Star Trek Spotlight nº03

Título: El Gambito de Dante (III y IV)
Autor: Guillermo Moreno 
Portada: Juan A. Campos
Publicado en: Marzo 2012

¡Dos nuevas historias! La capitana Matsumoto, su equipo y la inteligencia de la Flota intentan trazar un plan para detener a Dante y su grupo terrorista.
El espacio, la última frontera... Estas son las aventuras de los miembros de la Flota Estelar, hombres y mujeres valientes consagrados a velar por la seguridad de la Federación Unida de Planetas, a defender sus principios y virtudes... y a explorar, llegando donde ningún hombre ha llegado jamás.
Gene Rodenberry y Action Tales presentan:
Creado por Gene Rodenberry


El Gambito de Dante Cap. III
Escrito por Guillermo Moreno
 
Kuriko se quito la chaqueta y la arrojó en la cama de su dormitorio. Durante un rato estuvo caminando de arriba abajo por todo el camarote esperando que su ánimo, caldeado, se aplacase. Su mente comenzó a divagar durante un rato hasta que las piernas no pudieron sostenerla mucho más.
La capitana se sentía culpable por la situación, no habían previsto el ataque y tampoco logró capturar al terrorista.

—Infusión de Valeriana, caliente— ordenó al replicador.

La humeante taza de té se manifestó frente a ella. Kuriko la tomó y comenzó a soplarla para darle una temperatura agradable y fue a sentarse en su cama.

“… —Embajador T´leran todo está dispuesto como usted lo ha pedido. — dijo Kuriko mientras caminaba por los pasillos de su nave y miraba con detalle a su compañero. El Embajador T´leran era un vulcano de edad considerable para su especie y de mucha experiencia, pero caminaba compelido por una fuerza y presteza que negaban su naturaleza.

—Me parece muy bien capitana— replicó —He estudiado a los diferentes interlocutores en esta charla, y la lógica dicta que hay que ganarse a los Dacteris.

—Hacerlos entrar en confianza— dijo Kuriko. — Es curioso como la Diplomacia y la guerra se parecen.

—Realmente se parecen mucho más de lo que crees.
Kuriko estuvo a punto de reírse, pero pudo contenerse y agregó —El Informe de inteligencia dice que los Dacteris se encuentran en una situación inusual. Su planeta estuvo controlado por una oligarquía teocrática sustentada en un sistema de castas; al parecer hace unos años hubo una especie de revolución. — Kuriko revisó su Padd y agregó— Y, actualmente hay un Directorio que controla la mayoría del planeta. Este ha abolido el sistema de casta y se han abierto a un sistema democrático.
La mujer hizo una pausa a ver que decir el Embajador, pero como este no agregó nada más y continuó. —Aun entre los dacteris hay simpatizantes del viejo gobierno y estos son los que ha originado el impase con la Unión Cardassiana.

—Eso lo desconocía— respondió el embajador.

—Los Dacteri lo negaran. Al parecer lo ven como una especie de debilidad.

—Eso hará mucho más difícil las charlas.

—Sin duda Embajador; por suerte a los Cardassianos los conocemos. E Inteligencia nos ha comunicado que las facciones militaristas ya se están moviendo. Ven en este impasse una oportunidad de levantar los ánimos de la Unión. Si los Cardassianos se van de nuevo a la guerra, sin duda los militares preparan el escenario para dar un Golpe de Estado.

—Que, sin duda sería sutil.

—En efecto. Además, la victoria contra los Dacteris, quienes poseen una tecnología inferior y además poseen poco territorio, legitimaría al nuevo gobierno militar.

—Excelente y muy lógico— replicó el vulcano. —podremos contener a los Cardassiano con el elemento económico. Si tenemos éxito podríamos atraerlo aun más hacia nuestra postura.

—Entonces estas pláticas son de suma importancia.

— ¿Acaso no era obvio? Capitana…”

Kuriko le dio un profundo trago a su infusión, esperando que esta tuviese el efecto deseado; sin poder evitar pensar como había comenzado todo. Realmente aquella discusión tuvo una trascendencia mayor. La joven capitana termino su té en dos tragos y terminó de desvestirse.

—Una ducha te sentara bien, Matsumoto— se dijo mientras se dirigía a ello, sin poder evitar sentirse sucia de verdad. Hacía mucho tiempo atrás había aprendido a lidiar con el fracaso, pero este tenía un regusto sin igual.

“… La lanzadera Dacteri aterrizó con sumo cuidado en el hangar de la nave. Kuriko no pudo evitar asombrarse por la forma que poseía está; parecía una clase de insecto, una araña tal vez.

Kuriko lanzó una rápida mirada de reojo al embajador vulcano, este se encontraba totalmente calmado, como siempre. A la derecha de él se encontraba el embajador Cardassiano, Dales Tarakan era su nombre. Un cardassiano de cabellos castaños y de una piel clara; vestía de colores vivos y llevaba un traje menos vaporoso que su par vulcano. Sonreía al ver la lanzadera dacteri y Kuriko supuso que se debía al hecho, que por el chasis de la misma, se podía inferir el nivel tecnológico de los Dacteris. Durante unos segundos la capitana creyó ver un en sus ojos el brillo de un taimado oportunista; sintió como un escalofrió recorría su espina.

—Alguien esta danzando sobre mi tumba— masculló.

La puerta de la lanzadera se abrió lentamente, y luego con un crujido que sonó como un lamento, surgió la rampa de desembarque. Cuatro fueron las figuras que aparecieron. Los dacteris no era una especie impresionante, o visualmente impactante, como sin duda eran los cardassiano, los klingons entre otras que medraban por el cuadrante. A la joven le recordaban a los humanos, pero con ciertos rasgos felinos.

La capitana se adelantó junto a los dos embajadores. — Embajador Kalantes, es un placer tenerlo aquí— comentó la Capitana — Estos son el Embajador T´leran de la Federación y su par el Embajador Tarakan de la Unión Cardassiana.

El aludido sonrió y asintió — Mi asistente personal Se´ras— dijo este señalando a un hembra de su especie— mi guardaespaldas Thanis, y mi paje Dante.

— ¡Esto es un ultraje!– replicó rápidamente el Embajador Tarakan. — ha traído a uno de sus soldados a unas platicas de paz.

— ¿He hecho algo indebido?

—Sin duda— replicó T´leran— pero, en el espíritu de las buenas relaciones, será una transgresión que dejaremos pasar por alto esta vez.

—Pero… ¿Capitana?

Kuriko miró al embajador y comenzó a considerar su respuesta. Estaba al tanto de que en aquel momento ella tenía a las conversaciones en una balanza. —Su Guardaespaldas se quedara en el comedor acompañado de varios de mis hombres. ¿No creo que le moleste?
Kalantes consciente de su situación sonrió y luego miro al soldado y respondió por él. — El joven Thanis no tiene problema alguno.

—Entonces no se diga más. — replicó Kuriko. …”



El Gambito de Dante Cap. IV
Escrito por Guillermo Moreno

La puerta se abrió rápidamente y Kuriko entró a la sala de reuniones, una vez que lo hizo las conversaciones cesaron y los miembros de la Plana Mayor de la nave se pusieron de pie. Rápidamente fue a su asiento, a veces no se sentía cómoda con el trato que recibía como capitán, y después del día de ayer no se sentía digna de tal trato.
Tomo su padd y en el ordenador frente a su puesto introdujo la barra isolineal donde se hallaba toda la información que había preparado. Rápidamente introdujo un código que facilitó la información a los otros miembros de la plana.

—Bien señores— dijo con un tono solemne y sin reparar en saludos. — Supongo que todos han recibido el informe del Señor Bolívar sobre las pesquisas que se hicieron a la nave que logramos capturar.

Los miembros de la plana se limitaron a asentir. Miró la pantalla del ordenador y luego a sus subordinados y continuó. — Dígame Señor Bolívar, ¿Qué más consiguió con sus pesquisas?

—Inteligencia de la Flota, nos comunicó que se ha descubierto que Dante va a realizar una serie de ataques en otras bases estelares. Al parecer las bases están muy alejadas entre sí, y fueron seleccionadas al azar.

—Entonces es obvio que son una serie de distracciones. — Le cortó el Comandante Rann. —Es la típica actitud del Terrorista.

—Y de un combatiente asimétrico— replicó de nuevo Bolívar, al parecer algo molesto por la interrupción de su superior.

—Sun Tzu — replicó distraída Kuriko.

— ¿A qué se refiere con eso, Señor?— Inquirió Bolívar.

—Sun Tzu, proponía que no se debía atacar a un blanco directamente. La Guerra es el arte del Engaño; atacas a otro blanco y tu enemigo concentra sus fuerzas y atención allí, dejando al blanco que te interesa desprotegido. Allí atacaras con toda tu fuerza. —Respondió la mujer mirando a su subalterno.

Los oficiales de la plana Mayor guardaron silencio durante un rato y luego el mismo Bolívar se digno a preguntar.

— ¿Entonces los atentados tienen como finalidad distraer nuestra atención de un evento de mayor importancia?

—En efecto, Señor Bolívar. —Replicó Kuriko con un tono frio— Y, si se pregunta ¿Cuál evento será? le responderé con todo gusto que no son las reuniones Tripartitas con la Unión Cardassiana que se celebrarán dentro de poco.

—Entonces ¿Qué desea atacar? —preguntó el Teniente Castellani, quien se encontraba sumamente desconcertado, al igual que los otros miembros.

—La meta del ataque es sembrar miedo— Respondió el Comandante Rann, en cuyo rostro comenzaba a verse la luz del entendimiento. —Hacerles pensar a los Cardassianos y Klingons que no tenemos fuerza y capacidad para protegernos. Pero eso no es todo, ¿Verdad Capitán?

—Ciertamente—respondió esta. —Dante busca y desea que movamos nuestras fuerzas, que las dispersemos. Si inteligencia supo descifrar sus intenciones con tanta rapidez, se debe a que fueron deliberadamente obvias. Dante realmente quería que supiéramos lo que iba a pasar.

—Acción que concuerda con su rampante narcisismo —Interrumpió por primera vez Azala Dan— Su megalomanía, egocentrismo y por su obvia condición antisocial.

Kuriko sonrió a la mujer; estaba feliz de tenerla allí. La Comandante Azala Dan era la doctora de la nave. Una Trill, no unida, muy bien parecida de ojos azules y cabellos dorados. Kuriko apreciaba a la doctora como académica y consejera. Mientras la escuchaba no pudo evitar mirar a Tamist, quien era su jefa de operaciones, esta era una boliana, de piel azul pálido y carácter jovial, como todos los miembros de su especie. Aquella discusión parecía tener al jefe de operaciones en un estado de incertidumbre.

— ¿Sí no desea acabar con las charlas, cuál es el plan de Dante?— Preguntó de nuevo el Teniente Castellani.

—Desea causar caos, Giuseppe, eso sin duda. —Replicó Kuriko. — para complacer a sus amos Romulanos sus acciones afectaran a las platicas. Pero su meta última es Bay-Lang.

— ¿Qué ganaría al reconquistar a su planeta?— preguntó la Teniente comandante Tamist, con su tono jovial y lleno de duda.

—Pues es obvio— respondió el último miembro de la plana que no se había dignado a hablar.

—Complacer tanto a su ego como a sus amos. — finiquitó con un tono frio y lógico digno de un vulcano, pero el interlocutor no lo era.

El Teniente comandante Mekor, jefe del departamento de ciencias de la U.S.S. Hermod era un mestizo. Mitad humano y Mitad Cardassiano. Lejos de ser producto de la guerra o el acercamiento pacifico como solían ser, en el mejor de los casos, los mestizos. Mekor era producto del espionaje. Hijo de un agente cardassiano infiltrado, en la sociedad humana, que halló mucho más satisfactorios los brazos de una bella humana que el deber a la orden obsidiana.
Debido a su naturaleza, el joven agente tuvo que esforzarse el doble en una sociedad que a pesar de ser muy abierta y tolerante no pudo evitar verlo mal; especialmente durante la guerra contra el Dominion. A la larga como forma de defensa desarrolló una personalidad introvertida, lógica y fría, cercana al estilo vulcano, que le permitió un ascenso veloz en el terreno de las ciencias.

—Al conquistar Bay-Lang crea otro frente contrario a la Federación y un enemigo latente para la Unión Cardassiana. —Replicó Kuriko. La capitana miro al señor Bolívar. — dígame Teniente comandante, ¿Cuántos escenarios catastróficos arrojaría esa situación?

—Una Cardassia que vería a la Federación como débil; por lo tanto poco dispuesta a unirse al Acuerdo de Khitomer. Una Cardassiana que atacaría a los Dacteris aludiendo legítima defensa, una Cardassia Guerrera, en la cual el Comando Central retomaría el control. Adiós a la democracia, Adiós a la posible Alianza con la Federación. —Respondió el aludido.

—Hola, vieja Cardassia, aliada con el Imperio Romulano. — le interrumpió el Comandante Rann consternado.

—En efecto— replicó Kuriko

— ¿Cuál será el curso de acción?—Preguntó el Teniente comandante Bolívar.

—Inteligencia ya está haciendo lo suyo. En este momento es seguro que las fuerzas de la Federación están previniendo los ataques y reforzando la seguridad en el sitio de las conversaciones.

—Respondió Kuriko con calma, mientras miraba a Azala esperando que esta le interrumpiese.

—Pero con eso llevan a cabo, aunque de otra forma, el plan de Dante — comentó la Jefa de Operaciones.

—Sí, esa es la intención. Dejar que Dante se confié y así cometerá un error. —Respondió Kuriko, asombrada por la participación de la boliana. —Inteligencia nos ha comunicado que en Bay-lang ya empezaron las disputas y los problemas. Las condiciones para la contrarrevolución de Dante se están gestando.

—Para que Dante llegué con sus fuerzas como un salvador— replicó la Doctora Azala. — Típico de una conducta sociópata, no le importa las vidas que se pierdan de bando y bando siempre y cuando sea su ego el que esté satisfecho. Llegará como un salvador desde los cielos y restablecerá el sistema existente anteriormente. El papel de Mesías es ideal para su personalidad.

—Exacto, salvó que nosotros estaremos para detenerle— respondió Kuriko.

Continuará…

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