New X-Factor nº04


Título: Cacería Mutante (VI) 
Autor: Joaquín Sanjuán Blanco
Portada: Dani Mendoza
Publicado en: Julio 2012

¡Espectacular desenlace de Cacería Mutante! La batalla de los mutantes contra el Rey Sombra tendrá consecuencias inesperadas...¡Y nada volverá a ser igual!
“El grupo mutante donde debes esperar lo inesperado”
Stan Lee y Action Tales presentan:

Creado por Bob Layton y Jackson Guice

 




El Rey Sombra parecía eterno, daba la impresión de que estaba en todas partes y de que todo formaba parte de él, o al menos esa era la desconsoladora sensación que tanto angustiaba a Mariposa Mental mientras trataba de defenderse de sus contundentes ataques en el plano astral. Si ese enfrentamiento hubiese tenido lugar en cualquier otro momento, la antaño asesina ninja no dudaba que hubiese podido, al menos, plantar cara a tan peligroso adversario, pero resultaba sumamente difícil cuando había pasado los últimos años en animación suspendida, prisionera de una rama secreta del gobierno que se dedicaba a cazar mutantes, al parecer instigados sin saberlo por el propio Rey Sombra, y con fines perversos y oscuros. Estaba baja de forma, y la certeza de que de su victoria o derrota dependía la vida de un buen puñado de mutantes no resultaba tranquilizadora para Betsy.
 
-¿De verdad creías que podrías combatirme, criatura insignificante? –bramó su adversario, cuya forma astral era a la de Mariposa Mental lo que un dragón a un insignificante caballero. Sin embargo los cuentos estaban llenos de historias de caballeros que derrotaban a su correspondiente dragón, ¿sería capaz ella de conseguirlo?
 
La energía psíquica chocó, y los dos telépatas reanudaron una intensa batalla en la que Betsy se sentía como el ratón atrapado con el gato, que juega antes de comérselo. Pero no se rendiría, era una mujer-x, y ellos jamás abandonaban, y mucho menos cuando sus amigos dependían de ella.
Las espadas chocaron de nuevo. Rondador Nocturno había recogido una de las katanas de Masacre y ambos se enfrentaban ahora en un duelo de espadas que resultaba de lo más inspirador para el alemán. Su enemigo, guiado por los torpes movimientos del Rey Sombra, daba espadazos sin alcanzar siquiera a Kurt, que se teleportaba una y otra vez y parecía estar en todas partes, inalcanzable, mientras usaba su propio acero para causar docenas de cortes a su contrincante. Sin embargo el factor curativo de este evitaba que los daños le diesen la ventaja que esperaba, por lo que pese a todo su talento como espadachín, la pelea continuaba en empate.
 
De pronto, Masacre se detuvo, rígido como una estatua, y comenzó a realizar movimientos espasmódicos. Rondador Nocturno, sin comprender qué era lo que pasaba, decidió mantenerse a la espera, a ver qué pasaba, en lugar de atacar y arriesgarse a cometer un error.
 
-Eh, ¿qué estoy haciendo? ¿Cómo es que todavía no he ensartado a ese raro azul? –preguntó en voz alta mientras sacudía la cabeza, después se miró el brazo de la espada fijamente-. Qué raro, no puedo moverlo.
 
-¿Masacre? –Rondador Nocturno preguntó con miedo, sin estar seguro de si hablaba con él o con el Rey Sombra, y sin saber siquiera si el mercenario bocazas sería un aliado o un enemigo en caso de recuperar el control de sí mismo.
 
-Ese soy yo, único e inconfundible. ¿De qué va esto? Lo último que recuerdo es que me pasó un camión por encima…
 
-¡Masacre, el Rey Sombra intenta controlarte! ¡Debes luchar contra él!
 
-¿Dónde está? Le voy a meter la espada por el…
 
-¡En tu cabeza!
 
Sin pararse a pensar en lo que hacía, Wade Wilson desenfundó un machete y lo hundió en su frente, después se derrumbó como un fardo sin vida. El mutante alemán se quedó mirando el cuerpo con la boca abierta, sin entender qué acababa de pasar.
 
-¡Maldito gusano! –bramó el Rey Sombra-. Su mente es como mercurio, tan caótica, tan enferma… ¡no consigo aferrarme a ella!
 
-¡Eh, feo, deja a mis amigos y céntrate en mí! –Betsy no sabía muy bien qué era lo que pretendía con eso, pero al menos conseguiría ganar algo de tiempo mientras daba a los demás la oportunidad de reagruparse.
 
-No importa. Tengo a un anfitrión mucho mejor, con él podré acabar con todos esos molestos mutantes mientras reduzco tu cerebro a gelatina, mujer. Vas a descubrir lo que le pasa a aquel que se atreve a desafiarme.
 
Alex Summers despertó y se llevó la mano a la cabeza, dolorida. ¿Qué había pasado allí? Advirtió que Dominó y Mariposa Mental yacían inconscientes junto a él, pero a juzgar por los espasmos de la telépata supuso que allí estaba pasando algo que ignoraba. Cuando se incorporó, muy despacio para comprobar si tenía heridas serias, advirtió que Rondador Nocturno se encontraba agachado junto a Masacre, que tenía un machete clavado entre los ojos.
 
-¡Kurt!
 
-¡Kaos, míen freund! –Exclamó el mutante alemán-. ¿Qué está pasando aquí?
 
-Es una larga historia, pero ¿qué haces tú en este lugar?
 
-No lo sé, lo último que recuerdo es que alguien me tendió una emboscada. Usaron armas sónicas para que no pudiese teleportarme, y aquí estoy.
 
Sin previo aviso, todo se volvió negro. Alex intentó moverse, pero advirtió que la oscuridad que lo envolvía era mucho más que simple oscuridad, pues parecía densa como el agua y parecía enroscarse en torno a él como una anaconda, tal vez para asfixiarlo poco a poco…
 
-¡Rondador! –gritó Kaos al darse cuenta de qué era lo que sucedía.
 
-¿Qué es esto, míen freund? ¡Duele como el demonio!
 
-¡Es un mutante que controla la oscuridad, el Rey Sombra debe de haberlo dominado!
 
Un grito de dolor y terror interrumpió la explicación del líder de Factor-X, que tardó unos segundos en darse cuenta de que era él mismo el que gritaba…
 
Cable abrió los ojos, pero siguió cubierto por la oscuridad, como si todavía estuviese inconsciente. El mismo grito de pavor que le había despertado le hizo darse cuenta de que aquello era real, y pronto comprendió que uno de sus chicos, Oscuro, estaba atacándoles, presumiblemente bajo el dominio del Rey Sombra.
 
-Dominó, chicos, ¿alguien me recibe? –susurró por el intercomunicador.
 
Sin embargo nadie respondió, estaba solo. Nathan sabía que estaban en desventaja, pero todavía le quedaba una carta por jugar. Cambió la frecuencia del aparato de comunicaciones y probó otra vez.
 
      -Mímico, es tu turno.
 
Oscuro, dominado por el Rey Sombra, contempló a sus enemigos caídos. La mayor parte de ellos yacían inconscientes por distintas zonas del complejo militar, algunos de ellos incluso seriamente heridos, y aquellos que todavía se mantenían conscientes se retorcían mientras eran lentamente devorados por la oscuridad que albergaba en su interior. Sonrió con crueldad y decidió que tenía que terminar con todo eso, después se marcharía de allí y seguiría con el plan que llevaba tanto tiempo desarrollando. El odio que todos esos militares sentían hacia los mutantes le había ayudado a controlarlos y a dar caza a aquellos que podían serle de utilidad, pero ahora que su tapadera había caído era el momento de retirarse y rumiar un nuevo plan de ataque. Sin embargo, antes de hacerlo mataría a los mutantes que se habían atrevido a interferir.
 
Algo captó la atención de Oscuro. Parecía que la oscuridad tras él había rielado durante un instante, pero eso no era posible: tenía el control absoluto sobre ella. A pesar de eso, se volvió. Quería estar seguro de que nadie más interfería, y envolviendo su cuerpo en energía oscura, se adentró en las tinieblas. Entonces, captó algo. Era una figura y, contra todo pronóstico, se mantenía erguido entre las sombras que envolvían el complejo. De pronto sintió que algo tiraba de él, y comprendió que no era el único capaz de controlar la oscuridad.
Mariposa Mental captó la distracción del Rey Sombra, y supo que era su única posibilidad de derrotarlo en esas condiciones. Concentró todo su poder mental y buscó una abertura, un hueco por el que atacar. No tardó en encontrarlo, tan concentrado como estaba su enemigo con la nueva amenaza que había captado.
 
Una tormenta de arena estalló en torno a Oscuro y este retrocedió un par de pasos, más a causa de la sorpresa que porque realmente un ataque semejante fuese capaz de dañarle. Entonces la figura que combatía con él por el control de la oscuridad saltó en su dirección, y mientras todavía estaba en el aire convirtió su cuerpo en acero orgánico. El impacto que recibió el mutante controlado por el Rey Sombra fue bestial, y habría podido resultar fatal de no ser por la oscuridad que le envolvía a modo de protección. Decidió que era el momento de contraatacar, pero cuando lanzó una explosión de sombras hacia su enemigo, una cúpula translúcida bloqueó el ataque. Y, de pronto, algo explotó en la mente del Oscuro, que comprendió que no podría derrotar a ese enemigo y a la mujer contra la que combatía en el plano astral. Con un fugaz vistazo a su espalda advirtió que había perdido la ventaja sobre sus enemigos, y algunos de los mutantes empezaban a rodearlo para lanzarse al ataque. Era el momento de marcharse de allí.
La explosión oscura que asoló todo el lugar fue vista desde toda la ciudad, y cuando se disipó solo quedó una montaña de cascotes y polvo.
 
 
 
Alex Summers abrió los ojos. Lo primero que vio fue a Emma Frost, que lo miraba con una expresión de hastío en el rostro.
 
-Ya era hora –dijo.
 
-¿Qué ha pasado? –preguntó Kaos mientras intentaba moverse, pero desistió al advertir que le dolía todo el cuerpo.
 
-Habéis hecho huir al Rey Sombra.
 
-¿Y los demás? ¿Están todos bien?
-Heridos, pero lo que me sorprende es que no estéis muertos. Por lo visto Mímico utilizó los poderes de Infernal para evitar que contener los daños, aunque no esperaba que lo consiguiese.
 
-¿Y Lorna?
 
Emma miró a Alex y, durante un breve instante, a este le pareció que se dulcificaba su mirada. Pero tenía que estar equivocado, ¿verdad?
 
-Se la ha llevado. A ella y a Siryn. Pero ahora descansa, todavía no estás recuperado. Ya hablarás de todo eso con tu hermano cuando te pongas bien.
 
Kaos abrió la boca para protestar, pero un pequeño toque psíquico de Emma lo sumió en un sueño inquieto. La mujer lo miró durante unos segundos más, suspiró con pesar y se marchó. Todavía tenía que atender a los demás.
 
 

Epílogo
 
-¿Estás bien, Álex?
 
El aludido, que se encontraba mirando por uno de los grandes ventanales de la escuela fundada por Charles Xavier, se volvió.
 
-¡Scott! No te había oído llegar. Estaba, hum, pensando.
 
El hombre conocido como Cíclope sonrió y le tendió a su hermano un refresco que este aceptó de forma distraída.
 
-Se ha ido. Hice todo lo posible para rescatarla de esos locos cazadores de mutantes, pero fallé, y ahora no tengo ni idea de dónde puede estar. Y, lo que es peor, se prisionera del Rey Sombra. Por si no fuese suficiente lo que  pasó con Malicia hace años, ahora esto…
 
-No es tu culpa,
 y lo sabes –replicó Scott después de dar un sorbo de su bebida.
-No, no lo sé. No puedo evitar pensar que si no hubiese estado desentrenado, o si hubiese liderado mejor a mi equipo, o si… si tú hubieses estado allí. Soy un fracaso, Scott. De no haber sido por Mímico…
 
-Eres demasiado duro contigo mismo.
 
-Tú no habrías fallado.
 
-Yo no supe lo que ocurría hasta que todo terminó, gracias a aquella explosión. Has detenido a esos cazadores de mutantes y liberaste a algunos compañeros que mantenían presos sin que nadie lo sospechase siquiera, ¿no te parece eso una victoria?
 
-Dicho así suena muy bonito, pero Lorna…
 
-Escúchame, Alex. –Cíclope obligó a su hermano a volverse hacia él y a mirarle a los ojos que se refugiaban tras las gafas de rubí-. Contabas con un equipo improvisado, falto de práctica y desorganizado, os enfrentabais a un enemigo desconocido y tú mismo estabas desentrenado. Te viste obligado a improvisar sobre la marcha, y aún así conseguiste detener la amenaza. Lo que le sucedió a Polaris fue inevitable, el Rey Sombra es un rival enemigo muy peligroso.
 
-¿Y qué hay de Siryn? ¿Y de Oscuro?
 
-No podías hacer nada para evitar que el Rey Sombra tomase el control de Oscuro y secuestrase a Lorna y a Teresa, pero salvaste a todos los demás.
 
-Pero ¿qué quiere de ellas, Scott? No consigo entenderlo.
 
-Yo tampoco, pero no me gusta. Por sí solo ya es un enemigo muy peligroso, pero si además controla a tres mutantes tan poderosos como ellos no sabemos qué puede llegar a hacer.
 
-Scott, cuando reúnas un equipo para ir a buscarlos quiero estar en él. Es lo menos que le debo.
Cíclope miró a su hermano con el ceño fruncido durante unos momentos y después se acercó a la ventana por la que había estado mirando Kaos y le dio la espalda, sumido en sus pensamientos.
 
-No voy a hacer algo así –confesó al fin.
 
-¿¡Qué!?
 
-No puedo, Alex. Mi lugar está en la escuela, y ahora que hemos descubierto que no podemos confiar en el gobierno y hemos perdido su apoyo, más que nunca. 
 
 -¿Y  la Patrulla-X?
 
-Se ha disuelto –confesó Cíclope con pesar-. Es… complicado.
      
 -No puedo creerme que vayas a dejarles en manos del Rey Sombra. ¡Especialmente a Lorna! –Scott advirtió que pequeños destellos de energía chisporroteaban en torno a su hermano-. ¡Si fuese Emma ya habrías salido en su búsqueda!
 
-No tengo intención de abandonar a nadie, Alex. Tranquilízate. Siempre hemos cuidado de los nuestros, y eso no va a cambiar ahora.
 
-Entonces, ¿qué piensas hacer?
 
-Necesito un equipo operativo de hombres-x ahí fuera, y lo necesito urgentemente, no solo por el Rey Sombra sino también por muchos otros motivos, como averiguar si es verdad que Magneto todavía vive. Pero no puedo hacerme cargo, mi sitio ahora está con los estudiantes, debo ocuparme de ellos y cuidar de que estén a salvo. Vivimos en un mundo peligroso para los mutantes, lo sabes bien.
 
-¿Un nuevo grupo? ¿Quién lo dirigirá, Tormenta? Sea quien sea, sigo queriendo formar parte.
 
-En realidad mi intención es que lo reúnas y lo dirijas tú mismo, Alex. No se me ocurre nadie mejor en quien depositar el mando de la primera línea de combate de los mutantes mientras me ocupo de la escuela.
 
-¿Yo? ¿Después de lo que pasó con los cazadores de mutantes?
 
-Precisamente por ello, digas lo que digas hiciste un gran trabajo.
 
-No sé si estoy preparado, Scott.
 
-Necesito que lo estés, y te conozco lo suficiente como para saber que puedes hacerlo. Si no, siempre te queda la opción de improvisar –añadió jocoso.
 
Kaos sonrió y sacudió ligeramente la cabeza, después palmeó la espalda de su hermano y le pasó el brazo por encima de los hombros.
 
-Muy bien, me ocuparé de liderar ese grupo. Pero quiero que sepas que Lorna será mi objetivo principal.
 
-No lo querría de otra forma  -respondió Cíclope, con otra sonrisa. Después, ambos hermanos se abrazaron.
 
-Gracias por devolverme la confianza.
 
-Vamos, tienes que reclutar un equipo.
 
-¿A quién tenemos? –preguntó Scott Summers.
 
Los dos hermanos se encontraban ante un gran escritorio cubierto por fotografías y fichas de distintos mutantes.
 
-He hecho varios grupos. Por un lado tengo a Guido y a Madrox, dos de las personas en las que más confío y antiguos compañeros de Factor-X. Por otro, a algunos de los que rescatamos: Rondador Nocturno y Mariposa Mental, dos de los hombres-x más veteranos de que dispongo. Después están los que acompañaban a Cable: Dominó, Arena, Infernal y Mímico. Y, bueno, está Masacre.
 
-Bobby acaba de regresar a la academia después de estar un tiempo desaparecido tras la disolución de la antigua Patrulla-X, no encontrarás a nadie con más experiencia que él –añadió Cíclope-. Pero Arena, Coloso e Infernal son todavía muy jóvenes, no podemos enviarlos a misiones hasta que estén preparados.
 
-Descartados entonces –Alex apartó las fichas y las fotografías de los tres jóvenes-. ¿Qué más?
-Tienes disponibles a algunos de los residentes de la escuela, Hank y Warren por ejemplo podrían ser buenas incorporaciones a tu equipo. O Forja. Quizás incluso Dazzler, Kitty, o alguno de los Nuevos Mutantes, tal vez Sam o Roberto. Pero, en cualquier caso, hay una elección obvia: necesitas un telépata –advirtió Cíclope.
 
-¿Mariposa Mental?
 
-Sí. Además, después de tanto tiempo hecha prisionera estoy seguro de que agradecerá una oportunidad de disfrutar de algo de acción, nunca ha sido de las que disfrutan quedándose al frente de una clase de estudiantes.
 
-Está bien, ¿quién más?
 
-Es tu equipo, ¿por qué no me lo dices tú?
 
Álex observó las distintas fichas de una en una durante dos largos minutos.
 
-Debería hablar con ellos primero –dijo al fin.
 
-Hola, chicos.
 
Mariposa Mental y Rondador Nocturno se pusieron en pie al ver entrar a Kaos en la habitación.            
 
-¡Alex! –Exclamó la telépata-. Scott nos dijo que querías hablar con nosotros.
 
-Sí. Veréis, estoy formando un nuevo equipo para ir en busca de Lorna y los demás y para investigar si Magneto sigue vivo, y cuando Cíclope me ha preguntado que a quién quería en el equipo, sois las primeras personas que me habéis venido a la mente.
 
-¿Por qué nosotros, mein freund?
 
-Por cuatro motivos: el primero que sois dos de los hombres-x más veteranos disponibles, el segundo que estoy seguro de que le tenéis tantas ganas al Rey Sombra como yo, el tercero que sois el mejor teleportador y la mejor telépata de que dispongo y el último que con el tiempo que habéis pasado encerrados, ¿realmente queréis quedaros sentados en una escuela? –explicó Kaos con seguridad.
 
Betsy y Kurt intercambiaron una fugaz mirada y después los tres echaron a reír a carcajadas.
 
-¿Cómo rechazar una oferta así planteada? –Dijo Rondador Nocturno-. Pero si ella va a llevar espadas, yo también quiero –dijo señalando a Mariposa Mental.
 
Dominó salió de la piscina de la escuela y se sacudió el pelo, después cogió su toalla y se la echó sobre los hombros.
 
-Un gran salto –concedió Kaos, que había visto cómo la mujer se lanzaba desde el trampolín con la precisión de una saltadora olímpica.
 
-Solo ha sido un golpe de suerte –replicó la mujer con una sonrisa traviesa-. ¿Qué te trae por aquí, Alex?
 
-Estoy reuniendo un nuevo grupo de hombres-x, vamos a ir en busca del Rey Sombra y de Magneto, y me vendrían bien tus habilidades… y tu suerte.
 
-Directo al grano, ¿eh? –respondió ella.
 
-No veo por qué no. ¿Qué me dices?
 
La mujer miró a Alex con detenimiento de arriba abajo y se mordisqueó el labio de manera provocativa.
 
-Claro –dijo-, puede ser divertido.
 
Mientras la nadadora se alejaba meneando el trasero, Alex no pudo evitar preguntarse si había hecho bien en reclutarla para su equipo, pues por un momento no había podido evitar sentirse como un ratón bajo la mirada de un gato hambriento. Mientras pensaba esto su mirada se posó distraídamente sobre el trasero de Dominó, que justo en ese instante se volvió y lo sorprendió. Con una risita se dirigió hacia los vestuarios.
 
-Mímico, tengo que hablar contigo.
 
-No tengo nada de lo que hablar con vosotros, Kaos. Cable me liberó y le estoy muy agradecido, pero ahora quiero vivir mi propia vida por primera vez en mucho tiempo. No tengo intención de quedarme con vosotros.
 
-En realidad venía a ofrecerte un puesto en la nueva Patrulla-X.
 
-¿Estás de broma?
 
-Para nada.
 
-¿A mí?
 
-Sí, a ti.
 
-¿Por qué?
 
-Porque demostraste de lo que eres capaz mientras combatías contra el Rey Sombra y, por lo que a mí respecta, te has ganado un sitio entre nosotros.
 
-¿Nada de escuela entonces?
 
-No. ¿Estás dentro?
 
-No lo sé… ya fui hombre-x una vez, y las cosas no salieron precisamente bien.
 
-Depende de ti, pero te confieso que tus poderes nos irían muy bien.
 
-¿Qué poderes? –respondió Mímico con una sonrisa burlona.
 
-Ya me entiendes –dijo Alex, devolviéndole la sonrisa.
 
-¿Qué necesitáis?
 
-¿Cómo?
 
-En el grupo, ¿qué necesitáis?
 
-¿Estás hablando de poderes?
 
-Sí.
 
-¿Por qué no me sorprendes?
 
-De acuerdo, dame un par de días.
 
-Alex, tenemos que hablar.
 
-Pietro, ¿ya estás recuperado? –preguntó el aludido.
 
-Digamos que me encuentro mejor.
 
-Me alegro. ¿Qué pasa?
 
-He escuchado que estáis reuniendo un nuevo grupo de hombres-x y que quieres buscar a Magneto.
 
-Y al Rey Sombra.
 
-Sí, bueno, pero entenderás que me interese más por mi padre.
 
-¿Qué es lo que quieres, Mercurio?
 
-Un puesto en el grupo.
 
-No.
 
-No te lo estoy pidiendo.
 
-¿Qué es entonces, una orden? ¿Quién te crees que eres?
 
-Me necesitas.
 
-¿Por qué?
 
-Porque el grupo que cuente conmigo tiene una ventaja enorme sobre cualquier enemigo.
 
-Siempre tan pagado de ti mismo, ¿eh, Pietro?
 
-Alex, confiaste una vez en mí, cuando me uní a Factor-X. ¿Por qué no ahora? Solo quiero encontrar a mi padre.
 
-¿Para qué?
 
-Para hacerle pagar por todos los crímenes que ha cometido como mutante… y como padre.
 
-¿Cómo sé que tus sentimientos personales no serán un lastre cuando tengamos que combatir contra él?
 
-Por favor, Alex. Soy yo.
 
-Tienes razón, Mercurio. No tienes sentimientos personales –respondió Kaos con burla-. De acuerdo, pero no quiero ni una sola tontería de las tuyas, ¿lo has entendido?
 
-Alto y claro. ¿Cuándo empezamos la búsqueda?
 
-¿Qué pasa, Alex? –Preguntó Guido-. ¿Sabes algo de Lorna?
 
-No –confesó este-. Pero estoy reuniendo un nuevo equipo de hombres-x, con la patrulla disuelta, el
Rey Sombra ahí fuera y Magneto posiblemente vivo, necesitamos un grupo en activo inmediatamente.          
 
-¿Y quieres que nosotros formemos parte de él? –preguntó Madrox, sentado junto a Fortachón.
 
-¿Por qué no? Hemos trabajado juntos antes y sé que puedo confiar en vosotros.
 
-Lo cierto es que estoy cansado –confesó este-. Me gustaría tomarme unas vacaciones, ver mundo, enviar a algunos de mis dobles a aprender cosas nuevas… Quizás en un futuro, Alex. Además, no creo que pueda ser muy útil contra el Rey Sombra ni contra Magneto.
 
-En realidad tengo en mente un trabajo especial para vosotros dos –dijo Kaos con misterio-. Sois las únicas personas en las que puedo confiar para esto. 
 
-¿Estás seguro? –preguntó Madrox.
 
-Completamente.
 
-¿Tendremos paga? –dijo Fortachón.
 
-Sí.
 
-¿Y chicas?
 
-Guido, haz el favor de tomártelo en serio.
 
-Cuenta conmigo, Alex. ¡Siempre quise ser un hombre-x de verdad! ¿Sabes cuánto voy a ligar ahora?
 
-No te creas –intervino Jamie-. Este es un trabajo a tiempo completo, te lo advierto.
 
-¿Quieres decir que nunca has utilizado tu posición para impresionar a unas nenas?
 
-¡Claro que sí, Guido! Solo te advierto de que no podrás mantener una relación duradera mientras seas un hombre-x, salvo que sea con alguien del equipo, y a veces ni así.
 
-¿Y quién ha dicho que quiero una relación duradera? –dijo Fortachón mientras daba un par de golpecitos con el codo a su compañero y le guiñaba el ojo.
 
-Eh, ¿y Alex? –preguntó de pronto el Hombre Múltiple.
 
-¿Cuándo se ha ido? –añadió su amigo mientras se rascaba la cabeza confuso, Kaos ya no estaba allí.
 
-Seguramente cuando has empezado a decir tonterías.
 
-¿Entonces estoy dentro del equipo o no?
 
Kaos se encontraba en el despacho que le había cedido su hermano durante el tiempo que necesitase para reunir a su equipo. Ante él se encontraban las fotografías y las fichas de los seis miembros de la nueva Patrulla-X: Mercurio, Mímico, Guido, Dominó, Mariposa Mental y Rondador Nocturno. El líder advirtió con pesar que era un compendio dispar y que la mayoría de ellos apenas tenía experiencia como hombre-x, pero estaba seguro de poder conseguir que funcionase. Necesitaba que fuese así, porque de lo contrario tal vez no volvería a ver a Lorna Dane…
 
-Debería darte vergüenza, colega.
 
Kaos se puso en pie de un salto y activó sus poderes, sorprendido, pero se calmó al ver que se trataba de Masacre. El mercenario bocazas se encontraba detrás de su silla, observando las fotografías sobre su hombro.
 
-¡Wade! ¿Qué haces aquí?
 
-Quiero encontrar a Teresa.
 
-De eso nos encargaremos nosotros, te prometo que estará bien.
 
-No lo entiendes. Ella ha sido la única persona que me ha querido tal y como soy, la única que me ha aceptado sin burlarse a mis espaldas. Por eso, voy a encontrar a esa cosa y a arrancarle la cabeza. Eso si no le ha hecho daño, de lo contrario… será mejor que no sepas lo que voy a hacerle.
 
-Esa “cosa”, como tú dices, es inmaterial, Masacre. No podrías arrancarle la cabeza.
 
-Ya encontraré algo que arrancarle –dijo este sin inmutarse.
 
-No vas a ser un hombre-x.
 
-¿Pero qué dices? ¡Ya lo soy!
 
-No, hablo de la realidad. No vas a ser un hombre-x en la realidad –repitió Kaos con paciencia.
 
-Y yo te digo que ya lo soy –insistió Masacre mientras rebuscaba en uno de los estuches que llevaba al cinturón, hasta que finalmente sacó un trozo de plástico duro-. ¡Mira!
 
-Alex cogió el objeto y lo miró con curiosidad, era un carné de hombre-x con huecos en los que
Masacre había garabateado su nombre y un par de datos sin sentido, y una  foto pegada con pegamento en la que podía verse al mercenario bocazas de espaldas, con los pantalones bajados e inclinado, de forma que saludaba con la mano por entre sus piernas. Abajo, en una esquina, podía leerse “Chocobolas Ñam”
 
-Wade, esto lo encontraste en un paquete de cereales.
 
-Sí, hace cuatro años, lo que me convierte en miembro de  la Patrulla-X.
 
Con un suspiro de resignación, Kaos le devolvió el carné de juguete.
 
-Deja a Siryn en nuestras manos, estará bien.
 
-¿Puedo hacerte una pregunta?
 
-Claro.
 
-¿Qué harías tú si te hubiesen dejado fuera del equipo que va a buscar a tu novia, la que parece el clon femenino de Leonard Samson?
 
-Habría… -Kaos se interrumpió, al comprender lo que pretendía el mercenario bocazas.
 
-Habrías ido a buscarla tú mismo –terminó Masacre.
 
-Sí –concedió Alex de mala gana.
 
-¿Y qué crees que haré yo?
 
-Lo mismo, supongo.
 
-¿Estás seguro de que prefieres eso a que la busque con vosotros?
 
Kaos no pudo evitar visualizar imágenes de Masacre irrumpiendo en mitad de un enfrentamiento contra el Rey Sombra y causando la suficiente confusión entre ellos como para permitir a su enemigo contraatacar y derrotarlos. Después recordó que parecía tener cierta resistencia a su control mental, y que si habían conseguido sobrevivir al enfrentamiento había sido en parte gracias a Masacre, aunque eso sería algo que no estaba dispuesto a reconocer, al menos no delante de él. Lo último que necesitaba era subirle el ego.
 
-Muy bien –aceptó al fin-. Pero en cuanto rescatemos a las chicas, te quiero fuera del equipo y de nuestro camino, ¿de acuerdo?
 
-¡Claro, jefe! ¡Iré a buscar armas nuevas, la ocasión lo merece!
 
Antes de que Kaos pudiese abrir la boca, Masacre había desaparecido.
 
-En fin… ya tengo mi equipo. Alex repasó los fichajes: Mariposa Mental, Rondador Nocturno,
Dominó y Mímico habían sido su elección, que con él mismo hacían cinco miembros, un número perfecto para un grupo. Sin embargo con la inclusión de Mercurio y Masacre sumaban siete. Además, con la ayuda de Madrox y Guido, pronto pondría en marcha cierto proyecto que había estado hablando con Scott durante su recuperación. Con una sonrisa abrió un cajón y echó un vistazo a la carpeta que descansaba en él, con una única palabra escrita: Santuario.



Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario