Elseworlds Supergirl nº15

Titulo: Los pesares de Linda Kent
Autor: David Guirado
Portada: Daniel Medina
Publicado en: Febrero 2015

Su reciene aventura interdimensional, el conocer a otros seres como ella, ha causado un gran impacto en Linda. ¿Podrá ahora regresar a su "anodina" vida en Smallville? ¡David Guirado y su serie regresan a Tierra-53!!
 Enviada a la Tierra para escapar de un holocausto que destruiría su hogar, la joven Kara Zor-El fue encontrada por los Kent y acogida como su propia hija. Enfrentada al secreto de su origen, su vida está ahora en una encrucijada que decidirá su destino. ¡Es el inicio de la leyenda!

Será mejor que no hagas mucho ruido. Linda Kent esta tumbada en su cama, bien tapada con una sabana que le resguarda del frio. Necesita reposo tras sus últimas aventuras interdimensionales.

¿No te lo crees? Pues Linda si que considera que se lo merece. Por azares del destino viajó a otro universo, uno en el que no existían personas con poderes. El único vigilante del que se conocía existencia era un joven que se vestía de murciélago humano(1). Pero eso no quita que los problemas dejasen de llamar a su puerta y acabo envuelta e inmersa en una peculiar aventura.

Pero ahora en estos momentos eso no importa, pues ahora ella sólo quiere pegar una cabezada que le ayude a reposar y a reponer fuerzas. Por eso ahora la jovencita está descansando. Apoyando la cabeza en la almohada y bien estirada en su cama, la mente de Linda se retrotrae hacia el pasado. ¿Cuánto tiempo hace que la chica no podía descansar bien? ¿Desde cuándo no ha podido disfrutar de un merecido reposo?

Quizás desde que sabe la verdad, una verdad que hasta la fecha le había esquivado: que no es una chica cualquiera, sino una alienígena proveniente de Krypton. La última hija de un mundo que ya no existe. La última descendiente de una raza extinta. La última de su estirpe. La maldición de ser la última de su clase se ve a duras penas intentando ser compensada por una serie de asombrosas habilidades.

Supervelocidad. Vuelo. Superfuerza. Superaliento. Nada de eso podría llegar a compensar la añoranza de un mundo que ni siquiera Linda llegó a conocer, antes de que este se extinguiese. Ninguna de esas facultades es fruto de la ensoñación de la muchacha, sino que esos poderes son reales. Pero esa realidad no niega la otra que está viviendo, la realidad en la que ella es la última de su especie.

Si ninguno de sus poderes puede compensar a Linda por ese pesar, ¿qué es lo que lo hace? ¿Se trata de sus padres adoptivos? ¿Se trata de Jonathan y Martha Kent? Esa pareja que la acogió siendo apenas un bebe y la crió como si fuese una niña de su propia carne y sangre. Jamás le ha faltado afecto y cariño proveniente de los Kent. Con esas cartas sobre la mesa, parece evidente que uno se sentiría inclinado a decir que se encuentra arropada y consolada por el amor de sus padres adoptivos ¿no es cierto?

Aunque no cabe duda que el amor que siente por Lana Lang es una variable muy importante en su vida. Siempre había sido una constante en la vida de Linda, ya que si había alguien en quien confiar, esa era Lana. No cabía duda de que mientras crecían ella era su mejor amiga, su compañera de juegos y confidencias. Entre ellas existía un lazo muy íntimo y profundo.

Pero había algo más, muchísimo más. La relación entre las dos chicas había evolucionado, crecido y se había convertido en algo más. Había nacido un sentimiento maravilloso entre ambas chicas. El amor fraternal se había ido modificando con el paso del tiempo y se había metamorfoseado en otra clase de amor, el que alguien siente por su pareja. Las chicas habían dado rienda suelta a sus instintos y sentimientos, iniciando una relación(2).

Si, no cabía duda alguna de que la relación entre ambas era una parte muy importante en la vida de Linda Kent. Pero aún había más, sí señor. Lana Lang no había sido la única amiga de Linda, había otra parte del triangulo que completaba su entorno. Y ese vértice era Pete Ross.

Pete, quien tantas veces les había hecho reír. Pete, quien siempre había compartido su risa con sus mejores amigas. Pete, quien no dudaba en ayudarlas en lo que fuera necesario. Pete, quien había sido traicionado por las dos chicas.

Pero todavía no ha llegado aún el momento de hablar de ello, puesto que ahora Linda está soñando, tratando de descansar y quiere poder reposar tranquila, sin alterarse y disfrutar de un sueño reparador. Ahora la chica quiere pensar en cosas que la tranquilicen.

Un ejemplo de eso sería Abin Sur. El “Extraño”, como ella lo llamaba, había velado por la seguridad y el bienestar de Linda desde que ella era una recién nacida. Aún más, últimamente se había convertido en su mentor y la estaba instruyendo, había proporcionado a la chica un uniforme de entrenamiento muy semejante al de los Green Lanterns, cuerpo de policías intergalácticos al que Abin pertenece. Pese a cierto halo de misterio y aparente frialdad, pronto le quedo claro a Linda el que Abin siempre estará allí para ella y que le preocupa de corazón su seguridad y su bienestar.

Verdaderamente Linda Kent tenía un buen surtido de gente que se preocupaba por ella. Por ello la jovencita de acero podía sentirse segura y protegida y podía descansar en paz, se sentiría inclinado a pensar cualquiera.

Sin embargo, eso no es del todo cierto, ya que el sueño de Linda estaba siendo algo inquieto. La chica no podía descansar bien del todo y su cuerpo dormido no cesaba de moverse inquieto. Linda estaba cambiando de postura constantemente, no llegando a poder descansar plenamente.

¿A qué puede ser debido, si la chica estaba rodeada de personas que la quieren y, como propina, se ha visto recompensada con una serie de habilidades extraordinarias? ¿Acaso es por lo que he comentado anteriormente de que se trata de la última hija de una raza ya extinguida?

No, pese a que se trata de un tema que podría ser motivo de angustia, ella evita pensar en ese tema, debido a que tiene gente a su alrededor que la quiere y se preocupa por ella. Ese asunto ya ha quedado claro y más que demostrado.

Entonces, ¿qué preocupa a Linda Kent? ¿Qué le impide descansar con tranquilidad? Existe la posibilidad de que se trate de la serie de enemigos con los que tiene que combatir. La Kryptonita, un meteorito verde proveniente de un planeta que ya no existe. El único recuerdo que tiene Linda de su mundo de origen son unos trozos de piedra que le pueden llegar a matar, además de provocar un efecto extraordinario a los seres humanos. Pueden proporcionar poderes.

Linda ya había combatido a una serie de individuos que habían obtenido sus habilidades de la Kryptonita, pero la jovencita de acero, nuestra heroína, los había derrotado a todos(3). Aún más, había encontrado un par de aliados y amigos entre la gente que había entrando en contacto con la piedra verde, como era el caso de Joe Bendis y de Samantha Winters(4).

Además, algo tan burdo como una serie de oponentes a los que tenía que combatir con tal de cumplir esa noble idea de hacer el bien, no era una cosa que llegaba a perturbar a Linda Kent.

La pregunta sigue flotando en el aire. ¿Qué es lo que impide descansar tranquilamente a Linda? El que las cosas se estén quebrando con la gente que quiere. Es algo lento, pero a ojos de la chica, la cosa se acerca inexorablemente a un punto de ruptura.


Todo empezó al regresar a su Tierra, tras su periplo en "Tierra-5"(1). La despedida con Joe Bendis fue totalmente cordial y muy amigable. Incluso el chico le había prometido que guardaría su secreto y se habían prometido mutuamente mantener el contacto. Además, la idea de que Abin se ocupe también del entrenamiento de Joe Bendis y de su amiga Samantha Winters de paso, pronto iba a materializarse. Era un pensamientos que se estaba formando en la mente de la chica sólo eran una conjetura, pero estaba cobrando mucha fuerza.

El asunto se empezó a gestar en el momento en que Linda volvió tras su aventura a la granja de los Kent, sus padres adoptivos. La chica estaba decidida a no tener secretos con sus padres y les contó los motivos de su ausencia, por unas largas horas, de Smallville.

Por increíble que les resultará la historia con ese Batman, de otra Tierra diferente a la suya sus padres la creyeron. Al fin y al cabo, ¿era esa narración mucho más increíble que la de un matrimonio que se encuentra un bebe alienígena?

Los Kent se alegraron mucho de que todo se resolviera de manera afortunada y de que Linda no resultase herida de gravedad. Pero la chica notó algo. Una cosa que le reconcome mucho. Sus padres estaban felices de que su hija hubiese regresado sana y salva, pero no pudo evitar darse cuenta de unos claros gestos de preocupación en el rostro de los Kent.

Por mucho que intentasen disimularlo, era innegable que sus padres estaban aterrados de que ella se embarcase en una serie de asuntos tan peligrosos que implicasen arriesgar su vida a diario combatiendo a seres con podres o incluso a hacer cosas tan descabelladas como viajar a otros universos.

Jugarse la vida era decisión de Linda y sus padres adoptivos intentaban respetar los deseos de la jovencita de acero, pero no podían evitar sentirse muy preocupados por el bienestar y la seguridad de la muchacha. Era algo innato de ella, aunque debido a la educación.

Podían tratar de disimularlo, pero Linda se daba cuenta de la preocupación de sus padres. Miedo a que ella resultase gravemente herida o muerta en una de sus aventuras. Miedo a perder al centro de sus vidas.

Partiendo de la base de que ella no cesaría nunca en su empeño por ayudar a los demás, era un hecho palpable el que si Linda era adecuadamente entrenada por Abin Sur, disminuiría ese riesgo a ser herida. Si se formaba de una manera eficaz, las posibilidades de acabar malherida quedarían notablemente reducidas.

Si Samantha Winters iba a obrar de un modo similar e iba a emplear sus poderes para hacer el bien, la chica requeriría también de un entrenamiento similar para lograr una mayor eficiencia a la hora de lograr sus objetivos. Así que un paso lógico es proponerle a Abin Sur, su adorado “Extraño, que incluya a Samantha en sus entrenamientos. En espera queda la respuesta del Green Lantern, Linda alberga la esperanza de que acceda a su propuesta, pero siempre cabe la posibilidad de que se niegue a su petición.


Pero ese no es el único miedo que flota en el ambiente. Puesto que Linda tiene también miedo. Miedo a acabar perdiendo a Lana Lang, el gran amor de su vida.

Esa misma noche, antes de tumbarse en la cama y poder descansar, Linda consultó su teléfono móvil. No le sorprendió encontrárselo lleno de llamadas perdidas de Lana y de una serie de mensajes de texto. En ellos, su novia le decía a Linda que estaba preocupada por el hecho de que iniciar una relación entre ellas de pareja les haya costado la amistad de Pete. Eso al menos era lo que decía el primer sms. Viendo que pasaban las horas y que Lana no había obtenido respuesta, el carácter fuerte de la chica había hecho acto de presencia endureciendo el tono de los siguientes, preguntándole si le ocurría algo por no contestar o si es que pasaba de ella, dándole igual su sufrimiento.

Lana se sentía ignorada por la chica que amaba en un momento de preocupación, y eso había provocado dos pesares. El primero de ellos el de la propia Lana al sentir que Linda le hacia el vacio y tenía otras cosas mejores que hacer antes que preocuparse por su pareja y contestarle; intentando limar el dolor que padecía por la pérdida del que otrora fuese su mejor amigo.

El segundo el de Linda, que se había percatado que mientras estaba fuera, viviendo una de sus aventuras, había descuidado a Lana, a su amor, en una situación en la que necesitaba su apoyo.

El enfado de Pete y el rechazo que este había hecho a la situación sentimental de Linda y Lana, les había afectado a ambas, dada la amistad que las dos habían compartido siempre con su risueño amigo.

Pero la diferencia es que mientras Lana permanecía en su cuarto lamentando la pérdida de su amigo, Linda se había marchado a vivir una aventura, distrayéndose de ese dolor y manteniéndolo en un segundo e incluso tercer plano. Eso no quiere decir que no padeciese por el distanciamiento que había acontecido, sino que ella se encontraba ocupada intentando salvar a inocentes y se veía obligada a apartar temporalmente sus preocupaciones concernientes a su vida civil.

Lo que también le atormentaba era el hacer provocar en su pareja un sentimiento de soledad. Aún peor, no había podido ayudar a Lana, compartiendo con ella su dolor y pudiendo consolarla. Incluso había aumentado los pesares de la chica, ya que le había demostrado que no se podía contar ni confiar en ella.


Linda había provocado dolor y pesar a aquellos que le importaban. A sus padres, por ser sincero con ellos y hacerles saber que está corriendo peligros. A su pareja, por no ser sincera con ella y no hacerle saber esa parte de su vida.

No podía siquiera arrepentirse, pedir perdón y prometer que nunca jamás lo haría. No, no podía. Eso sería una gran mentira, puesto que Linda, pese a todo el dolor causante, lo volvería hacer una y otra vez.

Sin duda, volverá a ocurrir. Los Kent volverán a preocuparse y todo porque ella se ponga su uniforme de cadete y corra peligros que pueden acabar resultando el más trágico de los finales.

No volverá a estar disponible para Lana cuando está la necesite y la chica creerá falsamente que no le importa. Mientras su corazón late por y para ella. Independientemente de lo que Lana pueda llegar a creer.


Todo eso volverá a pasar. Y Linda lo sabe. Por eso duerme y descansa inquieta en su lecho. No puedo dormir en paz, porque es conocedora de que ha provocado con sus actos y omisiones sufrimiento. Es inevitable que vuelva a ocurrir. Ella nunca dejará de ayudar a aquellas personas que precisen de su ayuda.

Por eso, incluso mientras Linda Kent duerme, es consciente de que ser Supergirl le acarrea una serie de preocupaciones y de problemas que atañan a su vida privada. Pero ella sacrificaría gustosa todo rastro de felicidad si ello conllevase el poder salvar a todo el mundo. Siempre antepondrá el bienestar y la seguridad de la humanidad, incluso por encima de cosas que antaño se le antojaron las más sagradas del mundo: sus seres queridos.



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