X-Men nº8

Título: Resurrección (II)
Autor: Nerocles
Portada: Javier Benitez Vera
Publicado en: Mayo de 2008

¡Cruce con el Crepúsculo de los Dioses! Investigando los restos del proyecto Operación Tolerancia Cero, la Patrulla-X se encuentra con un enviado de Loki: ¡La Llama!
“Seres diferentes y por ello inquietantes. Hijos de la edad del Átomo, mutantes. ¡Temidos y odiados por un mundo que han jurado proteger! Estos son los héroes más extraños...”
Stan Lee y Action Tales presenta
Creado por Stan Lee & Jack Kirby


Resumen de lo publicado: La Patrulla-X y el gobierno de los Estados Unidos han llegado a un acuerdo de cooperación mutua. Esta alianza implica por ejemplo que algunos hombres-x no actuarán como miembros del grupo sin el consentimiento previo del gobierno. Recientemente, el Hombre de Hielo y Mancha Solar, miembros oficiales de la Patrulla-X, han descubierto que el mutante conocido como Comando Escarlata opera también para el gobierno, eliminando hasta el último resto que hoy perdura de la llamada Operación Tolerancia Zero.

[Loki]


El Dios del Engaño tomó un respiro sobre las batallas que se libraban sobre Midgard y Asgard. Por un momento, en su venganza perfecta contra todos sus enemigos, había pasado por alto a una hermosa doncella, algo que no se podía permitir. Desvió su mirada de la llama que le permitía contemplar el infinito y comenzó a pensar en un plan para su querida Ororo. No fue hasta que volvió sus ojos de nuevo sobre su flamígero óculo que encontró la respuesta.

Acercó su mano al fuego, que continuamente era alimentado por sus siervos y, como si quisiera cogerlo suavemente, lo pellizco, llevándose consigo una pequeña llama. La encerró entonces entre sus dos manos, recitando un conjuro en una lengua que pocos podían comprender y aun menos seres la hablaban. Tras esto lanzó la llama, ahora de un color verdoso, hasta el suelo, en el cual se abrió un foso del que comenzaron a surgir llamas, esta vez de vivos colores rojos y anaranjados.

-Álzate Hrinmeer. Yo Loki, tu señor, te lo ordeno.

-Mi señor... – Hrinmeer colocó su espada frente a el, contemplándola. Se suponía que debía estar muerto, pero otra vez estaba al servicio de Loki, para bien o para mal, pues nada podía hacer contra los hechizantes susurros que lanzaba el asgardiano sobre él.

-Hrinmeer, te he llamado para que cumplas una misión. No puedo desviar a mis actuales agentes de mis planes sobre los panteones divinos, ni sobre los terrestres compañeros de mi molesto hermano. Tu objetivo es algo especial para mí, quiero que vayas a la Tierra y me traigas a la mortal llamada Ororo Munroe, también conocida como Tormenta. ¿Podrás hacerlo?

El Guerrero, tan enorme como el propio Thor, solo asintió con la cabeza. Loki, utilizando su magia, abrió un portal inmediatamente que llevaría a su subordinado hasta su objetivo. Hrinmeer avanzó hacia el mismo lentamente.

-Escucha, ahora mismo está volando junto con otros mortales a una zona de la Tierra llamada Texas. Te dejaré cerca del lugar al que se dirigen, pues no confío en que si irrumpieras en su nave ahora mataras a la  mujer,  a la cual deseo viva, ¿me entiendes? Espero que si. Ahora puedes marchar, grita mi nombre cuando estés listo para volver y aparecerás automáticamente en mi presencia.

El guerrero desapareció al cerrarse el portal, tras un fulgor escarlata.


[Pájaro Negro]

Comando Escarlata había acudido a la mansión para embarcar directamente con la Patrulla-X. En esta ocasión iba solo, sin su equipo de operaciones especiales. Nadie que estorbe en esta misión, dijo. Se sentaba ahora junto a Mancha Solar, que desde un panel situado detrás del asiento que tenía delante, intentaba reservar un pasaje hacia Brasil para las próximas semanas.

-¿Vacaciones pagadas? – Preguntó el Comando-

-En realidad no son vacaciones, será un viaje fugaz para ver a la madre de... una vieja amiga. – Respondió Roberto-.

-La chica del hospital, si – el mutante brasileño se extraño de que Comando supiese tanto-. Soy bueno en lo mío, nada más concluir la misión quería dar con el por qué estabais allí en aquel preciso momento.

-Fantástico...si me disculpas.

El chico se quitó el cinturón de seguridad y se cambió a uno de los asientos que había detrás completamente vacíos.  No soportaba la idea de que aquel siniestro hombre conociera siquiera la existencia de Juliana. Tras reservar el billete de avión abrió un archivo que contenía información sobre un nuevo proceso médico que se empezaba a utilizar ahora en pacientes en coma.

-Es parecido a lo que tú sientes por Polaris – le dijo Forja a Kaos, que lo acompañaba como copiloto. Se había fijado que su líder estaba mirando cuando el chico cambió de asiento-. Los dos daríais la vida por ellas.

-¿Tu no lo harías por Ororo? – Kaos se removió sobre su asiento al escuchar el nombre código de Lorna, su única reacción fue sacar los trapos sucios de Forja, si es que así se les podía llamar-. Seguro que aun la quieres.

-Estoy aquí Alex, no sé si lo recuerdas...

-Lo siento Ororo, me he... ¿sobresaltado?

-Tranquila amor, el chico piensa que aun tengo ganas de estar a tu lado, pero se equivoca. El viejo Forja camina solo ahora y es lo que más le conviene.

-Suenas raro... – dijo Ororo, expectante ante el tono que en aquella última frase había tomado su antiguo amor-. ¿Te pasa algo?

-... en absoluto, simplemente me recuerdo a mi mismo que es mejor no joder a la gente con tu mierda, menos si son compañeros de trabajo. Me refiero a que no voy a mezclar nada sentimental con esto, ahora la mayor parte del tiempo no soy más que el piloto y técnico del grupo de mutantes mejor pagado, no tengo que jugarme la piel ni ver como os la jugáis.

-Ya os estáis poniendo sentimentales – dijo el Hombre de Hielo-. Pero se os acaba el tiempo, ¿hemos llegado no? –señaló a la planicie desierta a la que se acercaban, en la cual solo había una especie de desguace en medio de la nada-


-Sentaos todos – Forja utilizó el comunicador de la nave, aunque no había ningún sonido molesto y todos le podían escuchar con claridad-. Poneos los cinturones, estamos a dos minutos de aterrizar.

Al llegar a tierra Forja bajó de la nave junto a ellos, para informarles, dejando descuidado los paneles, que le habrían indicado como una distorsión dimensional habría un portal para Hrinmeer en el lado opuesto del desguace en el que habían aterrizado.

-Esta misión tiene una duración estimada de una hora. Fuerza letal permitida. Recogéis información y si no encontráis nada útil, volvéis. Los protocolos a seguir con estos sitios son borrarlos directamente, pero antes se pretende encontrar algún otro emplazamiento, o por el contrario, si este es el último lugar donde Tolerancia Zero dejó su mierda. Activad vuestros comunicadores –ordenó Forja-. Tu también, Comando.

-No soy de vuestro equipo.

-Pero has pedido trabajar con nosotros –Alex parecía querer imponerse a la experiencia y bravuconería del mutante escarlata-. Así que trabajaras como lo hacemos notros, ¿entendido? Ahora bien, ¿cómo encontramos la entrada Forja?

-Sencillo, lo que tengo en mis manos es un rastreador. Banshee podría utilizar ultrasonidos para encontrar el emplazamiento, pero este cacharro nos ahorrará utilizar vuestros poderes de forma innecesaria.

-Gracias – sonrió el escocés-.

-Es un placer demostrar lo listo que soy Sean, no es nada. Siguiendo con la operación, el rastreador dibujara en este holograma –al activar el aparato comenzaron ha proyectarse pequeños rayos de luz verde, que rápidamente fueron dibujando el lugar- . Encontraremos el vértice de entrada, que espero esté por encima de tierra o al menos debajo de no demasiados de estos trastos rotos. Entonces entraréis y yo me quedaré viendo mis series favoritas a la espera que volváis.

Forja lanzó la máquina a Kaos una vez se hubo formado todo el mapa tridimensional de la zona y le indicó el lugar que parecía ser la entrada más obvia. Tras esto se dio media vuelta y cumplió sus advertencias volviendo al Pájaro Negro. Activó el canal de comunicaciones, al tiempo que ponía música para relajarse.

-Probando probando... ¿me oís? –comprobó nada más vio como sus compañeros comenzaban a internarse en la base de Tolerancia Zero-. Chicos, ¿me oís?


-Recibo interferencias por el comunicador –informó Mancha Solar, iba el primero con sus poderes activos, ya que resultaba el menos vulnerable de todos a un ataque físico-. Quizá deberíamos volver arriba e intentar arreglarlo.

-De eso nada chaval, si esta misión tiene un límite de menos de una hora, es porque transcurrido ese tiempo bombardearán este lugar hagamos lo que hagamos. No quedará nada – Comando Escarlata iba el segundo detrás de Mancha, con una pistola especial de desactivación de Centinelas, que funcionaba de forma similar a la del mercenario Paladín, que desactivaba el sistema nervioso de sus oponentes-.

-## Chicos, ¿me oís? ## -insistió Forja-

-Te recibimos Forja, aunque un tanto metálico –respondió rápidamente Alex, aferrándose a su rol de líder-.

- ## Lo siento, pero por eso no puedo hacer nada, al menos en la próxima media hora. Si veis algún panel informático o algo similar que a vuestras mentes de mico os confunda, avisad. Si no, estoy durmiendo. Nos vemos chicos. ##

-Le meteré en un cubito de hielo en cuanto salgamos – dijo Bobby-. ¿Puedes ver algo ahí delante Roberto?

-Nada en especial. El alumbrado parece intacto, en un pasillo limpio como una patena que se extiende metros y metros, ¿de dónde sacará energía este lugar? O más importante, señoras de la limpieza. Aparte de eso, ni carteles informativos ni nada.

-Normal, no esperarás un letrero que diga “aquí centinelas” –bromeó Tormenta-. Por lo que quiera que haya aquí, estad atentos. Cable me informó que los sistemas de seguridad de la base de Tolerancia Zero con la que dio él eran bastante agresivos.

-¡Patrulla! aceleremos el paso, no tenemos mucho tiempo.

-Como líder no infundes mucha confianza Kaos, deja que yo te enseñe. Vamos cagando leches chicos, este lugar va a explotar en muy poco tiempo y no querréis estar aquí cuando eso suceda ¿verdad? ¡Seguidme!


Comando Escarlata comenzó a correr, adelantando la posición que hasta entonces ocupaba Mancha Solar. Instintivamente, no por sus dotes de mando sino más bien por no querer dejarlo solo, o bien por el insulto que suponía para ellos que un extraño los dirigiese, todos comenzaron a correr acelerando el paso tras él.

Pronto dieron con un final para el pasillo. La compuerta estaba atascada, moviéndose continuamente ejecutando el cierre y la apertura automática, pero nunca llegaba a cerrarse del todo, apenas se movía unos centímetros. El Hombre de Hielo rápidamente terminó con el incómodo ruido producido por eso bloqueando los espacios por los que se deslizaban las puertas.

-Ingenioso –susurró Alex dirigiéndose a su compañero-. Pero si hay algo dentro, ahora sabrá que estamos aquí.

-Si hay algo ahí, será una cabeza gigante conectada a toda la base y por supuesto que ya sabe que estamos aquí. Es algo que deberías saber ya.

-No hay nadie, o al menos nadie ha pasado cerca de aquí en muchos meses – Comando Escarlata estaba de rodillas, mirando el suelo-. Solo esa cosita –señaló, al tiempo que aparecía una pequeña máquina limpiadora-. Por eso todo está limpio, el servicio de limpieza está funcionando. En esta parte, dejadme daros algunas indicaciones. Puede que hayan centinelas prime ahí dentro. Están desconectados a la espera de órdenes, pero al notar nuestra presencia cerca seguro se activarán. Tenemos unos diez segundos hasta que eso pase, a partir de ahí disparad a cualquier cosa que esté en movimiento y no sea uno de nosotros. Ahora... ¡ENTRAD!

Sin saber lo que realmente había al otro lado todos saltaron conforme oyeron la orden, nuevamente por instinto. Mancha Solar elevó su posición, junto a Tormenta y Banshee, manteniéndose los tres en el aire para cubrir a sus compañeros. El Hombre de Hielo era el primero por tierra. Su armadura helada le confería cierta protección física. Enseguida hizo surgir de la nada un frío bloque, lo bastante amplio como para cubrir a Comando Escarlata y Kaos, que le seguían un segundo por detrás.

Comando no tardó en saltar el bloque, esperando encontrarse con la figura de algún Centinela listo para ser destruido, pero no encontró nada. Kaos quedó igual de estupefacto. Los tres que aun estaban en el aire contemplaban todos los posibles huecos donde pudiera haber un enemigo, pero igualmente no dieron con nada.

-Perfecto, otro taller de reparación- comentó Comando-.

-¿Qué es este lugar? – Le preguntó Alex, no dejando de vigilar el sitio-

-Obviamente es un departamento Centinela, pero fuera de uso. Les llamamos el taller de reparaciones. Todo está dispuesto para el funcionamiento pero ningún sujeto tuvo la mala suerte de llegar aquí para convertirse en un Centinela Prime. Aquí los heridos o los que se sienten confusos porque su programación no se activa completamente vienen a reconfigurarse. Es como una droga. También hay sistema de reparación. Pero no hay nada que podamos matar.

Hrinmeer.... Hrinmeer... ¿A qué esperas para traerme a Tormenta? Tráeme a Tormenta...

La voz de Loki resonaba en la cabeza de su títere, al cual podía observar desde su propia guarida de oscuridad. El guerrero, que se encontraba en el pasillo que la Patrulla-X acababa de recorrer, comenzó a caminar más aceleradamente.

-Si me dejáis sacar la información del ordenador central, nos podremos ir rápidamente. Que desastre... esperaba que una aventura con la Patrulla-X resultara más emocionante que esto.

-¡ORORO! ¡TORMENTA! SAL DE AHÍ, MI AMO TE RECLAMA PARA SI MISMO.

-¿Qué cojones es eso? – Kaos intentó alcanzar a ver lo que había gritado el nombre de su compañera, pero aun le resultaba demasiado alejado para diferenciarlo, pese a la luz.

-Eso es acción caballeros, la acción que vine a buscar con vosotros.

-Muy gracioso Comando, ¿es uno de tus amigos?

-Yo no tengo nada que ver oscuro, pero sugiero que comencemos a defendernos.


-Aunque sea un incordio tiene razón. Patrulla-X, mantened vuestra posición – Kaos podía oír como una carcasa de metal se acercaba corriendo. Debía medir por lo menos dos metros y pesar más de ciento veinte kilos. En realidad la estatura y el peso eran algo superiores.- Bobby, sella la entrada, procura que la parte que da al pasillo sea afilada. Sea lo que sea ahí va a darnos problemas.

-Hecho – sentenció el Hombre de Hielo Una vez acabó con el bloque.- Haré que el suelo también se congele, resbalará en cuanto entre.

-Buena idea, ¿alguna sugerencia Tormenta?

-Yo esperaré volando, un rayo de la diosa será la mejor medicina para aquel que me busca, ¿Quién será el amo?

-¿Forja puedes oírnos? – Banshee trasteaba con su comunicador- Aquí hay una situación de emergencia, puede que necesitemos tu ayuda, ¿estás listo? No hay respuesta.

-Sigue intentándolo. Mancha Solar, encima de la puerta. Si no cae por la fuerza de Tormenta, lo hará por la tuya.

-¿Un golpe por la espalda? No parece muy deportivo intrépido líder.

-No queremos deporte, queremos sobrevivir.

Los pasos de Hrinmeer ya sonaban cercanos, incluso con la puerta helada amortiguándolos. Se pudo oír primero un golpe de metal, como una pelea de espadas. Hrinmeer, con sus increíbles reflejos, había frenado a tiempo para no empalarse en la entrada. Ahora comenzaba a segar todos los vértices de forma que pudiera asestar un golpe directo para hacer saltar por los aires el improvisado portón.

-¡Ororo! –Exclamó con furia aun tras el hielo, como si la presencia de Loki le atormentara.- Ven conmigo Ororo, o tus camaradas caerán.

-¿No reconoces la voz?

-No Roberto, no creo que haya visto a ese tío nunca. Es su amo el que me inquieta, ¿puede que sea un vampiro seguidor de Drácula?

En ese momento por fin el bloque helado reventó, desperdigando sus trozos en decenas de direcciones. Los que iban a pie seguían protegiéndose tras el muro que el Hombre de Hielo había levantado unos minutos atrás. Tormenta con la fuerza del viento desvió los restantes, mientras que Mancha Solar estaba a salvo en un punto muerto para la trayectoria de los proyectiles.

A su llegada, el suelo congelado poco pudo hacer contra Hrinmeer, que pasó sobre él quebrándolo como si fuera un fino cristal.

-Si la amigable Bestia estuviese aquí ya habría dicho lo jodido que lo tenemos de forma graciosa, por favor Tormenta, ¡haz algo!


-Allá voy Bobby – Los ojos de tormenta brillaron con una luz especial y seguidamente de sus manos salió una potente descarga eléctrica, con toda la furia que la deseada diosa podía ofrecer en ese momento. De nada sirvió, pues la descarga calló sobre la hoja de la espada de Hrinmeer  y toda la potencia eléctrica se desvaneció al llegar a su empuñadura.

-Tú eres Ororo, la llamada Tormenta. Debes venir conmigo, es lo mejor para ambos, te aseguro que yo no quiero hacer esto, pero él me mira vigilante.

-¿Quién es tu amo? –preguntó Tormenta, contemplando a Hrinmeer desde el aire.

-Eso no puedo decirlo, pues me devolvería a su guarida para entregarte, ven conmigo, por favor.

-Ella no se va a ir a ninguna parte así que ya puedes ir largándote – Kaos saltó por encima de su defensa y con su violento poder lanzó por los aires a Hrinmeer, que volvió al pasillo del que había salido.- Si lo mantenemos allí es un objetivo fácil, podemos darle con todo. Aquí el espacio es reducido para que todos podamos luchar. ¡Mancha Solar! Te has quedado helado...

-Tormenta le interrogaba yo... pensé que somos los buenos ¿no? Estaba esperando alguna señal.

-Has hecho bien –respondió Tormenta-. Él no es nuestro enemigo, no lucha por placer.

-Pero luchar, y parece descontrolado, ¿has visto como ha dejado el suelo muchacha?

-Comando, cállate. Tu parte aquí ha terminado, puedes irte o quedarte, pero lo haremos a nuestra manera a partir de ahora –sentenció Kaos-.

La espada de Hrinmeer  irrumpió desde la oscuridad a modo de trágica lanza, astillando el cuerpo congelado de Bobby Drake.

-Tranquilos, recuperaré mi hombro, pero dadme unos segundos para recuperarme. Vosotros podríais ir pensando en ese tipo – el pasillo ya mostraba la ferocidad del guerrero atormentado que les seguía y que seguro querría recuperar su espada.

Comando Escarlata lanzó una granada de mano una vez entró el guerrero en el laboratorio nuevamente, pero esta solo lo tambaleó un poco. Banshee por su parte, había conseguido entablar conexión con Forja.

-¡Forja! Te necesitamos aquí ya, trae equipo de apoyo ofensivo.

- ## ¿Cómo? ##

-Que traigas lo más grande que tengas para dar un buen golpe. Tenemos a un sujeto que persigue a Ororo.

-## Ororo...##

En el exterior, Forja acudió rápidamente al pequeño arsenal que el Pájaro Negro tenía abordo. Cogió el arma de fuego más pesada que pudo y una pequeña caja de reparaciones. Solía usarla a menudo, cuando se aburría, normalmente para crear algún ingenio mecánico. En este caso intentaba cuadruplicar la potencia del arma, atendiendo a las indicaciones que Banshee le acababa de hacer sobre el enemigo a abatir. Sus habilidades mutantes le permitían manipular y crear ingenios dignos del mismo Tony Stark o el propio Reed Richards, a pesar de que él lo hacía en realidad por instinto, no realmente por conocimientos específicos.

Mientras en el interior, Mancha Solar se batía en un mano a mano contra Hrinmeer  para que no pudiera alcanzar su arma.

-Hazte a un lado humano, no quiero hacerte daño ni a ti ni a ninguno de tus compañeros, compréndeme, no actúo por mi propia voluntad.

-Entonces detente, déjanos ayudarte. No hay nada que no podamos...


-El poder al que me someto es demasiado grande. Demasiado oscuro, no podéis comprenderlo.

-Entonces gigante, lo siento... – Mancha Solar utilizó la forma más violenta de su poder para lanza su oscura energía, que impulsó a Hrinmeer  hasta chocar con el techo.

Comando Escarlata se veía sobrepasado por la situación. Ni siquiera Banshee había podido dejar KO al enemigo con su grito sónico, pues parecía que aquel casco en llamas lo aislaba. Comando volvía a sus tareas, introduciendo un disquete especialmente preparado para extraer toda la información posible del recinto, así como la relacionada con otros laboratorios similares a ese.

-Comando... podrías ayudar – Alex mantenía con sus poderes a Hrinmeer  en constante choque contra el techo.

-Lo siento chico, pero me muero por unos ojos bonitos y la chica me ha dicho que me quitara de vuestro camino.

Hrinmeer  rugió y golpeó la bóveda de metal y cemento que tenía a su espalda. Consiguió mover su brazo derecho lo suficiente como para resquebrajar el cemento, que hizo a Alex apartarse, dejando de arremeter contra él si quería sobrevivir.

-Tormenta, debemos hacer algo ya. Si puedes proporcionarme mucha humedad puedo...

-¡Guárdate el truco Drake! – Forja apareció con una gran arma entre sus brazos. Debido a las reparaciones llevaba algunos cables a la vista, conectando de forma que amplificaran su potencia de tiro.- ¡Salid todos ahora! No sé si habéis mirado el reloj, pero no queda mucho para que reduzcan este lugar a cenizas. Ororo, Drake, quedaos a mi lado un momento y esperad a mi señal, luego utilizad el truquito de la humedad para convertir el labo en un cubito de hielo gigante, ¿entendido?

Hrinmeer comenzaba a alzarse tras una última pata que Mancha Solar le había propinado mientras seguía las órdenes de retirada de Forja. Retrocedió para coger su espada, dando la espalda a la salida, momento que el ingenioso mutante armado aprovechó para arremeter contra él con el arma que había preparado. El fogonazo hizo que varias piezas del gigantesco cañón cayeran por el suelo.

-Tengo un tiro más – pese a lo violento del golpe, Hrinmeer seguía consciente y en movimiento, volviendo a levantarse una vez más, como si una fuerza invisible empujara sus miembros-. Lo siento gigantón, pero nadie debería tocar la piel de una diosa.

El segundo tiro de Forja impactó directamente en su cabeza, estampándolo contra la pared del fondo del laboratorio, donde había a medio desembalar la carcasa de un molde maestro.

-Lo que tengáis que hacer, es el momento. Un cubito Drake, literalmente.

Uniendo los poderes de Tormenta  a los suyos propios y aprovechando además los conductos de agua de la instalación, el Hombre de Hielo logró la proeza. Congeló por completo cada rincón posible del laboratorio, encerrando a Hrinmeer en una cárcel del hielo, ¿le detendría eso?

-No tengo ni puta idea de si lo va a detener chicos así que a correr – Forja había ido trazando el plan de escape de todos mientras corría por el pasillo que daba al laboratorio.- Bobby, haz u maldito deslizador de hielo, que Ororo nos empuje con el viento. Salgamos de este lugar cagando leches.

Sus órdenes no eran agresivas, sino todo lo contrario. Pese a las palabras de antes, todos sabían que, pese a sus altibajos, Forja era un hombre lleno de honor cuando se lo proponía o al menos, cuando los verdaderos momentos lo requerían.


[Pájaro Negro]

-¿Estamos todos no? – Alex se abrochó el arnés de seguridad, al tiempo que reactivaba los controles, cosa que solía hacer Forja. Éste se encontraba entrando ahora a la zona del piloto, tomando rápidamente asiento.

-Todo listo, ¿preparados ahí atrás?

-Afirmativo – respondió Roberto, con sus poderes ya desactivados.

Los motores del Pájaro Negro comenzaron a rugir. En cuestión de segundos, una vez activados los estabilizadores de vuelo, la máquina despegó como pocas naves de la Tierra podían hacerlo. Estando ya a salvo en el cielo, Tormenta echó un vistazo hacia abajo, pensando en aquel atormentado guerrero que la buscaba y en su misterioso amo, al cual no le había dado aun un rostro. Sus pensamientos volvieron con los de su equipo cuando un caza del ejército estadounidense se cruzó en el camino de la Patrulla-X, dispuesto a hacer estallar por completo la zona donde aquel emplazamiento de Tolerancia Zero se encontraba. Para cuando la explosión tuvo lugar, ya se encontraban demasiado lejos del lugar.

-OhDiosmío...- todos llevaban varios minutos de viaje ya sin abrir la boca. Las palabras de Roberto Da Costa sorprendieron a todos.

-¿Pasa algo Roberto? – Se preocupó Ororo, con voz dulce-

-Llamadas perdidas, desde el hospital y la mansión. El Profesor-X me ha mandado un mensaje a mi mail y al móvil...

-Si, también ha dejado un aviso de llamada en el Pájaro –añadió Forja-, debió ser cuando bajé por vosotros, ¿qué es si puede saberse? Aquí pone “Asunto privado. Comunicación con Roberto urgente”.

-Por el amor de Dios...es Juliana... ha despertado.

FIN
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