Thor Señor de Asgard nº17


Título: El Crepúsculo de los Dioses  (II) : El Desafío del Guerrero (IV)
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: José Baixauli
Publicado en: Octubre 2009

¡Continua el Crepúsculo de los Dioses!¡El encuentro definitivo entre Thor y Keziah ha llegado! Magni toma una decisión que cambiará su destino para siempre, y ¿El regreso del Destructor de Panteones?
“Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.”
Stan Lee y Action Tales presentan: Thor el poderoso
Creado por Stan Lee& Jack Kirby

Resumen de lo publicado:   Keziah se revela ante Thor, descubriéndose su engaño. El dios del trueno se enfrenta y mata al familiar de la bruja, y luego es sumergido en un lugar tenebroso del que parece no saldrá ileso, hasta que una misteriosa figura aparece para ayudarle…



Tres jinetes transitaban un estrecho camino por un frondoso bosque. Al frente se encontraba Billy Rayos Beta, detrás de él la joven doncella Finna Greyval, la portara del legendario Estandarte del Cuervo, en la retaguardia, Thialfi.
- Y dime, joven Finna ¿eres consciente del destino que aguarda al portaestandartes?- Dijo Billy.
- Llevo preparada toda mi vida, milord. Desde pequeña me inculcaron cual era lo que los hilos de las Nords tenían preparados para los Greyval. Desde el inicio de los nueve mundos, a si ha sido y así será. Para asegurarse las victorias importantes, el Estandarte del Cuervo debe ondear en el campo de batalla.- Comentó con orgullo Finna.- Y cuando los ejércitos de Asgard logren el triunfo, los bardos cantarán canciones sobre el valor de Finna Greyval.
- Pero eres tan joven…
- Y una mujer ¿verdad? Por eso sientes lastima por mi. Soy tan valiente como puede serlo cualquier hombre.- Dijo algo molesta Finna.
- Perdóname si me equivoco, Billy, ¿no participaste en horribles juegos para conseguir un candidato que se convirtiese en un campeón de tu raza? ¿No murieron miles por ese sueño? ¿Por salvar a tu pueblo? ¿Es menos terrible que lo que va a hacer Finna?- Observó Thialfi.- Si sacrificio no será en vano, y tiene un sitio asegurado en el Valhalla, como todos sus ancestros antes.
- Entiendo mejor que nadie lo que es sacrificarse por los suyos, Thialfi, créeme. Sólo que me sigue pareciendo una magia caprichosa y cruel.
Thialfi se encogió de hombros.
- ¿Y en el fondo no lo es toda la magia?
El suelo empezó a temblar, primero levemente, luego más violentamente, hasta que la tierra se resquebrajó.
- ¡Por la barba hirsuta de Odín! ¿Qué es lo que ocurre?- Exclamó Thialfi.
Billy Rayos Beta se bajo de su montura y se volvió hacia ellos.
- Protege a la portadora con tu vida. Loki no querrá que el estandarte llegue a manos de Thor. Por eso me envío a mí para protegerlo.
El suelo se levantó y de las entrañas de la tierra surgió una bestia monstruosa y terrible cuyo origen era sin duda alguna dimensión innombrable llena de horrores ancestrales como ella misma. Docenas de tentáculos, prensiles como látigos y acabadas en pinchos óseos rodeaban lo que asemejaba un pico de un ave, con una lengua serpentina y varias hileras de dientes tremendamente afilados.
- Atrás, bestia inmunda, estas personas están bajo la protección de Billy Rayos Beta.- Dijo el alienígena amenazando con su martillo Uru.
Varios tentáculos se dirigieron hacía Finna, y Billy hizo girar su martillo y con todas sus fuerzas lo arrojó contra la bestia. El dolor del impacto con el martillo atrajo su atención sobre Billy, tal y como él quería.
Uno de los tentáculos le golpeó por sorpresa, con tan rapidez que casi ni le dio tiempo a prepararse para el golpe. Notó que los pinchos le abrían heridas en el pecho. Con sus dos manos, agarró con fuerza el apéndice y tiró de él. Con un gritó de agonía de la bestia, partió el tentáculo.
Enfurecida, y ciega de dolor y rabia, lanzó la mayoría de sus tentáculos contra Bill.
Destructor de Tormentas se movió con velocidad, interceptando todos los que pudo, pero varios se enroscaron alrededor del cuerpo del corbinita, arrastrándole hacía sus voraces fauces.
Thialfi hizo amago de ir en ayuda de su compañero, pero Billy le hizo un gesto para que se detuviese.
- ¡Poneros a cubierto! ¡Decidle a Thor que soy y siempre seré su amigo y su hermano!
Aplastando su carne y sus huesos, Billy apenas pudo hacer girar velozmente a su martillo encantado, envolviendo a la bestia y su captor  en un destello dorado que forzó a Thialfi y a Finna a cerrar los ojos.
Una onda de choque los sacudió, derribándolos, y al despejarse el humo, solo quedaba un gran cráter, pero sin rastro de Billy Ratos Beta y la bestia monstruosa que lo había capturado.
- ¿Esta…?- Preguntó Finna con voz asustada.
- Estará bien. Es tan poderoso como era Thor antes de ser el señor de Asgard. Lo veremos pronto.
Thialfi rezaba para que fuese realmente así y volviesen a saber del guerrero que vino de las estrellas y al que llamaban Billy Rayos Beta.




En el lugar sinuoso y tenebroso donde se encontraba, con espectros sedientos de su alma acechándole, Thor, debilitado aún por la magia de la hechicera Keziah, no podía creer que tuviese delate suyo a…
-¡¡ Brighid!! ¿En verdad eres tú o es un nuevo engaño de esa arpía?
La diosa celta resplandecía más que nunca. Sus facciones le parecían al dios del trueno más hermosas que nunca. Sus ojos le miraban con amor y con ternura. Su figura daba la impresión de ser más fuerte, más poderosa.
- Mí amado… Llegué a pensar que nunca volvería a verte en vida, si no en algún oscuro inframundo… Si, amor mío.
¡Soy Brighit, la hija de Dagda, sobrina  de Leir,  y princesa de los Tuatha Dé Dana, portadora de vida y poseedora de la llama sagrada de Avalón!
Aún entre su confusión, Thor pudo discernir la verdad en sus palabras, pero no pudo eliminar la duda de su semblante.
- Es tu esposa, Thor. Debes creerla.- Dijo una voz que Thor conocía muy bien.- No tenemos tiempo para estas dudas.
El hermoso y sensual rostro de Amora, la Encantadora le sonrió con sus carnosos y apetecibles labios.
Thor la agarró con furia de los hombros y la levantó en el aire.
-¡¿Cómo sé que no estas con mi hermanastro?! ¿Y si esta es otra de tus artimañas contra mí?
-¡Suéltala, esposo!
Thor frunció el ceño y dejó en el suelo a la Encantadora.
- ¡Jamás ayudaría a Loki! ¡Me despreció! ¡Me apartó de su lado como su fuese una simple campesina! ¡A mí! ¡A la Encantadora! ¡Nadie rechaza los encantos y queda impune! ¡Pagará una y mil veces por semejante afrenta!
Una leve sonrisa se dibujo en el rostro del señor de Asgard.
- Puedo dar fe de que no aceptas de buen grado el rechazo.- Dijo Thor.
Brighit le acercó a su lado, y le besó profundamente, aunque dudo durante un instante, el asgardiano acepto los labios de la celtica.
- Soy Brighit. La verdadera Brighit. Esa bruja ocupó mí lugar y he estado encerrada en las mazmorras de Loki desde entonces. Hasta que la Encantadora me liberó. [1]
- ¿Es eso cierto?- Preguntó volviéndose hacía su vieja enemiga.
Un aullido estremecedor les interrumpió. Las sombras siseantes se habían reagrupado y casi sin que se hubiesen dado cuenta, se hallaban cercados por cada uno de los rincones.
La forma de Keziah, que oscilaba entre su apariencia bella y joven, y la de anciana arrugada y decrepita se formó de entre las brumas.
- Vaya reunión más encantadora. Casi me enternece la escena…
- ¿Dónde estamos, bruja? ¿Qué es este lugar?
- Os encontráis en mis dominios. Aquí soy ama y señora, nada escapa a mi poder. Puedo moldear todo a mi completa voluntad. Es la Tierra de los sueños perdidos, un plano situado entre otros, cuya energía procede de los sueños de los que han perdido todo en la vida, de sus miedos y de sus anhelos. Y yo me nutro de ellos. Aquí soy invencible.
-¡A eso digo No!- Gritó Thor lanzándose contra la bruja.
La punta de Gungnir, la lanza mágica atravesó el cuerpo de Keziah, que se convirtió en una columna de humo que copiaba los rasgos de la mujer.
A través de la lanza, el monarca del reino dorado recibió una descarga de energía mística que le hizo doblarse de dolor.
- La brujería y los sortilegios son dominio de la Encantadora, ¡Mío es el saber de la hechicería de los nueve mundos!- Dijo La Encantadora haciendo unos gestos con sus manos que hicieron que la forma casi etérea de Keziah se tornase carne y hueso.
- No es posible. Aquí yo soy quien debería ser imposible de derrotar.
- Nunca te has enfrentado al poder de la Encantadora, bruja.- Dijo ella sonriendo con coquetería.
Keziah clavó su mirada de odio profundo en los tres y movió los brazos hacía adelante. Las sombras sinuosas y malévolas que poblaban esta dimensión de sueños perdidos se juntaron en un torrente que acelerando, se lanzó contra ellos.
- Detrás mío, esposa, Amora. Esta vez me toca a mí.
Siguiendo el consejo de Thor. Se escudaron tras el poderoso cuerpo del señor de Asgard. Cerró los ojos y apeló hasta la última brizna de fuerza de Odín que quedaba unida a él y la invocó. El poder brotó de cada poro de su cuerpo, diseminándose por alrededor suyo, esperando a ser usada por su señor.
- ¡Mucho te has atrevido, bruja! Creías salir impune de semejante afrenta contra el rey y la reina de Asgard ¡Y eso no será así! ¡Esto se acaba aquí y ahora!
 
El poder en estado puro, convertido en la fuerza que una vez fue de Odín y que es trasladada de un monarca de Asgard a otro tras la muerte del mismo, les rodeó como una burbuja de pura energía.
Las sombras se desvanecieron, dispersadas en miles de fragmentos, y la misma sustancia del plano pareció ir perdiendo consistencia, como si perdiese cohesión y se estuviese resquebrajando.
Keziah se retorcía, como si el castigo al que estaba siendo sometido su reino la afectase profundamente. Así como la Tierra de los sueños perdidos se iba desvaneciendo rápidamente, profundas heridas aparecían en el cuerpo de la bruja.
Thor no cedió, muy al contrario, y dejándose llevar por la ira que sentía en todo su ser, la expulsó hacía fuera en forma de oleadas de energía que destruyan violentamente el plano donde se encontraban, y que parecía estar ligado a la fuerza vital de la bruja.
Una explosión, una rasgadura entre los planos, y todo terminó.
Estaban en los aposentos reales, ante el cadáver ensangrentado de Keziah. Cuyo semblante era de puro terror ante la horrible muerte sufrida.
Thor abrazó a Brighit.
- Eres tú. Ahora lo sé. ¿No se terminarán nunca las maquinaciones de Loki? ¿Cuanto más a de durar esto?- Dijo Thor con pena.
- Podemos acabar con esto, amado mío.- Dijo Brighit besándole en la mejilla.
- ¿Cómo? ¿Es posible que eso pueda ser verdad?
- Sabemos donde se encuentra la Fortaleza de Loki. El núcleo donde están reunidos sus ejércitos.
- ¡Sí! ¡Se acabó el esperar a ser atacados! ¡A sufrir sus escaramuzas con temor! ¡Es la hora de contraatacar!



El humo y las llamas se alzaban como un mar de caos. Magni observaba como la ciudad había caído, la victoria estaba en sus manos. Una puerta cerrada con cadenas y cerrojos le llamó la atención. Alzó su maza mágica y derribó la puerta. Se puso en guardia, dispuesto a enfrentarse a un grupo de guerreros fuertemente armados dispuestos a saltar sobre él en cuanto lo viesen. Cual fue su sorpresa al tener la visión de los rostros asustados de indefensos niños y asustadas mujeres.
- No tenéis que temer, no sufriréis daño alguno por mi mano.- Dijo Magni.
Los pasos metálicos del Destructor hicieron temblar el suelo.
- Has descubierto más enemigos que exterminar, bien hecho, Magni.- Dijo el Destructor.
- ¿Qué? ¡No! No les haremos daño, son sólo mujeres y niños inocentes.- Dijo Magni plantándose ante su hermano.
- No hay inocentes. Sólo enemigos.
- No dejaré que les pongas las manos encima, Modi.- Dijo Magni apretando el mango de su maza de Uru.
- ¡Apártate!
El Destructor soltó un golpe a Magni, apartándole como si fuese un mero muñeco de trapo. El golpe dejó conmocionado al joven guerrero, y la vista se le empezó a nublar.
Despertó con un tremendo dolor de cabeza y notó la humedad de un poco de sangre que le había manchado su cabello. Se incorporó a duras penas, tambaleándose. Cuando sus ojos vieron lo que había pasado, deseo no haberse despertado jamás.
Estaba rodeado de cadáveres humeantes. Esqueletos a los que se les había arrancado la carne del hueso, y cuyas calaveras parecían gritar de agonía y de suplica. Mujeres y niños muertos horriblemente y sin ninguna piedad.
- Modi,  ¿Qué es lo que has hecho? ¿En que te has convertido?- Dijo casi sin voz, casi no le salían sonidos de su garganta por la pena.
Sabía la respuesta. Desde que se había unido a la armadura del Destructor estaba perdiendo toda su humanidad. Ya no era un hombre, con sus sentimientos y emociones, simplemente era una maquina de guerra, una maquina de matar sin sentimientos, fría e irracional.
Y el culpable no era otro si no Loki. Las palabras del dios del trueno no dejaban de repetirse una y otra vez en su cabeza “Tienes que creerme, nada de lo que haya salido de Loki puede ser verdad ¿Acaso no le llaman el dios del engaño?” [2]
Había verdad en sus palabras, pero estaban tan ofuscado por la venganza que no supo verlo. Loki era quien convirtió a su hermano en un monstruo y quien los había arrastrado a esta orgía de caos y destrucción sin sentido.
Puede que nada de lo que les había dicho fuese cierto… Y si era el caso, sólo estaban siendo usados como un instrumento de la voluntad del dios de las mentiras.
No estaba en su poder ayudar a su hermano, pero sabía quien podría hacerlo. En su interior era consciente de lo único que podía hacer a partir de ahora. Rezaba por la memoria de su madre que estuviese tomando el camino correcto.
Magni hizo girar su maza hasta crear un vórtice de energía que lo envolvió por completo hasta hacerlo desaparecer.                                                            
                                                              

Thor se hallaba en una de las salas anexas a la del trono, en el palacio real de Asgard.
Noticias preocupantes le habían llegado. El Estandarte del Cuervo ya se encontraba entre ellos, lo cual era motivo de regocijo. Aunque pagando aparentemente un enorme precio. Billy Rayos Beta desapareció defendiendo a la porta estandartes y no se sabía si seguía en el mundo de los vivos o no.
Se sentó frente a una de  las esferas de cristal vidente y pensó en su amigo Billy.
Primero un resplandor intenso, y después, observó a su compañero en Midgard, ayudando a los mortales. Thor sonrió. Tan honorable como siempre, no podía evitar ofrecer su ayuda a los necesitados. No tenia duda de que cuando terminase de ayudarles regresaría a su lado. [3]
- Hemos acudido a tu llamada, dios del trueno.- Dijo una voz que reconoció perteneciente a Zeus.
Los líderes de los panteones divinos afines a la alianza se hallaban ante su presencia.
Manitú, Osiris, Viracocha, Buluku e Izanagi, junto a Zeus, lo observaban con gesto impasible.
- Así que somos los únicos que hemos tenido el valor de resistir al enemigo. El resto o permanecen a resguardo en sus reinos, manteniéndose al margen o se han unido a mi pérfido hermanastro.- Dijo Thor pensativo.
- ¡Traidores!- Exclamó indignado Zeus.
- Avalón, Svarga y Heliopolis han caído. Eso ha hecho replantearse los bandos a muchos, me temo. Creen que apartándose de su camino evitarán la desgracia, o uniéndose a las filas del enemigo estarán con los victoriosos.- Dijo Osiris.
- Pagarán cara su cobardía.- Dijo Izanagi.
Manitú fijó su mirada en Thor.
- ¿Y bien, dios del trueno? ¿Cuál es el motivo de tu llamada?
- Tenemos una oportunidad de terminar con este conflicto, con esta guerra, de un solo o definitivo golpe. Victoria final o derrota, no nos queda otra. He obtenido la información que nos dará el triunfo. Sabemos la localización de la fortaleza enemiga, del cuartel general donde están reuniendo sus tropas para atacarnos.
- ¿Un ataque frontal? – Preguntó Buluku.
- Estoy harto de esperar. Ahora seremos nosotros los que invadiremos su territorio, un ataque directo a vida o muerte, a sangre y fuego.- Comentó Thor.
- Es muy arriesgado. Si no ganamos… Nuestros reinos estarán completamente indefensos.- Dijo Viracocha.
- Y si no lo hacemos, acabaran con nosotros uno a uno, caerán uno tras otro sin que podamos hacer nada para evitarlo. Sólo unidos venceremos y ganaremos esta guerra.- Dijo Thor.
- Hablas como un auténtico guerrero. Tu padre estaría orgulloso.- Dijo Zeus.- El Olimpo irá a la batalla.
- Mi pueblo también.-Dijo con firmeza Manitú.
- Por supuesto, Osiris y todas las fuerzas bajo mi mando a mi lado.-Dijo Osiris.
- No estoy del todo seguro de que sea la mejor opción a seguir… Pero aún así, no me quedaré atrás.- Añadió Viracocha.
- Los Kami estarán.- Dijo simplemente Izanagi.
- Y nosotros.- Dijo Buluku.
- Pues esta decidido. ¡Que se preparen nuestros enemigos! ¡La hora final ha llegado!- Exclamó Thor.
- Haremos los preparativos y nos reuniremos en Asgard.- Comentó Zeus.
Los señores de los panteones desaparecieron, dejando al señor de Asgard con aire pensativo.
-Hay alguien más a quien debo pedir que se una a nosotros.- Pensó Thor.- Seria un gran aliado…
Y tras tomar la decisión,  desapareció en un destello dorado.
Los hornos arden con el calor de una estrella, el metal se derrite y los calderos hierven. Los enanos trabajan sin descanso.
- El metal ya esta fundido. Con los restos de la otrora arma más poderosa de la creación forjaremos una nueva arma, una nueva esperanza que nos sirva de guía en estos tiempos de oscuridad.- Comentó Eitri.- ¡Ahora!
El gran caldero se vuelca, para verter el metal liquido sobre el molde, con un rugido ensordecedor, le objetivo es logrado.
El gran herrero saca el objeto del molde y lo enfría, para después lanzar sobre él la magia de los enanos. Puede que los enanos no sean tan fuertes, rápidos e inteligentes que otras razas, pero nadie conoce el arte de la forja de armas como ellos. El yunque resonó con una fuerza semejante a un trueno, un trueno que resonó una y otra vez por los nueve mundos y más allá, iluminando las legendarias forjas de Nidavellir con una luz semejante a la de un millar de soles.
En el semblante severo y huraño habitual en Eitri, se dibujo una sonrisa como no lo había hecho en milenios. Podía escuchar su canción. Pronto su letanía sería temida por sus enemigos y admirada por sus amigos. Como el sonido de un trueno…



- Padre, mamá dice que te des prisa, la cena esta casi lista.
- Dile a tu madre que no tardaré, Loatia.
Desak Sterixian contempló como su pequeña hija se alejaba hacía su casa y se sintió un hombre afortunado al tener una familia como la suya. Siguió partiendo la madera para la hoguera de su casa, cuando escuchó unos pasos que se acercaban.
- ¿Quién se acerca?
De los matorrales del bosque salió un hombre al que Desak nunca esperó volver a ver.
- ¡Thor! ¿Qué haces aquí, Dios del trueno?- Dijo con rostro serio.
Escuchó unas risas infantiles, y su hija corrió hacia el monarca de Asgard.
- ¡No! ¡Loatia vete de aquí!
Thor la levantó en brazos y se acercó a Desak.
- Espero que este tiempo que has pasado con tu familia hayan sido momentos felices, Desak.- Dijo
Thor acariciando el cabello de la niña.
- Tengo una mujer y una hija maravillosas. La cosecha de este año ha sido muy buena, por lo que tendremos un buen año, Thor ¿que más puede pedir un hombre? No deseo nada más en la vida que lo que tengo. Y aunque no me guste, tengo que darte las gracias a ti, señor de Asgard.
Thor miró con tristeza a la niña y después a Desak.
- No me des las gracias tan rápidamente, Desak.
- ¿Qué es lo que quieres decir, Thor?
Antes de que pudiese responder, Almonnas, su esposa, se acercó a su marido y se dieron un fuerte abrazo. Desak la besó… Y para su sorpresa, empezó a desvanecerse, así como su hija y todo lo que les rodeaba.
- ¡¡Noooo!!- Gritó Desak.- ¡¡ ¿Qué es lo que has hecho?!!
Skarta, su mundo natal había desaparecido. Se encontraban en un lugar deshabitado, donde tuvieron un combate mortal tiempo atrás. [4]
Desak se miró las manos, y se dio cuenta de que su antigua y poderosa forma había regresado. Podía sentir el poder de nuevo dentro de él.  El contacto con la diosa de la joya se había restablecido. Se arrodilló en el suelo y Thor pudo observar una lágrima que le resbalaba por la comisura de los ojos.
Thor le puso la mano en el hombro.
- Lo siento muchísimo, Desak, si pudiese evitar todo esto…
- ¡Maldito!
El titán se lanzó sobre el dios del trueno y comenzó a golpear una y otra vez al cuerpo de  Thor.
- ¡Me los has arrebatado! ¿Por qué? ¿POR QUE?
Desak dejo de golpearle, al ver que no se defendía.
- Defiéndete, y así podré matarte.
El dios del trueno se limpio la sangre que le manaba de la nariz.
- Nunca estuvieron contigo, Desak. No quería matarte, por lo que fabrique una ilusión donde podrías vivir feliz el resto de tus días de nuevo con tus seres queridos. Ni yo tengo poder para devolverte a tu familia pérdida, Desak.
Con un gritó de rabia e impotencia, hundió su hacha de combate en el suelo con tanta fuerza que agrieto todo el suelo a su alrededor. Desak se dio la vuelta y agarró a Thor por el cuello.
- Dame una sola razón para no acabar contigo aquí y ahora
- Te necesitó. Los inocentes te necesitan. Dioses malvados y oscuros se han alzado y el destino de millones de vidas inocentes corre peligro si consiguen triunfar. Hemos creado una alianza de dioses para detenerlos, con tu poder sumado al nuestro…
Desak se puso a reír.
- ¿Tú me necesitas? Mi único cometido en la vida es acabar con todos y cada uno de vosotros, dioses que usáis a los inocentes a vuestro antojo ¿por que debería ayudaros?
- Por que si ellos ganan, todos esos inocentes a los que dices defender morirán o tendrán aún un destino peor en sus manos. Si quieres matar dioses, te prometo que matarás dioses, Desak.- Dijo Thor.
Desak miró fijamente al Dios del trueno.
- Atisbo la verdad en tus palabras. Esta bien, estaré a tu lado mientras duré esta batalla… Pero después, nada te podrá proteger de mi ira y de mi venganza. Sólo será una prorroga, tu sentencia de muerte esta echada, Thor.
- Si ese es mí sino, lo aceptaré con tranquilidad, Desak. Es hora de marcharnos.
Thor y Desak desaparecieron envueltos en un brillo dorado.

                                                   

En los aposentos reales, el señor de Asgard se seca el cuerpo tras un placentero y reponedor baño. Extiende los brazos y se dispone a que los criados se encarguen de ir poniéndole la armadura. Sin que se de cuenta, las puertas se abren y Brighit entra en la estancia y con un gesto despide a los criados.

- Estás tan hermoso como siempre, querido esposo.- Dice ella con dulzura.

Thor se dio la vuelta y al ver a su amada le dio un beso largo y prolongado.

- Quería ser yo quien te preparase para el combate, Thor.

- No dejaría esa tarea a nadie mejor, Brighit.- Dijo Thor sonriendo y pasando su mano por la mejilla del bello rostro de la celtica.

Con celeridad, la joven le puso una armadura de grueso cuero, para después pasarle por encima la cota de malla, gruesa e impenetrable, pero liviana como la seda. Tras ponerle las botas, las grebas para la protección de las piernas. La coraza de acero asgardiano fue lo siguiente. Alrededor de su
cintura colocó a Megingjörd, el cinturón mágico que le duplicaba la fuerza. En sus manos ajustó los guanteletes de hierro, que aumentaban su habilidad en el combate.
La capa completaba la armadura, a falta del yelmo de guerra, que colocó en su cabeza.

- ¿Cómo te sientes, cariño?

- Me siento con la seguridad que sólo puede darme esta armadura, largo tiempo ha pasado desde la última vez que la usé [5] . Ardo en deseos de entrar ya en combate. Tengo ganas de que todo este termine de una vez y poder estar de nuevo a tu lado.- Comentó Thor con cierta melancolía.
Brighit miró por la ventana de la habitación y después se volvió hacía Thor.

- Debes regresar, Thor, tienes que prometerme que volverás a mi lado, no sin antes dar muerte a tu hermanastro y traer una nueva era de paz. No sólo por los que están aquí a tu lado, amor mío, si no por los que tienen que vivir en tiempos venideros.
La diosa celta agarró la mano de su esposo y la llevó a su vientre. Thor abrió mucho los ojos y la boca al comprender lo que trataba de decirle su mujer.

- ¿Es posible? ¿Estas en cinta? ¿Llevas a mi heredero dentro de ti?

Brighit asintió.

- ¿No estas contento, amado mío?

Thor la atrajo contra su pecho y le dio un cálido abrazo.

- No hay hombre más feliz en el cosmos que Thor en estos momentos, Brighit. Mi corazón no cabe en mi pecho de la felicidad que desborda ahora mismo. Un hijo…

Un pensamiento cruzó por su cabeza en esos instantes.

- ¿Cuánto hace que fuiste consciente? ¿Crees que Loki se percató de tu estado?

La reina de Asgard negó con la cabeza.

- Si así fuera, me habría custodiado con mayor celeridad y es posible que Amora no hubiese podido rescatarme de sus garras.

- Loki pagará cara la humillación y el castigo al que te sometió durante el tiempo de tu cautiverio.
Nuestro sino esta escrito y es claro. Uno de los dos no saldrá vivo de esta guerra.

- Esperemos que no seas tu quien tenga que cruzar el umbral del reino de Hela, bisnieto.
No se percataron de la presencia del anciano, que se hallaba en el umbral de la puerta.

- Tiwaz, se bienvenido a mis aposentos.- Dijo Thor alegrándose de ver el abuelo de su padre.

- Thor, Dama Brighit, hay alguien que requiere tu audiencia antes de que partamos hacia territorio enemigo.

En el salón del trono se encontraban esperando una comitiva de cuatro enanos comandada por Eitri. Llevaban una serie de paquetes envueltos en telas, que miraban con recelo, como si no se quisieran desprenderse de ellos.

- ¡Eitri! Viejo hacedor, mis ojos se alegran de contemplar tu rudo rostro, maese enano. Ya creía que no atenderías mi encargo a tiempo para la batalla.

- ¿Dudabas de mi habilidad en la forja? Eitri nunca falló a tu padre, el desaparecido Lord Odín y no te fallará a ti tampoco, Thor Odinson. Aunque los dioses nos desterraron a la oscuridad y nos apartaron a la luz, a nadie le beneficia la victoria del maldecido de tu hermanastro.- Dijo el enano.- He aquí lo que me pediste.

Los enanos que le acompañaban empezaron a retirar la tela de uno de los objetos. Tiwaz, Brighit y el mismísimo Thor se quedaron asombrados ante la maravilla que estaban contemplando.
Un escudo, con un acabado y una factura impecable, con las runas sagradas grabadas en su superficie y en el centro el símbolo de la piedra de Thor y la casa de Odín, entrelazados.

- Este es el Escudo de Elarion. Te protegerá de la magia negra y las malas artes de Loki y sus aliados. No hay encantamiento o sortilegio que pueda atravesarlo y anulará cualquier magia con la que entre en contacto directo con superficie.- Dijo con evidente orgullo Eitri.

Thor lo agarró y se lo puso en el brazo, lo movió para probarlo y pudo comprobar que no le molestaría durante la batalla.

- Es hermoso, Eitri. Un escudo digno del señor de Asgard sin duda.- Observó el dios del trueno sonriente.

- Te invito a que tu mismo descubras mi siguiente creación, lord Thor.- Comentó Eitri.

Thor fue retirando las pieles y las telas con sumo cuidado, hasta por fin quedar la vista de todos. Con decisión, la mano del monarca agarró el mango y levantó el martillo por encima de su cabeza. Era un martillo de guerra, algo más grande que el que estaba acostumbrado a manejar, unas runas de poder grabadas en el metal se iluminaron, una vez estuvo en contacto con su mano. El martillo brilló con tanta intensidad que hizo que todos en la sala tuviesen que cerrar los ojos para no quedar ciegos.

- ¡Vuelvo a sentirme completo! Mjolnir era como una extensión de mi cuerpo, al separarnos, me sentía confuso, como si hubiese perdido una parte de mí... Ahora nada podrá pararnos ¡¡BadmrHird, el que lleva la tormenta y yo somos uno!!

La figura del dios del trueno pareció ganar en poderío y majestuosidad con la presencia del martillo de guerra místico.

- Ha sido forjado con los restos de Mjolnir y mezclado con una nueva aleación de metal Uru, creando un arma capaz de derrotar a los enemigos de los dioses.

- Tienes mi eterna gratitud y la de mi pueblo, Eitri.- Dijo Thor.- Con BadmrHird en mi mano nuestra victoria esta asegurada.

- No lo has llamado de nuevo Mjolnir y lo has bautizado BadmrHird¿por que, amado?- Preguntó la dama de Asgard.

- Mjolnir sólo habrá uno y su ciclo se ha acabado. El que lleva la tormenta me parece un nombre apropiado para este nuevo martillo cuyos poderes superan a su antecesor.

- Úsalo con sabiduría, milord. Mis mejores deseos en la contienda a la que os dirigís. Es hora de que regresemos a nuestro reino.

Thor asintió y observó como los enanos se retiraban del salón del trono.

- Thor. Ya estamos preparados, es la hora.- Dijo Leir que acababa de entrar en la sala.

El señor de Asgard colocó las manos de su esposa y reina entre las suyas.

- No sufráis, Brighit, volveré a casa. Todos lo haremos. La victoria será nuestra. No podemos ser derrotados, pues el honor y el bien esta de nuestro lado.

- Que así sea, Thor. Rezaré plegarias para que el triunfo sea nuestro.

Sus labios se encontraron de nuevo, sin saber si seria la última vez que lo hiciesen.
Tras despedirse de su amada, su mirada se posó en Tiwaz.

- ¿No nos acompañas, Tiwaz? ¿Y Crom?

El anciano gigantón posó su mano en uno de los hombros de Thor.

- Nos veremos en la batalla, Thor. Aunque no partiré con el grueso de las tropas, nos uniremos a vosotros más adelante. No temas, mi espada estará a tu lado cuando llegue el momento.

- Así lo espero.- Observó Thor asintiendo.

Thor y Leir caminaron por los amplios pasillos de palacio, hasta llegar al patio, donde le esperaban Sif y Balder en sus caballos. Sus monturas esperaban a Thor y Leir.

- Lady Sif, mi corazón se alegra de verte de nuevo en pie y lista para la batalla. Tu pericia con la espada será más que bienvenida en esta campaña.

Sif sonrió.

- Nada me impediría estar a tu lado en este momento, Thor. La hoja de mi espada esta hambrienta de la sangre  de nuestros enemigos.

- Me temo que acabara más que saciada, Lady Sif.- Contestó Thor.

- Una montura extraordinaria.- Observó Leir al contemplar las ocho patas del caballo gris de Thor.

- Es Sleipnir. Ningún caballo iguala su velocidad. Puede  llevarme por mar, tierra y aire y más allá. No hay mejor montura para conducirme a la batalla.- Dijo mientras se subía encima suyo.- Es el corcel más veloz de los nueve mundos y perteneció al difunto Odín.

Los cuatro guerreros salieron de palacio, hacía las llanuras cercanas a la ciudad de Asgard. Miles, decenas de miles de guerreros les esperaban.

Los estandartes de guerreros celtas, asgardianos, anasazi, olímpicos o egipcios se mezclaban en las filas del ejército de la alianza de dioses. Lanzas, espadas, hachas y arcos estaban prestos para el
combate. Y por encima de todos ellos, el legendario estandarte del Cuervo llevado en alto por la joven Finna. A la cabeza del ejército se encontraban los señores de los Panteones. Zeus, con su armadura y su yelmo de estilo greco-romano. Manitú se había dibujado las pinturas de guerra por todo su cuerpo y armado con una lanza y un escudo. Osiris llevaba su cayado mágico como única arma, pues no necesitaba más. Izanagi lucia unos ropajes y una armadura que recordaban a los legendarios samuráis. Todos y cada uno de ellos estaban bajo el mando de Thor, incluido Ulik el troll, que lideraba una tropa de fieros guerreros de su poderosa raza.
El monarca de Asgard puso observar con satisfacción como allí se encontraba la Encantadora, así como Desak el Destructor de Panteones, tal y como le había prometido. Tarene la elegida y Red Norvell habían acudido prestos a su llamada. Aunque Billy Rayos Beta no estaba allí, Thor no dudaba de que acudiría cuando así le fuese posible.
A lomos de Sleipnir, Thor se puso frente a sus tropas. La mayor alianza de dioses desde el alba de los tiempos estaba atenta a la arenga del dios del trueno. El monarca alzó a BadmrHird y un trueno resonó en el horizonte.

- ¡Escuchadme! ¡Hombres y mujeres de los reinos divinos! Muchos morirán allá donde vamos… ¡Alejad vuestros miedos! 
¡Avanzad sin temor a las tinieblas! ¡No debéis temer a la oscuridad!
¡Combatid! ¡Combatid, guerreros!
¡Caerán las lanzas! ¡Se quebrarán los escudos! ¡Se atravesarán las corazas!
¡Aún restará la espada!
¡Rojo será el día hasta el nacer del Sol!
¡Cabalgad! ¡Galopad! ¡No desfallezcáis!
¡Cabalgad hasta la desolación y el fin de la creación!
¡Hasta la MUERTE!
¡ADELANTE! ¡POR LA GLORIA Y EL HONOR! ¡POR LA VIDA!
Todos estallaron en una ovación clamorosa, levantando sus armas hacía el firmamento.
Thor hizo girar su místico martillo de Uru, que como Mjolnir, podía romper las barreras entre las dimensiones. BadmrHird creó un portal lo suficientemente grande para que las tropas bajo sus órdenes pudiesen atravesarlo.
Espoleando a Sleipnir, Thor se dirigió hacía la grieta dimensional, con el ejército de la alianza tras sus pasos.

- ¡Seguidme! ¡Hasta la victoria!

Continuará...


Próximo número: ¡Empieza el Estandarte del Cuervo! ¡La última parte de los Crepúsculo de los Dioses! ¡La última batalla por la supervivencia de los dioses ha comenzado!

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Referencias:
1 .- Como vimos en Thor #14, aquí mismo en AT
2 .- En Thor#12
3 .- Lo veremos en los Nuevos Vengadores.
4 .- En Thor# 4-5
5 .- Nada más y nada menos que desde la etapa de Walt Simonson y principios de la etapa Defalco-Frenz

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