Thor Señor de Asgard nº27


Título: La Caída de los Panteones (III)
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Sergio Fernández/ Color: Roberto Cruz 
Publicado en: Julio 2015 

Thor tiene que forjar una alianza desesperada para derrotar a Desak, nada más y nada menos que con Thanos, el titán loco. Juntos, viajan en busca del destructor de panteones a un lugar más allá de toda realidad conocida llamado Gemmenon... Allí descubrirán el terrible secreto que guarda Desak ¿podrá ser suficiente para detenerlo al fin?

“Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.”
Stan Lee y Action Tales presentan:

Creado por
Stan Lee & Jack Kirby

Resumen de lo publicado:  En su visita a Olimpia, la ciudad de los eternos, Thor y sus habitantes reciben la inesperada visita de Desak, el destructor de Panteones, más poderoso que nunca. A duras penas puedes detenerlo y sobrevivir a su ataque, cuando parece que va a darles el golpe final, aparece un inesperado aliado, Thanos el titán loco, que derrota y deja malherido al alienígena. Este consigue huir, pero el titán les advierte que si no le siguen, nunca acabarán con su amenaza.
Thor volaba impulsado por su martillo encantado, situado a la misma velocidad, se hallaba, en su trono flotante, aquel al que llamaban el titán loco, el mismísimo amante de la muerte: Thanos.
El Dios del Trueno reflejaba contrariedad en su rostro. Recordaba a la perfección que era lo que le llevó a tal incomoda alianza.

Tras lograr derrotar a Desak, el Destructor de Panteones, justo cuando parecía lograr su victoria final y se encontraba a punto de acabar con su vida, apareció de la nada el titán, logrando rechazarlo hiriéndolo de gravedad. Afirmó, con rotundidad, que sólo él conocía la forma de detenerle de una vez y por todas. [1]
— ¡Explica tus palabras, villano! —exclamó enfurecido Thor, sujetando con fuerza su martillo de Uru, dispuesto a usarlo a la menor provocación.

Thanos sin bajarse de su trono, le miró con condescendencia y un pequeño brillo de divertimento se atisbó en sus imperturbables ojos.
— ¿Villano? Creo que eres un hombre de honor y hasta tú sabes que te he salvado la vida y tienes una deuda contraída… O eso se dice de los guerreros honorables…

Thena, la eterna e hija de Zuras, se situó en medio de los dos, antes de que la cosa pasase a mayores.

— ¡Alto! —gritó, para a continuación, señalar con un dedo acusador al adorador de la muerte. —
¿Qué te traes entre manos? No eres bienvenido en Olimpia, Thanos.

El titán se quedó en silencio, apoyando su cara en una de sus manos, como quien observa a seres insignificantes para él.
— ¿Acaso no soy un eterno como tú misma? Sea pues. Si no aceptáis mi ayuda, os deseo suerte para detener al destructor de Dioses la próxima vez…

Cerró los ojos y su trono se deslizó unos metros, como preparándose para despegar.
El asgardiano gruño entre dientes y torció el gesto, antes de alzar su mano y soltar un grito.
— ¡¡Espera!!
El vehículo de Thanos se detuvo en el acto y su tripulante se giró para mirar fijamente al señor de Asgard. Thor respiró hondo y se acercó a Thanos.

—Oiré tus palabras… Pero te juro por mi vida, que si mientes o conspiras de alguna forma contra mí y contra esta gente, nada te salvará de mi justa ira.

El hijo de Mentor y hermano de Eros de Titán hizo un leve gesto de asentimiento, casi imperceptible. A Thor no le cabía duda de que disfrutaba del momento, cada mínimo instante.
— Te enfrentas con Desak, pareces ganar y vuelve una y otra vez, en cada nueva ocasión, más fuerte y peligroso que antes ¿no te has preguntado el motivo?
El asgardiano lo miró confuso al principió, pensativo después, para al final mover afirmativamente la cabeza.

— El Destructor no sólo acaba con las vidas de los dioses, su objetivo final es alimentarse.

Thena, Ikaris, los Eternos y el mismo Thor abrieron la boca sorprendidos ante las palabras de Thanos.

— ¿Alimentarse? ¿Quieres decir que es como un depredador?

Thanos negó con la cabeza ante las preguntas del hijo de Odín.

— Un depredador no, un parasito, una sanguijuela. Se alimenta de hasta la última brizna de poder de quienes caen ante el filo de su hacha. Ese es su secreto. Desak es el devorador de los dioses, no sólo su destructor.

Thor apretó los puños enfurecido y una ira fue creciendo en su interior.

— ¡Por Odín! Siempre pensé que era sólo una persona con la creencia errónea de que los dioses traíamos sufrimiento y muerte con nuestros actos… ¿Con que motivo has averiguado esto?

Su interlocutor soltó una carcajada no demasiado agradable.
— Confías demasiado en la buena fe de la gente, tronador. Los actos de este Desak no me pasaron inadvertidos. Supe que tarde o temprano, su amenaza llegaría a alcanzarme, pues soy un semi-dios en mí mismo. Por lo cual, decidí estudiar y analizar a mi adversario antes de pasar a la acción.

Ikaris se adelantó acercándose al titán con impaciencia apenas contenida.

— ¿Conocías sus intenciones de atacarnos?

Thanos le miró con sus ojos, semejantes a pozos de oscuridad insondables.

— Era más que previsible, sois un manjar más que apetecible, mucho más que la mayoría de dioses que se hallan dispersos por el cosmos.

Thor se acarició pensativo la barba.

—Prosigue.

— Parece que he captado finalmente tu interés, Dios del Trueno…— observó Thanos—. Mis análisis me revelaron que cada vez que se alimentaba y se saciaba, se refugiaba en un lugar fuera de las fronteras de esta realidad. Para después, regresar, aún más hambriento y sanguinario. 

—Y supongo que sabes cómo ir a ese lugar donde se refugia y donde se encontrará recuperándose de sus heridas. Si no aprovechamos este momento, puede que no tengamos otra oportunidad de detenerle de una vez y por todas.

Thanos pareció satisfecho ante la afirmación de Thor.

Parece que ya empiezas a entender. Te llevaré allí y juntos, sólo unidos, podremos tener una posibilidad de victoria. No tienes otra opción, asgardiano… O dejas que te acompañe o nunca podrás llegar allí solo.

Thor apretó los dientes y resopló. Era un riesgo siquiera pensar en hacerlo, pero la amenaza del Destructor de Panteones era cada vez más alta y sabía que si no la atajaba, en un futuro tendría funestas consecuencias para todos.

—De acuerdo. Combatiré a tu lado, Thanos de Titán, más no te quitaré el ojo de encima y si sospecho siquiera que tramas algo o intentas traicionarme, sentirás el poder de Thor en toda su magnitud.
Gigamesh se acercó a Thor y la colocó una mano encima de su brazo. La preocupación se denotaba en su rostro.

— ¿No hablaras en serio? Es un enemigo vil y cruel que no dudará en apuñalarte por la espalda a la menor ocasión.

—No hay muchas más alternativas. Desak no puede volver para acabar lo que comenzó. Más una vez acabe con los Eternos, Asgard sería probablemente el destino de su siguiente ataque.

— ¡Déjanos acompañarte al menos, Dios del Trueno! — indicó Thena.

—Me temo que eso no será posible, querida. Es un sitio peligroso… Tenemos que intentar pasar desapercibidos, es un trabajo para un grupo reducido. Iremos solos Thor y yo…

— No os preocupéis. Se cuidarme de mi mismo muy bien. Y ante la más ligera duda de sus intenciones…

Thanos no dijo nada, cerró los ojos y después los abrió.

—No tenemos tiempo que perder. Tenemos el elemento sorpresa por el momento, no se esperará que le sigamos.
Thena se aproximó a Thor y le dijo en voz baja al oído.

— Ve con mucho cuidado, Thor. Sabes que es un genocida y un loco. Sus intenciones no pueden ser nada agradables.

— Por algún motivo, está interesado en detener a Desak… Pero no confió en él, como no lo haría de un lobo que me acechase… Estaré bien.

Ikaris no salía de su asombro y una mirada de incredulidad se reflejaba en su semblante.
Él, junto al resto de los Eternos, observó cómo se marchaban hacia un destino incierto.
Sus recuerdos fueron interrumpidos de forma repentina. Ya se encontraban en el vacío espacial, alejados de la órbita terrestre cuando Thanos simplemente se debuto.

— ¿Qué sucede? —interrogó al titán.
— Estamos lo suficientemente alejados del orbe terrestre para intentar romper las barreras y abrir un acceso al lugar a donde vamos. Usaremos las energías de mi trono y de tu martillo para lograr crear un vórtice que permita abrirnos paso entre las dimensiones. Tenemos que hacerlo al unísono, para que las vibraciones únicas que logremos rasguen el tejido mismo del universo.

—Detectó precaución en tus palabras, lo cual no es muy habitual, Thanos.

—Si no lo hacemos con la precisión adecuada, nos desintegraremos esparciendo nuestros átomos por toda la creación… A mi señal.

Thor empezó a hacer girar lentamente a BadmrHird, el que lleva la tormenta, intentando formar un torbellino similar a los que usaba para transportarse entre el tiempo y el espacio.
Una burbuja energética rodeó al trono del nihilista Thanos.

— ¡Ahora!
Saltaron disparados como por una catapulta cósmica, a velocidades inimaginables que les hicieron atravesar las barreras del universo conocido y más allá. Al igual que un cuchillo atravesando la mantequilla, fueron atravesando una capa tras otra hasta que al final se detuvieron de forma abrupta.
El señor de Asgard abrió mucho los ojos, obnubilado ante la majestuosidad de lo que eran conscientes sus sentidos. Se sintió, de pronto, empequeñecido, una mera mota de polvo estelar entre
el inmenso y vasto océano que discurría ante su vista, Un lugar más allá de la realidad tal y como la conocemos. Un sitio que era foco de infinitas dimensiones diferentes. La energía de esas dimensiones convergían en la zona a la que las antiguas razas de la creación llamaron Gemmenon. Donde todo se creaba y todo se destruida. El principio de todo y el final de todos los tiempos a la vez.

—Impresiona la primera vez ¿verdad?

Thor se volvió hacía el semidios con gesto serio. Oteó hasta donde alcanzó y se dio cuenta que se encontraba perdido en semejante sitio. Allá donde los dioses no eran nada en comparación.

— ¿Puedes seguir el rastro a Desak? No tenemos tiempo que perder en contemplar el paisaje, por apabullante que sea.

Thanos no dijo nada. Activó unos controles de su trono volador y pareció satisfecho.

No estamos lejos, tronador. Ten listo este martillo tuyo, que espero sea tan efectivo como el original, pues vas a necesitar de él si quieres salir indemne y regresar con los tuyos…

Sin añadir más, el titán se deslizó por delante, propulsado por su trono. Thor lo miró frunciendo el ceño, preguntándose si no habría cometido un error letal al seguir a un maniaco como Thanos. De momento, tendría que seguir el juego, y ver donde le llevaba todo. Hizo girar su martillo místico y se propuso no perderle de vista en ningún momento.
 
 
Era difícil calcular la distancia recorrida en un lugar tan cambiante y maleable como el que se encontraban intentando atravesar. El tiempo y la realidad misma parecía no tener significado alguno allí. Las maravillas y hechos tan extraños e incomprensibles a su entendimiento no dejaban de aparecerse mientras viajaban lo más rápido que podían.

—Podríamos pasarnos eras enteras volando por este sitio extraño y es muy posible que apenas rascásemos siquiera la superficie de lo que contiene. Me temo que sus secretos podrían llevarnos a enloquecer a cualquier que tratase de hacerse con ellos.

Thanos miró de reojo al Dios del trueno.

—Y es posible que también el riesgo merezca la pena para quien fuese capaz de acometer semejante hazaña.

Thor alzó una ceja.

—Creo que no erró demasiado si aventuro a pensar que uno de tus objetivos esta en conocer todos los secretos que se encuentren aquí ¿verdad?

El eterno fue a contestar, cuando pareció alterarse por algo imperceptible para el asgardiano.

— ¿Qué es lo que sucede?

— Algo se acerca con rapidez ¡allí!
Miró con premura hacía donde señalaba y al principio no vio nada. Hasta que por fin, alcanzó a ver algo que se movía hacía ellos. Era parecido a una nube o eso le pareció en un primer momento. Comprendió su error cuando se percató de que no era una nube, sino
 Una auténtica plaga de unas extrañas criaturas formadas de materia oscura y roja, que bullían de poder, y que igual que una plaga de langostas se cernía sobre ellos amenazadoramente y su forma parecía cambiar cada vez que las miraban.
Se preguntaba si eran unos seres simples o serian algún tipo de raza nativa inteligente que se sentía amenazada de alguna forma por su intrusión. La nube de criaturas se arrojó contra ellos y haces de luz carmesí se formó lanzándoles rayos para tratar de alcanzarles.

— ¡Nos atacan!

Con el movimiento de su martillo encantado detuvo varios rayos evitando que impactasen en su cuerpo. Thanos formó un campo de fuerza alrededor de su trono, que  hizo que los ataques se estrellasen sin éxito una y otra vez contra la barrera de energía.
A cada minuto que pasaba, la potencia de sus ataques crecía, volviéndose cada vez más peligrosos. La nube se hallaba cerca de envolverlos y Thor no tenía claro que una vez en el corazón de la masa de criaturas enfebrecidas fuesen capaces de detenerlos. Tenía que terminar con ello con la máxima rapidez posible.
Con todas las fuerzas de la que fue capaz con su poderoso brazo, arrojó a BadmrHird contra la horda de extraños seres.

El martillo hizo blanco en el corazón mismo de la plaga cósmica, haciendo que se separasen y se disgregasen. Al menos por unos momentos. Al mismo tiempo que su fiel martillo, se volvieron a recomponer.

— ¡Sangre de Odín! —exclamó Thor contrariado.

Thanos dio una palmada y haces de energía cósmica alcanzó a la horda de criaturas, haciendo que esta vez pareciese que tuviese efecto.

— ¡Ataca ahora, tronador!

Ante el requerimiento del titán, Thor giró varias veces su martillo, hasta que este se envolvió en una
bola de energía mística de tamaño considerable, y entonces lo lanzó contra la jauría de seres, creando una explosión de proporciones cósmicas que volatilizo a la horda en apenas unos minutos.

—Este sitio es tan ajeno a nuestra conciencia ¿Cuál sería el motivo de su ataque?

Ante la pregunta de Thor, Thanos se movió en su trono.

— ¿Acaso importa? Estaban en nuestro camino y no nos dejaban avanzar… Pero no hay tiempo, ya casi hemos llegado, Dios del Trueno.

Thanos siguió rastreando la señal de Desak y entonces, Thor lo vio. Era una extensión de piedra y trocas, una especie de isla flotante de pequeño tamaño, que permanecía solitaria en el extraño vacio. En un extremo, una vaina gelatinosa recubría una forma corpórea que reconocieron de inmediato como la del Destructor de Panteones.
Dentro, Desak, se movió y supo que estaba en peligro. Se concentró y ascuas de energía, salieron disparadas desde el interior de la vaina, lloviendo sobre diferentes lugares de la extensión de roca. De la nada, crecieron en pocos segundos docenas y docenas de los monstruosos sabuesos que ya atacaron Olimpia.

— ¡Tus perros infernales no impedirán que te detengamos, Desak! ¡Prepárate para enfrentarte a nuestra justa ira!
Los monstruosos sabuesos se arremolinaban abriendo y cerrando sus mandíbulas con avidez, resbalando saliva de entre sus afilados dientes. Rodeaban y protegían la vaina gelatinosa donde se regeneraba el destructor de Panteones.
En su interior, Desak se removió inquieto, su brazo mutilado casi había terminado de crecer de nuevo y les miraba con odio.

— ¡Protegedme!

A la orden dada, los canes infernales saltaron sobre sus cuatro patas y con un gruñido aterrador saliendo de sus gargantas.
Thor movió con presteza su martillo, aplastando el cráneo a dos monstruos con un solo golpe y deteniendo las mandíbulas de otro con su brazo libre. Los dientes se hundieron en su carne, hiriéndole. Lo sujetó por el cuello, hasta partírselo con un chasquido. Los sabuesos guardianes llegaban de un lado y otro, sepultándole bajo su número, mientras atacaban en manada.
El titán loco, descargaba ráfagas de energía cósmica que convertían en cenizas humeantes a las monstruosas criaturas. Thanos tenía su atención fija en Desak, como si las salvajes criaturas no le preocupasen en lo más mínimo.
Se giró hacía el Dios del trueno, viendo como el poderoso Thor se levantaba sobre una montaña de cuerpos que caían sin remedio, aplastados por el metal Uru de su martillo encantado.

— ¡Desak! ¡Desiste! ¡Queremos poner fin a esta farsa! 
En su vaina, el alienígena se puso rabioso y con un golpe de su afilado hacha, rompiéndola en jirones y en mil pedazos.

— ¡El espíritu de la Joya me protege! ¡Su poder me dará fuerzas y acabaré con vosotros y luego seguirán el resto de los llamados dioses!

Cómo siguiendo una orden mental de su creador, Desak, los sabuesos reemprendieron con más saña su ataque.
El asgardiano sujetó su arma con sus dos manos y convocó al rayo con todas sus consecuencias. La energía despedida y liberada fue de tal magnitud que como una ola los barrió, devastándolos y acabando con todos ellos de un solo y definitivo golpe.
Desak se alzó ante Thanos y Thor.
Elevó sus dos brazos, con su hacha en una mano y su espada en la otra. La joya que le colgaba del cuello brillo con una intensidad tal que les obligo a cerrar los ojos durante un breve instante. Les dio la breve impresión de ver la silueta de una hermosa y bella mujer de cabellera rubia. La diosa de la joya-pensó Thor. Thanos permanecía extrañamente tranquilo. ¿Qué pasaba por la mente enloquecida y caótica del eterno?

—Al venir aquí, habéis sellado vuestra suerte definitivamente. ¡Vuestros cráneos ensangrentados adornarán mi cinturón cuando acabe la batalla!
Su hacha arrojó un rayo de energía, que  Thor dispersó el golpe con su poderoso martillo.

— ¡Mientras quede un halito de vida en mi ser, nunca saldrás triunfante!

— ¡Pues te arrancaré el corazón y lo aplastaré con mis propios dedos!

Desak enrabietado se abalanzó sobre el asgardiano, golpeando con fuerza con su hacha, Thor esquivó el golpe y agarró del cuello al enorme alienígena, arrojándolo contra un grupo de rocas, que se desmoronaron sobre él, sepultándolo. Se liberó en apenas unos momentos, con sus ojos refulgentes y apretando los dientes en una mueca de furia.

— ¡Por más que lo intentéis, no podréis detenerme! ¡La razón y la verdad esta de mi parte!

Sin intentar darle tiempo a reaccionar. Con un rápido movimiento de muñeca, Thor movió su martillo encantado, que golpeó de pleno en la cabeza de Desak, dolorido, le dio un terrorífico golpe con la diestra a Thor. El asgardiano aterrizó de espaldas a tres metros de distancia. Con  rapidez, el alienígena arrojó varios rayos conmocionadores contra el asgardiano. Haciendo girar su fiel martillo, fue protegiéndose de los ataques.

Distraído con el señor de Asgard. Desak no se percató de que la silueta de Thanos se acercó a poca distancia suya.

¿Verdad? ¡Yo te enseñaré la verdad, destructor!, te quitaré la venda que te ciega y no te deja ver lo que en realidad sucede ¡Que se quite el velo!

La mano enguantada del titán se colocó sobre el rostro del Destructor de Panteones inmovilizándole y clavándose los dedos en sus sienes. Como si recibiese una descarga eléctrica, su cuerpo se convulsionó y se derrumbó, inclinándose y quedándose de rodillas. Sus ojos despedían chispas de energía y parecía cegado.

¿Qué me has hecho? ¡No veo nada!

Thor frunció el ceño y fue a hablar, cuando se quedó estupefacto.

— ¿Ciego? Al contrario, por fin podrás ver realmente, mira a quien sirves, mira al espíritu de la Joya, mira a tus amos, ¡contempla a Aegis y Tenebrous, los devoradores de Dioses!


Desak se quedó paralizado y el miedo y el desconcierto se reflejó en su rostro con angustia. Thor apretó con fuerza el mango de su martillo de guerra y Thanos extendió su mano ante dos colosales figuras que flotaban en el vacio espacial. Una figura femenina de color oro, con una piel mentalizada, a su lado, un enorme individuo acorazado, con una armadura oscura, con franjas blanda y un yelmo que le ocultaba su rostro. Energías más antiguas que la misma creación los envolvían
Aegis, a quien Desak conocía como el espíritu de la Joya, abrió la palma de su mano y habló.


— ¡Estamos débiles, Desak! ¡Acaba con estos dioses y continúa con tu cruzada por el cosmos! ¡Tu mano será la que acabe con todos y cada uno de los dioses conocidos! No les escuches y sigue tu senda ¡Venga a tu familia!

Y por primera vez, Desak, el Destructor de Panteones, dudó ante la presencia de esos seres
insondables.

Tenebrous movió solo un dedo y ondas de choque les golpearon con tal dureza que sintieron como si sus huesos y su misma materia que les unía se debilitaban.

— Vuestra energía nos nutrirá, como siempre ha sido y siempre será.

Thor se incorporó y levantó su martillo en señal de desafío.

— ¡Por la gloria de Asgard! ¡No os saldréis con la vuestra villanos! ¡Vuestra cruzada de sangre y sufrimiento acabará aquí y ahora! ¡Así lo jura Thor!


Continuará…


Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

Referencias:
1 .- Como se vio en el número anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario