Heroes de Alquiler nº05

Título: World Tour (I)
Autor: Raul Montesdeoca
Portada: Daniel Medina
Publicado en: Febrero 2014

Comienza "World Tour", una aventura que llevará a los protagonistas alrededor del globo y que estará plagada de acción y de invitados especiales. Decididos a acabar con la producción de armas de H.Y.D.R.A., los HDA inician su periplo en Canadá.
Si necesitas un héroe, y puedes pagarlos, llámalos. Por un precio justo, solucionarán tus problemas e impartirán justicia
Creado por Chris Claremont y John Byrne

Oficina de Nightwing Restorations

En la sala de reuniones se hallaban alrededor de la mesa Misty Knight, Colleen Wing, Daniel Rand más conocido como Puño de Hierro y Luke Cage. Ellos eran la columna vertebral de Héroes de Alquiler.

-Económicamente la cosa va bastante bien. Acabamos de recibir un jugoso cheque del gobierno de Symkaria por la captura de Madame Hydra y la desmantelación de su base en Nueva York.

-Ya casi ni recordaba que todo ese lío comenzó por encargo de Marta Plateada. -comentó Luke Cage un tanto apático (1)

Daniel Rand se puso en pie y se quedó mirando hacia la ventana.

-No siento que nos hayamos ganado ese dinero. Hemos estado la mayor parte del tiempo controlados mentalmente y haciendo de matones de Hydra. Si no hubiera sido por la aparición de los Campeones y El Halcón, quizás seguiríamos bajo el dominio de la Corona Serpiente.

Las dos mujeres se le quedaron mirando. Había mucha verdad en las palabras de Daniel Rand.

-Los Campeones llegaron porque Tigre Blanco fue en su búsqueda. De una manera o de otra, nos las apañamos para que alguno de nosotros se mantuviera fuera de la influencia de ese objeto del demonio y prevalecimos. -trató de animar la situación Colleen Wing

-Sí. Y también hicimos el trabajo sucio a Hydra eliminando a la competencia por ellos. -recordó Luke Cage

-¿Lo dices por el ataque a la guarida de Cabeza de Martillo? -preguntó incrédula Misty Knight- Vamos, sabes que tarde o temprano nos las habríamos visto con él. Es uno de los grandes capos de Maggia.

-Lo sé, lo sé. Es solo que las cosas no están saliendo como las teníamos planeadas. Quería que esta vez los Héroes de Alquiler pudieran marcar una diferencia. Que pudiéramos ayudar a la gente de una manera más directa. -se quejó Cage

Puño de Hierro se giró, quedando de frente a sus amigos.

-Luke tiene razón. Esto no está funcionando. Por muy bien que vaya nuestra economía, no es para eso para lo que reunimos de nuevo al equipo. Nuestra ayuda no llega a la gente.

-Eso es injusto. Impedimos que las armas de Hydra llegaran a las calles, y de paso le zurramos la badana a uno de los peores criminales de la ciudad. -protestó Colleen

-Es cierto. Pero… ¿en qué ha cambiado eso la situación de la gente del barrio? Desde el caos que hubo en el Crepúsculo de los dioses, muchos perdieron sus hogares. Mientras en otros lugares de la ciudad ya se ha completado la reconstrucción de las zonas afectadas, en Harlem apenas se ha comenzado. Hay mucha gente sin hogar, sin trabajo y sin esperanza vagando por las calles. Tenemos que hacer algo por ellos. -explicó Luke

Todos quedaron en silencio meditando sobre lo que acababa de decir su compañero de equipo. La situación era tal y como él la describía. Tanto el ayuntamiento como las administraciones del Estado y la central se echaban la pelota unos a otros, mientras esgrimían la falta de presupuesto como excusa para el retraso en el comienzo de las urgentes obras de mejora y acondicionamiento que necesitaba el vecindario.

-¿Y qué podemos hacer al respecto? -preguntó la pragmática Misty Knight

-No lo sé -reconoció Luke-. Siempre he sido más del tipo que patea a los malos pero creo que eso ya no es suficiente.

-¡Jajajaja! Eso debe ser que te haces viejos, compañero. -rió Danny Rand

La fresca risa de Puño de Hierro mejoró el deprimente ambiente de la sala de reuniones.

-Podríamos preguntarle a Sam Wilson. Está de vuelta en la ciudad y él fue asistente social, seguro que debe tener buenas ideas de cómo podríamos ayudar a la gente. -propuso Colleen Wing

Misty, Daniel y Luke coincidieron con Colleen. Si había alguien que podía ayudarles en esa tarea, ese era El Halcón. Seguía siendo un símbolo de esperanza y justicia en las calles de Harlem, a pesar del tiempo que llevaba fuera de la ciudad.


Cafetería de la pista de patinaje del Rockefeller Center

Felicia Hardy, alias la Gata Negra, atrajo todas las miradas de los hombres del local hacia su escotado vestido negro que marcaba sus formas de mujer. Incluso en ropa de calle era imposible para ella pasar desapercibida, y eso era algo que le encantaba. Divisó a la persona con la que había venido a reunirse y se dirigió hasta la mesa que ocupaba la mujer.

-Miss Sablinova, es un placer.

-Lo mismo digo, pero prefiero que me llame Marta Plateada si no le importa.

-Ningún problema. -dijo Felicia

Un camarero se acercó a la mesa y se quedó un tanto sorprendido al ver a las dos mujeres de pelo blanco. Ambas eran muy atractivas, cada una en su propio estilo. Finalmente preguntó a Marta Plateada.

-¿Va a tomar algo su hermana?

-Que no le engañe el color del pelo. No somos familia. -recalcó Marta Plateada.

-Un té negro estará más que bien. -dijo Gata Negra divertida por la confusión

El camarero volvió a sus quehaceres prometiéndose a sí mismo que no volvería a meterse en la vida de sus clientes.

-Aquí estamos, Miss Hardy. ¿Para qué quería verme?

-Al grano y sin perder tiempo en prolegómenos, ya veo. -se hizo de rogar Gata Negra

-Mi tiempo es muy valioso. Así que espero que no me haga desperdiciarlo. Le advierto que no me encuentro del mejor humor. Deje los jueguecitos y dígame qué quiere de mí.

Efectivamente Marta Plateada estaba hosca y tremendamente tensa. Felicia decidió que era mejor no preguntar el porqué y fue directamente a lo que le había llevado allí.

-Durante el asalto a la base de Hydra en la ciudad me hice con gran cantidad de información de sus ordenadores. Creo que hay cosas que podrían interesarle.

-Los Héroes de Alquiler ya recibieron su paga por ese trabajo.

-Sí, lo hicimos. Pero hay mucho más de lo que pensábamos. Tengo algo que podría llevarnos hasta la fuente, la fábrica de armas de Hydra.

Por primera vez durante el encuentro, la cara de mármol que lucía Marta Plateada desapareció para dar paso a una expresión de interés en Gata Negra. Frustrar el envío de armas a Nueva York había estado bien, pero acabar con la fábrica sería un duro golpe a los ingresos de Hydra. Estaba segura de que esos malditos nazis eran los que habían vendido las armas a Rastreador. Había jurado no descansar hasta vengar las muertes de tantos aliados y amigos que había causado aquel asesino. Y cabía la posibilidad de que tuviera una pista que les condujera hasta ellos.

-¿Qué es lo que buscas, Gata Negra? ¿Más dinero? -preguntó Marta Plateada, desconfiada de las intenciones de la antigua ladrona

-No, lo que recibimos fue más que suficiente y este tipo de extras vienen incluidos. Estoy segura de que los Héroes de Alquiler querrán terminar este trabajo sin coste añadido alguno.

-Curiosa manera de hacer negocios. -comentó la mercenaria

-Esto no son negocios. Esos tipejos controlaron nuestra mente y nos usaron como matones. Estamos deseando devolverles el favor. -explicó Gata Negra

-Eso me vale. Estoy dentro. Vamos a por los nazis y les vamos a dar donde más les duele. En el bolsillo.

-Había oído que estabas contratada en exclusiva para Spector y su grupo de caballeros andantes.

-Ya no. Ni siquiera estoy segura de que el grupo siga existiendo después del derrumbe de nuestro cuartel general en la Torre Spector y de… las cosas que pasaron.

A Felicia Hardy le quedó totalmente claro que Marta Plateada no quería hablar de dichas cosas. Por mucho que intentara disimularlo, podía ver el dolor reflejado en sus ojos.


Edificio abandonado del Wall Mart, Harlem

-Está mucho peor de lo que me imaginaba. -dijo El Halcón mientras miraba el ruinoso local

Tigre Blanco no dijo nada. No hacía falta ni había nada que pudiera añadir. El lugar era un desastre total, a juego con los alrededores. Más parecía un paisaje típico de una zona de conflicto que de un barrio en el corazón de la Gran Manzana. La ciudad que encandila al mundo con sus focos también tiene sus zonas de sombra.

No habían dejado nada. La propiedad había sido saqueada y tan solo quedaban las paredes y las columnas que sujetaban la edificación.

-Habrá que trabajar duro pero este sitio valdrá. Antes la gente veía aquí a por alimentos. Conseguiremos que vuelvan a por comida para su cuerpo y para su alma.

Héctor Ayala, el hombre bajo la máscara de Tigre Blanco, no llegaba a entender por completo el significado de aquellas palabras. Ni mucho menos sabía cuáles eran las intenciones de El Halcón ni para qué le había hecho venir.

-Vamos a levantar aquí un comedor social y un economato para los residentes del barrio. Antes de ocuparnos de necesidades más elevadas, tenemos que asegurarles su sustento. Necesitaremos manos que nos ayuden y tú eres un símbolo en la zona hispana de Harlem. Estoy seguro de que si tú hablaras con algunos de ellos y les convencieras de ayudarnos, muchos más se nos unirían. Esto ha de ser un trabajo entre todos.

Incluso debajo de la máscara de Tigre Blanco podía notarse la expresión de sorpresa en el rostro de Héctor Ayala. Definitivamente no era lo que se esperaba. Desde su regreso a Nueva York había vivido prácticamente como un ermitaño, evitando el contacto con otros seres humanos. No quería volver a tener vínculos con los que pudieran dañarle. Ya había perdido a sus padres y a su hermana. Había padecido dolor para suficientes vidas y no quería volver a pasar por aquel infierno. Con toda seguridad esa es la razón por la que huyó de Holly y dejó la costa oeste para regresar a Nueva York. Y ahora El Halcón le estaba pidiendo justo lo contrario, que hablase con la gente y que forjase nuevos nexos con su comunidad.

-Me temo que pierdes el tiempo. No soy el hombre adecuado para eso. -se justificó Tigre Blanco, rompiendo su silencio

-Al contrario, creo que no hay nadie mejor. Si me apuras, te diría que necesitas desesperadamente hacerlo.

Hector Ayala dio un respingo involuntario y casi imperceptible. ¿Qué había querido decir con eso El Halcón? De pronto se dio cuenta de que su mirada le incomodaba, como si pudiese ver en su interior. Se había esforzado en ser solo el héroe. Raras veces se desprendía de la máscara, en un absurdo intento de mantener escondido a Héctor Ayala. Había decidido ser el Tigre Blanco porque era lo único que le quedaba y ahora Sam Wilson le pedía que volviera su mundo del revés. No era tan sencillo.

-No debes tener miedo a vivir. El dolor forma parte de la vida. Si renuncias a ella, evitarás el dolor. Pero también te perderás todo lo bueno y maravilloso que el mundo puede ofrecerte. Y entonces será como si ya estuvieras muerto.

Tigre Blanco no conocía en profundidad al Halcón. Por supuesto que sabía de su reputación. Era una leyenda en el Harlem negro, había ayudado a infinidad de personas sin hacer distinción. Muchos en el Harlem hispano también debían parte de la poca prosperidad que tenían al asistente social Sam Wilson o a su alter ego heroico El Halcón. Ellos dos habían coincidido en algunas ocasiones, aunque no eran ni mucho menos amigos íntimos. Aún así, Héctor creía que el hombre que tenía ante sí era un Halcón distinto al que recordaba de los viejos tiempos. No es que fuera un clon, ni un robot ni nada de ese estilo. Estaba seguro que se trataba del viejo Sam Wilson, pero había algo nuevo en él. Más maduro, más sabio.

-Veré qué es lo que puedo hacer. -concedió finalmente Tigre Blanco

Las desvencijadas puertas del desierto local se abrieron y vieron las familiares siluetas de Misty, Colleen, Luke Cage y Puño de Hierro.

-Hola muchachos, os estábamos buscando. -saludó Luke Cage

-Pues parece que ya no has encontrado. -invitó jovial El Halcón a los recién llegados a que pasaran

-Queríamos agradecerte tu ayuda con lo de Hydra. Es muy probable que sin tí no lo habríamos logrado. -dijo Puño de Hierro haciendo una reverencia

-Ni lo menciones. -quitó El Halcón importancia al asunto

Luke Cage se adelantó ofreciendo su mano a Sam Wilson, quien devolvió el saludo con firmeza y fraternidad.

-Es un placer volver a tenerte por el barrio. Ya ves que las cosas no van muy bien por aquí. Nos hace falta mucha gente como tú en estos momentos.

-Sí, hay mucho por hacer. El paisaje es desolador. -estuvo de acuerdo Sam Wilson

Tigre Blanco tomó la palabra, cosa que no hacía con mucha frecuencia, dirigiéndose a sus compañeros de equipo.

-El Halcón quiere montar aquí un comedor social y un economato para ayudar a la gente del Harlem.

Los cuatro se miraron entre sí, compartiendo sonrisas cómplices.

-Es una casualidad cósmica. Hace poco menos de una hora hablábamos de cómo podríamos ayudar a la comunidad y veníamos a pedirle consejo a Sam. -sonrió Colleen Wing divertida

-Las casualidades no existen, señorita Wing. -dijo misterioso El Halcón

Colleen se quedó dubitativa unos segundos. Enseguida reaccionó y dijo.

-Si vamos a ser socios, puedes llamarme Colleen.

Ahora era El Halcón quién estaba perplejo.

-¿Socios? No entiendo.

Misty Knight se adelantó.

-Sam, acabas de encontrar a tus socios capitalistas. Héroes de Alquiler financiará tu comedor social.

El Halcón seguía estupefacto y sin saber que decir. Una sombra de duda arrugó su frente.

-Si esto es para que me una a Héroes de Alquiler, no estoy interesado. Nunca ha sido mi estilo. Aunque agradezco vuestra generosa ayuda, eso no comprará mi ingreso en el grupo. -advirtió

-Tranquilo hombretón, nuestra ayuda es desinteresada, aunque no negaré que nos vendría de perlas alguien como tú. -comentó Luke Cage

En el teléfono móvil de Misty comenzó a sonar la melodía del tema principal del musical Cats.

-Es Felicia. -explicó y se retiró a un discreto segundo plano

El resto quedó hablando de planes de futuro. Darían puestos de trabajo para ayudar al acondicionamiento del lugar a algunos de los residentes y tenían intención de convertirlo en su base de acción en las calles. Como un torrente cada cual exponía sus ideas y analizaban entre ellos las posibilidades que el proyecto podía ofrecer. El Halcón observó satisfecho la ilusión y las ganas que tenían sus nuevos socios porque todo aquello saliera adelante. Quizás los Héroes de Alquiler empezaban a ser cada vez más héroes y menos de alquiler.

-Gata Negra viene para acá. Tiene novedades que contarnos. -dijo Colleen una vez finalizada su conversación telefónica, uniéndose nuevamente al resto

Apenas diez minutos más tarde, apareció la Gata Negra. La sorpresa fue verla acompañada de Marta Plateada.

-¿Tienes alguna reclamación, Marta Plateada? -preguntó Luke Cage, medio en broma medio en serio al verla llegar

-No, Mister Cage. Estoy satisfecha con los resultados. Pero según Gata Negra hemos encontrado un hilo del que si tiramos, quizás nos lleve hasta las entrañas de la bestia.

-¿Ah, sí? -preguntó Puño de Hierro mirando a Felicia a los ojos- Gata Negra no nos había contado nada

Ignorando el sarcasmo de su compañero, Gata Negra trató de explicarse.

-Entre la información que recuperé de los ordenadores de Hydra encontré la empresa pantalla que utilizan como distribuidor en Norteamérica. Y lo más importante, encontré el nombre del gerente y administrador. No había ni una sola referencia a la fábrica de origen. Los de Hydra son muy celosos de su intimidad, así que tan sólo trataban con una persona. Un tal Mr. Jacob Bones, que casualmente voló a Montreal poco después de que se produjera el asalto a la base de Hydra en Nueva York.

Misty Knight advirtió.

-Quebec queda un poco fuera de nuestra jurisdicción.

-No sabía que teníamos una jurisdicción en Héroes de Alquiler. -dijo Puño de Hierro

-Nightwing Restorations la tiene. Y gracias a eso solemos salir de apuros con la ley cuando nos metemos en líos. Pero eso no nos servirá de nada en Canadá.

El Halcón carraspeó para interrumpir la conversación.

-Como ya os dije, no estoy interesado en ser parte de los Héroes de Alquiler. No quiero parecer antipático, pero tengo mucho trabajo que hacer y estoy seguro de que tenéis un lugar mejor para discutir vuestros asuntos.

Puño de Hierro se disponía a disculparse cuando Marta Plateada tomó la palabra.

-¿Y si le dijera que Mr. Bones es uno de los alias que usa Calavera? ¿Le haría eso cambiar de opinión? -preguntó la symkariana

No tuvo que pensarlo mucho. Sí que cambiaban las cosas. Si Calavera estaba de por medio, el Cráneo Rojo no podía estar muy lejos. Solo recordar el nombre del criminal de guerra nazi le erizaba el vello de la piel. Había sufrido torturas de sus manos en más de una ocasión y se había enfrentado a él muchas veces junto al Capitán América. Sabía que era un ser diabólico que no se detenía ante nada ni nadie con tal de conseguir sus siempre egoístas objetivos. Debía ser detenido a toda costa, el mundo era un lugar más seguro cuando el Cráneo Rojo estaba a buen recaudo.

-Necesitaré unas horas para dejar esto en buenas manos. Contad conmigo.

-Bienvenido al equipo. -dijo Luke Cage

-No estoy en el equipo. Tan solo quiero atrapar a Cráneo Rojo. -dejó claro El Halcón

-Claro, claro. -bromeó Cage palmeando la espalda del Halcón

-¿Cómo vamos a llegar a Quebec? -preguntó Colleen Wing

-Deberíamos tener nuestra propia versión del Quinjet de los Vengadores. -comentó Misty Knight

-No creo que funcionase. ¿El Jet de Alquiler? Es un nombre horrible. -bromeó Puño de Hierro

-Yo puedo encargarme del transporte. -sentenció Marta Plateada.


Terminal de vuelos privados. Aeropuerto de La Guardia, Nueva York

Marta Plateada abrió los pesados cerrojos del hangar privado del que disponía la embajada de Symkaria en el aeropuerto y pidió a Tigre Blanco que le ayudase a mover la gran puerta de corredera. La vista de una impresionante aeronave plateada dejó al grupo enmudecido por unos instantes.

-El tono me encanta pero creo que llevas tu gusto por el color plata al extremo. -observó divertida Colleen Wing

-En este caso en particular no se debe solo a mis gustos estéticos. El material que recubre el fuselaje recibe la luz y proyecta una imagen idéntica en el lado opuesto de la nave. -aclaró Marta Plateada.

-¡Un avión invisible! -exclamó asombrado El Halcón

Marta Plateada asintió.

La portezuela lateral del aparato se abrió y pudieron acceder al interior para seguir asombrándose.

-Es increíble. ¿Tecnología wakandiana? -preguntó Misty Knight con sus negros ojos como platos.

Un nuevo asentimiento de Marta Plateada confirmó la suposición de la ex-policía y detective.

-Suponía que estaba prohibido el acceso a este tipo de maravillas técnicas a todos los extranjeros. Y sin ánimo de ofender, no pareces nativa de Wakanda. -comentó Luke Cage

-Es cierto. Es un honor que se otorga a muy pocas personas fuera del país. -fue la única respuesta de Marta antes de sentarse en el asiento

A poco del silencioso despegue fue Puño de Hierro quién comentó.

-Montreal no es precisamente un sitio pequeño. Va a ser complicado localizar a una sola persona en una ciudad tan grande. Sobre todo cuando esa persona no desea ser encontrada.

-Calavera habrá tenido que contactar con alguien para entrar en Canadá y para poder moverse dentro del país. Lo más probable es que haya sido con miembros del FNQ, terroristas antisistema que abogan por la independencia de Quebec. -explicó Silver

-¿Hydra y el FNQ? Que mezcla de ideologías tan extrañas. -observó El Halcón desde su asiento

-La política hace extraños compañeros de cama. Aunque de ideologías opuestas, ambas organizaciones creen en la lucha violenta y eso los convierte en socios de negocios. Además, Calavera hizo buenas migas con los secesionistas quebequenses cuando era el segundo al mando de Albert Malik.

-¿El Cráneo Rojo comunista?

-El mismo. -confirmó Marta Plateada

-¿Tienes algún contacto en el FNQ? -preguntó Misty Knight a la piloto

-No. Pero conozco a alguien que sí los tiene. Nos reuniremos con él en Montreal.


Embajada de Symkaria. Montreal, Canadá.

La oficina estaba decorada de manera sobria pero elegante. Sentada en uno de los cómodos sillones de la amplia estancia se encontraba. Marta Plateada. Alguien llamó a la puerta y un soldado con el uniforme del ejército de Symkaria anunció la llegada del señor Racine. Marta Plateada dio instrucciones para que le hicieran pasar.

Un hombre de buena estatura, ojos azules y pelo castaño penetró en la habitación.

-Bon jour, mademoiselle Sablinova. -dijo el hombre con un marcado acento francés

-Bon jour, monsieur Racine. Hacía ya algún tiempo que no nos veíamos.

-Desde que te uniste a ese grupo de vigilantes del Caballero Luna, si no recuerdo mal.

-Tú has tenido también tu parte de aventuras por lo que he podido oír.

Alain Racine frunció el ceño recordando lo que Marta denominaba sus aventuras. No habían salido bien. De hecho había terminado muy mal. Llegó a ser el líder de un equipo de superhéroes europeos llamados los Campeones del Viejo Mundo, bajo su identidad de Peregrine. Pero una misión fallida acabó con su reputación y con la vida de uno de los miembros del equipo. Alejandro Montoya, alias El Águila. (2)

-Esa época de mi vida ya quedó atrás. -dijo mal encarado Alain Racine

-Necesito tu ayuda una vez más, Alain. No hay nadie más en quien pueda confiar.

El francés la miró con ojos entrecerrados antes de continuar la conversación.

-Si me hubieras dicho eso antes, los dos nos habríamos ahorrado este viaje a Montreal. No puedo comprometerme con nada hasta que consiga aclarar lo que ocurrió en mi última misión con los Campeones del Viejo Mundo.

-Oí la historia. Perdiste a un hombre, ¿no es así? Yo he perdido a muchos. ¿Recuerdas a Carl Striklan? ¿A Amy Chen? ¿Y a Doug Powell? Los enterré hace pocas semanas.

-¿El Grupo Salvaje al completo? No puedo creerlo. ¿Quién ha sido?

-Alguien llamado Rastreador. Y sospecho que el armamento que usa puede haberle sido suministrado por Hydra. Por eso necesito encontrar a su contacto con la organización, Calavera. El podría guiarnos hasta la fábrica, sería un golpe letal para la economía de los terroristas y quizás podría hallar alguna pista del paradero de ese bastardo asesino.

-Está bien, te echaré una mano por tus hombres. Te lo debo.

Y tras una pequeña pausa añadió.

-Nuevamente a por el Cráneo Rojo tú y yo solos, como en los viejos tiempos. -sonrió por primera vez el francés

-Yo no diría exactamente solos. Me he traído algo de apoyo. No nos vendrá mal un poco de ayuda si vamos a por un peso pesado como el Cráneo.

-¿De quiénes estamos hablando exactamente? -preguntó Racine intrigado

-Lo mejor será que vengas y les conozcas. -invitó Marta Plateada a su antiguo asociado para que la siguiera

Atravesaron un largo pasillo y entraron a una sala de reuniones en la que esperaban los Héroes de Alquiler y El Halcón.

-Mon dieu, cuando dijistes algo de ayuda no me esperaba esto ni mucho menos. -dijo sorprendido Racine

Tras las correspondientes presentaciones y saludos. Luke, Colleen, Puño de Hierro y Misty formaron un corrillo junto a Alain Racine.

-Lamento mucho lo de Alejandro. Creí verte en su funeral en Madrid pero cuando traté de hablar contigo ya habías desaparecido. -dijo Luke Cage

-Gracias. No era conveniente dejarme ver en aquellas circunstancias. Menos aún siendo yo el responsable del fiasco que lo ocasionó todo. -se excusó el francés

-Fue un bonito detalle que aparecieras para dar el último saludo a Alejandro. Era como un hermano para nosotros cuatro. Llegó a ser todo un símbolo en el Harlem hispano, una especie de Zorro que ayudaba a los más débiles y a los desamparados.

Alain racine agachó su cabeza y con gesto sombrío les dijo.

-El motivo de mi presencia en Madrid no era despedirme de El Águila. Su cuerpo ni siquiera estaba en el ataúd, nunca se recuperó. Quería saber quiénes asistirían a su funeral.

Colleen Wing no podía creerse lo que estaba oyendo.

-¿Nos estás diciendo que Alejandro sigue desaparecido? ¿Por qué no se ha recuperado el cadáver?

-Eso es lo que trato de averiguar. En Euromind nadie suelta prenda, se aferran a motivos de seguridad. Hay algo muy extraño detrás de todo eso y no voy a parar hasta que averigüe de qué se trata. -respondió Alain

-¿Qué es lo que sucedió realmente en Groenlandia? -preguntó Puño de Hierro con cara seria

-Encontramos una base del Amo del Mundo. Alejandro dio su vida protegiendo la huída del resto del grupo cuando nos vimos superados.

Luke Cage y Puño de Hierro intercambiaron una mirada. Los dos sabían de sobra lo retorcido que podía ser el Amo del Mundo, con él nunca nada era lo que parecía.

-Es increíble que no mandaran a nadie más para traer el cuerpo de Alejandro. Encuentran una base de una de las mayores mentes criminales del planeta y ni siquiera se molestan en mandar una segunda fuerza para intentar neutralizarlo. Algo huele a podrido en Europa. -apostilló Cage

-No es a mí a quién tienes que convencer. Me llamaron paranoico por ver conspiraciones donde las habían, me acusaron de aferrarme al fantasma de Alejandro y dijeron que tenía que dejarle morir. Por si eso fuera poco, hundieron mi reputación y mi prestigio. Me lo robaron todo. Me usaron y cuando ya no les fui útil, me desecharon como a un trozo de papel viejo y usado.

Saltaba a la vista que las palabras de Racine sabían a bilis y resentimiento.

-Puedes contar con nosotros para lo que necesites. El Águila era también parte de nuestra familia y haremos todo lo que esté en nuestra mano por recuperarlo. -dijo Misty apoyando su mano en el hombro de Alain.

-Muchas gracias. ¿Y ahora en qué puedo ayudaros yo? -preguntó el francés a todos los presentes, cambiando de tema para disimular la emoción que se reflejaba en sus ojos vidriosos

-Creo que Calavera debe estar usando la red clandestina del FNQ, es probable que se refugie en uno de sus pisos francos. -expuso Silver Sable

Alain Racine no dijo nada, se quedó pensativo.

-No nos interesa lo que se tengan entre manos los de FNQ. Solo queremos hacerle unas cuantas preguntas a Calavera. -insistió la mercenaria Symkariana, tratando de convencer a su viejo socio

-Hace años que no tengo contactos con los secesionistas de Quebec. Desde que estaba en la inteligencia francesa, antes de hacerme freelance. En aquellos tiempos solían reunirse en un bar del bulevar Rosemont llamado La Petit Patrie. -accedió por fin Racine

-Espléndido. Parece un lugar perfecto para empezar a buscar. Pongámonos en marcha. -dijo El Halcón

Continuará...


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Referencias:
1 .- Sucede en HDA nº 1
2 .- El Águila, antiguo conocido de Luke y Puño de Hierro, se unió a un grupo de superhéroes patrocinado por la Unión Europea y fue dado por muerto en su primera misión. Le Peregrine era el líder de campo en ese momento.

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