Thor Señor de Asgard nº22


Título: El Crepúsculo de los Dioses (III): El Estandarte del Cuervo (V)
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Marco Baldi
Publicado en: Febrero 2011

¡El final del Crepúsculo de los Dioses! Thor y los señores de los panteones terrestres deben medirse contra los Dioses Primigenios e impedir su triunfo y el fin de todas las cosas. ¿Podrán evitar el anunciado Crepúsculo de los Dioses?
Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.
Stan Lee y Action Tales presentan: Thor el poderoso
Creado por Stan Lee & Jack Kirby

Resumen de lo publicado:  Thor y Odín se enfrentan a Loki, mientras Heimdall y la Encantadora protegen a Finna del ataque  de Hela y el lobo Fenris. Cuando el lobo Fenris esta a punto de  matar a Heimdall, aparece la diosa Sif y juntos matan al monstruoso animal.
Hela se llena de cólera, y Heimdall hiere a la diosa en su rostro, Esto hace enfadar más a la diosa de la muerte y amarrando a Sif, Finna y la Encantadora con grilletes mágicos, invoca a los ejércitos más viles de Hel y los lanza contra Heimdall. El guardián del puente de Asgard lucha con bravura, haciendo caer a innumerables enemigos, pero finalmente el peso del número le hace desfallecer, lo que aprovecha Hela para intentar dar el golpe mortal y acabar con su vida…
Hela, la diosa de la muerte asgardiana estaba a un instante de segar la vida de Heimdall, el guardián del puente del arco iris de Asgard. Cuando nada parecía poder evitar la tragedia, una lanza de luz golpeó a la reina de los muertos.
-¡Aléjate de él, arpía! ¡Leir a acudido a la llamada de auxilio del noble Heimdall!- Dijo el dios de la lanza y el rayo preparando una nueva lanza de energía.
-¡Y no viene sólo!
La voz de Fandrall anunciaba la llegada de los Tres Guerreros, que cayeron como un vendaval en las hordas del ejército de Hel. No eran los únicos en acudir a la llamada del cuerno de los dioses. Un numeroso grupo de guerreros de la alianza les acompañaban, junto a Billy Rayos Beta, que  apareció moviendo su martillo de Uru y causando estragos entre las filas de muertos en vida.
-¡No temas, Lady Sif! ¡Nada os amenazará mientras me quede en un aliento de vida!
Leir sintió una punzada de celos, pero sabía que no era el momento ni el lugar para temas semejantes. El dios celta fabricó una lanza de luz solida para enfrentarse a la diosa asgardiana de la muerte.
-No puedes interponerte en mi objetivo ¡Su alma es mía!- Dijo Hela.
-Eso sólo será sobre el cadáver de Leir, doncella de la muerte.- Indicó Leir.
-¡Así sea!
Los dos se lanzaron a golpear al contrario, pero para sorpresa de Hela, fue Leir quien consiguió atravesar a la reina de Hel con su lanza. Tan malherida como asombrada por ello, Hela hizo un gesto y una fuerza terrible golpeó a Leir, lanzándolo lejos de allí y surcándolo de innumerables heridas.
Hela observó como Billy Rayos Beta y el resto de guerreros que habían acudido al rescate se dirigían ya contra ella y envolviéndose en su larga y oscura capa, huyó a su negro y tenebroso reino.
En ese momento, las ataduras místicas desaparecieron, y los guerreros de Hel se derrumbaron, como unas marionetas a las que hubiesen cortado los hilos.
-¡Heimdall!- Exclamó la Encantadora.
Con rapidez acudió a su lado. El guerrero se hallaba sentado en el suelo, en medio de un charco de sangre que manaban de las tremendas heridas que recorrían su cuerpo.
-Amora.- Dijo en voz apenas audible Heimdall.
-No me dejes de nuevo, Heimdall, no te marches.- Dijo la Encantadora con lagrimas resbalándole por las comisuras de los ojos.
-No derrames lágrimas por mí, he tenido una vida larga y llena de alegrías. He tenido el honor de custodiar las puertas de Asgard durante miles de años, pero ahora otro guardián deberá defender la entrada al reino dorado en mi lugar.
-¡No digas eso! ¡Somos inmortales! ¡Viviremos para siempre!
Heimdall trató de sonreír, pero tosió, escapándose hilillos de sangre por su boca.
-Nadie vive por siempre, Amora, ni siquiera los dioses.- Dijo Heimdall.
Sif se acercó a su hermano y la sujetó la mano con fuerza.
-Se fuerte, te recuperarás, haremos lo imposible.- Dijo con el rostro descompuesto por la tristeza.
-Mis heridas son graves, lejos de las capacidades de cualquier curandero, hermana. Mi tiempo se acaba, Sif. Me he ganado el descanso eterno en los atrios del Valhalla ¿No crees?
Sif asintió llorando. Sabía que las palabras de su hermano eran ciertas. Los hilos de su vida tejidos por las Nords, estaban a punto de llegar a su fin.
-Pero puedo hacer un último acto antes de abandonaros… Traedme a Finna Greyval.- Insistió Heimdall.
 
 
Wrarrl el Devorador de Almas dejó de prestar atención el androide Registrador que parecía inmune a su magia. El demonio decidió que su alimento tendría que elegirlo entre los contendientes de la batalla que transcurría a su alrededor.
Una flecha silbó cerca de su yelmo, no le alcanzó por milímetros. El caballero del yelmo del dragón se volvió encolerizado ante quien había osado intentar dañarle.
Un gruñido surgió de su garganta al ver quienes trataban de enfrentarse a él.
-¡Vosotros! ¡Al fin!
El demonio sintió una punzada de dolor en la cuenca vacía donde antes se encontraba su ojo. Con su ojo sano pudo ver como el asgardiano Balder el Bravo y la celta Mevanwi se acercaban. [1]
Mevanwi se lamentó por haber errado su tiro y sacó una flecha de su carcaj para cargar de nuevo su arco. Balder corrió al encuentro del Devorador de Almas espada en alto. Wrarrl lanzó una estocada con su espada llameante, el valiente asgardiano esquivó la hoja de la espada y devolvió el ataque, su espada atravesó la rodilla de Wrral y este se puso a gritar de rabia.
-Cuando acabe contigo suplicarás que te devoré y acabe con tu sufrimiento ¡tendrás una agonía  lenta en mis manos!
El demonio movió su espada, que chocó con la de Balder. Este sintió enseguida los efectos de la espada infernal del Devorador y empezó a sentir una fatiga en todo su cuerpo. Balder no pudo evitar doblar sus rodillas y caer ante el empuje del demonio.
-Disfrutaré cortándote trozo a trozo, humano.- Dijo Wrarrl.
Cuando iba a asestar un golpe con su afilada espada, una flecha se clavó en la mano que la sujetaba, haciendo que la soltase. El Devorador miró a la guerrera celta que de nuevo le hacía daño con su arco. Balder aprovechó la distracción y se lanzó contra el demonio.

Ambos chocaron y se enzarzaron en forcejeos, las manos de Wrarrl se cerraron sobre la cabeza de Balder, tratando de retorcerla. Balder empezó a sentir como su cuello cedía ante la fuerza sobrenatural de la criatura, cuando Mevanwi acuchillo al demonio con uno de sus cuchillos largos.
Wrarrl apartó a Mevanwi y se sacó el cuchillo del costado.
-¡Os desollaré vivos!-Exclamó el Devorador de Almas llevándose su mano a su bolsa y sacando un puñado de gusanos que devoró rápidamente para intentar recuperar fuerzas.
     
 
Loki sostuvo su espada con sus dos manos frente a él. Al dar otro paso, Thor se encontró con que una extraña resistencia lo obligaba a detenerse, una fuerza invisible e irresistible que contenía el avance del señor de Asgard. A Thor se le hincharon las venas del cuello; su rostro se puso desencajado por el esfuerzo sobrehumano realizado.
-¡Rata cobarde! ¡No rehúyas la lucha!- Inquirió Thor
El nigromante esbozó una sonrisa macabra.
-Cualquier método es bueno si consigues la victoria, hermanito, deberías saberlo mejor que nadie.
Thor, sin darse por vencido, siguió aplicando presión a la fuerza convocada por Loki. La fuerza se flexionaba y se curvaba, pero sin conseguir avanzar nada más que unos milímetros.
-Eres tozudo como una mula, Thor, siempre lo fuiste.- Comentó Loki.- Nunca supiste cuando retirarte a tiempo.
-Soy Thor Odinson, señor de Asgard, hijo de Odín, nieto de Bor, hijo de Buri, nunca retrocedo, nunca me rindo, por que la justicia y el honor están de mi lado.- Dijo Thor bañado en sudor por el esfuerzo que estaba realizando.- Y por que la vida de incontables inocentes depende de mí
-Tu preocupación por los demás siempre ha sido tu punto débil, hermanastro, ¡cuando deberías preocuparte más por ti!
La tétrica expresión del rostro de Loki apenas se alteró cuando de su garganta surgieron palabras de poder:
-His heortan afylle ¡Weorp untoworpenlic!
Resplandores esmeraldas azotaron la barrera que rodeaba a Loki, golpeando al Dios del Trueno con una fuerza que hubiese convertido en cenizas humeantes a un centenar de enemigos. Thor fue lanzado hacia atrás totalmente aturdido por el hechizo. Una mano le ayudo a incorporarse. Era Odín, aparentemente recuperado del correctivo sufrido a manos de su hijo adoptivo.
-Has luchado con gran valor, hijo mío.-Dijo Odín.- Es hora de que un padre castigue a su otro hijo como debí hacer mucho tiempo atrás.
Loki no pudo menos que echarse a reír en escandalosas y burlonas risas.
-¿Tú vas a castigarme, viejo inútil? No me hagas reír, antaño eras poderoso, ahora mismo eres una mera sombra de lo que fuiste. ¡Loki no es ya tu igual, si no tu superior!
-Debes aprender a respetar a tus mayores, yo que te llamé hijo en el pasado, te repudió, alejando cualquier sentimiento por ti que quedase en algún rincón de mi corazón. ¡Ahora debes enfrentarte a mi terrible ira!
El antes todopoderoso padre de los dioses nórdicos invocó poderes más antiguos que el tiempo, y de su cetro de poder y su lanza surgió un aura tan poderosa como Loki no creyó posible que su padre pudiera poseer en la actualidad.
-¡Golpea, ahora, Thor! ¡Suma tu poder al mío!
Obedeciendo a su padre, el señor de Asgard comenzó a hacer girar a su martillo místico de Uru para golpear con todo el poder concentrado en el interior de su arma.
-Haré girar a BadmrHird a más velocidad que el pensamiento, liberando la energía de un millar de estrellas en un solo impacto ¡Por Asgard, por Odín y por  la Victoria!-Gritó Thor  al mismo tiempo que  su martillo golpeaba la fuerza que rodeaba a su hermanastro.
La fuerza conjunta de padre e hijo hizo que la barrera se resquebrajase, haciendo que Loki sintiese una presión insoportable en su cráneo, provocando que la sangre brotase de su nariz.
No debía haber subestimado al anciano-Pensó- Odín es un perro viejo y como tal su veteranía le hacía un rival a tener en cuenta. No volvería a cometer dos veces el mismo error.
-Mi corazón se regocija de verte de nuevo recuperado, padre.- Dijo Thor mirando a Odín.
-Odín no es tan fácil de derrotar como tu hermanastro sin duda presumía. Loki tiene un poder mayor que el que nunca tuvo en sus manos, pero el poder  no lo es todo, hijo mío, y esa es una lección que aprenderá con sangre.
Loki les apuntó con Crepúsculo, y de la espada arrojó un rayo, no de luz, si no de oscuridad. Una oscuridad que parecía tragarse toda luz los envolvió por completo.
Las tinieblas les engulleron, sus sentidos solo percibían una total falta de luz y un frío gélido, más allá que cualquier otro que nunca hubiesen sentido.
-La oscuridad os reclama al fin.
-¡No conseguirás esconderte de nosotros, Loki!- Gritó Thor.
-No es lo que pretende, Thor, quiere usar este subterfugio para poder atacarnos sin ser visto.
Sabía que su padre estaba a su lado, pero no conseguía verlo. Si usaba esa oscuridad que les rodeaba para atacarles a traición…
Loki estaba concentrado, preparando su próximo encantamiento, por lo que  no pudo ver que alguien se colocaba detrás suyo, presto para golpearle.
Loki sintió el golpe de un arma pesada en su espalda, lanzándole varios metros en el aire.
De inmediato, las tinieblas que envolvían a Thor y Odín se desvanecieron como por arte de magia.
-¡No he acabado aún contigo, mentiroso!- Dijo Magni enarbolando su maza mágica.
-¡Magni! ¡Tu poder es bienvenido en esta lucha!—Exclamó Thor con alegría.- Con tu ayuda nuestras posibilidades de victoria aumentan sin lugar a duda.
-¿Magni? –Pensó Odín.- ¿Podría ser…? ¡Si! Uno de los vástagos de su hijo con la joven doncella Iarnaxa en su alocada juventud y cuyo conocimiento ocultó a ojos de Thor. Era el vivo retrato de su padre sin duda, y por lo visto, también había heredado su valor.
Loki se levantó con el corazón lleno de ira.
-Será un verdadero placer acabar de una sola vez con padre, hijo y nieto. Tu linaje se perderá hoy, Odín.
¿El padre de todos? ¿Su abuelo?-Pensó Magni echándole una mirada a Odín.
No tuvo tiempo de seguir con sus pensamientos, Crepúsculo, la espada blandida por Loki, y forjada en el núcleo de una galaxia ardiente por el demonio Surtur, liberó una explosión de energía y llamas que golpeó al trío de  dioses como si un viento huracanado intentase arrastrarles en su furia.
El dios de la mentira parecía poseído por algún tipo de poder demoniaco e incontrolable. Las olas de poder les mecían como una marea enloquecida a una pequeña embarcación.
-¡Es la hora de vuestra caída!- Gritó Loki a los cuatro vientos.- Nadie puede resistir el terrible poder que se halla en el interior de Crepúsculo, la espada destinada a envolver en llamas toda la existencia, si debo hacerlo para acabar con vosotros¡ que así sea!
Odín apenas podía aguantar la embestida de la energía procedente del reino de Muspelheim, al igual que Magni. Thor, sin embargo, estaba decidido a terminar con la batalla aquí y ahora. Su determinación le hacía ignorar le fuerza que trataba de pararlo. Con BadmrHird por delante, para intentar desviar parte del ataque lanzado contra él, Thor siguió adelante. Retroceder era una palabra que el dios del trueno desconocía. Su temible fuerza de voluntad le hacía resistir las adversidades a las que estaba siendo sometido.
Su armadura y coraza forjada en acero asgardiano apenas era protección para la tempestad ígnea descargada contra Thor. Su coraza se desgarraba y se fundía rápidamente. Odín abrió mucho los ojos al observar la proeza de su hijo, como Magni, que se asombraba ante el valor de Thor.
-¡Cae, Thor! ¿Por qué no caes? ¿Por qué sigues luchando?- Gritaba Loki que observaba con incredulidad como su hermanastro parecía inmune a todos sus ataques.
No era así, el castigo recibido era tal que incluso el señor de Asgard no aguantaría mucho tiempo bajo semejante ataque. Cuando vio que estaba cercano a dar alcance al hijo de Laufey, su martillo de Uru brilló con una luz dorada, y su apariencia y forma cambio. Ahora era un martillo de guerra a dos manos. BadmrHird contenía muchas y nuevas habilidades capaces de sorprender a sus enemigos.
-Deberías saber que nada me detendrá. Por desesperado que esté… Por grandes que sean los poderes que deba enfrentar… ¡Luchar nunca es inútil! Sólo la desesperación conduce al fracaso y la derrota ¡Y Thor jamás la conocerá! ¡¡Jamás se rendirá!!
Thor golpeó con BadmrHird con todas las fuerzas a su disposición. Loki intentó parar el martillo con su espada Crepúsculo. Lo que sucedió a continuación seria contado en leyendas y sagas durante incontables generaciones futuras. Tan increíblemente poderoso fue el impacto de las dos armas encantadas que todo a su alrededor parecía estremecerse.
Entonces Loki fue consciente de lo que había pasado realmente. La hoja de la espada Crepúsculo se había quebrado ante la furia de BadmrHird. Los fragmentos del arma salieron despedidos, desperdigados por el firmamento,  muy lejos de allí, y el dios del mal notó como tenía los huesos de su mano totalmente rotos.
-N-no es posible. Has destruido la espada Crepúsculo… ¿Cómo puede  ser?- Se preguntaba Loki sorprendido.
- Mjolnir era la mayor creación de los enanos, Loki… Hasta ahora, BadmrHird es el arma más poderosa que ningún dios haya tenido el honor de blandir en sus manos.
Loki hizo un gesto con su mano sana y una mano invisible pareció golpear el dios del trueno.
-¡No seré derrotado! No cuando la victoria esta tan cerca de conseguirse.- Dijo Loki cerrando los ojos y concentrándose en recordar las antiguas palabras de un poderoso encantamiento.-
-Ka-my'een dai-el! Da-en'var hoy'aarth!
La figura de Loki comenzó a crecer por momentos, incrementando su tamaño, hasta alcanzar la envergadura de un auténtico gigante.
La sombra de Loki cayó sobre Thor.
-En verdad soy hijo de gigantes y no de los dioses.- Dijo Loki sonriendo con una mueca de despreció.- Y ahora, ¡es el momento de que Thor muera!
-¡¡Alto!!- Dijo  una voz.
-¿Quién se atreve a desafiarme?- Preguntó Loki.
Una forma cayó del cielo, haciendo temblar el suelo al caer sobre él. Un titán de piel grisácea, armado con una espada y un hacha de doble filo. El alienígena apunto con su espada hacía Loki.
-Si alguien debe tener el honor de la muerte de Thor, ese será Desak, el Destructor de Panteones y no Loki.- Dijo Desak.- Si sales triunfante, muchos inocentes sufrirán bajo tu yugo, y eso no lo puedo permitir. Enfréntate a Desak, si tienes el coraje suficiente.



Balder el Bravo arremetió contra el Devorador, un mandoble acertó en la cabeza del demonio y le arrancó su yelmo de ébano que cayó a un lado.  El único ojo del demonio refulgió con odio.
Wrarrl lanzó una estocada, que Balder intento parar sin éxito con su espada, cuya hoja se partió en dos por la fuerza del golpe lanzado por el demoniaco adversario al que se enfrentaba. Balder sintió un dolor agudo y una debilidad extrema cuando la espada le perforó su abdomen.
-¿Duele, diosecillo? Pues no es ni la mínima parte de lo que te espera.
 Mevanwi se arrojó contra la espalda de Wrarrl, dándole con sus cuchillos gemelos tajos por todo el cuerpo del guerrero infernal. La zarpa del Devorador de Almas le alcanzó, quitándosela de la espalda y agarrándola por el cuello, sujetándola por encima de él.
-Eres muy molesta, mujer. Creo que comenzaré arrancándote los ojos para que estemos igualados… -Dijo Wrarrl alargando uno de sus dedos acabados en una afilada garra que se acercaba amenazadoramente al rostro de la joven celta.
-¡Suéltala!- Gritó Balder el Bravo levantando lo que quedaba de su espada quebrada.
El demonio rió.
-¿Crees poderme matar con tu espada quebrada?
-Debes saber, engendro, que soy Balder el Bravo, guerrero de Asgard y ¡Dios de la luz!- Exclamó mientras una intensa y potente luz comenzó a crecer a su alrededor, como surgiendo del interior de su cuerpo. [2]
La luz brilló de una manera que cegó al demonio, que soltó a Mevanwi e intento alejarse dando tumbos. Balder le asestó un golpe con su espada rota, clavándola en el pecho del demonio que aulló con un sonido estremecedor.
Wrarrl el Devorador de Almas se tambaleó hasta derrumbarse con un golpe sordo.
Balder corrió enseguida al lado de la joven guerrera celta, para ver como se encontraba.
Mevanwi sonrió, y sin decir nada, rodeó con sus brazos a Balder  y le besó. El asgardiano pareció sorprendido al principio, pero después se dejo llevar y acompañó en los besos a la muchacha. Tan ensimismados como estaban en ellos mismos, no se dieron cuenta de que el malherido demonio recitaba en murmullos casi inaudibles un antiguo hechizo en la lengua de su extinta.
-Me has salvado la vida, una vez más, aesir.- Dijo ella sonriente.
-Buen modo de agradecerlo, voy a tener que salvarte más a menudo.- Dijo Balder con buen humor.
Mevanwi miró hacía el Devorador de Almas y soltó una exclamación. En el árido suelo sólo había un leve hilillo de humo, como si el demonio se hubiese convertido en cenizas.
-Lo has matado y su cuerpo se ha consumido.
Balder resopló.
-Eso parece.- Dijo Balder sin tener muy claro el destino final del Devorador.-  Sea como sea, la batalla aún no ha concluido y quedan muchos más enemigos por doblegar.



En la fortaleza negra de Loki, los guerreros que aún proteguian sus murallas y sus altas torres luchaban contra los invasores, los hombres valientes de la alianza de dioses. Ajenos a la batalla entre su amo y los otros dioses, seguian combatiendo, intentando evitar que su fortaleza cayese. En la más alta de las torres, donde se podía contemplar con penitud el transcurso de la contienda, apareció un resplandor, y de la nada surgieron tres figuras. Billy Rayos Beta, Sif y el moribundo Heimdall.
-¡Dejad paso al valiente Heimdall, escoria!- Dijo Billy Rayos Beta barriendo a un buen número de enemigos.
Sif cortó la garganta de un guerrero hindú que trataba de cortarle el paso.
Heimdall, con el rostro ya pálido, le dio un beso en la mejilla a su hermana.
-Espero que tengas una vida larga y llena de éxitos, Sif y sobre todas las cosas, que seas tan feliz como mereces.- Dijo el guerrero asgardiano a modo de despedida.
-No es una despedida, hermano. Nos veremos algún día en el Valhalla.- Anunció Sif.
-Que sea dentro de mucho tiempo pues nuestro reencuentro.- Dijo Heimdall intentando sonreír, pese al dolor.
Heimdall se marchó de su lado, y Sif con el dolor de la perdida en su corazón, se lanzó como una diablesa poseída por una furia y una rabia que le hizo acabar con quien osaba cruzarse  en su camino.
Heimdall subió con dificultad los escalones que le llevaban a la parte más alta de la torre. En su mano, el Estandarte del Cuervo le servía de apoyo para no caerse.
Recordaba la conversación con Finna Greyval.
“-No puedes sacrificarte. Es mi destino morir clavando el estandarte en la fortaleza enemiga. Para eso se me preparé toda mi vida.
-Eres sólo una niña, Finna. Apenas tu camino ha comenzado y el mío llega a su fin. Déjame liberarte de esa carga. Una vida tiene que terminar, tal es la magia del estandarte, la mía es la que terminara hoy, tu saga acaba de empezar, Finna Greyval.
-Y-yo… No he sido digna, no tengo el valor ni el coraje de alguien como tú.
-No digas eso, muchacha. Tu valor es más grande de lo que crees, y con el paso de los años lo encontrarás, pero ahora, es mi turno de un último acto heroico. La última hazaña de Heimdall.- Dijo
el guardián de Bifrost extendiendo su mano para agarrar el estandarte.
Finna pasó el testigo a Heimdall entre lágrimas. Sentía pesar por lo que estaba a  punto de acontecer.”
Heimdall llegó finalmente a su destino. Levantó con las pocas fuerzas que le quedaban el Estandarte del Cuervo, clavándolo de manera que su bandera ondease a la vista de todos.
La magia del estandarte comenzó. Los soldados de la alianza sintieron un coraje y un ímpetu inusitado, como si su espíritu se revitalizase y su agotamiento desapareciese. Se arrojaron con un entusiasmo desmedido contra sus enemigos. De tal forma, que arrollaban a sus rivales como las olas de un mar enfurecido sacudían a las pequeñas embarcaciones antes de partirlas en dos.
Heimdall vio con ojos sin vida como el ejército de la alianza cantaba victoria influido por la extraordinaria magia del estandarte que sujetaba con sus manos muertas.
El puente del arco iris ya no tendría quien vigilase su entrada, ni el reino dorado un guardián que protegiese sus puertas. Heimdall había partido finalmente.



Desak el Destructor de Panteones se impulsó hacía Loki, y movió con habilidad su hacha para impactar en el behemot en el que se habían transformado el dios de las mentiras asgardiano.
Loki se movió mucho más rápido de lo que Desak creía posible, atrapándole en la presa de su gigantesca mano, como si no tuviese interés en él, lo arrojó como si fuese una piedra a mucha distancia de allí.
-¿Creías ser rival para Loki? Pobre iluso.
-Quizás él no lo sea, pero yo si.- Dijo Thor haciendo mover su martillo encantado por encima de sus cabeza.- No me asustas, Loki, Thor ha hecho caer gigantes mucho más grandes.
-Soy hijo de Laufey, rey de los gigantes y el dios del engaño, soy Loki, soy el poder.- Dijo Loki dando un fuerte pisotón en la tierra que creó un temblor similar a un pequeño terremoto.
La inimaginable fuerza del golpe de Loki rompió la misma tierra, abriendo una grieta bajo sus pies.
-¡La Tierra se abre debajo nuestro!- Exclamó Thor.
Del foso abierto por Loki, surgieron grandes tentáculos y en el fondo del abismo pudieron ver docenas de mandíbulas abriéndose y cerrándose con dientes dispuestos a devorarlos rápidamente. Algún horror sin nombre invocado por Loki-pensó Thor. ¿No acabarían las maldades de su hermanastro? Uno de los tentáculos capturó a Odín, aprisionándolo con violencia.
-¡Padre! ¡Te liberaré de la bestia!
Thor convocó al rayo y del cielo cayeron varios relámpagos y varios rayos concentrados en las criaturas que mantenían prisionero a su padre. La fuerza de los rayos hizo que los apéndices del ser se partiesen como las ramas de un árbol.
El dios del trueno se movió hacía donde estaba Odín, interceptándolo antes de que este cayese hacía las peligrosas fauces que se hallaban al final de la grieta.
-Los hechizos de Loki parecen no tener fin.- Observó Odín.
-Estas bestias de pesadilla tendrán su final de la mano de Thor.- Dijo Thor lanzando una descarga que concentraba todo el poder del rayo.
Las criaturas no pudieron resistir la furia de los elementos y su existencia llegó a su terminó.
Magni apretó los dientes, y agarrando su maza, salió lanzado hacía su gigantesco enemigo. El joven asgardiano descargó toda su furia en un solo y eficaz golpe. Loki pareció perder momentáneamente el equilibrio, lo que aprovechó Thor para unirse a su hijo en el ataque.
-Contempla la salvaje tempestad que conjuro...Para devolverte a la fosa estigia de la que procedes, Loki.- Anunció Thor.
Thor movió a BadmrHird, y de la nada se creó una ventisca que enseguida se convirtió en una tempestad irresistible cuya furia fue desatada contra Loki con toda su crudeza.
El gigante apenas podía resistir los vientos huracanados lanzados contra él, hasta que en un instante, chocó las palmas de sus manos y la tempestad se desvaneció un segundo después.
-Eres un necio si crees que una tormenta basta para someter a Loki.
En sus ojos danzaron luces carmesíes y de lo profundo de su garganta, surgió lo que pareció una gigantesca bola de fuego que fue lanzada como un misil contra el señor de Asgard.  El proyectil ígneo impacto contra Thor y este quedó conmocionado tras la explosión.
-¡Basta, víbora! ¡Se acabo el juego!- Gritó Magni moviendo su maza hasta arrojarla contra el rostro de Loki. Antes de que el arma volviese a manos de Magni, la lengua del dios asgardiano pareció crecer y como si fuese un sapo atrapando una mosca, apresó a su presa.
Odín miró con repugnancia. Loki era ya más un ser demoniaco que un hombre, si alguna vez lo había sido realmente. Loki se había perdido por la senda oscura y no había nada que se pudiese hacer.
Quien fue durante largo tiempo su padre adoptivo, agarró su lanza y tomo una decisión.
-Parece que has olvidado a Gungnir, la Lanza del cielo, cuyo encantamiento hace que nunca falle un objetivo.- Dijo Odín arrojando el arma.- ¡Te refrescaré la memoria!
Loki no pudo replicar a su padrastro, pues la lanza, como anunció Odín, alcanzó su blanco, en este caso, uno de los ojos de su hijo adoptivo. Este se retorció de dolor al sentir como su globo ocular estallaba. La agonía le hizo romper el hechizo y Loki regresó a su tamaño habitual. Magni cayó liberado, pero algo aturdido.
Justo en ese momento regresó un encolerizado Desak. Al ver la debilidad en su enemigo, no dudo un instante y cruzó sus dos armas, desatando una energía letal, un poder destinado a acabar con dioses, pues ese era el único cometido en su vida, destruir a todos los dioses del universo conocido.
-¡Muere, maldito dios! ¡Acaba como todos los de tu ralea!
El rayo de Desak golpeó a Loki con dureza. Su efecto creó un dolor extremo al dios del engaño como no recordaba en largo tiempo. Loki miró con los ojos llameantes a Desak.
-Me has hecho daño, alienigena ¿Crees poder detenerme? ¡Te equivocas!
Loki murmullo un hechizo y de  repente, Desak se quedó inmóvil, incapaz de mover ni un solo musculo. En unos segundos, una gruesa escarcha y capa de grueso hielo lo cubría por completo, convirtiéndole en una auténtica estatua de hielo viviente.
En la mano de Loki apareció de la nada un hacha y este se lanzó a descargar un golpe mortal y romper en mil pedazos a el Destructor de Panteones.
Thor se interpuso en su camino. Desak estaba a petición suya y era  su responsabilidad si moría, una cuestión de honor que no erraría.
Loki atacó con su hacha. El impacto fue tan potente que le  hizo perder el martillo, con su escudo, Thor consigue detener el avance del mortífero hacha. Con mucho esfuerzo logra golpearle con el escudo de Elarion, cuyo poder protege de la magia a su poseedor, apartándolo de él. El dios del trueno se lanzó a un intercambio de golpes que pilló a Loki por sorpresa. La violencia y agresividad del ataque de Thor desbordó a Loki por completo. El combate cuerpo a cuerpo era una de las fuertes del hijo de Odín y se demostró cuando golpe tras golpe Loki no podía reaccionar, invocar un encantamiento o un hechizo con el contrarrestar los golpes de su hermanastro.
Loki apartó a Thor con un movimiento de su hacha. Lo que aprovechó Thor para poder recuperar su martillo.
Una vez más, y concentrando todas sus fuerzas… le golpeó con el poderoso BadmrHird, con tal fuerza que su golpe partió uno de los retorcidos y largos cuernos de la cabeza de Loki, que aulló de dolor.
Loki abrió la palma de su mano y la misma tierra y roca del suelo comenzó a crecer con rapidez extrema sobre el cuerpo de Thor, inmovilizándolo por completo.
-No podrás retenerme para siempre.- Dijo Thor intentando liberarse, pero cada vez que rompía parte de la tierra, se regeneraba de inmediato.
-Serás un monumento a mi victoria, hermanito.-Dijo Loki.- Cuando los cadáveres putrefactos de tus amigos y tu familia descansen sobre mis pies, tú serás testigo silencioso sin poder ayudarlos.
Un rayo salido de la nada chocó contra Loki, el impacto fue fortísimo, ya que se trataba de uno de los místicos rayos de Zeus.
El señor del Olimpo, junto a Tiwaz, Crom el dios de la montaña sombría, Buluku, líder del panteón africano  y Osiris, señor de Heliópolis se habían unido al combate.
-¡Viejo amigo! ¡Me llena de gozo volver a tenerte como compañero en el frente!- Dijo Zeus mirando a Odín.
-El sentimiento es mutuo, Zeus.- Contestó Odín.- Igual que me da satisfacción ver quienes te acompañan.
Tiwaz no pudo reprimir una cierta alegría al observar tras tanto tiempo a su nieto, hijo de su hijo Bor, y al que no contemplaba desde el nacimiento de Thor eras atrás.
Crom apretó los dientes y frunció el ceño, sin dejar de empuñar su imponente espada a dos manos.
-Dejémonos de tanta palabrería ¡es la hora del acero!
De un impresionante salto se plantó delante de Loki.
-¿Es que esta es una reunión de veteranos? ¿Quién se supone que eres tú, viejo chocho? – Dijo con todo el despreció que pudo Loki.
-Soy Crom ¡Deja que te enseñe el sendero del acero, maldito embaucador!
Fue tan rápido y veloz como un relámpago, de manera que Loki apenas lo vio venir, la espada del dios de los cimmerios hizo un tajo en el torso.
- ¡¡¡Argh!!! ¿Cómo te atreves?
Loki hizo un gesto con su mano y Crom sintió como si un puño invisible e inmaterial le golpease. El dios de las mentiras no tuvo tiempo de hacer nada más, cuando otro de los rayos de Zeus descargó toda su furia en él. 
 
-Tu eres quien se ha atrevido a desafiar el equilibrio de la realidad, Loki, y nosotros te enseñaremos que todo tiene un precio.- Dijo Zeus presto a arrojar otro de sus rayos.
Thor se hallaba cubierto casi por completo por las piedras y rocas invocadas por el encantamiento de Loki. Le era imposible mover su martillo para liberarse de la trampa mortal ideada por su hermanastro, cuando más luchaba, más quedaba atrapada en ella.
Debía liberarse y ayudar a sus hermanos celestes a detener la locura de Loki.
Thor concentró su voluntad en liberar la llamada Fuerza de Odín, el poder que heredó cuando su padre abandonó la tierra de los vivos e ingresó en el Valhalla. Cada poro de su ser exudaba poder, un poder que destruyó sin contemplaciones la trampa que lo mantenía cautivo.
Magni se despertó justo para ver como Thor se liberaba y el combate contra Loki proseguía.
Buluku apuntó su cayado místico y un haz de energía mágica soltó toda su fuerza también  sobre Loki.
Loki conjuro todo su poder y a una velocidad que no podría captar un ojo mortal, y con sólo un pensamiento la carne fue arrancada de los huesos de Buluku.
-¡¡No!! ¡Buluku!- Gritó Thor
-¡Esto es lo que espera a quien osa desafiar a Loki!
Como un animal rabioso, el señor de Asgard embistió a su enemigo. BadmrHird rodeado de un aura de luz se alzó y con un solo golpe, el martillo de Uru aplastó varias costillas a Loki.
El hijo de gigantes soltó un alarido agónico.
Loki lanzó varios rayos místicos para separar a su hermano de su lado.
Odín levantó con sus dos manos su lanza de combate y convocó todo su poder.
-Es el momento- Pensó.- Loki empieza a sentir los efectos de tan intento combate, está herido y debemos aprovecharlo, puede que volvamos a tener una oportunidad semejante.
Odín no vaciló en lanzar su ataque más fuerte contra su hijo adoptivo. Enfocando su poder a través de su lanza, golpeó con la furia de un hombre decepcionado, de un padre herido y de quien no hace mucho era temido por Loki y todos los enemigos de Asgard.
-¡Loki! Por tu mano han caído muchos en este día, pero ya no más. Fuiste mi hijo, ¡pero eso no detendrá mi venganza! ¡Nada me detendrá!
El torrente de energía fue tal que Loki fue mecido como una hoja en medio de una tormenta. Loki se tambaleó ante semejante demostración de fuerza.
-¡Ahora, Thor! ¡Debes desatar tu poder más terrible!- Gritó Odín.
Thor supo el significado de las palabras de su padre. El poder más temible se hallaba en su interior, en su fuerza vital, la fuerza viviente que lo hacía inmortal. En este momento, en su interior bullía una fuerza vital miles de veces más poderosa que antes de heredar la fuerza de su padre.
Agarró a BadmrHird con las dos manos, poniéndolo en dirección a su hermanastro.
Canalizó su energía vital a través de su sagrado martillo. Musitando a la vez palabras de poder que ya eran antiguas antes de que el primer hombre hollara la Tierra y que pocos inmortales sabían de su existencia.
-¡Thor hará lo que debe ser hecho! ¡El Dios del Trueno es el que lo jura! ¡Por Asgard! ¡Por la vida misma!
La fuerza divina de Thor fue liberada agónicamente en una explosión tan increíblemente poderosa e indescriptible que Loki se quemó de dentro a afuera de una manera que no creyó posible.
Su cuerpo se hizo borroso, sus contornos perdieron claridad  y Loki chilló con un grito penetrante que no parecía hallar fin. Algo cambio en la expresión de su rostro ¿Era el triunfo lo que iluminaba el rostro de Loki? ¿Acaso la locura se había apoderado totalmente de él antes de su fin? Con su último pensamiento, Loki rió a carcajadas, como riéndose de sus enemigos en el momento de su derrota.
Finalmente su cuerpo se derrumbó, y la figura del dios del engaño se volvió translucida, hasta desaparecer sólo una silueta quemada y humeante.
Thor cayó también, exhausto ante el agónico proceso necesario para liberar tal poder. Jugar con la propia fuerza vital de un Dios era doloroso y muy peligroso, por ello, los pocos que conocían la manera de usarla de tan forma rara vez lo usaban.
Su padre le tendió su mano, y Thor la acepto gustoso.
-Lo has hecho bien, hijo mío. Era la única forma.
Thor miró los restos de su hermanastro y asintió.
-Aunque sé que nuestro sino[3]  estaba escrito que debía ser de esta manera, muy en el fondo de mi corazón desearía que no hubiese sido así.
-Eres noble, biznieto, y eso te engrandece aún más.- Dijo Tiwaz acercándose a ellos.- Loki ha tenido el final que el mismo se buscó, no debes darle más vueltas.
Desak finalmente pudo librarse del hechizo de Loki, una vez este había desaparecido. Aún convertido en hielo, pudo contemplar todo lo ocurrido. Un poder como el desatado por Thor debía tenerse en cuenta. Era peligroso que hubiese un dios con semejante potencial. Acarició el filo de su hacha pensando si era el momento de deshacerse de él o esperar a más adelante. Sus pensamientos fueron cortados por un sonido.
Una risita ahogada hizo que los tres se volviesen. Un joven de piel aceitunada y cubierto por una capa y una capucha que le ocultaba gran parte de su rostro les observaba.
-¡Identifícate, extraño!- Dijo Thor.
El muchacho retiró la capucha de su cabeza, dejando ver un rostro afilado, con unas cuencas vacías, sin ojos.
“Soy la otra cara de la moneda, la oscuridad y la tempestad.
Soy la negación y el final. Soy el mensajero del caos, avatar del Apocalipsis”
  
 El  joven sin ojos se movía lentamente, sin dejar de sonreír. Aunque su sonrisa era burlona y casi como un desprecio hacia quienes le miraban.
“-Mis amos os dan una última oportunidad. Jurad servidumbre y se os perdonará la vida. Oponeos a sus designios y pereceréis junto al resto de esa pobre e insignificante especie llamada humanidad”
-¡Jamás! ¡Nunca nos inclinaremos ante seres tan viles como tus tenebrosos amos!
“-Entonces seréis exterminados como uno más de los organismos que infecta el plano terrestre y que deben ser erradicados para que mis amos vuelvan a pisar lo que una vez fue suyo y nunca le tuvo que ser arrebatado”
El joven de piel aceitunada abrió la boca y de su garganta surgió un alarido espantoso y terrorífico, su forma pareció temblar e hincharse, hasta reventar, dejando de lado todo rastro de humanidad. Tenía un cuerpo monstruoso, donde su rostro había sido sustituido por un largo tentáculo rojo. Era el caos reptante, era Nyarlathotep.
El mensajero lanzó su tentáculo rojo contra Thor. El apéndice rojo se enroscó alrededor del asgardiano, que sintió como emanaba acido corrosivo que empezó a quemar su armadura.
Odín fue a arrojar su lanza contra la criatura, pero no hizo falta, un hacha voló por el aire, seccionando el tentáculo rojo y haciendo aullar al caos reptante, pero esta vez de auténtico dolor.
El hacha pertenecía a Darkwolf, que junto a los demás primeros dioses habían acudido para librar la última y decisiva batalla de la guerra. Arioch era una auténtica masa amorfa de caos cambiante, no en vano era llamado el Duque del Caos. Mitra estaba a su lado, junto a una mujer de sinuosas curvas que no era si no la diosa Ishtar.
El resto de señores divinos, los más poderosos de cada uno de sus panteones también estaban allí. Izanagi de los Kami, Viracocha de los mayas y Manitú de los Anazasi.
-No estarás sólo en este decisivo momento, Dios del Trueno.- Dijo Darkwolf recuperando su hacha.
Thor notó la antiguedad y la grandeza del dios que tenía enfrente, que junto a sus compañeros, eran los únicos que quedaban de los primeros dioses adorados en el alba de la humanidad y quienes ya se enfrentaron al enemigo que les amenazaba en la  actualidad.
-Será un honor sin igual luchar a vuestro lado.- Apuntó Thor golpeando con su martillo el suelo, convocando al rayo que sólo él gobierna.
Los rayos y relámpagos se sintieron atraídos como el metal por un imán y cayeron sobre el Mensajero del Caos.
Cuando el humo se hubo despejado, sólo quedaba un amasijo de carne quemada y carbonizada
-¡Esto es lo que os espera si no volvéis al abismo sin nombre del que procedéis!- Gritó Thor a los Dioses Primigenios que flotaban en el firmamento.
Los seres oscuros y perversos no parecieron ajenos a las palabras del señor de Asgard, y estremeciéndose y retorciéndose,  con gruñidos y llantos tan aberrantes como ajenos a lo humano y lo divino, tomaron tierra.
Su aspecto no estaba hecho para los ojos ni la mente humana, ni siquiera para la de los dioses, por lo que sólo llegaban a atisbar una leve porción de su verdadera forma.
Uno de los dioses era una masa amorfa, increíble, palpitante y temblona como gelatina, cubierta de tentáculos.
Otro de  ellos tenía un aspecto rechoncho, de panza abultada y redonda, y su cara se parecía más a la de un sapo monstruoso que a la de una deidad. Todo su cuerpo estaba cubierto por una imitación de pelaje corto, dando la sensación de una mezcla de murciélago y de marmota horrendos. A su lado un monstruo de perfil vagamente humano, pero con una cabeza a modo de pulpo cuya cara era una masa de tentáculos, un cuerpo cubierto de escamas y de aspecto gomoso, unas prodigiosas garras tanto en extremidades anteriores como posteriores, y unas largas y estrechas alas en la espalda
Uno de los dioses era difícil de contemplar, dañaba incluso la vista el mirarlo fijamente. Era una masa de grandes globos de luz, un conjunto de globos iridiscentes que brillaban intensamente.
La última entidad maligna era amorfa del caos inferior, una inconcebible blasfemia más allá de toda oscuridad y de los tiempos. Un auténtico caos nuclear sin sentido para una mente cuerda.
Inmediatamente comenzaron a atacar indiscriminadamente, sin importa el bando que ocupasen. Absorbían y digerían a todo cuanto se ponía a su alcance.
Thor comenzó a hacer girar su martillo para iniciar el vuelo hacía los Dioses Primigenios. Zeus, Manitú, Odín y el resto de dioses le siguieron.
-¡¡Por las brillantes torres de Asgard!! Muchas son las maravillas que he contemplado, y los horrores que he combatido, pero nunca he contemplado tal monstruosidad, tan aterradora y ancestral maldad.
La hora de las palabras ya termino, ahora era la hora de que su martillo hablase por él.
BadmrHird golpeó a uno de los dioses con todo su poder, y su ataque pareció indiferente a la monstruosidad.
 Zeus descargó la furia de sus rayos, capaces de fulminar en el acto al enemigo más temible, pero que no causaron efecto alguno en apariencia.
Manitú liberó su poder divino a través de su tomahawk, y una porción del mar caótico de uno de los dioses primigenios sujetó al dios anazasi, arrastrándolo hacía el interior del caos nuclear que crepitaba en su interior.
Osiris agarró a Manitú, pero apenas consiguió frenarlo, y amenazaba con engullirlos a ambos. Fue Tiwaz quien emitiendo un frío ancestral a través de sus manos hizo que aflojase la presa sobre los dos dioses, que finalmente consiguieron escabullirse.  
La criatura con aspecto de sapo monstruoso escupió una sustancia abrasiva que los salpicó, creándoles graves quemaduras a Mitra, Viracocha y Zeus.
El dios sapo abrió de nuevo su boca y una larga lengua salió para atraparlos como si fuesen insectos para alimentarse. Odín levantó su cetro de poder,  hiriéndole en la lengua o al menos distrayéndole para que pudiesen huir sus hermanos divinos.
Thor observó a los dioses que le acompañaban intentando combatir al antiguo mal de todas las formas posibles. Luchaban con ahínco, pero era una lucha que de este modo no podían ganar… Y si eran derrotados ¿Qué esperanza quedaba?
Entonces, Thor le vino a la mente una vieja historia que le contó su padre tiempo atrás y decidió cual era el camino a seguir.
-¡Hay que replegarse! ¡Si nos quedamos aquí moriremos!
Zeus miró con incredulidad ¿Retirarse? Thor no era un cobarde, si lo ordenaba sería por una muy buena razón.
-¡Haced caso al Dios del Trueno! ¡Retirada!
Odín creyó a pies juntillas en su primogénito y espoleó a sus hermanos celestes a que siguiesen a Thor.
A duras penas consiguieron escapar, alejándose de los insaciables y arcanos dioses que estaban sumidos en una orgía de muerte y destrucción.
 -¿Ahora huimos como niñitas asustadas?- Esgrimió Crom visiblemente alterado.- ¡Nos espera la gloria de la batalla!
-No hay gloria si nuestra muerte es en vano, lord Crom.- Observó Thor.
-¿En que estas pensando, Thor?- Preguntó Tiwaz intrigado por los planes de su biznieto.
-Hace mucho tiempo, cuando mi padre era joven,  él y sus hermanos Vili y Ve, se enfrentaron al demonio Surtur en su reino de fuego y llamas eternas. Para poder rivalizar con el enorme poder de su adversario, unieron sus poderes, fusionándose en un solo cuerpo, el de un poderoso guerrero que consiguió luchar de igual a igual con el demonio ígneo.[4]
-¿Pretendes que…?- Comenzó a preguntar Odín.
-Si queremos tener una posibilidad de victoria, debemos unir nuestra fuerza en una sola.- Observó Thor.- Y aún así el triunfo será difícil, pero es la única manera.
-Brillante idea, Thor.- Dijo Zeus.- Coincido contigo, es algo que debemos probar.
-¿Estáis conmigo, hermanos? ¿Derrotaremos unidos al enemigo?- Dijo Thor mirándolos a todos ellos.
Manitú asintió, así como el resto de compañeros de la alianza, incluso el terco Crom dio su brazo a torcer.
Thor se situó en el centro, y uno tras  otro pusieron sus manos encima de la suya. Su energía se manifestó, y un resplandor cegador los cubrió. Cuando este cesó, ya no estaban los diferentes dioses líderes de sus respectivos reinos. Sólo se erigía un único y gigantesco guerrero que blandía una espada a dos manos. Una armadura le protegía todo su cuerpo y un yelmo el rostro. Sólo sus ojos se quedaban a la vista. Y sólo tenía un objetivo en mente. Derrotar a todos sus enemigos.
El guerrero inmediatamente corrió al encuentro de sus oscuros enemigos. Los Dioses Primigenios se percataron del nuevo oponente que les desafiaba.
El espadón golpeó contra uno de los dioses, el dios sapo sintió como uno de sus brazos era cercenado. En respuesta a la agresión, escupió ríos de sustancia abrasiva por su boca, pero la coraza de la armadura le protegió del ataque.
Contrariado, la criatura-sapo se lanzó contra el guerrero, abriendo su inmensa boca, que fue creciendo y creciendo para intentar devorar entero a su acorazado enemigo. El guerrero avanzó, clavando la hoja de su espada en el interior del dios sapo y descargando su poder dentro de él hasta hacerlo estallar.
Los otros dioses parecieron inquietos ante la muerte de uno de los suyos, como si fuese algo que no alcanzasen a comprender o siquiera considerar.
La masa amorfa de globos iridiscentes cobró rapidez repentinamente y atacó casi por sorpresa al guerrero. Lanzando chorros de fuego plateado que azotaron el guerrero, corroyendo su armadura y penetrando en su piel. Sintiendo el lacerante dolor de sus heridas y desesperado, dio un mandoble con su espada, atravesando una de las esferas que componían el extraño y maleable cuerpo del dios. Esto sólo pareció enfurecer más a la criatura, que lanzo de nuevo llamaradas aún más grandes del extraño y peligroso fuego plateado.
El guerrero retrocedió, y entonces se encontró con otro de los Dioses Primigenios, aquel cuyo aspecto una como enorme monstruo con cabeza de pulpo o calamar, con numerosos tentáculos, y abotargado cuerpo de dragón, con sus respectivas alas.
El Dios Primigenio extendió sus brazos, y estos se tornaron como una especie de masa gelatinosa que amenazaba con envolver al guerrero divino. Este movió su espada, intentando cortar sustancia, pero el cuerpo escamoso del dios estaba compuesto de una sustancia distinta a cualquier otra en nuestra realidad. La sustancia se  estiraba, pero la espada no parecía capaz de hacerle ninguna mella. Las garras de la criatura se clavaron en su pecho, atravesando su gruesa armadura y clavándose en su carne.Lanzando una descarga de energía apartó al ser octopoide, sabiendo que otra herida como esa y estaba perdido.El guerrero divino se dio cuenta de que la fuerza sumada de todos los patriarcas de los dioses era insuficiente para derrotar a los Dioses Primigenios. Necesitaba más poder si quería acabar con ellos esta vez. Su intención no era encerrarlos como hicieron eones atrás los primeros dioses, si no hacerles desaparecer de una vez y para siempre, ya que si no era de esa forma, la amenaza de su retorno siempre estaría pendiente de sus cabezas como una espada de Damocles.
Sabiendo cual era la manera y la forma, no le hizo más fácil el hacerlo. Como señores de cada uno de los reinos divinos, tenían bajo su control la energía vital de todos y cada uno de sus habitantes. Y si querían ganar esta batalla, debían disponer de cada brizna de energía posible. Los ojos del guerrero brillaron con un fulgor dorado.
En el reino dorado, los asgardianos, como los refugiados egipcios y celtas se derrumbaron uno tras otro, mientras su fuerza manaba en dirección al guerrero. En el monte Olimpo sus habitantes cayeron fulminados. La misma escena fue sucediendo una y otra vez: Desde las inmensas y hermosas praderas de Shipolo hasta el reino de Ama, hogar de los dioses  de Japón, la energía vital de sus habitantes fue requerida para fortalecer el poder del guerrero divino.
Incluso las tropas del ejército de la alianza tuvieron que donar toda su fuerza. Fue más allá, buscando energías mucho más lejos. En un distante universo, los dioses que quedaban en ese plano, en un mundo llamado Nuevo Génesis y que eran conocidos como los Nuevos Dioses vieron como parte de su esencia vital era requerida para sumarse a la sus iguales en otro de los incontables mundos del multiverso.
El poder bullía en el interior del guerrero, un poder incalculable y que necesitaba ser liberado, bajo pena de consumir a su mismo portador.
La espada del guerrero descargó su hoja contra sus enemigos. La energía y el poder que manaban de su oponente lleno de incertidumbre a los Dioses Primigenios y por primera vez de ¿miedo?
Con un relámpago surgido de la punta de su espada, envolvió a la criatura con cabeza de pulpo en geiseres de poder que consiguieron consumir la extraña materia de la que estaba compuesto.
La masa gelatinosa llena de tentáculos intento apresarlo, pero su espada seccionó sus apéndices e introdujo la hoja en su cuerpo, haciendo estallar a la cosa innombrable.
El ser cuyo cuerpo era  un conjunto de esferas trato de quemarlo con su fuego plateado, aunque en esta ocasión, la espada del guerrero interceptó la llamarada con la espada, para a continuación hundirla en el centro de las esferas, liberando una fuerza destructora que desintegró al dios.
Frente a él, solo quedaba el bullente mar de caos que era el dios primigenio superviviente. El caótico ser se expandió, intentando lanzarse sobre el guerrero. Este intento esquivarlo, sin ser capaz de ello, el caos nuclear ardiente lo cubrió por completo.
El guerrero notó una voz que lo hablaba.

“Únete a mí. Gobernemos juntos la realidad, como iguales, no es necesario exterminarnos el uno al otro”
La oferta era tentadora, y como el guerrero sintió, fruto de la desesperación y el miedo.
Ajeno a las suplicas de su enemigo, liberó todo el poder acumulado, cada gota de energía vital que tenía dentro de sí mismo. La explosión causante fue tan grande, que sus emanaciones sacudieron varios planos y niveles diferentes de realidad, haciendo que se sintiese por todo el multiverso.
Los dioses cayeron todos al suelo al unísono, agotados y algo traumatizados por haber sido uno sólo por un tiempo. Thor se levantó, tambaleandose y vio hasta donde le alcanzaba la vista lleno de cuerpos inconscientes. Los guerreros de la alianza cuyas energías reclamaron para poder derrotar al enemigo. Una fuerza vital que no eran suyas y que debían devolver rapidamente a sus legítimos dueños. La energía fue deslizándose de nuevo, regresando a los cuerpos donde siempre habían residido y poco a poco los reinos divinos y todos quienes los habitaban fueron regresando a la vida.
Quienes se despertaban, tras haber perdido temporalmente su chispa vital, veían en lo alto de la torre más alta de la negra fortaleza enemiga ondeando el legendario Estandarte del Cuervo, y nadie fue capaz de decir que no fue por su poder por o que habían conseguido la victoria ¿No estaba asegurado el triunfo de quien consiguiera clavar el estandarte en el campo enemigo? Así lo decía la leyenda, y así se había cumplido finalmente.
Sujetando con sus manos sin vida el estandarte, se encontraba Heimdall, que llevándolo hasta el corazón enemigo, había cumplido con su misión con su último aliento de vida.
La guerra había terminado, el tiempo de llorar a los caídos, de contra los muertos y reverenciar a quienes dieron su vida por  tan noble causa había llegado.
 

  Epilogo Uno
Thor se había retirado el yelmo de su cabeza y su larga melena rubia era mecida por el viento. Sus
ojos no se apartaban de la escena terrible que estaba contemplando y que nunca habría querido ver. Su amada Sif se hallaba a los pies del cuerpo del noble Heimdall y lloraba desconsolada, como la Encantadora, que resultaba que dentro de su bello cuerpo si tenía un corazón que latía y sentía.
-Hubiese  preferido arrancarme los ojos antes de tener que contemplar la muerte de un valeroso guerrero y amigo. Grandes canciones se cantaran sobre el noble Heimdall y su última batalla.- Dijo Thor apenado.
-Tuvo una muerte valiente y tiene asegurado un sitio de honor en el salón de los héroes del Valhalla, Thor.- Dijo Tiwaz acercándose.
-Conseguimos la victoria, sí, pero el precio ha sido terrible. Los dioses  recordarán para siempre esta guerra y costará largo tiempo volver a recuperar la normalidad.- Comentó Thor.- El equilibrio de algún modo nunca volverá a ser el de siempre, me temo que hemos de afrontar el futuro con incertidumbre.
-No me cabe duda de que con una mano firme como la tuya y un corazón noble como el que tienes los dioses están en buenas manos, Thor.
-No sé si soy merecedor de tanta confianza, sin embargo la agradezco.
-Tienes que tener más fe en ti mismo, hijo mío. Siempre supe, desde que te tuve por primera vez en mis rodillas, que tendrías un lugar de privilegio en el devenir del futuro y no me equivoque. – Dijo
Odín que se había unido a ellos.- Estoy seguro de que tomarás las decisiones correctas para salvaguardar a nuestro pueblo y a nuestros reinos hermanados.
-Rezo para que tengas razón, padre. No quiero ver sufrir de nuevo a los míos así. Ni a mi futuro hijo.
-¿Hijo? ¿Esperas a un heredero?- Preguntó con sorpresa.-  Mi alegría no conoce límites, Thor. El futuro de tu linaje está asegurado. Críalo bien, hijo mío, se un buen padre y un maestro para él.
-Tienes mis mejores deseos para tu vástago, Thor. –Dijo Tiwaz alegre.- Ahora es momento de despedidas.
-¿Te marchas ya? Me hubiese gustado estar más tiempo a tu lado, y haber tenido la oportunidad de tener tu consejo siempre certero en estos momentos de incertidumbre.
-Nos marchamos. Todos nosotros. El momento de los primeros dioses ha pasado. Tenemos que dejar paso a las nuevas generaciones y apartarnos a un lado.
Tiwaz se giró hacía Odín.
-¿Estas preparado?
Thor pareció confuso.
-¿Cómo? ¿No volverás al Valhalla?
-Me temo que no. Como a los primeros dioses, mí tiempo concluyo. Es mi deseo irme con ellos para el resto de la eternidad, hijo mío.
Thor le dio un fuerte abrazo a su padre.
-Reencontrarnos en el campo de batalla fue algo inolvidable. Nunca hubiese podido hacerlo sin ti a mi lado, padre. Espero que haya donde  vayáis, conozcáis la paz que tanto buscáis. Cuídate, padre, cuidaros todos.
Odín asintió.
-Es la hora.- Inquirió Tiwaz.
Darkwolf, Arioch, Isthar, Crom y Mitra los esperaban.
Tiwaz y Odín extendieron sus manos y un portal de luz brillante se formó de la nada.
Los primeros dioses comenzaron a cruzar uno a uno hacía un destino que antojaba incierto, excepto para ellos, cuya sabiduría venia de las primeras civilizaciones que poblaron la Tierra.
Tiwaz lo saludo con la mano y sonrió jovialmente como en él era habitual. Odín se despidió con una última mirada antes de cruzar el umbral del portal.
Thor se quedó mirando como el portal desaparecía en un estallido de luz y se quedaba pensativo. Con su marcha, y con todo lo sucedido, una época había terminado y una nueva estaba cerca de comenzar.
 
Epilogo Dos
Einmyria diosa de las cenizas se hallaba en las entrañas de la fortaleza. Había sentido como la vida de su padre había sido segada. Y con la fortaleza tomada, era cuestión de tiempo que dieran con ella y la ajusticiasen.
Se arrodilló frente al cuerpo sin vida de su hermana Eisa, diosa de las brasas. Estaba ensangrentado, al haberle sido despojado de su corazón aún en vida[5]. Le cerró los ojos y pensó en todo lo que habían pasado juntas para tener un final tan lastimoso. Parecía que era el sendero a recorrer por todos los hijos de Loki.
“Huye, insensata, ¡huye ya!”
Esa voz en su cabeza, no podía ser…
Espero unos segundos y al no volver a escucharla pensó en que sin duda eran imaginaciones suyas.
Se despidió de su hermana y de las palmas de sus manos nacieron llamas que consumieron el cuerpo de Eisa.
Sin mirar atrás, se marchó de allí, huyendo por un túnel subterráneo que le llevaría muy lejos de ese lugar de muerte y perdición.
La diosa no pudo ver como la sombra que proyectaba era una figura masculina y no femenina, con dos cuernos en su cabeza.
Una carcajada malévola pareció escucharse en la lejanía.

Fin de una época, ahora comienza la era de los Mitos… ¡The Mythic Age!


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Referencias:
1 .- Como vimos en el Thor#2, donde el Devorador perdió un ojo por una flecha de la guerrera celta.
2 .- Nadie parece recordar que Balder es capaz de esto desde su miniserie Balder el Bravo.
3 .- Destino
4 .- Hace mucho tiempo se contó historia, en la saga de Surtur de Walter Simonson.
5 .- En Thor#18

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