los 4 Fantásticos nº01

Título: Familia (I)
Autor: Joaquín Sanjuán
Portada: Santiago Ramos
Publicado en: Julio 2013

¡Nueva etapa! Una devastadora explosión azota el Edificio Baxter y Johnny Storm, el único miembro de los Cuatro Fantásticos que no se encontraba allí en ese momento, acude en ayuda de su familia. Sin embargo no encuentra ningún rastro de ellos, y pronto descubre que se encuentran en serios problemas. Solo un nuevo grupo reunido de forma apresurada puede ayudar ahora a los miembros originales desaparecidos, pero ¿Qué ha sido de ellos?
Se enfrentaron a lo desconocido con la cabeza bien alta, y el destino les otorgó poderes increíbles. Y cuando podían haber utilizado esos dones para su propio beneficio, decidieron emplearlos para proteger a toda la Humanidad.Superhéroes, aventureros, exploradores, celebridades públicas, y sobre todo una familia.Reed, Sue, Johnny y Ben, pero para el mundo son...
Creado por Stan Lee y Jack Kirby


—¡Eh, mirad, es Johnny Storm!

Un puñado de jóvenes chicas corrieron emocionadas al encuentro del superhéroe, que en esos momentos llegaba a la puerta del prestigioso restaurante DiRose, en el mismo centro de Manhattan. El Fantástico, elegante y sonriente, se quitó las gafas de sol y saludó a las fans.

—Tendrás que disculparme, suelo causar este efecto en las chicas —comentó casi distraídamente a su acompañante, una exótica mujer de seductoras curvas y... orejas puntiagudas.

—Puedes reservarte eso para tus ligues, a mí no me impresiona —respondió la mujer mientras esbozaba una pícara sonrisa.

—Vamos Namorita, no seas aguafiestas —dijo Johnny, dejando escapar una carcajada.

—Señor Storm, qué sorpresa —saludó el recepcionista del lujoso establecimiento—. No le esperábamos esta noche.

—Ya, lo siento por eso. Ha sido todo un poco improvisado, pero seguro que Rose tiene una mesa para mí, ¿verdad?

—Por... por supuesto, señor Storm. Deme solo un momento —murmuró el hombre antes de desaparecer pasillo adentro, en busca del dueño del local.

—¡Johnny, cásate conmigo! —gritó una entusiasmada muchacha entre el gentío que comenzaba a congregarse frente al restaurante.

—¡No, conmigo! —gritó otra.

—¡Chicas, chicas! ¿No veis que esta noche tengo una cita?

—¡Dame tu autógrafo, por favor! —exclamó una tercera, esquivando al apurado equipo de seguridad de DiRose y corriendo hacia el popular superhéroe.

—Eso sí puedo hacerlo —dijo con una gran sonrisa—. ¿Dónde quieres que te firme?

—¡Aquí! —La joven se subió la camiseta que vestía, en la que podía verse el logo de los Cuatro Fantásticos, y dejó a la vista un sujetador de encaje negro y dos pechos grandes y bien formados, parcialmente ocultos por la prenda.

—Señor Storm, su mesa está preparada —anunció el recepcionista, de nuevo en su puesto—. Si me acompañan les conduciré yo mismo hasta ella.

—Lo siento señoritas, pero tendremos que dejarlo para otra, eh, ocasión —farfulló  la Antorcha Humana, sin poder apartar los ojos de los grandes pechos.

—Llámame —susurró la chica, mientras deslizaba una tarjeta con un número de teléfono en el bolsillo de la camisa de Johnny.

—Sí, por supuesto —el superhéroe consiguió finalmente apartar los ojos de la delantera de su admiradora y miró a Namorita. La atlante reía con tantas ganas que Johnny pronto se contagió, y ambos estallaron en carcajadas mientras seguían al recepcionista.

—Espero que esta mesa sea de su gusto, señor Storm —dijo el recepcionista, señalando uno de los rincones más lujosos del lugar.

—Está genial, muchas gracias —respondió el aludido mientras tendía disimuladamente un billete de cincuenta al hombre—. Vuestro mejor vino tinto, cordero con patatas y verduras y algunos de esos entrantes tan buenos que preparáis. ¿Tú qué quieres, Namorita?

—Pez espada con limón y ensalada de algas —respondió la atlante, mientras se sentaba.

—Estará de inmediato, señor Storm, señorita. Que disfruten de su estancia, si necesitan cualquier cosa no duden en hacérmelo saber.

Dicho esto el hombre se retiró, apresurándose a buscar a uno de los camareros para darle instrucciones.

—¿Traes aquí a todas las chicas, Johnny? —preguntó Namorita, burlona.

—Solo a las especiales —replicó él, guiñándole un ojo.

—Por la barba de Neptuno, deja de tratarme como a una de esas chicas descerebradas con las que sales normalmente
—protestó ella, fingiéndose molesta.

—Lo cierto es que me alegro de que volvamos a salir —confesó el superhéroe—. Aunque nunca dejará de parecerme un poco raro.

—¿Qué tiene de raro?

—Bueno, tú vienes del agua y yo tengo el poder del fuego, ¿cómo podríamos ser más opuestos?

—A veces eso ayuda —observó la mutante de Atlantis—. Dicen que los opuestos se atraen, y en nuestro caso...

Una terrible explosión resonó en el exterior del local, algo sucedía en Manhattan. De inmediato Johnny y Namorita se levantaron de su mesa y corrieron hacia el exterior, donde los viandantes se habían detenido y miraba hacia las alturas boquiabiertos. Una gran nube de humo ascendía desde el Edificio Baxter.

—¡Llamas a mí!

 La Antorcha Humana echó a volar, alentado por los vítores del público, mientras Namorita le seguía de cerca.

—Me gustaba esa camisa —murmuró Johnny lamentándose por la prenda desintegrada, ahora solo vestía el uniforme de los Cuatro Fantásticos que siempre llevaba debajo de la ropa.

—Y además tenía la el número de teléfono de tu admiradora en el bolsillo —añadió Namorita con una carcajada.

—Seguro que Ben ha vuelto a tocar alguna cosa del laboratorio de Reed, la última vez dejó escapar accidentalmente una plaga de  la Zona Negativa y estuvimos dos semanas sin poder entrar al Edificio Baxter, hasta que Reed lo desinfectó todo.

—Espero que no sea nada serio —añadió la mutante.

—No lo creo, Nita —confesó  la Antorcha—. Cuando formas parte de los Cuatro Fantásticos te acabas acostumbrando a las explosiones, los portales dimensionales y cosas por el estilo.

La pareja descendió sobre el tejado del Edificio Baxter, un enorme cráter humeante ocupaba el centro de la terraza.


—Pues parece algo gordo —comentó Nita, asomándose al agujero.
Este descendía a través de todo el edificio, atravesándolo por completo.

—Tengo que comprobar que todos están bien —dijo Johnny, lanzándose a través del orificio—. Ten cuidado, no sé lo que podemos encontrarnos.

Los dos descendieron volando a través de pisos y más pisos, atravesando suelos destrozados. Allá donde mirasen, tan solo veían escombros y ruinas.

—No veo a nadie —dijo Namorita—. Quizás estuviesen fuera cuando ocurrió.

—Maldita sea —farfulló el fantástico mientras tomaba tierra y se apagaba, frente a ellos se encontraba el destrozado laboratorio de Reed Richards—. Creo que la explosión vino de aquí.

—¿Cómo lo sabes?

—Fíjate, los pisos de arriba del laboratorio parecen haber sufrido la explosión desde abajo, y los de abajo desde arriba. De otra cosa no sabré, pero el fuego y las explosiones es lo mío.

La mutante observó los destrozos y advirtió que su compañero tenía razón.

—Dos presencias detectadas. Procediendo a identificación —anunció una voz robótica mientras sendas luces surgidas de las paredes del laboratorio escaneaban a la pareja.

—Presencia uno identificada como Namorita Prentiss, miembro de los Nuevos Guerreros y de la familia real de Atlantis. Nivel de autorización de seguridad: aliado ocasional. No se tomarán medidas.

—¿Aliado ocasional? —murmuró Nita.

—Presencia dos identificada como Johnny Storm, alias  la Antorcha Humana, miembro de los Cuatro Fantásticos. Nivel de autorización: máximo. Bienvenido a casa, señor Storm. De parte del doctor Richards, le ruego que no toque nada durante su estancia en el laboratorio.

—Eh, que el que rompe las cosas es Ben —protestó el aludido.

—No se detectan más presencias en el Edificio Baxter. Procediendo a desconexión.
—¡Un momento, un momento! —Exclamó Johnny—. ¿Dónde están Reed y los demás?

—Datos incompletos.

—Reed Richards, Susan Richards, Benjamin Grimm. Buscar y localizar, extensión: Edificio Baxter —ordenó  la Antorcha Humana, esforzándose por recordar los parámetros de búsqueda que con tanto ahínco le había enseñado su cuñado.

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. No detectados.

—¡Maldita sea! ¿Dónde demonios están los Cuatro Fantásticos?

—¿Qué pasa, Johnny? —preguntó Nita.

—Este maldito trasto no es capaz de localizar a mi hermana y mis amigos.

—¿Has pensado en ampliar la búsqueda? Quizás tampoco estuviesen aquí, como te dije.

—Ordenador, ampliar parámetros de búsqueda. Reed Richards, Susan Richards, Benjamin Grimm. Buscar y localizar, extensión: Manhattan.

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. No detectados.

—¿Puede que estuviesen de viaje? —preguntó Namorita, tratando de aparentar más calma de la que sentía.

—Ordenador, ampliar parámetros de búsqueda. Reed Richards, Susan Richards, Benjamin Grimm. Buscar y localizar, extensión: Estados Unidos. 

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. No detectados.

—¡Maldita sea! —bramó Johnny, propinando una patada a un montón de escombros.

—Tengo una idea —dijo la atlante—. Reed Richards, Susan Richards, Benjamin Grimm. Buscar y localizar, extensión: Edificio Baxter, tiempo: hace una hora.

—Nivel de seguridad insuficiente.

—¡Bien pensado! Ordenador: Reed Richards, Susan Richards, Benjamin Grimm. Buscar y localizar, extensión: Edificio Baxter, tiempo... —Johnny miró a su alrededor en busca de un reloj, hasta que Namorita le señaló el que ella llevaba en la muñeca—. Tiempo: 21 horas y 10 minutos.

—Eso fue hace media hora —observó Nita.

—Será suficiente.

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Detectados. Marcaré sus localizaciones en el panel —anunció el ordenador mientras desplegaba un plano del edificio.

—Estaban aquí mismo —observó Johnny—. Oh, demonios, ¿y mis sobrinos? Espero que estuviesen con la canguro. Ordenador: Valeria Richards, Franklin Richards. Buscar y localizar, extensión: Edificio Baxter, tiempo 21 horas y 10 minutos.

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. Detectados. Marcaré sus localizaciones en el panel —repitió la computadora.

—Estaban en el edificio —obvió Nita con pesar.

—Sí, pero en su cuarto. ¡Puede que sigan aquí! Ordenador: Valeria Richards, Franklin Richards. Buscar y localizar, extensión: Edificio Baxter.

—Escaneando. Escaneando. Escaneando. Escaneando. No detectados.

—Oh, no, Johnny... ¿crees que están...?

—Ni lo digas —interrumpió el aludido—. Además, mira eso: sus habitaciones no se encuentran entra las zonas dañadas del edificio.

—¿Qué significa?

—No tengo ni idea, algo parece haber enviado a otra parte a mi familia. Pero no sé qué, cómo... ni a dónde. —Johnny frunció el ceño, pensativo—. Ordenador, parámetro de seguridad Épsilon 16. Buscar.

—Buscando...

—¿Qué significa eso?

—Que mí cuñado...

—Parámetro de seguridad Épsilon 16 localizado.

—¡Mostrar!

Una pantalla de ordenador se encendió, y Reed Richards apareció en ella.

—Parámetro de seguridad Épsilon 16: teleportación desconocida—dijo Mr. Fantástico.

—¿Es él?

—Una grabación. Es algo así como una visita guiada, va a ayudarnos a localizar el problema —explicó Johnny.

—Ordenador, rastrea y localiza elementos teleportados —ordenó Mr. Fantástico—. Lugar: Edificio Baxter, tiempo...

—20 horas y 10 minutos —completó Johnny Storm.

—Escaneando. Escaneando. Elementos localizados: cinco. Reed Richads, Susan Richards, Franklin Richards, Valeria Richads, Benjamin Grimm.

—Bien pensado, cerebrito —dijo  la Antorcha Humana.

—Ordenador, rastrea y localiza fuente de origen de la teleportación.

—Origen: laboratorio.

—Ordenador, rastrea y localiza fuente de destino de la teleportación.

—Destino: Líneas temporales varias.

—¿Qué narices significa eso? —protestó Johnny.

—Parámetro de seguridad Épsilon 16: teleportación desconocida—repitió la grabación de Mr. Fantástico, solo que se trataba de una nueva grabación. En esta el científico vestía una bata blanca sobre el uniforme y lucía barba de tres días—. A juzgar por los resultados detectados por el ordenador, tenemos problemas. Ignoro quién ha conseguido escapar de la teleportación, pero evidentemente si estáis viendo esto es porque yo no lo he conseguido. Escuchad atentamente: el portal que me permite acceder a otras líneas alternativas de tiempo se ha colapsado, ignoro por qué motivo...

—Seguro que lo tocó Ben —murmuró Johnny.


—...pero es necesario actuar deprisa. Un fallo así habrá atravesado un número indefinido de líneas temporales alternativas en unos pocos segundos, y si hemos sido varios los afectados por la teleportación, es probable que hayamos terminado en distintos mundos alternativos.
Un panel de la pared se abrió, dejando a la vista cuatro brazaletes y un maletín metálico.

—Ordenador: cargar en los brazaletes las direcciones de las líneas temporales alternativas visitadas a causa de la explosión. Bien, escuchad: solo hay una forma de encontrar y rescatar a los que hayamos caído en la madeja eterna de realidades. Esos brazaletes permitirán a sus usuarios viajar a través de ellas, solo es necesario dar la orden y la clave para saltar al siguiente mundo. Pero no debéis perderlos, porque de lo contrario quedaríais atrapados en el mundo en el que os encontréis. Respecto al maletín, contiene brazaletes con la dirección de nuestra propia línea temporal, servirán para enviar de vuelta a los extraviados. Contiene seis, sed cuidadosos con ellos. Una vez tengáis puestos los brazaletes podréis iniciar el viaje con las siguientes instrucciones: Orden tempus fugit, clave Franklin-Valeria. Mucha suerte.

—Brazaletes cargados —anunció el ordenador.

—Parece que me voy de viaje —dijo Johnny Storm mientras se ponía uno de los artefactos—. Espero que no te importe que dejemos nuestra cita para otra ocasión.

—Déjate de tonterías y pásame uno de esos brazaletes, no puedes hacer esto solo —replicó Nita, guiñando un ojo a su amigo—. Con el resto de tu grupo fuera, necesitarás algo de ayuda.

—Gracias, Namorita. Ojalá hubiese tiempo de reunir a un equipo de emergencia.

—Protocolo equipo de emergencia activado. Rastreando aliados en Manhattan —informó el ordenador—. Rastreando... rastreando...

—¡Eh! ¿Quién te ha dicho que...?

—Localizada aliada, nombre: Hulka. Procedo a mostrar localización en el panel.

—Diablos...
—murmuró Johnny, observando la pantalla—. Nos vendría bien su ayuda.

—¡Iré a buscarla, no tardaré mucho! —anunció Nita, elevándose en el aire y desapareciendo a través del gran agujero que recorría todo el Edificio Baxter.

—¿Por qué me da la sensación de que nadie me hace caso? —gimió  la Antorcha Humana—. Bueno, veamos: tenemos cuatro brazaletes, si Hulka viene seremos tres... sigue habiendo un sitio disponible. ¿A quién podría avisar, que fuese capaz de llegar hasta aquí con la suficiente rapidez?

—¡Johnny, ya estamos aquí! —exclamó Namorita cuando regresó al laboratorio, con Hulka a cuestas.

—¡Nita me ha dicho lo que ha pasado! ¡Puedes contar conmigo para traer a Ben y a los demás de vuelta! —anunció la guerrera gamma.

—¡Fantástico! ¡Entonces ya estamos los cuatro! —dijo  la Antorcha Humana, entusiasmado.

—¿Cuatro? —preguntaron al mismo tiempo Jennifer y Nita.

—¿Cómo me queda el uniforme, Johnny? Oh, hola, no os había oído llegar —dijo la inhumana Crystal, surgiendo de detrás de un panel.
Las tres mujeres se quedaron mirándose, a cual más sorprendida.

—Estás increíble, Crys. Jen, Nita, os he preparado esto. Reed construyó una máquina capaz de fabricar trajes en minutos, espero que os gusten —explicó mientras tendía dos uniformes nuevos a sus compañeras.

—Veo que también te has hecho uno nuevo para ti —observó Hulka—. Uno rojo fuego.

—Vestíos y poneos los brazaletes —pidió la Antorcha Humana—. Hay que ponerse en marcha.
Las dos mujeres cogieron sus respectivos atuendos y se refugiaron tras el panel que había utilizado la inhumana.

—¿Cómo has llegado tan rápido, Crystal? —preguntó Namorita desde detrás

—Cuando Johnny me avisó de que necesitaba ayuda para encontrar a los demás, me teletransporté aquí con Mandíbulas.

—Adoro a ese perro —confesó el improvisado nuevo líder de los Cuatro Fantásticos—. Es una pena que no podamos llevarlo con nosotros.

—Cuando quieras, jefe —dijo Hulka, también con su nuevo traje.

La mujer lucía un uniforme muy similar al suyo púrpura tradicional, pero con el símbolo de los Cuatro Fantásticos en el pecho, y Nita un conjunto de dos piezas oscuras y azul mar. Crystal, por su parte, lucía su característico color amarillo, mientras que  la Antorcha Humana sacaba músculo, admirando su nuevo traje de color rojo.

—Bien, allá vamos —informó cuando comprobó que todas tenían sus brazaletes colocados, y él mismo sostenía el maletín con las piezas que permitirían regresar a sus compañeros—. Orden: tempus fugit; clave: Franklin-Valeria. Activar.

Un zumbido se extendió por todo el laboratorio y un estallido de luz envolvió a los nuevos Cuatro Fantásticos. Cuando se dispersó, el Edificio Baxter estaba desierto.

Continuará….
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