Héroes de Alquiler nº02

Título: Regreso al Negocio (II)
Autor: Raúl Montesdeoca
Portada: Antonio Rojo/ Color: Roberto Cruz
Publicado en: Febrero 2013 

Los Héroes de Alquiler tratan de averiguar si confían en el nuevo Tigre Blanco y reclutan a la Gata Negra, mientras se enfrentan a la amenaza que supone la organización criminal Hydra.

Si necesitas un héroe, y puedes pagarlos, llámalos, por un precio justo, solucionarán tus problemas e impartirán justicia
Stan Lee y Action Tales presentan:
Creado por Chris Claremont & John Byrne


Oficina de Nightwing Restorations


Danny Rand observaba como Tigre Blanco meditaba, había estado buscando la ocasión para hablar con él a solas y esta parecía una oportunidad estupenda.

- ¿No te quitas la máscara para meditar? –preguntó para iniciar la conversación

- No hay motivo para ello, Héctor Ayala ya no tiene nada. Por eso cuando los amuletos volvieron a mí supe que tenía que volver a ser el Tigre Blanco, para dar un propósito a mi vida vacía.

Puño de Hierro recordó el desgraciado episodio que había sufrido Héctor Ayala en el que el villano Light Master mató a toda su familia cuando consiguió averiguar su identidad secreta, Héctor se derrumbó y renunció a su identidad enmascarada, se marchó a California a buscar una nueva vida, Danny incluso creía recordar que Héctor había conocido una chica pero aquí estaba de nuevo, portando los amuletos del tigre de jade, un objeto capaz de crear portales a la dimensión de Kun Lun. Ya no sería necesario esperar siete años para regresar al único lugar del mundo que podía llamar hogar.


- ¿Cómo es que los amuletos volvieron a ti?

- Una mañana tenía un paquete en mi buzón de correos y al abrirlo allí estaban.

- Son unos objetos muy poderosos, nunca antes te había visto invocar al tigre blanco de Kun Lun.

- Busqué ayuda profesional, fui a visitar al Hermano Vudú y él me enseñó algunas cosas sobre los amuletos.

- ¿Sabes cómo crear un portal a Kun Lun?

- Ese es un ritual complicado que dudo pudiese hacer yo sólo, de todas maneras no sé si eso sería una buena idea viendo como intentaste atar a Kun Lun la eterna a esta dimensión por tus deseos egoístas. –y por primera vez en la conversación Tigre Blanco abandonó su inmóvil postura de meditación y giró la cabeza para mirar a Puño de Hierro


Danny no supo que responder, bajó la mirada y casi agradeció la llegada de Colleen Wing y Luke Cage que aparecían en aquellos momentos.

- La Gata Negra ha encontrado el barco con las armas. –dijo la samurái

- Ahora solo hay que ir allí y machacar unos cuantos cráneos. –añadió Luke

- De eso nada –se quejaba Colleen-, primero iremos a recoger a Misty a los laboratorios de Empresas Stark, al parecer están terminando de reparar los daños de su brazo biónico, y ya luego veremos que se hace.



Puerto de Newark, Nueva York

En el tejado de una de las muchas naves industriales que conforman la zona portuaria la Gata Negra vigilaba atentamente desde una distancia prudencial el carguero Gotterdamerung siguiendo las órdenes que había recibido de Misty Knight, ya se había introducido en el barco y había comprobado que el cargamento de armas que buscaban se hallaba en el interior. Algo sucedía a bordo tal y como podía observar a través de sus pequeños y potentes binoculares, era el momento de informar.

- Empieza la fiesta, están descargando la mercancía. -informó a través del intercomunicador

- Que nadie abandone su puesto, -se oyó la voz de Misty Knight-, dejaremos que sigan con su trabajo y que lleven las armas al almacén, una vez allí, continuaremos con la vigilancia para tratar de atraparles en el momento de la venta, así pillaremos a los que venden y a los que compran.

- Y de paso nos enfrentaremos al doble de enemigos por el mismo precio. –esta vez fue la voz de

Luke Cage la que sonó a través del intercomunicador

- ¿Te supone eso algún problema? –preguntó la Gata Negra

- Al contrario, lo estoy deseando. –respondió Cage
 
Luke Cage, Danny Rand y Héctor Ayala vestían monos de trabajo de estibadores y simulaban ser trabajadores de los muelles pero no perdían ojo de cualquier movimiento que pudiera sufrir la carga que vigilaban. Misty y Colleen esperaban en su coche deportivo al pie de la atalaya que la Gata Negra había elegido para vigilar la zona desde las alturas. El tiempo pasaba lentamente, por fin terminaron las labores de descarga de la mercancía y las enormes cajas que componían el cargamento fueron apiladas en un almacén cercano dentro de la propia zona del puerto. Los trabajadores se retiraron una vez terminada su labor y todo volvió a quedar en silencio. El sol se ponía ya y la noche empezaba a extender su oscuro manto sobre la ciudad.

- Atención, movimiento. Se acerca un camión. –avisó Gata Negra desde su puesto de observación

Un enorme camión apareció desde el sur en dirección al almacén que vigilaban los Héroes de Alquiler, al llegar a su altura se detuvo.

- Ya están aquí, todos en marcha. –dijo Misty

La Gata Negra se dejó caer desde el tejado grácilmente y de dos ágiles saltos sobre montones de cajas apiladas cayó en el asiento trasero del coche donde la esperaban Misty y Colleen, el potente motor del deportivo rugió y el vehículo empezó a tomar velocidad.
Cage, Danny y Héctor se deshicieron de los monos de trabajo y se pertrecharon para la ocasión pasando a sus identidades heróicas Powerman, Puño de Hierro y Tigre Blanco. El camión se detuvo, alguien bajó de la cabina del camión y se dirigió a la parte trasera para abrir la puerta del contenedor del que salieron casi una decena de hombres, iban vestidos de negro aunque sobre la ropa llevaban zonas cubiertas por una armadura de color verde y su casco se asemejaba a una cabeza de serpiente. Según bajaban del camión se desplegaban como una unidad militar bien entrenada para tener cubierto cualquier imprevisto, cuando pudieron ver a uno de ellos de frente pudieron distinguir que llevaban en el pecho el anagrama de una estilizada cabeza de serpiente de color rojo.
- Ya sabemos quiénes son los compradores, son esos asquerosos racistas de los Hijos de la Serpiente. –dijo Luke Cage

No obtuvo respuesta de ninguna de las chicas por el intercomunicador pero tampoco hizo falta porque apenas segundos después pudo ver como el coche que ocupaban se acercaba a toda velocidad hacia la puerta del almacén. Los Hijos de la Serpiente ya preparaban sus armas para detener a aquellas intrusas, con la atención puesta en la espectacular entrada de las chicas no prestaron atención a Powerman, Puño de Hierro y Tigre Blanco que no perdieron la oportunidad de aprovechar aquella ventaja. Se lanzaron a toda carrera para impedir que el grupo de serpientes trataran de parapetarse tras el camión para cubrirse del asalto frontal.

El deportivo conducido por Colleen Wing se acercaba peligrosamente al lugar mientras Gata Negra de un grácil y elegante salto pasaba del asiento trasero al capó del coche cayendo de pie como el animal del que tomaba su nombre de guerra, Misty Knight abrió fuego de cobertura para impedir la reacción de los hombres armados. Cuando Colleen clavó los frenos a escasos distancia de donde se hallaban los Hijos de la Serpiente, la Gata Negra aprovechó la inercia que la lanzaba hacia adelante para añadir el impulso a su propio salto y girar en el aire para caer sobre el plexo solar de uno de ellos, la fuerza del impacto lanzó al desafortunado de espaldas contra el pavimento y el golpe fue brutal, estaba fuera de combate. Gata Negra volvió a caer sobre sus pies como si de un único movimiento se tratara, agazapada sobre sus manos y piernas miró al resto de los serpientes y con una sonrisa desafiante en sus rojos labios añadió.

- Miau.

Viendo que no las tenían todas consigo trataron de buscar refugio tras el camión pero los dos primeros se toparon de bruces con Luke Cage que les agarró a un tiempo y con su increíble fuerza los hizo chocar el uno contra el otro enviándolos a la inconsciencia en cuestión de segundos. Tigre Blanco y Luke Cage también cayeron sobre ellos derribando a unos cuantos al suelo, no estaban fuera de combate pero tampoco podían usar sus armas. Como era previsible, estando rodeados y sin posibilidad de buscar cobertura los Hijos de la Serpiente fueron derrotados en apenas poco más de un minuto.

- Me encanta que los planes salgan bien. –dijo Luke que aun agarraba los cuerpos inconscientes de dos de los serpientes en sus brazos

Misty Knight añadió.

- Ha sido demasiado fácil, al menos ya sabemos quiénes eran los compradores, ahora solo nos queda saber quién es el que vende.

Las miradas de todos se dirigieron hacia el almacén junto al que había aparcado el camión que venía a recoger las armas, así que dentro debía de haber alguien y era extremadamente sospechoso que nadie hubiese salido del interior. Si bien el asalto de los Héroes de Alquiler había sido rápido y muy efectivo ni de lejos había sido silencioso, tenían que haberles oído a la fuerza.

De repente la enorme puerta metálica que guardaba la entrada al almacén pareció saltar sobre ellos, alguien desde dentro la había hecho saltar de sus goznes y la había lanzado contra los héroes…o quizás sería mejor decir que algo lo había hecho.

- Eso nos podría dar una pista de quienes son los vendedores. –dijo Puño de Hierro con cierta ironía

En la entrada se podía distinguir entre el humo y el polvo levantado una silueta metálica de más de ocho pies de altura. Era un Dreadnought, los temibles robots de combate de HYDRA que habían puesto en apuros a gente como Iron Man y los propios Vengadores. Un peso pesado que por las miradas de algunos de los héroes podría ser demasiado para ellos, quizás habían mordido más de lo que podían tragar. Pero no había tiempo para lamentaciones porque el Dreadnought no estaba dispuesto a darlo. De sus ojos salieron sendos rayos de energía que impactaron contra Luke Cage, el insoportable calor hizo que su camisa fuese consumida por las llamas y de su propia piel salía humo debido a la elevada temperatura, a pesar de su piel invulnerable Luke Cage sintió el impacto, le había pillado por sorpresa y debía tener cuidado de que no volviese a hacerlo, no podría resistir otro impacto como aquel o quizás sí pero lo que tenía absolutamente claro es que no podría resistir dos más, y si él no podía aguantarlo sus compañeros que no tenían su piel blindada no tendrían oportunidad alguna si eran alcanzados por aquellos rayos mortales o por cualquiera de las otras muchas armas que aquellos engendros mecánicos portaban.

Sin un instante de vacilación Gata Negra cargó contra la mole metálica lanzando su mejor patada voladora y concentrando toda su fuerza en el golpe, de nada sirvió, ni siquiera consiguió arañar la pintura del enorme constructo. De todos modos contaba con ello, su intención no era dañar al robot sino ponerse en su línea de tiro. Misty Knight cambió su cargador por otro con balas antiblindaje y lo vació sobre el Dreadnought causando algún daño aquí y allá pero apenas unos desconchones en su armadura que ni mucho menos iban a detenerlo. Colleen que aun seguía en el interior del coche metió la marcha atrás y se alejó de la escena para sorpresa de sus aliados.

Tigre Blanco trató de derribarlo consciente de que no podría dañar a aquella máquina asesina pensando que al menos trataría de retrasarla o inmovilizarla pero golpear al Dreadnought era como golpear a una montaña. Puño de Hierro concentraba todo su chi en su puño que comenzaba a brillar, iba a necesitar todo lo que pudiese dar para acabar con aquel montón de tuercas sobrealimentado.

El Dreadnought volvió a disparar sus rayos por segunda vez intentando acertar a Gata Negra que era la que tenía justo delante pero incomprensiblemente falló su disparo, la tenía a bocajarro y era poco menos que imposible fallar un tiro como aquel pero el caso es que lo había hecho, la proverbial mala suerte de los gatos negros había cumplido su cometido, pero el Dreadnought era la máquina definitiva de combate, no iba a cometer dos veces el mismo error.

Luke Cage cargó con todas sus fuerzas contra uno de los flancos del robot, el impacto resonó como si un gigantesco herrero golpease una pieza metálica, el Dreadnought perdió pie con el impacto y cayó al suelo cuan largo era pero el daño recibido había sido mínimo, igualmente eran unos segundos de ventaja para el grupo mientras el robot recobraba pie. Misty Knight ya iba por su tercer cargador de balas antiblindaje y no paraba de disparar contra la máquina pero no dejaban de ser como picaduras de mosquito para aquel coloso de metal. Gata Negra trataba de encontrar algún punto débil en la estructura robótica donde sus garras pudiesen causar algún daño pero el blindaje parecía impenetrable.

El hueco metálico que simulaba la boca de aquel monstruo metálico se abrió y un gas empezó a surgir del orificio, de inmediato la temperatura empezó a bajar de manera drástica, la Gata Negra empezó a notar cómo se formaba escarcha sobre su uniforme y sabiamente se alejó del radio de acción de aquella nube de gas congelante que no paraba de crecer hasta que llegó a envolver a Powerman, Puño de Hierro y Misty Knight, no así a Tigre Blanco que consiguió alejarse de la nube lo suficiente.

Luke Cage empezaba a acusar el castigo recibido, apenas unos segundos atrás su cuerpo ardía por la radiación de los rayos que le habían impactado y ahora se enfrentaba a temperaturas muy por debajo de cero, incluso con su invulnerabilidad el enorme castigo recibido empezaba a causar efecto, casi sin aliento buscó a Puño de Hierro.

- Acaba con él, no sé cuanto más voy a poder resistir.

El puño de Daniel Rand brillaba como un faro en la noche pues tal era la cantidad de energía chi acumulada que lo convertía en algo casi incandescente. Puño de Hierro concentró toda su energía en dar el siguiente golpe tratando de ignorar el frío que le atenazaba los músculos mientras el Dreadnought aun estaba en el suelo. Su puño atravesó la armadura del robot y las lentes que simulaban sus ojos perdieron su color rojizo y se apagaron.

- Buff, ha sido duro. –fue lo único que acertó a decir Puño de Hierro que se había quedado sin aliento

La alegría duró poco, los ojos del Dreadnought volvieron a iluminarse y desde el suelo dio un manotazo a Puño de Hierro que salió volando varios metros y cayó como un fardo contra el suelo, había gastado toda su energía en su último golpe y se encontraba en pie por mera tozudez así que el impacto lo derribó sin miramiento alguno y quedó inmóvil sobre el frío suelo.

El desánimo empezaba a hacer mella en los Héroes de Alquiler, nada de lo que hacían parecía detener a aquella temible máquina de combate y miraban impasibles como el enorme robot volvía a tratar de ponerse en pie sin que ninguno de ellos pudiese hacer nada por impedirlo. De pronto un sonido les sacó de su ensimismamiento, era el claxon del deportivo que conducía Colleen que se acercaba de nuevo a una velocidad endiablada en curso de colisión contra el Dreadnought y no tenía aspecto de que la bella mujer samurái tuviese intenciones de frenar, cuando apenas quedaban seis metros para alcanzar su objetivo Colleen Wing saltó desde el asiento del conductor y rodó por el suelo para aminorar el impacto. El deportivo siguió el rumbo previsto y se estrelló con toda la inercia acumulada, el impacto fue atronador y la onda expansiva de la explosión que se produjo envió al suelo a todos los que se encontraban alrededor. El robot y los restos del coche eran invisibles dentro de la enorme bola de humo y fuego que se generó, todos esperaron con el alma en vilo hasta ver si algo se movía en aquel infierno temiéndose lo peor vista la resistencia que había demostrado aquella máquina pero los segundos pasaban y nada se movía.

Al fin habían conseguido parar al Dreadnought, Puño de Hierro había caído y Misty Knight se encontraba a su lado.

- Solo está inconsciente. –dijo Misty para su propia tranquilidad y la del resto del equipo tras observar a Puño de Hierro

- Se pondrá bien –dijo Powerman-, seguro que ya estará haciendo sus abracadabras de artes marciales para curarse. Casi es mejor así porque cuando Danny se entere de la factura que va a tener que pagar por el coche es probable que vuelva a desmayarse.

Aunque trataba de aparentar normalidad Powerman había recibido un severo castigo al igual que Misty Knight a quién la nube congelante había pillado de lleno.

De entre las sombras del hueco que había dejado la desencajada puerta del almacén podían entrever un grupo que se acercaba a ellos desde el interior del almacén, aun no se les distinguía bien, apenas sus siluetas, parecían ser un grupo numeroso, una decena aproximadamente. Una estilizada silueta femenina les precedía, fue su voz la que les llegó incluso antes de que pudiesen distinguir de quién se trataba. Era una voz algo ronca y sensual pero con tono de autoridad.

- Ha sido increíble, no creí que fueseis capaces de derrotar al Dreadnought. Nos vendrá muy bien tener a gente como vosotros de nuestro lado.

Los músculos de Tigre Blanco se tensaron bajo su uniforme.

- Yo…yo, conozco esa voz. –apenas acertaba a decir

Finalmente un haz de luz reveló la identidad de la dueña de la voz al acercarse esta hasta la entrada del almacén, era Madame Hydra, llevaba su ajustado uniforme verde y se cubría con una capa pero lo que más llamaba la atención era la extraña corona que cubría su cabeza. Estaba acompañada de una unidad de élite de los mejores guardias que Hydra podía ofrecer.

- Querida, lo único nuestro que vas a tener son unos bonitos arañazos en tu cara. –dijo la Gata Negra

Tigre Blanco parecía estar paralizado.

- No, no, otra vez no. –repetía una y otra vez casi más para sí mismo que para el resto

Un circulo de luz se formó a su alrededor y aunque su máscara impedía ver la expresión de su rostro se podía intuir por su lenguaje corporal que aquello también era una sorpresa para él mismo. Tigre Blanco desapareció instantes después.

La Gata Negra y Colleen Wing se lanzaron a la carga a por Madame Hydra y sus esbirros, aunque estos no hicieron el menor amago de protegerse o de prepararse para el choque, cuando quedaban apenas unos pasos para el encontronazo Madame Hydra se limitó a extender su brazo presentando la palma de su mano a sus adversarios y gritó.

- ¡Deteneos!

Las dos mujeres se detuvieron al instante obligadas por la orden de Madame Hydra, era muy extraño, sabían que no debían obedecerla pero algo las empujaba a hacerlo, una voluntad muy superior a las de ellas, una voluntad que no parecía siquiera ser humana, era como estar prisioneras en sus propios cuerpos, no tenían ninguna opción que no fuese obedecer lo que Madame Hydra dijese. El resto del grupo, incluido Puño de Hierro que eligió un muy mal momento para volver a la consciencia empezaron también a sentir los hipnóticos efectos de la voz de Madame Hydra, también conocida como Víbora.

- Vuestra voluntad es ahora mía, no podéis desobedecerme. Pues mío es ahora el poder de La Corona Serpiente.

Ahora se fijaron más detenidamente en la Corona que portaba la líder de Hydra, parecía estar formada por varias serpientes entrelazadas entre sí y que formaban un círculo y aunque cuando la mirabas no se movía parecía dar la impresión de algo vivo, como si se moviese justo cuando no mirabas, era un artefacto de mucho poder.

Los Héroes de Alquiler trataban con todas sus fuerzas de resistir pero las palabras de Madame Hydra eran ciertas para su desgracia, la voluntad tras la Corona Serpiente no era humana, era Set, el dios serpiente primigenio. Y un humano no podía esperar enfrentarse en un duelo de voluntades con un dios y salir victorioso. Así que aunque en su conciencia el acto les resultara repugnante cada uno de ellos alzó sus brazos extendidos al cielo y con los puños cerrados imitando el saludo de la organización terrorista gritaron todos a una.

- ¡Hail Hydra!

Madame Hydra miró complacida la escena.

- Vosotros sois los afortunados, los primeros del ejército que hará lo que nadie se ha atrevido a hacer hasta ahora. Eliminar el crimen organizado de esta ciudad.

Hizo una pequeña pausa para saborear su victoria y continuó hablando.

- A veces la vida puede ser una perra muy irónica, ahora acabaréis lo que antes nos impedisteis conseguir. Quiero la cabeza de Cabeza de Martillo en una bandeja. Y quiero de vuelta a vuestro amigo el Tigre Blanco, parece que tiene habilidades que no conocía y que podrían resultarme sumamente útiles.

Powerman respondió.

- Así se hará.

Y algo se revolvió en la pequeña parte de su conciencia que aun no pertenecía a Madame Hydra cuando pronunció, casi escupió, aquellas palabras.


Dimensión de Kun Lun

Héctor Ayala se hallaba en alguna parte, quizás fuese más correcto decir en ninguna parte. Todo era de una blancura cegadora, quizás era nieve lo que cubría el suelo y una gran capa de nubes blancas impedía ver el azul que había detrás. Era posible.

Lo que parecía ser una fina pero intensa lluvia de copos de nieve caía del cielo e impedía ver poco más allá del alcance de su mano, de entre la cortina de nieve pareció dibujarse una silueta cuadrúpeda y aunque aun no llegaba a distinguir a la criatura Héctor se relajó, la presencia le era muy familiar, el espíritu del tigre blanco de Kun Lun, la fuerza que otorgaba los poderes a los amuletos de Jade. Héctor lo conocía bien, habían tenido una larga relación y no siempre había sido en buenos términos.

El tigre blanco de Kun Lun era un poderoso espíritu de dicha dimensión, una fuerza de la naturaleza que en tiempos ancestrales había sido tan o más poderoso que el dragón Shou Lao, pero los hombres eligieron el camino de Shou Lao, la magia, dejando atrás el Viejo Orden de veneración a los elementos naturales. Perdió poder frente al gran dragón pero no desapareció, mientras Shou Lao se hacía fuerte en la ciudad eterna de Kun Lun el tigre blanco lo hacía en los espacios naturales donde era el depredador supremo, hasta los más expertos luchadores de Kun Lun evitan pasar noches en el exterior por temor a que la mala fortuna les ponga en el camino del tigre blanco de Kun Lun. Pero el tigre no mata por placer, mata porque ha de hacerlo pues así está establecido en las leyes de la naturaleza.

Durante mucho tiempo el tigre blanco esperó y aprendió, supo de la existencia de otras dimensiones y supo también que el Dragón Shou Lao trasmitía su esencia a los humanos para que actuasen en su nombre, ahí estaba la clave. Él buscaría a su propio avatar y les enseñaría el camino del tigre. Y así fue como creó los amuletos del Tigre de Jade transmitiéndoles parte de su propia esencia, pero hasta ahora nunca había funcionado bien.

Primero fueron los Hijos del Tigre, un grupo multirracial de artistas marciales que no habían sabido o no habían podido aguantar la presión de ser sus avatares y habían acabado enfrentándose los unos a los otros y deshaciéndose de los amuletos del Tigre de Jade, que poco después fueron encontrados por Héctor Ayala, él era el adecuado. Durante un tiempo la relación entre Héctor y el tigre blanco había sido perfecta, Héctor se había convertido en el avatar que el tigre deseaba y este a cambio aumentaba las habilidades del huésped a límites más allá de lo humano, pero no funcionó. A pesar de que Héctor parecía ser capaz de lidiar con las tres partes del amuleto él solo, empezó a depender del poder del tigre blanco, se convirtió casi en un adicto lo que en principio había gustado al tigre blanco porque eso le permitía controlar en su totalidad a su avatar sin tener que luchar contra su parte humana, pero al final su avatar se rompió.

Cuando la familia de Héctor fue asesinada por Lightmaster todo se acabó, renunció a los amuletos y se marchó a California, incluso conoció a una buena chica llamada Holly y por una época pensó que tendría una segunda oportunidad, pero se asustó. Salió huyendo, no estaba dispuesto a pasar dos veces por un dolor tan desgarrador como el que había sufrido, así que lo mejor sería no forjar vínculos que le hiciesen ser débil de nuevo.
Ahora es cuando verdaderamente estaba preparado para ser el avatar del tigre blanco, y éste sabía que esta vez no debía cometer los errores del pasado, la relación debería ser de confianza y no una imposición, Héctor tenía que llevar a cabo la misión del tigre blanco porque estuviese convencido de querer hacerlo y no porque le obligasen, el tigre al fin entendía que al igual que en la naturaleza lo que tenía que prevalecer era el equilibrio entre los dos seres que compartirían el mismo cuerpo y Héctor debía entenderlo también.

Le había traído a Kun Lun para evitar que su mente fuese dominada una segunda vez por la Corona Serpiente, el tigre blanco valora y se enorgullece de su libertad e independencia, ahora los dos estaban juntos en esto, y si la mente de Héctor caía en poder de la Corona la del tigre también. El artefacto es un objeto peligroso y de haber estado su mente más tiempo controlada por la voluntad tras la Corona, que no es otra que la del mismo dios serpiente Set, habría acabado averiguando como viajar a voluntad entre la Tierra y la dimensión de Kun Lun.

Kun Lun es un puente entre dimensiones, puente que podría ser usado para llegar hasta la Tierra que es el único objetivo con el que fue construído la Corona Serpiente, promover y preparar el regreso de Set. Eso debía ser evitado a cualquier coste.

Finalmente la silueta se abrió paso entre la nieve y Héctor pudo ver en toda su magnificencia al espíritu del tigre blanco, era todo lo que un tigre debería ser, una versión perfecta e idealizada del felino del que tomaba su nombre.

Sus miradas se cruzaron y no hizo falta más comunicación, en un solo instante los dos lo supieron todo el uno del otro y tras un asentimiento mutuo la visión de Héctor se hizo borrosa y pareció sumirse en la negrura.

Poco después se despertó en un callejón rodeado de basura y con el cuerpo dolorido tras el último combate con el Dreadnought.

- Bueno, al menos estoy en Nueva York otra vez. -dijo mientras trataba de ponerse en pie



Base secreta de Hydra, Nueva York

Madame Hydra pensaba en Tigre Blanco, en como aquellos amuletos de jade habían brillado antes de desaparecer transportado a Kun Lun y pensaba también en cómo demonios sabía esas cosas. Había algo en la Corona que no terminaba de gustarle pero estaba siendo tremendamente útil para conseguir sus objetivos que no eran otros que sembrar el caos y el pánico para minar la autoridad del gobierno de los Estados Unidos, ante la falta de seguridad muchos estarían dispuestos a renunciar a su libertad y allí estarían ella e Hydra para hacerse cargo de todo en cuanto el momento fuese el propicio. Podía verlo y casi sentirlo, uno de los méritos de su nueva adquisición es que por alguna razón le permitía ver con más claridad el largo plazo y como cada acción influía con sus consecuencias en el desarrollo de eventos futuros, lo veía con una claridad sobrecogedora.

La señal de alarma la devolvió al mundo real, buscó con la mirada a uno de los técnicos que estaba en los controles de seguridad que se afanaba por buscar la causa que había puesto en marcha la señal de alarma.

- Alguien ha penetrado nuestras defensas, ha sido en la puerta tres.


Víbora lo miró con odio en los ojos.

- ¿Y a qué esperas para mandar una escuadra de seguridad, a una invitación?

El joven técnico se afanaba en dar aviso al jefe de seguridad para que enviase un contingente a detener a aquel loco que había osado invadir una base de Hydra. A un tiempo revisaba las cámaras de circuito cerrado para tratar de determinar quién era el incursor pero se movía en los ángulos muertos y apenas era distinguible su silueta. La escuadra de seguridad localizó al intruso pero a partir de ahí las cosas no fueron como esperaban que fuesen.

Los hombres de la escuadra de seguridad empezaron a caer uno tras otro a pesar de que eran hombres experimentados en combate, el asaltante no parecía usar armas de fuego pero peleaba como un demonio, en un determinado momento de la acción el técnico creyó distinguir quién era.

- Madame Hydra, es Puño de Hierro.

- No seas necio, eso es imposible. Puño de Hierro es nuestro prisionero, ya está aquí.

Madame Hydra se levantó de su sillón de mando y se acercó hasta la consola del técnico para ver la imagen.

- Ese no es Puño de Hierro, no son sus colores, aunque se viste como él. De todas maneras no es importante, aunque no lo sepa a ese desgraciado solo le quedan unos minutos de vida.

Volvió a ocupar su asiento, viendo como peleaba aquel sujeto sabía que los guardias de seguridad no iban a impedir que llegase a donde quisiese llegar, que si no se equivocaba mucho Madame Hydra creía que era justo donde se encontraba ella. No había problema, le esperaría sentada tranquilamente y acabaría con él, si querías que algo saliese bien lo mejor era hacerlo tú mismo.

Poco después la puerta que daba acceso a la sala de mando caía al suelo, al otro lado se podía ver a una figura vestida al estilo de Puño de Hierro, solo que su ropa era de color púrpura y llevaba colgado al cinto el faldón clásico de Kun Lun en el mismo color y con bordados de oro.

El técnico de Hydra en un patético intento de demostrar su lealtad trató de desenfundar su arma para proteger a su líder pero murió antes de que su mano llegase a tocar el cinturón del que pendía su pistola.

- Tienes diez segundos para convencerme de que no te mate o haga algo peor contigo. -amenazó Madame Hydra

- He venido a unirme a Hydra.

- ¿Quién eres? -exigió Víbora una respuesta con tono nada cortés

- Soy Davos, la Serpiente de Acero. Hijo de Lei Kung el Atronador, Señor de Kun Lun y soy en justicia el verdadero receptor del poder del puño de hierro.

Una sensación agradable recorrió la espina dorsal de Madame Hydra al oir las palabras “Señor de Kun Lun” y por algún motivo que no alcanzaba a comprender eso le provocó un escalofrío.

- He oído que andas metido con Zodíaco, ¿Qué buscas aquí y qué tienes para ofrecerme?

- Esto no tiene que ver con Zodíaco, es algo personal. Entrégame a Puño de Hierro, entonces me uniré a Hydra y te abriré las puertas de Kun Lun de par en par. El destruyó mi familia una vez, ahora yo destruiré la suya y a todo lo que le importa.

Madame Hydra meditó la oferta durante unos pocos segundos y respondió.

- Bienvenido a Hydra, Serpiente de Acero.

Continuará…


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