Los Campeones nº03

Título: La Cacería (I)
Autor: Miguel A. Naharro
Portada: Israel Huertas
Publicado en: Febrero 2013

¡Nueva saga! Los Campeones acuden a Italia, en post de una amenaza de origen divino, cuando se topan con el regreso de ¡¡La Brigada de Demolición!! y pronto descubrirán que no será algo sencillo detenerles...
“Reunidos por el señor de Asgard para proteger a los mortales ¡Red Norvell! ¡La eterna Sersi! ¡Ulik el Troll! ¡Horus, dios-halcón! ¡Skurge el Verdugo! ¡Ares, dios de la guerra! ¡Tarene, doncella del trueno! ¡Silverclaw, semi-diosa azteca! ¡Porque el mundo sigue necesitando Campeones!”
Stan Lee y Action Tales presentan
Creado por Miguel Ángel Naharro



Milán, Italia
Red Norvell miraba a un lado y a otro, rodeando de gente que se movía de un lado a otro de las calles como si fuesen hormigas en un hormiguero, mirando los escaparates de las tiendas que poblaban la avenida. Tiendas de moda, joyerías, lujosos restaurantes, y era hora punta.

Gracias a una ilusión creada por el poder de la eterna Sersi, Norvell, que se hallaba acompañado de Horus, Ulik el Troll, Ares, Skurge y Tarene, todos quienes les miraban, sólo veían a personas normales y corrientes.

Norvell enfurruñado y con el ceño fruncido se volvió hacía Horus, que aparentaba un egipcio de mediana edad.

— ¿Estas seguro de que tu oráculo nunca se equivoca? Llevamos aquí un buen rato, y no parece que vaya a aparecer ningún peligro.

Acudieron a la ciudad italiana al captar una inminente amenaza de origen divino en ese lugar.

Horus negó con la cabeza.

—La paciencia es una gran virtud. —comentó Horus.

Norvell maldijo entre dientes.

—Y es una virtud de la que no ando sobrado… ¿y dónde demonios se ha metido Sersi?

Ares observó con gesto severo y resopló.

—Esto es una completa pérdida de tiempo… Cada vez veo que fue un error unirme a este grupo de perdedores.

Tarene le fulminó con la mirada.

—Sin duda, alguien te debe enseñar algo de humildad, dios de la guerra.

El dios olímpico estalló a reír a carcajadas.

— ¿Y una niña me va a dar lecciones? ¿Sabes realmente con quien tratas, muchacha?

Skurge no dijo nada. Permanecía en completo silencio, agudizando sus sentidos guerreros, para estar preparado para cuando se escuchase la llamada de la batalla.

Ulik se le acercó un vendedor ambulante, intentando colocarle parte de sus accesorios, el troll le soltó un bufido que hizo que el vendedor saliese corriendo, ante la mueca semejante a una sonrisa que se formó en su rostro pétreo.


La hermosa Sersi, salió de una de las tiendas más lujosas de la zona, cargada de cajas de ropa de las más exclusivas marcas para su guardarropa interminable.

— ¿Se puede saber que haces, Sersi? ¡No hemos venido de compras!

La eterna se plantó frente al gigantón de cabellera pelirroja y sonrió divertida.

— ¿Quién dice que no se puede mezclar el placer y el trabajo? Además, me he comprado una lencería muy sexy que quería enseñarte en un pasé privado…

Las mejillas se le enrojecieron ante la insinuación de la mujer, y cuando iba a decir algo, se escucharon unos gritos y una explosión sacudió con fuerza las cercanías, el sonido de las sirenas de la policía se mezclaron con los gritos de pánico de la gente que comenzó a huir.

—Parece que Horus tenía razón, Sersi, devuélvenos nuestro aspecto.

La eterna con un gesto de su mano, hizo que volviesen a lucir sus verdaderas apariencias y con otro hizo desaparecer sus compras en dirección a uno de sus múltiples apartamentos.

El camión blindado saltó por los aires cuando una corpulenta figura acorazada chocó con fuerza contra el mismo, rompiéndolo en dos partes.

—Con más suavidad, amigo, no queremos destruir el dinero ¿verdad? —dijo el Destructor.

Martinete se giró a un coche de policía milanesa que se detuvo ante ellos, saliendo de su interior y apuntándoles con sus pistolas.

—Estáis de broma, ¿no? —dijo divertido Martinete apretando sus puños y avanzando hacia ellos.

Los policías dispararon sin dilación, y las balas impactaron en el torso del villano, que sonrió burlonamente, cuando a continuación, de un solo golpe de su puño, destrozó la parte delantera del vehículo.

La mujer que se hacía llamar Bola de Trueno(1), se percató de dos coches de policía que llegaban, y levantando la gran bola de metal sujeta con una cadena, golpeó el suelo c con fuerza, creando una pequeña onda sísmica que hizo que los dos coches se estrellasen contra unas tiendas cercanas.

El Destructor se encontraba satisfecho. No sabía cómo ni por qué, pero alguien los había liberado de la prisión donde se hallaban tras su enfrentamiento con los Caballeros[2] .

Una figura envuelta en sombras les dejó libres, y aparecieron en este país. Idóneo para campar por sus anchas a su antojo, sin Vengadores, sin Cuatro Fantásticos, ni siquiera Spiderman para que los molestase…

No se dio cuenta de que un objetó voló a gran velocidad contra él, impactando con tal fuerza que lo arrojó contra una fachada cercana.

Era un martillo a dos manos que regresó de inmediato a la mano de su amo.

— ¿Thor? —se preguntó con preocupación Martinete.

Red Norvell les señaló, con el resto de sus compañeros a su lado.


— ¡Deteneos! ¡Somos los Campeones y no dejaremos que hagáis daño a nadie más!

El Destructor se incorporó enfurecido.

— ¿Los Campeones? Por un momento me inquiete pensando que erais los Vengadores, ¡barreremos el suelo con vosotros, fantoches!


Skurge el Verdugo movió su hacha en dirección a la Brigada de Demolición.

— ¡Os conozco! Sois unos meros mortales que conseguisteis poder asgardiano con simples engaños. No sois rivales para nosotros.

— ¡Eso lo veremos!

La voz pertenecía a Bulldozer que como una locomotora desbocada chocó contra Skurge, Tarene y Horus que salieron desperdigados por la potencia del impacto.

El villano acorazado siguió su recorrido, hasta que chocó con fuerza contra un objeto inamovible, que permaneció inalterable. Ulik el troll enseñó los dientes, sujetó con sus enormes manos al villano, levantándolo en el aire y arrojándolo como un proyectil en el aire.

— ¡Tu eres Ulik! ¡Eras enemigo de Thor! ¿Qué haces junto a estos fracasados? —dijo

Martinete arrancando una farola cercana con sus manos desnudas.

— ¿Os consideráis a mi mismo nivel? Idiotas ignorantes, ¡un niño troll os podría derrotar con una sola mano!

Una bola metálica le golpeó por sorpresa por la espalda, haciendo que la inmensa mole del troll de Asgard acabase contra un muro que se derrumbó encima de él.

—Os haremos tragar las palabras. —dijo Bola de Trueno.

Horus desplegó su vuelo y aterrizó delante de la mujer, que se quedó asombrada de ver al hombre-halcón. El dios egipcio miró de frente a su adversaria con su ojo izquierdo y esta quedó completamente paralizada, tal era el poder del dios solar.

— ¿Qué demonios? ¡No puedo moverme! ¿Qué me has hecho?

—La mirada de Horus paraliza a sus enemigos, mujer mortal.

Martinete atacó al dios, usando la farola que había arrancado como arma, le golpeó, aplastándolo contra el suelo y dejándolo aturdido.

— ¿Estas bien? —preguntó Martinete a su compañera, que comenzó a poder moverse de nuevo.

Un rayo de energía se cruzó entre ambos, salido del hacha del verdugo, que con un grito de guerra, se plantó ante ellos y trazó un arco, que rasgó el traje de Martinete y la piel del villano, que hizo brotar la sangre en la herida realizada. Ante la incredulidad del hosco guerrero asgardiano, la herida se cerró, curándose con rapidez

— ¡Sorpresa! —exclamó Martinete lanzándole un tremendo puñetazo contra la mandíbula de Skurge.

Descargó un torrente de golpes a cual más poderoso contra el cuerpo caído del asgardiano, que sorprendido por la fuerza y despliegue de su atacante, se veía desbordado ante el ataque.

Un martillo dorado voló, impactando contra Martinete, derribándole con estrepito.

— ¡Bellacos! ¡Si nos atacas a uno, nos atacas a todos! ¡Tarene, la doncella del trueno os detendrá!

— ¿Se ha vuelto Thor una mujer y no me he enterado? —comentó con una sonrisa mientras se incorporaba Martinete.

El Destructor, ya recuperado, y con su palanca de metal en su mano, caminaba para unirse al combate, cuando se cruzó en su camino Red Norvell.

— ¿Crees que un imitador de pacotilla de Thor me impedirá seguir adelante? —se burló el Destructor con sorna.

Red Norvell hizo una mueca y se encaró a él.

—Si querías cabrearme, destru, lo has conseguido ¡Y vas a pagarlo, pero bien!

El semi-dios levantó su martillo y descargó su mejor golpe contra el Destructor, que increíblemente, apenas se movió por el tremendo y poderoso contacto del martillo Uru a dos manos. Norvell puso cara de estupefacción y abrió mucho la boca.


— ¡Tendrás que hacerlo mucho mejor, melenas! ¡Mucho mejor!

Y ante los ojos de Red, la figura del villano fue agrandándose, incrementándose en masa y brillando con un aura dorada. Podía sentir las oleadas de energía mística que le envolvían por completo.

—No sabéis a que os enfrentáis, idiotas. A cada instante nuestro poder se incrementa ¡Y no podréis detenernos!


La Ciudadela
En las profundidades más grandes y ocultas, en los recovecos y túneles que discurrían en las entrañas bajo la Ciudadela, algo se removió inquieto en la oscuridad. En una tenebrosa catacumba, olvidada por el tiempo, en un altar construido a base de cráneos humanos descansaban unos restos humanoides, con dos alas en los costados. Era un esqueleto de una criatura que llevaba alrededor del cuello una serie de cristales de diferentes colores que comenzaron a brillar con intensidad, iluminando levemente

Los grandes murales de piedra, cubiertos de intrincados grabados y dibujos que mostraban a una criatura monstruosa cazando seres humanos y causando caos y destrucción allá donde pasaba.

Una letanía hizo que una chispa se iniciase, y los restos de removieron, como sacudidos por una descarga eléctrica, y ondas de energía recorrieron los antiguos y milenarios huesos, y allí donde pasaba la luz, comenzaba a suceder algo…

La carne, el cartílago, los músculos, las venas y la piel empezaron a recubrir los pelados huesos hasta formar una poderosa figura que abrió los ojos y movió sus mandíbulas, llenas de colmillos como los de un vampiro, hizo el amago de una dentellada y sus ojos refulgieron con un brillo rojizo y malévolo, y de su garganta inhumana surgió un grito desgarrador y la criatura extendió sus alas, similares a los de un murciélago y poco a poco recordó quien y que era. Eones atrás, fue adorado como un auténtico Dios por diversas y primitivas culturas humanas, si bien, en realidad, era un depredador que se alimentaba de la sangre de los seres vivos. Sus manos, acabadas en largas y afiladas garras, fueron a su cuello, a su colección de cristales, y se dio cuenta de que faltaba uno, y entonces sintió el hambre, pulsante que le dominaba, una sed insaciable de sangre, y podía notar el contacto de una sangre muy especial en el cristal que le faltaba. La sangre de un ser divino, un néctar para un vampiro como él, una delicatesen que no desaprovecharía y que le devolvería a su antigua gloria, ahora que había despertado de su sueño de centurias¡¡nadie podría detener a Rune!!

Continuará…


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Referencias:
1 .- Es la hermana del anterior, ver la miniserie Marvel Knights: Crepúsculo
2 .- En la mencionada miniserie.

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