Título: Hielo Ancestral (I) Autor: Mikelhox Portada: Sergio Calvet Publicado en: Enero 2004
Los Invasores parten al ártico para combatir unas extrañas y grotescas criaturas salidas de lo que parece una fisura dimensional. Además, en las entrañas del paisaje de hielo se encuentran con el retorno de Jack Frost.
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El primer grupo que lucho por la libertad durante la segunda guerra mundial. Un grupo que inspiró a generaciones de héroes. Ahora los héroes han decidido volver a primera línea.
Stan Lee y Action Tales presentan a:
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Creado por Roy Thomas, Sal Buscema y Frank Robbins
“Creo que el peor consejo de este mundo es cuando alguien te dice que te echas demasiada cuenta a ti mismo, ¿acaso estas personas no se dan cuenta de que la preocupación no es algo opcional como la salsa en un menú?”
Tras pasar la noche en vela, Steve Rogers caminaba contra el amanecer en la hidrobase, acompañado de un sencillo bañador de discreto azul marino, y una toalla con delfines, aun con la etiqueta de compra puesta.
“Venga Steve, a que viene todo esto, todo el mundo tiene reacciones alocadas debidas a impulsos afectivos, ¿o el perfecto supersoldado no se puede permitir la espontaneidad y el tomar medidas no calculadas hasta el detalle más ridículo?”
Dejando la toalla sobre una pequeña pila de piedras, se sumergió poco a poco en las heladas aguas matinales, quizás el frío aclarase su confusa mente, o al menos la enfriase lo bastante para ver las cosas desde fuera. De manera firme y decidida sus brazadas lo condujeron hacia zonas mas profundas.
“Simplemente te apetecía volverte a sentir entre viejos amigos, hombre. Pensaste que seria bonito volver a vivir todo aquellas aventuras de antaño. No, no fue eso. No todos son amigos tuyos, apenas conoces a la mayoría, hagamos una rápida enumeración:
-Union Jack, sin duda parece un gran hombre, y un gran superhéroe, quizás tanto o incluso mas que el original. Además su experiencia se nota positivamente, es una suerte tenerlo a bordo. Pero no es un amigo aun, no tienes mas ganas de luchar a su lado que del Capitán Britania por decir alguien.
-Spitfire, a Jackie si puedes considerarla una amiga, pero ya conoces tus dudas sobre si esta realmente preparada para esto, su llama se fue apagando con los años, y aunque su cuerpo ahora este renovado, temes que esta vitalidad que ahora exterioriza continuamente, sea mas limitada de lo que puede parecer. De todas formas no es ella quien te preocupa.
-Aarkus, si es cierto lo que te ha contado, ha llegado aquí tras ser el culpable de la destrucción de toda su raza, nunca lo conociste mucho ni en los 40, solo sabes que es un buen guerrero y un ser noble, ¿pero que mas?
-Druida, ya estas acostumbrado a sus devaneos, si es eso lo que te inquieta, no serias digno de comandar ningún grupo. Anthony es un Vengador, que ha lavado sus fallos ya en variadas ocasiones, se puede permitir las excentricidades que quiera.
-Namor, si es un amigo además de una persona con la que te encanta rememorar todos aquellos años dorados. Y se ha ido.
-Antorcha, pasemos a otro, tus pensamientos sobre el viejo Jim complicarían aun más la ecuación.
-Phestos, te pasa lo de siempre que conoces Dioses, Eternos, o grandes entidades. Nunca sabes bien a donde van, ni de donde vienen, rodeados de ese aire altivo y distante. Mientras encuentre entretenido estar con el grupo, su poder y experiencia son un regalo. Tampoco es eso”
“Entonces, ¿qué es, Steve? ¿Hay algo mas, verdad? No son solo paranoias tuyas. Algo mas te empujo a crear el grupo, una fuerza interior. Quizás lo extraño venga por el grupo en si, ¿por qué crearlo?, los Vengadores defienden bien la primera línea de vanguardia de la Tierra. ¿Es por eso que Druida esta aquí, los Invasores debemos ocuparnos de las amenazas arcanas de la retaguardia?............. ¡Eso es! El problema es el porqué.”
Mientras una figura vuela hacia la espalda del Capi a ras del agua a gran velocidad, creando un pequeño surco a lo largo de su trayectoria.
Unas manos agarran los musculados brazos del Capi, arrancándolo del abrazo del agua y llevándolo hacia la isla a una peligrosa altura y velocidad.
- ¡Jim!
- ¿Ojos en la nuca, Capi?
- ¿Quién mas me haría sudar a las 5 AM?
- Por lo que he oído, esa tal Emma Frost...
Mientras sobrevuela la isla, sosteniendo al Capi, la Antorcha se permite unas risas.
“No te equivoques, Capitán, esto no fue mas que una pequeña demostración del respeto que debes tenerme.” Tales pensamientos hacen reír aun más al androide que estalla en carcajadas.
Rogers, permanece algo distraído, su cabeza estaba demasiado cerca de la respuesta como para permitirse una distracción.
“Eso es Steve, esa idea del por qué, esa predisponibilidad de todos los miembros, esa excesiva casualidad... Algo nos quería juntos. Algo utiliza nuestros impulsos para mantener este extraño status quo.”
- Jim, no es que no agradezca el paseo o la vista aérea de la Hidrobase, ¿pero todo esto se debe a algo?
- En efecto, amigo. Esa bella dama de hierro de Val Cooper nos requiere en la sala. No sé qué de un nivel 6. Te dejare en tus sobrios aposentos, para que te adecentes, y nos vemos allí, eso si hay suerte, y no se resbala el pez antes de llegar.
La Antorcha vuelve a sonreír, el Capi le dedica una mirada fija desde abajo, y a continuación sonríe también. Pieza a pieza todo comienza a tener sentido.
Minutos después, el Capi ya se encuentra en primera fila de la sala de emergencias, terminándose de ajustar el guante derecho, a su alrededor el resto del grupo al completo. Cada uno a su peculiar manera escuchan sentados, lo que Valerie Cooper les señala en un gran monitor circular.
- Esta es la situación Invasores, eso de la pantalla son imágenes de la Antártida, cortesía de los satélites de la e.s.a.
-¿Eso aun existe? Pensaba que se extinguió junto con los peta zetas y los....
-¿Te vas a seguir comportando como un extra de Top Gun, mucho mas tiempo Union Jack? Tus chistes los pagan familias que ni tienen ni para una TV.
Jack mira sonriendo a Spitfire, que obviamente le devuelve con su mirada una severa recriminación. Sin la aprobación que buscaba, la sonrisa se esfuma al instante.
un
-Y eso que atraviesa la pantalla y que mide aproximadamente 10 millas de largo por una de ancho, gente, es una grieta. Una grieta que se ha abierto silenciosa y discretamente a las 12 PM, de esta noche. Borrad esa cara de asombro porque la gorda canta ahora, de la grieta salen... cosas.
-¿Cómo qué cosas? La única cosa que conozco esta en los 4F. Eso de ahí ¿no se puede ajustar mas la imagen? Tendrán algún nombre, ¿no?
Sombrío y sentado mas atrás la Antorcha no puede frenar un pequeño resoplo sarcástico.
Todo el grupo mira ahora a Union Jack.
- Lo siento Val, sigue por favor.
- Como decía, esas.... entidades, están colonizando las zonas cercanas a una velocidad increíble. Como aun no se sabe nada del origen, intenciones, o numero de estas poblaciones, la ONU sugiere la aproximación de Los Invasores en misión de reconocimiento y control de la situación. Que deciros que nada de esto vuelve a ser oficial.
Apenas Val, ha terminado, el Capi se pone en pie, volviéndose hacia los miembros del grupo.
-Ya oísteis, amigos. Todos al hangar donde nos espera un Quinjet cortesía de Anthony Stark.
-No será necesario, buen Capitán, allí encontraras otra pequeña sorpresa en la que hemos trabajado la señorita Falsworth y el eterno amo de todo artilugio.
Todos se dirigen al hangar de inmediato, todos menos Aarkus, que permanece unos instantes mas con la mirada clavada en el monitor. Poco después, silenciosamente se levanta y los sigue.
El viejo planeador de los Invasores, el DK 01, llena el hangar de destellos reflejando el sol que se cuela al abrir los grandes paneles que dan acceso al exterior. Es el mismo, pero a su vez no lo es, reluce como recién construido, y la proyección holográfica conocida como Lykena espera sentada sonriente sobre el lomo de la impresionante aeronave. Todos, hasta Hammond, se detienen un momento ante semejante visión.
- Como se dice en mi pueblo, la magia siempre esta en las raíces.
Comenta orgulloso Phestos, sin dejar de mirar su obra.
- Capi, no te imaginas lo que puede hacer esta maravilla.
Susurra Spitfire.
El silencio vuelve a reinar en el hangar.
- Bueno señores, ¿subimos ya a la Enterprise?
Bromea Union Jack, sin conseguir tampoco esta vez la complicidad de sus compañeros, quienes comienzan a subir por la escalera de mano mecánica del planeador, dejando a éste el ultimo en tierra.
- Seguro que no sabéis, ni quien es Mr Spock, carcamales.
Desde la entrada del aeroplano, la Antorcha observa atentamente como sube el británico, una mirada de zorro viejo se clava en el ultimo tripulante del DK 01.
En los controles, Spitfire a la derecha, el Capi a la izquierda, ambos con miniauriculares con micrófono incluido. Mientras el DK se eleva horizontalmente, girando sus hélices, como tantas veces lo hizo en el pasado.
-Tu lo estrenas Spifire, sorpréndeme.
- Solo necesito un código, Capi.
- ¿Para el trafico aéreo de la zona?
- No para que me indiquen una trayectoria recta despejada de aquí a la Antártida durante los 22 próximos minutos. ¿Sorprendido?
- Bastante, buen trabajo Phestos.
Desde los asientos traseros, los restantes Invasores observan maravillados las fricciones electroestáticas del casco transparente del DK con la atmósfera, según este alcanza su velocidad máxima en vuelo. Phestos se reclina orgulloso en su butaca, no hay mayor recompensa para un creador que el reconocimiento.
21 minutos y 49 segundos después, la Antártida recibe a los Invasores.
- Jackie, comienza a reducir, hemos de localizar las coordenadas de la grieta.
- Hecho, Capi.
- Cerrad los ojos, y aflojad la presión sobre los mandos.
- Eso es una locura, Druida, ¿no te ha quedado bien claro la potencia de este cacharro?
- La grieta es mística, madame, tanto que sus destilaciones resultan... embriagadoras. --------Relajaos, yo os conduciré.
Spitfire mira insegura a Steve.
-Hagamos lo que dice, relájate.
Segundos o minutos después, una mano aprieta el hombro de éste, indicándole que ya puede abrir los ojos. Bajo la aeronave, la amenazante grieta se extiende hasta que se pierde la vista. En ese momento se da cuenta de que un viento helado esta entrando en el DK. Una de las ventanas esta abierta y el asiento de Druida vacío.
- ¿Cuándo se fue?
- No lo sabemos.
- Nosotros también teníamos los ojos cerrados.
Responden respectivamente Union Jack y la Antorcha Humana.
- Druida....
No puede evitar susurrar para sí el Capitán.
Phestos y Aarkus permanecen con la mirada fija en el suelo, observando como las extrañas siluetas continúan saliendo del abismo.
- Al menos no son desviantes.
Aarkus, permanece inmóvil y mudo, sin pestañear ante el espectáculo que se desarrolla bajo sus pies.
- Voy a aterrizar en uno de los pliegues más lejanos a la criaturas Capi, la nieve esta desequilibrando este chisme, empiezo a sentirme como en un toro mecánico.
Tambaleándose, el planeador comienza a tomar tierra cuando decenas de criaturas, se acercan a él trepando por su tren de aterrizaje. Son todas de un aspecto similar, una suerte de batracios blanquecinos, bípedos, y con ojos de intenso azabache.
-¡Sube, sube de nuevo!
Las criaturas enganchadas van soltándose, a medida que sube el DK. Una de las ultimas suelta un espeluznante gemido agudo antes de golpear el suelo y salpicarlo todo de una sustancia negra, viscosa.
- ¡Union Jack, trata de cerrar la ventana, debemos trazar un nuevo plan desde el aire!
- Bien. Aarkus, te adelantaras al grupo y....
- Lo lamento, camarada Capitán, pero he decidido no tomar parte en este conflicto.
Con gran estrépito Jack consigue cerrar la ventana, y el silencio vuelve a apoderarse de la cabina.
- Esas criaturas aun no han hecho ningún mal, solo son una raza que intenta buscar un lugar mejor donde vivir. Si mi propio pueblo hubiese intentado algo parecido quizás ahora no estaríais hablando con un retal. Desde mi posición estos seres tienen tanto derecho a colonizar este planeta como los propios humanos.
-Es una invasión desmedida. ¿Es tu ultima palabra Aarkus?
El ser en otros tiempos conocido como la visión, guarda un riguroso silencio, como respuesta a la pregunta del Capitán.
- Con esta tormenta y sin conocer la profundidad de la capa de nieve, los Invasores restantes no tenemos la más mínima oportunidad de establecer contacto con quien sea que dirija a estas criaturas. Espera......
- Spitfire, ¿Cómo lo tenemos para llegar al macizo Vinson, en poco tiempo si no queremos perder a Druida?
- Con esto todo esta cerca, Capi.
- En marcha entonces, un viejo conocido nos espera, grupo.
A pesar de la tormenta, los Invasores consiguen aterrizar dificultosamente en plena cima del pico mas alto de la Antártida. Lentamente la escalera mecánica baja, y con ella el Capi y Phestos. El primero embutido en un abrigo polar, largo, que le cubre al menos casi todo el cuerpo. Luchando contra la nieve, comienzan a caminar hasta que súbitamente ambos se detienen.
Ante ellos una figura les observa imperturbable en un trono de hielo puro.
-¡Jack Frost1, hemos venido a verte!
Frost levanta la cabeza hasta entonces apoyada en su puño derecho, en una monumental pose pensativa.
- ¿Eres otra vez la soledad jugando con el pobre Jack?
- ¿O será cierto que recibo la visita del gran Capitán América?
- He esperado, mas sin pensar que algún día vendrías, sino por la ausencia de opción mejor.
- ¿Qué buscas en mi, mi mortal amigo?
- ¡Lo insospechado para ambos, pedirte que vuelvas a la vida!. ¡Que vuelvas como un Invasor!
Tras una pausa, Jack Frost, comienza a reír, incorporándose de su trono. Frente a él, Steve Rogers, a pesar del frío le acompaña.
“El frío, eso era, tan fácil, esta mañana ya lo sabías. El frío era la solución a tus problemas, te da otra perspectiva y te hace recuperar el control de la situación.”
Dentro del transporte, Spitfire y Union Jack, miran la tormenta a través del cristal de la cabina, intentando atisbar alguna silueta en el blanco.
- ¿Cómo te fue la cita con Hammond? Si se puede preguntar, claro.
-¿Cómo? ¡Ah......! Bien....., supongo. Jim parece mas divertido que nunca, pero a la vez hay algo en el que no acabo de ver claro, parece como si estuviese preocupado por algo, ligeramente irritable, ya sabes.... Pero bueno, tampoco yo soy lo que se dice una buena cita, Jack.
- ¿Bromeas, Jackie? Eres preciosa, y ya quisieran todas las mujeres que he conocido tener tu clase y sofisticación.
- Jack...... ¿No te das cuenta que ese es el error? No sé quien soy, ¿soy una mujer de 60 años, o una chica de veintipico? ¿Cómo se supone que debo comportarme? ¿Qué se supone que se espera de mí?
Solo soy un amago de persona, sin destino ni ilusión. Nunca imagine que una segunda juventud fuese tan amarga.
Se hace un silencio profundo en el interior del avión, cuando una lagrima comienza a descender por la mejilla de Spifire.
- Jackie.......
- ¿No lo comprendes? Por eso necesito a Jim, necesito algún patrón, alguien que me enseñe a enfocar esto. Que me devuelva la vida, además de la juventud.
Incorporándose, corre hacia la parte trasera, abrazándose a la Antorcha, que sorprendido le devuelve un abrazo paternal, arropándola sin dejar de sonreír.
- Calma, estrellita......
Aarkus, sentado junto a él y que hasta ese momento parecía estar en trance, gira la cabeza, mirando a la pareja con curiosidad y suma atención.
En la cabina, solo, Jack deja caer un puño sobre su rodilla. ¿De que sirven tantos poderes y aventuras si no eres capaz de ayudar a quien más quieres? Otra lagrima cae junto a los controles.
La cabeza del Capi asoma por la entrada del DK 01, lleva el gorro de su largo abrigo puesto, cubierto de nieve, tras él, sube la escalerilla Phestos.
-¿Tuviste éxito con el viejo Frost, Capi? Pregunta rápidamente Spitfire.
- Lo esperado, Jackie, me dijo que necesitaba algo de tiempo para pensar. Rumbo a la grieta, nosotros no podemos demorarlo más. ¿Te ocurre algo?
- ¡No seas tonto Rogers! Tantos años, y sigues sin saber que a los Falsworth nunca les ocurre nada.
Una sonrisa pone fin a la conversación, y el DK parte de nuevo hacia la grieta.
- Bien gente, según me comenta Phestos esto puede permanecer suspendido en espera, por lo cual, no aterrizaremos, los que vuelen que cojan a quien no lo haga, dejaremos esto en automático. Nos vamos a meter en el centro de la acción, no hace falta deciros que os andéis con cien ojos, no tenemos ni idea de donde entramos.
-Aarkus, ¿aceptas acompañarnos como observador?
- Ya pensaba hacerlo Capitán.
- Bien, allá vamos.
La fuerte tormenta antártica azota con fiereza a las siluetas que salen del planeador. Aarkus y Phestos llevan colgados de una mano al Capi y a Union Jack, la Antorcha y Spitfire se adelantan ligeramente.
- ¡¡¡Debemos tomar tierra cuanto antes!!! Lucha la voz de Steve contra la tormenta.
Un brillo recorre la pupila de la Antorcha.
-¡¿Que demonios es aquello?!
En el suelo, lejana, una roja figura lanza criaturas despedidas en todas direcciones.
¡Allí Invasores, allí!
-¡Maldito Arkon, ni sus famoso y temperamentales rayos son de fiar! ¿Invasores? No veo ningún Invasor, por aquí, rayos del demonio. Solo estos repugnantes engendros, cuyo numero parece incrementarse por momentos.
En pie, junto a la anchura principal de la grieta, y entre una cantidad ingente de batracios blanquecinos, Thundra se encarga de darles su merecido a aquellas vomitivas criaturas. Con la princesa amazona no puede nadie, y menos tan patético ejercito.
De repente, una intensa llama paraliza a todas las criaturas de la zona, quienes frotándose sus negros ojos, corren en dirección contraria, lanzando escalofriantes gemidos, y precipitándose muchos por los pliegues formados por la gigantesca cavidad.
-¿Necesitas ayuda, maciza pelirroja? La sonrisa de Jim Hammond, quien desciende junto a Spitfire, el resto les sigue a escasos metros.
-¿Desde cuando la mítica Antorcha Humana Original habla como un idiota?
Tan autoritaria respuesta evita cualquier tipo de respuesta del androide, quien ve, de alguna extraña manera, como su curiosidad por aquella bruja se multiplica rápidamente.
- ¿Nos has seguido, princesa? La voz del Capi, priva de irrelevancia a la conversación.
- Sí. Necesito algo que hacer antes de que la ociosidad se alimente de mí. Y si me vais a dar refugio en vuestra isla, esta amazona sabe muy bien que todo tiene un precio. Si queréis mi ayuda, la tendréis gustosa.
Thundra comienza a estirarse, sacudiendo su roja melena de nieve, a pesar de sus rudos dejes, su musculatura, y su tamaño, la belleza de la princesa amazona, no pasa desapercibida para ninguno de los presentes.
- Pocas ayudas serian tan valiosas y bien recibidas como la tuya. Bienvenida a los Invasores.
Sonriendo, el Capi estrecha su mano.
“Viejo soldado afortunado, aquí tienes la ayuda que buscabas, justo sobre la hora. Curioso, muy curioso......”
Impaciente, la amazona levanta la mirada hacia el resto.
- Bueno, ¿alguien me va a acompañar ahí dentro?
- No te precipites Thund.... ¡Dios! ¡Invasores en guardia, tenemos otra oleada casi encima!
Procedentes de la oscuridad de la grieta, cientos de criaturas se lanzan frenéticas al grupo de Invasores. Hasta ahora, nunca habían visto tantas juntas, sus gritos son ensordecedores y hay algo en sus voces que saben que no olvidaran jamás. Una marea viviente a punto de tragárselos.
- Esperad grupo, no hagáis nada.
- ¿Has perdido la cabeza Jackie?
- Confía en mi, Jack. Por favor deja que te toquen.
- Dime que estas gastándonos una broma.
- No.
- Te advierto, compañera, que su contacto es de lo más extraño, ni una serdreja cabezirroja de Polemachus provocaría....
- Puede tener sentido.
- Ojalá que lo tenga, ahí vienen.
En instantes, las criaturas se abalanzan sobre la formación. Todo se detiene.
A decenas de metros del suelo, la Antorcha, mira hacia donde momentos antes juraría que estaban sus compañeros. Aun no puede creer que hicieran caso a esa débil de Falsworth, y se dejasen tocar por aquellos seres tan..., tan... lamentables. Todo lo que ve es blanco, un blanco que no se acaba.
Los ojos de la Antorcha se desvían hacia el otro borde de la grieta. Movimiento, otra de esas criaturas saliendo de las profundidades. Esta vez sola, rezagada. Esta a punto de perder su atención, cuando unos brazos salen de la penumbra para agarrar al desgraciado. El ser grita, sus negros ojos parecen a punto de abandonar sus cuencas.
Su resistencia es inútil, en segundos las tinieblas se lo han tragado.
Nada tiene sentido. La secuencia de este caos le sobrepasa. Por primera vez desde que llego a nuestro mundo, el terror flamígero del tercer reich arde en deseos de estar en la terraza de su ático de Berlín, donde todo esta controlado. ¿De que le valen los planes al ultimo Invasor?
La tormenta arrecia, el vapor se hace mas denso alrededor del cuerpo de un Jim Hammond, impasible, frío a pesar de estar ardiendo.
Continuará...
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
Referencias:
1 .- Premio para quien se acuerde de el. Jack Frost es un personaje que perteneció a la Legión de la Libertad, un grupo cuyas aventuras transcurrían en los años 40. Y cuyo camino se cruzo a menudo con los Invasores.
1 .- Premio para quien se acuerde de el. Jack Frost es un personaje que perteneció a la Legión de la Libertad, un grupo cuyas aventuras transcurrían en los años 40. Y cuyo camino se cruzo a menudo con los Invasores.
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