Título: Familia(II) Autor: Joaquín Sanjuán Portada: Juan. A. Campos Publicado en: Septiembre 2013 ¡Los Cuatro Fantásticos están perdidos en una miríada de dimensiones alternativas, y solo el nuevo grupo puede rescatarlos! ¿Qué posibilidades tiene Reed Richards de sobrevivir en un mundo dominado por la Tierra Salvaje y sin ningún tipo de tecnología? ¡La respuesta en esta segunda entrega del increíble viaje de La Primera Familia! |
Se enfrentaron a lo desconocido con la cabeza bien alta, y el destino les otorgó poderes increíbles. Y cuando podían haber utilizado esos dones para su propio beneficio, decidieron emplearlos para proteger a toda la Humanidad.Superhéroes, aventureros, exploradores, celebridades públicas, y sobre todo una familia.Reed, Sue, Johnny y Ben, pero para el mundo son...
Creado por Stan Lee y Jack Kirby
Diario de Reed Richards, día 1.
Le he fallado a mi familia. Durante un experimento con el portal interdimensional de mi laboratorio ha sucedido algo que ha terminado provocando un accidente terrible. En mi situación actual me resulta imposible conocer con certeza qué es lo que ha causado el fallo, aunque se me han ocurrido ciento sesenta y siete opciones distintas, todas ellas factibles en potencia. Sin embargo, deberé esperar a regresar al laboratorio para investigar a fondo lo sucedido.
Nunca pensé que diría algo así, pero me encuentro perdido. Al parecer el accidente me ha enviado a través del portal interdimensional, y existen un 72% de posibilidades –según mis cálculos mentales- de que haya sucedido lo mismo con el resto de los 4 Fantásticos y con Franklin y Valeria, pues es muy probable que afectase a todo el edificio. Sin embargo me encuentro solo y perdido, lo que no deja de ser descorazonador. Y lo que es peor es la sensación de ignorar el destino sufrido por mi familia, que por lo que sé podría haber viajado hasta cualquiera de entre los infinitos mundos alternativos a los que tiene acceso la máquina. La certeza de que cada uno de ellos puede encontrarse allí fuera, solo y en peligro, resulta desoladora. Soy su única esperanza, y a pesar de ello me encuentro incapaz de ayudarles.
Al principio pensé que había ido a parar a la Tierra Salvaje, pues aparecí en un lugar rodeado de vegetación primitiva... y dinosaurios. Franklin habría disfrutado con esto, adora los dinosaurios, pero lo cierto es que es MUY peligroso. Lo peor no es eso, lo peor es que, a juzgar por la posición de las estrellas –menos mal que llegué al poco e caer la noche- indica que no me he desplazado físicamente: estoy en lo que en mi realidad se conoce como Manhattan, rodeado de dinosaurios y de una selva que alcanza hasta donde ven mis ojos, y probablemente mucho más allá, si he de juzgar por el clima y el ecosistema que he podido observar.
Puesto que no sé lo que va a pasarme ni si conseguiré regresar a casa, voy a utilizar mi grabadora para recoger todo tipo de impresiones sobre este mundo. Así al menos tendré la mente ocupada.
Fin de la transmisión.
Diario de Reed Richads, día 5.

No sé qué voy a hacer. Soy un científico en un mundo prehistórico, en el que la herramienta más avanzada que puedo crear es una lanza hecha con un palo, una piedra puntiaguda y tripas de animal. Y ni siquiera tengo estómago para matar a ningún animal con las manos desnudas, de hecho me estoy alimentando solo de frutos. Afortunadamente tengo agua en abundancia.
Seguiré investigando y explorando, tienen que haber seres humanos en alguna parte. Solo espero que no se trate de cavernícolas salvajes.
Sigo preocupado por Sue y los niños, ojalá estén bien. Ojalá no estén solos, es terrible sentirse el único ser humano del planeta Tierra.
Fin de la transmisión.
Diario de Reed Richards, día 11.
No soy nada. Sue, Ben, demonios, hasta Johnny habrían tenido más posibilidades que yo en un mundo como este. Es muy poco lo que puedo hacer aislado y sin tecnología que me permita encontrar la manera de regresar a mi mundo. Lo peor, sin embargo, es la sensación de que si no estoy en casa para arreglar este desastre, ¿quién lo hará? Seamos sinceros, nunca he sido de los que creen en la falsa modestia: soy la mente más brillante de mi mundo, sin lugar a dudas. Hay otros grandes científicos, desde luego, pero ninguno de ellos está a mi altura. ¿Quién si no yo va a ser capaz de descubrir lo que ha sucedido en el Edificio Baxter, rastrear los mundos a los que accedió el portal a raíz del accidente y encontrar la forma de acceder a ellos? Quizás Muerte podría, pero eso es como pedir la Luna.
El parámetro de seguridad Épsilon 16 podría darnos una posibilidad, pero con los 4 Fantásticos fuera del edificio son muy pocos los que tienen el código de seguridad necesario como para poder acceder a él. Después de once días comienzo a perder esperanzas, yo habría solucionado todo el asunto en menos de una hora y media. Pero aquí... aquí no hay nada que pueda hacer, lo que nos lleva de nuevo al primer punto: no soy nada sin mi tecnología, y eso es algo de lo que nunca hasta hoy me había dado cuenta, al menos no de una forma tan contundente.
Fin de la transmisión.
Diario de Reed Richards, día 17.
Estoy catalogando y estudiando cada especie viva que me encuentro, sea animal o vegetal, solo para entretenerme. Además he construido varias herramientas de madera y piedra, y he conseguido localizar algunas vetas minerales, que me han permitido extraer material suficiente como para empezar a fabricar algunas cosas de metal. Por el momento voy despacio, muy despacio, pero para dentro de otra semana espero poder haber dejado atrás la Edad de Piedra y encontrarme en la Edad de Bronce. Cuando lo consiga, llegar a la Edad de Hierro será solo cuestión de días.
Fin de la transmisión.
Diario de Reed Richards, día 32.
Mis progresos han superado cualquiera de mis expectativas. En un mes he sido capaz de recorrer todas las Edades de la Humanidad y actualmente me encuentro desarrollando la Revolución Industrial, trabajando ya con utensilios que funcionan a vapor y con carbón. He construido una casa y
la he amurallado, procurándome así protección ante los dinosaurios y otros animales salvajes, y he llenado los alrededores de trampas. Estoy trabajando en un vehículo aéreo a vapor que vuela mediante la combinación de hélices, globos y alerones, me permitirá explorar este mundo con mucho más éxito y, desde luego, con mayor velocidad de lo que jamás habría sido posible hacerlo caminando.
Tengo esperanzas de poder crear un primer prototipo de ordenador de aquí a otro mes, y a partir de ahí no tardaré mucho en igualar el nivel tecnológico de la Tierra. Todavía será insuficiente para encontrar una manera de salir de aquí, pues para eso necesito tecnología del mismo nivel que la que tengo en mi laboratorio, pero comienzo a albergar esperanzas.
Es fascinante, absolutamente fascinante. Las cosas que he aprendido durante esta... evolución acelerada son valiosísimas. Es como recorrer las Edades de la Humanidad, pero todavía más asombroso. El hecho de que sea capaz de igualar en unas pocas semanas los logros que al ser humano le han supuesto siglos me hace pensar que mis conocimientos e inteligencia son todavía mayores de lo que suponía. Y no soy una persona modesta.
Fin de la transmisión.
Diario de Reed Richards, día 57.
Dos meses. Hace ya casi dos meses que llegué a este mundo y sigo atrapado aquí, sin saber nada de mi familia ni de mis amigos.
He conseguido progresos que harían arrodillarse ante mi intelecto a aquellos que se consideran genios en mi mundo, y sin embargo sigo aquí atrapado. Siento que cada día que pasa estoy más cerca de encontrar el camino de vuelta, pero no puedo dejar de pensar en lo que le habrá ocurrido a Franklin y Valeria. Sue, Johnny y Ben no me preocupan, al menos no demasiado, porque sé bien de lo que son capaces, y dudo que se hayan encontrado con nada que no pueda manejar. Pero mis hijos son solo dos niños, y si –ojalá no sea así- han quedado aislados en mundos desconocidos durante dos meses, tal y como me ha pasado a mí, podrían... podrían...
No, no puedo pensar en eso, o me desmoronaré por completo. Necesito mantenerme sereno y frío, de lo contrario solo conseguiré atrasar mi marcha de este mundo prehistórico.
Dos meses. Debo confesar que jamás, JAMÁS, me había sentido tan solo. He sido capaz de levantar un imperio desde la nada, solo con mis propias manos, y a pesar de eso no tengo a nadie con quien compartirlo.
He utilizado el Fantasticar –he decidido llamarlo así, pues no deja de ser un logro fantástico- a vapor para alejarme todo lo posible de Manhattan –por ponerle algún nombre a este lugar-, y no he conseguido encontrar nada más que dinosaurios y jungla allá por donde he pasado. Incluso he construido una radio y tratado de encontrar otras frecuencias, por si acaso hubiese alguna civilización medianamente avanzada en alguna parte de este mundo, pero ni tan solo utilizando las piezas del comunicador de mi traje para darle un alcance casi absoluto dentro del planeta lo he conseguido.
Estoy en mi fortaleza, sentado ante la radio que yo mismo he construido, y llorando por mi familia desaparecida. ¿Cómo he podido ser tan estúpido? ¿Cómo he sido capaz de ponerles en peligro, sabiendo que en nuestras vidas tarde o temprano pasaría algo terrible? Ha sido un accidente de laboratorio –o eso sospecho-, pero podría haberse tratado de un supervillano, una invasión desde la Zona Negativa o muchas otras cosas lo que provocase que mi familia se separase de esta manera.
Puede que sea la mente más prodigiosa de mi mundo, pero ahora comprendo que no he sido lo bastante inteligente como para evitar poner en peligro a mis propios hijos. Si les ha pasado algo, jamás seré capaz de perdonármelo. Jamás.
Tengo que volver al trabajo, todos cuentan conmigo. Solo espero que cuando consiga salir de aquí no sea demasiado tarde para...
—¿Hola? ¿Me recibe alguien? Aquí Johnny Storm, de los 4 Fantásticos, buscando a cualquiera que pueda escucharme. Reed, Sue, Ben, ¿estáis ahí?
Mr. Fantástico estuvo a punto de caerse de la silla a causa de la impresión. Después de dos meses de soledad, escuchar cualquier otra voz le pareció maravilloso, increíble, imposible.
—¡Es Johnny usando su comunicador! —Exclamó Reed—. Pero... ¿Cómo es posible?
—¿Hay alguien ahí? Por favor, respondan —repitió la Antorcha Humana.
Reed Richards se apresuró a coger la radio, antes de que su cuñado desapareciese.
—¡Johnny, soy Reed! —gritó, emocionado—. ¿Cómo... qué estás haciendo aquí?
—Somos el equipo de rescate, doctor Richads —respondió una voz femenina que el aludido fue incapaz de reconocer.
—¿Estás bien, Reed? —añadió otra mujer.
—¿Jen? ¿Eres tú?
—Sí, tan verde y grande como siempre.
—¿Está Sue contigo? ¿Los niños? —preguntó una tercera mujer, a la que el científico reconoció como la inhumana Crystal.
—Iba a preguntaros lo mismo —respondió Mr. Fantástico—. Hay que darse prisa, puede que necesiten ayuda. ¿Dónde estáis?
—Acabamos de llegar a este mundo, estamos en donde se supone que debería estar el Edificio Baxter. Pero aquí no hay nada —dijo Hulka.
—¡Eh, mirad el tamaño de ese dinosaurio! —exclamó Johnny, entusiasmado.
—No hay tiempo para eso —advirtió Reed—. Escuchad, volad en dirección sureste. Veréis un gran río, solo tenéis que seguirlo para encontrarme. Aunque os llevará un par de horas.
—¿Cómo sabremos dónde estás? —preguntó Crystal.
—Oh, creedme, lo sabréis en el mismo momento en que lo veáis.
—¿Es o no es una pasada mi cuñado?
Las compañeras de la Antorcha Humana asintieron, mudas de asombro ante lo que estaban viendo desde el aire. Johnny, encendido solo de cintura para abajo llevaba en brazos a Crystal, mientras Namorita se ocupaba de Hulka, que a su vez llevaba el maletín con los brazaletes de regreso. Los cuatro admiraban una fortaleza que de piedra y metal que no se parecía en nada a cualquier tipo de arquitectura que ellos conociesen, y en cuyo tejado podía verse un aparato volador de hélices y engranajes y un enorme cuatro azul pintado en el suelo, que podía verse desde muy lejos. Junto al vehículo se encontraba Mr. Fantástico, que les hacía señales con las manos para que descendiesen.
—Así que eso fue lo que pasó —dijo Reed, pensativo—. Supuse que en el momento del accidente estábamos todos en el Edificio Baxter. Fue una suerte que vosotros dos tuvieseis una cita, así pudiste activar el parámetro de seguridad Épsilon 16. Era cuestión de tiempo que llegaseis hasta aquí, aunque a juzgar por el tiempo que habéis tardado, tenéis que haber pasado ya por un buen montón de dimensiones paralelas.
—En realidad este es el cuarto mundo por el que pasamos —informó Namorita—. Empezábamos a pensar que estábamos perdiendo el tiempo.
—¿El cuarto? ¿Y qué habéis hecho para que los tres anteriores os llevasen dos meses?
Los Cuatro Fantásticos de Johnny Storm intercambiaron una mirada de preocupación.
—Está pasando algo raro, Reed —confesó la Antorcha Humana—. Según lo que nos dijeron los lugareños, al primer mundo llegamos menos de veinticuatro horas después de la explosión de luz que señaló vuestro paso por allí, cuando comenzó el viaje entre otros mundos. En cambio cuando llegamos al segundo habían pasado algunos días, y en el tercero nos dijeron que hacía ya algunas semanas de aquello.
—¿Y habéis esperado hasta ahora para decírmelo? ¡Hemos sufrido una distorsión espacio temporal exponencial, el problema es peor de lo que parecía! —exclamó el científico.
—¿Una qué? —preguntó Johnny.
—Distorsión espacio temporal exponencial —repitió sin molestarse en disimular su impaciencia—. El accidente creó una burbuja de dilatación temporal que creció a medida que iba cruzando mundos, lo que provocó que viajase no solo en el espacio, sino también en el tiempo. A eso se debe el aumento en escalada de...
El científico se calló al ver las caras de incomprensión con que lo miraban los nuevos 4 Fantásticos.
—¿Qué?
—No importa, Johnny. No necesitáis entenderlo, lo único que tenéis que saber es que en cada uno de los mundos afectados por el accidente ha pasado una cantidad de tiempo diferente, siempre en progresión.
—¿Y eso qué significa? —insistió la Antorcha Humana.
—Que los demás pueden llevar años atrapados en donde sea que hayan ido a parar —explicó Reed—. Hay que ponerse en marcha ya, necesito que una de vosotras tres me ceda su brazalete para que pueda participar en la búsqueda, mi mujer y mis hijos pueden estar en problemas.
—¿Eso puede hacerse? —preguntó Crystal.
—Sí, solo tendría que colocarme yo uno de esos cuatro brazaletes y la que me lo ceda tendría que utilizar uno de los del maletín para poder regresar a casa.
—Eh, eh, eh, cuñado, echa el freno —dijo Johnny—. Ya sé que eres un tío muy listo y todo eso, pero me parece que ahora mismo no estás actuando como tal. ¿No sería mejor que regresases tú, que eres el único de los cinco que puede hacer algo para ayudar desde el Edificio Baxter? Quizás si consigues descifrar el rastro de mundos visitados, podríamos ir directamente a aquellos en los que estén los demás.
Mr. Fantástico se quedó mirando a la Antorcha Humana en silencio durante varios segundos, hasta que finalmente esbozó una sonrisa orgullosa.
—Tienes razón —concedió—. Eso podría funcionar.
—Toma, Reed —dijo Hulka, lanzándole uno de los brazaletes de regreso—. Es hora de que vuelvas a casa.
El aludido cogió el artefacto al vuelo y se dispuso a ponérselo, pero se detuvo. Echó un vistazo a su alrededor, a todo lo que había construido, y asintió satisfecho del viaje que para él habían supuesto esos dos meses de aislamiento en un mundo primitivo. Después se colocó el brazalete y lo activó.
—Buena suerte, y traed a Ben, a Sue y a los niños de vuelta. Contactaré con vosotros desde nuestra realidad.
Dicho esto, desapareció.
—Bien, aquí ya hemos terminado —obvió Namorita—. Cuando quieras, jefe.
—Órden: tempus fugit; clave: Franklin-Valeria. Activar.
Un zumbido, un destello, y el Mundo Salvaje volvió a ser solo de los dinosaurios y la jungla. Sin embargo, en medio de aquel vasto mundo prehistórico, un baluarte repleto de una tecnología imposible quedaba para que, casi mil años en el futuro, la primera civilización inteligente del planeta Tierra de esa realidad alternativa lo encontrase. Las consecuencias que tendría para ellos serían, cuanto menos, decisivas para su propia evolución. Si para bien o para mal, es algo que solo el tiempo lo dirá.
Continuará...
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario