Star Trek Defensor nº01

Título: El Duelo
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Néstor Allende
Publicado en: Enero 2013

Furante la última invasión la Federación fue sorprendida con la guardia baja, desliz que ha costado muchas vidas y recursos. El alto mando consciente de las fallas en Seguridad y Defensa ha decidido tomar una actitud más proactiva en ese tema; para ello se ha creado el Proyecto: Defensor.   Y estas son las crónicas de aquello que han sacrificado todo en pos del sagrado deber…
Durante la última invasión la Federación fue sorprendida con la guardia baja, desliz que ha costado muchas vidas y recursos. El alto mando consciente de las fallas en Seguridad y Defensa ha decidido tomar una actitud más proactiva en ese tema; para ello se ha creado el Proyecto: Defensor.  Este consiste en una serie de naves y personal dedicados únicamente a garantizar la seguridad y estabilidad de la Federación y sus aliados.  Y estas son las crónicas de aquello que han sacrificado todo en pos del sagrado deber…
Gene Rodenberry y Action Tales presentan:
Creado por Guillermo Moreno.

I

La puerta se abrió con su típico sonido. Sthi´rell levantó la vista de su consola, e inmediatamente su corazón casi se detuvo. Allí frente a él se encontraba la persona más importante e inusual de aquella


base: Zesstara´s, el hijo de S'Yahazah[i], la madre de la fertilidad y de toda la especie gorn. Aquel ser era en cierta medida un dios viviente, parecía un gorn de alta casta, alto, musculoso, con escamas con puntas azuladas[ii] y un par de ojos que brillaban como dos fraguas encendidas. Sthi´rell y los demás miembros en el laboratorio se arrodillaron ante él.

—Levantaos— dijo con calma; y el científico gorn asintió rápidamente igual que todos los demás— reporte señor Sthi´rell.

—La combinación dio resultado señor, pero no podemos detener la degeneración de las moléculas. Ocurre demasiado rápido.

La divinidad gruñó ligeramente y el científico no pudo evitar retroceder.

— ¿En qué estamos fallando?— preguntó retóricamente.

—No sé señor— replicó el científico—. Hemos llevado a cabo el mismo procedimiento que dio como origen al sujeto cero.

— ¿Dónde se encuentra el Sujeto Cero?— preguntó la divinidad. Sthi´rell rápidamente se dirigió a su consola y pulsó unos cuantos botones, lo que vio le llenó de pánico. Si hubiese sido una criatura de sangre caliente, habría comenzado a sudar profusamente, para su suerte no lo era. Aun así, no pudo dejar de manifestar pánico frente a su dios.

—Su participación fue requerida en el Plan Cuerno de Diamante — respondió el titubeante científico.

— ¿Cómo se atreven?— preguntó el hijo S'Yahazah, totalmente enfurecido. Aquel individuo que era la pieza clave para la supervivencia de su especie, había sido enviado a una misión de desgaste. Una misión realmente peligrosa, de nuevo el orgullo gorn se imponía sobre la lógica, pues ¿Quién más que el más apto entre ellos para ponerle los puntos sobre las íes a la Federación en su momento más oscuro? Zesstara´s, el hijo de S'Yahazah estuvo tentando a armar un berrinche o atacar al científico, pero eso no iría muy bien con el papel que estaba desempañando como una divinidad magnánima. Contó durante unos minutos hasta que se pudo centrar. —Iré a resolver ese problema personalmente— dijo— siga trabajando en el proyecto, yo iré a por el sujeto, cuando vuelva quiero escuchar buenas noticias.

Acto seguido, sin mediar palabra o esperar reverencia alguna, aquel gorn divino salió del laboratorio, dejando tras sí un cuerpo de científico realmente aterrorizado.


II

— Este es el Capitán Vontarr del carguero estelar Zarat. Somos una nave de transporte, por favor cese su ataque.

Aquellas palabras volaron por el espacio pero no llegaron a ningún lugar, pues la nave atacante continuó en su empeño de inhabilitar al carguero. Vontarr no entendía ¿Por qué lo atacaban? Puesto que tampoco entendía ¿Cómo era posible que un carguero fuese atacado en una ruta segura? ¿Qué estaba pasando con la flota estelar? Un segundo disparo lo sacó de sus ensoñaciones y comenzó a considerar las opciones de rendirse.

—Señor los sensores detectan un grupo de naves acercándose— le comunicó el timonel.

—Vontarr ¿Por qué no continuaste el negocio de la familia? — Dijo el capitán lleno de pánico — Cultivar nabos no ha matado a nadie— barruntó el capitán realmente asustado.

— ¿Señor? — inquirió el timonel, quien no entendía lo que decía.

—Nada — replicó el capitán— ¿Puede identificar qué tipo de nave son?

—Federales señor y nos saludan— dijo el timonel con mucha alegría.

—Gracias a los dioses ha llegado el Séptimo de caballería — Barruntó de nuevo el capitán —, respóndale y pídale ayuda.


III


En otro momento, una comisión en Cestus III habría sido considerada como una misión castigo para cualquier capitán, pero en aquel periodo tan convulso, seguro no habría lugar más interesante. O eso pensaron los miembros de la tripulación de la U.S.S. Hermod y las otras seis naves que conformaban la Fuerza de Defensa de Cestus III. Aquel era el pensamiento que, también, atormentaba todas las noches a la capitana Matsumoto, quien desde el puente de su nave no podía evitar verse envuelta en su primer conflicto.

— Situación, Teniente comandante Bolívar— inquirió la Capitana a su oficial táctico.

—La nave agresora posee un chasis que coincide con las naves clase Rey Serpiente de los gorns, salvo que están modificados con un tipo de tecnología que aun no identifico. La lectura revela que la tripulación es eminentemente Gorn —respondió este con la presteza que lo caracterizaba. Leonardo Bolívar, conocido, en los bajo fondos, como “El Sabueso Bolívar” era el oficial de tácticas y seguridad de la U.S.S Hermod. Era un hombre inusual, pues sin importar el momento o la situación podía mantener una expresión calmada, a veces hasta afable. Gracias a esa condición se había transformado en una especie de termómetro de las situaciones; si las cosas iban realmente mal la expresión del hombre se tornaba seria, adusta. Y en ese momento el oficial táctico distaba de ser un risueño angelito.


— ¿Y el carguero Federal?— inquirió Kuriko con calma.


—No resistirá mucho, y para su suerte o desgracia ha sido abordada.

—Abra un canal con la nave agresora— ordenó la joven capitana.

—Listo

—Esta es la Capitana Kuriko Matsumoto, de la nave estelar Hermod, de la Flota Estelar. Nave corsaria, usted está atacando a un carguero federal, desista de su ataque o enfrente las consecuencias.

— dijo con calma mientras volteaba a ver su oficial táctico.

—No responden señora.

—En pantalla— ordenó Kuriko. Frente a ella se encontraba una nave inusual, era un veinticinco por cierto más pequeña que la Hermod y tenía una forma ovalada. La parte más gruesa del ovalo era sin duda la popa de la nave y la más delgada era, sin duda alguna, la proa. La nave Gorn era realmente curiosa, desde la parte popa surgía una especie de caperuza que cubría la zona más delgada y terminaba en una especie de cabeza, que sin duda recordaba a la cobra real terrestre. Kuriko había visto y combatido muchas naves estelares durante su carrera, pero ninguna tan imponente y atractiva como esa. — Es muy hermosa, a su manera. Triste por ella— masculló en voz alta y luego agregó— Señor Bolívar haga un disparo de advertencia.

La descarga del Fáser rozó a la nave corsaria pero esta no respondió el llamado de la Defensor. Toda la atención de los corsarios gorn estaba centrada en el carguero.


— ¿Qué vamos a hacer capitana?— preguntó Thalas Rann, el primer oficial.

—Señor Rann, ordené a flota que continúe el camino, salvo la U.S.S Barracuda y la U.S.S Boxer— dijo. El primer oficial, un bajorano rubio y alto de una tendencia un tanto estoica asintió y rápidamente pasó a comunicar las órdenes a los otros capitanes. —Señor Bolívar comuníquese con el Mayor Wallenstein, que prepare un grupo de asalto, es hora de que los marines se ganen su pasaje —. La expresión del Teniente comandante cambió —Y dispare a discreción, quiero el sistema de armas de esa nave fuera de línea.


IV

Los disparos de la Hermod, fueron sincronizados a la perfección con la acción de transporte de la escuadra del Mayor Wallenstein. El marine no pudo evitar asombrarse por aquel trabajo, realmente su percepción sobre los miembros de la flota estaba cambiando cada vez más.

—Sin duda el Sabueso habría sido un excelente marine— pensó para sí el militar mientras observaba el pasillo y repetía las ordenes a sus subordinados — .Tenemos órdenes de no usar armas letales, salvo que la vida de los civiles este realmente en peligro. ¿Entendido?

Los hombres de Wallenstein respondieron al unísono y, como si poseyesen una sola mente se movieron a gran velocidad por los estrechos y oscuros corredores de aquel carguero. Cada vez más ansiosos de probar su valía frente a los estirados oficiales de la flota.


V


La Hermod volvió a disparar contra la nave Gorn. Esta vez el impacto no estaba atenuado y no era de advertencia, su intención era clara: dejar incapacitada a la nave. Si la nave corsaria hubiese sido un navío pirata convencional, sus escudos no habrían resistido y el capitán pirata estaría enarbolando la
bandera blanca de la paz, pero para el disgusto y la preocupación del Teniente comandante, aquella nave no era convencional. Sus escudos soportaron el impacto, apenas si descendieron en un cuarenta por cierto.
Se preparó para realizar otra descarga cuando la nave realizó una maniobra evasiva, sin duda aquel capitán había decidido actuar. La Hermod, en combinación con la Barracuda y la Boxer realizaron una serie de arremetidas, pero aquella nave resultó también ser demasiado versátil.

—Estas llenas de sorpresa— masculló Leonardo mientras volvía a disparar y observaba como un ala de caza salía de la nave con la intención de asistirle —.Pero no podrás con los tres.

La nave corsaria dio la vuelta y encaró a la Hermod. Leonardo observó cómo sin dudarlo un segundo la nave disparaba sobre ellos.

—Nuestros escudos han caído en un treinta por ciento— comunicó el oficial táctico.



— ¿Qué hay de los cazas?— preguntó el comandante Rann.

—No representan problema alguno, señor.

—Comuníquele a la Barracuda y a la Boxer que se encarguen de ellos— ordenó Kuriko.

—Sí, señora

—Y no le quite el ojo de encima a la nave Federal —ordenó de nuevo la capitana.

Aquella situación no le estaba gustando, realmente no entendía que se traían entre manos los piratas. ¿Qué deseaban? ¿O será que solo están midiendo fuerzas? Se preguntó la joven mientras observaba como se desarrollaba la contienda.

—Si es así les daré con todo lo que tengo.

La nave corsaria volvió a girar para encarar a la Hermod, tanto Leonardo como su capitana se estaban enfureciendo por aquella actitud, sin duda la nave estaba en igualdad de condiciones si se la comparaba con la Hermod. Pero había algo más en su forma de actuar, algo que revelaba no solo un carácter temerario detrás del capitán de aquella nave, sino algo que indicaba que tenían una carta bajo la manga.


Frente al reto, la Hermod disparó una ráfaga de torpedos fotones, Leonardo observó con satisfacción como muchos de estos impactaron en la nave acabando con buena parte de sus escudos y causándole daños considerables. Grande habría sido la alegría, si la nave corsaria no hubiese desplegado su arma secreta, tal como los dos oficiales temían.

La Hermod fue impactada por una descarga de energía que no se veía desde la guerra contra el Dominion.

—Han usado contra nosotros un disipador de energía[iii] — gritó en voz alta un exasperado Leonardo al reconocer el arma usada— hemos perdido los escudos, pero le asestamos un fuerte golpe.

—Maniobras evasivas— ordenó Kuriko sin titubear un segundo.

— ¿Cómo pudieron conseguir los Gorn tecnología Breen?— inquirió el Comandante Rann totalmente consternado.

—No sé, pero estos no son piratas convencionales. Ya no les trataremos como tales — replicó Kuriko.


VI

El capitán Vontarr apenas tuvo tiempo de lanzarse al suelo cuando la puerta que conectaba al puente con los pasillos exteriores estalló en mil pedazos. En pocos segundos aquel, que otros tiempos fuera un puente extremadamente aburrido y seguro, se vio saturado por un sinfín de destellos y ruidos productos de la contienda. Las descargas de Faser volaron por los aires con una precisión quirúrgica y dieron como resultado que aquellos piratas cayeran cual árboles secos, solo uno de ellos se mantuvo en pie.

Comparado con la mayoría de los oficiales de la flota estelar, el mayor Maximiliano “Max” Wallenstein, no había visto y luchado con tantos alienígenas. Su experiencia, hasta que se inició la guerra contra los borgs, se había visto limitada a entrenamientos a campo traviesa y a combates en simulaciones. A pesar de ello, pudo enfrentarse a la perfección a los borgs, sin que estos le quitaran el sueño y pudo mantenerse impertérrito durante aquella misión mientras luchó con los Gorns que le salieron al paso; pero nada lo había preparado para enfrentarse a la criatura que estaba frente a él.

Era sin duda un gorn, pero era mucho más alto que los demás. Su cuerpo parecía no poseer flaqueza alguna y a diferencia de sus subalternos este poseía más crestas y pinchos, sus escamas eran verdeazuladas en todo su cuerpo. Sus ojos reflejaban un desprecio único por todos los seres vivos, tenía aquella mirada de los seres que se saben superiores. Las granadas aturdidoras parecían no haberle hecho efecto alguno, pues se mantenía de pie, tranquilo sin parpadear y con sus armas en alto. Y aquello fue lo que llenó de pánico al Mayor, su enemigo se sabía, y además le demostraba, que era invulnerable.

Maximiliano pensó durante unos segundos que iba a disparar y se arrojó al suelo mientras disparaba una ráfaga. Los disparos le dieron de lleno pero él se limitó a retroceder un poco, mientras movía su cabeza, como quien ha perdido ligeramente el equilibrio.

—Cáete maldito —masculló un aterrorizado Max, quien había olvidado a los suyos y todo su entorno para concentrarse en el gigantesco gorn. Solo el latir de su corazón, y la sangre pulsando con fuerza en sus sienes, le recordaban que estaba vivo; no tardó en sentir un espasmo, pero para su suerte, los años entrenamiento rindieron frutos haciéndole reaccionar de forma mecánica.


Con una velocidad que era incoherente con su tamaño, el gigantesco gorn se abalanzó hacia el Mayor Wallenstein, iba dispuesto a partirlo en dos con su cuchillo, cuando un destello en su antebrazo llamó su atención. Tan rápido como arremetió el gorn se detuvo.

—Hoy a sido tu día de suerte, mono— dijo dirigiéndose a Max— tienes algo que contarle a tus crías.

Dile que te enfrentaste a Rex, hijo de Zesstara´s, el hijo de S'Yahazah, la Señora de la Fertilidad, y que sobreviviste para ver un nuevo amanecer— agregó con orgullo mientras se desvanecía en una luz escarlata.


VII

— Saludos capitana Matsumoto, siento no haber podido responder a tiempo— dijo Rex a través de la pantalla con calma. En el tono de voz del Gorn se notaba el desdén que le producía hablar con un ser que consideraba inferior —.Estaba ejerciendo mi derecho a requisar a quienes cruzan mis fronteras —.Hizo otra pausa y agregó— disculpe mi descortesía yo soy el Capitán de la nave corsaria Royal Viper, mi nombre es Rex hijo de Zesstara´s. Por cierto guárdese sus amenazas, pues usted y su Federación han pisoteado mis derechos al violar mis territorios y al evitarme ejercer y defender la soberanía de la Hegemonía Gorn.

— ¿Cómo?— inquirió una consternada Kuriko

—Como lo ha escuchado Capitana. Se ha entrometido donde no la han llamado y a pisoteado por última vez nuestros derechos. Lo dejaré pasar esta vez porque realmente ha sido muy entretenido.

— ¿Entretenido?— repitió la mujer ¿para aquella criatura todo había sido un juego?— Escúcheme usted, Capitán Rex. Este es territorio Federal y es usted…

—Nada —le atajó este —.Ya he hablado y está advertida, la próxima vez no dudaré en disparar —.

Acto seguido cortó la comunicación dejando a Kuriko con la palabra en la boca.

Kuriko observó como la Royal Viper daba la vuelta y rápidamente se alejaba de la zona de combate sin importarle nada más.

—Preparen curso de… — alcanzó a decir Kuriko, quien en ese momento temblaba, llena de ira cuando sintió un peso en el hombro. Volteó rápidamente para encarar quien osaba tocarla, y se encontró con el rostro de su primer oficial. La mano y la expresión preocupada del bajorano la centraron, lentamente el fuego que ardía en su interior se fue apaciguando.

—Alerta amarilla— ordenó —Quiero un reporte de la condición de la nave y del carguero, y la situación del grupo del Señor Wallenstein. Señor Rann el puente es suyo. — finalizó mientras dejaba el puente.


VIII

Minutos después, y varias tazas de infusión de valeriana, Kuriko recibió en su oficina a su primer oficial. El teniente comandante Rann la observó unos segundos antes de decidirse a hablar.

—Los daños en la nave fueron considerables— dijo mientras le tendía el Padd con los informes —.El Teniente Giuseppe está realizando las reparaciones, pero ha sido el carguero quien sufrió los daños más severos. Me tomé la libertad de enviarles asistencia. La Barracuda y la Boxer están en óptimas condiciones.

— ¿Y Wallenstein y los militares?— Preguntó Kuriko

—Su grupo no sufrió daños graves, y mostraron una eficiencia sin igual. — Respondió Rann— Aunque algo afectó al Mayor.

— ¿A qué te refieres?

—Cuando la situación se calmó fue directo a la enfermería— respondió el bajorano— parece que el encuentro con el capitán lo afectó, dijo que en persona poseía una aura que realmente intimidaba. Resistió más de un disparo en modo aturdir y le importó poco dejar a sus soldados atrás.

—Y los prisioneros ¿Cómo están?

—La mayoría se han… —Thalas Rann, bajorano, otrora terrorista y miembro de la milicia bajorana. Miembro de un pueblo conocido por sus férreos principios morales y religiosos. Un pueblo que con determinación resistió cuarenta años de ocupación por una potencia y especie tecnológicamente superior, titubeó al pensar en lo que habían hecho los prisioneros gorns.

— ¿Se han…?

—Se suicidaron, Kuriko. — Respondió — sin dudarlo la mayoría se quitó la vida con sus propias garras. Fuimos incapaces de evitarlo. Y, los que aun no lo han hecho, han dicho que lo hicieron por fe.

— ¿No hablaron de la superioridad de su especie o que lo hacían por honor[iv]?

—No, lo hicieron como sacrificio a su Dios-Capitán. Una devoción que se sale de la escala en una especie como los Gorns.

—Devoción religiosa, una actitud descarada y de evidente superioridad, tecnología al mismo nivel que la nuestra, y de paso tecnología de otra especie que es hostil a la Federación. Creo que esta misión no va a ser un paseo como pensábamos. — replicó Kuriko—En fin, este pirata es todo un personaje.

—Sin duda, da mucho que pensar

—Sí, todo esto huele a gato encerrado— dijo Kuriko con calma— aquí hay algo más allá de lo evidente, y es nuestra obligación desentrañarlo.

Thalas Rann asintió y preguntó — ¿Sus ordenes?

—Una vez que el carguero esté en condiciones partiremos a la base de Cestus III. Debemos entregarle su comisión al Comandante Walker.

El primer oficial asintió y salió como un vendaval de la oficina, dejando a la capitana sumida en un mar de pensamientos.

—De verdad que esta no será una comisión sencilla, pero si será muy interesante— masculló Kuriko

—Ya ajustaremos cuenta Rex, hijo de Zesstara´s.


Continuará…

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Referencias:
1 .- Es la Diosa Madre de los Gorn, Según la leyenda Gorn, el Gran padre y la Gran madre se aparearon, y de esa unión nacieron los primeros Gorns, siguiendo sus instintos el Gran Padre trató de devorar a la cría, pero la madre lucho con él y los salvó, llevándolo a un lugar seguro donde prosperaron.
2 .- Las escamas verde azuladas, o amarillas azuladas son símbolo no solo de una casta pura entre los Gorns, sino que indican claramente que el individuo es puro y es un elegido de los Dioses
3 .- El disipador de energía es un arma propia de la Confederación Breen, una vez que impacta, crea una red que drena la energía de las naves estelares, dejándolas sin armas, escudos y propulsión y por lo tanto vulnerable a armas convencionales. Después de la guerra se crearon contramedidas y procedimientos estándar en las naves de la Federación para evitar los efectos de este tipo de armamento
4 .- Los Gorn, creen en la supremacía del más apto; su honor y comportamiento están sustentados en ese principioi

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