Green Lantern nº 31

Título: Posguerra (I)
Autor: Jeronimo Thompson
Portada: Roberto Cruz / Cesar Eduardo
Publicado en: Septiembre 2013

Kyle Rayner se convierte de nuevo en el protagonista indiscutible de esta serie a tiempo para embarcarse en una misión encubierta que le conducirá hasta el mismísimo corazón de Thanagar. ¡No te pierdas el comienzo de esta nueva etapa en Green Lantern!
Mi nombres es Kyle Rayner. Cuando era un niño, nunca pude decidir que quería ser cuando fuese mayor. Pero el destino lo hizo por mí. Soy el Portador de la Antorcha. Soy un Green Lantern. Soy un héroe.
Kyle Rayner creado por Ron Marz y Darryl Banks

-Muy acogedor –dijo Kyle Rayner desde la entrada a la sala de reuniones, -pero no puedo decir que esté impresionado.

El Guardián del Universo, de pie junto al amplio ventanal, se volvió hacia él con una sonrisa en su rostro azul.

-¿Hubieras preferido que te recibiera en la Gran Sala Central de Oa, subido en lo alto de un púlpito?.

-Qué menos –repuso Kyle avanzando hacia la mesa ovalada que ocupaba la mayor parte de la sala. –De hecho, venía dispuesto a hincar la rodilla durante todo el tiempo que estuviéramos hablando.

-Si quieres puedes arrodillarte ahí mismo donde estás, pero no te resultará fácil mantener una conversación conmigo cuando me siente en este sillón. Ya sabes que no soy muy alto.

-Ni este suelo parece mullido. Deberías preocuparte un poco más por el bienestar de tus empleados, Ganthet –terminó riendo Kyle.

Al otro lado del ventanal, el agua golpeaba con fuerza la fina lámina de bosones polarizados que aislaba aquella sala de la formidable tormenta que arreciaba en el exterior.

-Me alegra verte de buen humor –dijo Ganthet con cierto tono apesadumbrado. –Te aseguro que doce días de lluvia casi constante han agotado el mío.

El Green Lantern rodeó la mesa para reunirse con él y observó la Ciudadela de los Guardianes a través del ventanal. Una oscura masa de nubes estaba descargando en aquel instante un aguacero que apenas permitía distinguir los edificios más próximos a aquél en el que se encontraban.

-¿Qué ha pasado con el sistema de control climático? –preguntó Kyle. –Creo que es la primera vez que veo llover en Oa.

-Siempre ha llovido en Oa, aunque no aquí en la Ciudadela. ¿De qué nos hubiera servido? El problema es que los dispositivos que dirigen las borrascas hacia otras regiones del planeta donde resulten más provechosas no funcionan correctamente; pero tenemos tantas cosas a las que atender... Estamos reconstruyendo el Cuerpo de Green Lantern, ¿recuerdas? Un temporal es la menor de nuestras preocupaciones ahora.

Kyle se giró hacia el Guardián cruzando los brazos en gesto burlón.

-Sólo hablaba por hablar, ¿sabes? Con responder “pues sí que llueve, sí”, bastaba.

Ganthet sonrió de nuevo al indicarle al Green Lantern uno de los sillones flotantes que bordeaban la mesa.

-Siéntate, Kyle. Tenemos asuntos importantes que discutir.

-Si no fuera así no me hubieras hecho venir hasta aquí con tanta urgencia, supongo.

-Últimamente tengo la impresión de que todo es urgente... –suspiró el Guardián acomodándose a su vez en otro sillón.

-Por cierto, ¿y Alia(1)? Pensaba que ella también estaría aquí.

-Hace semanas que no la veo, si te digo la verdad. Nuestros viajes son frecuentes y… bueno, cada vez tengo más claro que dos Guardianes del Universo resultan insuficientes para hacer todo lo que nos proponemos hacer… incluso en el mejor de los casos.

-Aunque fuerais doce o veinticuatro; una cosa es proponerse reconstruir el Cuerpo y otra muy distinta contar con 3.600 Green Lanterns instruidos y patrullando sus respectivos sectores de un día para otro, Ganthet. ¿Pero a qué te refieres con “incluso en el mejor de los casos”? ¿Han surgido más problemas? ¿Cómo va el reclutamiento?.

-El reclutamiento en sí no está resultando especialmente dificultoso. Hal y Carol están haciendo un gran esfuerzo en este sentido, y gracias a su labor tenemos ya varias decenas de sectores cubiertos.

-¿Entonces?.

-El problema de fondo es que durante millones de años, todas las civilizaciones que han ido surgiendo en los sectores que protegemos asumieron sin cuestionárselo el papel de Oa y la intervención de nuestros agentes cuando era necesario, ya fueran Manhunters o Green Lanterns. Siempre había sido así para ellos, y aunque a veces pudiéramos resultarles incómodos, sencillamente nos aceptaban como algo inevitable. Ahora, sin embargo, después de estos años de ausencia....

-Hay quien no ve con muy buenos ojos que los chicos de verde vuelvan a meter las narices en sus asuntos –concluyó Kyle. -¿Quiénes? ¿Los Khunds? ¿El Dominio?.

-Entre otros. Aunque en algunos sectores nos reciban con los brazos abiertos tras una década de caos e indefensión, otras civilizaciones, y no siempre las más beligerantes, consideran nuestros intentos de situar a un Green Lantern en sus sectores como una simple cuestión de injerencia no deseada, a pesar de que conocen nuestra política contraria al intervencionismo.

-Bueno, Ganthet –dijo Kyle algo dubitativo. –Supongo que habrá que tener un poco de paciencia al principio, pero seguro que durante los próximos meses....

-Sólo hablaba por hablar, ¿sabes? –le cortó el Guardián con tono divertido. –No te he hecho venir hasta Oa para compartir mis preocupaciones contigo y que ejerzas de psicólogo personal; que por cierto, se te da bastante mal.

-Donde las dan, las toman –rió el Green Lantern. –Está bien, adelante. Dime entonces por qué estoy aquí, ya que no se debe a mi incuestionable capacidad para aliviar el sufrimiento ajeno.

El rostro del Guardián del Universo se tornó sombrío al recostarse contra el respaldo de su sillón flotante.

-Tengo una misión para ti, Kyle: quiero que vayas a Thanagar.

-¿Thanagar? –exclamó el Green Lantern cambiando por completo la expresión de su cara.

-Sí, ya supuse que te sorprendería-. Ganthet se removió en su asiento, abriendo las palmas de sus manos sobre la mesa. –Verás, Kyle, la situación se ha vuelto muy inestable en Thanagar. Después de que fracasara su campaña de conquista y Hal... bueno, el Espectro, sacudiera literalmente el planeta(2), los enfrentamientos entre....

-¿Y a mí qué me importa lo que le ocurra a esos cabrones? –explotó Kyle Rayner. –De hecho: ¿qué te importa a ti? Mataron a todos los Guardianes, Ganthet. Volaron buena parte de la Ciudadela y utilizaron la Batería Central para alimentar su puto sistema de teletransportación. Nos jodieron bien jodidos, y en Rann todavía están sacando cadáveres de entre los escombros después de lo que hicieron allí esos malnacidos(3)

-No me cuentas nada que no sepa –replicó Ganthet en un murmullo. –Recuerdo todos y cada uno de sus crímenes, como también espero que tú recuerdes qué estamos haciendo aquí y lo que tratamos de reconstruir. ¿De verdad crees que he olvidado el asesinato de mis hermanos? Puedes estar seguro de que no es así, pero no pienso permitir que los Guardianes del Universo y el Cuerpo de Green Lantern se vean nunca condicionados por emociones tan primarias como el odio o la venganza. Nosotros, Kyle, estamos por encima de eso –apostilló el Guardián clavando en el Green Lantern su mirada más severa.

-¡No me jodas, Ganthet! –exclamó Kyle golpeando la mesa con su puño cerrado. –No estoy proponiendo que marchemos contra Thanagar, ahora que contamos con fuerzas suficientes, para hacerles pagar por todo lo que nos hicieron. ¿O tengo que recordarte que fui yo quien corrió a detener a Hal cuando salió hacia allí dispuesto a destruir el planeta en su último acto como el Espectro(4)? Nunca he creído en la venganza y lo sabes, pero de ahí a perder el sueño ahora por lo que pueda pasarles después de su derrota....

Tanto el Guardián del Universo como el Green Lantern permanecieron callados durante algo más de un minuto. En el exterior, la lluvia parecía caer con menor intensidad, aunque ambos podían escuchar con claridad el retumbar de los truenos en la lejanía. Finalmente, fue Ganthet quien rompió el silencio.

-Te entiendo mejor de lo que puedas pensar, Kyle, pero nuestra intervención en Thanagar a petición del Alto Mor(5) resulta tan conveniente para nosotros como necesaria para ellos. Como ya te he explicado antes, la reconstrucción del Cuerpo no se está desarrollando tan bien como pudiéramos desear, y precisamente de cómo resolvamos la crisis en Thanagar podría depender que otros planetas acepten o no en el futuro la presencia de Green Lanterns en sus sectores.

-Pero Ganthet... –trató de rebatirle Kyle Rayner.

-En cualquier caso no estoy pidiéndote tu opinión sobre este asunto, ni mucho menos tu autorización, y perdona que te hable de forma tan brusca. La decisión ya fue tomada hace tres semanas, y en consecuencia enviamos allí a Kilowog al mando de un escuadrón de Manhunters(6) para tomar el control de Thanagar.

Las últimas palabras del Guardián del Universo convirtieron la furiosa indignación del Green Lantern en sincera perplejidad.

-Espera un momento… ¿Kilowog y un grupo de Manhunters se están encargando ahora de mantener el orden en Thanagar a petición del Alto Mor?.

-Así es –confirmó Ganthet con un leve asentimiento.

-Joder… Pero entonces no entiendo qué quieres de mí….

-Para empezar querría que mostrases un poco de paciencia, Kyle, y si no es mucho pedir, que esperases a que te explique cuáles son las circunstancias y qué es lo espero que hagas por nosotros antes de explotar como un energúmeno.–suspiró el Guardián suavizando su tono de voz. –Tu misión allí no va a ser humanitaria, si eso te sirve de consuelo, aunque quizá cambie tu postura cuando compruebes en persona el caos en que están inmersos.

-Yo... Lo siento Ganthet, supongo que no debería haber reaccionado así –se disculpó Kyle en un susurro-, pero sigo sin entender por qué me has hecho venir a Oa. Ahora soy el Green Lantern del sector 2814. ¿No sería más lógico que enviaras a algún otro miembro de la Guardia de Honor para hacer lo que quiera que haya que hacer en Thanagar? Hal o John, por ejemplo.

-Hal está demasiado ocupado con el reclutamiento de nuevos Lanterns como para distraerlo con algo así y John se ha convertido en el único responsable de la Academia desde que Kilowog se fue allí. ¿Tienes algún otro candidato que proponer o aceptas mi palabra de que tú eres el más indicado para cumplir esta misión?.

Kyle alzó ligeramente los hombros, dejándose caer a continuación contra el respaldo de su sillón.

-De acuerdo, no voy a seguir cuestionando tus decisiones, así que dime: ¿qué se supone que tengo que hacer en Thanagar?.


-Su firma bioeléctrica coincide con nuestro registro, GL-2814. Ahora sígame y, por favor, no se desvíe de la ruta establecida-. Dicho lo cual, el Manhunter inició su descenso hacia la superficie del planeta Thanagar.

-¿GL-2814? –murmuró Kyle Rayner mientras seguía la estela del robot centinela que le había interceptado a unos 40.000 kilómetros sobre el nivel del mar thanagariano, altura a la que un escuadrón de quince Manhunters orbitaba el planeta de forma ininterrumpida para evitar que nada ni nadie pudiera entrar o salir de Thanagar sin el consentimiento del Cuerpo de Green Lantern.

Conforme adquiría mayor velocidad en su caída, Kyle no pudo sino maravillarse ante la visión de un océano que, como ya sabía, ocupaba cuatro quintas partes de la superficie del planeta; una vasta extensión lapislázuli salpicada por ocasionales nubes de color amarillento, sólo interrumpida por el continente único que surgía del mar austral más allá del horizonte curvo. Hipnotizado por su sobrecogedora belleza, al Green Lantern le costaba entender el motivo por el que los thanagarianos primitivos eligieron el cielo en lugar del mar, siempre menospreciado en su cultura. Una cuestión sobre la que se propuso preguntar cuando surgiera la ocasión.

Apenas transcurridos unos segundos, el omnipresente color azul comenzó a virar hacia el amarillo a medida que aumentaba la fricción atmosférica alrededor del aura protectora del Green Lantern, que pronto se vio rodeado por una cegadora envuelta llameante que le obligó a delegar toda la responsabilidad de vuelo en su anillo de poder. Cuando las llamas empezaron a extinguirse un par de minutos después, el mar seguía ocupando la mayor parte de su campo de visión, pero ya pudo distinguir una línea irregular de tierra en la lejanía. De hecho, pasado otro par de minutos, y reducida su altura a unos pocos kilómetros sobre la superficie thanagariana, la línea irregular de tierra terminó convirtiéndose en el abrupto contorno de una amplia bahía dominada por una isla con forma de aguja que el Green Lantern reconoció como la Isla del Destino, la colonia penal más célebre de Thanagar.

Guiado en todo momento por el Manhunter que dirigía su recorrido varios metros por delante de él, Kyle giró en dirección noreste, dejando la Isla del Destino a su derecha, y avanzó en línea recta hacia la ciudad flotante de Thalrassa, capital de Thanagar, que se elevaba cientos de metros por encima de la región más noroccidental del continente único, en uno de los extremos de la Bahía del Destino.

O al menos así había sido siempre.

Antes de abandonar Oa, Ganthet le había contado las consecuencias más dramáticas que había tenido la visita del Espectro a Thanagar, cuando alcanzando un tamaño varias veces mayor que el propio planeta, lo rodeó con sus manos para destruirlo(7). Kyle había sido testigo de ello desde el espacio, mientras trataba de evitar que Hal Jordan cometiera el acto definitivo que lo hubiera ligado para siempre al Espíritu de la Venganza, pero nunca llegó a descender a la superficie de Thanagar para comprobar los daños que éste pudiera haber ocasionado antes de renunciar finalmente a la ejecución sumaria de todo un planeta. Los thanagarianos habían asesinado a los Guardianes del Universo apenas unas horas antes, así que todavía enardecido por la ira y la frustración, Kyle consideró entonces que ya había hecho más que suficiente por ellos. Ahora, sin embargo, conforme se aproximaba a la nueva localización de Thalrassa, y a pesar de que Ganthet ya le había informado sobre lo ocurrido, el Green Lantern sintió cómo su estómago se encogía atenazado por un frío vacío.

Desestabilizada por las fuerzas gravitatorias inducidas por la cercanía de las sobredimensionadas manos del Espectro, aunque la presencia del Espíritu de la Venganza apenas resultara apreciable en el plano físico, la ciudad flotante de Thalrassa, con un tamaño que doblaba el de la isla de Manhattan en la Tierra, terminó cayendo del cielo sobre el área costera que sobrevolaba en ese momento, quedando varada entre la cordillera de Dormor y el mar. Una caída que podría haber acabado con la vida de todos sus habitantes si la pericia de sus técnicos Nth-áuticos, encargados de manejar el complejo sistema levitatorio de la capital de Thanagar, no hubiera hecho posible un descenso controlado de la ciudad flotante hasta su impacto contra el suelo. Un desastre que no acabó en tragedia absoluta, pero que no obstante provocó el derrumbe de numerosas construcciones por toda Thalrassa, diezmó su población y en último término, desencadenó una crisis de gobierno que marcó el comienzo del período de posguerra en el que estaba ahora sumido Thanagar.

-No se desvíe de la ruta establecida, GL-2814 –advirtió el Manhunter a través del anillo de poder, sacando a Kyle Rayner de su estado de ensimismamiento.

Efectivamente, mientras el Green Lantern continuaba su avance en dirección a la ciudad caída, todavía a unos veinte kilómetros de la posición que ocupaban, el robot había iniciado un brusco descenso hacia las aguas de la bahía que rápidamente lo sumergió bajo su tranquila superficie. A Kyle, por otra parte, apenas le llevó unos instantes modificar su trayectoria para seguir al Manhunter en esta última etapa subacuática de su viaje.



-¡Kyle! –bramó Kilowog levantando al Green Lantern con un poderoso abrazo que bien podría haberlo partido por la mitad si el bolovaxiano hubiese empleado tan sólo una pequeña fracción de su fuerza. -¡No sabes cuánto me alegro de verte!

-Y yo de verte a ti –respondió Kyle con un hilo de voz mientras palmeaba ligeramente los gruesos brazos de su amigo. -¿Pero qué tal si me bajas y me dejas tomar un poco de aire?.

Kilowog estalló en sonoras carcajadas antes de colocarlo de nuevo en el suelo del compartimento de acceso de aquella cápsula submarina. Mientras tanto, el Manhunter que había guiado al Green Lantern hasta allí les observaba inmóvil, de pie junto al rectángulo de agua azabache del que habían emergido hacía escasos minutos.

-Está bien, muchacho. Ven conmigo –dijo Kilowog señalando hacia una pequeña puerta elipsoidal abierta en la pared que quedaba a su derecha. –Esta cápsula tiene una especie de zulo khund donde quizá no estemos muy cómodos, pero podremos charlar un rato. Y tú, poozer –añadió dirigiéndose al Manhunter-, ya puedes seguir con tu ronda orbital.

-Inmediatamente, Kilowog –contestó el centinela con su átona voz metálica.

Antes de que ambos Green Lanterns hubieran traspasado la puerta, el Manhunter ya había desaparecido bajo las aguas del compartimento de acceso.

-¿A ti te llama por tu nombre y yo me tengo que conformar con “GL-2814”? –comentó Kyle jocoso, observando con cierta reticencia el cubículo mal iluminado que les aguardaba al otro lado de la abertura con forma de elipse.

-Cuando llegamos aquí también me llamaban por un nombre igual de ridículo, pero sólo tuve que explicarles lo que les haría si insistían en aquella tontería y asunto arreglado: desde entonces, se dirigen a mí simplemente como “Kilowog”. 

-Siempre has sido muy convincente –rió Kyle.

El bolovaxiano sonrió con aire travieso, sentándose a continuación sobre una silla de color plateado que crujió peligrosamente bajo su peso.

-Creo que ya te lo habré dicho una docena de veces desde que regresaste –siguió Kyle, acomodándose en la suya-, pero lo repetiré todas las veces que haga falta: este universo no era lo mismo sin ti, Kilowog.

-Ni yo sin él… -resopló su compañero. –Aunque tengo que confesarte que a veces echo de menos mis días con los Defensores(8).

-¿Ese grupo de superhéroes con el que te asociaste cuando estabas al otro lado?.

-–asintió el grandullón. –Durante el tiempo que pasé allí me preocupaba no hallar una forma de volver, por supuesto, pero también es cierto que se trataba de un universo completamente diferente donde todo era nuevo para mí, y en fin, supongo que de alguna manera echo de menos aquella sensación de… libertad.

Entonces, sin darle a Kyle la ocasión de decir nada, Kilowog se incorporó en su silla exclamando en un tono de voz muy diferente:

-¡Pero basta de cháchara intrascendente, muchacho! No podemos quedarnos aquí mucho tiempo, y antes de marcharme debo ponerte al corriente de todo.

-¿Marcharte? –preguntó Kyle frunciendo los labios. -¿Quieres decir que el resto del viaje tendré que hacerlo yo solo pilotando… esto? ¿De dónde has sacado esta cochambre de cápsula submarina, por cierto?.

-No es gran cosa –confirmó su compañero chapoteando con sus enormes pies en los dos dedos de agua que cubrían el suelo de la reducida habitación en la que se hallaban, -pero imagino que recordarás que te has alistado en una misión encubierta altamente secreta, y que una de tus prioridades es la de no llamar la atención. Verás Kyle, muy poca gente sabe en Thanagar que estás aquí, y la idea es que siga siendo así; no sólo mientras permanezcas en este planeta, sino aún más importante, después de que lo abandones.

-No, por favor –exclamó Kyle con gesto sobreactuado. –Ya he tenido suficientes reprimendas por parte de Ganthet como para que ahora me sermonees tú también. Me rindo: no volveré a quejarme por nada; este submarino es maravilloso y los thanagarianos los tipos más encantadores que he conocido en mi vida.

El bolovaxiano rió brevemente.

-Los terrestres siempre me habéis parecido tremendamente divertidos… Está bien, Kyle. Dime: ¿qué te ha contado Ganthet sobre la situación en Thanagar?.

-Lo más relevante –dijo el Green Lantern recostándose en su silla. –Para empezar, que la caída de Thalrassa, unida al fracaso de la campaña de conquista thanagariana cuando ésta no había hecho más que comenzar, obligó a los miembros del Alto Mor a huir y esconderse en algún agujero antes de que su propia gente les cortara el cuello. Su flota de naves de guerra había sido aniquilada casi por completo después de lo ocurrido en Rann(9) y de que el Espectro entrara en acción tanto en Oa como aquí mismo(10), así que el gobierno thanagariano apenas contaba con fuerzas militares suficientes para imponer el orden. Y a partir de ahí… el caos: diferentes facciones rivales tratando de hacerse con el control del planeta, la rebelión de los Downsiders(11) e incluso partidas de saqueo enviadas por otros mundos que han visto su oportunidad para aprovecharse del enemigo caído.

-En algunos casos “del aliado caído” –intervino Kilowog. –Los thanagarianos nunca han sido muy apreciados; ni siquiera por sus socios ocasionales.

-No creo que hayan hecho mucho para ganarse ese aprecio –sentenció Kyle. –Más bien al contrario. Y tampoco puede decirse que eligieran a sus aliados entre los pueblos más benévolos y caritativos de esta galaxia.

Kilowog hizo un leve gesto con su enorme mano restando importancia a todo aquello antes de continuar:

-En cualquier caso, lo fundamental es que la situación se hizo tan insostenible que cuando una de las facciones que luchaban por hacerse con el poder consiguió afianzar su posición, situando a sus líderes como miembros del nuevo Alto Mor, y éstos comprendieron que no serían capaces por sí mismos de sacar a Thanagar del pozo en el que se había hundido, decidieron pedir nuestra ayuda.

-Claro –bufó Kyle. –Seguramente pensaron que éramos los únicos imbéciles en este universo que aún estarían dispuestos a dársela después de todo lo que han hecho; los Defensores debían de ser su segunda opción.

-¿No decías que no volverías a quejarte por nada?.

-Sí, sí, de acuerdo. Vayamos al grano entonces: según me ha contado Ganthet, el problema ahora es que la red de informadores del Alto Mor ha averiguado recientemente que aún queda en este planeta un “vestigio” de su puñetera campaña de conquista del que nadie sabía nada, y que podría complicar mucho las cosas si su existencia fuera de dominio público.

-Eso es quedarse corto, muchacho –dijo Kilowog muy serio. –La tecnología de teletransporte que desarrollaron los thanagarianos en su Rectorado XII fue el detonante de esa campaña iniciada por el gobierno anterior(12), y su eliminación por parte del Espectro, la causa principal de que Thanagar no se haya embarcado en nuevas empresas expansionistas, incluso en su situación actual.

-Efectivamente, el Espectro destruyó la Puerta(13), y sin embargo….

-Sin embargo, el Alto Mor me comunicó hace sólo un par de días que uno de sus agentes encubiertos ha sabido de la existencia de un prototipo, una “mini-Puerta”, que por algún motivo que desconocemos no se encontraba en el Rectorado XII cuando éste fue destruido, y que si ahora cayera en malas manos….

-¿Quedan “buenas manos” en Thanagar?.

-Exacto. Así que si nosotros no lo encontramos primero, si alguna de las facciones o infinitos grupos terroristas que sólo con mucho esfuerzo mantenemos bajo control se hacen con ese prototipo….

-Todo se irá a tomar por culo, simple y llanamente –concluyó Kyle removiéndose en su silla.

-Nos enfrentaríamos a una crisis mucho más grave que la que hemos tenido que afrontar aquí hasta el momento –confirmó Kilowog con preocupación. –Y una más que probable sentencia de muerte para esta civilización: si no se aniquilan entre ellos, es sólo cuestión de tiempo que lo haga cualquier otra fuerza externa que se sienta amenazada por su tecnología de teletransporte.

-Y a pesar de ello –replicó el Green Lantern terrestre, -el Alto Mor ha preferido lavarse las manos en este asunto.

-No, Kyle. Ellos también temen las consecuencias que pueda tener este descubrimiento en la situación en la que nos encontramos; si no, no se hubieran puesto en contacto conmigo; pero por otra parte, no desean verse relacionados con ese prototipo en modo alguno.

-Ya –repuso Kyle irritado. –Mejor mirar hacia otro lado y esperar a que el problema lo resuelvan otros.

El bolovaxiano se mostró igualmente enojado al hablar:

-¿Qué crees que pensarían sus propios simpatizantes si llegara a saberse que sus dirigentes tuvieron ese prototipo a su alcance y no sólo se negaron a utilizarlo, sino que además se aseguraron de que desapareciera? Ningún thanagariano, pertenezca a la facción que pertenezca, les perdonaría eso jamás, y sin duda, supondría la caída de este Alto Mor y probablemente el inicio de una nueva guerra civil. No podemos pedirles más de lo que ya han hecho, Kyle.

-No, claro. Y ahí es donde entramos nosotros.

-Mejor dicho, ahí es donde entras tú –le corrigió Kilowog recuperando parte de su buen humor. –Te recuerdo que yo estoy aquí dirigiendo un grupo de intervención con fines humanitarios y que, por supuesto, ni yo ni mi escuadrón de Manhunters nos implicaríamos nunca en la búsqueda de un artefacto de ese tipo, y mucho menos lo sacaríamos de este planeta.

-Genial –suspiró Kyle. –Y supongo que si me cogen negaréis todo conocimiento, y dejaréis que me ejecuten o me pudra en la Isla del Destino.

-No llegaríamos hasta ese punto, muchacho. Te liberaríamos a cualquier precio, llegado el caso, pero ya sabes: la imagen del Cuerpo de Green Lantern quedaría seriamente dañada, quizá para siempre, y después de esto nos veríamos obligados a abandonar Thanagar….

-No hace falta que sigas, Kilowog. Ya me siento suficientemente presionado, gracias.

-Muy bien –sonrío el bolovaxiano. –En ese caso, hablemos ahora sobre tu contacto en esta misión…


Antes de abandonar la cápsula submarina, Kyle comprobó por tercera vez que el anillo de poder seguía colgando de su cuello sujeto a una gruesa tira de cuero sin curtir, y oculto bajo los harapos que le había proporcionado Kilowog para pasar desapercibido en Thalrassa. Aunque comprendía la necesidad de mantenerlo inactivo durante todo el tiempo que permaneciera en Thanagar, no estaba dispuesto a cumplir con aquella misión sin la póliza de seguros que le ofrecía su anillo de Green Lantern. Porque él era impulsivo, sí; y valiente; pero nunca temerario. Muy a su pesar si se paraba a pensar en ello, Kyle Rayner no era Hal Jordan.

En el exterior, sentada sobre una de las grandes rocas que salpicaban el litoral, le esperaba la agente thanagariana. Pese a vestir unas piezas de tela andrajosas muy similares a las que cubrían al propio Kyle, el Green Lantern no pudo evitar fijarse en sus curvas apenas insinuadas. Cuando sus miradas se cruzaron un par de segundos después, Kyle intuyó que aquella mujer podía llegar a convertirse en un problema para él.

“Tío, mantén tus hormonas a raya” se dijo a sí mismo. “Aunque sólo sea por esta vez”.

-Llegas tarde –le informó ella en un tono neutro.

-No ha sido fácil sortear todas estas rocas bajo el agua; ni siquiera con la ayuda del navegador automático.

-Lamento oír que los fragmentos de Thalrassa que cayeron al mar tras el impacto te hayan supuesto una molestia.

El Green Lantern la observó unos instantes tratando de evaluar el verdadero significado de sus palabras, pero ni su voz carente de inflexiones ni su rostro indiferente le dieron pista alguna.

-Bueno… No me he presentado: me llamo Kyle Rayner, y soy….

-Sé lo que eres –le cortó ella manteniendo el mismo tono del principio. –Pero nadie más debe saberlo, y lo que no se dice no se escucha.

-Ah, vale… Entendido. En cualquier caso, puedes llamarme Kyle. ¿Y tú eres…?.

-Kawen.

-Muy bien, Kawen. Um… ¿Nos vamos?.

La agente thanagariana permanecía sentada sobre la roca cubierta de salitre.

-Primero tenemos que concretar el pago.

-Sí, es cierto. Kil… esto… mi compañero ya me ha avisado de que tu participación en este asunto tenía un precio, y que me correspondía a mí aceptarlo o rechazarlo llegado el momento. No estoy muy seguro de ser el más indicado para cerrar este trato, pero está bien, adelante: ¿cuál es tu precio?.

-Quiero que cuando todo esto acabe, encuentres a alguien para mí. A uno de los tuyos.

-¿A uno de los míos? ¿Quieres decir a un…?-. Kyle dejó el final de la pregunta en el aire mientras señalaba su puño cerrado como si llevara un anillo de poder en el dedo corazón. De forma casi inmediata, se sintió estúpido al seguirle aquel juego cuando resultaba evidente que ambos estaban allí solos.

-No. Quiero decir a un terrestre: a uno que estuvo aquí pero ya no se encuentra en Thanagar.

El Green Lantern se sentía cada vez más confuso mientras trataba de imaginar qué querría realmente de él.

-¿Hawkman? ¿Te refieres a Carter Hall?.

La mujer que se hacía llamar Kawen se limitó a negarlo con un leve movimiento de cabeza.

-Me refiero a Lex Luthor.

Continuará…


Referencias:
1.- Alia es la última de las Zamaron y única compañera de Ganthet en los actuales Guardianes del Universo, tal y como se contó en Green Lantern #29.
2.- Como se vio en Green Lantern #18.
3.- Versión muy resumida de “¡El Ataque de los Hombres Halcón!”: Green Lantern #13-18.
4.- En Green Lantern #18.
5.- Órgano de gobierno de Thanagar.
6.- Los Manhunters vuelven a estar al servicio de los Guardianes, tal y como se contó en Green Lantern #29.
7.- Una vez más, en Green Lantern #18.
8.- Kilowog viajó al Universo Marvel en Green Lantern #7, participando activamente en las aventuras del grupo liderado por el Doctor Extraño a partir de Los Defensores #17, y no volvió al Universo DC hasta Green Lantern #28.
9.- Green Lantern #16.
10.- Green Lantern #17-18.
11.- Lo siento, pero no he sido capaz de encontrar una traducción correcta (y utilizable) para este término, así que lo dejo tal cual. Los “Downsiders” son alienígenas procedentes de los diferentes mundos conquistados por Thanagar, que fueron traídos aquí como esclavos y viven en el “Downside”, a nivel del suelo, apartados del lujo y las comodidades que disfrutan los thanagarianos nativos en sus Torres y Ciudades Flotantes.
12.- Como se explicó en Green Lantern #14.
13.- La Puerta era el instrumento que permitía a las fuerzas thanagarianas trasladarse de un lugar a otro del universo de forma instantánea.

3 comentarios:

  1. "Por fin he podido leerme el número.Para mí, un buen comienzo, que deja con ganas de leer la siguiente entrega. Puede que esté falto de acción, sí, pero, como lectora que no se ha leído las entregas anteriores, agradezco ese esfuerzo por poner desde un primero momento todos los datos sobre la mesa y centrar el lector. Por otra parte, el ritmo está bien llevado y la información se va dosificando de tal forma que obliga al lector a seguir leyendo.

    Por mi parte, quedo a la espera de cómo siguen las aventuras de Kyle y compañía."

    Comentario publicado originalmente por el usuario "Ana Morán" con fecha 22/09/2013

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  2. "Leído el primer capítulo de la nueva Etapa de GL he quedado extasiado y he recordado que tengo que terminar el juicio de Hal Jordan donde lo deje. ¡Diantres! Bueno he quedado muy satisfecho con el relato, pues me ha planteado un escenario interesante, un universo en posguerra que pinta más complicado que el precedente.

    La historia es interesante y avanza de forma amena, se van mostrando los misterios, mientras la semilla de la intriga se plantea de forma contundente. Me ha dejado con ganas de saber más, y un más con aquella noticia al final que nos vincula con los resultados de Imperio. Me encanta ver como este universo está vivo y es coherente. Bueno, no queda más que esperar a ver como se resuelven las cosas. Esperar a ver más acción y sobre todo, más política.
    Mis felicitaciones al chef.

    En cuanto a las ilustraciones, ambas están realmente buenas. Interesantes y coloridas, muestran las ideas centrales que definen a esta historia."

    Comentario publicado originalmente por el usuario "William Darkgates" con fecha 22/09/2013

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  3. “Este mes AT53 esta de enhorabuena! No solo tenemos el regreso de una de las series más importantes dentro de este proyecto sino que también vuelve a escribir uno de los autores “más veteranos” en estas lides y que, por diferentes motivos, había tenido que abandonarnos (aunque nunca se marchó muy lejos pues era fácil encontrar reseñas suyas de vez en cuando) Y, como dice su majestad es rey, eso es algo que “nos llena de orgullo y satisfacción” 

    A pesar del tiempo transcurrido podemos decir de Jerónimo “que no ha perdido el toque”: es un autor que se mueve como nunca en entornos de ciencia-ficción y qué lugar mejor para hacerlo que con la serie “Green Lantern”. Quizás el número peque un poco de “falta de ritmo”, de ser demasiado… descriptivo pero de este modo Jerónimo puede colocar a su gusto en el tablero de juego la gran cantidad de elementos que Gabriel Romero dejó dispuestos al final de su etapa. ¡Auguramos una gran etapa para el personaje y para la serie! Estamos deseando poder leer la continuación…

    Respecto a las portadas, permitidme que sólo reseñe la de Cesar Eduardo (hacerlo con la mía sería un poco presuntuoso): me encanta su estilo sencillo pero efectivo. Estoy deseando poder ver su trabajo en series como Los Titanes donde pienso que su forma de tratar a los personajes encajaría perfectamente… “

    Comentario que publique con fecha 18/09/2013

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