Marvel Spotlight nº02: Hulk

Título: Piel verde, piel roja...
Autor: Lobo Rojo
Portada: Edgar Rocha
Publicado en: Noviembre 2006

El desierto de Nuevo Mexico será testigo del reencuentro de dos viejos conocidos pero ¿será como aliados o como enemigos?
Atrapado en el corazón de una explosión nuclear, víctima de los rayos gamma, el Doctor Banner sufre una mutación que lo transforma en los momentos de tensión, miedo o ira, en la criatura más poderosa que jamás piso la Tierra...
Creado por Stan Lee y Jack Kirby

Sobre los cielos del Océano Atlántico, indetectable para todo tipo de tecnología terrestre que no sepa lo que está buscando, flota la fortaleza voladora bautizada como Potemkim V, propiedad de El KOLJOS [1] . En su interior, en uno de los camarotes acondicionados para hacer la vida más confortable a su tripulación sin patria, el doctor Karl Kort duerme sin descansar mientras su mente revive una y otra vez el día en que sus sueños fueron destrozados. Ve como su robot es destruido por el miembro de los Cuatro Fantásticos conocido como la Cosa, mientras que él a su vez es desarmado y capturado por la Chica Invisible. Pero el final de su reputación no es achacable a su derrota por los 4 Fantásticos, sino al grave error que el mundo cree que el Destructor [2] , su antiguo nombre clave, cometió. Karl Kort había sido un agente soviético lo suficientemente inteligente para ascender entre los proyectos militares norteamericanos hasta convertirse en la mano derecha del prestigioso científico Robert Bruce Banner, cuando nadie sabía que este era el Increíble Hulk. Bajo sus narices, Kort diseñó un poderoso robot, que realizó con éxito una serie de sabotajes sobre los proyectos científicos que se desarrollaban en la base militar. El general Trueno Ross, ante las protestas de Banner, culpó de los atentados al entonces poco conocido Hulk e hizo venir a los Cuatro Fantásticos de Nueva York para detenerlo. Kort estaba convencido de poder conseguir que Hulk y el cuarteto se destrozasen mutuamente, pero algo fue mal. El joven amigo de Bruce Banner, Rick Jones, encontró la cartera con la documentación de Kort... [3]

- ¡Dr. Kort, Dr. Kort! Reunión de emergencia en la sala 3-A. Se ruega su asistencia en el menor tiempo posible. – El aviso sonó por los altavoces del camarote, y Kort despertó sobresaltado...


Hace calor en el desierto de Nuevo México, pero el doctor Robert Bruce Banner está acostumbrado a él. Mientras camina hacia la cercana estación de servicio, Banner considera lo extraño de la situación. Por lo general, solía llegar a estos lugares desnudo de cintura para arriba, y descalzo. Hoy va vestido con camisa y pantalones, una cazadora ligera, gorra calada y gafas de sol para no ser reconocido, y por supuesto, zapatos. Sus pensamientos saltan a la razón de su caminata y su destino...

"Dos días antes. Edificio Tempo. Gimnasio.

- Habría acabado con él sino hubiera usado esa mezcla de magia y tecnología. - Dijo Hulk con tono frustrante mientras ejercitaba sus músculos en un monstruoso aparato de pesas.

- La verdad es que ese tipo de ataque fue un giro inesperado por parte de la Abominación. [4] – Comentó Bethanny Cabe, jefa de seguridad de Tempo.

- La próxima vez... – El aparato cedió. Y con un zumbido se desactivó. – ¡Mierda! – Se quejó el doctor Banner.

- Le vencerás. No hay duda, es lo que siempre hacéis los buenos. – Banner se fijó en el folio que la bella guardaespaldas agitaba en la mano. Al notar su curiosidad, ella se lo extendió.

- Un E-mail, acaba de llegar para ti. Parece que está en clave.

- Sí, lo está. – Dijo tras echarle un vistazo. – Conozco el código. Es un viejo amigo... Dentro de dos días, en un lugar perdido de Nuevo México.

- ¿No podría ser una trampa?

- Quizás, pero también puede ser un amigo en apuros, y no tengo tantos para darles la espalda.

- ¿Necesitarás apoyo?

- Solo transporte, gracias."

Para conservar el anonimato pidió que le llevaran a unos cuantos kilómetros del lugar de la cita. No quería involucrar a nadie más en esta reunión. Había reconocido el código de sus tiempos con el Panteón. Se preguntó cual de sus miembros le habría llamado. La gasolinera ya estaba más cerca, la docena de vehículos, entre camiones y autobuses de turistas, implicaba que era el único área de servicio en bastantes kilómetros a la redonda.

Cuando llegó al complejo se dirigió directamente al restaurante. El protocolo del Panteón indicaba que su reunión sería en la barra del local. Se detuvo en el quicio de la puerta para examinar a la clientela. Unas veinte personas y nadie conocido a primera vista. Sin embargo en una segunda ojeada sintió que había algo familiar en dos de las personas sentadas en una de las mesas. Un hombre alto, con sombrero vaquero, y un tipo corpulento, que con los modales de un oso se estaba zampando lo que debía ser su cuarta hamburguesa. Notó que había un tercer cubierto sobre la mesa, pero no pudo discernir a quien pertenecía, quizás estaba en el cuarto de baño, o puede que fuera el tipo bajito que intentaba hablar por teléfono.

Se sentó en un taburete vacío al lado de la barra, sin perder de vista la puerta de entrada, ni la ventana que daba a la cocina.

- ¿Qué va a ser? – Preguntó la camarera.

- Un té helado, por favor. - Una nube de humo procedente de la cocina mal ventilada empañó sus gafas. Instintivamente se las quitó para limpiarlas.

- ¡Yo le ayudo! - Dijo la servicial camarera. Y antes de que Bruce pudiera reaccionar le arrebató los lentes y los frotó con su delantal.

- Tenga... – Extendió el brazo y lo retiró – No, quizás con un poco de agua...

- Por favor... no es necesario... – Contestó él intentando no llamar la atención. Miró a su alrededor, nadie se fijaba en él. Extendió la mano y rápidamente se colocó los lentes. Por un momento le pareció que el hombrecito del teléfono le miraba con cara de sorpresa, pero su gesto también podía ser fruto de la conversación telefónica que mantenía. Enseguida miró hacia otra parte.

A escasos metros de él, en una de las mesas que anteriormente había inspeccionado, el corpulento Ronald Bloch apuraba de un trago su tanque de cerveza. A su lado el estilizado Jackson W. Brice acariciaba con mimo su sombrero tejano, intentaba evitar a toda costa que las manchas de grasa que su compañero había esparcido por la mesa afectasen a su querida pertenencia. Bloch y Brice, más conocidos como los criminales, Buey y Montana, vieron llegar desde el teléfono al pequeño Daniel Brito, alias Fancy Dan, el tercer componente del trío que formaban, los Forzadores [5] .

- ¿Alguna suerte con tus llamadas, Dan? – Preguntó Montana.

- No. Parece que nadie quiere contratarnos en esta parte del país... Pero escuchad, - Dijo mirando de reojo a Banner. – Creo que he encontrado un trabajo...

- Volvamos a Nueva York... – Interrumpió el Buey. – Allí nos conocen...

- ¡Buey, pareces tonto! – Espetó Dan - Precisamente no podemos volver a Nueva York, porque allí nos conocen.

- Eso es algo que no entiendo. – Intervino Montana – Estábamos en poder de SHIELD, arrestados, y sin explicaciones fuimos embarcados y transportados a este estado, y puestos en libertad... ¿Por qué?

- Bueno, en realidad esta vez no había cargos contra nosotros... – Contestó el más pequeño del trío.

- No, no es eso, - continuó Montana – SHIELD nos soltó como si ya no les fuéramos útiles.

- ¿Les...les fuimos útiles? – Intentó disimular Fancy Dan. Sus tratos con el teniente Chance de SHIELD eran un secreto que había guardado celosamente ante sus compañeros [6] .

- No se. ¿Tú que crees? – La mirada acusadora de Montana se clavó en Fancy Dan, pero este mantuvo cara de póquer y contestó.

- ¿Quién sabe?... esa gente tiene máquinas que leen la mente. – Y volvió a mirar a Banner. – Escuchad he visto a un tío... – La manaza del Buey se cerró sobre su pechera.

- ¿No estarás trabajando para los polis? –Dijo amenazador.

- ¿Quién? ¿yo? – y Fancy Dan estalló en una sonora carcajada. - ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA! – Las lágrimas saltaron de sus ojos. – ¿Yo, con la poli?

- ¡Je! – El rostro serio del Buey esbozó una sonrisa que se convirtió en carcajada. -¡Je,,je! ¡JE,JE,JE,JO,JO,JO,JO,!

- ¡Esa si que es buena! – Montana se unió a la risa.

Banner miró al trío. ¿Le sonaban? [7] . Notó que Fancy Dan le miraba disimuladamente y decidió abandonar el local. Pagó su consumición, se caló la gorra, y salió al exterior. Inspeccionaría los alrededores y sino encontraba nada seguiría su propia agenda.

Apenas se había alejado unos metros de la puerta del local, cuando un lazo corredizo detuvo su caminar y le hizo caer al suelo. Miró hacia la cafetería y vio que el hombre alto del sombrero vaquero le había lazado como a una res y le arrastraba hacia ellos. Sin tiempo para parpadear se halló atrapado en los poderosos brazos del Buey que lo levantó sobre su cabeza.

- ¡No, Buey! ¡Estúpido! ¡Te dije que lo pusieras a mi altura para que lo noqueara! – Chilló Fancy Dan. El pequeño matón había reconocido a Banner y confiaba en sus conocimientos en artes marciales para apretar los nervios vitales que mantendrían al científico inconsciente durante horas, pero el Buey desoyó la estrategia inicial y ahora comenzaba a darse cuenta de su error.

- ¿Uh? - El Buey notó como su presa comenzaba a cambiar de tamaño. En cuestión de segundos tenía ante él al coloso de piel esmeralda. ¡El Increíble Hulk!

El puño cerrado de Hulk golpeó al asombrado Buey y el cuerpo de este voló hasta incrustarse en uno de los camiones estacionados en el parking. Montana intentó soltar el lazo que todavía ataba al goliath verde, pero no fue lo bastante rápido. Hulk tiró con fuerza de él, y el rostro del cow-boy impactó con fuerza contra el pecho del viejo mandíbulas verdes.

Fancy Dan vio caer a sus dos compañeros y se preparó para lo peor. Su plan original, capturar a Banner sin darle tiempo a transformarse, para entregárselo a SHIELD y ganar puntos se había ido por el retrete. ¿Qué podía hacer un maestro de las artes marciales ante semejante mole? Vacilante, levantó los brazos y dobló las piernas para adoptar la posición defensiva, característica de los artistas marciales.

Banner le miró y no pudo evitar sonreír Levantó el brazo en ademán de golpearle. Hizo un amago de lanzar el puño y Fancy Dan pegó un salto de conejo para ponerse fuera del alcance de su trayectoria. – ¡Je! – Farfulló Hulk. – Acabemos de una vez...

De improviso ambos contendientes notaron como una sombra se proyectaba sobre sus cabezas. Sin apenas hacer ruido una silenciosa nave voladora flotaba sobre ellos.

Durante unos segundos, Fancy Dan creyó que podría pertenecer a SHIELD, pero enseguida desechó la idea. Con disimulo, Dan se fue apartando del coloso esmeralda. Banner se percató de ello, pero la curiosidad ante la nave recién llegada, le hizo ignorar al hombrecillo. Recordó que había sido citado allí por un viejo aliado de El Panteón... - No se parece en nada a los diseños que conozco de El Panteón. - pensó.

Una plataforma voladora conducida por una sola figura descendió hacia Hulk. A medida que veía su rostro acercarse un gesto de sorpresa y reconocimiento se fue reflejando en la faz del goliath esmeralda. Fancy Dan ya había desaparecido de la escena.

- ¿Te acuerdas de mí, Dr. Banner? ¿Me reconoces? – Dijo el hombre de la plataforma.

- Kort... Karl Kort. Estás igualito que en las fotos de tu carnet del partido... - Contestó con tono burlón.

Por toda respuesta el ruso pulsó con indignación un interruptor de su consola y una potente descarga de energía golpeó al gigante verde. Durante unos instantes nada pareció ocurrir, luego, el Increíble Hulk se tambaleó y cayo pesadamente sobre el suelo del área de servicio formando grietas en el pavimento.

- He esperado este momento durante bastantes años. – Se dijo Kort así mismo.


Hace ya casi dos siglos las caravanas de colonos atravesaban el desierto de Nuevo México en busca de mejores parajes donde establecerse, enfrentándose al hambre, la sed, al agobiante sol del desierto, a los bandidos, y a los nativos que intentaban detener el lento progreso del invasor rostro pálido que amenazaba con exterminar su modo de vida. Hoy, por una carretera de cuatro vías y dos sentidos un imponente trailer atraviesa la llanura a una velocidad media de 140 km/h. El vehículo, con los laterales decorados con el gigantesco logotipo de la multinacional petrolífera, ROXXON Oil, es uno de los más modernos camiones de transporte que la tecnología del Siglo XXI ha podido desarrollar. En su interior, el conductor y el copiloto comentan el paisaje mientras el cuentakilómetros va sumando cifras.

- ¿Acojona el paisaje, verdad, Joe? .- Comentó Günter, el conductor.

- Sí, la verdad es que nuestros bisabuelos le echaron agallas al cruzar estas distancias con tan solo unos caballos arrastrando carretas de madera.

- Habla por tus bisabuelos, mis hermanos y yo vinimos a los USA a principios de los noventa... – Replicó Günter, al tiempo que vislumbraba una silueta sobre la colina que tenían enfrente. Continuó la charla. - Imagínate, sin aire acondicionado..., sin carreteras trazadas, y el constante acoso de... – Ya más cerca pudo distinguir mejor la figura frente a él, estaba montada a caballo, retomó la conversación – El constante acoso de los... – Entonces vio como el jinete se encaraba hacia ellos, y tras encabritar su montura, bajaba a galope con una velocidad y trayectoria que parecía albergar la intención de interceptarles. Con la cercanía sus ojos no dieron crédito a lo que veían - ...de los ¿Indios?. – Terminó de decir. La figura de un guerrero indio con el rostro cubierto por una cabeza de lobo se dirigía, efectivamente, hacia ellos. El jinete, dirigiendo su montura con la presión de sus rodillas, tensó su arco y disparó tres de las flechas de su carcaj contra el potente vehículo. Las tres dieron en su blanco exacto. La primera flecha golpeó el cristal a prueba de balas en su parte superior. Al impactar soltó un líquido que cubrió todo el parabrisas e hizo imposible la visibilidad del conductor.

- ¡Los limpia parabrisas! ¡Pronto! – Gritó Joe.

- Ya va, ya va. – Conectó el interruptor, y sin embargo, no pasó nada.

Lobo Rojo sonrió, sus otras dos certeras flechas habían partido las escobillas del exterior del vehículo. Wingfoot había dicho que no sería capaz de acertar. Se equivocó...


Cuatro días antes. Oklahoma, Reserva de los Keewazi.

El aullido de un coyote solitario se oye en la fría noche del desierto. Hace unos años Wyatt Wingfoot renunció a hacerse cargo de la jefatura de la tribu Keewazi, tal y como le correspondía, y se dejó guiar por sus ansias de aventuras junto a sus amigos los Cuatro Fantásticos. No obstante, su responsabilidad hacia su pueblo jamás desapareció y en momentos de crisis como este no puede dejar de regresar junto a ellos. Acompañado de tres hombres que parecían combatir el frío con pesados ponchos, Wingfoot inspeccionaba el escenario de un robo y... de un asesinato. El coyote seguía aullando en la lejanía.

Con preocupación y dolor observó los cadáveres que yacían tendidos a sus pies. Dos jóvenes aguerridos, o bravos guerreros como les habrían llamado sus antepasados, ambos encargados de custodiar un artefacto que ha desaparecido. Un artefacto que pertenecía a los Keewazi.

- George Yellowwind, y Roger Wingedhorse. ¡Que desgracia! – Dijo mientras volvía a cubrir los cuerpos con la sabana. En el exterior del local el aullido del coyote cesó, al parecer apagado ante el más potente y agudo aullido de un lobo.

- ¿Les conocías? – Dijo una voz que surgió de las sombras.

- ¿Quién...? –

La figura de Lobo Rojo ataviada con sus armas y ostentando pinturas de guerra salió de la oscuridad. Los Keewazi sacaron las armas automáticas que escondían bajo sus ponchos. Aunque nunca le había visto, Wingfoot reconoció en el recién llegado al heredero del espíritu de Owayodata, el protector del pueblo Cheyenne e hizo un gesto para que sus acompañantes bajaran las armas.

- ¡Yo te saludo, oh, gran jefe de los Keewazi! – Dijo Lobo Rojo

Wyatt levantó la mano en contestación al saludo, pero comenzó a decir. – No soy el jefe...

- La jefatura de los Keewazi descansa en el honor que corre por sus venas, fortaleciéndose generación tras generación a través de las gestas de los jefes. Tu vida de aventuras ha enriquecido la leyenda, pese a que no aceptases el cargo. Tu presencia hoy aquí la refuerza. – Miró de nuevo los cadáveres. - ¿Les conocías?

- Caballoancho, Roger, fue conmigo a la escuela, a la misión de Tulsa. A Vientoamarillo, solo le conocí por reputación, era apenas un adolescente cuando partí a la Universidad. Ambos eran grandes hombres. Sus asesinos serán llevados ante la justicia.

- Cuenta conmigo. – Afirmó Lobo Rojo poniendo su mano sobre el hombro del joven Keewazi.

Los cuerpos de los fallecidos fueron llevados al depósito. Las autoridades locales, sabían que la Reserva de los Keewazi, gracias a la riqueza de sus yacimientos petrolíferos, gozaba de cierta autonomía respecto a las autoridades estatales. Por lo general, los sucesos extraños que solían ocurrir en su interior siempre habían sido resueltos por el doctor Reed Richards y sus asociados. Dos muertes y un robo sin pistas que seguir, eran demasiado para el sheriff y sus ayudantes, el caso sería archivado o resuelto por algún aventurero anónimo. Al amanecer, en el cuarto de estar de la residencia de Wingfoot, ante una taza de café, Wyatt hizo una pregunta.

- ¿Lobo, qué te ha traído hasta aquí? No puede ser la casualidad.

El defensor de los nativoamericanos comenzó a hablar, narró como el gran jefe Alce Negro derrotó en los tribunales los avances de la ROXXON Oil para adquirir los territorios sagrados de su reserva, y como al hacerlo un asesino llamado Jeff Raymond intentó eliminarle. Fracasó gracias a la intervención del propio Lobo Rojo, sin embargo esa noche Raymond apareció muerto en su celda. Las investigaciones del héroe cheyenne le llevaron a Nueva York con la creencia de que el vengador conocido como la Visión estaba involucrado. Con tecnología suministrada por Empresas Fireheart, Lobo Rojo casi elimina al vengador, sin embargo se dio cuenta de su inocencia a tiempo. - Ahora intento llevar los periódicos al día – Recordó sonriendo. Antes del amanecer de esa misma noche, un cuarteto de mercenarios a sueldo de ROXXON compuesto por Perro Loco, Boa Constrictor, un nuevo Grifo, y Dorremi, intentó eliminar a Lobo Rojo, pero les derrotó con ayuda de la Visión. Finalmente tuvo una reunión con Thomas Fireheart, el Puma, cabeza de Empresas Fireheart. El Puma y Lobo Rojo acordaron organizar una reunión con los jefes de las diversas tribus para hacer frente común a los desmanes de la ROXXON. Esa era en parte la razón de su presencia en la reserva Keewazi. [8]

- ¿ROXXON, eh? - Dijo Wingfoot frotándose la barbilla. – Petróleo... Curioso y coincidente...

- ¿Qué quieres decir?

- Hace años, una compañía petrolífera, la Red Star Oil, intentó arrebatarnos nuestras tierras, y para ello usó un gigantesco robot que clamaba ser la encarnación de Tomazooma, nuestro tótem protector. Con ayuda de los 4 Fantásticos lo derrotamos [9] .

- ¿Y...? – preguntó extrañado.

- Hoy, los asesinos de mis amigos, - contestó con sobriedad - ¡¡Se han llevado los restos del robot, Tomazooma!!


Nuevo México, ahora

Como protegido y representante en la tierra de Owayodata, el dios de la caza adorado por las antiguas tribus nativas del continente norteamericano, a Lobo Rojo no le fue difícil seguir el rastro de los asesinos de los Keewazi, tal y como se comprometió con Wingfoot. Las pistas llegaban hasta unas instalaciones clandestinas de alta seguridad en las que el piel roja tardó dos días en infiltrarse, sólo para ver como su presa era embarcada en el camión que ahora perseguía. Tras enterarse de la ruta, informó a los Keewazi y solo les pidió dos cosas, transporte aéreo para adelantar al convoy, y un caballo fuerte y rápido con el que asaltarles. Wyatt pensó que estaba loco. – Aunque ciegues el parabrisas, ese tipo de camión debe tener el GPS más sofisticado. No se saldrán de la carretera.

- Da igual, les asustaré. – Contestó él.

Como en una escena de película que hemos visto mil veces, fuese un viejo western, o una de Indiana Jones, el caballo de Lobo Rojo corrió en paralelo al cegado camión y su experto jinete, tras ponerse en pie sobre la silla, alcanzó de un salto el tejado del trailer. El Cheyenne se disponía a clavar su cuchillo de vibranium sobre la cubierta para abrirse paso hacia el interior cuando se percató de como una trampilla comenzaba a abrirse. – Los rostro pálidos me van ahorrar el trabajo - pensó, y guardando el cuchillo en su funda empuñó su tomahawk en una mano y su bastón de combate en la otra.

Seis hombres armados salieron al tejado del trailer. El espíritu de Owayodata notó como las botas magnéticas de sus contrincantes les afianzaban a la superficie del vehículo en movimiento, algo que él conseguía solo a base de músculo y destreza.

Los mercenarios comenzaron a disparar contra el piel roja, pero este ya se había puesto en movimiento y las primeras ráfagas pasaron sobre su cabeza. Uno de los mercenarios chilló cuando notó como el tomahawk certeramente arrojado se clavaba en su muñeca obligándole a soltar el arma. Otros dos perdieron el equilibrio cuando el experto brazo que sujetaba el bastón de combate hizo un barrido a ras de suelo y separó sus pies imantados de la superficie de metal. Entre gritos, rodaron y cayeron fuera del vehículo. Otro hombre siguió su destino tras recibir una patada en el tórax. Los disparos frenéticos de los dos restantes solo sirvieron para acribillar a su compañero herido por el tomahawk, pues Lobo Rojo ya no estaba en la superficie del camión ante ellos, sino que tras realizar un doble salto acrobático por encima de sus cabezas había caído detrás, controlando perfectamente su equilibrio. Ahora un nuevo golpe del bastón de guerra agrietó el casco del penúltimo mercenario, que cayó fulminado por la trampilla al interior del vehículo. El último hombre apuntó con precisión a Lobo Rojo. Éste le miró amenazadoramente mientras con tranquilidad desenfundaba de nuevo su cuchillo. Al ver el tamaño de la afilada hoja y la confianza de su enemigo el mercenario comenzó a sudar, y no por el sol del desierto. Sin pensárselo dos veces, saltó fuera del vehículo.

Satisfecho, el campeón de los Cheyennes se dispuso a penetrar en el trailer, sin embargo, un ligero temblor le sorprendió. El techo del Trailer se quebró de dentro a fuera y a través de él salió la imponente figura del robot Tomazooma.

- ¡El robot! ¡Algo parece haberle activa...!

No pudo decir más, a una velocidad inaudita el ser artificial agarró de la pierna al bravo guerrero piel roja y con todas sus fuerzas lo lanzó contra la ladera de una montaña cercana. El impacto, capaz de romper los huesos de un hombre normal, provocó un derrumbamiento que sepultó al joven héroe indio. Sin mirar atrás, el imparable humanoide saltó del camión provocando con el retroceso de su salto un desequilibrio que hizo volcar al moderno vehículo. Sin mirar atrás, Tomazooma comenzó a andar por el desierto.

El dolor nubló la mente del bravo piel roja y lentamente la oscuridad le rodeó.


Los ojos de Robert Bruce Banner se fueron abriendo lentamente, poco a poco su mente se aclaró y fue recordando los últimos acontecimientos. No sabía donde se hallaba, pero notó que era incapaz de moverse. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudo verse a sí mismo y descubrió para su sorpresa que todavía era el increíble Hulk. Por el característico zumbido de las máquinas a su alrededor sabía que se hallaba en un laboratorio, y no tardó en vislumbrar una figura que se movía de un lado a otro haciendo ajustes en las computadoras que le rodeaban.

- Doctor Kort... supongo – Su intento de romper las argollas que le sujetaban fue inútil.

- Adamantium... del mejor que se puede hallar en el mercado negro. – Comentó Kort sin interrumpir su tarea.

- Ha pasado tiempo Karl... Tanto que te habría olvidado, sino fuera por la foto de tu carné...

Kort paró un instante, cerró los puños, y prosiguió su trabajo. – Ríe Banner, tú eres el que ahora está indefenso... Mi momento ha llegado.

- Solo por curiosidad, ¿Con qué me golpeaste? –

- ¿No lo recuerdas? Hace años, durante tu primer enfrentamiento con los 4 Fantásticos te derribe con este mismo rayo.

- Ahora soy más poderoso. Debería haberlo aguantado.

- Ah, doctor Banner, parece mentira... La tecnología ha avanzado rápidamente, mis recursos también.

- Bonito garito, - Dijo Banner mientras intentaba discernir en que tipo de laboratorio se hallaba - ¿Qué hacemos aquí?

- Trabajo. Tenía que terminar unos asuntos que dejé inacabados, y pensé que por amor a los viejos tiempos podría matar dos pájaros de un tiro. Fui yo el que te envió el mensaje que te hizo venir aquí.

- ¡Caramba! ¡Ahora sí que me has sorprendido, Karl! – No dejaba de intentar forzar sus ataduras. – ¿Desde cuando tienes acceso a los códigos que utilizaste para llamar mi atención? – Dijo evitando mencionar a El Panteón.

- ¿Los del Panteón? Yo también tengo mis recursos... – Y se detuvo un instante - ¡Je! No eres el único al que invitan a unirse a organizaciones supersofisticadas. Recuerda que fui capaz de infiltrarme en la base del general Ross y ascender hasta el puesto de tu asistente sin que seguridad hallase una sombra de duda en mi historial.

- Sí. Luego la cagaste perdiendo tu cartera.- Dijo en tono provocativo - Mi amigo Rick Jones la encontró ¡y en ella iban incluidas tus credenciales como miembro del servicio de espionaje soviético! ¡Ja! ¡Menudo espía...!

- ¡Basta! - Gritó Kort – ¡Sabes muy bien que fuiste tú el que colocaste esa documentación en mi cartera!

- ¿Yo? – Contestó Banner con incredulidad.

- ¡Sí! ¡Tú! ¿Quién sino? Cualquier otro en la base me hubiera denunciado a seguridad. De alguna manera en tu identidad de Hulk debiste descubrir mis secretos, e incapaz de revelarlos sin desvelar tu doble vida, introdujiste la documentación en mi cartera. ¡Era tu ayudante de laboratorio! ¡Tenías acceso a mi bata y a mi taquilla!

Banner le miró asombrado. Permaneció callado durante unos segundos y estalló en una sonora carcajada.

- ¡JA,JA,JA,JA,JA,JA,JA! ¿De... de verdad te crees eso, Karl?

- Escúchame monstruo, ¿crees que sería tan estúpido para infiltrarme en una base militar enemiga llevando documentos que delatasen mi identidad? – Dijo Kort totalmente serio. Banner calló. Kort se dio la vuelta para seguir trabajando.

Hulk redobló sus esfuerzos por liberarse, pero fueron inútiles. Kort había medido bien sus fuerzas. Lógico, llevaba años esperando este momento, nunca fue un estúpido, era su asistente. La mente de Banner daba vueltas a las últimas palabras de su antiguo ayudante. Finalmente habló.

- Escucha Karl. Supongamos que el mundo te ha tomado por estúpido estos últimos años. Aun así, yo no fui el que te colocó esa documentación...

- Entonces, ¿Quién?

- No lo se... - - Pero de verdad, no fui yo. Lo hiciste bien, mientras trabajamos juntos nunca llegué a tener la más mínima sospecha de tu doble juego. – Bruce vio como el espía regresaba hacia él con algo parecido a un casco en sus manos. - ¿Qué es eso camarada? ¿Una olla a presión? -

- Bromea viejo amigo. Este casco se llama Psi-Fón. – Dijo Kort mientras cubría la cabeza esmeralda de su cautivo con el artefacto. - ¿recuerdas al Gremlin? – continuó hablando - Diseñó un aparato mucho más sofisticado que éste para transplantar los recuerdos de un oficial americano, Glenn Talbot, a uno de sus agentes. Mi Psi-fón, no es tan completo, pero servirá para mi propósito, extraerte algunos conocimientos.

- ¿Conocimientos?

- Todavía no te has enterado... ¿Crees que te he traído aquí buscando venganza? No me extraña, pese a tu intelecto, tu mente es casi tan brutal como tu cuerpo. ¿Te acuerdas del Proyecto 34?

- El trabajo que estábamos realizando juntos para los militares... El que tú, al mismo tiempo, saboteabas...

- Sí, un campo de fuerza basado en energías electromagnéticas capaz de salvaguardar ciudades enteras de ataques nucleares. Como espía lo saboteaba, mientras que como científico desarrollaba y recopilaba la información a tu lado. Guardé toda la información, pero mi captura impidió terminar el trabajo y tú jamás pudiste. Tus múltiples proyectos científicos para el gobierno y las cada vez más incontrolables transformaciones en Hulk te impidieron terminarlo. Pero ahora...

- No sigas, ahora extraerás esos recuerdos con este secador. ¿Para qué?

- Verás doctor... Tras ser capturado por el maldito cuarteto de Reed Richards fui enviado a prisión y allí permanecí una temporada hasta que un acuerdo entre Soviéticos y americanos me dejó en libertad. Con mi reputación como espía arruinada, nadie quería sabe nada de mí, sin embargo mis especialidades científicas todavía podían ser útiles. Fui contratado por una empresa interesada en mis conocimientos de robótica...

- Me estás durmiendo Karl, aligera...

-¡ Bip, BiP, BIP! Una señal de aviso les interrumpió.

- ¡Ah, ahí está! Observa, Banner mi prodigiosa creación.

La luz del sol del desierto irrumpió en el laboratorio subterráneo de Kort cuando unas gigantescas compuertas se abrieron para dejar pasar al interior del laboratorio secreto la ingente mole robótica de Tomazooma.


William Talltrees perdió la noción del tiempo, y no supo donde o cuando se hallaba cuando las luces de las hogueras comenzaron a encenderse en torno a él.

- ¡DESPIERTA HIJO DEL LOBO! – Dijo una voz atronadora. Impulsado como un resorte, el cheyenne se incorporó. Curioso, pensó Lobo Rojo, ya no sentía ningún dolor. Miró a su alrededor. Pese a la tenue luz de las hogueras, fuera del círculo que estas formaban, todo era oscuridad.

- ¿Quién está ahí? – y escudriñó la oscuridad sin éxito. Sus agudizados sentidos presentían un gran poder a su alrededor, pero no podía ubicar su localización exacta. Adoptando una postura desafiante gritó. - ¡Muéstrate!

- DEMUESTRAS GRAN VALOR PARA SER UN SIMPLE MORTAL – Dijo otra voz.

- POR ESO FUE ELEGÍDO POR NUESTRO HERMANO.- Comentó otra.

- EFECTIVAMENTE. POR ESO FUE NOMBRADO MI CAMPEÓN EN EL MUNDO DE LOS MORTALES, Y AHORA... SI ACEPTA, TAMBIÉN EL VUESTRO. Y una figura humana, ataviada con adornos y vestimentas nativo americanas, comenzó a hacerse visible de los pies a la cabeza hasta poder mostrar a la luz una cabeza lupina.

- ¿Owayodata? – Dijo el guerrero al reconocer al inmortal que le había inspirado. La intensidad de las llamas de las hogueras no aumentaba, y sin embargo Lobo Rojo comenzó a distinguir lentamente las siluetas inmóviles de los acompañantes de su tótem espiritual. – ¡Son... son



- ¡TE HALLAS ANTE LOS ANASAZI! EL PANTEÓN DE DIVINIDADES QUE ANTAÑO TU PUEBLO ADORÓ - Las llamas crecieron para iluminar a la figura que había hablado. Sobre su cabeza vestía un penacho con infinitas plumas que caían por su espalda hasta llegar al suelo tal y como solo podía corresponder al más bravo y experimentado jefe del pueblo piel roja. Su rostro serio estaba poblado por arrugas que reflejaban más su edad, que su inmensa sabiduría. y sin embargo todo él irradiaba una aura de poder y confianza como Lobo Rojo jamás había conocido. Solo podía ser...

- Manitú... – murmuró el joven piel roja

- ¡SIMPLE MORTAL, AGACHA LA CABEZA Y MUESTRA RESPETO A TUS SUPERIORES, ESTÁS ANTE MANABOZHO [10] , EL SEÑOR DE SHIPOLO, Y SUS HIJOS PREDILECTOS. Volvió a decir la voz atronadora. La figura de Hotamintanio, el dios de la guerra cheyenne, a quien los navajos llamaron Thobadzistshin, salió ahora a la luz.

- HERMANO – Habló Owayodata – TE RECUERDO QUE ESTE NO ES UN MORTAL MÁS, ES UNO DE LOS POCOS QUE YA HA DEMOSTRADO TENER VALOR PARA REPRESENTARNOS E INCLUSO PARA HACERNOS FRENTE, COMO TU BIEN SABES.

William Talltrees recordó la ocasión en la que Nanabozho el intrigante, hermano de Manitú, se conjuró con el dios de la guerra Hotamintanio, y Calumet, el árbitro de la batalla, para vengar el exterminio del pueblo piel roja a manos de los rostros pálidos, ante la oposición de Owayodata, y cómo él, con la ayuda del Doctor Extraño y el navajo Cuervo Negro les combatieron hasta hacerles ver que el exterminio de un pueblo no devolvería la grandeza del otro ya desaparecido [11] . Tomó aliento y se atrevió a preguntar.

- ¿Qué queréis de mí? – preguntó el bravo cheyenne.

- POR TUS SERVICIOS A MI HIJO NAYENEZGHANI, AL QUE EL PUEBLO CHEYENNE CONOCE COMO OWAYODATA, EL DE LA CABEZA DE LOBO, TE HEMOS ELEGIDO COMO NUESTRO CAMPEÓN EN EL MUNDO DE LOS MORTALES

Los ojos del mortal se abrieron intrigados, ¿campeón? ¿Campeón para qué?, consideró la manera más respetuosa de formular su pregunta, pero no tuvo tiempo...

- ESCUCHA LOS TAMBORES, JOVEN TALLTREES – Dijo Owayodata.

- ¿Tambores? ¿Qué tambores? – Y entonces sus oídos sintonizaron con un lejano redoble del que no se había percatado, y de alguna manera, su mente escuchó.

El hombre reina donde antaño reinaron Ellos, pero pronto Ellos reinaran donde ahora reina el hombre. Tras el invierno viene el verano, y tras el verano viene el invierno... esperan pacientes y confiados pues saben que volverán a reinar sobre la Tierra.

- EL VIENTO TRAE EL SONIDO DE LOS TAMBORES DE GUERRA, UNA GUERRA QUE AFECTARÁ A TODOS LOS PLANOS DE LA EXISTENCIA, UNA GUERRA DONDE HOMBRES Y DIOSES DEBERÁN LUCHAR HOMBRO CON HOMBRO PARA DECIDIR EL DESTINO DEL UNIVERSO. ¿SERÁS NUESTRO CAMPEÓN, JOVEN GUERRERO? - Inquirió Manitú.

A Lobo Rojo tan solo le bastó un cruce de miradas con su tótem espiritual para aceptar la responsabilidad que se le iba a exigir.

- Acepto, ¿qué es lo que esperáis de...

- ¡REGRESA AL PLANO MORTAL Y BUSCA ALIADOS QUE SIRVAN PARA HACER FRENTE A LOS OSCUROS DÍAS QUE SE ACERCAN.

- ¿Aliados? ¿Qué tipo de aliados? – Gritó mientras el resplandor de las hogueras a su alrededor comenzaba a disminuir y los dioses desaparecían.

- TÚ ERES EL MÁS PREPARADO DE NUESTROS HIJOS, TÚ TIENES NUESTRA CONFIANZA PARA ELEGIRLOS – fueron las últimas palabras que oyó antes de quedarse solo.

Y William Talltrees se encontró flotando en el éter rumbo hacia...

De improviso el sol del desierto deslumbró al representante de Owayodata en la tierra. Sus ojos no tardaron en acostumbrarse a la luminosidad, se hallaba de nuevo en la tierra, no muy lejos del lugar de donde los Anasazi le habían rescatado. No hacía falta ser un experto rastreador para ver que los inmortales le habían colocado sobre la pista del robot que estaba persiguiendo. Las pisadas del coloso artificial dejaban un rastro que hubiera sido fácil de seguir incluso por el más inexperto de los rostro pálidos. Con su vitalidad y resistencia renovadas, y su pequeño arsenal mágicamente renovado, Lobo Rojo inició la caza.

Tras veinte minutos de marcha por las arenas del desierto el joven cheyenne alcanzó una zona rocosa y escarpada donde el rastro parecía perderse. En breves segundos inspeccionó el terreno con su penetrante mirada, hallando restos de roca rayada por metal, su olfato supo discernir el olor a ozono proveniente de la maquinaria en movimiento, y ya más cerca, sus agudos oídos se percataron del leve zumbido de máquinas enterradas bajo el suelo. – Desde luego, no es el metro - Se dijo asimismo y sonrió sorprendido por este reflejo desenterrado de su vida en la gran ciudad. Una breve pero exhaustiva búsqueda le permitió hallar un orificio disimulado en la roca. A simple vista podría ser la madriguera de un animal del desierto, pero arrastrándose a cuatro patas por ella encontró las rejillas disimuladas de un conducto de ventilación. Mientras descendía por el hueco escuchaba las voces que procedían del lugar hacia el que se dirigía, sobre todo la voz del doctor Karl Kort.


- ¡Es cierto! ¡Yo cree a Tomazooma, el Tótem que camina! La Red Star Oil, una petrolífera perteneciente al bloque soviético, me contrató para crear un robot más sofisticado que el que conociste, ahora con la forma de una criatura perteneciente a la mitología de la tribu Keewazi. Pretendíamos explotar las supersticiones de los indios para arrebatarles la riqueza de sus tierras, pero de nuevo los Cuatro Fantásticos derrotaron a mi creación. No mucho tiempo después la URSS se disolvió y la Red Star fue absorbida por la multinacional capitalista americana ROXXON OIL.

Desde el conducto de ventilación, Lobo Rojo pudo observar como en el interior del laboratorio se hallaba Tomazooma inmóvil, su parlanchín creador, y para su sorpresa, la figura esmeralda del increíble Hulk sujeto contra todo pronóstico, y con un extraño casco conectado a su cabeza. Kort no cesaba de hablar con tono triunfante.

- Rehice mi vida, antiguos camaradas contactaron conmigo y me ofrecieron la ocasión de redimirme, de volver a trabajar por una causa común y de recuperar mi autoestima. Pese a ello, nadie en el KOLJOS creyó jamás mi versión sobre la documentación que me delató ante ti y el maldito cuarteto fantástico. Mis actuales compañeros evitan el tema, me miran con condescendencia, e incluso alguno se burla.

- Has mencionado... el KOLJOS. ¿Qué es? – Interrumpió Hulk.

Kort se mordió la lengua.

- Puede que haya hablado demasiado Banner, pero me da igual, ya tengo lo que necesitaba. Mi robot, cuyo control pude recuperar después de que ROXXON arrebatara sus restos a los Keewazi y lo reconstruyera en una de sus naves industriales, y la información sacada de tu mente acerca del Proyecto 34. Di adiós al mundo Bruce... – Y lentamente apuntó el cañón de su rifle atómico hacia el pecho del Increíble Hulk.

Fue entonces cuando para sorpresa del antiguo espía científico, el cheyenne expectante saltó al interior del laboratorio. Lobo Rojo armado con su bastón de combate en un brazo, y su afilado tomahawk en el otro cayó al suelo del local, y usó el impulso de su rebote para catapultarse sobre Kort. El sorprendido soviet no pudo evitar la embestida, y el disparo de su arma, desviado, impactó contra la maquinaria que cubría las paredes del laboratorio secreto. Chispas y luces de todos los colores inundaron la sala. El tomahawk de Lobo Rojo segó en dos el arma de Kort, lo que involuntariamente causó otro pequeño estallido que separó a los dos contendientes. Gateando, Kort intentó alcanzar una salida, pero el bravo piel roja cayó sobre él de nuevo, y sujetando firme su bastón con las dos manos lo colocó bajo la mandíbula del villano al que arrinconó contra la pared, presionando contra la garganta, le miró a los ojos amenazador.

- Te burlaste de las creencias de mis hermanos... – Dijo en un susurro casi animal - Creaste esa aberración. – y miró hacia donde estaba el robot inmóvil.


Pero el robot no se hallaba en su sitio, sino que se había activado automáticamente y se dirigía hacia el piel roja en defensa de su creador. Talltrees a duras penas logró esquivar el puño de la criatura, sin embargo se vio obligado a soltar a su presa, que de nuevo buscó la salida.

Robot y piel roja iniciaron una danza frenética por el laboratorio que comenzaba a ser pasto de las llamas. Los rayos de fuerza que brotaban de los ojos del Tomazooma artificial no hacían sino aumentar todavía más el caos en el subterráneo. Lobo Rojo logró clavar certeramente dos flechas en los ojos del falso tótem, y de ellos comenzaron a saltar chispas. Fue entonces cuando el joven cheyenne oyó un grito que le heló la sangre.

- ¡¡¡YEARRGHHH!!! – La colosal figura del increíble Hulk se debatía entre espasmos horribles mientras miles de voltios recorrían el casco mental sujeto a su cabeza, finalmente, la cerradura electrónica que sellaba sus sujeciones de adamantium se sobrecargó y quedó libre. En un acceso de furia sus poderosas manos desgajaron el casco de su cabeza como quien monda una naranja. Sus ojos inyectados en sangre reflejaban una rabia pocas veces vista antes. En su brutal mente solo había una idea, aplastar al causante de tanto dolor. Clavando los dedos en el suelo de roca, Hulk levantó un gigantesco peñasco sobre sus hombros.

- ¡¡HULK APLASTARÁ AL HOMBRECILLO ROJO!! – rugió.

Para desgracia de William Talltrees, en su estado mental actual, el Goliat verde no sabía distinguir entre el color de la ideología de Kort, y el color de la piel del cheyenne.

Sin tiempo para pensar Lobo Rojo arrojó con toda su fuerza su bastón de batalla contra el peñasco que Hulk sostenía sobre su cabeza. La roca se agrietó con el impacto y partida en mil pedazos se derrumbó sobre el enfurecido gigante. Hulk avanzó hacia el cheyenne pero este saltó ágilmente sobre su cabeza y se colocó tras él.

No era la primera vez que Lobo Rojo hacía frente a Hulk. Ya en una ocasión cuando el gigante verde fue poseído por el malévolo Corruptor, Talltrees, junto a otros héroes de la zona de Nuevo Méjico intentaron detenerle. Entonces Hulk se deshizo del ataque de Lobo Rojo y su mascota con un simple movimiento de hombros. Los Rangers, como luego se llamaron sus aliados, casi no lo cuentan [12] . Ahora ni siquiera contaba con su mascota a su lado... Aliados, recordó las palabras de los Anasazi, al tiempo que un poderoso puño esmeralda enviaba ondas de shock a través del suelo tras golpearlo con dureza. Aprovechó el impacto para impulsarse hacia el conducto de ventilación del techo por el que había llegado. Entonces se fijó en Tomazooma. Las flechas que bloqueaban sus ojos se hicieron añicos ante la siguiente descarga óptica.

Tomazooma vio entonces a Hulk y el coloso se fijó en el robot. De algún modo, en su subconsciente, el gigante esmeralda relacionó al tótem que camina con el ser que le había dañado, y se lanzó rugiendo contra él. El ser artificial no tuvo ninguna oportunidad contra el monstruo de piel verde. Poderosos puños de jade golpearon una y otra vez al metálico ser abollando su coraza y rompiendo sus sistemas. Desde su puesto de observación Lobo Rojo observó como el falso Tomazooma era desguazado por la furia incontenible de uno de los mortales más poderosos de la tierra. Durante minutos el elegido de Owayodata observó el furioso martilleo al que eran sometidos los restos, cada vez más irreconocibles, del robot. Finalmente llegó la calma y el silencio. El coloso esmeralda permanecía de pie sobre los machacados restos metálicos, mientras que solo se oía el crepitar de las llamas alrededor. Lobo Rojo calculó cual sería su siguiente movimiento, ¿Debía salir al exterior por el conducto del aire? ¿O intentar razonar con el monstruo, ahora que parecía más calmado? La voz del coloso le sacó de dudas.

- Tranquilo último mohicano, puedes bajar. – Dijo Hulk mientras se crujía los nudillos. – Vuelvo a estar controlado.

- ¿Recuerdas lo que ha ocurrido? – Preguntó Talltrees mientras saltaba al suelo.

- Sí. Como en un sueño. Pero sí. Kort iba a disparar su fusil nuclear contra mí y tu desviaste el disparo. Me salvaste. Te debo una. – Dijo extendiéndole la mano.

Lobo Rojo recordó las palabras de los Dioses. "BUSCA ALIADOS QUE SIRVAN PARA HACER FRENTE A LOS OSCUROS DÍAS QUE SE ACERCAN". Y aceptó la mano tendida.

- Me la cobraré. – Contestó mirando con profundidad a los ojos del goliat verde.

El doctor Banner captó la mirada y el tono de voz del hombre ataviado con pieles de lobo, y supo que sin duda en algún momento Lobo Rojo recurriría a él.


Sin rastro del doctor Kort y tras comprobar que su laboratorio y el robot Tomazooma habían quedado completamente inutilizados, los dos héroes partieron por caminos separados. Hulk regresó al punto donde un vehículo le transportaría al Edificio Tempo. Lobo Rojo caminó por el desierto hasta regresar a la estación de servicio donde Hulk se había enfrentado a los Forzadores. Mientras buscaba monedas en el compartimento de su carcaj para telefonear a Wyatt Wingfoot, se le cayó una tarjeta que días atrás le había dado Edwin Jarvis, el mayordomo de los Vengadores.

- Este carnet no le hace miembro del grupo señor Lobo Rojo, pero le servirá para acceder como invitado a la mansión, solicitar ayuda a la Fundación María Stark en cualquiera de sus sucursales mundiales, e incluso identificarse ante las autoridades como un aliado del equipo.

Jugueteó con la tarjeta en su mano. - Aliado del equipo -. Murmuró. Sonrió y volvió a pensar en los Anasazi y su profecía.


El doctor Karl Kort volaba a bordo de su transporte personal hacia la cubierta del Potemkim V. No había recuperado a Tomazooma, pero al menos se lo había arrebatado a ROXXON. Recibió un mensaje de sus aliados de EL KOLJOS, un comando dirigido por el coronel Azknar había penetrado en ROXXON borrando todo vestigio de la existencia del robot. Los capitalistas serían pues incapaces de reconstruir su creación, y si lo hacían no sería siguiendo sus diseños. Por desgracia la intervención de Lobo Rojo le impidió adquirir los conocimientos de Bruce Banner acerca del Proyecto 34, no obstante los científicos de El KOLJOS con tiempo podrán rellenar las lagunas. Le preocupaba una cosa... Banner parecía sincero en lo referente a su implicación en su caída como espía. Si los americanos no habían sido... ¿A quién beneficiaba su detención? ¿Un grupo de espías rivales? ¿Alguno de sus camaradas? ¿Quién ascendió para ocupar su puesto? Aterrizó sobre la Potemkim V, y se dirigió hacia sus aposentos. Tenía tanto en lo que pensar...

FIN


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MARVEL SPOTLIGHT te permitirá jugar con personajes “cogidos” por otros autores y que tienen serie propia en Action Tales. Tan sólo tienes que seguir unas sencillas reglas:
1. HISTORIAS QUE NO REQUIERAN CONTINUIDAD.: Historias icónicas, que el lector no tenga que leerse nada de antemano para entenderla. Tu historia debe de respetar la continuidad del universo Marvel y de Action Tales. Esto no es un “What if?”, las historias deben de estar integradas en el Universo Marvel y deben de poder leerse por separado.
2. DIFERENTES PERSONAJES EN DIFERENTES EPOCAS: Pues eso, se puede escribir historias ambientadas en cualquier época del universo Marvel sobre cualquier personaje o grupo (héroes, secundarios o villanos). Puedes escribir historias ambientadas en la actualidad o en la época en la que Capitán América luchaba en la II Guerra Mundial, Lobezno trabajaba para el gobierno canadiense, los Vengadores Costa Oeste aún continuaban en activo o Hulka era miembro de los 4 Fantásticos… Tú imaginación pone el límite. Sólo recuerda, las historias deben de ser icónicas, sin continuidad por lo que recomendaría encarecidamente que no estuvieran ligadas a “eventos” concretos.
3. NÚMEROS AUTOCONCLUSIVOS: Para favorecer la variedad de la serie, las historias deberán de ser autoconclusivas o como mucho, arcos arguméntales de DOS números. Si tu historia requiere más espacio, lo mejor es que le dediques una miniserie fuera de esta serie.

Referencias:
1 .- El KOLJOS es una organización formada por antiguos agentes comunistas leales a la desaparecida Unión Soviética que recorren el mundo reclamando la tecnología que les perteneció. Debutaron aquí, en ACTION TALES, en Los Vengadores 2-4
2 .- En original Wrecker. Sin relación con otros personajes llamados igual
3 .- Tal y como Lee y Kirby lo narraron en Fantastic Four 12 (Marzo 63).
4 .- Hacen referencia al enfrentamiento entre Hulk y la Abominación que tuvo lugar en Los Defensores 12. Aquí en Action Tales
5 .- SHIELD les dejó en Nuevo México en La Visión 7
6 .- Como vimos en la serie de La Visión, aquí en Action Tales, SHIELD contrató a los Forzadores para investigar al Hombre Montaña, aunque solamente Fancy Dan lo sabe. Dan además aspiraba a un puesto de instructor de combate en SHIELD.
7 .- Banner, en su identidad de Hulk, vio a los Forzadores combatir a Spiderman en Amazing Spiderman 14
8 .- Todo se vio sucesivamente en La Visión 4-7, aquí en Action Tales
9 .- Fantastic Four 80, Nov-68
10 .- Manabozho es el nombre Algonquino del ser que popularmente conocemos como Manitú. Manitú en realidad es el título que ostenta el cabeza de panteón
11 .- Doctor Extraño (Vol.3) 25 (Enero 1991)
12 .- ¿Alguien recuerda Incredible Hulk 265 (Nov-1981)?

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