poder mantenernos alejados de él mucho más.
-Tú puedes llevarnos y traernos todo lo que sea necesario- insistió el Caballero Luna.
-Sabes que eso no servirá.
-¿Se te ocurre algo mejor?
-Sí- Capa sonrió de forma misteriosa-. Pegarle con todo.
El Caballero Luna no entendía bien lo que el chico quería decir y fue entonces cuando le vio avanzar hacia la Abominación de forma lenta y pausada. Quiso detenerle, decirle algo pero conforme Capa avanzaba hacia su enemigo, su manto negro y azul crecía más y más.
La Abominación seguía bramando y gritando sin darse cuenta de que Capa se acercaba hacia él con su manto cada vez más y más grande. Todos sus compañeros se le quedaron mirando desde sus diferentes posiciones, sin saber exactamente qué pretendía el joven. El Caballero Luna comenzó a hacerse una idea.
-Animo, Tyrone- susurró.
El monstruo que era conocido como Emil Blonsky se fijó en el vigilante de color que se acercaba hacia él, justo cuando ya estaba lo bastante cerca como para olerle el aliento a aquel monstruo. La Abominación enseñó su boca llena de dientes y colmillos afilados al chico, el cual ni se inmutó.
-¿Tú eres lo siguiente que me envían, chico?
-Vas a probar la oscuridad de mi manto, criatura.
-¡Y tú vas a probar...!
La capa del joven llamado Tyrone Johnson se abrió de golpe tanto que prácticamente podía cubrir a tres seres como la Abominación sin ningún esfuerzo. Blonsky miró con cierto temor la oscuridad que contenía el manto de Capa y sintió la frialdad que de ella se desprendía.
-No me vas a vencer con esto y menos tú- susurró la Abominación intentando convencerse a si mismo.
-Ya estás vencido, solo que no te has dado cuenta.
La capa comenzó a absorber a la Abominación quien no podía creer la fuerza con la que tiraba de él aquella oscuridad. Lo que comenzó siendo cierto temor se convirtió en pánico al comprobar como no podía hacer nada que su fuerza no era nada comparada con aquella extraña oscuridad que tiraba de él con toda aquella potencia, como si ansiara su presencia.
-¡No! ¡No! ¡Nooooooo!- comenzó a gritar la Abominación mientras trataba por todos los medios de que la capa no se lo tragase.
Desde donde estaba, el Caballero Luna comenzó a sentir la fuerza de tracción de la capa de su compañero, así que comenzó a andar hacia atrás. Miró a sus compañeros y ellos también comenzaban a ser arrastrados por la aquella extraña fuerza oculta en el manto del joven Tyrone Johnson.
-Joder... va a desatarse- se dijo el Caballero Luna agarrandose a una columna cercana y deseando que no tuvieran que enfrentarse a Capa tras acabar este con la Abominación.
Mientras sus compañeros luchaban contra la tracción a la que se veían sometidos, Capa seguía usando sus poderes para absorber a Blonsky, que estaba prácticamente dentro de la oscuridad de la capa. Lo que le quedaba fuera era parte del tronco, su cabeza y un brazo que se movía como una serpiente buscando un punto donde agarrarse.
-¡Socorro! ¡Ten piedad! ¡Piedad!- suplicaba Blonsky mientras comenzaba a sentir en cada fibra de su ser la frialdad de la oscuridad que residía en el manto de Capa.
-Tienes que pagar- susurró Capa con los ojos totalmente oscuros y una voz más ronca.
-¡No! ¡Nooooooooo!
En unos pocos segundos, la capa se cerró de golpe sobre la Abominación, engulléndolo. La tracción de la capa paró de golpe, provocando una especie de empujón en todos los miembros del grupo que no sabían bien si moverse o no.
El Caballero Luna fue el primero en moverse de su sitio, yendo deprisa hacia donde se había librado el extraño combate entre Capa y la Abominación.
-¡Tyrone! ¡Tyrone!
Cual fue su sorpresa al descubrir, bao una pequeña pila de escombros, inconsciente a Tyrone Johnson, no a Capa. El adolescente tenía una expresión tranquila en su dormido rostro. Spector se agachó, se quitó un guante y le comprobó el pulso, cerciorándose de que estaba vivo.
-Ya puedes tomarte un descanso, chico- murmuró al adolescente con una leve sonrisa en su cara-. Todo ha terminado.
Un día después.
El hombre con las gafas de Sol oscuras ni siquiera se volvió cuando entró en la habitación uno de sus “socios”.
-Señor, seguimos sin tener contacto alguno con el efectivo Blonsky.
-Ya veo.
-Por otro lado, uno de los miembros del grupo ya no tiene poderes.
El hombre de las gafas sonrió ante aquella afirmación.
-¿Señor?
-Nada, solo que me parece divertido. Emil Blonsky desaparecer y Capa pierde sus poderes. Curioso cuanto menos.
-Según nuestros informes...
-Nada de informes. Esos... Caballeros son más peligrosos y persistentes de lo que suponía. Debí haber previsto que Spector es más duro de lo que parece. No obstante, ha muerto dos veces y ahí sigue.
-¿Señor?
-Mañana quiero una nueva reunión para discutir este tema y ver si asignamos un nuevo efectivo externo o... - se volvió hacia su compañero de reuniones-. Puede que tengamos que afrontar la destrucción de los Caballeros con nuestras propias armas.
-¿Seguro, señor?
-Siempre estoy seguro pero estas cosas se hacen por votación. Mañana lo veremos. Sí... mañana lo veremos.
Sonrió de nuevo para si mismo, pensando detenidamente qué sería lo más correcto con el equipo de Spector y cuanto podría arriesgar para destruirlo.
El hombre con las gafas de Sol oscuras ni siquiera se volvió cuando entró en la habitación uno de sus “socios”.
-Señor, seguimos sin tener contacto alguno con el efectivo Blonsky.
-Ya veo.
-Por otro lado, uno de los miembros del grupo ya no tiene poderes.
El hombre de las gafas sonrió ante aquella afirmación.
-¿Señor?
-Nada, solo que me parece divertido. Emil Blonsky desaparecer y Capa pierde sus poderes. Curioso cuanto menos.
-Según nuestros informes...
-Nada de informes. Esos... Caballeros son más peligrosos y persistentes de lo que suponía. Debí haber previsto que Spector es más duro de lo que parece. No obstante, ha muerto dos veces y ahí sigue.
-¿Señor?
-Mañana quiero una nueva reunión para discutir este tema y ver si asignamos un nuevo efectivo externo o... - se volvió hacia su compañero de reuniones-. Puede que tengamos que afrontar la destrucción de los Caballeros con nuestras propias armas.
-¿Seguro, señor?
-Siempre estoy seguro pero estas cosas se hacen por votación. Mañana lo veremos. Sí... mañana lo veremos.
Sonrió de nuevo para si mismo, pensando detenidamente qué sería lo más correcto con el equipo de Spector y cuanto podría arriesgar para destruirlo.
Epilogo
“Lo logramos”
Marc Spector se arrodilló ante la estatua de Khonshu en sus dependencias personales. Un tirón de una de las rodillas le indicó que no estaba tan recuperado como pensaba pero que iba por buen camino.
“¿Lo logramos gracias a ti, Khonshu? ¿Estabas ahí, como siempre, para levantarme? ¿Para levantarme una vez más?”
Por supuesto, la estatua estaba lejos de contestarle. Spector miró a los ojos de la misma, por si veía alguna señal de su dios particular, pero tras unos largos minutos, desistió.
-¿Lo habré imaginado?- se preguntó a si mismo.
“No. No puedo dudar de mi, de mi misión, de mis guerreros, de mi dios... soy el Caballero Luna y soy su sacerdote”
-Esta victoria es para ti, Khonshu. Una ofrenda- Spector se inclinó ante la estatua durante unos segundos y después volvió a levantarse-. Sin embargo, hemos perdido a un gran guerrero y no sabemos si sus poderes volverán a algún día. El rival al que nos hemos enfrentado nos superaba ampliamente aunque hemos podido con él, pero hemos estado cerca de nuestra muerte. No obstante...
Spector rebuscó tras la estatua y bien escondida estaba la segunda lista de reclutamiento que no había usado finalmente.
-Necesitamos a otros guerreros, más poderosos, más brutales, más despiadados... más... como quien a estado a punto de vencernos.
Spector se inclinó una vez más ante la estatua de Khonshu. Inclinado como estaba no vio el leve brillo azulado de los ojos de la estatua.
Continuará...
“Lo logramos”
Marc Spector se arrodilló ante la estatua de Khonshu en sus dependencias personales. Un tirón de una de las rodillas le indicó que no estaba tan recuperado como pensaba pero que iba por buen camino.
“¿Lo logramos gracias a ti, Khonshu? ¿Estabas ahí, como siempre, para levantarme? ¿Para levantarme una vez más?”
Por supuesto, la estatua estaba lejos de contestarle. Spector miró a los ojos de la misma, por si veía alguna señal de su dios particular, pero tras unos largos minutos, desistió.
-¿Lo habré imaginado?- se preguntó a si mismo.
“No. No puedo dudar de mi, de mi misión, de mis guerreros, de mi dios... soy el Caballero Luna y soy su sacerdote”
-Esta victoria es para ti, Khonshu. Una ofrenda- Spector se inclinó ante la estatua durante unos segundos y después volvió a levantarse-. Sin embargo, hemos perdido a un gran guerrero y no sabemos si sus poderes volverán a algún día. El rival al que nos hemos enfrentado nos superaba ampliamente aunque hemos podido con él, pero hemos estado cerca de nuestra muerte. No obstante...
Spector rebuscó tras la estatua y bien escondida estaba la segunda lista de reclutamiento que no había usado finalmente.
-Necesitamos a otros guerreros, más poderosos, más brutales, más despiadados... más... como quien a estado a punto de vencernos.
Spector se inclinó una vez más ante la estatua de Khonshu. Inclinado como estaba no vio el leve brillo azulado de los ojos de la estatua.
Continuará...
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario