Marvel Knights nº03

Título: El grupo (III)
Autor: The Stranger
Portada: Julie Bell
Publicado en: Noviembre 2006

Shang Chi y el Caballero Luna contra los Ladrones Fantasma, mientras sigue intentando reclutar nuevos miembros para el grupo.
Cuando reina el caos y los criminales campan por sus anchas, solo un grupo de solitarios héroes es capaz de hacer lo necesario para mantener la paz y seguridad urbanas. No salvan universos, ni planetas, ni al mundo...se dedican a salvar a la gente de a pie. No tiene nombre oficial pero nosotros les conocemos extraoficialmente como...
Creado por Chuck Dixon y Ed Barreto

Resumen de lo publicado: Viendo que la delincuencia aumenta a cada día que pasa en todo el mundo, el Caballero Luna decide crear un grupo de combate contra el crimen. En primer lugar recluta a Shang-Chi y Capa, enseñándoles la nueva Torre Spector, la base del grupo. Les presenta a Microchip, antiguo ayudante de Frank Castle, El Castigador. Mientras el dúo conocido como los Ladrones Fantasma deciden adquirir nuevos miembros como Shocker, el Caballero Luna y sus socios le proponen unirse a Luke Cage, Spiderman y Daredevil, quienes rechazan el ofrecimiento. Tras hablar con Cage, Shang-Chi se encuentra por casualidad con los Ladrones Fantasma, a los que decide detener él solo.


Microchip miraba los numerosos televisores y revisaba fichas y lugares donde se podían esconder los Ladrones Fantasma, cuando oyó unos pasos tras él. Por el sonido de las botas, sabía quién era.

-Bienvenidos- dijo volviéndose sin levantarse de la silla-. ¿Alguna novedad?

Capa y el Caballero Luna se acercaron a su compañero.

-Ninguna. Daredevil parece que ha rechazado nuestra oferta- murmuró el Caballero Luna-. Mucho mejor así. Ya vendrá a pedirnos ayuda cuando su barrio se vaya, literalmente, al Infierno.

-Vaya, veo algunos roces.

-En realidad, muchos roces.

-¿Qué hay de Shang-Chi?- preguntó Capa-. ¿Ha llegado?

-En realidad, de eso quería hablaros.

-¿Pasa algo?- dijo el Caballero Luna observando los monitores.

-Hace ya rato que su localizador indica que no se mueve del mismo lugar y no parece contestar al comunicador.

-¿Problemas?- preguntó Marc Spector.

-Podrían ser. Hace un rato el localizador estaba en la residencia del señor Cage, pero actualmente...estaba esperando a que llegarais para...

-¿No tiene conectado el comunicador?

-Sí, pero no contesta.

-¿Dónde está?

-Ahí- dijo Microchip señalando un punto rojo en un gran mapa en uno de los más grandes monitores-. Parece una especie de bar o algo así.

El Caballero Luna asintió y se dirigió junto a Capa.

-Vamos, Capa. Hay algo que no me da muy buena espina.


Shang-Chi lanzó por los aires gracias a una llave marcial, al enorme motorista que se había lanzado contra él. Se volvió rápidamente y sacudió dos rápidas patadas a otros dos hombres que se acercaban por su espalda. Otro le atacó con una navaja. Shang-Chi bloqueó el golpe, tiró la navaja al suelo y le dio un fuerte puñetazo en el hígado, que hizo que el tipo vomitará sangre y se desmayase en pocos segundos.

-¿Esto es todo?- preguntó Shang-Chi en voz alta observando a todos los hombres a los que había vencido en pocos minutos.

Charles Weber aplaudió. Su extraño acompañante se cruzó de brazos, prácticamente sin inmutarse.

-¡Todo un espectáculo!- Charles Weber se volvió, sonriente, hacia el hombre de cabeza rapada-. ¿Y dices que es una especie de leyenda urbana? ¿No es un superhéroe?

-No...Exactamente- respondió el hombre.

-Lastima, pensaba que iba a ser el primer superhéroe al que iba a matar- Charles saco sus dos pistolas y apuntó al hijo de Fu-Manchu.

-No soy tan fácil de matar, como habrás comprobado- Shang-Chi sonrió.

De repente, por la puerta del local, entraron Sally Dahmer, novia de Charles Weber y Herman Schultz, conocido más frecuentemente como Shocker.

-Pensaba que tendrías problemas, por el jaleo que se escuchaba- dijo Sally a su novio.

-Tranquila, cielo. Este...superhéroe nos ha encontrado. Era cuestión de tiempo que uno de ellos diera con nosotros tarde o temprano, aunque fuese por casualidad.

-¿Un superhéroe? ¡Es Shang-Chi!- exclamó Herman retrocedió levemente.

-Vaya, todos parecen conocerte- Charles acercó sus dedos a los gatillos de sus armas.

-Perdona a mi novio, es nuevo en esto.

Shang-Chi prácticamente no prestaba atención a la insulsa charla que estaban teniendo. Se encontraba rodeado, algo cansado tras la pelea con todos los del local y con la única salida cubierta. De los cuatro, ninguno le sonaba siquiera y mucho menos el que parecía conocerle tanto, el de la cabeza rapada. Estaba atrapado entre cuatro enemigos cuyos poderes y habilidades le eran desconocidas...estaba, en definitiva, metido en un buen lío.

-Atacad de una vez- se puso en posición de combate intentando encarar a los cuatro a la vez.

El hombre rapado se dirigió hacia él, pero Charles le frenó.

-Quiero hacerlo yo.

-No, paciencia. El fallo con tipos como estos son las largas charlas supervillanescas, las largas esperas y el querer hacerles sufrir. ¿Sabes cuantos problemas nos puede quitar una bala?

Justo cuando estaba a punto de disparar, algo apareció entre los cuatro y Shang-Chi. Algo que había parecido de la nada. Una enorme capa azul y negra de la que salió alguien vestido totalmente de blanco: Capa y el Caballero Luna habían llegado.

-Habéis tardado- murmuró Shang-Chi sonriendo aliviado.

-No contestabas a tu comunicador- dijo el Caballero Luna.

-Tengo que acostumbrarme a que lo tengo.

-Que sea la última vez.

-¡Bueno, bueno, bueno!- exclamó Charles Weber-. ¡Toda una reunión de tíos raros disfrazados!

-¡Dijiste que nada de superhéroes!- gritó Herman Schultz claramente asustado cerca de la salida del local.

-Señor Schultz, tranquilícese. Están en clara desventaja.

-No lo creo- gruñó el Caballero Luna-. Capa, ve a por la chica y el asustado. Shang-Chi y yo nos encargaremos del tipo armado y el rapado.

Los cuatro delincuentes se sorprendieron, a pesar de estar en superioridad numérica, por las palabras frías y seguras del Caballero Luna.

-Intenta venir a por mi, fantasma y te vuelo la cabeza- murmuró Charles.

-Eres un aficionado- el Caballero Luna se dispuso a saltar sobre su enemigo-. Estáis en un sitio cerrado y el único que parece tener armas eres tú. Sois aficionados y nosotros sabemos cómo va esto. Entrégate y procuraremos no enviarte al hospital con demasiadas facturas.

-¿Cómo sabéis que no tenemos más armas?- preguntó Sally Dahmer.

-Ya las habríais sacado- Mar Spector sonrió bajo la mascara.

Charles Weber comenzó a entender que tenía totalmente la razón en todo. Les habían pillado con la guardia baja, en un sitio cerrado y parecían saber lo que se hacían mientras que ellos solo eran unos simples ladrones de bancos sin ninguna experiencia en peleas contra tipos disfrazados. ¿Alguna posibilidad de escapar?

“Por supuesto, no somos simples ladrones”, pensó Charles Weber esbozando una sonrisa.

Guardó sus armas, ante la sorpresa de sus compañeros y sonrió aún más ampliamente.

-Sally- dijo refiriéndose a su novia-. ¿Sabes quienes son?

-No- dijo sorprendida su novia ante su reacción-. Charles, que...

-Yo conozco a uno de ellos. Es difícil querer ser un delincuente conocido en esta ciudad y no informarse sobre algunos de estos tipos. Ese de ahí, el de la enorme capa azul y negra se hace llamar Capa.

Los tres vigilantes no sabían qué pretendía aquel tipo. Lo único que podían ver es que los Ladrones Fantasma estaban atrapados y no iban a dejarles escapar.

-Es una especie de mutante- siguió diciendo-. Puede teleportarse y todo el que entre en la oscuridad de su capa...no sufre una sensación muy agradable, precisamente.

Sally entendió y sonrió de repente.

-Atentos- susurró el Caballero Luna a sus compañeros.

-Cariño, ¿puedes meter al asiático dentro de la oscuridad de su compañero y cerrar la capa?

Los tres vigilantes abrieron los ojos, sorprendidos ante el cometario, pero aún más cuando la chica tras unos extraños gestos con sus manos, hizo levitar a Shang-Chi metiendole dentro del manto de Capa. Después, cerró la capa. Lo último que se escuchó fueron los gritos de Shang-Chi.

-¿Qué demonios...?- el Caballero Luna se acercó a su compañero-. ¡Capa, abre y saca a Shang-Chi!

Capa lo intentó y con mirada muy asustada respondió al Caballero Luna.

-No puedo.

Marc Spector miró a Sally Dahmer y fue a por ella cuando la voz de su novio le detuvo.

-Yo de ti no lo haría, fantasma.

-No sé lo que habéis hecho ni me importa, pero puede que tras golpear el suelo con la cara de tu novia consiga algunas respuestas.

-Si tocas a mi novia, no sacará a tu compañero.

-Puede que si le abro la cabeza, consiga hacerla perder la concentración sobre lo que ha hecho.

Tanto Capa como los delincuentes sintieron algo de temor ante la amenaza tan dura del Caballero Luna. No era propia de alguien como él... ¿O sí?

-¿Qué dices, chico? ¿Te arriesgas a que mate a tu novia o dejas libre a mi compañero y vais a la cárcel?

Charles Weber por primera vez en bastante tiempo no sabía qué hacer. Nunca se había encontrado en una situación ni remotamente parecida. ¿Y si cumplía su amenaza? Sin embargo, era un superhéroe y todos tenían un límite.

-No lo hará- dijo Herman Schultz.

-Pruébame- respondió Spector.

-Haz algo ya...- susurró Capa preocupado-. No sobrevivirá mucho a la oscuridad de mi capa.

El Caballero Luna fue a por Sally Dahmer que susurraba el conjuro que hacía que el manto de Capa se mantuviera cerrado y la cogió del pelo. Miró a sus enemigos, furioso sin darse cuenta de que la chica seguía con su cántico.

-¡¿Queréis probarme?!

-No lo va a hacer- repitió Herman-. Es un héroe, los héroes no matan, ni torturan...

-¡¿Quieres verlo?!

-Adelante- murmuró Charles Weber con una sonrisa-. Hazlo.

Marc Spector alzó su puño izquierdo...y lo bajó a los pocos segundos, derrotado. No podía hacerlo, no podía arriesgarse a que su compañero muriese. Podía matar, de eso no había ninguna duda, aunque no le gustaba hacerlo y la última vez hacía bastante tiempo que había tenido lugar, pero no podía arriesgar la vida de su amigo y compañero.

-Ganáis. Soltad a mi compañero y salid de aquí.

Charles Weber torció un gesto de burla y miró fijamente a su novia, quien dejó de recitar el conjuro y salió corriendo del local, seguida por Herman Schultz. El manto de Capa se abrió, dejando caer de entre su oscuridad a un inconsciente Shang-Chi, sobre el que sus compañeros se inclinaron, preocupados.

-Adiós, héroes- se despidió Charles Weber mientras salía con el hombre rapado.

-Ya nos veremos...Charles- gruñó Spector.

-Vaya, sabes mi nombre. ¿Crees conseguir algo con eso?- y salió del local.

-Algo no- Spector sonrió bajo la mascara-. Mucho.


Torre Spector.

-¿Cómo está?- preguntó Capa en cuanto Microchip volvió.

-No tiene heridas externas, ni internas, aunque estaba helado, como si hubiera estado en el Polo Norte durante días- contestó el hombre-. Sus constantes vitales están estables, pero pasará unas cuantas horas inconsciente.

Ambos hombres se acercaron al Caballero Luna, que estaba sentado frente a la miríada de monitores de diversos tamaños.

-Se nos han escapado- murmuró.

-Marc...- Microchip fue a decir algo pero se paró.

-No ha sido culpa tuya. Al menos hemos recuperado a Shang sano y salvo. Es un hombre fuerte, otro no hubiera sobrevivido cuerdo tanto tiempo dentro de la oscuridad de mi capa- añadió Capa.

-Bueno, al menos ya les habéis encontrado. Es cuestión de tiempo que os lo volváis a encontrar- dijo Microchip.

-Ha sido nuestra mejor oportunidad y nos han ganado.

-Eres muy duro contigo mismo. Aún no está formado el equipo al completo- Microchip intentaba animar a su jefe.

El Caballero Luna se levantó de golpe, cogió de un brazo a Microchip y lo colocó en el asiento.

-Hemos perdido, pero se aprende más de una derrota que de una victoria.

-Bien dicho, jefe- dijo Microchip.

-¿Qué hemos aprendido? ¿Qué necesitamos más ayuda?

-Eso ya lo sabíamos. Recuerda, Capa, que cuando Shang encontró a los Ladrones Fantasma estaba de visita a Luke Cage. No, no hemos aprendido eso, aunque ahora debemos darnos prisa en el reclutamiento de los que quedan. Hemos aprendido bastantes cosas, las suficientes como para meterlos entre rejas la próxima vez que los encontremos.

-Posiblemente estarán preparados. Esperarán que vayáis a por ellos- añadió Microchip.

-Sí, posiblemente, pero saben poca cosa de nosotros. La información es poder y nosotros tenemos ahora todas las cartas.

-¿A qué te refieres?- preguntó Capa.

El Caballero Luna levantó los dedos de una mano.

-Primero, sabemos que son unos aficionados. Esa amenaza fue un último intento desesperado por escapar.

-Un intento desesperado que funcionó- añadió Capa.

-Funcionó, pero podrían habernos matado y no quisieron arriesgarse. Al menos de los cuatro, el hombre y la mujer son aficionados. Los otros dos...esos son otro cantar. Y creo que conozco al que dijo que yo no sería capaz de matar a la chica.

-¿El que estaba a su lado?

-Exacto. Me suena bastante. Segundo, no sabían quienes éramos, al menos quien soy yo. Eso nos da la ventaja del elemento sorpresa. Tercero, sabemos el nombre de los que no sabíamos nada.

-¿Solo su nombre?- preguntó Microchip.

-La chica se llama Sally y el tipo es Charles. ¿Puedes hacer algo con eso?

-Bueno...no mucho...

-Creía que eras bueno.

-He dicho no mucho, no que no pudiera hacer nada.

Spector sonrió bajo la mascara.

-Estupendo. Cuarto...ahora sabemos perfectamente cómo hacen eso de desaparecer tras cada robo y con tanta velocidad.

-¿La chica?- preguntó Capa.

-Exacto.

-¿Qué chica?- preguntó Microchip.

-Esa tal Sally. Cuando la agarré, oí como pronunciaba algo que parecían conjuros. Con eso mantenía tu capa cerrada- se volvió hacia Capa-. Eso es lo más importante que hemos conseguido hoy. Por fin sabemos a por quien tenemos que ir la próxima vez que nos los encontremos.

-Noqueada la chica, se les acabó el chollo de aparecer o desaparecer- añadió Capa.

-Tu lo has dicho. No es mutante, ni tiene tecnología de teletransporte...pero puede ser alguien muy peligroso. Usa magia- se volvió hacia Microchip-. ¿Puedes hacer algo con eso?

-A ver...tengo el aspecto de los dos principales Ladrones Fantasma, el hombres es un tal Charles y la chica una brujita llamada Sally. Probaré buscando a la chica.

-Si es una bruja... ¿por qué no contactar con el Doctor Extraño?- dijo Capa.

-Prefiero resolver esto por nuestros propios medios.

-¿Por dónde empezamos entonces?- preguntó Microchip listo para ponerse al trabajo.

-Tu puedes buscar datos sobre esos dos y sobre un tal Schultz. Era el que parecía saber más de nosotros. Del cual me sonaba su cara- el Caballero Luna se volvió hacia Capa-. Vigila a Shang-Chi y cuando estéis bien informadme de ello. Yo intentaré completar el equipo. Llamaré a nuestro posible siguiente miembro.

El Caballero Luna se acercó hasta el ascensor.

-Y sobre todo, vigilad las noticias. Seguramente mañana tendremos noticias sobre esos Ladrones Fantasma.

El vigilante se metió en el ascensor en cuanto llegó. La noche aún no había terminado y tenía trabajo que hacer. Capa se había fijado en que en todo el tiempo no se había quitado la mascara.


El Soho.

-¡Sabía que al final nos pillarían!

Herman Schultz andaba de un lado a otro de la habitación, con los nervios a flor de piel. Sally Dahmer y Charles Weber se mantenían sentados en la cama, tranquilos. Por otro lado, el hombre rapado estaba en un sillón, observando como su compañero se ponía de los nervios.

-¿Eso te sirve de algo?- preguntó el misterioso hombre.

-¡Me desahogo! ¿Y a ti que más te da? ¿Quién se supone que eres?

-Soy Medianoche y eso no te sirve de nada. No ha pasado nada- Medianoche miró a Charles-. ¿De verdad tengo que trabajar con él?

-En realidad, trabajamos con Sally que es la clave de toda nuestra operación. El señor Schultz y tu nunca os veréis en el...trabajo.

-Mejor. Soy un profesional.

-¡Un asesino a sueldo! ¡Yo soy un maestro ladrón de bancos!- gritó Herman Schultz.

-Señor Schultz, creo que está exagerando. Nos hemos enfrentado a un grupo de héroes y hemos salido ganando. ¿Ve usted algo de malo?

-¡Dijiste que nada de héroes!

-Sí...pero nos han encontrado de pura casualidad. No pasará dos veces.

-Podríamos haberles matado- añadió Medianoche-. Un problema menos.

-No, un problema más- dijo Charles-. No sabes si podríamos haberles matado a todos y si no hubiera sido así, tendríamos a un grupo de superhéroes cabreados en nuestra búsqueda. Es mejor así. Les hemos demostrado que nada nos puede detener y que tenemos más de unas en la manga.

-¡Pues yo creo que van a venir a por nosotros de todas formas!- gritó Schultz.

-Si se calma, señor Schultz, podemos planear el atraco...los atracos de mañana que es lo que nos interesa.

-No conocéis a esa gente...nos pillarán- murmuró Herman Schultz recostándose en el sillón que quedaba libre.

-No creo que fuesen superhéroes- añadió Medianoche.

-¿Por qué?- preguntó Sally.

-Algo me dice que no lo eran...al menos no en el sentido estricto de la palabra. Algo me lo dice.


Marc Spector entró en su habitación, cerró la puerta, llegó hasta una pequeña habitación privada que tenía y allí estaba. Una estatua de unos dos metros de alto del dios de la venganza Khonshu.

El hombre cayó de rodillas y se abrazó a los pies de la estatua.

-Te he...fallado...les he fallado...pero no podía...no...

Miró a los ojos de la enorme estatua y sintió como estos le devolvían la mirada, aún sabiendo que era un simple estatua que tenía para rezarle a su señor de la venganza, Khonshu. Quien se lo había dado todo, a quien servía una y otra vez...por quien había formado el grupo. Por quien debía de vengar las injusticias. Él era su sacerdote y esa noche había fallado. No había llevado la justicia y la venganza a donde hacían falta.

-Esos ladrones, asesinos, delincuentes se han escapado...sé que podría haberlo evitado de una manera muy fácil, pero no podía arriesgarme a que Shang-Chi muriera...es mi compañero, uno de mis pocos amigos y los demás no hubieran confiado en mi...no...

Creyó oír como Khonshu hablaba, pero no era así, al menos no podía hacerlo. Khonshu le observaba, le juzgaba, le recompensaba pero desde hacía ya tiempo no le hablaba. Ya tenía suficiente con todas las voces de su cabeza...pero habían desaparecido. ¿O no del todo? La decisión de ayudar a su compañero... ¿la había tomado él, el Caballero Luna, el único que quedaba o Spector seguía revolviéndose en los más recónditos escondrijos de su mente fragmentada?

Se levantó y observó la estatua con orgullo y se vio a si mismo.

-No volveré a fallar- salió de la habitación tras una breve reverencia, la cerró con llave y tras quitarse la mascara cogió su móvil, marcando rápidamente un número que creía olvidado.

-¿Sí?- contestó una mujer al otro lado.

-Marta, soy yo.

-Muy pocas personas tienen este número. ¿Cuáles de esos pocos “yo” eres?

-Soy Spector.

El silencio se hizo al otro lado de la línea telefónica.

-Marta...

-Hacía ya tiempo, Marc. ¿Buscas trabajo?

-No, al contrario. Quiero contratarte a ti.

-No creo que...

-Sé de tu situación en tu país. Vives tranquila mientras tus hombres se encargan de todos tus trabajos. Es la vida que has elegido pero tengo una oferta que no creo que puedas rechazar. Mucho dinero, podrás ir por libre y todo aquí en Estados Unidos. ¿Qué te parece?

-Interesante, pero no me termina de convencer.

-¿Y si hablásemos en privado?

-No creo que así me convencieras.

-No me refería a eso. ¿Te parece bien venir mañana?

-Allí estaré. Cuando llegue al aeropuerto te llamaré.

-Estupendo.

Ambos colgaron y Spector sonrió, totalmente seguro de que ya tenía a otro miembro de su equipo.


A la mañana siguiente.

El guardia de seguridad del banco vio llegar el golpe cuando era demasiado tarde. Su garganta se hundió bajo la presión de la mano y cayó al suelo, escupiendo sangre y ahogándose. Una patada en plena cabeza le hizo estrellarse contra el suelo y quedarse sin sentido.

El otro guardia de seguridad sacó su arma pero antes de que pudiera disparar, un cuchillo se le clavó en un hombro, lanzado por el extraño hombre vestido con un raro traje negro.

-No lo intentes- murmuró el hombre ante las sorprendidas personas y el herido guardia-. El siguiente no irá al hombro.

Se acercó a las cajeras y les pidió la cantidad que le habían dicho y les dio las sacas donde debían meter el dinero. Mientras lo hacían, cogió un móvil de uno de los bolsillos de su traje y marcó el número acordado.

-¿Sí?- contestó una voz femenina.

-Chica, es hora de que me recojas.

-De acuerdo- contestó Sally.

En pocos minutos y antes de que llegase la policía, Sally había recogido a Medianoche. Era el tercer banco que robaban en apenas tres horas esa misma mañana.


Marc Spector y Shang-Chi subieron por las escaleras del edificio en silencio. Spector no había ido a trabajar esa mañana, debido a que quería solucionar lo de los demás miembros de su equipo cuanto antes, aunque podía permitirse faltar al trabajo cuantos días quisiera. ¿No era él el dueño de todo?

Miró a Shang-Chi, que subía las escaleras, serio y con su semblante tranquilo. Como siempre. Había elegido a Shang porque Capa siempre resultaba muy llamativo para misiones más sencillas como esa, a la luz del día. Su aspecto era más siniestro y eso estaba bien para misiones nocturnas, para infundir el miedo en los corazones de los criminales, pero no para una visita cordial a un posible miembro del equipo. Shang-Chi aportaba una tranquilidad, una serenidad y una sabiduría al equipo que iban bastante bien.

-Gracias por lo de la otra noche- murmuró Shang-Chi.

Spector tardó en contestar algunos segundos. Estaba pensando si darle la razón o decirle que lo de rescatarle se lo había pensado bastante porque así dejaba libre a los delincuentes que perseguían.

-No hay que dar las gracias. Eres mi compañero y era lo que debía hacer.

-Sí, pero tuvo que ser difícil.

-Tranquilo.

-¿Era lo que debías hacer o era lo que querías hacer?

Spector miró de soslayo a Shang-Chi mientras llegaban al apartamento al que se dirigían.

-Porque quise, te salvé porque quise. ¿Acaso lo dudas?

-En ningún momento, amigo.

“Yo sí lo dudo”, pensó Spector mientras apretaba el timbre. Unos pasos al otro lado de la puerta les indicaron que había gente en el piso.

-¿Quién es?- preguntó una mujer.

-¿Mindy S. McPherson?

-Soy yo. ¿Quienes son?- estaba claro que la mujer había echado un vistazo por la mirilla.

-¿Está su marido, Hobie Brown?

La mujer tardó en contestar, pero cuando lo hizo, se la notaba nerviosa e incluso asustada.

-Voy a llamar a la policía.

-¿Podemos saber por qué?- preguntó Shang-Chi.

-Voy a llamar...

-Ya la hemos oído- respondió secamente Spector-. Solo hemos venido a hablar con su marido de un asunto de trabajo.

-No parecen ser de su trabajo.

-¿Por qué quiere llamar a la policía así tan de repente?

-Ustedes saben por qué. Váyanse o la llamo. Esta conversación ha terminado.

Spector y Shang-Chi se miraron al oír una voz masculina discutiendo con la mujer. Seguramente sería Hobie Brown.

-Hobie, me llamo Marc Spector. Sé quién eres en realidad y creo que...

De repente, la puerta se abrió y vieron a Hobie y su mujer, ambos de raza negra, ella de cabello rizado y negro, él de pelo corto y negro, delgado pero atlético y de semblante serio. No tendrían mucho más de treinta años.

-¿Spector? He oído...sé quién eres.

Marc asintió. No le extrañaba que lo supiera. En los círculos en los que ambos se movían cuando caía la noche, muchos conocían que el Caballero Luna era en realidad Marc Spector, aunque nadie sabía que eso ya no era exactamente así.

-¿Podemos hablar?

Hobie miró a su mujer, quien le lanzó una mirada entre preocupada, asustada y enfadada.

-Podemos hablar con tranquilidad. Mi mujer...sabe quién soy.

-De acuerdo.

Mindy y su marido les dejaron pasar al interior del apartamento, llevándoles hasta su salón, modestamente decorado.

-Sentaos- dijo Hobie ofreciéndoles sitio en un sofá mientras él y su mujer se sentaba en el que tenían enfrente.

-Gracias- dijo Shang-Chi.

-¿Nos conoces?- preguntó Spector.

-Por supuesto. Sois autenticas leyendas, auténticos héroes. Tu eres Marc Spector, aunque en realidad...- miró a su mujer.

-Tranquilo, puedes hablar con libertad. Si tu mujer ha convivido contigo tanto tiempo sabiendo tu secreto, creo que es de fiar.

-¿Cómo sabes eso?- preguntó Mindy-. Que llevamos tanto tiempo...

-He visto las fotos de la entrada.

Hobie Brown y su mujer sonrieron. Spector observó como se cogían de las manos, disimuladamente. Se les notaba enamorados y fue entonces cuando pensó, que quizás, estaba cometiendo un error al reclutar a Hobie Brown. Miró a Shang-Chi, quien parecía estar pensando lo mismo.

-¿Qué queríais de mi?- preguntó Hobie.

“Ahora o nunca”, pensó Spector.

-Queremos al Merodeador.

Los ojos del hombre se abrieron de par en par.

-¿El Caballero Luna y la leyenda de Chinatown, Shang-Chi, me buscan? Exactamente... ¿para...para...qué? No me entendáis mal, si vosotros me buscáis estoy a vuestro servicio pero...

-Hemos formado un nuevo grupo contra el crimen. Contra aquellos delincuentes callejeros. Unos...

-¿Unos Vengadores urbanos?- preguntó Mindy con una sonrisa.

-No- respondió Spector secamente-. No somos eso.

-Un nuevo equipo de héroes. ¿Eso me proponéis?

-Exacto. Además, tu mujer y tu tendréis un nuevo lugar para vivir y el dinero no es problema. Podréis seguir viviendo vuestras vidas normales...pero os tendríais que trasladar.

-¿No haría falta trabajar?- preguntó Mindy.

-Podéis seguir trabajando, si así lo queréis, pero el dinero no sería ya un problema.

-¿Un nuevo sitio para vivir?- preguntó Spector.

-Exacto. Podéis acompañarnos para ver el lugar. Comprendo que mudaros así por las buenas...

Mindy se levantó. Parecía conmocionada y confusa. Tras darle un beso en la mejilla a su marido, se fue a su habitación.

-Perdonadla, pero...supongo que no lo asimila.

-Aún no nos has dicho que sí- dijo Shang-Chi.

-Supone que vas a aceptar- dijo Spector-. ¿Me equivoco?

Hobie echó la vista al suelo, evitando asentir.

-Hace tiempo que no soy el Merodeador. Estoy algo oxidado...y venís vosotros y me ofrecéis unirme a un grupo. No sé si sabéis que no soy precisamente el hombre que se rifan los grupos.

-Tengo entendido que trabajaste un par de veces con Marta Plateada- dijo Spector.

-Sí...bueno...fue más un trabajo que...

-Para mi eso es suficiente.

-También con Spiderman, ¿verdad?- añadió Shang-Chi.

-Sí, pero también he luchado contra él.

-Todos hemos luchado contra Spiderman- bromeó Shang-Chi.

-No sabéis lo que hacéis...ya no soy el Merodeador y...

-Sé que sales alguna que otra noche como el Merodeador. Esa sensación no desaparece de la noche a la mañana y menos si no tienes hijos. ¿Me equivoco?- dijo Spector.

-Mira, soy un fracasado, un perdedor, un...

-Te convertiremos en un ganador. Solo tienes que decir que sí o al menos acompañarnos y averiguar lo que te ofrecemos...a ti y tu mujer.

-No sé...

-Tienes miedo de no estar a la altura, es comprensible- insistió Spector-. No debes temer eso, estarías en un equipo...con los mejores. No salvamos mundos, ni realidades...solo tratamos de hacer las cosas bien, para aquellos que tenemos mas cerca.

Hobie Brown se rascó la nuca, se levantó y miró las fotografías de su mujer en una estantería cercana. Tras unos minutos pensándolo, se volvió hacia los dos hombres.

-Enseñadnos a mi mujer y a mi qué tenéis pensado.


-¿Conoces mucho a Marc?

Microchip se volvió hacia Capa a los pocos minutos de hacerle la pregunta.

-Perdona, estaba apuntando unas direcciones. ¿Qué me decías de Spector?

-¿Le conoces desde hace mucho?

-Realmente muy poco. Me encontró, me ofreció este trabajo y acepté.

-¿No has investigado sobre él?

-No.

Capa miró fijamente a Microchip, sabiendo que mentía.

-Vale, es posible. Me aseguraba que no fuera otro Punisher, chico. Solo eso. ¿No creerás que desconfío de él?

-No, yo tampoco.

-Tú sí le conoces más que yo. ¿Tengo algo de lo que preocuparme?

-Por ahora no, pero es extraño. Aquí dentro nunca se quita la mascara.

Capa desapareció en el aire a los ojos de Microchip, quien supuso que iba a su habitación.

-Que chico más siniestro- murmuró.


Esa misma noche.

Marta Plateada se acomodó en la silla del elegante restaurante y observó de soslayo como varios hombres de una mesa cercana la miraban sin quitarle un ojo de encima. Su elegante vestido negro resaltaba su hermosa melena plateada y eso no pasaba desapercibido para nadie. Sin embargo, esa noche tenía una cita, con alguien a quien hacía tiempo que no veía. Alguien por el que se había desplazado hasta New York desde el mismo centro de Europa.

-Perdón por el retraso.

Marta sonrió con un gesto de resignación mientras Marc Spector se sentaba frente a ella.

-¿Cómo vienes? ¿Cómo Spector, Lockley o Grant?

Spector no contestó, sino que le soltó una mirada que Marta hacía tiempo que no había visto en sus ojos.

-Estamos susceptibles, ¿no?

-No- respondió secamente Spector-. ¿Has pedido?

-Para ambos.

-¿Él qué?

-De primero, sopa de pollo y guisantes con zanahorias asadas y de segundo unas excelentes patatas flameadas con ternera escalfada.

-Estupendo.

-¿Querías hablarme de algo? ¿O me he desplazado tantos kilómetros solo para que nos veamos después de tanto tiempo?

-¿Tiene algo de malo si es por eso?- Spector disfrutó con la expresión de sorpresa de Marta-. No, no es por eso. Un asunto de negocios. ¿Podemos dejarlo para después de cenar?

-¿De verdad crees poder esperar a después?- preguntó Marta con una pícara sonrisa-. No soy de esas a las que les gusta esperar y menos con los negocios.

Ambos pararon de hablar en cuanto llegaron con el primer plato. Mientras saboreaban la sopa, siguieron hablando.

-Exquisita- murmuró Marta Plateada-. ¿Y esos negocios?

-Quiero contratarte. En exclusiva, para un grupo que estoy montando.

-Bueno, creía que no eras de grupos. ¿No te fue mal con los Vengadores?

-No somos los Vengadores.

-¿Quién está ahora mismo?

-Capa, Shang-Chi, Microchip y posiblemente el Merodeador.

-Sí, no sois los Vengadores- Marta sonrió ante el gesto de molestia de Spector-. No me malinterpretes, pero sois un grupo de lo más variopinto.

-Es lo que necesita esta ciudad, este mundo...en estos tiempos.

-Microchip... ¿te refieres a Linus Lieberman?

-Exacto. ¿Le conoces?

-Es una leyenda urbana de los ordenadores. Creía que estaba muerto.

-Eso creen todos.

-Trabajaba con Punisher.

-Lo sé, lo cual es mejor para nosotros.

-Me está invitando a unirme a un grupo de vigilantes, tener mis servicios en exclusiva y seguramente darme ordenes. ¿He entendido mal?

-Es exactamente eso.

-Ahora llega el momento en el que te digo que no y tu te deshaces en elogios para convencerme de que diga que sí. ¿Quiénes te han dicho que no, por cierto?

-Daredevil, Spiderman y Luke Cage- dijo Spector sin inmutarse.

-Vaya, tres de los buenos.

-Los que tengo ahora son incluso mejores. Tú eres mejor.

-Aquí vienen los elogios- Marta tomó un sorbo de vino-. Continua.

-¿Sí o no?

-Tengo asuntos en mi país.

-Asuntos que ya llevan los demás. Tu solo te encargas de dirigir tu agencia de mercenarios cada vez más inundada por el papeleo.

-¿Cómo demonios sabes...?- Marta le miró con los ojos entornados-. Microchip.

-Exacto- Spector sonrió y bebió vino.

-Vale, puede que mi agencia no sea lo que fue, pero da bastante dinero y ya no trabajo en el campo de batalla. Tengo tranquilidad, dinero y vivo bien. ¿Qué más quiero?

-Volver a la acción con un viejo compañero de armas.

-Sigues siendo un tipo muy seguro...como siempre- Marta levantó el vaso de vino en alto-. Felicidades. Ya me tienes, pero espero que cobre bastante.

-El dinero y tu estancia aquí no serán problemas.

-Y espero darme verdaderos tipejos a los que patear el culo. Me han dicho que el terrorismo aquí en Estados Unidos es un problema.

-¿Y cuando no lo es?

-En cuanto se me acabe la acción, volveré a mi país.

-No se te acabará la acción, te lo garantizo.

Ambos sonrieron y brindaron. Cualquiera podía ver que allí había algo más que dos personas hablando de negocios.

-Perdona- dijo Spector al sentir su móvil vibrar en uno de los bolsillos de su traje de noche-. ¿Sí? Genial, esta noche dame los detalles y mañana hablamos con más detenimiento. Hasta luego.

-¿Quién era?- preguntó Marta.

-Ya tenemos al Merodeador- Spector sonrió ampliamente.


Dos horas después.

-¿Están Hobie Brown y su mujer enterados de todo?- preguntó Marc Spector a Microchip nada más entrar en la sala.

-Sí, Shang-Chi les ha enseñado las instalaciones y yo les he dejado todo claro. Estaban bastante contentos- Microchip siguió observando los monitores y aporreando el teclado con sus dedos.

-Bien. Marta Plateada vendrá a instalarse mañana mismo. Solo nos falta otro más- Spector le pasó un folio a Microchip y señaló un nombre.

-¿De verdad? ¿Estás seguro?

-Ya que no tenemos al original, nos tendremos que conformar con ella. Es joven, pero muy poderosa.

-¿Vas a elegirla por su poder?

-La voy a elegir por todo. Mañana iré a buscarla.

Continuará...


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