Powers nº03

Título: ¿Quién mató a todos los superhéroes? (III) -El Ultimatúm
Autor: Rodrigo Jauregui
Portada: Rodrigo Jauregui
Publicado en: Septiembre 2014

Son ya dos los superhéroes caídos. ¿Podrán Walker y Pilgrim resolver este misterio antes de que aparezca una nueva víctima?
Los detectives de Homicidios Christian Walker y Deena Pilgrim investigan los asesinatos relacionados son superhéroes... Powers. Donde el género de superhéroes y la novela negra se cruzan!
Creado por Brian Michael Bendis y Michael Avon Oeming

Resumen de lo publicado:El detective de homicidios Christian Walker conoce a su nueva compañera, Deena Pilgrim. Les han asignado el caso del asesinato de Retro Girl, la mayor heroína jamás conocida. La investigación da un giro inesperado cuando el forense descubre que Retro Girl había perdido sus poderes poco antes de morir. Sin un momento de respiro, son azotados por la noticia de otra muerte bajo circunstancias misteriosas, en esta ocasión, la de Triphammer. La investigación los lleva a visitar a un viejo conocido, Johnny Royale. Pero él no es el único que ha entrado en el juego.


20:04 hs - Comisaría del distrito 55.

Walker y Deena bajan por la escalera que lleva a la azotea de la comisaría. Allí, hasta hace menos de un minuto, Walker conversaba con Zora, la heroína de los cubos luminosos. Deena se muestra nerviosa, motivos no le faltan.

-¿Supershock quiere hablar conmigo?- Pregunta Walker un poco confuso.

-Sí. Un tío de casi dos metros. El Power más poderoso de todos los tiempos. Un cincuentón retirado por problemas de control de ira. ¿Te suena? Sí, bueno. Quiere hablar contigo.

-Te ves tensa, Deena.

-¿Tú crees? Ese tío podría acabar con todos nosotros con sólo estornudar.

-Ahora toma medicación para eso. Deja qué hablé con él. ¿Tienes idea de lo qué quiere?

-¿Tengo cara de saberlo, Walker? ¡Cuando el tío entró por la puerta todos nos cagamos en los pantalones!

Al llegar se encontraron con una veintena de policías que los miraban estupefactos. Walker atravesó el piso en completo silencio hasta llegar a la oficina del Capitán Cross, donde, antes de entrar en ella, éste lo miró transmitiéndole una confianza que sólo él podía.

-No entren hasta que se vaya.- Walker respiró profundamente y entró en la oficina.

Ésta se encontraba en penumbras. Las débiles franjas de claridad, provenientes de las luces de la ciudad, que atravesaban las cortinas delineaban una imponente silueta al otro lado de la oficina.

-Han pasado muchos años.- Le dijo.

-Dieciséis.

-Exacto. Y hasta hace unas horas creía que jamás tendría que volver a hablar contigo, Walker. ¿Es así como te llamas ahora, verdad?

-Mira, estamos trabajando muy duro en el caso de Retro Girl y Trip… ¡Gack!

-¡¿Acaso ya no recuerdas su nombre?!- Le dijo Supershock, que como un relámpago atravesó la habitación, cogió a Walker del cuello con sus poderosas manos y lo elevó del suelo unos cuantos centímetros. -¡Di su nombre!

-Jan… ¡Gack! Janis.

Supershock, soltó el cuello de Walker y éste cayó al suelo pesadamente, jadeando.

-Lo siento, me he dejado llevar. Me han cambiado la medicación y todavía no me adapto muy bien a ella. Y todo esto que está pasando no es de gran ayuda para mí. ¿Sabes?

-Estamos trabajando para encontrar al culpable.- Dijo Walker, aún jadeando por el fuerte apretón que había sufrido en el cuello.

-¡Hmmm!- Rió por lo bajo el fornido héroe mientras miraba por la ventana y tomaba unas cuantas píldoras de un pequeño frasco blanco. -No es suficiente, Walker. ¿Acaso no lo ves?- Tras una breve pausa agregó. -Tienes 12 horas.

-¿Es una amenaza?

-Tómalo como quieras. Yo lo llamaría más bien un ultimátum. Tienes 12 horas para encontrar al bastardo que asesinó a Janis, de lo contrario yo me encargaré de ello. Así tenga que acabar con toda la ciudad para hacerlo.

-¿Por qué me lo dices? ¿Por qué no sales y lo buscas tu mismo? Si eso es lo que quieres. ¿Verdad?

-Hemos tenido nuestros roces en el pasado, pero siempre te has comportado bien con Janis. Quería darte la oportunidad de demostrar que aún te importa.

Mientras Walker aún se reponía del apretón en el cuello, Supershock ya se había marchado volando por la ventana, acompañado por el estruendo característico que se oye al romper la barrera del sonido.

-¡Walker!- Gritó Deena al entrar en la oficina acompañada por el Capitán Cross.

-¿Qué ha sido eso?- Preguntó el capitán mientras ayudaba a Walker a ponerse de pie.

-No ha sido nada. Estoy bien. Nos ha dado 12 horas.

-¿12 horas para qué?

-Será mejor que salgamos a hacer algunas preguntas.

-¡¿12 horas para qué?!- Preguntó Deena irritada al ver que Walker había evitado responder su pregunta.

-Nos ha dado 12 horas antes de acabar con toda la maldita ciudad.


21:16 hs - En el coche.

La oscuridad de la noche se apodera de la ciudad. La escoria de los bajos fondos invade las calles. El cielo se ilumina esporádicamente con las coloridas estelas que dejan los Powers que lo atraviesan volando a toda velocidad. Debajo, los detectives Walker y Pilgrim recorren las calles, pensando, buscando algo, lo que sea, que los ayude a resolver el difícil caso que tienen entre manos.

-¿A dónde vamos ahora?- Le pregunta Deena a su compañero mientras se come la uña de su pulgar derecho.

-No lo sé. Estoy pensando.

-¡Maldición, Walker! ¡Déjate de gilipolleces y dime de una vez qué me estás ocultando!

-¿De qué estás hablando?

-¿Crees que soy idiota, Walker? ¿Crees que me creo la historia de que estabas en la azotea “aclarando tus pensamientos”?

-Eh… Yo… Estaba…

-“Eh… Yo… Estaba…” ¿Acaso no te oyes? ¿Quién rayos es Janis? ¿Y quién, y cuando digo quién digo quién, es ese tío Supershock?

-¡¿Crees que esto es difícil sólo para ti?! ¡¿Cómo crees que me siento cuando veo a los héroes que conozco hace años destrozados en una esquina cualquiera como sí su vida no valiera una mierda?!

-Mira… Walker… Lo siento, no quise…

-…

-No quise…

-Estamos todos muy nerviosos, Deena, y más ahora con esto de Supershock. No podemos… No debemos perder la cabeza. Ahora mismo debemos esforzarnos al máximo para encontrar alguna pista, testigo o lo que sea. Quién sabe de lo que es capaz Supershock.

-Tienes razón. Es que… Es mi primer día en homicidios y han pasado tantas cosas. Cosas que ni siquiera creí que podrían pasar. ¿Sabes? Me siento como una niña en una fiesta para mayores. Todos a mí alrededor saben cosas que yo no.

-Esto no es S.W.A.T., Deena. Este trabajo es… diferente. Hay cosas… cosas que no figuran en los expedientes ni archivos. Cosas que se aprenden con la experiencia y el tiempo.

-¿Te refieras a cosas como el hecho de que el verdadero nombre de Retro Girl era Janis?

-…

-Ya me has oído.

-Eso es diferente.

-¿Porqué?

-Eso es diferente y punto.

Tras la seca respuesta de Walker, los detectives recorrieron las calles de la ciudad en completo silencio. Sus cabezas trabajaban a toda máquina pensando en qué harían a continuación. Deena rompió el silencio nuevamente.

-¿Qué haremos ahora, golpear de puerta en puerta preguntando si alguien sabe algo al respecto?

-Es exactamente lo que haremos.


22:37 hs - Barrios bajos de la zona Este.

Durante las siguientes horas, los detectives se dedicaron a hacer una sola pregunta a cuanto Power se cruzara en su camino: ¿Qué sabes acerca de las muertes de Retro Girl y Triphammer?

-Sólo lo que he oído en las noticias.

-Estoy muy afectado como para hablar ahora.

-Deberían probar al final de la calle, allí es donde se reúne la escoria.

-Estoy muy ocupado ahora mismo, en cuanto sepa de algo les informaré, agentes.

-Eso es una paradoja para la cual no poseo una respuesta cuántica.

-Ha sido una noticia terrible.

-Estoy trabajando en ello.

-Es una pena. ¿Saben lo que les digo? Pero…

-Eso está más allá de mi sabiduría.

-Un momento, Walker. ¿Por qué interrogamos a los tíos buenos? ¿No deberíamos andar tras los tíos malos?

-…

-Púdranse.

-Todo el mundo muere, chicos. Es un hecho.

-No les diré una mierda sin mi abogado.

-¡Hey! Ya estoy limpio, maderos.

-¡Tíos! Estoy tan puesto que ni siquiera recuerdo mi nombre.

-Nada… Eh… ¿Cómo me han encontrado?

-Nothing. Now fuck off!

-¡Snortle!

-Tengo una coartada.

-Se los diría si lo supiera pero…

-Sin comentarios.

-Morfo es la clave.

-¿Qué es lo que has dicho?- Pregunta Deena.

-Morfo es la clave.

-Ya te hemos oído la primer vez, renacuajo. ¿Qué quieres decir con eso?

-Dijo que me mataría si decía algo, pero ya no lo aguanto más. La culpa me está comiendo por dentro.

-¿Quién dijo que te mataría?

-He visto como le voló la maldita cabeza a ese tío. No quiero que eso me ocurra a mí. Yo solo conseguí la máquina. No les diré nada más. Morfo es la clave.

-¡Mira maldito gilipollas, no he dormido en las últimas 48 horas y no estoy de humor para tus adivinanzas de serie de televisión barata!- Le gritaba Deena mientras lo cogía de las ropas con fuerza.

-Deena.- Dijo Walker.

-Lo sé. Lo sé. Es que estos tíos me exasperan.

-Dinos que es lo que sabes y te dejaremos ir.

-Por ahora.- Replicó Deena.

-¿Es que acaso no me han oído? ¡Morfo es la clave! ¡Maldición! Ya me debe haber oído.

-Morfo tiene una tienda de cómics al otro lado de la ciudad, chaval, no puede oírte.- Le dijo Deena burlona.

-Morfo no, Wo…

¡SPLASH!

-¡Maldición!

-¡Me cago en todo, Walker! ¡Le ha volado la maldita cabeza!

-Llama a la central, diles que manden una unidad. Vamos a por Morfo.


4:14 hs - La tienda de cómics de Morfo.

Morfo alcanzó la cima de su carrera a principio de los años 70. Su habilidad para adoptar la apariencia de cualquier persona le había permitido cometer célebres atracos a lo largo del mundo sin ser descubierto. Hasta que lo hicieron. Estuvo encarcelado durante 32 años en los cuales se reformó y descubrió su nueva pasión: los cómics. Una vez puesto en libertad, tuvo la suerte de cobrar una jugosa herencia de un pariente lejano, dinero que aprovechó para montar su propia tienda de cómics, la más grande de la zona oeste.

Allí mismo se encontraban los detectives Walker y Pilgrim. No era de extrañar que a esas horas. La tienda se encontrase cerrada. No contentos con eso, decidieron echar un vistazo más de cerca, para descubrir que hacía ya unos cuantos días que la tienda no abría sus puertas. El polvo que recubría los cómics era la evidencia más clara de ello. Ningún apasionado de los cómics permitiría eso, por lo que forzaron la cerradura y entraron.

Tras una rápida inspección del lugar, Deena descubrió una puerta tras la caja que llevaba a una especie de sótano. Al abrirla una intensa luz azulada lo recubrió todo. Los detectives desenfundaron sus armas y bajaron las escaleras, acercándose a la fuente de la resplandeciente luz.

Lo que allí abajo había sería luego descrito en los informes como un “dispositivo de transmisión espectral”. Básicamente, la máquina, del tamaño de una cabina telefónica, transmite una imagen, de lo que sea que haya dentro de ella, a un pequeño dispositivo inalámbrico que la reproduce. Dentro de aquella máquina se encontraba, en un estado de ingravidez, el ser más malvado que jamás haya existido en el universo.

-¿Qué hace Wolfe allí dentro? ¿No se encuentra en prisión?

-No es Wolfe.

Tras estas palabras, Walker se acercó al panel de mando y desactivó la máquina. El cuerpo que se encontraba dentro cayó al suelo. La sobreexposición a las fuerzas electromagnéticas lo había debilitado. Walker fue a reanimarlo, y cuando recuperó el sentido, comenzó a deformarse extrañamente hasta que su apariencia cambió totalmente.

-¿Morfo?- Exclamó Deena, confusa.

-¿A dónde transmitías la imagen? ¡¿Dónde está Wolfe?!

-A… Transmitía a… a Hampsfield. A la celda de Wolfe.- Contestó Morfo costosamente.- Nos… nos matará a todos.

-¡¿Dónde está?!

-Va a por ti, Diamond.

-¿Cómo te ha llamado?

-Olvídalo, está delirando. Debemos comprobar la celda de Wolfe. Pide una ambulancia y larguémonos de aquí.


5:53 hs - En el coche.

Con la sirena encendida, el largo y oscuro sedán de los detectives atravesaba las calles de la ciudad a toda velocidad. La prisión de Hampsfield se encontraba en las afueras. Era una inmensa fortaleza dotada con la última tecnología en seguridad pues algunos de sus reclusos tenían poderes capaces de destruir las paredes de una prisión normal y corriente con el mínimo esfuerzo.

-Diamond.

-¿Qué dices?- Preguntó Walker con sorpresa.

-Así fue como te llamó Morfo. Diamond. Un Power que desapareció hace unos quince años. Es indudable que tienes un parecido con él, pero Diamond sería mucho mayor que tú hoy en día.

-…

-¿No es así?

-Eh… Si, si. Supongo que tienes razón.

Tras decir esto, Walker le imprimió una mayor velocidad al viaje. No sólo era posible que el ser más peligroso y malvado del universo estuviera libre, también debían competir contra el reloj a causa del ultimátum impuesto por Supershock. El plazo acababa esa misma mañana a las 8:30. Todavía tenían poco más de una hora por delante para intentar conseguir una respuesta válida para el Power más poderosos que jamás haya pisado la Tierra.


7:46 hs - Prisión de Hampsfield.

Tras el largo viaje en el que no sólo atravesaron la ciudad de una punta a la otra sino que además tuvieron que desplazarse hacia las fueras de la misma, los detectives por fin habían llegado a su destino.

Tras identificarse ante los guardas y comunicarle la situación actual al alcaide De Santa, se dirigieron hacia la celda de Wolfe. El ir acompañados por la máxima autoridad en la prisión no los libró de recibir todo tipo de insultos y amenazas en el camino.

-Tienen 3 minutos.- Les dijo De Santa al llegar a la puerta de la celda.

-¿Por qué tan poco?- Preguntó Deena con fastidio.

-En caso de que intente escapar, ese es el tiempo que tarda en realizarse el sellado del edificio. Buena suerte.

Un guardia introdujo una tarjeta en un lector, tecleó un número de ocho cifras y puso su dedo pulgar para que su huella dactilar sea escaneada. Tras esta ceremonia, la gruesa puerta de la celda se abrió con un sinfín de ruidos metálicos provenientes de su complejo sistema de cerraduras. Allí dentro debía encontrarse Wolfe. Sedado, sujeto por los pies, manos y torso mediante fuertes correas metálicas. Pero la celda estaba vacía. Wolfe no estaba allí.

En ese preciso momento, un terrible estruendo sacudió toda la ciudad. Se había acabado el tiempo.

Continuará...


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